La guerra bonaerense no sucederá

julio 31, 2015

Colorados en Lujan 2

Supongo que varios se darán cuenta que el título de este posteo está tomado de una pieza teatral «La guerra de Troya no sucederá«. Y que muestra un poco de cobardía, porque todavía cruzo los dedos, por si la cosa se pudre.

Como saben los viejos lectores, yo soy uno de los que prefería que la candidatura presidencial del Frente para la Victoria se resolviera en las PASO. Creía, y creo, que Scioli hubiera ganado con cierta comodidad, pero el dato fundamental era que, en mi opinión, la elección representaba un paso importante en la maduración del peronismo, de lo gregario y carismático hacia lo institucional y plomo.

Por acción, la Presidente, y por omisión, los gobernadores, decidieron otra cosa (Los intendentes, en particular los bonaerenses, hace rato que estaban en contra de que se resolviera en las primarias). Y comprendo el razonamiento: perder no es peronista, y unas elecciones reñidas – todas las nuestras lo son – comportaban un riesgo.

Debo reconocer que se está manejando mucho mejor de lo que podía esperarse, dada la heterogeneidad de la coalición oficialista y del mismo peronismo. Y dada nuestra historia en las transiciones. CFK – por toda la vocación de protagonismo que un líder popular necesariamente tiene – ha trabajado cuidadosamente para fortalecer la candidatura de DOS ante el cristinismo ferviente, y ante los que desconfiaban de él. Scioli, por su lado, no se deja llevar por el triunfalismo berreta de las encuestas superficiales, y está tratando de sumar todo lo sumable. Hasta Karina colabora en eso, por Dios!

Las chances de recuperar las tradiciones peronistas, y argentinas, de internas destructoras pasan, sobre todo, por la provincia de Buenos Aires. Ironías aparte, la situación tiene preocupada a la dirigencia más experimentada del peronismo. También a CFK, que quiso que Florencio Randazzo fuera el candidato único a la gobernación, y que, me dicen, le ha expresado en términos claros a los dos candidatos, Julián Domínguez y Aníbal Fernández, la necesidad de moderar la pelea.

El problema, claro, no nace de los dos candidatos a gobernador. Ninguno de los dos es una tímida violeta, pero ambos saben que están bajo los reflectores y, también, que cualquiera sea el resultado, el perdedor tiene futuro en la política argentina, salvo incendio autoprovocado. El peligro viene por lo mismo que hace valiosa a una interna como ésta: involucra a decenas de miles de activistas, unos cientos directamente y el resto a través de sus intendentes o dirigentes locales.

Muchos de ellos juegan sus perspectivas inmediatas y, más, sus emociones en esta interna. Además, claro, hay intereses legítimos y no tanto que serán afectados según sea el resultado. Esto vale para todos los partidos y frentes, por supuesto. Pasa que los peronistas son más, y uno de sus dos candidatos es el que tiene más chances, de lejos, para ser el futuro gobernador de Buenos Aires.

La buena noticia es que sólo faltan nueve días para la elección, y – toquemos madera – en cuanto a la violencia, esta campaña ha sido hasta ahora indistinguible de una en Suiza. Con bastante menos xenofobia que ahí, además. Habla bien de la capacidad de gobernar que podrían tener una provincia conflictiva, con una policía ídem, tanto Aníbal como Julián.

Ah, y para los adictos incurables, les dejo aquí la última encuesta (que conozco) de Ricardo Rouvier. Aunque las encuestas han quedado un poquito desvalorizadas como predicciones, y de todos modos las intenciones de voto en elecciones primarias son las más difíciles de encuestar, Rouvier está entre los serios en la profesión.

(cliquear encima para ampliar)

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Argentina e Irán: una historia sin final?

julio 31, 2015

iranComo este martes volví a mencionar en el blog el memorándum argentino-iraní sobre la investigación del atentado a la AMIA, esta vez a propósito del levantamiento de (otras) sanciones por la Unión Europea a, justamente, uno de los acusados por el asunto – esto fue antes que CFK tuiteara, pero estoy seguro que ella no me leyó – y el miércoles dije que el tema estaba dentro de lo que podemos llamar las RR.PP. Exteriores, la imagen argentina en el exterior, bueno, me siento obligado a actualizarlo.

Algo anticipa Página 12, pero, hasta que la Secretaría de Estado yanqui o su equivalente de la Unión Europea contesten la nota de la Cancillería argentina, lo que hay es lo que informa el Wall Street Journal, normalmente bien enterado de estos temas y nada amigo del kirchnerismo:

«Autoridades estadounidenses y de la U.E. confirmaron el jueves que las sanciones europeas al Sr. Vahidi se levantarían en 2023 bajo el acuerdo con Irán. Pero dijeron que esto no supone un perjuicio para el caso de Argentina contra el militar retirado o su voluntad de hacer cumplir la solicitud de Interpol de 2007 para la detención del Sr. Vahidi y otros cuatro funcionarios iraníes actuales y anteriores.

«La U.E. sigue apoyando a la Argentina en su afán por aclarar totalmente el ataque de 1994 y llevar a los responsables del ataque a la AMIA a la justicia», dijo un portavoz de Federica Mogherini, Alta Representante de la U.E. para Asuntos Exteriores y Seguridad, quien visitó Teherán esta semana.

Funcionarios estadounidenses dijeron que nada en el acuerdo afectaría a la solicitud de la Interpol. «Y seguimos instando a la comunidad internacional y las autoridades argentinas para hacer todo lo necesario para llevar a la justicia a los responsables de esa atrocidad (la bomba en la AMIA)», dijo John Kirby, portavoz del Departamento de Estado«.

Mi lectura es, entonces, que la ¿búsqueda? de los responsables – la necesidad de una historia oficial definitiva, como la llamé hace casi nueve años – sigue siendo un tema pendiente. Por supuesto, el contexto cambia. Y mucho, después de la firma del acuerdo entre Irán y las Potencias. Uno supone que la «pista iraní» ha perdido algunos – no todos – de sus impulsores, y la «pista siria» deberá esperar al desenlace de la guerra civil en ese país.

Pero, más allá de la investigación judicial – ¿el inminente juicio contra Menem y Galeano aportará datos? – el tema forma parte inescapable de la imagen argentina en el exterior. Nuestro gobierno deberá pensar cuidadosamente su manejo. Y dejar de lado voluntarismos y afanes de protagonismo. Sólo profesionalismo, por favor.


