Mi adiós a Sábato

abril 30, 2011

Cada uno tendrá su propia despedida. En mi caso, lo más importante que me queda de él es «Sobre héroes y tumbas«. Se me ocurre que cuando los libros de historia con corrección política incorporada sean tan polvo como las necrologías periodísticas, eso permanecerá.

Pueden bajarlo aquí en pdf, si les interesa. La verdad, es fácil conseguirlo entre los libros usados, y muy barato. Comparto ahora con ustedes, el comienzo, obra maestra consumada para enganchar a un lector. Y una parte, casi al final, donde muestra su exceso de sentimentalismo, pero que también cómo puede llegar a los jóvenes que lo leíamos.

«Las primeras investigaciones revelaron que el antiguo Mirador que servía de dormitorio a Alejandra fue cerrado con llave desde dentro por la propia Alejandra. Luego (aunque, lógicamente, no se puede precisar el lapso transcurrido) mató a su padre de cuatro balazos con una pistola calibre 32. Finalmente, echó nafta y prendió fuego.

Esta tragedia, que sacudió a Buenos Aires por el relieve de esa vieja familia argentina, pudo parecer al comienzo la consecuencia de un repentino ataque de locura. Pero ahora un nuevo elemento de juicio ha alterado ese primitivo esquema. Un extraño “Informe sobre ciegos”, que Fernando Vidal terminó de escribir la noche misma de su muerte, fue descubierto en el departamento que, con nombre supuesto, ocupaba en Villa Devoto. Es, de acuerdo con nuestras referencias, el manuscrito de un paranoico. Pero no obstante se dice que de él es posible inferir ciertas interpretaciones que echan luz sobre el crimen y hacen ceder la hipótesis del acto de locura ante una hipótesis más tenebrosa. Si esa inferencia es correcta, también se explicaría por qué Alejandra no se suicidó con una de las dos balas que restaban en la pistola, optando por quemarse viva.

[Fragmento de una crónica policial publicada el 28 de junio de 1955 por La Razón de Buenos Aires.]»

……………………………………………………………………………………………………

«Ya nada queda en la quebrada de aquella Legión, de aquellos míseros restos de la Legión: el eco de sus caballadas se ha apagado; la tierra que desprendieron en su furioso galope ha vuelto a su seno lenta pero inexorablemente; la carne de Lavalle ha sido arrastrada hacia el sur por las aguas de un río (¿para convertirse en árbol, en planta, en perfume?). Sólo permanecerá el recuerdo brumoso cada día más impreciso de aquella Legión fantasma. “En las noches de luna —cuenta un viejo indio— yo también los he visto. Se oyen primero las nazarenas y el relincho de un caballo. Luego aparece, es un caballo muy brioso lo muenta el general, un blanco como la nieve (así ve el indio al caballo del general). Él lleva un gran sable de caballería y un morrión alto, de granadero”. (¡Pobre indio, si el general era un rotoso paisano, con un chambergo de paja sucia y un poncho que ya había olvidado el color simbólico! ¡Si aquel desdichado no tenía ni uniforme de granadero ni morrión, ni nada! ¡Si era un miserable entre miserables!)

Pero es como un sueño: un momento más y en seguida desaparece en la sombra de la noche, cruzando el río hacia los cerros del poniente«


Y será Ricardo Alfonsín, nomás?

abril 29, 2011

Les repito que no quiero interrumpir la discusión en curso sobre el Estado, las empresas y las empresas del Estado, que se ha desordenado y hecho aún más interesante. Tomen este post como lo que es, alguien que piensa en voz alta a eso de la medianoche, antes de irse a dormir. Porque una cuestión le da vueltas en la cabeza.

Hace casi cinco años (junio de ´06) que sostuve que una pregunta clave de la política argentina era «¿cuál será la expresión política de la oposición a Kirchner?«. Ya me preguntaba eso entonces, cuando el kirchnerismo era todavía un proyecto; aunque también reconocía que «N. K. había llegado a ser el tercer Jefe del peronismo a lo largo de su historia«.

A comienzos de este año le cuestioné varias veces en este blog a mi amigo Artemio López el triunfalismo de sus encuestas, que le daban – le dan – a la Presidente una larga ventaja sobre un pelotón de rivales desperdigados. Recordé un fenómeno frecuente en nuestra vida política, la polarización que se produce pocos meses antes de la fecha de la elección – que no tiene que ver con los requisitos de un balotaje – y que termina definiendo cuáles dos candidatos van a luchar con posibilidades. Pues los votantes tiene un realismo que les permite apreciar, más allá de programas y discursos, que están eligiendo a quien va a gobernarlos.

Todavía mi intuición se niega a ver en la figura de Ricardo Alfonsín al «desafiante» que enfrentará a Cristina Fernández el 23 de octubre. Y uno de los motivos, sin duda, debe ser que considero que no tiene chances reales, y que el aparato del Partido Radical – está demostrado – ya no garantiza por sí solo un resultado digno. Más importante, siento que tampoco su perfil político es el que refleja mejor la oposición «realmente existente», esa franja de nuestros compatriotas que rechazan a este gobierno. Pero… la tosudez de los hechos. Una a una se van desvaneciendo las alternativas, en una forma que Néstor Sbariggi ironizó «que parezca un accidente«.

Entonces, pienso en las explicaciones que se pueden ofrecer. Y recuerdo algo de Carlos Pagni del lunes Alfonsín y Macri, o cómo hacer para salvar a la oposición. Pagni sería uno de los más lúcidos analistas políticos en plaza… si su posición como columnista de LaNación no pareciera obligarlo a ver todo bajo un solo prisma: Qué puede hacerse para derrotar al gobierno K, que es el Mal absoluto. Más allá de la opinión que uno tenga sobre este gobierno, es una anteojera muy estrecha.

De cualquier modo: después de las condenas de rigor, C. P. señala «Una incógnita crucial de los próximos meses es, entonces, si existe un sujeto electoral con la organización y el encanto suficientes como para seducir a los votantes y, además, derrotar al Estado.

El interrogante interpela antes que nada al radicalismo. La crisis opositora es, por varias razones, la crisis radical. En principio, el colapso de ese partido privó a las capas medias de un instrumento histórico de intervención en la política. Esa representación sufrió una fragmentación territorial: en Rosario la asumió el socialismo de Hermes Binner; en Córdoba, el Partido Nuevo de Luis Juez; en la ciudad de Buenos Aires, el Pro de Macri y la Coalición Cívica de Carrió.

El peronismo gobernante no dispone, entonces, de un adversario nacional. Salvo que la UCR actúe como coordinadora de esas expresiones regionales, aceptando adhesiones a su fórmula presidencial. En el caso de Juez y el socialismo no habría inconvenientes. Ellos carecen de proyección más allá de sus provincias. El problema es la relación con el macrismo. Ese vínculo es el nudo electoral del país en estas horas. El radicalismo debe su relevancia a que es el único puente entre dos mundos inconexos: el de la centroizquierda de Binner, Rubén Giustiniani y Stolbizer, y el de la centroderecha de Macri» (y de De Narváez, y de Clarín y LaNación).

