FIAT, Italia, Argentina y la burguesía nacional

enero 31, 2014

FCA_logo

Ayer leí un título impactante Fin de una era: la FIAT cambia de nombre y se muda de Italia (memo para comunicadores políticos: Clarín sigue siendo muy bueno en titulares), con un copete que resume la noticia «Completó su fusión con la Chrysler de EE.UU. Se llamarán FIAT Chrysler Automobiles (FCA). La casa nacida en Turín sigue siendo italiana pero tendrá sede legal en Holanda y fiscal en Gran Bretaña«.

La noticia está bien desarrollada en sus diversos aspectos y, para beneficio de los visitantes K más ortodoxos que no leen al diario de la Corpo, se las copio casi íntegra:

«La FIAT dejó de existir ayer oficialmente como lo que fue desde 1899, cuando nació la Fabbrica Italiana Automobili Torino, fundada por Giovanni Agnelli en la capital piamontesa. El Consejo de Administración anunció en Turín que ahora hay un nuevo logo con fondo azul con la sigla FCA (FIAT Chrysler Automobiles). La fusión ha dado nacimiento al séptimo constructor mundial de automóviles.

Es estéril discutir si FIAT ha dejado de ser italiana porque, en realidad, el corazón de los negocios seguía siempre en manos de la familia Agnelli, pero predominaban otros mercados, como Brasil y Polonia, que producen muchos más automóviles que los seis establecimientos italianos.

FIAT había entrado a la Chrysler en 2009 con un 20% cuando la casa de Detroit agonizaba y se salvó con los italianos pero, sobre todo, con la ayuda del gobierno Obama. El acto final fue la adquisición del 41,5% de las acciones que estaban en manos de Veba, el fondo de pensiones de los casi 56 mil dependientes de Chrysler. Pero ¿puede alguien decir que uno de los tres gigantes del automóvil de Detroit no es más norteamericano, aunque sus dueños sean italianos?

La alianza estratégica fue concordada e inspirada por un personaje, el ítalo–canadiense Sergio Marchionne, administrador de FIAT, quien ayer dijo: “Este es el día más importante de mi carrera con el logro de un sueño de cooperación industrial a nivel mundial”. Hace años que Marchionne predice que sobrevivirán en el futuro unos pocos protagonistas globales en el mercado mundial del automóvil, capaces de producir de 4 a 6 millones de coches y vehículos industriales.

En este cuadro, el corazón italiano se ha ido achicando. FIAT ha sido siempre sinónimo de Italia, capaz de haberle comprado su empresa a Enzo Ferrari. Y la Ferrari es un gran orgullo industrial y de diseño para los italianos. Pero la saturación de los mercados europeos y las crisis crónicas en Italia han llevado a que la empresa, con capacidad para producir 1,5 millones de autos en los seis establecimientos principales del grupo, haya vendido sólo 340 mil en 2013, el peor año de la posguerra. Si no se contaran las ganancias de Chrysler, que el año pasado tuvo beneficios netos de US$ 1.951 millones, FIAT estaría en rojo. En 2013 las pérdidas fueron de 911 millones de euros, más que los 787 millones que perdió en 2012. Esta semana, las acciones de FIAT en Milán cayeron por sus pérdidas en 2013.

La mudanza legal a Holanda y fiscal a Gran Bretaña no cambia la propiedad del nuevo séptimo grupo global. Pero representa un shock, porque ahora las cosas no se ven más desde el Lingotto de Turín, sede del grupo FIAT. En mayo será presentado un nuevo plan estratégico. Se sabrá qué futuro espera a los miles de obreros y empleados italianos.

Italia es un gran mercado en un contexto europeo, así que la FIAT con nuevo rostro seguirá haciendo negocios aquí. Además, el plan estratégico mostrará la importancia de la nueva línea de “máquinas” (como los italianos llaman a sus amados coches) bautizada “Premium”. En una cadena –en parte mantenida casi secreta– de talleres medianos y chicos, en el mejor estilo nacional de este país con una genial industria pequeña y mediana, se están estudiando, diseñando y carrozando nuevas Masserati, Alfa Romeo, Lancia, maravillosos autos que junto con la Ferrari buscarán el mercado mundial del lujo.

FIAT Chrysler y su nueva sigla FCA es ahora un grupo global. Marchionne prometió ayer inversiones por ocho mil millones de euros este año en Italia y el mantenimiento de los niveles ocupacionales actuales. “Estamos en un nuevo capítulo de nuestra historia”, dijo John Elkan, el joven presidente de FIAT que representa a la familia Agnelli. Su abuelo Gianni, antes de morir, lo convirtió en heredero principal para que maneje el paquete de acciones de la FIAT.

El primer ministro italiano, Enrico Letta, lució optimista y dijo: “Hoy FIAT Chrysler es un actor global y creo que la cuestión de la sede legal es absolutamente secundaria. Cuentan los puestos de trabajo, cuántas unidades se venden, la competitividad y la globalidad”.

La Nación también dió la noticia (Página 12, no. Raro), pero con un tono menos «pum para arriba»:

«Muchos italianos no ocultaban su perplejidad ante el nuevo logo, un simple gráfico con las letras FCA (Fiat Chrysler Automobiles) en azul, color histórico de la marca italiana, único elemento que hace referencia al pasado … «El cambio de nombre es un golpe al corazón para las generaciones crecidas con el mito de la marca de Turín. Esperemos que no sea también un golpe a la economía de un país que siempre apoyó a la empresa, también en los momentos difíciles», dijo Michele Meta, diputado del Partido Democrático y presidente de la Comisión de Transportes de la Cámara de Diputados.

Su comentario reflejó el sentir generalizado de muchos en Italia, donde, más allá de las afirmaciones de que nada cambiará, el anuncio del nacimiento del nuevo grupo fue interpretado como un «arrivederci» de Fiat a la península. Es decir, casi una virtual traición a la patria de parte de una empresa cuya historia está vinculada estrechamente con la del país y que, a lo largo de los años, que tuvieron altibajos, se benefició muchísimo de su posición de privilegio dentro de la industria italiana«.

Mi reflexión: Esta fusión es un dato más que refleja la realidad de la industria automotriz – ya dije varias veces en el blog que es imposible considerar por separado a la brasileña y la argentina, y que en ambos mercados se mueven las empresas globales – y, más importante, del capitalismo industrial realmente existente.

Atención: en casi todos los países existen, y en muchos crecen vigorosas, empresas industriales pequeñas y medianas, con raíces en su comunidad. En Argentina – y para el caso, en Italia – son la mayor fuente de trabajo. En nuestro país debemos fomentarlas ayudándolas en su acceso al crédito, y exigiéndoles incorporar tecnología y diseño. Me consta personalmente, además, que todavía existen industriales del viejo estilo, que ponen el corazón en sus fábricas. Pero… en la realidad económica, la gran mayoría es proveedora o contratista de las grandes empresas, o florece en un nicho protegido por el Estado. El poder económico pertenece a las grandes. Que no están atadas a las fronteras nacionales.