Alguien que se queda con Scioli

julio 30, 2015

scioli

Marcelo Padilla, mi amigo cuyano, en envía su columna Yo me quedo con Scioli. Estoy de acuerdo con su pensamiento, pero aclaro de entrada de quién es, y al mismo tiempo se las recomiendo a los compañeros de Konfluencia Popular, porque la comunicación digital le enseña a uno algo básico (Y no es arreglar primero el contrato, como dirían los malpensados. Este blog es gratuito): las audiencias están segmentadas. Ésto es para los militantes.

«La situación política nacional tiene dos mundos. Claramente delimitados, con las fronteras precisas, zonas donde se pagan peajes, policías diferentes, medios de comunicación en batalla cultural y política, periodistas de uno y otro bando. Playones para que estacionen sus coches, sus veleros. Puede que se mezclen entre los dirigentes, en algún cantri o zona residencial. Pero los mundos exceden en este caso a los dirigentes. Hemos llegado a un punto cristalino como una gota de un salar virgen. No hay intermedios, –no jodamos, todos juegan – los diarios y la tele deciden dónde apuntar y apuntalar. Crean escenarios para uno y para el otro. Son dos mundos metidos en un país. El mundo del proyecto nacional y popular con Scioli a la cabeza frente al mundo del proyecto neoliberal y antipopular con Macri de mascarón de proa. Veamos.

El mundo del proyecto nacional y popular es el mundo de las conquistas de los sectores populares, del restablecimiento de derechos. Pero también el que construyó a una nueva clase media antes desahuciada. Y también a empresarios y emprendedores antes en bancarrota. Es transversal. Atiende al de más abajo y le permite que gane mucha guita al de más arriba (¡las pelotas con el esfuerzo individual! acá te va bien si las condiciones te lo permiten) Este mundo es resistido por el otro. Y por sectores sociales que, desagradecidos, adoptan la típica actitud miserable del que crece un poco y no quiere que crezcan los de más abajo. El ciclo del capitalismo benefactor neo keynesiano de la periferia de los países centrales. Ya la vivimos. Clases medias que acceden al auto nuevo, a las vacaciones, a un PROCREAR, o a comprar una vivienda, tecnología, toma aviones, anda en taxi …y se queja en las colas de los supermercados o en las del banco.

La clase pendular que mira su ombligo cuando se da cuenta que lo tiene. La clase ombligo. Los negros de mierda resultan ahora su enemigo interno porque se los cruzan en shoppings o en las playas en verano y les dan miedo porque creen que potencialmente son todos chorros. Esto permite también el mundo del proyecto nacional y popular, que esa movilidad social lejos de ser una representación de la solidaridad termine en el racismo de clase. Los neofascismos culturales, los micronazismos sociales están instalados en las escuelas privadas y algunas públicas de “excelencia”. Lo permite no porque lo promueva sino por consecuencia ideológica a partir del mejoramiento material de las condiciones de vida de aquella clase media de los noventa empobrecida que hoy saca pecho y quiere la cabeza de todos. Una limitación del proyecto nacional y popular. Hay que decirlo. Tanto que hasta muchos sectores de las clases bajas también caen en “la trampa ideológica del ascenso”. ¿Cómo sostener un proyecto en base al consumo de bienes y al acceso a las tecnologías? No dicen “tomo y obligo”, toman y se la llevan y luego putean. La globalización del turismo ha hecho que muchos recorran Latinoamérica, se pongan un poncho y luego vengan y voten a Macri o a los radicales, que es lo mismo en estos tiempos. Es como si el propio proyecto nacional y popular hubiera construido a un monstruo, se hubiera embarazado de un alien. Por eso habría que revisar un poco. Hay que gobernar, eso es claro, y mejorar, pero algo falló. No puede ser que la clase media o una gran mayoría de ella se vea empujada a decidir sus vidas por el bolsillo y sus cuotas. No puede ser que el frikismo juvenil se trostkice porque Scioli sea el representante de esta hora.

¿Qué carajo quieren, me pregunto, ser diferentes con Del Caño o Altamira? Bien, pues sean diferentes. Ese ímpetu y caprichosismo de los jóvenes rebeldes. Yo los mandaría a formar parte de una milicia popular para que aprendan a usar armas y escuchen discursos de Milagros Sala todo el día. Perdón, esto es Mendoza, Argentina. For export. Me saqué. Pero esto es también un producto de aquello. Está lleno de colectivos en defensa de microorganismos. Es la expresión de la diversidad, dicen. La diversidad que después, a la hora de los bifes, vota a la Unión Democrática, o a los pibes troskos que se creen que la revolución es mostrar las tetas en las calles. Los troskos necesitan que gane Macri, porque el millonario vago de Mauricio les garantiza mayor conflictividad. Ahí es donde los troskos comen. En fin. Los jóvenes. Les da vergüenza Scioli. Se creen europeos. La misma de siempre.

El mundo del proyecto nacional se pone en juego en pocos meses. Por supuesto, dejan mucho que desear dirigentes peronistas y también kirchneristas por adopción. Porque el peronismo adopta. Es un movimiento de adopción permanente y, como es generoso, adopta de todo: sanos, insanos, buena leche, mala leche, de izquierda, de derecha. Y por más que nos quejemos a todos nos protege, en mayor o menor medida y en distintos sentidos. Algunos con cargos y a otros con beneficios sociales. Corta. Pero algunos igual no dejan el carácter sectario que los trajo al mundo. El sectarismo ilustrado, la vanguardia, los intelectuales, los exquisitos. Este proyecto nacional y popular está llenos de exquisitos. Y de garcas. Pero es el proyecto que tenemos hoy, aquí, el que llegamos a ver. Y es nuestro y debemos mejorarlo, profundizarlo, discutirlo, y, claramente, votarlo.

Sí, Karina Rabolini vende perfumes y cremas. Sí, Scioli fue un motonauta que entró a la política de la mano de Menem. ¿Y qué, les da vergüenza? Vergüenza es discursear por izquierda y cobrar por derecha. Vergüenza da el mundo Macri. Que nació en cuna de oro y si saluda a un pobre le da escarlatina por hipocondríaco social. Porque Macri no va a cambiar, pero sí ha hecho cambiar a los radicales y los ha metido en la trampa de creer que a través de él van a resurgir como radicales. Los radicales ya se murieron hace rato, al menos los de ley. Sanz es Macri por asco al peronismo. Y así. Susana Balbo, Cobos, la Carrió. Variantes del mazo de cartas del poder. Se cagan en los derechos sociales y en los derechos humanos. Se cagan en la ley de medios, en las conquistas populares. Para ellos las conquistas populares representan “gastos”, y este gobierno nacional ha “gastado” mucho en los pobres. Al mundo del proyecto neoliberal le parece mejor que de los pobres se ocupen las fundaciones privadas de los empresarios. Eva, las sacó cagando cuando las viejas emperifolladas “ayudaban” sus culpas. Por eso la odiaron. Porque ese rol es del Estado y es inversión y no gasto.