Es un buen argumento. No me parece suficiente, porque la política no se maneja con análisis teóricos. Pero Pagni agrega algo… sugestivo: «En Alfonsín pugnan dos fuerzas. Una, las llamativas ganas de ganar. Desde que murió Néstor Kirchner, es difícil encontrar un candidato tan entusiasmado en la persecución del poder«. Si esto es así – no lo conozco personalmente a Junior – ese sí lo considero un factor decisivo.

No creo, como dije antes, que Ricardo Alfonsín pueda vencer a Cristina Fernández, aún en una hipotética segunda vuelta. Así como hay un voto sólido anti kirchnerista, que votará a cualquiera que le ofrezca una chance de vencer a los K; también hay un voto anti alfonsinista, que votará a disgusto la reelección de la Presidente antes de votar a alguien que se parece tanto a Don Raúl.

Puedo dar fe de esto. Conozco a bastantes peronistas anti K – no hablo de dirigentes, ni de militantes, sino votantes comunes y corrientes, que votaron a Menem, a Rodríguez Saá, o aún a Lavagna. Todos no vacilarán en poner la boleta de Cristina, si la alternativa es un Ricardo Alfonsín.  Puedo decir lo mismo de los ruralistas, los muchos medianos que no se han reconciliado con el gobierno. He visto una encuesta (está bien, son operaciones políticas, pero los datos eran convincentes) que mostraba un porcentaje importante de los votantes de Macri no votarían en ninguna circunstancia por el otro.

Me queda una reflexión. Si se termina produciendo una polarización en este escenario – y no parece que haya otros probables – el viejo sueño de los politólogos y los progres de claras opciones de «centro izquierda» y «centro derecha» vuelve a mostrarse como una construcción vacía. El peronismo y el radicalismo no son estructuras sólidas y homógeneas – probablemente nunca lo fueron – pero son identidades que perduran.


Algo de las elecciones en Perú

abril 28, 2011

No quiero interrumpir la discusión en curso sobre el Estado, las empresas y las empresas del Estado. Al contrario, mi intención es seguir aportando.

Pero gracias a Otto, el gringo bueno de IKN encontré esta noticia que publicó la Coordinadora Nacional de Radio del Perú, un grupo periodístico cristiano y ecologista, lo que a algunos peronistas nos da cosita. Pero los datos son duros, muy duros, y echan luz sobre los recientes resultados de las elecciones. Y también sobre elecciones de políticas «exitosas»; que si no son acompañadas por vigorosas políticas sociales terminan en lo que terminan.

Es relevante para nosotros. Así que leemos: «Ica, 25/04/2011 (CNR) — Ica, región modelo, por el mayor crecimiento del PBI acumulado de los últimos 5 años a nivel nacional, logró tener mayor presencia en el mercado transnacional, por su buena calidad de tierras y horas de sol, logrando que su principal actividad, la agricultura tenga una buena producción. Los espárragos, uvas, alcachofas, cebollas, mandarinas, palta, entre otros productos constituyen los principales productos de agro-exportación. 

El ministro de economía Ismael Benavídes precisó “Perú se perfila como un país exportador de productos de valor agregado al posicionarse como un importante proveedor de alimentos para el mundo, y de productos manufacturados de calidad, que utiliza de manera sostenible sus recursos naturales”, añadió “Ica exportó más de 3,208 millones de dólares, creciendo en 118% si se compara con el 2006, y sus productos se colocaron en 80 mercados de destino”.

Sin embargo este aparente crecimiento económico no se refleja en la calidad de vida de la población de la región. Al estar Ica en 3° lugar a nivel nacional en el número de casos de tuberculosis – dato de la propia Dirección Regional de Salud – y haber incrementado los casos de anemia en niños y niñas menores de 5 años, de 44.9% en el 2009 a 53.8% en el 2010, estadística de ENDES. 

A estos datos oficiales se suma otros evidentes que generan una pésima calidad de vida, la situación de abandono de los niños y niñas hijas de las madres trabajadoras«


El Estado y las empresas

abril 27, 2011

Hoy a la mañana subí un post breve y, asumí de entrada, no muy interesante: el Estado como accionista minoritario . Mi intención era simplemente recordar un hecho muy conocido por los que tienen experiencia en empresas: los directores que no pertenecen al grupo que controla la compañía por lo general tienen muy poca influencia, si alguna, en las decisiones. Y no tienen acceso a información confidencial (¡obvio!). Es decir, que los titulares que llenaban los medios no se referían a nada importante (casi digo, como de costumbre).

Ni siquiera mencioné un factor más importante y, desgraciadamente, también familiar: bajo las costumbres salvajes de algún capitalismo financiero moderno, muchas veces los accionistas minoritarios (o mayoritarios, pero repartidas en demasiadas manos, que no pueden organizarse) son víctimas de maniobras de parte de esos grupos que controlan las empresas. En décadas recientes, en todos los países desarrollados se han dictado leyes para tratar de impedirlo. Es decir, ha intervenido el Estado (es lo que apunta en su comentario, como siempre muy sintético, AyJ, con su referencia a la Securities Exchange Commission).

Pero si me extendía en ésto, el post iba ser mucho más largo y con más información jurídica de la que tenía ganas y tiempo de reunir.

Ahora, el post provocó, para mi sorpresa, muchos comentarios politizados (Y he descubierto, gracias a el del sur, que el asunto agitó a la blogosfera económica opositora). Todos fueron apreciados, y algunos de ellos me motivaron a que reflexione en este post sobre un tema que engloba a ése y que, creo, es mucho más decisivo.

Ante todo, un punto práctico que el del sur acerca: «si ese Director en minoría decidiera empezar a recorrer la empresa, hablar con sus Gerentes, indagar respecto a la diaria de la organización y establecerse en horario laboral en una dependencia central de la empresa, las cosas cambian. …  en la actividad privada todos sabemos que los Directores en el 99% de los casos sólo aparecen para las asambleas … Si cada Director del Estado decidiera aplicarse una 9 horas diarias en las compañías donde poseemos participación accionaria, puedo asegurarte que no hace falta que te muestren información confidencial, todo toma otro sesgo para el ojo interno de las empresas»

Reconozco que es así. Y cabe a cada Director que represente al Estado, o a sus jefes políticos, evaluar si es el mejor uso de su tiempo. Ahora, tengo que decir que ya hay quienes deben cumplir, por la naturaleza de sus tareas, con una práctica similar a la que sugiere. Se llaman «delegados gremiales». Y como grupo son más importantes en la mayoría de las empresas que los miembros del Directorio. Es cierto que su lealtad es hacia el sindicato, pero, en el mundo real, el Estado podría acceder y correlacionar la información que puedan reunir.

El canilla hace un argumento muy bien razonado pero que a mis oídos, quizás prejuiciosos, suena como el que haría la conducción de La Cámpora… si fuera una orga setentista, variante Guardia (que al menos por ahora, no es): «el problema que une a sus dos posts últimos – la falta de cuadros políticos en los lugares de gestión – es el síntoma del problema estructural de un kirchnerismo que en su conducción es “progre” peronista pero conduce un partido ganado por el neoliberalismo de Menem y una burguesía sindical estilo AFL-CIO. Una conducción que tiene acceso al poder pero no cuadros experimentados«.

Canilla: Ud. tiene calle. Sabe que la experiencia en política se gana haciéndola. La experiencia en el Estado y en las empresas se gana trabajando allí. Y el otro factor, la confianza – lo que más necesita quien conduce … es, en última instancia, una relación personal. No hay escuelas de cuadros para eso.