Si me parece que vale la pena repetir estas obviedades, es porque en buena parte de la militancia política, oficialista y también opositora, se repiten viejos conceptos sobre la «burguesía nacional». Que se toman de los que escribían Scalabrini Ortiz y otros pensadores en la década de 1930 sobre batallas que habían dado, de 1870 a 1890, Carlos Pellegrini, José Hernández,… Tenemos entonces un discurso político más o menos progre – en boca de voceros, casi todos, de origen pequeño burgués – explicando como debería ser una buena burguesía nacional. Y lamentándose porque los capitalistas, claro, no se comportan así.

Para escandalizar a mis amigos kirchneristas, pero también porque estoy convencido de eso, en mayo de 2010 subí, en La burguesía nacional y la soja, este análisis

«Quiero indicarles un sujeto socio-económico argentino que reúne las condiciones de cómo debería ser una burguesía nacional: Un sector empresario dinámico y numeroso que ha incorporado innovaciones tecnológicas fundamentales, que ha modificado también las relaciones tradicionales entre la propiedad de los medios de producción y su utilización, y que es un jugador importante en el mercado mundial de sus productos. Se trata en su gran mayoría de empresarios nacionales, que invierten en el país. Algunos de ellos están extendiendo sus explotaciones a países vecinos; los más innovadores, exportan su tecnología a países muy desarrollados. Pero no han mostrado ninguna inclinación masiva – al contrario de lo que sucedió en otros rubros de la economía – a vender sus empresas a inversores extranjeros.

Otro aspecto importante para ubicarlos en la la tradicional concepción de una “burguesía nacional” es que son muchos, decenas de miles, y de niveles patrimoniales muy diversos. Entre ellos están algunas de las fortunas más importantes de la Argentina actual, pero la mayoría de ellos estaba hace diez años “en la lona”, aunque hoy son muy prósperos. De paso, e inevitablemente, han adquirido poder político (pusieron 13 diputados nacionales en la elección de 2009).

Por supuesto, estoy hablando de los empresarios rurales, en particular de los sojeros … Tienen poco que ver con los viejos terratenientes de la Pampa húmeda. Ni están vinculados necesariamente con las sociedades anónimas que poseen hoy la mayor parte de las propiedades. Porque se ha separado la actividad agropecuaria de la propiedad del suelo: Hoy la tierra es un insumo más, que se alquila. Los más grandes productores, los Grobo, no están ni de lejos entre los propietarios de mayor cantidad de hectáreas«.

Por supuesto, está claro que ese sector – lo que no pasó con esos 13 diputados lo hace evidente – no ha sido capaz de construir nuevas alianzas, ni elaborar una propuesta para el conjunto de la Nación (la idea que una clase social en ascenso inevitablemente lo hace es una de las fantasías marxistas). Además, hay un punto concreto que indica que no debemos poner esperanzas en que por ahí vendrá la solución a nuestros problemas: es una actividad que no crea muchas fuentes de trabajo. Y, peor, desplaza poblaciones rurales. La sociedad en su conjunto deberá elaborar – más allá de las retenciones para recaudar – las reglas que permitan que el desarrollo de la agricultura industrializada sea sustentable en términos ecológicos y, sobre todo, humanos.

Pero el punto es que esos chacareros de la Pampa gringa, en su esfuerzo, su ambición y su egoísmo, representan muy bien lo que es el empresario, de cualquier clase. Son lo que son, no lo que los intelectuales sostienen que deberían ser. En ninguna sociedad se ha construido el capitalismo con carmelitas descalzas (Y las que se proclamaron socialistas, Rusia y China, produjeron algunos de los especímenes más despiadados).

Es más, esos capitalistas deben ser favorecidos por el Estado por sobre un personaje muy parecido en sus objetivos – ganar dinero – pero que no construye: el especulador. Que, en la actual etapa del capitalismo financiero global, ha adquirido la posición dominante, tengámoslo en cuenta.

Para finalizar con la opinión de alguien optimista, volvemos a la nota de Clarín, que la completa con un breve reportaje a Cristiano Rattazzi, el presidente de FIAT Argentina. Dice, terminante “Es un cambio necesario para la empresa”. Y agrega, en un arranque expansivo de sinceridad «-La mayoría (del capital accionario) es italiana. Los dueños de la firma, la familia (Agnelli), siguen controlando la empresa. Pero, además, pongamos otra cuestión: ¿qué significa ser italiano hoy en día en estos casos? La economía actual es global, trasciende las fronteras, las necesidades cambian…«.

Debo decir que no estoy completamente de acuerdo. Las características nacionales siguen existiendo. Por ejemplo, el mismo Cristiano Ratazzi es un tipo distinto de italiano que el que personifica, por ejemplo, don Paolo Rocca, con su imagen formal y un tanto severa de padrone. Pero Ratazzi, como podemos ver en este simpático video, es un italiano característico, alguien que podía haber filmado Vittorio De Sica.


La batalla de las cuevas: Amplío

enero 31, 2014

dolaresEs habitual, y estimulante, que los comentaristas planteen la opinión de cada uno, y discutan. En el caso del posteo anterior, hay también algunas preguntas que me hacen, y me parece conveniente que amplíe mi opinión:

Hay grupos económicos y un sector de la sociedad que son opositores enconados de este gobierno y que, además, quieren desprestigiar sus políticas, que consideran aborrecibles.

Eso lo tomo como un dato de la realidad, y estoy seguro que el gobierno también.

El punto que me interesa remarcar en muchos de mis posteos es que, además de las acciones de los enemigos de este gobierno, y de las del gobierno mismo, existe una realidad económica sobre la que las acciones y los proyectos de unos y otros actúan, y tienen que tomar en cuenta.

Esta realidad económica incluye a esos contendientes, por supuesto, y a la estructura productiva argentina, la economía de nuestros clientes y proveedores (Brasil y China en primer lugar), y las necesidades, ambiciones y temores de 40 millones de compatriotas. Entre otros factores.

El gobierno, como legítimo titular del poder del Estado durante su mandato, necesita tener un buen diagnóstico de la situación, de las relaciones de poder, y acertar en las medidas que toma. Explicar que hay gente muy mala que quiere que fracase, le sirve de algo para propaganda, pero poquito. Y cada vez menos. No se elige a un gobierno para que luche contra las fuerzas del mal, sino para que les gane.

Atención: NO estoy diciendo que tiene que acertar en las medidas económicas. Tiene que acertar en las medidas políticas y económicas. Que deben asegurar el apoyo de las mayorías y, también, hacer posibles alianzas con grupos económicos, locales e internacionales. El gobierno ha hecho alianzas, por supuesto, y algunas se mantienen desde el comienzo de su gestión. La exigencia legítima que se le puede hacer es que beneficien, en el balance, los intereses nacionales

Lo que llamé «la batalla de las cuevas» es una forma más o menos risueña de referirme a un tema puntual: la brecha entre el dólar comercial y el ilegal. El gobierno, y sus repetidores, trataron de minimizar el problema. Lo bueno es que se ha dado cuenta que era un error, y está en vías de solucionarlo. Es cierto que, como es una plaza muy chica, con la compra de unos pocos millones de dólares puede elevarse artificialmente el precio. Pero nadie va a poner esa suma todos los días hábiles. Así que esa «batalla» seguramente se ganará… si se consigue mantener bajo control la inflación, que puede hacer que en pocas semanas el dólar a $ 8 vuelva a ser percibido como «barato».

