Un abrazo, amigos

julio 20, 2007

Y el revés de mi mano, diría un irlandés, a los enemigos


El misterio de Cerro Dragón

julio 20, 2007

Cuando a principios de este mes hice mis primeros ensayos en este blog, copié – con algunas precisiones más – una nota, «La escasez de energía«, que ya había subido a «El hijo de Reco». El asunto era, es, importante. Pero lo que quería enfocar en especial era el tema del petróleo, que apuntaba clave para el futuro de Argentina. En Chubut y en Santa Cruz se estaban tomando decisiones… pesadas. Algo me llamaba la atención: que el gobierno nacional no pareciera darse cuenta de lo vulnerables – alevosas – que eran esas renovaciones de contrato. Se la dejaron picando no sólo a… Pino Solanas, como ejemplo de antiimperialista petrolero tradicional; salió Sergio Acevedo, con un tema que lo posiciona – en principio – para volver a ser gobernador… contra Kirchner. ¿Cómo se relacionaba esta maniobra con recientes renegociaciones en otras provincias petroleras? Si se trata del mismo esquema, ¿cuál es el rol en ellas de Kirchner, y como interactúa con los gobernadores?

Otro asunto vinculado, creo, ¿porqué están apareciendo en muy diferentes medios, desde LA NACIÓN a Política OnLine, notas sobre los «capitalistas amigos» de K y todavía no aparece nada sobre las empresas transnacionales y sus relaciones con K?

Subí a «El hijo de Reco» una nota de Gustavo Lahoud sobre la privatización de YPF, mis amigos Humberto Podetti y Gerardo González me acercaron artículos – que también subiré – sobre los nuevos contratos de Bolivia con las petroleras – exhaustivo – y la historia del petróleo en Argentina – provocador. Al que los conoce no necesito aclarar cuál es cuál. Estaba pensando en actualizar lo que publiqué en mayo del año pasado sobre Petróleo, Gas y Política . Pero tropecé con un problema: Cerro Dragón ha desaparecido.

Por lo menos, de los medios. Lic. Cameron, olvídese de Skanska por un rato y cuéntenos que pasa con las renegociaciones. Pino, vos que me invitaste al acto del martes pasado, por favor decime dónde está el Dragón.


ladriambientalismo, delirios y Verbitsky

julio 16, 2007

Quiero aclarar algo al comienzo: Tengo profundas diferencias con Horacio Verbitsky; tantas que, aún en la agitada vida política argentina, nunca participé en ninguna de las orgas y proyectos en que militó en su diversa carrera. Pero eso no me impide respetar su inteligencia; considero que es actualmente el cerebro político más lúcido, y uno de los más elocuentes, del sector de los derechos humanos, uno de los componentes claves de la coalición que respalda a Kirchner.

Por eso me sobresalta cuando me parece que empieza a delirar. Si H. V. dice tonterías, mañana Miguel Nuñez asumirá su rol de vocero, y como dicen los pibes, se pudre todo, loco.

Para que vean de lo que estoy hablando, y si es preocupante o no, lean «Página 12» de ayer, domingo 15. Les copio aquí el párrafo final del sesudo editorial de H. V.: «cuando deje la presidencia Kirchner intentará organizar una nueva estructura partidaria capaz de sostener a largo plazo el proyecto que con los apuros de la emergencia comenzó a poner en práctica el 25 de mayo de 2003… tratará de trasplantar a la Argentina el modelo organizativo que aplican los grandes partidos españoles, de pocos cuadros con alta capacitación, que monitorean el desempeño del gobierno y se preparan para asumir la función en el futuro. Para ello ya ha establecido algunos contactos tendientes a obtener financiamiento de fundaciones europeas. Kirchner cree que bastará con 15.000 cuadros, de los cuales 12.000 deberían ser jóvenes que recién se incorporen a la política«.