El punto que me llamó la atención es que esos comentarios, y los de Jorge, Casiopea, Pablo, Ricardo explícitamente, y en forma tácita los demás, se refieren solamente a uno de los dos casos posibles: cuando el Estado y el grupo económico en que tiene participación están confrontando ¿Será que la confrontación no es una característica K sino de los argentinos?  Está bien, es el caso de Techint, que, por razones obvias, es el que tiene más repercusión mediática.

Pero yo dije claramente que: «Es conveniente y útil para el Estado tener directores en las empresas privadas… cuando existe o puede existir un acuerdo con quienes las manejan, o una forma de influir en sus decisiones. Esto le permite tener un ojo y un oído en la ejecución, y da oportunidad de foguearse a sus cuadros en la realidad de la producción y/o las finanzas». Y este aspecto me parece mucho más importante. Y, claro, no es teórico. Pueden citarse muchos ejemplos. Quizá el más publicitado es el del Banco Macro. Aunque Roberto Feletti ciertamente no necesita adquirir experiencia bancaria.

Por todo eso, el comentario que encontré más estimulante es el que hace el klamar «Decir que no sirven para nada los directores por la minoría es demasiado duro, pero hay que reconocer que son inútiles a los efectos de incidir en decisiones de producción, inversión, comercialización, precios, etc. Entonces, ¿qué hacemos? ¿alguien tiene una mejor idea que crear empresas públicas (o asociarse con empresas privadas existentes) en sectores estratégicos de la economía (energía, minería, transporte, insumos básicos, etc)?»

Porque apunta a una realidad no tomada en cuenta: por toda la charla de «estatismo», han sido muy pocas las empresas que se han estatizado en los últimos 10 años, y aún menos las públicas que se han creado. Podemos hablar de una auténtica reluctancia, y el caso de ENARSA, que es poco más que una oficina y algunos expedientes es el mejor ejemplo.

Los motivos pueden ser desde esa ausencia de «cuadros» con experiencia en gerenciamiento de grandes empresas a la mala memoria, negada pero presente, que han dejado algunas experiencias de empresas estatales. Los peronistas con experiencia en gobiernos provinciales, como los Kirchner, saben de eso.

Por algo han sido tan renuentes, hasta ahora, a reeditar algo por lo que yo he abogado como político: un Banco de Desarrollo similar al brasileño. La sombra del BANADE pesa, y si el gobierno que debe crearlo no está seguro que está en condiciones de garantizar un manejo razonablemente eficaz, tengo que aceptar su prudencia.

Los gobiernos Kirchner, entonces – como su breve antecesor Duhalde – se han inclinado por asociarse con empresas privadas a través de diversos mecanismos: concesiones, subsidios…

Una digresión teórica que entiendo necesaria: Uno de los clichés periodísticos más usuales es «capitalismo de amigos«. Para mí, la noticia importante sería descubrir una sociedad donde funcione un «capitalismo de enemigos«. Por supuesto, los modelos teóricos ortodoxos suponen un marco donde el Estado es neutral y los actores económicos son lo bastante pequeños y numerosos para no conformar oligopolios y, sobre todo, no puedan influir sobre el Estado para obtener ventajas.

Y es cierto que situaciones que se acercaban a un mercado perfecto – así como aproximaciones al ideal troskista de unidades económicas regidas por comités de trabajadores y consumidores – se han dado, por algún tiempo y en el marco de circunstancias especiales. Ahora, plantear cualquiera de las dos como receta para toda una sociedad moderna… es para los que se emborrachan con ideología. Trato de no abusar de ese licor.

Necesito decir que aceptar la necesidad, la inevitabilidad, en una sociedad moderna de una interacción estrecha entre el Estado y los empresarios no significa cerrar los ojos ante los peligros que implica. La corrupción personal, grave como es por su efecto destructor de las lealtades políticas, es el menor de ellos. Peor es que las decisiones se tomen por razones de «caja».

Por supuesto, no hay reaseguros infalibles. Una sociedad razonablemente democrática, la intervención activa en política de muchos… evitan las deformaciones más graves. También aporta la existencia de grupos económicos con intereses contrapuestos. Curiosamente, para la percepción vulgar, en Argentina operan más los primeros factores que el segundo, por un estilo cortoplacista en el mundo de las grandes empresas.

(Para volver por un momento al caso que dió origen al debate: Me parece evidente que, tanto desde el gobierno como desde Techint, esta no es una pelea por el dinero sino por el poder. Tal vez sea más peligrosa, pero éticamente es mejor).

Para terminar, por ahora, con esta reflexión, que se ha hecho demasiado larga, quiero plantear que el tema económico a debatir que se debe la sociedad argentina – que no está en tiempo, diría Tomás, «para ver si instauramos o no el control popular de los medios de producción» – son las reglas de juego, los castigos y los estímulos eficaces a la actividad privada que tendrá que desarrollar el Estado en actividades estratégicas. Por ejemplo, transportes.


el Estado como accionista minoritario

abril 27, 2011

Ayer subí algo sobre La Cámpora. En realidad sobre la declaración de principios de Tomás, uno de sus militantes. Agregué algunas reflexiones personales, y fue un post muy visitado. Mejor aún, tuvo algunos comentarios – pienso en particular en los de Daniel 7, Gonzalo Flores K, G. S., Fedeberg80, Mariano y algún otro – que me obligan a seguir reflexionando. Estoy redactando un nuevo post a partir de lo que dijeron.

Pero seamos prudentes: estamos hablando sobre expectativas. Lo que la experiencia y la historia nos dicen que puede pasar. Hay un tema concreto, que a propósito de La Cámpora Fede Vázquez trata aquí, Lo que molesta es, fue y será el Estado, que es el nombramiento de directores en las empresas que la ANSES tiene acciones.

Fede V. es una de las plumas más agudas de la blogosfera K, y su tesis, insinuada en el título, es una con la que estoy por completo de acuerdo (ambos tomamos como punto de partida lo que Tomás escribió). Pero creo que hay un error de apreciación en el ejemplo concreto que él elige, y, si estoy en lo cierto, no es teoría. Es un tema de experiencia concreta.

Atención: Estoy convencido, tanto como alguien tan poco sospechable de populismo como el Director del CEMA, Carlos Rodríguez, que quien tiene un porcentaje significativo de acciones tiene derecho a nombrar los directores que correspondan. Afirmar lo contrario pone en peligro la seguridad jurídica, y hasta el derecho de propiedad.

Pero hay un dato que da conocer directorios de empresas públicas y privadas: no hay nada tan irrelevante, tan impotente en una empresa como un director por la minoría. Es un jarrón con un buen sueldo. Es preferible ser síndico, que al menos se necesita su firma para los balances.

Entonces…? Es conveniente y útil para el Estado tener directores en las empresas privadas… cuando existe o puede existir un acuerdo con quienes las manejan, o una forma de influir en sus decisiones. Esto le permite tener un ojo y un oído en la ejecución, y da oportunidad de foguearse a sus cuadros en la realidad de la producción y/o las finanzas. Uno piensa en los zaibatsu japoneses, los chaebol de Corea, y que la Argentina necesitaría el equivalente de esos grupos económicos, íntimamente ligados a sus gobiernos… ¿Pero con Techint, hoy?