En esta batalla, mucho más importante, no veo que se esté logrando la victoria.

Pero… no soy pesimista. La actividad económica, el empleo y el consumo se mantienen. La pobreza y la marginalidad – una realidad desgraciada, por cierto – no aumentan notoriamente. No hay una situación de endeudamiento explosiva.

El gobierno tiene entonces margen para encontrar soluciones. Si este equipo económico no las consigue en un plazo razonable … tendrá que reemplazarlo.


El dólar: la batalla de las cuevas

enero 30, 2014

dolares

«¿Cuánto está el dólar (blue)?», preguntan de un lado del teléfono. «$12,85, sube 25 centavos, pero no hay ventas», responden en las cuevas«.

Hoy mi amigo Oscar Cuervo – como supongo harán otros en la blogosfera K – toma la nota de hoy de Ámbito Financiero, que comienza con la frase de arriba. Allí, el columnista Pablo Jiménez nos cuenta:

«La pregunta es por qué sigue escalando si casi nadie compra. La respuesta no es compleja. En los últimos meses la brecha que llegó a estar al 100% entre el oficial y el paralelo dio ganancias grandes a los cueveros y arbolitos. En estos primeros días de flexibilización, no les queda otra que elevar el precio y tratar de que el margen de ganancias no se derrumbe tanto. Es que el volumen negociado en el mercado marginal cayó un 50% respecto a la semana pasada y es apenas una décima parte del alcanzado en el momento de esplendor para los operadores del blue, allá por las vacaciones de invierno de 2013. 

La estrategia de las cuevas chicas es clara. Buscan «resistir al negocio» porque saben que, a diferencia de algunas financieras que comenzaron a prever alternativas, ellas no tienen mucho margen para «reconvertirse». Es por eso que desde el viernes pasado, cuando las ventas se vinieron abajo en picada, optaron por sacar el «inflador» para subir el precio y agrandar las puntas compradoras y vendedoras. Quien iba el viernes o lunes a vender dólares en las cuevas recibía $ 10,15 mientras que si necesitaba comprar se lo vendían a $ 12,15, una diferencia de $ 2. Esos márgenes, que en algún momento de la jornada llegaron a ser de hasta $ 3, no se habían visto jamás en la zona caliente de la city«.

Ámbito es oficialista, pero prudente (más o menos como este blog, ahora que lo pienso). Y tiene buena información de la «City». Lo que señala la nota es válido para la gran mayoría de las «cuevas» y sus «arbolitos» (Los márgenes no son tan altos en las agencias grandes, el dólar que podríamos llamar «gris»). Pero me permito observarle a Oscar que, en mi opinión, es un error tomar una explicación puramente conspirativa «Los voceros de la derecha sigue catastrofeando porque necesitan empujar al país a un estallido … Necesitan comunicar ese precio de fantasía como si fuera un indicador de algo y apostar a una suerte de profecía autocumplida (difundir un precio alto que no existe para hacerlo subir)«.

Ojo: No es que no sea cierto: es muy evidente que Clarín y La Nación, por lo menos, se regodean anunciando cada avance del ejército «blue». Las catástrofes venden diarios, y si debilitan a un gobierno al que se odia, tanto mejor.

Pero es una equivocación grave, entiendo, creer que el precio del dólar ilegal es nada más que un negocio marginal, fogueado por una campaña sicológica, que afecta a minúsculos sectores inclinados a la histeria. Ese fue – supongo que todavía es – el discurso oficial. Pero la devaluación de la semana pasada destruyó su credibilidad y, lo importante, mostró que el gobierno tomaba en serio el asunto.

Las sumas que se mueven en el mercado del dólar ilegal son insignificantes comparadas con el movimiento de divisas por los canales legales, debidamente autorizados por el BCRA. Pero… sirven como indicador, rústico pero muy visible, de algo muy importante: la confianza de los sectores altos, medios y medios bajos, en que el gobierno pueda hacer cumplir sus decisiones. Si uno piensa que éstos incluyen hoy a los trabajadores sindicalizados, puede darse cuenta del peso del asunto.

Entonces, que los kirchneristas, anti kirchneristas y argentinos comunes tengan claro que hoy el gobierno – los compañeros Kicillof y Fábrega, en particular – está combatiendo también en las cuevas. Si se achica considerablemente la brecha entre el dólar que hoy se puede comprar en los bancos y el ilegal, habrá ganado esa pelea. En realidad, las perspectivas son buenas. Pero Marte – que, como dice la vieja frase «juzga a los príncipes en el campo de batalla» – no perdona los errores.


América latina: proyecto, fronteras, elecciones, fútbol

enero 29, 2014

Joaquin Torres Garcia 04

En estos días hemos tenido en La Habana la 2da. Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) – uso el tiempo pasado porque ya Cristina y Dilma acaban de regresar a sus respectivos países – y tengo que decir que hubo muy poco eco en nuestros medios, y aún en la blogosfera. Es natural, problemas más urgentes distraen nuestra atención, especialmente en Argentina. Sin embargo, forma parte de algo que debemos tener presente y estudiar con atención: es nuestro lugar en el mundo. En un sentido muy real, es lo que hay.

Atención: Me apuro a reconocer que la CELAC no es más que un foro. Un foro importante, que contó con la asistencia de presidentes y representantes de los 33 países que integran el bloque – todos los del continente americano menos EE.UU. y Canadá – el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el chileno José Miguel Insulza (algo histórico, ya que hacía más de medio siglo que un responsable de ese organismo no viajaba a la isla). Pero un foro: es decir, un ámbito donde los jefes de Estado hacen declaraciones y cambian figuritas entre ellos (ahora le dicen networking).

En el plano de la política de poder – lo que importa o debería importarle a las cancillerías – la CELAC ha sido una forma de institucionalizar la influencia y el apoyo de Venezuela a Cuba y a los países más pequeños del Caribe, en los tiempos de Hugo Chávez. Brasil, siempre previsor, entendió que servía a la UNASUR – que ya es algo más que un foro, aunque todavía no es una Unión – para afirmar su imagen internacional y su presencia – pacífica – en el Mare Nostrum estadounidense, y, con Argentina, apoyó decididamente su creación.

Es evidente que la idea fue acertada. La participación de, repito, todos los países americanos menos EE.UU. y Canadá, es bastante elocuente. El ¨poder blando», la atracción como identidad colectiva de lo que he dado en llamar la «civilización latinoamericana».

