Entrando en Twitter (lo que hago poco, aclaro) descubrí que el compañero @adandeucea está llevando adelante un debate sobre el tema del aborto, y ha incluído uno de mis posts, el del Coqui Capitanich. Ojo: era un post político, sobre la influencia del lobby religioso» y la del «lobby laicista» en la realidad política argentina.
Mi posición sobre el aborto… la he puesto en el blog, pero no insisto en mucho en ella. Valoro la vida de las embarazadas pobres que deciden abortar; también la de los bebés en sus senos. Un par de fanatismos que andan por ahí – más políticos que religiosos o filosóficos – encuentran imposible sostener ambos valores al mismo tiempo. Es un problema de ellos, pero dificulta el diálogo racional. De todos modos, los posts filosóficos los reservo para las vacaciones, cuando las urgencias políticas no nos aferren.
Pero una noticia que encontré me hizo volver a pensar en el tema del título. Primero, lo pongo en contexto: Se puede decir, sin injusticia grave, que las sociedades de Europa Occidental han entrado en una etapa post cristiana. No que ya no haya católicos y protestantes, y también judíos creyentes y, por supuesto, musulmanes. Y que en algunos de esos países, Italia, España con el triunfo del PP, la jerarquía no conserve influencia. Pero me parece evidente que ya el cristianismo no define los valores y las preocupaciones de esas sociedades y de la mayoría de sus habitantes.
Algo similar puede decirse de los sectores medios urbanos en Argentina, Uruguay, Chile… la América Latina más europeizada, aunque todavía se bauticen y, muchos, se «casen por iglesia». Por eso resulta natural que los «ateos ideológicos», por llamarlos de algún modo, encuentren que lo suyo es lo racional y moderno, respetando, eso sí, los que no son idiotas, los escrúpulos personales de los que mantienen una fe religiosa, en tanto se relegue a la esfera privada.
Es la «corriente de la historia» de los últimos 200 años … siempre que no se incluya en la historia, claro, a parte de la Europa Oriental, al mundo islámico y al mundo hindú. Es decir, a la mayor parte de la población mundial, donde la religión nuevamente se transforma en identidad cultural y política. En China y en las minorías chinas de ultramar, en el mundo africano no musulmán… la cuestión está abierta, pero en esas regiones la religión está dando una dura batalla.
Lo mismo puede decirse de una sociedad muy diferente, la de los Estados Unidos de Norte América, donde la religión – sin denominación específica – nunca ha dejado de jugar un rol importantísimo en la política.
En las masas rurales o muy recientemente urbanizadas de nuestra América, los sentimientos y manifestaciones religiosas tienen una presencia activa y vigorosa, que sólo los deliberadamnte ciegos pueden no ver. Es cierto que no tiene expresión política, y que esa religiosidad popular se mantiene alejada de los intentos de manipularla desde las elites. Pero hace pensar que líderes populistas como Hugo Chávez y Daniel Ortega, que solían ser revolucionarios y marxistas, hayan empezado a incorporar recientemente símbolos y expresiones religiosas. Como decía Antonio Machado «aquel trueno Vestido de nazareno«.
Bueno. El punto interesante es que en la sociedad donde se hizo el experimento más prolongado y severo de «ateísmo ideológico», la ex Unión Soviética, se están produciendo algunos fenómenos interesantes. El amigo Alberto Barriaga, militante político y a la vez católico ferviente, comentó hace poco en el blog (lo transcribo en detalle porque trae información interesante; yo mismo había leído la nota):
«Lo que está pasando en uno de los primeros paises en legalizar el aborto. Vladimir Putin recibe reliquia de ‘fertilidad’ de la Virgen María, mientras Rusia lucha contra el colapso demográfico. El primer ministro ruso, Vladimir Putin, acudió personalmente al aeropuerto de San Petersburgo este pasado 20 de octubre, para recibir una reliquia de la Virgen María que pertenece a la Iglesia Ortodoxa, de parte de los monjes griegos quienes la traen desde el Monasterio de Vatoped, localizado en el Monte Athos.
La reliquia, de la que se cree que es un sayo que fue usado por María, la madre de Jesús, está también asociada con la milagrosa restauración de la fertilidad.
El Sayo de la Madre de Dios, tal como ha sido formalmente denominado, estaba pautado para permanecer por cuatro días en San Petersburgo, y luego será llevado en una gira de un mes en todo el país.
Los oficiales de la Iglesia Ortodoxa Rusa dijeron que la reliquia también sería llevada a los centros de ayuda para la mujer embarazada, donde las mujeres embarazadas que están considerando someterse a un aborto, reciben consejería. Los cristianos ortodoxos, al igual que los católicos y los coptos, creen que Dios realiza milagros en asociación con los objetos que han sido usados por los santos.
Tal como LifeSiteNews/Notifam reportó el pasado lunes 24 de octubre, recientemente el parlamento ruso votó para limitar el acceso al aborto en la mayoría de los casos, luego de pasar por décadas de un descenso demográfico.
La población total de Rusia ha estado anualmente en decaída desde 1992, con una disminución en un 2.9 %. La tasa de natalidad rusa se encuentra en un 1.4 por pareja, muy por debajo de la tasa de reemplazo de 2.1. También, la tasa promedio de mortalidad por edad está más baja, especialmente entre los hombres, lo que ha agravado el problema«.
Tengo que corregir en algo al compañero Barriaga: el aborto, después de haber sido legalizado en el primer entusiasmo revolucionario de los bolcheviques, fue desalentado enérgícamente por el padrecito Stalin, a quien no le importaba tanto la vida de los no nacidos como el problema demográfico. Pero no cabe duda que si Putin, que se formó justamente en la K.G.B. de Stalin, donde no valoraban la vida desde la concepción ni las reliquias de los santos, se interesó personalmente en el asunto… los sentimientos asociados con la Iglesia Ortodoxa vuelven a ser importantes allí.
La noticia que leí hoy en Ria Novosti dice «Más de 800.000 personas visitaron la catedral de Moscú de Cristo el Salvador la semana pasada para ver el cinturón que se cree que pertenecía a la Virgen María«: Hasta puedo imaginarme en la fila a un viejo bolchevique murmurando «Para supersticiones, las viejas«.