Como generalmente no me convencen las hipótesis conspirativas, me veo forzado a suponer que asistimos a una pulseada política… de imagen. El gobierno nacional quiere demostrar que no cede a la presión de la corporación económica más poderosa, y procura encuadrar a aliados y neutrales (Como la UOM, cuyas pulseadas generalmente son por temas más prácticos). Y don Paolo Rocca… creo que está procediendo como el padrone italiano de otras generaciones. Por lo menos, como decía Nimo, así lo veo yo.


de La Cámpora

abril 26, 2011

Me dicen que Artepolítica es uno de los blogs más visitados. Y este post la escribió Tomás, el de Burbujas con detergente. Encima, ya Un día peronista la reprodujo. Está claro que no necesita difusión. Pero me gustó mucho, como «Misiones y objetivos» (jerga de los administrativos) para un grupo político – en este caso, uno muy joven y que ya tiene su leyenda negra – y quiero copiarla, a modo de aval personal a este planteo.

Fue escrito como respuesta a una nota, que ponía el énfasis en el contraste con la militancia setentista. Pero decidí suprimir esas alusiones. Yo estuve en los ´70, y hasta un poquito en los ´60, y ya me aburre cuando tratan de contarla. Eso sí, al final agrego algunas comentarios míos.

«Vienen tirando con el carácter incoherente de trabajar en el Estado y ser un militante. Como si fuera, digamos, una contradicción en los términos. La trampa es infantil: un militante que recibe una remuneración por gestionar lo público, en verdad lo hace por militar. Discutir eso es discutir la cuadratura del círculo: la fe. Acá cada uno elige en qué creer, y está bien que así sea. Nada que se diga o se pruebe le va a cambiar el juicio previo sobre esto.

No paro de preguntármelo y me parece más raro cuando van con la misma cantinela: ah, pero estos chicos no son montoneros, tienen celulares y andan en auto.

La respuesta es que no: que la historia no se repite un carajo. Que cada generación va haciendo lo que puede con lo que le toca. Que a nosotros nos toca esto y, le digo más: que está buenisima la época que nos toca, porque nos va a formar mejor (uy, ¿no debería decir “distinto” acá?), para ampliar más derechos, para institucionalizarlos, para crear nuevos.

Nos toca esto porque nuestro pasado es el 2001, macho. Nuestro pasado es cuando no había instituciones. Perdón, perdón por no querer agarrar los fierros, perdón por nuestra épica posibilista frente a la de tipos que iban a cambiar el mundo. Nosotros queremos institucionalizar el mundo, e ir corriendo la frontera de los derechos cada vez un poquito más. Gradualmente. Y que me disculpen por semejante aburguesamiento pero, ¿sabe qué, compañero?, en el 2001 no ganaron la calle los sectores populares frente a la caída del Estado. Al contrario, compañero: los sectores populares quedaron hechos mierda. Nosotros tenemos ese pasado y queremos construir otro presente y otro futuro: uno con más Estado en los lugares donde todavía no llegó. Ahí tienen razón: tenemos una épica zarpada en posibilismo, que es todo lo contrario, digamos, “a robar con los setenta”.

Queremos ver cómo hacemos posible que haya mejores cárceles, queremos pensar cómo diversificamos las exportaciones, queremos ver cómo hacemos ahora que nos cambió la ecuación energética y usamos más gas que petróleo. Pero, ¡qué burgués, compañero! Disculpe si no me replanteo mi forma de vivir, si no vendo mis pertenencias, si no me hago franciscano y arrojo el celular por la ventana para vivir de verdad, militantemente, como un militante de verdad, sin posesiones, sin propiedad privada como corresponde. Disculpe si en vez de cantar por la revolución que está por venir, “defendemos lo que hay”.

Nosotros – no soy la voz de nadie, digo que algunos – creemos que la herramienta de transformación hoy es el Estado. Y creemos que hay que mejorarlo, hacer que llegue a más lugares, hacer que llegue de manera más inteligente. Nos queremos formar para eso, en las prácticas del Estado, aunque implique la desgracia de abandonar la revolución socialista un rato en pos de un posibilismo. Disculpe, compañero, si no le coincide la figura del Eternauta con la formación del Estado: es una contradicción que está última de todo en el cajón de los problemas que tiene una generación nueva que quiere hacer política y asumir lugares en la gestión. Tenemos doscientas contradicciones que resolver antes que lo que les molesta a la vista a tipos como ustedes, tan puros. Sus ideales eran mejores, seguro que sí. Nosotros apenas queremos hacer funcionar un Estado que hace diez años estaba destruido. Queremos un sistema político con reglas más o menos establecidas. Queremos que la gente cobre – ay mirá lo poco que me planteo mi forma de vivir militantemente – muchísimo mejor de lo que cobra por trabajar en el Estado. Queremos que los tipos que se nos van al sector privado vengan a laburar al Estado, por un poco menos de guita, por convencimiento militante, garantizándoles – uf acá me re aburgueso – un poco más de estabilidad laboral que en el sector privado.

Disculpe si usted, compañero, le robaba la pistola a la policía o iba por la auto-organización del pueblo, pero yo quiero que haya un compañero, de La Cámpora, del Evita, de donde sea, laburando de pasante en la comisaría para que no haya ni un pibe más muerto. Disculpame el posibilismo, pero el torturado en la cárcel anda… ¿cómo decirlo?, “sin tiempo” para ver si instauramos o no el control popular de los medios de producción.

Y no digo que mi posibilismo sea mejor que su sistema ideal y perfecto del mundo, compañero. Digo que son, je, distinto

Bien, Tomás. Te agrego que el compromiso épico de lucha y muerte tiene también un atractivo muy fuerte, cuando se es joven (y también lo tiene, para algunos viejos, cuando son otros los que se arriesgan. Pero hablar de eso me deja un mal gusto en la boca y no hace aquí). Muchos de mi generación lo tomaron y muchos de ellos pagaron el precio. Otros zafaron. Pero, sabés qué? los de abajo siempre pagan el precio. Es necesario entonces cuestionarse si no hay otro remedio que hacérselos pagar. Me parece que olvidamos esto, en los ´70.

Eso sí, tengo que decirte que el camino que Uds. eligen – que yo considero mejor – tiene también sus peligros. La corrupción personal es uno de ellos. Pero, al igual que en la otra elección, tampoco es el peor. Aquí también son los de abajo los que pagan el precio de la corrupción y de la ineficiencia. No empecemos a mencionar casos porque nos desviamos del planteo, pero tengamos presente ese riesgo.

Algunas observaciones que siento necesarias: No tiene nada de nuevo, digan lo que digan los inventores de relatos del periodismo opositor. El peronismo fundacional se construyó desde el Estado, después de todo. En el ´71 y ´72 Perón se cansó de repetir que debía juntarse «materia gris» para ocupar los niveles medios de decisión en el Estado. Mi amigo Manolo Barge, demasiado benévolo, rescata a las orgas que escucharon ese mensaje, Trasvasamiento, CTP, … Puedo atestiguar que nunca terminaron de desprenderse del mito de la Revolución, y, sobre todo, no encontraron, no encontramos, una estrategia política adecuada, en medio de esa guerra civil de baja intensidad del ´73/´75.