Más adelante, algún otro – quizás mi amigo Humberto Podetti – escribirá sobre las tomas de posición en esta Cumbre: la declaración de América Latina y el Caribe como una zona de paz; el respaldo al diálogo de paz colombiano; la creación de un foro CELAC-China; las posibilidades de incorporación de Puerto Rico (Estado Libre Asociado de EE.UU.) al bloque, … la treintena de documentos que saldrán de esta cita, entre ellas la Declaración de La Habana, el plan de acción del organismo, y comunicados especiales como el apoyo al reclamo argentino por Malvinas y la condena al bloqueo a Cuba.

Aquí me interesa agregar al tema de este Cumbre sólo dos puntos. Uno es el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ), que cerró el histórico litigio marítimo entre Chile y Perú. No voy a analizarlo jurídicamente; sólo marco que era la última gran disputa planteada sobre fronteras en la América del Sur; que ha sido un paso importante, y en conjunto beneficioso, para la armonía del subcontinente; y que fue necesaria una intervención externa, la de la CIJ.

Eso nos indica lo que le falta a UNASUR para ser la Patria Americana de los próceres, el Estado continental industrializado que quería Methol Ferré, las distintas expresiones del ideal histórico. Atención, de nuevo: meter a la UNASUR en este conflicto, en cualquier etapa de la integración previa a contar con un Estado federal muy sólido, con un Poder Judicial prestigioso, habría sido contraproducente. La inevitable insatisfacción de las partes sólo serviría para debilitar la institución. El realismo nos dice que necesitábamos un tercero ajeno.

La otra cosa que quería acercarles es este artículo de opinión que apareció ayer en Clarín (Entre la miríada de denuncias sobre la insoportable tiranía K, se pueden encontrar cosas interesantes). El autor es Daniel Zovatto, director para América Latina y el Caribe de Idea Internacional. Una de esas instituciones con las que Estados Unidos promueve la democracia y sus intereses. Poder blando, también, con muchos recursos.

Pero no hay que ser prejuiciosos. Es un resumen muy completo y razonablemente objetivo de nuestra realidad latinoamericana para el 2014. Considerénlo una ampliación y complemento de este posteo mío. Al final, vuelvo a la Cumbre por un momento y agrego un bonito video de la TV alemana (en castellano).

«Las pasiones futboleras ya comienzan a espumar y, a la par, se cocinan luchas políticas. Este 2014 será de intensa actividad electoral en la región. Más del 50% de la población latinoamericana está convocada a las urnas. En nuestra región no sólo tendrán lugar siete elecciones presidenciales – Costa Rica, El Salvador, Panamá, Colombia, Bolivia, Brasil y Uruguay – sino que, además de comicios locales, regionales y legislativas en Ecuador, Colombia, Perú y Haití, también se celebrará el Mundial de fútbol en Brasil.

De 2013 a 2016, 17 de los 18 países latinoamericanos (salvo México) llevarán a cabo elecciones presidenciales.

Este año, las elecciones se darán en un contexto de crecimiento económico moderado pero ligeramente superior al de 2013 – un 3,2% es la previsión de la CEPAL, frente al 2,6% registrado el año anterior-. No obstante la importante reducción lograda durante los últimos años, las cifras de pobreza e indigencia permanecen altas, con 164 millones de pobres y 66 millones de indigentes.

Seguimos siendo la región más desigual del mundo, y los elevados niveles de inseguridad hacen que éste sea el problema que más preocupa a la ciudadanía en la mayoría de los países.

La heterogeneidad política que caracteriza a la región está vigente en estas elecciones en las que compiten las tres tendencias políticas principales. La derecha y la centroderecha aspiran a continuar en el poder en Colombia y Panamá, y en El Salvador buscan recuperarlo. La izquierda moderada, por su parte, es favorita en Brasil y Uruguay, y podría ganar también en El Salvador. Por último, el “socialismo del siglo XXI” se mantendrá en Bolivia.

La tendencia mayoritaria es el continuismo. Los candidatos oficialistas son los claros favoritos en cinco de las siete elecciones: en Panamá, el Cambio Democrático; en Colombia, el santismo; en Bolivia, el MAS; en Brasil, el PT; y en Uruguay, el Frente Amplio. En cambio, en Costa Rica y en El Salvador existe una situación de virtual empate entre los principales contendientes que, de mantenerse (las elecciones en ambos países tendrán lugar el próximo domingo), podrían forzar a una segunda vuelta. Lo anterior pone de manifiesto la debilidad de la mayoría de los partidos de oposición, que en un número importante de países demuestran no ser alternativas viables y creíbles para la población.

Algunas preguntas:

  • ¿Qué impacto tendrá el Mundial de fútbol en las elecciones presidenciales de octubre en Brasil?
  • ¿Cómo marcharán las negociaciones de paz en Colombia a la par de elecciones legislativas en marzo y presidenciales en mayo?
  • En México, ¿qué resultados deberían comenzar a producir las reformas estructurales aprobadas el año pasado? ¿De qué manera hará frente Enrique Peña Nieto a la inseguridad y las autodefensas?

Este año valdrá la pena seguir de cerca estos y otros procesos de gran importancia para nuestra región.

Asimismo, Venezuela afronta un año atípico, sin elecciones, durante el cual el régimen de Maduro (que viene radicalizándose) tendrá que afrontar una delicada situación económica – alta inflación y desabastecimiento – y elevados índices de inseguridad – 24.000 homicidios anuales. En Argentina, la presidenta Fernández arrancó un año complejo, con inflación superior a 25%, déficit fiscal en aumento, aguda crisis energética y fuerte pérdida de reservas. En el ámbito político, llega el fin del ciclo kirchnerista y la oposición comienza a posicionarse de cara a las elecciones presidenciales de 2015.

Mientras tanto, en Honduras, arranca el gobierno de Juan Orlando Hernández, quien se topará con su más fuerte opositor – Manuel Zelaya – en un Congreso muy fragmentado y sin mayoría. Este país centroamericano enfrenta ya la inseguridad más alta del continente y niveles de pobreza y corrupción difíciles de combatir.

En Chile, Michelle Bachelet regresa al Palacio de la Moneda en marzo y con altas expectativas. Entre ellas, la aprobación de una ambiciosa agenda de reformas -educativa, fiscal, constitucional y política- para oxigenar el sistema político y disminuir la desigualdad.

Estados Unidos celebrará elecciones legislativas y, de los resultados, depende mucho lo que pueda lograr Obama en sus últimos dos años. Se espera que algunos de los temas de campaña tengan relación con América Latina, como la inmigración.

En Cuba, anfitriona en estos días de la reunión de la CELAC (cuya presidencia pasa a Costa Rica), habrá que ver si la estrategia de cambio controlado, impulsada por Raúl Castro para dinamizar la economía, se logra sin que nada cambie en la arena política del régimen.