Les dejo a Uds. evaluar el proyecto como tal, a la luz de lo que digo aquí abajo sobre el ladriambientalismo ampliado, y la colonización del Estado por las ONG. Pero eso es ideología, como diría el Mauricio. Lo que me hace dudar de si H. V. no ha caído en el alcoholismo, es la idea de KIRCHNER al frente de esta estructura. ¿No lo habrá confundido con Lilita Carrió? ¿O con Jorge Altamira?


ladriambientalismo ampliado

julio 12, 2007

Creo que fue en este mundo de los blogs – donde soy un inmigrante reciente – que se acuñó la expresión LADRIPROGRESISMO. Me parece que la necesidad de explicar(se) lo que pasó en las recientes elecciones porteñas hizo que personas bien educadas, con buenas credenciales progres, aceptaran a disgusto la terrible idea que era posible que políticos de centro izquierda, con título universitario auténtico, que parecían gente como uno, recibieran dinero en negro para sus campañas y/o dieran cargos a sus parientes y a los parientes de sus parejas, sin por ello dejar de hacer una mala gestión de gobierno. En su imaginario, se suponía que esas cosas solo las hacían oportunistas de derecha o peronistas.

Por eso, subí a «El hijo de Reco«, el artículo «ladriprogresismo«, una denuncia dura y humorística a la vez, en la que Artemio López – alguien que no puede ser acusado de derechoso – describía el circo inescrupuloso que el veía en los últimos períodos del gobierno porteño, disfrazado con un discurso progre. Ahora uno encuentra la expresión LADRIPROGRESISMO por todos lados.

Pero me parece que se está exagerando. Ahora mismo encuentro en el blog de Artemio una nota donde anuncia que nace el ladriambientalismo, más conocido como «la pata verde» de nuestra simpática cultura de bochorno de gestión pública. Se refiere, claro, al «caso Picolloti». Artemio tiene derecho a su opinión (y para ser el encuestador favorito del gobierno, es un tipo inteligente), pero me preocupa que una parte significativa de la cultura blog, generalmente progre ella, tienda a ver el asunto como la corrupción o la debilidad de una funcionaria.

Entiéndanme: creo que la gestión Picolloti en Medio Ambiente tiene un registro de invicta ineficacia: aunque no ha estado mucho tiempo en su cargo, puede decir con orgullo que no ha hecho nada. También parece evidente que su gestión ha salido bastante cara al Estado. Pero nada de eso es diferente a lo que se puede decir de muchos funcionarios, en cargos expectables, que tuvieron su cuarto de hora de fuerte respaldo político presidencial; llamándose el presidente Kirchner, Duhalde, De la Rúa, Menem, Alfonsín, … (los gobiernos militares tenían otros códigos en sus nichos de corrupción; ese era el verdadero Corleonismo y no el que denuncia Feinmann, mezclando la novela negra, que escribe bien, con los gorilismos de izquierda que le salen mal).

Otra cara de este asunto – por lo menos, igualmente interesante – es analizar porqué Clarín decidió lanzar el brulote en este momento. No es lo mismo que el caso Miceli, donde hay un hecho (un ladrillo) que en un momento dado da la posibilidad de hacer el ruido; podría haber aparecido en Página 12, en los ´90. No es el caso Lázaro Báez, donde un juez de Liechtenstein se interesa en los números raros de un informe (y tienen que ser raros para sobresaltar a alguien en Liechtenstein, que es donde los suizos tienen sus cuentas secretas). El tema no está fechado; podría haber aparecido hace 3 meses o dentro de un año, y es difícil pensar que aparece casualmente poco después de lo de Felisa, poco antes de lo de Lázaro, y cercano al lanzamiento de Cristina.