Eso nos acerca al problema clave, que es mucho más actual. No hace tantos años, la Coordinadora radical también comenzó a colonizar el Estado. Algunos de ellos todavía sobreviven allí, pero como proyecto político… ni siquiera ha dejado una leyenda trágica detrás. No pudieron construir, en condiciones más favorables que las de los ´70, una estrategia. No dejaron de ser los chepibes de Alfonsín.

Ese entonces, creo, es el dilema que enfrenta la Cámpora (También está el nombre, tengo que decirlo; para muchos veteranos no es muy feliz, pero es un tema menor. Bonasso se mostró como un gran constructor de leyendas). En el Estado hay, necesariamente, poco margen para librepensadores. Se deben seguir y defender las políticas de la «superioridad», en la jerga administrativa. Pero si no consiguen construir, afuera del Estado, una identidad política, sino llegan a ser, por ejemplo, una corriente interna del peronismo, su destino será el de ser, por un tiempo, una agencia de colocaciones. Y la feroz ironía de Borensztein habrá resultado cierta.


Las dos Argentinas

abril 25, 2011

En LaNación de ayer domingo había varias notas que justificaban leer el diario (No las de sus columnistas habituales, con la excepción de Fernández Díaz). Alguna ya comenté; otra, de Roubini, pienso hacerlo, con el aporte de mi amigo radical EduA. Pero la más importante era una que – en armonía a la política del diario – tenía sesgo opositor, eso sí, con las cifras del INDEC.

Se titula «La Argentina, a dos velocidades«, su autora es Emilia Subiza, y pueden leerla entera aquí. He hecho un resumen:

Es miércoles al mediodía. En un local de electrodomésticos ubicado sobre la avenida Cabildo, a metros de Juramento, se vislumbra el buen momento de la actividad económica y el boom de consumo. Manuela, una estudiante de 20 años, ya tiene una notebook y se asesora sobre las características de las netbooks; mientras que Silvia, una profesional de 48 años, se entusiasma con modernas heladeras de tono metalizado para renovar la que le regalaron para su casamiento, hace casi 20 años.

A pocos metros de ahí, Carolina, una joven de 26 años, reparte volantes que ofrecen ayuda para terminar el secundario. Lo hace en forma casi automática, ante la indiferencia de la mayoría de los transeúntes. Trabaja de lunes a sábado, seis horas por día, y a veces no llega a los $ 1000 por mes para llevar a su casa. «Es lo que encontré. Acá hoy estás, pero la semana que viene no sabés porque siempre estás temporaria. Es muy difícil estar en blanco, te ponen requisitos inalcanzables», cuenta.

Reflejo de una Argentina que marcha a dos velocidades: hay una clase alta y otra media con un pie en el acelerador que motorizan el consumo y mejoraron sus condiciones de vida a partir del crecimiento económico de los últimos años. Y otros segmentos medio y bajo que, a pesar de la mejora de sus ingresos en términos relativos, avanza casi a paso de hombre y no goza del derrame del buen momento de la economía argentina ni de la redistribución que intenta el Gobierno con medidas como la Asignación Universal por Hijo.

«Hay una Argentina que va más rápido, con pautas de consumo del Primer Mundo o de las grandes urbes; y hay otra Argentina que se estancó, sin signos de movilidad social ascendente y con perspectivas negativas sobre su evolución», dice Fernando Moiguer, especialista en consumo de la consultora I+E.

Por la polarización social estructural de la Argentina, los promedios estadísticos ya no explican lo que le sucede a la mayoría, explica Moiguer. «Llevamos nueve años sin crisis y ocho de crecimiento, pero no hubo mejoras en la polarización. Mejoran los datos absolutos, pero no los relativos», agrega.

Según la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC, el ingreso del 10% de la población ocupada de menores ingresos creció un 50% entre el cuarto trimestre de 2009 y el mismo período de 2010. En términos relativos es un dato positivo. Cuando uno va a los números absolutos se encuentra con que los ingresos de este grupo pasaron de $ 400 a 600. En cambio, el 10% que más gana recibió un 31% más, pero sus ingresos pasaron de 3800 a 5000. «Crecemos mucho, pero la sociedad sigue siendo injusta. Hoy, la Argentina es un país que vive en un mismo territorio, pero con dos lógicas distintas”

Moiguer señala que hay una porción de la sociedad que se recuperó y pasó de clase baja a media, pero, a diferencia de lo que ocurría antes en la Argentina, ya no tiene aspiraciones de seguir ascendiendo socialmente, y eso se refleja en sus compras porque asume la recuperación como algo transitorio y mantiene pautas de consumo de la clase baja.

Un informe del INDEC que divide a la población en 10 grupos muestra que el segmento uno, el de menos dinero, fue el que mostró mayor crecimiento en sus ingresos: 40% entre el último trimestre de 2010 a igual período de 2009. La media de este grupo pasó de $ 235 a 330, es decir, 95 pesos más. Del segmento tres al diez el promedio de crecimiento de ingresos fue entre 24 y 28%, o sea, entre $ 215 y 1506. Esta diferencia absoluta explica los dispares poderes de compra de cada clase.

La diferencia entre los que más ganan y los que menos disminuyó a partir de 2003. En el último trimestre de ese año, el segmento de mayores ingresos ganaba diez veces más que el de menores ingresos. El momento en que la brecha fue más corta fue en 2008, cuando la diferencia entre los que más y menos ganan fue de 7,5 veces. Desde entonces ha habido oscilaciones, pero los que más ganan mantienen una diferencia de más de ocho veces con los que menos.

Guillermo Oliveto, de la consultora W, explica que si bien se pueden hacer tres cortes en la pirámide social según ingresos, hay un 75% que está dentro del consumo y un 25% que se quedó afuera porque está por debajo de la línea de pobreza.

Esto hace visible una vez más las dos velocidades de la Argentina.

Oliveto advierte que el segmento que logró un mejor desempeño en los últimos años fue la clase media, que con la crisis de 2001 había caído en parte en la pobreza, pero que gracias a la recuperación del empleo y a la dinámica gremial recuperó su poder de compra. Ya no se limita sólo a la compra de alimentos sino que mueve fuertemente el consumo de bienes durables. «La clase alta ya se compró el LCD. Hoy los que mueven este consumo con 30 cuotas son los de clase media, que pueden acceder a estos bienes aspiracionales, y esto se nota en el segundo cordón del conurbano.»

Tener empleo y la calidad de éste son condicionantes esenciales para trazar la línea entre las dos velocidades a las que avanza la Argentina. De un lado está el 41% de la población que en 2010 tuvo empleo digno, que según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) no sólo es en blanco y con ingresos suficientes como para pertenecer a la clase media sino que también contribuye a la construcción de una sociedad integrada y con perspectivas a mediano y largo plazo.

Del otro lado, un 59% se encuentra en condiciones de precariedad laboral (estable, pero en negro), subempleo (inestable y mal pago) e indigencia (recursos suficientes para las necesidades alimentarias), según la Universidad Católica Argentina.

«Hay una dualidad entre quienes logran buenos empleos y los que logran empleos regulares, con poca calidad y malos ingresos, o simplemente no acceden», señala el economista de la UCA Agustín Salvia.

Si se analiza quiénes accedieron al empleo digno, creció más en los segmentos medios que en los bajos.