De confirmarse las proyecciones, las siete elecciones presidenciales de 2014 (más las presidencias de Bachelet y Hernández, que arrancan este año) no aportarán cambios importantes en el balance político regional. De estos nueve presidentes previsibles, tres continuarán (vía reelección consecutiva) —Santos, Roussef y Morales—, dos regresarán (vía reelección alterna) -Bachelet y Vázquez- y cuatro estrenarán traje de presidente -Hernández en Honduras, Arias en Panamá, y quienes resulten vencedores en Costa Rica y El Salvador. En América del Sur no veremos ninguna cara nueva y, aunque las veremos en América Central, en dos (pero podrían llegar a ser tres o incluso cuatro) de los cuatro países se tratará de representantes de los partidos ya en el poder.

En un contexto latinoamericano de moderado crecimiento económico y un maratón electoral, los gobiernos tendrán que hacer frente a las expectativas y demandas ciudadanas en condiciones de mayor austeridad. Como consecuencia, los conflictos sociales seguirán presentes con reclamos que, si bien no pondrán en juego la continuidad democrática, seguramente harán la gobernabilidad más compleja».

Este video con el que concluyo es breve (un minuto y medio)  e informativo, con minuciosidad germana (y un poco de mala leche). Al final, recuerda un dato importante: Brasil prevé invertir más de mil millones de dólares en la construcción de un puerto en Cuba.


Atención a los médicos

enero 28, 2014

por el alvarez 3

Cuando un gobierno toma medidas de emergencia, un poquito confusas, y los ministros de Economía dan largos reportajes, las visitas a los blogs aumentan. En la corta vida de la blogosfera, ya se puede establecer esta correlación.

Me siento honrado que tantos compatriotas – las visitas del extranjero siguen en los números habituales – piensen que mis reflexiones merecen un vistazo. Pero la economía, y aún la comunicación, no son todo. Por eso quiero compartir con ustedes un problema local, pero serio.

Ya sabía que los pediatras del Servicio de Emergencias Médicas (Same) de la Ciudad de Buenos Aires continuaban con el paro activo que venían realizando, y habían decidido reunirse en asamblea mañana, 29 de enero.

Ahora, el compañero Roberto Corvaglia me hizo llegar este comunicado:

INVITAMOS A TODOS LOS VECINOS A ACOMPAÑAR A LOS TRABAJADORES PROFESIONALES DE LA SALUD, MAÑANA MIÉRCOLES 29 DE ENERO  A LAS 13 HS EN LA LEGISLATURA DE LA CABA, Y EL JUEVES 30 DE ENERO A LAS 12.30 HS, EN EL PLAYÓN DEL HOSPITAL MOYANO,  BRANDSEN 2570

SU LUCHA, ES LA NUESTRA. ACOMPAÑEMOS DESDE LA COMUNIDAD, A QUIENES VELAN POR NUESTRA ATENCIÓN, CUANDO LA ANGUSTIA PROPIA, O DE UN FAMILIAR QUERIDO, NOS GOLPEA EN LA ENFERMEDAD.-

HACEMOS RESPONSABLES A LOS FUNCIONARIOS DEL GOBIERNO DE LA CABA, Y DE SALUD EN PARTICULAR, DE LAS CONSECUENCIAS DE SANITARIAS, Y DE ABANDONO QUE PUEDAN SUCEDERSE A PARTIR DE LA APLICACIÓN DE LA RESOLUCIÓN 1657/13.-

Dr. Carlos Alberto Magdalena – Coordinador.

Comisión de Salud. Consejo Consultivo Comunal. Comuna 7 – Barrios Flores/Parque Chacabuco

La resolución 1657, del 31 de octubre último, de Mauricio Macri, redujo la cantidad de horas mensuales de suplencias de guardias en los hospitales y otros servicios de salud pública que dependen del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, modo de contratación que es habitual.

Ante esta situación, el Defensor en lo Contencioso Administrativo y Tributario, Ramiro Dos Santos, realizó una demanda de amparo solicitando la nulidad e inconstitucionalidad de esa resolución, que fue aceptado por la jueza Patricia López Vergara. A pesar de ello, médicos de distintos hospitales y del Same no cobraron las suplencias de guardia.

No conozco en detalle la problemática de los médicos en los hospitales de la Ciudad. Pero sé que el servicio del SAME es una de las pocas cosas de las que podemos sentir orgullo. La atención médica, la rapidez de respuesta, están al nivel de los que conocemos en los países y ciudades donde el Estado funciona bien. Mi reacción fue: Por Dios, quieren destruir esto también?


Después de la devaluación

enero 28, 2014

Dólar-vs.-peso

Quiero acercarles lo que pienso sobre esta devaluación, el marco en que se produjo, y sus posibles consecuencias. No tengo título de economista, ni conocimientos profundos de teoría económica. Ni tampoco la legendaria bola de cristal. Y, como ya escribí, es demasiado temprano para saber cómo continúa la historia, porque depende de decisiones futuras. Si me siento impulsado a hacerlo, es porque noto que, todavía, la mayor parte de las opiniones que leo o escucho en nuestro país sobre el asunto están dominadas por las pasiones políticas: bronca, revancha, miedo, necesidad de confiar… Y lo que pensamos que va a pasar, nuestras expectativas, son una parte importante, como recién recordaba Flor Benson, de la realidad. A lo mejor puedo contribuir a una discusión más serena entre algunos.

Debo aclarar que tampoco soy «objetivo» (si es que eso fuera posible a los seres humanos). Soy peronista, apoyo a este gobierno, y la mayoría de sus políticas. Eso sí, creo – es una postura filosófica, incomprobable – que la realidad existe, independiente de nosotros. Y aunque nuestras expectativas, y nuestras pasiones, formen parte de ella, también están las pasiones y las expectativas de los otros, y los hechos materiales. La primera obligación del que quiere actuar, es conocer todo lo que pueda de ese conjunto. Sobre todo, como dice una vieja consigna, primero está la patria, después lo demás.

Dichas estas obviedades, paso a a describir lo que para mí son los datos fundamentales. En primer lugar, no ha tenido que ver con esta decisión, en lo inmediato, la situación internacional. Ni tampoco la devaluación argentina tiene consecuencias importantes para el resto del mundo.

La promocionada «volatilidad de los mercados emergentes» es, en realidad, la retirada de fondos especulativos de esos mercados, Brasil, Turquía, India, etc., provocada por la (prevista) disminución del rol de China como locomotora del comercio internacional, y el (previsto) aumento de las tasas de interés en los EE.UU. Nos perjudica muy poco, porque esos fondos no estaban, ni pensaban venir, a Argentina.

Algo nos afecta, sí, pues lo hace con nuestro principal socio, Brasil. Pero el crecimiento de Brasil es muy lento desde hace varios años. No hay una situación nueva allí.

En cuanto a la «preocupación de Italia y España por la situación cambiaria en Argentina«, y las declaraciones del primer ministro de Italia, Enrico Letta, junto a Mariano Rajoy «Si hubiera explotado (la crisis) hace un año (Italia y España) estaríamos en otra situación, de preocupación. Hoy somos una Unión Europea más sólida y tenemos un euro más fuerte, además de una mayor capacidad de afrontar esta situación«… bueno, hay que ponerlas en el mismo estante que las de Cristina hablando del «efecto jazz» y cómo nosotros podíamos mostrar al mundo nuestra fortaleza frente a la Crisis. Son para los medios locales, los que están para repetirlas para los partidarios.