Pero tampoco creo que este aspecto es el fundamental. No comparto la actitud de un talentoso colega del mundo blog, Martín, que en su «Revolución-tinta-limón» sube un poema dedicado a Romina «Niña que flotas en las aguas/» y dice «El Grupo Clarín quisiera tapar con hojas diario, en este frío, a la niña que sueña con salvar al río… Yo la banco, no por ella aún, sí, por los enemigos que tiene«. El Grupo Clarín puede haberlo decidido (hipótesis varias): para cubrir una denuncia de contaminación por Papel Prensa que Romina pensaba hacer; para presionar al gobierno por la aprobación de la fusión de sus redes de cable; para tirar sobre la mesa un escándalo a Kirchner para obligarlo a negociar, en el estilo de los montos con la muerte de Rucci; para aumentar la circulación, pues está disminuyendo; porque era una noticia con gancho, en este momento y para este público. Sería interesante descubrir el motivo, y para los Kirchner y Alberto Fernández es muy importante; pero, insisto, no es lo fundamental. Y no hace a los hechos ¿o Hitler era un buen tipo porque tenía de enemigo – entre otros – a Stalin, que era muy jodido?

Porque hoy en Argentina la oposición real, con poder, al oficialismo, son los medios masivos de comunicación. Entonces, ¿es extraño que la denuncia la haga un diario y no un diputado? Viene del deterioro, del descrédito de los partidos políticos. Y también de la pequeñez y/o los errores de sus dirigentes. Hace no mucho tiempo, Lilita Carrió ganó un  espacio importante con sus denuncias. Pero si el Grupo Clarín anunciara el apocalipsis todos los meses, también perdería lectores.

Entonces, donde está el ladriambientalismo ampliado? Está en los que se roban al Estado, ineficaz, corrupto y debilitado, desde antes de Kirchner, de Menem y aún de Alfonsín, pero que es la única estructura de la que somos propietarios todos los argentinos. No digo los dineros del Estado; eso lo hacen todos los chorros de a pie. Digo robarse el Estado, usar legalmente su autoridad y su legitimidad para fines particulares, eso sí, con buena imagen pública.

Lo ha descripto con precisión el amigo Jorge Rulli, que – más allá de su pasión por la ecología, respetable, pero que lo hace un poco inflexible – conserva la lucidez de su larga militancia: «En el caso de Romina Picolotti, lo hemos dicho muchas veces, aún más, lo ha dicho ella misma, ya que no tiene mayor empacho en verbalizar su ideología de funcionaria internacional. La visión privatizadora del Estado, propia de una ONG que vive de los organismos financieros internacionales y en estrechas relaciones con el Banco Mundial, hizo que no bien arribada a la conducción de la Secretaría dispusiera la contratación del grueso de su ONG por incapacidad ideológica de dar un rol a la propia estructura de la Secretaría y por menosprecio absoluto del rol del Estado. Repito, de lo que se trata es del copamiento del Estado Nacional por las ONG financiadas por los organismos internacionales, por el Banco Mundial y por grupos tan espurios como AVINA. Por otra parte, no puede sorprendernos, se viene desde hace tiempo practicando sistemáticamente. De hecho Poder Ciudadano en otras áreas ha hecho exactamente lo mismo. Es el modelo de los años noventa, un modelo de fragmentación del Estado, de financiación internacional mediante los convenios de fortalecimiento institucional, fragmentación que permite la construcción de quioscos de alto poder adquisitivo dentro de un mismo ministerio en que las políticas del Estado se convierten en “proyectos” bancados por organismos internacionales, y algunas oficinas hacen exhibición de sus recursos mientras otras carecen de lo más indispensable«.

Este ha sido largo para un post, y además pienso subir la nota de Jorge, junto con otro material, a «El hijo de Reco». Pero eso lleva tiempo, y es un tema que me motiva. Todos los que hemos trabajado en algún ministerio sabemos que lo que aquí dice Rulli es real. Y que en la «línea» – el personal permanente -, además del porcentaje inevitable de vagos e inútiles, están los que acumulan la memoria y las destrezas del Estado. Si Alberto Fernández defiende la politica de personal de la Secretaría de Medio Ambiente hablando de lo difícil que es conseguir que los profesionales entren al servicio público, bueno, es su laburo. Pero me parece que los que honestamente dicen que las críticas al derroche en contrataciones le hacen juego al desguace del Estado, deben pensar un poquito antes de abrir su boca.


Artemio López y el Potrero de los Funes

julio 6, 2007

«Cuando la Dra. Servini de Cubría, de tanta ductilidad a la hora de alinearse con el poder de turno dió vía libre al congreso de Potrero de los Funes, es más, judicialmente hasta lo impulsó, era evidente que algo extraño estaba sucediendo. Adolfo Rodríguez Saá se mostraba exultante por el respaldo judicial. Sin embargo, uno pensaba: Miren lo que teníamos diez días atrás en el escenario político: Macri con 61% de los votos porteños derrotando a la coalición ladriprogresista sin atenuantes, peticionando en la presidencia. Estaba en escena también Fabiana Ríos, reunida con el presidente como gobernadora electa del ARI en Tierra del Fuego, dirigente de trayectoria impecable en la provincia y vencedora de un poder mafioso aliado al gobierno. Miren lo que tenemos hoy en escena: Cristina Presidente por un lado y Eduardo Menem, Miguel Angel Toma, Héctor Maya, Julio César «Chiche» Aráoz, Ramón Puerta, Carlos Menem, Ramón Saadi, y congresales del duhaldismo y el lavagnismo entonando la marcha partidaria. Los Rodríguez Saá suponen que la reunión de Funes será uno de los «hitos» del peronismo. Tal cual, no Néstor?»

No pude resistir copiar este post del siempre ingenioso Artemio Al mismo tiempo, hago una pequeña advertencia; lo estrategia que insinúa es válida, y la elección de 2005 en la Provincia de B. Aires demostró que funciona. (Si de un lado está Drácula, y del otro un comando superior integrado por Menem, el Adolfo y el Ramón, el Conde tiene asegurada una buena franja de votos) Pero los muchachos que fueron a jugar al Potrero también conocen algo de estrategia: su intención es tratar de quitarle a Cristina un 20 % de los votos tradicionales del peronismo, no los de la clase media urbana. No es seguro que lo consigan; tampoco es imposible   (Abel)


La escasez de energía

julio 2, 2007

Abel Fernández – Julio 5, 2007

No voy a publicar ahora en “El hijo de Reco” artículos extensos sobre la crisis energética. Los reflectores de los medios, y muy pronto los de la campaña electoral, están enfocados allí (El triunfante descubrimiento de lo obvio, decía Chesterton). Y prefiero ayudar a recordar, con las notas que subiré en estos días a esa página, el tema específico del petróleo, que puede quedar oculto por el bosque y donde hay decisiones políticas muy serias en ciernes. Pero sí quiero hacer un aporte a enfocar este problema desde la economía real… y desde la política.

Es un asunto grave (fragmento de un mail enviado ayer – miércoles 4 – por una empresa importante (AMPACET) a sus clientes en Sudamérica, parecido a muchos otros que se están remitiendo en estos días: “En razón de las restricciones en el suministro eléctrico… vigentes en la República Argentina desde hace dos semanas, y considerando que las mismas ocasionan la interrupción de las actividades productivas durante el horario de 16:00 a 24:00hs… la empresa ha dispuesto adelantar vacaciones al personal afectado en la planta de Tortuguitas,… a partir de la fecha… Es importante que conozcan que nuestra capacidad de producción se ve limitada en más del 40%… Teniendo en cuenta que la perspectiva no es optimista, derivaremos producción a otras plantas de Ampacet, ya sea de Sudamérica u otras partes del mundo”). La CGT se reúne con Tomada, preocupados por las suspensiones y vacaciones anticipadas. Y nos afecta no sólo por lo que hoy no se produce y los salarios que no se cobran, sino también por las inversiones que no se hacen al no haber certidumbre sobre el precio y la cantidad de la energía que será necesaria.