El economista de IDESA reconoce que en el período 2003-2010 se redujo la informalidad, que pasó del 44 al 37% de la fuerza laboral, pero advierte que esa contracción no se condice con el crecimiento de la economía en ese período, que fue de más del 60 por ciento. Su colega de SEL Consultores Ernesto Kritz opina que el sector que va más rápido es mayoritario y está vinculado al empleo formal, que creció, así como sus ingresos, incluso por encima de la inflación. Pero advierte que hay un sector que va a otro ritmo, a causa de los persistentes niveles de trabajo informal y a la insuficiente calificación de este grupo para acceder al sector formal. Esto hace que queden rezagados y no se puedan acoplar aun cuando hay oportunidades de crecimiento. «Van a otra velocidad por causas más profundas y estructurales, que son difíciles de superar. El perfil de los más jóvenes no es muy distinto del de sus padres, hay condiciones de reproducción intergeneracional de la pobreza», dice Kritz.

Desde una perspectiva geográfica se puede ver una Argentina a dos velocidades. Los mercados laborales del Noroeste y el Nordeste aprovecharon menos la bonanza, según un informe de IDESA con base en el censo 2010. La contracara son la Patagonia y la región pampeana, que fueron las regiones de mayor crecimiento entre 2003 y 2010 gracias a los altos precios internacionales de las exportaciones. Petróleo en el primer caso y productos agrícolas, en el segundo”.

La considero importante y dura, porque estimo que es una descripción correcta, en líneas generales (quizás Sirinivasa, Artemio López, otros que trabajan concienzudamente con los números en la blogosfera me corrijan). Eso sí, cambié el título, porque – esto es lo grave – creo que no pinta una Argentina con dos velocidades, sino dos Argentinas. Porque coincido con Ernesto Kritz en que hay problemas profundos y estructurales, muy difíciles de modificar.

Hace una semana dije «en relación a este gobierno, mis críticas más serias no es por las cosas que hace – aunque tenga una opinión pobre de algunos de sus métodos – sino por las que no hace«. Quiero ser justo: me parece evidente que los resultados de las políticas socio-económicas en este campo de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner han sido los mejores de los últimos 30 años; para ser precisos, desde que el pleno empleo dejó de ser una realidad. También la justicia obliga a señalar que esos resultados no alcanzan a sacar del pozo a los argentinos que están allí, aunque hayan mejorado en algo su situación.

También trataré de ser realista: no encuentro en las opciones políticas disponibles alguna en la que pueda creer – estirando mucho mi optimismo – que pueda hacer un mejor trabajo.

Creo entonces necesario empujar para que esas políticas socio económicas mejoren. Hay un motivo egoísta: la «inseguridad», el delito violento, que se comenta en el post anterior todavía está muy por debajo de la que existe en muchísimos otros países, aún en los llamados «exitosos». Pero crecerá. Una sociedad con memoria de movilidad social, con TV masiva, y con desigualdades profundas… no es estable. Los pobres no son, como grupo, más violentos que los ricos (lo son menos). Pero entre ellos siempre habrá algunos que no se resignarán a serlo. Cuando no hay otro camino, el delito es una salida con altos ingresos.


Para el debate sobre la «inseguridad»

abril 25, 2011

De la inseguridad – o para usar términos que me parecen más precisos – el delito violento y su represión, he escrito muchas veces en el blog. Recientemente, aquí, aquí, aquíaquí. Tomo de esos posts algunos párrafos que resumen mi visión del tema.

«En todos los países del mundo, y en todos los sistemas sociales, la policía es el organismo que reprime los delitos que esa sociedad no puede tolerar y administra los delitos que tolera pero no admite. Históricamente, la prostitución, el juego… Hoy incluye a la droga. y las inmensas sumas de dinero que ésta mueve son las que han roto las viejas reglas de juego».

«Es necesario que el Estado vuelque a la policía los recursos y la atención que dedica, por ejemplo, a las campañas electorales. La policía – federal, provincial – debe ser mucho más numerosa – lo que ayudará en el tema del empleo, de paso – mejor pagada, y mucho más controlada. No es una tarea fácil, pero tampoco es imposible. Los delitos violentos que afectan a los “civiles”, como el asalto en casas particulares o al voleo, no producen “cajas” tan grandes como la droga, la prostitución o el juego, que corrompen, en primer lugar, a quienes deben controlarlos.»

«No importa que nos digamos que las cifras de homicidios son mucho más bajas que las de México. Sí, y las de México son mucho más bajas que las de Honduras. El hecho social es que el delito común se vuelve más violento, y ninguna política social cambiará eso en el corto plazo. El hecho politico es que los argentinos comunes se sienten amenazados por esa delincuencia violenta, y no sienten que la policía los protege debidamente. “Es una sensación” ¿hay otra realidad más decisiva en política que las sensaciones de los ciudadanos?»

«El manejo de las Fuerzas de seguridad desde 2003, que en buena parte recayó en las espaldas de Aníbal Fernández, ha sido exitoso, si se lo mide por lo que insisto es la primera obligación de un timonel: No chocar el barco. Pero ningún equilibrio es estable, en la sociedad humana»

Agrego también, porque hacen a la discusión estas recientes declaraciones de Cristina Fernández: “La Presidente pidió dejar de lado el discurso que indica a la exclusión social como causa del aumento del delito, con críticas tanto a sectores que postulan “mano dura” como a aquellos que adoptan posiciones “garantistas“.

Las fuerzas de seguridad se ven desanimadas cuando tardan días de investigación para aprehender a alguien que cometió un delito y, por uno u otro motivo, los jueces los dejan en libertad. Esto no es ser garantista ni mano dura, es ser criterioso y lógico, nada más que eso

Resulta casi inexplicable que las cámaras de televisión sigan con minuciosidad caras de personas que agreden y sin embargo no existan detenidos ni órdenes de captura

Aspiramos a que cada uno cumpla su función: las fuerzas de seguridad, dar seguridad, y la Justicia, hacer justicia, que significa castigar a los que delinquen con las penas que establecen los códigos y, cuando la peligrosidad es tal, no permitir su libertad“.

Traigo de nuevo estos conceptos, bastante poco originales, porque mi amigo Luciano Chiconi – de quien he tomado algunas de mis ideas – ha subido en estos días un post donde, con el estilo agudo y elocuente que le envidio, vuelve sobre el tema y defiende ardorosamente una propuesta que ha planteado hace tiempo en su blog: las policías comunales. De paso, le pega al progresismo – lo que es una costumbre en él – pero también al manodurismo estúpido de alguna derecha. Y Artemio López toma este post de Luciano – no como parte de su propio combate contra el progresismo – sino porque, como encuestador, percibe que la «inseguridad» es el tema que preocupa más a los votantes, en la Provincia de Buenos Aires y en todos los distritos.

Para los perezosos que no cliquean, les hago aquí un resumen, un poco diferente al que encuentran en Ramble:

«El de la seguridad es un debate que necesita vacunarse contra la impostura intelectual: “la fórmula mágica” que venden progresismos y derechas que ya tuvieron el manejo ejecutivo de la política de seguridad en distintas etapas de los últimos veinticinco años en la Provincia de Buenos Aires.