A comienzos de 2001, se calculaba que los fondos expuestos en Argentina alcanzaban a un increíble 25 % del total de los colocados en mercados emergentes (una buena cantidad fueron repatriados antes del default a fin de ese año, dicho sea de paso). Hoy, estimo que no llegan al 1 %.

En segundo lugar, y más importante, me parece evidente que el gobierno llegó a la conclusión – al menos tres meses atrás – que el valor oficial de nuestro peso, aquél al que se liquidan las exportaciones y las importaciones, era demasiado alto, en relación al dólar y a otras monedas extranjeras, en particular el real brasileño, y que no era sostenible. ¿Por qué afirmo esto? Simple: A partir de ese momento, con Juan Carlos Fábrega como «presidente en comisión» del BCRA, comienza una devaluación diaria a un ritmo visiblemente superior al de la inflación.

¿Alguien puede creer que Kicillof, Capitanich y la Presidente no habían participado de esta decisión? Si es así, tengo un buzón para venderle en cómodas cuotas.

(¿Mi posición personal? No estoy en favor de la devaluación como herramienta: es una medida con un costo social y político importante, que no soluciona nada en el mediano plazo, porque las variables vuelven a su cauce previo. El camino es disminuir costos y aumentar la productividad. Pero esa es una conclusión teórica: No tengo la responsabilidad de la decisión. Si la tuviera, tal vez la situación de las economías regionales, la disminución de las reservas, la brecha con el dólar ilegal, me hubiera obligado a esa misma medida de emergencia. Dije otras veces en el blog: Los gobiernos no deciden devaluar; lo hacen cuando no pueden evitarlo).

También me parece – con una certeza menor, pero como muy probable – que hace menos tiempo ¿en el mes de diciembre, la semana pasada? en el gobierno se llegó a la conclusión que esta devaluación diaria no detenía la pérdida de reservas y alentaba la especulación: Ninguna inversión rendía tanto como retener los bienes exportables: su valor en pesos aumentaba cada día ¿por qué venderlos ahora si en un mes iban a valer mucho más?

Esta conclusión en particular es más sólida, y me inclino a compartirla: la experiencia de las devaluaciones paulatinas en el mundo indica que requieren un manejo muy prolijo de las variables y un Estado muy fuerte, condiciones que no reunimos. En Argentina, la experiencia de la «tablita» de Martínez de Hoz dejó una lección muy clara. Y por cierto que era un gobierno con capacidad de reprimir.

Entonces… la devaluación. Aquí interviene el factor de la comunicación política, que discutimos en el posteo anterior. Hacía menos de un año, en mayo pasado, que la Presidente había dicho que “quienes quieran ganar plata con una devaluación deberán esperar otro gobierno”. Una declaración por supuesto similar a la que hacen todos los gobiernos, aquí y en el mundo, antes de devaluar. Pero en el estilo de comunicación que fueron adoptando los gobiernos kirchneristas, en especial en los dos de Cristina, llamado «populista» para simplificar, no se habla de errores ni de cambios, sino de una lucha entre los intereses populares y los antinacionales. O, en el viejo lenguaje peronista, la patria y la antipatria.

La devaluación pasaba a ser, no una medida dolorosa pero a veces inevitable, sino una medida maléfica que sólo podían contemplar figuras siniestras como Sergio Massa, el ex-Jefe de Gabinete.

No es entonces por errores en la comunicación, aunque es cierto que el gobierno como tal no la ha encarado profesionalmente. Es que cambiar el discurso, el «relato» era una decisión más difícil y más compleja. Hay, es cierto, una consecuencia irónica: el discurso se dirige a los militantes, a los politizados. Pero son precisamente los militantes los que cuestionan, desde el oficialismo, la medida.

Esta militancia kirchnerista es – aún restando los «arrepentidos», y los desilusionados – todavía la militancia políticamente encuadrada más numerosa, de lejos. Pero no han construido poder propio independiente; su peso político depende hoy casi exclusivamente del eco que tengan en el gobierno nacional. Específicamente, en la Presidente. No tienen otra opción que apoyar sus decisiones. Y ella, a su vez, se preocupa en dar señales que el kirchnerismo mantiene su compromiso popular: No es casual que, un día antes de la devaluación, Cristina anunciara el lanzamiento del Plan Progresar.

Las críticas de los opositores, y de los economistas no comprometidos con el gobierno están dirigidas – las que tienen alguna coherencia técnica – a la forma en que se hizo la devaluación. Son feroces… y mayormente válidas. Eso sí, me veo forzado a pedir nuevamente que me señalen una devaluación de los últimos 50 años que hayan hecho en nuestro país liberales, desarrollistas, militares, radicales … y peronistas, con mayor prolijidad y acierto. (Tal vez, Krieger Vasena, en 1967, para su proyecto … Fue el primero que aplicó retenciones). Y por favor, le encarezco al Dr. Lavagna, a quien respeto intelectualmente, no me hable de la del 2002 como «exitosa». El costo social fue horroroso.

La conclusión a la que llego no es nada original: El juicio definitivo sobre esta devaluación, y sobre el equipo económico, dependerá de la capacidad de controlar la inflación. Con las herramientas – no conviene dejarse llevar por la fantasía – de un gobierno democrático, en el último lapso de su mandato, que debe tomar en cuenta a los gobernadores, con influencia en el Congreso, y, por supuesto, a los sindicatos, que deben responder a sus afiliados. Tiene a su favor, estimo, que, justamente, a estos actores les conviene un encauzamiento razonable de la situación. Aún así, la tarea requerirá prudencia y muñeca. O volverá a ser necesaria, a breve plazo, una nueva devaluación. En esto, estimo, se juega la continuidad del ministro Kicillof. A pesar de la reluctancia tradicional del kirchnerismo a cambiar sus funcionarios, un fracaso en la tarea, me parece, exigirá que sea el fusible.


La comunicación K

enero 27, 2014

dolares

Puede ser que la foto que encabeza el posteo anterior hizo pensar a los amables visitantes que este finde estuvo dedicado exclusivamente al rito argentino del asado. No. Buena parte del tiempo lo ocupé en discusiones más o menos relajadas entre quienes colaboramos en #BASAT-Agencia de comunicación digital, algún político y funcionario con mucha calle y profesionales varios, sobre las formas de profesionalizar la comunicación política en Argentina.

La necesidad de eso está bien resumida en un texto que acercó Esteban, un experimentado navegante en las redes sociales «En la actividad política siempre se han alimentado ideas que llevan a pensar la comunicación política con poca claridad. Más que otras áreas, la política está a menudo a merced del voluntarismo  y a visiones intervenidas de deseos. Lo cierto es que ahora un componente de esa actividad es el ‘marketing’.