La letra al mundo Macri la ponen los poderes concentrados nacionales e internacionales. Y los radicales, para diferenciarse un poquito, se hacen los chilenos, babean con el modelo chileno porque “allá si hay calidad institucional”. ¡¡Qué gesto chileno el de Cornejo invitar al gobernador a tomar un desayuno!! Eso es verso. Puro verso y humo. Pero la sociedad decidirá. Y si quieren mierda comerán mierda. Al fin y al cabo, ya la conocen y parece que les gusta. Después van a tener que pechar el auto cuando se queden sin nafta. Mientras tanto el peronismo se las irá arreglando, porque tiene más vidas que veinte gatos juntos. Puros por aquí, puros por allá, la vida siempre será difícil. Yo me quedo con Scioli«.

Ahora quiero aclararles que lo de audiencias segmentadas no hay que interpretarlo básicamente en términos de peronistas, radicales, troskistas, oficialistas, opositores,… Eso existe, claro, pero es un «segmento». Otra audiencia, mayoritaria, son los que miran la política desde afuera. Con desdén, con temor, con indiferencia (otros tres «sub segmentos»). Y no les suena eso de los dos mundos, aunque sean, por supuesto, parte de uno de los dos. Si Scioli es el candidato presidencial del FpV, el motivo fundamental es que es el oficialista que mejor entendió como dirigirse a los del lado de afuera de la política. Esos votan, también.


Memos para Scioli: Relaciones Exteriores

julio 29, 2015

diplomacy

Este no es un planteo sectario, aunque uno es oficialista. Menciono a Scioli porque es el que va primero en las encuestas, a buena distancia del segundo. Y dicen que quiere «manejar directamente áreas sensibles como Economía y Relaciones Exteriores«. Sería una decisión sabia para cualquier Presidente, cómo no.

Por eso, propongo que empecemos a reflexionar en voz alta sobre estos temas. DOS, como los otros candidatos, tiene bastante para ocuparse con la campaña electoral. Y lo que se discute en los ámbitos politizados – aunque no se tomen ahí las decisiones – tiene mucho que ver con formar los «climas de opinión» que pesan al elegir estrategias.

Justo, el episodio del memórandum que firmaron pero no implementaron Irán y Argentina, que volví a comentar ayer en este posteo, sirve como un buen punto de partida discursivo. Está vinculado a muchas áreas sensibles: nuestras relaciones con los EE.UU., y con países hostiles a EE.UU.; el tema caliente del terrorismo internacional; su impacto sobre comunidades que forman parte de nuestro país… Además de 85 muertes de argentinos, que es poco en términos de los conflictos globales, pero no que no tenemos el derecho de olvidar.

Igual, ese memorándum, y el atentado a la AMIA que está en su origen, debemos mirarlo desde el conjunto de nuestra política exterior. Y no al revés.

Argentina debe tener claro cuáles son sus objetivos: los que puede alcanzar en un tiempo razonable; y los que no conseguirá en lo previsible, pero dónde puede acumular esfuerzos para mejorar su posición en el largo plazo. Es igualmente fundamental que comprenda los objetivos de los otros actores del sistema internacional. Eso le va a permitir hacer otro listado básico: los peligros probables, y los posibles con que se puede enfrentar, y las alianzas que podrá tejer.

Digo estas obviedades porque hace un par de días leí una propuesta increíblemente estúpida como brújula para la política exterior. Su autor, Andrés Cisneros, fue vicecanciller argentino y ocupó otros cargos de gran importancia en la década de los ´90. Y si bien estoy en profundo desacuerdo con la política que llevaron adelante Menem, su ministro Guido Di Tella y su asesor principal Carlos Escudé, a ninguno de los tres lo llamaría estúpido.

Dice Cisneros: «El problema reside en que ya nadie nos cree. Hemos pegado tantas piruetas que el mundo, prudentemente, primero observará cómo nos comportemos entre nosotros para recién después decidir su relación con Argentina. Seremos afuera lo que ellos vean que seamos adentro. Mirarán nuestra conducta interna, la vocación por dialogar, por cerrar acuerdos, la equidad social, las instituciones, la división de poderes, el respeto de los contratos y la palabra empeñada. Lo primero será la república«.

¿Alguien puede creer, a esta altura de la Historia, que la política internacional es una escuela primaria para niñas en los muy viejos tiempos, donde lo que se medía era la conducta, la prolijidad y la limpieza? Sí. Algunos de nuestros compatriotas lo creen, y otros hacen que lo creen. Lo que es parte de nuestro problema.

Lo más práctico que puede encargar un futuro Presidente es una lista de los objetivos y los temores principales de aproximadamente medio centenar de países. Los que la armen – que pueden ser de Cancillería o no, pero deben ser trabajadores, informados y no muy imaginativos ni brillantes – los seleccionarán entre los 190 y pico que existen por los siguientes factores, independientes entre sí: sus vínculos comerciales con Argentina, su Producto Bruto y población, la importancia de sus Fuerzas Armadas, y la cercanía geográfica con nuestro país. Más detalle necesitarán agregar, en el globo, para EE.UU., China, Alemania e Inglaterra; en la región, para Brasil y Chile. Pero no deben descuidar a ninguno: como advierte el geopolítico Pedro Navaja, la vida te da sorpresas.

También será muy conveniente tener otra lista con objetivos y temores de la Iglesia Católica, algunas iglesias evangélicas o conjuntos de ellas, los grandes bancos que son los nodos del sistema financiero global (el de los BRICS todavía no funciona en esa escala, pero debe estar: la posibilidad es muy importante), y las corporaciones internacionales cuyos patrimonios superen el Producto Bruto de Argentina (son muchas). Pero hay que tener presente que el «poder duro», a diferencia del «poder blando» lo ejercen, si lo hacen, a través de algunos de los Estados en la primera lista.