Si el manodurismo mostró su fracaso, lo que no se dice tan claramente es que muchos aspectos de la reforma Arslanian también fracasaron, con lo cual la lectura de los “avances y retrocesos” que hacen ciertos sectores políticos provinciales con eje en esa reforma carece de todo sustento y no aporta nada al real problema de la seguridad. Lo que se niega aviesamente es que las bases estructurales de la reforma Duhalde-Arslanian iniciada en 1997 están vigentes en el sistema policial bonaerense.

Las DDI que reemplazaron a las brigadas de investigaciones, el control civil de asuntos internos, la disminución de la intervención policial en la instrucción penal, el fraccionamiento operativo y la descentralización de los cuerpos policiales, los mecanismos de participación popular previstos en la ley, el protocolo de limitación en el uso del arma y en la detención policial: todo esto está vigente en la PBA, y si hoy no existe eficacia policial para la prevención del delito, no es tanto porque no se completó la reforma, sino porque hubo temas no atendidos por ella.

Estas dos tendencias (mano dura o garantismo) que anclan su postura ideológica en la conciliación o en la disputa con la institución policial olvidaron por años el problema del financiamiento y la inversión: pasaron desde el cavernario Casanovas hasta el moderno Saín, pero el policía sigue cobrando una poronga.

Dos casos concretos son Tigre y Almte. Brown, donde Massa y Giustozzi lograron amplificar la capacidad instalada de la trama municipal para mejorar la prevención barrial. Esta tarea supone acordar laburo con la policía departamental y el control político del accionar policial para que la tarea se lleve a cabo, y que no sea el intendente el que garpe el costo político. Esta tendencia que marcan Massa y Giustozzi (y que otros intendentes que no se quieren quemar políticamente, ya están aplicando) tira abajo la estigmatización progre-gorila de “la connivencia entre barones y comisarios” como aparente raíz analítica del “drama de la inseguridad en la PBA”.

En todo caso, lo que deja en claro el comportamiento político de estos dos intendentes es que el eje manodurista-garantista como principal y único concepto para enhebrar una política de seguridad, ha caducado y que se hace necesario introducir una mirada más realista que se centre en un financiamiento integral. Si la clave es la inversión y la responsabilidad política, y Massa y Giustozzi tienen 70% de intención de voto en sus distritos, la ecuación política cierra sola…

La retórica de la ministra Garré … no debiera olvidar una instancia fundacional kirchnerista: el arreglo Kirchner-Aníbal Fernández-Valleca para establecer objetivos concretos que estuvieran en sincro con los nuevos aires de la época. Un proceso de vinculación que tuvo un margen de eficacia nada despreciable en términos políticos, y que hoy algunos prefieren omitir en nombre de una aparente renovación conceptual para abordar el tema, que en la práctica no hace más que emprolijar discursivamente aquello que ya fue trabajado por las sucesivas reformas policiales que ocurrieron en la PBA y por las sucesivas conducciones nacionales que habitaron el área de seguridad.

Lo que ahora Garré presenta catalogado y en encuadernación de lujo, ya había sido masticado en aquel cónclave sórdido: límites al accionar policial en reclamos sociales, y detrás de ello quedó bien visible la complejidad de la relación político-policial, porque Kirchner hizo lectura rápida, cuenta de almacenero, y pensó: ¿Cómo obtengo rédito político y eficacia decisoria en este tema sin que en ese acto sufra una hemorragia de poder político?

Los que no quieren gobernar la nación y la provincia pueden evitar hacerse esta pregunta, y escribir libros sobre el neverland policial y otros paraísos perdidos»

Como de costumbre, agrego otra reflexión mía al final (por algo soy el administrador del blog). Durante mucho tiempo he sido escéptico sobre policías comunales, pero tengo que reconocer que los casos que muestra Luciano, en Tigre y Almirante Brown, muestran que pueden ser eficaces. Y su inutilidad hasta ahora en la Capital no es un argumento decisivo: la inepcia y frivolidad que Mauricio Macri ha mostrado en este asunto la condenaron de entrada.

Pero no es posible prescindir de la Bonaerense, de una policía provincial. Requiere entonces pensar una cuidadosa arquitectura que permita que esas fuerzas coexistan, sin chocar entre sí (Como también sería deseable que pudiéramos pensar en una Policía federal en serio, que tuviera un rol similar al del F.B.I. o Scotland Yard en relación a las policías distritales, pero eso es otra historia).

Porque la única manera de evitar la corrupción policial es que haya mecanismos de control realmente independientes, es decir, que dependan de diferentes niveles de decisión (Amigos míos que conocen muy bien la Provincia, atribuyen el agravamiento del problema de la Bonaerense a que durante la larga administración de Duhalde se dejó en suspenso la rotación de los mandos departamentales. Un jefe policial que se queda demasiado tiempo en una jurisdicción… Hay demasiadas tentaciones, y se tejen demasiados vínculos).

Esto también apunta a la necesidad de la renovación periódica en esos niveles de decisión política, y a los peligros de la reelección indefinidad. Pero eso también es otra historia.


Wikileaks, Tronador y lo que importa

abril 24, 2011

No sé si ya dije en algún momento que los papeles del Departamento de Estado yanqui revelados por Wikileaks aportaban – sobre todo – algunos cientos de miles de trivialidades. Por las dudas, lo reitero ahora.

El mecanismo de publicación, a través de acuerdos con medios gráficos «occidentales y prestigiosos», merece alguna reflexión. Ofrezco una, muy breve: Es una decisión razonable, que apunta a evitar en lo posible delirios irresponsables, pero también a limitar la posibilidad de revelaciones inaceptables para la corrección política, tal como la entienden las clases medias occidentales. Bueno, eso puede decirse del periodismo en general.

Quiero aclarar que con esto no afirmo que Wikileaks o el periodismo son inútiles. Uno lee los diarios por hábito y a veces encuentra noticias importantes. Por ejemplo, ésta de hoy en LaNación: «EE.UU. temió un plan para revivir el misil Cóndor, pero terminó aceptando, tácitamente, el proyecto argentino para lanzar satélites«.

LaNación titula con otro énfasis, y resume la información como buen diario opositor que es. Pero resulta justo reconocer que su texto refleja de qué se está hablando, y muestra cómo se maneja la política internacional en el mundo real, lejos de las declaraciones para la tribuna. Y hasta ahora, es el único medio que la tomó. Recomiendo que la lean con atención. Así como esta copia de los memos originales que LaNación hace disponibles en pdf (lo siento, en inglés. Pero es muy comprensible).

Sobre el desarrollo del cohete Tronador por Argentina escribí aquíaquí y aquí. Pero este no es un blog tecnológico. Sólo quiero recordar lo que significaría para el orgullo y la identidad nacionales que Argentina fuera uno de los muy pocos países que puede colocar un satélite en órbita. Y para la posibilidad de incorporar y vender nuestra tecnología.

Marco algunos puntos de política internacional: Cómo en 1992, 10 años después de la Guerra de Malvinas y en pleno proceso de «reinsertarse en el mundo» como país confiable, el gobierno argentino se compromete a no desarrollar vehículos para lanzamientos espaciales en el «futuro previsible«. Y el muy razonable argumento del gobierno de Kirchner que más de 10 años está fuera en Argentina del concepto de «futuro previsible«. Y en el resto del mundo también, claro. Los jubilados de la Unión Europea solían vivir con una extensión de este concepto, pero…

La moraleja permanente es que los acuerdos internacionales, los tratados, siempre son reinterpretados a la luz de las realidades de poder, que no son estáticas. Algo que el viejo nacionalismo argentino nunca fue capaz de comprender, y lo condenó a la irrelevancia política.