El marketing político es el esfuerzo aplicado a diseñar cursos de acción para informar y persuadir a los ciudadanos a votar a un candidato en lugar de otro«.

Ahora, esa definición trae la imagen de un gurú como un Durán Barba o un Bendixen, en el rol de «mente maestra» de una campaña electoral. Y para los militantes más ingenuos, la de una actividad medio «careta».

La cosa no es así. Y, dada la circunstancia de devaluación/corrección cambiaria que estamos atravesando, me parece oportuno acercarles algunas de las ideas que la situación le sugirió a Florencia Benson. Flor, a quien muchos de la comunidad bloguera tendrán presente, es una socióloga especializada en comunicación y medios, y dice esto:

«Los acontecimientos de los últimos días han impulsado a muchos a opinar, pero a algunos otros nos han hecho reflexionar.

… Podemos estar de acuerdo, en términos generales, en que el gobierno kirchnerista ―especialmente el cristinista― ha consolidado un estilo de comunicación distintivo y, diríamos, cuasi instintivo, en el sentido de que poco de lo que la Presidenta comunica públicamente atraviesa instancias de revisión o consultoría profesional … (Pero) este estilo de comunicación, lamentablemente, no puede transferirse o enseñarse. Esto quedó en evidencia durante los días en que la Presidenta tomó unos días de descanso en su residencia del sur y algunos de sus ministros se enredaron en una tragicomedia comunicacional que rozó lo inverosímil.

Pero lo que está sucediendo ahora mismo con la economía dista de ser tragicómico: es, por el contrario, un tema sensible y complejo. Las declaraciones del Gobierno son esporádicas e inconexas, y su contenido consiste, mayoritariamente, en declamaciones ideológicas y acusaciones ídem (En los reportajes publicados este domingo, agrega, evidentemente ha habido un mensaje más elaborado).

No es momento de repartir culpas: estratégicamente, lo que conviene es plantear hacia adelante.

El kirchnerismo no ha establecido hasta el momento una cartera de emisores múltiples y claramente definidos; este es, en todo caso, un buen momento para demarcar la “jurisdicción enunciativa” de la Administración Pública y distanciarla de los discursos de corte más reflexivo –ya sea ideológico, proselitista, pedagógico o convencional (fechas patrias, actos institucionales, etcétera).

Desde aquí nos preguntamos qué pasaría si la Administración Pública saliera ahora mismo a comunicar claramente un Plan de Acción … (Considerar) esta confusión económico-política como si fuera una inundación, un cataclismo o un terremoto, serviría para pensar en un plan de contingencia y contención de crisis, convocar un equipo de cuadros técnicos y especialistas para la ocasión, e informar a la población, paso a paso, del thought-process del Gobierno para salir de esta situación.

Este Plan de Acción, desde luego, debería estar detallado en un documento extenso, explicado hasta el cansancio en los medios y debería, también –creemos– estar acompañado de un conjunto de medidas administrativas (resoluciones, decretos y proyectos de ley, iniciativas ciudadanas, etcétera).

Al mismo tiempo, podría ser altamente conducente que la primera plana del Gobierno nacional fuera fotografiada en una miríada de reuniones; si no con los distintos sectores de la sociedad (sindicatos, empresarios, opositores, líderes religiosos, etcétera), al menos en extensas e intensas reuniones de gabinete y con el equipo de técnicos especializados.

Esta estrategia no resuelve los problemas económicos, pero sí puede ayudar a reducir los síntomas ― imprevisibilidad, expectativas, incertidumbre, confusión, miedo ― y, de paso, dar menos margen a los agoreros para realizar afirmaciones o pronósticos descabellados. En efecto, los discursos desestabilizantes apuntan, en este momento, al estómago (la supervivencia), el hígado (el odio y el miedo) y el corazón (la Patria, la familia) del pueblo, y usan racionalizaciones para justificar estos sentimientos.

El Gobierno debe tomar la vía contraria: apelar a la razón para detallar, paso a paso y con serenidad lógica, el plan y las medidas que piensa tomar, las ideas que se están barajando y las consultas que se están realizando«.

El planteo de Flor es altamente racional, pero hay un elemento de inercia, muy humano, que conspira contra su planteo: el gobierno kirchnerista ha tenido éxito, en conjunto, durante diez años recurriendo a ese estilo directo e intuitivo de comunicación que ella señala. Para un político, es muy difícil cambiar en algo tan fundamental.

El problema, según veo, es que la comunicación se dirige cada vez más a los convencidos, y, dentro de ellos, a los militantes. Un ejemplo que me parece muy revelador: la semana pasada, la Presidente marca su regreso al escenario público, luego de más de un mes de ausencia, con el lanzamiento de un programa muy importante, el Plan Progresar, destinado a un universo grande – las estimaciones oscilan entre 900 mil y un millón y medio – de jóvenes que no estudian ni trabajan.

Fue anunciado, por supuesto, con un discurso de Cristina y profusos comentarios en los medios afines, la TV, diarios, blogs, … Ahora, les pido que hagan memoria y repasen el contenido de los mensajes ¿Hubo alguno de ellos, siquiera un miserable afiche, dedicado específicamente a esos jóvenes que son los destinatarios del programa?


El drama argentino

enero 26, 2014

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Me parece que todo lo que yo podía decir, constructivamente, sobre esta devaluación del jueves ya lo dije aquí y aquí. Lo que sigue depende en parte de la muñeca del gobierno. Y, claro, de la Realidad, que es un monstruo grande y pisa fuerte.

Mientras esperamos el lunes – que sigo pensando no va a pasar mucho, este lunes – uno se puede deprimir con el columnista de La Nación, Jorge Fernández Díaz, «Se acabaron el cash, las expectativas y el sentido común«, o llenarse de confianza con el joven ministro de Economía, Axel Kicillof, “Tenemos las herramientas para hacer frente a los ataques especulativos”.

Por mi parte, prefiero en un fin de semana de enero pensar en cosas menos materiales, y compartir con ustedes esta foto que sacó ayer un socio en #BASAT. Creo que la imagen toca un nivel profundo del alma argentina.


Devaluación. Y dólares para todos y todas

enero 25, 2014

fantasma-de-cantervilleSigo pensando, como dije el mismo día en el blog, que esta devaluación – o «corrección en el tipo de cambio», como dice mi amigo Artemio López – es el «sinceramiento» de una realidad económica resultado de decisiones que se tomaron, y de algunas que se dejaron de tomar, desde hace por lo menos seis años. Y, por supuesto, de la estructura productiva argentina. Sobre todo eso, se ha escrito y debatido mucho, por economistas de buen nivel teórico, y hasta por quienes tenían experiencia práctica de gestión, con distintas ideologías. Si quieren algunos pantallazos, de divulgación, cliqueen en la categoría economía del blog. Para algo más técnico, pero siempre accesible al lego que está dispuesto a esforzarse un poquito, recomiendo Finanzas Públicas, Estructura Desequilibrada (yo también tengo mi ideología, cómo no) y Economista Serial Crónico (para no exagerar).