En cuanto al «mundo libre», los «países exitosos», «Occidente», «los pueblos», y otros arquetipos platónicos, debería delegarlos a algún filósofo prestigioso que esté en la nómina estatal. No estoy diciendo que no existan, ni que no son actores importantes en la Historia. Es que, como el mismo Platón reconocía, se expresan en este mundo imperfecto a través de sus representaciones. En este caso, nuevamente los Estados.

Ahora, también es clave que el Presidente tenga en cuenta que hay otro factor en las RR.EE.: las Relaciones Exteriores Públicas. Las destinadas a influir en la «opinión pública», es decir, la opinión de los sectores interesados en los temas internacionales de los países que nos importan a nosotros. Es un factor significativo, porque influye algo – salvo en temas de seguridad o de comercio muy importantes – en las decisiones de sus gobiernos. Justo, esa va a ser una parte importante de las funciones del Presidente que elijamos, además de lo que hagan, como rutina, las oficinas de la Cancillería.

Si quiero ser benévolo, puedo pensar que el artículo de Cisneros se refería a esta función: la de proyectar una determinada «imagen pública» de Argentina. Sólo que es una tontería pensar que – con nuestra historia, más todos esos autores que descubren escondites nazis en Villa Gesell – lograríamos convencer a un número grande en el exterior en menos de un siglo que somos un país previsible y de buena conducta. Además, no serviría de mucho: esos son los países a los que se les pasa por encima cuando es necesario.

Un debate interesante es, entonces, ver cuál es la imagen pública, la «marca política» supongo que diría mi distinguida colega en #BASAT, que Argentina podría y le convendría proyectar. Pero eso queda para un próximo posteo.


¡Otro memorándum con Irán!

julio 28, 2015

iran

Leemos en los medios internacionales: «La Unión Europea se ha comprometido, en virtud de los términos del acuerdo nuclear con Irán, para eliminar a un ex ministro de Defensa de Irán de su lista de sanciones. El Brigadier general retirado Ahmad Vahidi es requerido por la Interpol por su presunta participación en el atentado contra la sede de un centro comunitario judío en Buenos Aires en 1994 que mató a 85 personas, informó la Associated Press«.

El Wall Street Journal agrega algunos detalles: «El Sr. Vahidi era comandante de la unidad militar de élite en el extranjero de Irán, la Fuerza Qods, en el momento del atentado.

Un fiscal especial en Argentina eventualmente acusó al gobierno de Irán de ejecutar el ataque, utilizando agentes de la milicia libanesa y partido político, Hezbollah. Desde 2007, la Interpol ha reclamado la detención de cinco políticos y militares iraníes por su presunta participación en el atentado. Teherán ha negado reiteradamente cualquier implicación en el atentado en Argentina«.

Raúl Kollman, en Página 12, completa la información desde el punto de vista local: «Estados Unidos y Europa firmaron su propio memorándum con Irán y el gobierno de Irán está consiguiendo lo que buscaba como prioridad: el levantamiento de las sanciones. A esto se agrega ahora este alivio para Vahidi. La Argentina le pidió a Estados Unidos y sus aliados que las conversaciones nucleares incluyeran la entrega de los cinco funcionarios iraníes reclamados por AMIA. Sin embargo, Washington dijo que no, que se trataba de temas distintos y procedió a negociar con quienes tildaban de “nada confiables”, “auspiciantes del terorismo”, “fanáticos”, y otros calificativos similares«.

La Cancillería argentina presentará una nota de protesta preventiva. A la que, anticipo, no se le dará bola.

En el blog de Abel había evaluado en su momento el memorándum con Irán que firmó el gobierno argentino como «un exceso de protagonismo». En general, un país debe medir las relaciones internacionales en términos de poder. La «búsqueda de la verdad» no es una prioridad de las Potencias. (En un experimento anterior, El hijo de Reco, también había expresado escepticismo con las denuncias que Argentina hizo contra Irán en los foros internacionales: no había pruebas concretas).

Si vuelvo sobre este tema – rápidamente anticuado – es porque muestra que como dije, de esto hace muy poco tiempo, quienes compusieron la «denuncia de Nisman» con propósitos políticos internos tenían poca idea de la realidad internacional.


Cuando la Nueva Política envejeció

julio 28, 2015

duran-barba

El fenómeno de la instalación del PRO como partido mayoritario en la ciudad de Buenos Aires, y el de la candidatura presidencial de Mauricio Macri han provocado una inundación de análisis y debates (También en este blog, confieso. Hace pocos días volví sobre el asunto aquí y aquí, dos posteos que juntaron 148 comentarios, algunos sensatos).

Se me ocurre que tanto palabrerío es causado porque no se deja claro que se trata de dos cosas bien distintas, aunque vinculadas en su origen y en su proyecto de este año. Y deben ser entendidas por separado. Una es la construcción de un partido de Derecha moderno – ¿o sería mejor decir para los modernos de derecha? -, una fuerza política con la ideología (que no se reconoce a sí misma como ideología) y los códigos de las clases medias altas, globalizadas, de la C.A.B.A. y los distritos más ricos del Gran Buenos Aires. Muy distinta de los viejos conservadores, pero que, como ellos, sabe usar a los punteros en los barrios más pobres.

La candidatura del Mauricio debe verse, en cambio, como el intento de crear un rival con chances para enfrentar a la coalición oficialista hegemonizada por el peronismo. Un rol parecido al que llenaron recientemente Henrique Capriles en Venezuela o Aécio Neves en Brasil. No es necesario subrayar que para hacer un intento decoroso, por lo menos, debe sumar muchísimos votantes que no tienen nada que ver con el PRO.

En doce días sabremos si el intento funciona, o no. Pero creo que vale la pena fijarnos un poco más en el PRO  y en sus formas de hacer política – no sólo porque la jugada Macri está inevitablemente condicionada por ellas. También porque, aún si Macri fracasa ahora o en octubre y vuelve a Boca o se dedica a su familia, el PRO y el espacio social que ocupa van a seguir existiendo. Y contando, por cuatro años, con los recursos del 3er. presupuesto del país, el de la ciudad de Buenos Aires.

Sobre el espacio social que dio origen al PRO, el mejor análisis, en mi juicio, es la crítica de José Natanson que subió Panamá Revista sobre Mundo PRO, de Vommaro, Morresi y Bellotti. Sobre su idea de la política… a lo mejor bastaría con leer la charla que dio Jaime Durán Barba a un grupo de dirigentes del PRO en Pericles. Después de todo, es el autor del libreto original.

Pero las modificaciones tienen que ver con esta campaña. Así que quise acercarles este artículo de Luis Tonelli. No kirchnerista él, pero por eso mismo puede tener una visión más objetiva de donde fracasó la Nueva Política que el PRO traía.

«Mauricio Macri está en una encrucijada: o acepta que el modo en que quiso entender la política estaba equivocado o bien prefiere olvidarse de ganar, quedarse con su verdad y juzgar que todos los demás son los equivocados.

Para Macri y los suyos, el 2001 marcó un antes y un después en la política nacional, y en eso es imposible no estar de acuerdo (cosa muy diferente a estar de acuerdo en el modo en que la crisis ha impactado sobre la política). En la visión del todavía Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en la que está acompañado no solo de sus colaboradores más íntimos sino también de prominentes académicos, la crisis marcó el ascenso imparable de la demanda ciudadana por una Nueva Política. En esta perspectiva, el “que se vayan todos” jubiló tanto a la clase política como a sus prácticas y cualquier nostálgico que a ella se asociara sería castigado por la sociedad.

La Nueva Política tiene una fórmula sencillísima: todo se trata en ofrecer lo que la G.E.N.T.E. quiere. Que la Vieja Política siga sobreviviendo se trata simplemente de un problema de oferta. Una vez que la Nueva Política genera sus “productos”, entonces la Vieja Política queda desplazada de una vez y para siempre.

Obvio, no hay como un triunfo para validar una hipótesis política, y Mauricio Macri llegó al gobierno de la Ciudad repartiendo globos, pintándose de amarillo y siguiendo encuestas a pie juntillas. De todos modos, como ya sospechaba David Hume, correlación no es lo mismo que causalidad. El cielo de París se llena de cigüeñas en primavera, justo cuando se da la mayor tasa de natalidad en esa ciudad, y no por eso vamos a colegir que la hipótesis que a los chicos los trae la cigüeña queda demostrada!.

Uno podría presentar hipótesis alternativas, sin ninguna pretensión de verdad absoluta ni mucho menos, tal como que Macri se aprovechó de la crisis de los partidos políticos de la Ciudad de Buenos Aires y que fue beneficiario de algo tan viejo como el voto estratégico (artilugio que en el balotaje reciente se le volvió en contra como un boomerang). La cuestión es así: uno vota, dentro de los que tienen posibilidades de ganar, a quien más prefiere. Si no tiene posibilidades de ganar el candidato a quien se prefiere, entonces se vota a quien le puede ganar a quien menos se prefiere.

La crisis de los partidos en la Ciudad de Buenos Aires rompió la coordinación del voto estabilizada via partidos, y abrió con la pregunta “¿Y ahora a quien voto?», la caja de pandora de la multiplicación de las posibilidades electorales –cosa que no sucedió en la mayoría de las provincias, ni tampoco en el Conurbano Bonaerense.

Más que una nueva forma de representación, desde esta perspectiva el ascenso de las celebrities viene a resolver evolutivamente (o involutivamente, lo que sea) los problemas de coordinación que siempre se dan cuando votan millones de personas. Periodistas y marketineros de la política piensan al electorado como ese colectivo de individuos denominado G.E.N.T.E. que responde pavlovianamente a las pulsiones mediáticas publicitarias. Pero, dado que los “consumidores electores” también son personas y tienen una historia, están instalados en una determinada sociabilidad política que los hace cualquier cosa menos una tabula rasa. Al debilitarse los partidos políticos como coordinadores del voto, surgen los candidatos, pero estos no son insípidos, inoloros e incoloros, si no también tienen una historia que no puede borrar ni generar totalmente las técnicas de mercadotecnía.

Yendo a la elección Capital, no se trata solamente de que Martín Lousteau haya sido mejor candidato en términos publicitarios que Horacio Rodríguez Larreta. Si no, el candidato de ECO hubiera ganado y en la primera vuelta. Simplemente el PRO exuda un síndrome de elementos (que antes hubiéramos denominado ideología) que los asocia a los sectores más pudientes de la sociedad porteña. Así mismo, las características de celebrity de Mauricio Macri, mas Boca Junior más el asistencialismo direccionado por sus socios del peronismo porteño (aquí no hay Nueva Política que valga) le permitió consolidar al PRO un voto en los sectores más bajos de la población – incluso la villa 31 en Retiro-.

O sea, la composición electoral típica (sectores altos y medios altos y bajos no estructurados) que tienen en todo el mundo los partidos políticos más recostados en la derecha. O para decirlo más brutalmente, la etiqueta de Nueva Política no disimuló el acento y la prosapia upper class del PRO.

Frente a este arrinconamiento en un extremo, la estrategia de Lousteau fue clásica: situarse en el medio del espectro político (onda, gestión PRO e ideas PROGRE), y en una segunda vuelta, disfrutar del voto estratégico de los que se encontraban en las antípodas del PRO. Claro que el líder de ECO tenía un claro enemigo, el voto en blanco, que siempre queda sobreestimado en las encuestas, porque es un expediente sencillo y no estigmatizado socialmente para esconder un voto que va contra la identidad política de algunos votantes puros.

El “mapa” del voto de la segunda vuelta en la Ciudad de Buenos Aires, indica cualquier cosa menos “independencia”: el voto hacia Martín Lousteau se enseñorea de la Avenida Rivadavia, reino de la clase media “capitalina” –gentilicio usado por Néstor Kirchner- ensanchándose su dominio hacia el Oeste, O sea, el que fue siempre el reino del radicalismo porteño.

Si esto sucede en la muy posmoderna Ciudad de Buenos Aires, uno puede imaginarse lo que sucede de pretender que todo el país se encuentre dominado por la Nueva Política. Los resultados de Santa Fe, de Córdoba e incluso de Mendoza señalan otra cosa«.


Brasil y sus dos dramas: El fracaso de una estrategia

julio 27, 2015

antonio das mortesLa coyuntura desastrosa – el adjetivo no es demasiado fuerte – por la que atraviesa la economía de Brasil es muy conocida, está en todos los medios, y no creo que valga la pena repetir los datos en el blog.

Para dar una idea de adónde ha llegado el asunto, les aviso que el viernes O Globo publicó ¿Qué pasa si Brasil pierde el «grado de inversión?». Esta clasificación que le habían otorgado a nuestro vecino las agencias calificadoras de riesgo era un símbolo poderoso para la autoestima del «Brasil Potencia» – en especial, para los sectores que leen O Globo. Más importante – es la que permite a los gerentes de los fondos de inversión transnacionales que no son abiertamente casinos incorporar valores brasileños en sus carteras.

En los medios internacionales, el tema en discusión ya es el impacto que esta situación provoca en economía global. El legendario Financial Times – que ahora compraron los japoneses – publica Cut to Brazil budget target hits markets y Emerging market unemployment rises sharply (las cifras del desempleo en los mercados emergentes están dominadas, obvio, por el brasileño).

Ahora, crisis – como burbujas – siempre hay, aunque es cierto que las dimensiones de ésta, en algunos aspectos, el financiero y el de la producción industrial, parecerían ser nuevas en Brasil. Los puntos sobre los que me parece que necesitamos reflexionar a fondo los argentinos son: a) el fracaso de la estrategia que eligió el gobierno brasileño para solucionarla; y b) porqué la eligió y la mantiene.

Para simplificar – da para mucho más, pero éste es sólo un posteo para iniciar la discusión – voy a tomar el resumen que hace aquí Contradicto, un bloguero que está bien informado de la economía brasileña, y que, además, ha mostrado solidaridad emocional con el PT, el Partido dos Trabalhadores. Para abreviar, recorto los adjetivos. Pero luego agrego mis observaciones, cómo no.

«Se cumplen ocho meses del segundo mandato presidencial de Dilma Rousseff, que, al poco tiempo de asumirlo, nombró a Joaquim Levy como ministro de economía de Brasil. Fue una señal muy clara a los inversores y al sector financiero en general: es un economista tradicional, con un currículum que lo muestra abrevando en el FMI y en el gobierno de Fernando Henrique Cardoso en los ´90 y en la gestión privada (Bradesco, uno de los bancos más grandes de Brasil) en la primera década de este milenio.

Ya se pueden observar algunos resultados del conjunto de medidas que impuso desde enero. Veamos:

  • La inflación, que ya era una preocupación sobre el final del año pasado porque en lugar de pegar en el centro de la banda deseable apuntaba al techo, subió: de 6.4% en 2014 a 8.9% anualizada este pasado junio. Recordemos que el plan económico brasileño fue diseñado sobre las denominadas «metas de inflación».
  • Levy recurrió a la tradicional receta de la suba de tipos de interés:  en términos reales (neteada de inflación) la tasa proyectada para 2016 se ubica en 9% anual, que puede ser considerada la más alta del mundo (neteada de inflación).
  • Por lo mismo, los intereses emergentes de la deuda pública brasileña crecieron hasta representar el 7.5% de su PBI: una transferencia de renta gigantesca desde los consumidores y el sector productivo al financiero.
  • El déficit fiscal creció del 6,2 al 6,4% en el año, es decir que – como sucede en buena parte de Europa – las políticas encaminadas a reducir el déficit… lo aumentan.
  • El corte recesivo de las medidas ya empieza a surtir serio efecto en la economía del país vecino: la estimación es que el ajuste le mochará dos puntos al PBI; nunca en los últimos 90 años Brasil tuvo dos años consecutivos de caída del PBI.
  • El sufrimiento más grave es el de los trabajadores: 111 mil empleos fueron destruidos sólo en junio, y el salario medio perdió 2 % con la inflación.«

Comparto también el diagnóstico de Contradicto… hasta cierto punto «De insistir en este sendero de fracasos, el perjuicio no sólo recaerá sobre la persona de Dilma Rousseff, sino también sobre todo el Partido dos Trabalhadores y en particular sobre su máximo líder Lula, que podría ver diluirse su proyecto presidencial 2018.

… Como corolario Dilma habrá aprendido una lección ya inútil y anacrónica: nunca gana la izquierda cuando ejerce el rol asignado a la derecha (algo del estilo intuimos para Tsipras, en la península helénica)«.

Lo que encuentro equivocado es, en primer término, la comparación con Grecia: Más allá que las políticas de Syriza hayan sido imprudentes y contradictorias, sus motivos son fáciles de comprender: la mayoría de los griegos – y de los dirigentes de Syriza – no querían salir del euro. Entonces su único camino era negociar con la Unión Europea, que es la que emite los euros. Que lo hayan hecho mal, es otra cosa. Y no necesariamente por ser de izquierda. Idioteces se cometen a ambos lados del espectro ideológico.

Ésta no es, obvio, la situación de Brasil. ¿Por qué entonces Dilma se aferra a una política económica que aparece llevarla al desastre? ¿Por debilidad de carácter? Aparte de su historia – que tal vez no sea relevante en esta etapa – no me parece una explicación válida para juzgar a quien llegó a la presidencia de su país.

Como señalé en el posteo anterior, al hablar del Petrolao, no tengo el conocimiento profundo de la realidad brasileña para dar juicios rápidos. Sí señalo que es un tema clave para los argentinos, que vamos a estrenar gobierno, y Ministro de Economía, en cuatro meses y días.

Como hipótesis, me inclino a pensar que el mismo éxito – celebrado por los medios internacionales – de las políticas «market friendly», que llevaron adelante Lula y la misma Dilma, y que atrajeron muchas inversiones al Brasil, los hayan dejado casi tan dependientes del flujo de fondos como lo estuvimos nosotros a fines de los ´90 y comienzo del nuevo siglo. Si esto es así, no sería un problema para la Argentina. Salvo en lo que ya nos afecta la caída de nuestro cliente y socio.


Brasil y sus dos dramas: El «Petrolão»

julio 27, 2015

antonio das mortes

Son dos dramas, bien diferentes, los que hoy se representan en el escenario de nuestro vecino del norte. Con consecuencias mucho más allá de sus fronteras. En especial, para nosotros. Uno es político, mediático y penal: un escándalo de corrupción que sacude al gobierno, a su clase política y a la empresarial. El otro es económico: una crisis con síntomas que se agravan mes a mes: déficit, desempleo, devaluación… Por primera vez desde la Gran Depresión de los ´30 en el siglo pasado, la economía de Brasil se achicará durante dos años seguidos.

No soy un experto en Brasil, aunque lo he visitado mucho y les tengo afecto. Eso sí, me parece evidente que los dos dramas están relacionados. Pero antes de acercarles mis reflexiones, quiero que repasemos los hechos. Sobre el «petrolão», copio este informe de Marcelo Falak. Es de hace diez días, pero me parece una buena síntesis de lo que está pasando ahora. Luego agrego una observación

«Primero fue una saga interminable de denuncias cotidianas contra varios de los empresarios más poderosos de Brasil y funcionarios del oficialismo sospechados de haber hecho negociados multimillonarios a expensas de Petrobras. Varios acusados, actuando como “arrepentidos” para obtener rebajas en sus seguras condenas, alimentaron las investigaciones y ampliaron su onda expansiva. El 14/7 todo escaló con una serie de allanamientos a fincas y oficinas de tres senadores, entre ellos un abonado a los escándalos: el inefable Fernando Collor de Mello. No por nada Luiz Inácio Lula da Silva viajó ese día de urgencia a Brasilia para entrevistarse con Dilma Rousseff y advertirle: “Preparate, porque las cosas van a empeorar”.

No se equivocó. El 16 el golpe fue doble: la noticia que el Ministerio Público investiga por “tráfico de influencias” en un caso conexo al propio Lula y la denuncia de otro delator contra el poderoso presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo CunhaLa clase política entró en un estado de pánico total en Brasilia ante un tsunami político-judicial que amenaza con barrer todo a su paso.

Los reflejos de los senadores ante los allanamientos fueron de defensa corporativa. Denunciaron abusos de la Policía Federal, embistieron contra el Supremo Tribunal Federal (la corte suprema) que le había dado mandato y amenazaron con escalar hacia un conflicto de poderes. La “honra” de Collor no es el único motivo para la alarma: la lista de sospechosos en el cuerpo excede a los tres allanados y se sabe que se siguen los pasos del presidente de la casa, Renan Calheiros, aliado del ya dos veces caído en desgracia exmandatario.

Correligionario de Calheiros y competidor de él dentro del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), Cunha apuntó en otra dirección: el Gobierno y la propia Dilma Rousseff. Sin mucho disimulo, la amenazó con calculada ambigüedad con dar vía libre a un posible juicio político y mencionó sus deseos de sacar al PMDB de la alianza de Gobierno. No parecen exagerar los que sugieren que presiona en busca de protección política.

La gran pregunta es si Dilma quiere o incluso puede hacerlo. Hasta Lula da Silva la maltrató hace poco al filtrar a la prensa su impresión de que la Presidenta está “inerte” ante las acusaciones que la acorralan tanto como a él y sus intenciones de volver al poder en 2018.

Leonardo Attuch, editor responsable del sitio Brasil 247, mencionó en una interesante columna un hecho importante: tras el receso legislativo que está comenzando, Dilma tiene que decidir si ratifica en su cargo al procurador general de la República, Rodrigo Janot. Para Cunha, eso equivaldría a una declaración de guerra que podría desatar la concreción de todas sus amenazas. Pero hay que advertir que no es mucho el margen tiene la presidenta para hacer lo contrario e intervenir de ese modo contra la acción de los fiscales que sorprenden día a día al país con sus denuncias.

El ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, declaró el miércoles ante la Comisión Parlamentaria de Investigación del caso Petrobras. “Un ministro no puede controlar las investigaciones judiciales». Y confesó: “Los cargos públicos producen fatiga de material”.

El problema es el descrédito general, el fango que todo lo ensucia. Mucho se habló de una encuesta reciente de Datafolha según la cual Dilma es aprobada sólo por el 10% de los brasileños. Menos se reparó en que el aval popular a la actuación del Congreso arroja en distintos sondeos niveles muy similares.

Los políticos brasileños se alarman, se pelean, se amenazan. La duda es quién quedará en pie para juzgar a otros cuando se agote el combustible del “Petrolão”.

Para los que tenemos experiencia en la política latinoamericana – o al menos en la argentina – el cuadro es familiar. La corporación judicial, vinculada tradicionalmente al «establishment» y a los sectores más conservadores de la sociedad. arremete contra un gobierno populista, más o menos de izquierda, y contra los «hombres nuevos» en el poder económico. Y los memoriosos recordarán el «Mani pulite», la ofensiva de los fiscales que en los ´90, en Italia, destruyó a la Democracia Cristiana, al Socialismo de Craxi y a sus aliados.

En cuanto a lo primero, no cabe duda que hay algo de eso. Y probablemente sea el factor decisivo. Pero a esta altura, la cosa ha ido mucho más lejos. Collor de Melho y Eduardo Cunha están a la derecha de López Murphy, Y en cuanto a los empresarios acusados… Como les decía hace un mes en el blog «Para que los argentinos tengamos claro la dimensión del asunto, pensemos que no es como si en Argentina hubieran detenido a Lázaro Báez y a Nicolás Caputo, y, de paso, a Franco Macri, Vila y Manzano. No. Es como si estuvieran en cana, además, Aldo Roggio y Paolo Rocca«.

No conozco lo bastante de las relaciones de poder en Brasil para determinar cómo viene la ofensiva. Pero me parece claro que la dinámica de este «golpe judicial» tiene que ver, sobre todo, con la debilidad del gobierno y del PT. Y la causa es la crisis económica que no han podido solucionar. Por eso, en el próximo posteo quiero enfocar ese tema. Les adelanto que parto de este resumen angustiado de Contradicto.


Eva, otra vez

julio 26, 2015

eva-peron

(Este posteo lo subí hace dos años. No se me ocurre nada mejor para decir)

Hoy estuve pensando acerca de Evita. Supongo que impulsado en parte porque este 26 de julio – después del aluvión de las necrológicas casi obligatorias del 60° aniversario de hace un año – su nombre y su figura han aparecido mucho menos en los medios, y en los blogs politizados.

Creo que es mejor así. La repetición trivializa, y convierte – para los que no los conocieron – a quienes eran bandera de lucha en imágenes de libro de texto. Están bien los homenajes, el reconocimiento del símbolo que representan. No rechazo esas dos imágenes suyas ahí en la Avenida 9 de Julio, aunque – que me disculpen Marmo, Santoro – me parecen feas; y me gusta que el movimiento social con mayor activismo político hoy lleve su nombre. Es apropiado.

Pero sería inútil – hasta patético, o, peor, falso – tratar de apropiarla para la lucha política actual. No es que no la amen y la odien a la Eva, todavía. Es que esos sentimientos ya no se enarbolan para expresar una identidad política. Porque el amor de ella por los humildes ¿quién se anima a cuestionarlo hoy? Muy pocos. Su fanatismo incondicional por Perón ¿quién se anima a hacerlo suyo? Algunos más, pero no muchos. Y, la gran mayoría de estos, sospecho, de los labios para afuera.

Esto no quiere decir que no esté vigente. Porque la política – entendida como la lucha por el poder y su administración – es una parte de la realidad. Quizás la más superficial. Hace cuatro años, en una de las muy pocas veces que mencioné a Evita en el blog, cité una frase de Alberto Amato “Los seis años que abarca el breve paso de Eva Perón por la vida política argentina … generaron un amor irrenunciable y un odio irracional“.  Y agregué que no puede decir que entiende la política el que deja afuera el amor y el odio.

Y por todo lo que se ha escrito sobre ella, pienso que todavía no hemos prestado bastante atención a esa identificación profunda que el odio que despertó hizo entre ella, Perón y el peronismo. Un Tomás Eloy Martínez escribió un largo libro “Santa Evita” donde pinta toda la iconografía, entre entrañable y grotesca, del amor popular. Pero me parece mucho más importante, y revelador, el cuento corto de Rodolfo Walsh “Esa mujer“, sobre el coronel que tenía escondido su cadáver.

Porque estamos hablando de un país moderno, con altos índices de alfabetismo, con una numerosa, mayoritaria clase media, y una pátina europea que hace seis décadas era mayor que la actual. Y un ejército formalmente, convencionalmente católico, que secuestra un cadáver y lo oculta por casi veinte años. Un temor supersticioso, como el que – puede imaginarse – los lleva a prohibir por un decreto, el 4161, la mención de los nombres de Evita y de Perón.

Quiero ser claro. El odio de clases, las represiones sangrientas, las locuras y las masacres de las guerras civiles no son nada extraño en la historia. Un pesimista diría que son la materia principal de la Historia humana. El odio no es nuevo, por cierto, ni en Argentina ni en el mundo. Pero ese grado de irracionalidad debe llamarnos la atención.

La historia de los países latinoamericanos – entre ellos, claro, Argentina – tiene tantas guerras como la de cualquier otra región del mundo. Pero nuestro estilo de civilización tiene determinadas características, que apuntan a reglas de conducta bastante observadas. No recuerdo un sólo caso en que un ejército latinoamericano haya bombardeado las ciudades de un país enemigo, por ejemplo. Puede haberlo – no soy historiador – pero ciertamente no está entre nuestras costumbres ese crimen tan típico del siglo XX. Tan practicado por los países que se consideran “al frente de la civilización moderna”.

Pero la ciudad de Buenos Aires fue bombardeada en junio de 1955 por su propia Aviación Naval, en un ataque que apuntaba a matar a Perón. Pero que su frustración los llevó a asesinar civiles. La misma fuerza – tengo que decirlo – que 27 años después se portó con un coraje y profesionalismo que despertó la admiración de sus enemigos en la Guerra de Malvinas.

Sí. El odio es una fuerza muy poderosa; y los argentinos debemos cuidarnos, porque por toda nuestra bonhomía chanta, tenemos muy profunda la capacidad de odiar. Puede ser cierto, creo que es cierto, que el amor puede vencerlo, pero no es una victoria fácil como la de una elección. Nos pide mucho esfuerzo.

Bueno, como les dije, empecé pensando en Evita y me fui bastante lejos. O no. Les recomiendo escucharla a ella. Subí un discurso suyo, el año pasado, aquí.


El P.J. para la Victoria

julio 26, 2015

intendentes

La reunión del Partido Justicialista de este viernes 24 en Parque Norte en apoyo a la fórmula Scioli-Zannini tuvo menos repercusión en la blogosfera politizada de la que a mi entender merece.

Catorce gobernadores peronistas: el mismo Daniel Scioli, claro, Jorge Capitanich (Chaco), Sergio Urribarri (Entre Ríos), Luis Beder Herrera (La Rioja), Lucía Corpacci (Catamarca), Oscar Jorge (La Pampa), Gildo Insfrán (Formosa), Francisco Pérez (Mendoza), Maurice Closs (Misiones), José Luis Gioja (San Juan), Juan Manuel Urtubey (Salta), Eduardo Fellner (Jujuy), José Alperovich (Tucumán) y Martín Buzzi (Chubut), más decenas de intendentes, cientos de legisladores, funcionarios y dirigentes de todo el país y miles de militantes, sino son todo el peronismo, son al menos su «superestructura».

Con una excepción: faltó la dirigencia de La Cámpora – la segunda y tercera filas estaban representadas en abundancia – pero es la excepción que confirma la regla: se trata de una agrupación interna del peronismo, con una identidad suficientemente instalada como para que no le interese confundirse en el montón. Como la agrupación que responde directamente a CFK tiene bastante poder como para no ser una más, pero no el suficiente para conducir el conjunto. Su decisión de no sumarse a esta reunión puede ser acertada o no, pero no es irrazonable.

De cualquier modo, uno de sus máximos dirigentes, el diputado nacional Andrés Larroque, se preocupó en remarcar, a continuación de la reunión, que «Scioli se viene moviendo muy bien y la fórmula que integra junto a Zannini contiene a todo el espacio del FpV«.

Creo que no es necesario aclarar que no hay tensiones con la Presidente Cristina Kirchner. Varios de esos gobernadores están muy cerca de ella y la consultaron antes de decidir asistir. Además, entre los presentes estaban sus funcionarios de primer nivel: el jefe de Gabinete Aníbal Fernández; el ministro de Trabajo Carlos Tomada, la ministra de Producción Débora Giorgi. Y la realidad es que esta situación es la que las decisiones de Cristina de los últimos meses han preparado cuidadosamente (no sé si con entusiasmo).

El hecho es que el Frente para la Victoria enfrenta las PASO dentro de dos semanas, y la elección presidencial de octubre, con la presencia hegemónica del Partido Justicialista. Por supuesto, al candidato presidencial, Scioli, le interesa – ahora y también después de su triunfo, si lo logra – la adhesión de los sectores que apoyan las políticas kirchneristas pero no se identifican como peronistas. Y también la de los militantes (numerosos sobre todo en los grandes centros urbanos) que son peronistas apasionados pero cuestionan el etos del PJ. Ningún político inteligente quiere perder votantes y apoyos.

Pero el poder se discutirá en el seno del Partido Justicialista. Le falta mucho para ser un partido político donde se debaten las políticas de gobierno, y es dudoso que llegue a serlo (¿Cuánto se conforma a ese esquema teórico el Partido Demócrata de los EE.UU., por ejemplo?). Pero es la expresión más orgánica del peronismo territorial. Los que quieren pelear el poder político futuro en el peronismo, harán bien en hacerlo desde ahí. Es lo que hace La Cámpora, también por ejemplo.