Pero por la naturaleza de la producción de energía, las causas de su escasez, que aqueja hoy a Argentina, no surgen de un día para el otro, ni de un año para el otro. Son decisiones que se tomaron, y que no se tomaron, a lo largo de décadas. Y por la misma razón, no tendrá solución en el corto plazo. Si ahora se procede con la mayor decisión política y el mejor asesoramiento técnico – de lo que no hay demasiadas señales – no habrá soluciones de fondo antes de tres años, en el mejor de los casos. Dejemos al periodismo, y al gobierno, apostar ahora a que llueva o no lo suficiente aguas arriba de las represas.

La raíz política – quizás hasta cultural – de esta situación está maravillosamente expresada en una frase del presidente Kirchner, en un discurso de los primeros tiempos de su mandato “Nos acusan que no tenemos un plan económico. Argentina tuvo muchos planes… Y así nos fue”. Esto va más allá de la falencia de un gobierno, ágil y audaz en la coyuntura pero que no ha mostrado capacidad de planificar. Es un defecto muy argentino: somos los reyes de los piolas, y si alguien nos dice algo que no nos gusta, queremos saber cuál es el interés oculto que lo guía. Si lo que dice es cierto o no, depende de en que rosca está.

Los hechos están en el registro: durante la década del ´90 – donde hubo inversiones importantes en muchos sectores – se invirtió muy poco en el área energética. Los bajos precios del petróleo durante la mayor parte de la década, junto a la recesión que empezó a establecerse en su segunda mitad, se sumaron a la culpable irresponsabilidad de esa administración para producir este resultado. Esto no borra la otra cara del registro: A partir del 2003, cuando asume este gobierno – en un mundo en que la aventura de Bush en Medio Oriente empieza a enviar para arriba el precio de los combustibles – no se invierte nada (lo poco que se ha hecho o encarado es en transporte de energía, no en su producción).

Al mismo tiempo, hay que reconocer que tiene razón el oficialismo en dos puntos: el crecimiento de la economía hizo crecer la demanda más allá de las previsiones que manejaban todos los expertos. También su evaluación es correcta cuando asume que aumentar las tarifas no es la solución “obvia” que promueve algún sector del periodismo – y los intereses que están detrás. No corresponde indignarse, sino asumirlo. Si yo produzco algo, bicicletas o energía, aspiro a que me paguen el mejor precio que puedo conseguir. Pero por lo mismo que dije arriba, ninguna tarifa hará que las plantas – a construir – nos proporcionen energía antes de tres años.

El otro argumento que se escucha a menudo: que las tarifas bajas estimulan el derroche y que la mejor restricción al consumo es aumentar el precio, es válido… en teoría. Es asombroso como los que pretenden ser economistas serios pueden olvidar el concepto básico de la elasticidad de la demanda, así como la de la oferta. En las necesidades de energía, y en el corto plazo, la elasticidad, la capacidad de reemplazarla con otros recursos, es muy cercana a cero. Un “sinceramiento” de las tarifas sólo serviría para aumentar el fuego de la inflación, sin contribuir, por las consecuencias negativas inmediatas que esta traería, a estimular las inversiones que se necesitan.

Guste o no, sólo el Estado está en condiciones de encarar una política diversificada de producción de energía, en colaboración con las empresas privadas (que el Estado lo haga por sí mismo, sin participación empresaria, es una fantasía de izquierda, en el mismo nivel de seriedad que tiene el planteo de dejar que el mercado lo resuelva). El aporte de recursos del Estado, es decir, de todos nosotros y los compromisos que deben asumirse son gigantescos. ¿Podremos vencer los argentinos nuestro impulso natural a condicionar este emprendimiento a que podamos garantizar la continuidad del proyecto K/la expulsión del oficialismo corrupto? Hay proyectos importantes en marcha; la sombra de la corrupción asociada con el nombre Skanska puede servir tanto para demorarlos como para evitar que se deformen en negocios particulares.


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