En cuanto a esta devaluación en sí, es demasiado pronto para evaluarla. Lo que se nota en la ausencia de análisis en profundidad en la blogosfera (igual, el tucumano Ricardo hace un resumen muy bueno), y en la pobreza de las declaraciones de los voceros oficialistas y opositores. Como todos tienen asesores que saben de economía, está claro que nadie está en condiciones de hacer predicciones más o menos razonables.

Atención: estoy hablando del manejo, o desmanejo, de las consecuencias de la devaluación, la tarea fundamental del gobierno. Que va a producir un salto en los precios, parecido y mayor al que se produjo en diciembre, eso lo podemos predecir con seguridad, porque ya está ocurriendo (en rubros distintos. El del mes pasado fue sobre todo en alimentos. Ahora empieza con los electrodomésticos. Si visitan alguna casa importante – por ejemplo Rodó, donde compré ayer – verán que las etiquetas con los precios están arrancadas. Natural: todo se fabrica en China; algunos, se ensamblan acá).

Que, a la larga, no se va a producir una modificación importante en las relaciones de precios entre los factores de la economía, también lo podemos predecir, porque tenemos la experiencia de tres décadas de devaluaciones más o menos continuas, antes de 1991. Ni siquiera la Gran Devaluación del 2002, después de 10 años de Convertibilidad, logró cambios permanentes, como lo estamos comprobando.

¿Por qué entonces se permitió la devaluación, se preguntará algún lector inocente, si queda? ¿El gobierno quería favorecer en esta ocasión a los productores rurales de la pampa húmeda, en su mayoría enconados opositores, a los de los cultivos regionales, algunos oficialistas y otros no, y, en general, a todos los que tienen stock para exportar, incluyendo tal vez Cargill, Bunge y Dreyfus?

No lo creo. En mi opinión, lo hizo porque no tuvo otro remedio. En general, esa es la razón por la que todos los gobiernos, en todos los países, aceptan devaluar: porque ya no pueden sostener el valor de su moneda. Ningún Estado quiere recibir menos bienes por los billetes que él mismo emite, pero a veces tiene que aceptarlo. Recordaba en ese posteo del jueves que le pasó a Inglaterra tres veces, en la Gran Depresión, en 1967 y en 1992, para dar un ejemplo.

Son los costos de la inflación – aunque no sea nac&pop, parece, hablar de esos temas – y/o de la falta de competitividad. Peor es no poder devaluar cuando eso sucede, por estar atado a una moneda ajena, como nos pasó a nosotros a fines de los ´90 y a algunos países europeos ahora.

Pero, como dije, es temprano para profundizar en el análisis de cómo se va manejar esta devaluación en particular, y no soy yo el que tengo las herramientas técnicas para hacerlo. Creo, sí, que puedo aportar algunas observaciones, sobre el manejo político.

Por ahora, el asunto es una lucha de discursos. En esto, el gobierno nacional corre con una gran desventaja: el «relato» populista – que ha elegido deliberadamente – no sólo necesita que sea una historia de Buenos contra Malos, sino que además da un valor desmedido a la pelea del momento, que se cuenta como la Gran Batalla donde se enfrentan esos dos bandos. Entonces, tiene que retroceder en chancletas. Como decía un comentarista «Antes de ayer la devaluación era un golpe de mercado y hoy “el tipo de cambio se encuentra alineado con el programa económico del gobierno” «.

Que Página 12, el vocero intelectual del centro izquierda oficialista y criatura amada del Sr. Fernando Sokolowicz, haya dedicado su nota de tapa del día siguiente a la devaluación al cambio de grilla de los canales de Cablevisión, es revelador… y patético. Hay también un malestar en parte de la militancia K, pero también es temprano para saber si va a tener expresión política o no. Lo que sí se puede decir – hay consenso de la mayoría de los oficialistas en eso – es que el gobierno debe encarar la comunicación como un tema estratégico. Además de la gestión, claro.

Porque el punto decisivo será cómo se maneja la recomposición salarial y de las jubilaciones frente al salto inflacionario, a lo que hace referencia ese posteo de Artemio que enlacé arriba. No todos los argentinos, por cierto, son empresarios, trabajadores con convenio o jubilados. Pero estos últimos dos grupos son lo bastante numerosos para que el nivel de la actividad económica, por ende también los ingresos de los que no lo son, dependa de ellos. De aquí a marzo, será la prueba de fuego.

La oposición la tiene más fácil, en apariencia: sólo necesita repetir que todo lo que hace el gobierno está mal, es corrupto y/o torpe. Puede omitir en el juicio comparar ésta, por ejemplo, con la devaluación que acompañó a la salida de la tablita de Martínez de Hoz, la del final del Plan Primavera de Alfonsín, o como se manejó la de 2002 (donde estuvieron hoy opositores y hoy oficialistas, pero esa es otra historia). Después de todo, su tarea no es gobernar sino oponerse.

Ahora, … eso es así por un plazo muy corto. En pocos meses, se hará visible que en la oposición hay distintos proyectos políticos, cada uno con la necesidad de convencer a los votantes que es el que puede gobernar mejor. Que no es una tarea sencilla, lo demostraron los resultados del año 2011.

Pueden apostar, lo están haciendo, a que el humor social contra el gobierno, si se mantiene y extiende. les facilite la tarea. Pero no le da «chapa» de gobernante. La trayectoria de la Dra. Carrió es elocuente al respecto.

Me interesa señalar en ese plano una muestra de la capacidad de reacción de este gobierno, a la que hago mención en el título, y en el bonito video de arriba donde aparece esa extraña pareja: Jorge Capitanich y Axel Kicillof. Donde anuncian que «autorizan a personas físicas a comprar divisas para fines de atesoramiento y bajan a 20% el anticipo del impuesto a las Ganancias«.

Sobre esta medida en sí, y la forma – hasta ahora muy confusa – en que se va a implentar – voy a escribir más adelante. (Por ahora, me arriesgo con una predicción: el lunes no pasará mucho; y seguirá habiendo – al menos hasta que no se tomen otras medidas – un dólar «blue», cuyo precio estará entre $ 11.- y $ 13.-).

Puedo estar muy equivocado, pero ese no es el punto. Frente a una situación que es una derrota simbólica, el gobierno, mientras sus voceros todavía repiten pavadas, se da cuenta que debe producir hechos. Pueden ser acertados, o no; pueden significar – creo que es así – aceptar una realidad que no es la que se pretendía. Pero muestran la condición básica de un gobierno: Asumir la realidad, y gobernar. Sonará sectario, pero tengo que decir que es una cualidad peronista.


Música para el fin de semana

enero 25, 2014

En tiempos tan confusos como éstos, quiero agregar una mezcla extraña pero estimulante (y que sobresaltó a Tinelli, me dicen). Grace Jones y Libertango. Disfruten y olvídense del dólar, por un momento.


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