Para facilitar una breve lección de realpolitik – esa palabra tan usada: les traduzco la parte final de memorándum del Embajador norteamericano en Argentina, Earl Anthony Wayne, del 6 de febrero de 2008, que figura en la copia de los memos originales que linkeo arriba:

« Realidades Prácticas

——————-

6. (C) Dejando a un lado los argumentos de Argentina, es útil examinar nuestra propia capacidad para influir en la posición del GOA (Gobierno de Argentina) hacia su programa SLV (Vehiculo de Lanzamiento Espacial). Funcionarios de alto nivel del GOA – incluido el actual ministro de Relaciones Exteriores – han proclamado públicamente que el programa es una prioridad nacional. Al GOA le resultaría difícil dar marcha atrás con esas declaraciones. La actual presidente Cristina Fernández de Kirchner, al igual que su predecesor y marido, Néstor Kirchner, han demostrado que son extremadamente sensibles a los desaires, y con frecuencia han jugado la carta anti-estadounidense en respuesta a un acto o declaración visto como usurpación de prerrogativas soberanas de la Argentina (Ref. C).

Forzar la cuestión con la presidente podría llevar a otro resultado que el óptimo. También entiendo que cualquier intento de conseguir un número significativo de gobiernos signatarios del MTCR (Missile Tecnology Control Regime) a unirse a nosotros para fortalecer nuestra posición es poco probable que dé frutos. Por lo tanto, debo concluir – y Varotto ya nos dijo prácticamente lo mismo – que hay poco que el gobierno de Estados Unidos puede hacer para convencer a la Argentina para que renuncie a su programa de SLV.

——————————————— —– –

Nuestra recomendación: hacer lo mejor de la situación

——————————————— —– –

7. (C) Porque no estamos al tanto de cualquier información que indique que el programa de SLV de Argentina represente un peligro a la no-proliferación, y teniendo los factores mencionados en cuenta, creemos que el mejor camino para una solución mutuamente aceptable y la resolución final a este factor irritante desde hace mucho tiempo es liberar a Argentina de sus compromisos de 1992. Como condición, se podría pedir que la Argentina informe de su programa y lo mantenga abierto para el MTCR y/o expertos de nuestra elección, un paso que Varotto ha indicado que el Gobierno de Argentina está dispuesto a asumir

(Aunque Varotto señaló también que es probable que el liderazgo político de Argentina sólo se compromete a sesiones de información e inspecciones discretas). Convertir las promesas de transparencia de Varotto en acción, vale la pena de un esfuerzo concertado, desde nuestro punto de vista.

8. (C) Además, tal curso de acción sería interpretado por el Gobierno de Argentina como un gesto de amistad, y sería visto como el reconocimiento y vindicación del fuerte compromiso de Argentina en la lucha contra la proliferación, desde la desaparición del programa Cóndor.

Lo mejor de todo: daría término a este irritante sin costo, nos daría una palanca para intervenir si la evolución del programa diera lugar a preocupaciones sobre la proliferación, y demostraría que somos serios cuando decimos que todos los Estados deberían poder obtener los beneficios del espacio con fines pacíficos.

WAYNE«


La madre de todas las internas – II

abril 23, 2011

Empecé aquí a subir reflexiones sobre la interna del PJ en la Provincia de Buenos Aires con la idea de mostrar la dinámica del peronismo “realmente existente”, cómo se mezclan factores locales y nacionales. Lo sigo ahora, porque un post de Ramble sobre las candidaturas de Sergio Massa y de Martín Sabbatella en Provincia me hizo pensar que no se puede ver la interna del peronismo por separado, sino como parte de todo el espacio político bonaerense.

El sabbatellismo, por supuesto, está abonado a la blogosfera politizada, y Omixmorón, Luciano, y Néstor Sbariggi, desde el subsuelo barroso del PJ, ya hablaron de una colectora massista. Pero Artemio López, neo ortodoxo y operador extraordinario, con el transparente pretexto de medir una hipotética intención de voto para gobernador en el 2015, presenta una encuesta que le da a Sergio Massa – como candidato del FPV – un 40,2 %, a de Narváez por el PRO un 17,3 y a Sabbatella por Nuevo Encuentro un 11,0. Cuarta queda Stolbizer por la UCR con un 6,5.

Las encuestas – si no se toman como predicciones – son buenos indicadores (además de operaciones políticas, claro). Artemio, Aurelio, Haime… se han equivocado muchas veces, pero muy rara vez por más de un 10 %. Seguro, ese por ciento puede ser la diferencia entre derrota y victoria, pero la encuesta, además, representa un cuadro de lo que una sociedad piensa en ese momento (Nunca olvidemos que la sociedad es una suma de mucha gente que no piensa lo mismo).

Desde ese enfoque, la encuesta que lanza Artemio – no inocentemente, a esta altura – no tiene por qué sorprender. El peronista que vota a Cristina y a Scioli no tendría inconveniente en votar a Massa; al contrario: la gestión de éste en Tigre es menos cuestionada que la de aquel en la provincia. Y quien votó a de Narváez y le sumó el 34 % en el ´09 y se ha desilusionado – otras encuestas indican eso – es más probable que vote una boleta peronista que una de Nuevo Encuentro… si el peronismo provincial le da una oferta atractiva.

Entonces… me interesa compartir con ustedes unas observaciones que hice a algunos compañeros con los que analizábamos las perspectivas inmediatas que se abren en la provincia:

«Creo que los dos… precandidatos, Sergio Massa y Martín Sabbatella empiezan a proyectarse más allá de los espacios que ocupaban hasta hoy. Y eso les presenta un desafío inevitable.

Massa está instalado – las encuestas lo muestran – como una cara nueva y atractiva para los votantes bonaerenses. Por lo que significa Buenos Aires, ya tiene que empezar a definirse en términos nacionales en el peronismo. Apoyo a Cristina, seguro. Pero creo que también tiene que comenzar a edificar una imagen propia, más allá de un buen gestionador y una cara joven. O se la edificarán sus adversarios. Ya han empezado a hacerlo.

Sabbatella… está en la situación opuesta. El es hoy el cristinista que agrada/expresa a los que rechazan el peronismo realmente existente: los intendentes; y, para muchos de sus posibles votantes, los sindicalistas. Eso le presentará un problema, cuando se vea obligado, si es candidato a gobernador con una boleta que acompañe la reelección de Cristina Fernández, a buscar los votos de los peronistas descontentos con el aparato del PJ pero que no son la clase media progresista. Sin perder los votos de ésta.

Ahora, también es necesario tomar en cuenta que, desde el punto de vista de la estrategia nacional del oficialismo – así como una eventual colectora de Massa es muy apta para sumar votos de peronistas descontentos con Scioli, y también de vecinalistas igualmente descontentos – esa imagen de Sabbatella de izquierda moderada contribuye, pace Artemio, a sumar un % de votos progresistas, que han sido parte significativa de la coalición kirchnerista por casi 8 años. Cuántos son, quizá lo sepamos mejor el 23 de octubre, pero no creo que CFK se de el lujo de prescindir de ellos en esa elección, más allá de los números del conurbano bonaerense».

(Continuará)


A %d blogueros les gusta esto: