«Volver al mundo» ¿Adónde se fue?

agosto 31, 2017

Fue un tuit de Andrés Malamud el que me llamó la atención sobre esta nota que apareció en La Nación hace una semana «El que volvía al mundo era el kirchnerismo». Porque el conocido politólogo  no es exactamente un cristinista ferviente.

Y el autor, Patricio Giusto, no es un opositor al gobierno actual. Pero es uno de los argentinos que conoce a fondo a China, y sus observaciones se basan en datos concretos. Si se nota el énfasis con que promueve el espacio de su expertise… ese es el espacio que crece en el mundo de hoy.

Por mi parte, como saben los lectores veteranos del blog, no soy un admirador de la política exterior K que llevó adelante el canciller Timerman: demasiados gestos para la tribuna (progre) y poca realpolitik. Pero durante esos gobiernos no se jugaron los intereses de empresarios y trabajadores argentinos a un esquema ideológico obsoleto, que sólo repiten los que están interesados en vendernos algo a nosotros. Copio:

«Las cifras son elocuentes. Según datos del Ministerio de Relaciones Exteriores, en el año 2016, cuatro de los diez principales destinos de las exportaciones de la Argentina fueron países asiáticos: China (2°), Vietnam (4°), India (6°) e Indonesia (10°). Asia en su conjunto representó cerca del 26% de nuestras ventas al exterior, casi el doble que en 2006. Si sumamos a los países de Medio Oriente, la cifra se eleva al 30%.

En términos comparativos, Asia ya tiene aproximadamente el mismo peso en materia de exportaciones para la Argentina que toda América latina, al tiempo que ha superado ampliamente a Europa (17%) y a América del Norte (10%). De acuerdo con las estadísticas parciales de 2017, la importancia relativa de Asia continúa en aumento.

Discusión aparte merece el tema del déficit comercial que tenemos con algunas de estas naciones y del que tanto se habla, sobre todo el caso de China. Pero mientras lo único que tengamos para ofrecer a las clases altas y medias chinas, ávidas de consumir productos elaborados y sofisticados del exterior, sean porotos de soja (casi 80% de nuestros envíos), no podemos quejarnos. Primero, seamos un país serio.

La Argentina debe responder de manera urgente a una serie de interrogantes que surgen al analizar este promisorio escenario, para luego planificar seriamente y obrar en consecuencia. Por empezar: ¿qué lugar y rol esperamos ocupar en el explosivo desarrollo de Asia, nuevo epicentro de la economía global? ¿Seguiremos centrando los esfuerzos diplomáticos en otros temas menores como el trabajoso y, a estas alturas, anacrónico acuerdo Mercosur-Unión Europea?


Corea del Norte, ‘fuego y furia’

agosto 31, 2017

Un viejo amigo reclamó que se diga algo de Corea del Norte y la tensión que vocean esos dos tipos con peinados ridículos. Estoy cerrando valijas, pero por suerte Fredes Castro ya había aportado al blog uno de sus valiosos resúmenes sobre la historia reciente del país del Kim.

Sólo agrego una evaluación personal: Corea es -como Argentina, o Uruguay- una expresión única de la identidad humana, y por lo tanto valiosa. Pero en los términos del juego del poder global, de lo que puede afectarnos, es una ficha menor. Su importancia es que para la segunda y creciente Gran Potencia, China, Corea del Norte es un «buffer». Un «algodón», habría dicho Lord Ponsonby, entre ella e importantes aliados de la primera: Japón y Corea del Sur.

Advierto que no la veo en el papel de Serbia, como detonante o pretexto para una guerra. Los dos gigantes han demostrado prudencia a lo largo de décadas. Pero Corea del Norte ha desarrollado -hasta por ideología- un aparato militar poderoso. Copio entonces algo que ya había dicho y el resumen de Fredes:

La amenaza de guerra -que forma parte del menú permanente de herramientas de los actores principales en el conflicto: la República Popular y Democrática de Corea y los Estados Unidos de América- está subiendo de temperatura. Otra vez.

Corea del Norte:

Hasta 1999 las “Cuatro Grandes Líneas Militares” fueron junto con la ideología Juche pilares esenciales de la ingeniería política diseñada por Kim Il-sung. Un pueblo armado, un estado fortificado, hacer de cada soldado un cuadro y la modernización militar, fueron directrices consagradas como garantía de la estabilidad del régimen y de la independencia nacional. Kim Jong-il sustituyó las Cuatro Líneas por la doctrina songun o de la primacía militar. Sumamente criticada por los sacrificios que implicó para los 24 millones de habitantes sostener un ejército de más de un millón de efectivos. Sin embargo puede conjeturarse que fue una anómala forma de avanzar hacia la desideologización y la desmilitarización de toda la sociedad (con repliegue, no renunciamiento, de la ideología juche), a favor de un cuerpo organizado, controlado y vocacionalmente pragmático (en desmedro simbólico del proletariado y real del poder del partido).

En el VII Congreso del Partido, el primero en 36 años, celebrado en el 2016, Kim Jong-un consolidó la estrategia byungjin como sucesora de la doctrina songun, que apunta a un progreso simultáneo de lo nuclear disuasivo y lo económico. La dimensión militar cedió su primacía, para compartir (al menos, por ahora, en lo estratégico discursivo) prioridades con el desarrollo económico. Cabe registrar que el tránsito entre la primacía militar y la estrategia byungjin fue contemporáneo al desmembramiento estatal y la desintegración social del totalitarismo soviético, del que tomaron debida nota las jerarquías del comunismo norcoreano.


… en viaje

agosto 30, 2017

Estimados, los posteos estarán muy espaciados por más de dos semanas. Dejo programados unos cuantos y espero les interesen. Me interesaron a mí. Pero no habrá la interacción con lo inmediato que es la esencia de los blogs. Pocas imágenes, si alguna, y no tendré tiempo para autorizar comentarios. Hasta la vista.lejos


Comienza la campaña del 2019

agosto 29, 2017

cristinaarsenalsarandi

Por supuesto que no es prematuro. Si veinte años no es nada, piensen que rápido pasan dos. Y en un país y una circunstancia fiscal, donde la Presidencia de la Nación influye decisivamente sobre todos los otros poderes políticos, es natural que se comience a preparar la Matriarca de todas las batallas.

Es necesario reconocer que una de las dos fuerzas, ¿»espacios»?, que pueden aspirar razonablemente a ese premio mayor, tiene ventaja e iniciativa en el plano comunicacional. Desde el oficialismo se lanzaron, ya el año pasado, versiones sobre si Mauricio Macri se postularía a la reelección. En los últimos tiempos, tomaron fuerza. Eso no significa que la decisión está tomada. Dependerá de esos oráculos modernos, las encuestas. Si dan malas señales, María Eugenia Vidal asoma como un posible reemplazo. En cualquier caso, se deja en claro el perfil que se plantea y dónde se tomará la decisión. Radicales y «lilitos», abstenerse.

Y en la oposición, es Clarín -estrecho aliado, en esta etapa al menos, del oficialismo- el que se encarga de hacer el anuncio.

Como es de suponer, el Grupo tiene un propósito al hacerlo. Y sobre eso, entre otras cosas, comento al final. Pero primero les invito a leer esta nota del joven e informado periodista Pablo Ibáñez, escrita con el mínimo de mala leche que el medio permite.

(Fue publicada ayer, pero -por las demoras de la justicia electoral- resulta acertada hoy).

«El dato último, fino, se conocerá esta noche o mañana. Pero Cristina Kirchner está tan segura que ganó que reservó el Club Atenas de La Plata para un acto que será, en paralelo, festejo tardío y lanzamiento prematuro.

Anoche, la Justicia completó el conteo de las actas de más de 35.500 mesas de votación de las PASO del 13-A. Falta un puñado, donde había inconsistencias o dudas, y que se revisarán. «Unas 70 mesas», estimó ante Clarín una fuente judicial.

Hasta que no se escruten esas urnas no habrá resultado oficial. Se cruzan, claro, estimaciones en cada campamento político: en Cambiemos hablan de 0,7% de diferencia a favor de Cristina que en el staff K estiraban a «más de 1 punto».

Detalle: en la inmensa Buenos Aires, una décima equivale a 9 mil votos pero para la estadística, si Cristina da vuelta el resultado -como coinciden las usinas- mantendrá su invicto electoral: desde que debutó en 1989, jamás perdió.

Pero con los números bonaerenses, la ex presidente hará una cuenta más grande para intentar nacionalizar la elección. Clarín contó las charlas y fotos de la ex presidente para trasmitir que su figura excedía los límites de la provincia.

Mañana, al atardecer, en el club Atenas de La Plata hará su primer show post-primarias que oficiará de anticipado arranque de la campaña para el duelo de octubre con numerología nacional.

Cristina, cuentan en el Patria, se molestó cuando leyó que Marcos Peña dijo que el soporte electoral K se acotó a municipios del conurbano sur.

El resultado de Unidad Ciudadana (UC) se sostiene en lo que en los operadores del PJ bautizaron «la Tercera grande», un continente que además de la zona sur incorpora un puñado de distritos del oeste, Merlo y Moreno.

El toreo de Peña produjo -o aceleró- los encuentros de Cristina con Agustín Rossi, Martín Pérez y Ricardo Fueyo, ofertas abiertamente K que ganaron en Santa Fe, Tierra del Fuego y Chubut. Y contactos con Jorge «Coqui» Capitanich y, entre otros, José Luis Gioja.

El otro frente, el bonaerense, lo exploró en juntadas con intendentes del conurbano durante viernes y sábado. En el acto en La Plata la ex presidenta se mostrará con candidatos y dirigentes, postal que no existió antes de las PASO.

Dato: en el cierre de campaña en La Matanza, no hubo intendentes, salvo Verónica Magario que, además de candidata, fue anfitriona.

A ocho semanas de la general del 22-O, Cristina ordena su táctica. Un asunto, particularmente sensible, es la relación con los alcaldes que arrastran tensiones con La Cámpora.

Salvo en alguna trinchera como la de La Matanza, donde Fernando Espinoza habla de un triunfo K en octubre con más de 40 puntos, el peronismo territorial esperaba una victoria más cómoda de Cristina y mira octubre con preocupación.

No hubo casos -salvo en Berazategui donde es histórico- de corte de boletas. Y salvo un puñado de distritos, como Merlo, Moreno y Matanza, el score fue inferior a lo proyectado en el búnker K y por los intendentes.

Es decir: los alcaldes jugaron alineados, pero hicieron peor elección que la esperada. ¿No jugaron a fondo y Cristina les puso el techo? La discusión hacia atrás es teórica, el planteo hacia adelante es político.

Las dos cumbres, viernes y sábado con alcaldes, fue un gesto de Cristina para sentar, al menos simbólicamente, a los caciques territoriales en la mesa«.

Por supuesto, la intención de Clarín al hacer el anuncio es convocar al «Partido del Balotaje» para las próximas elecciones: está diciendo que el peligro no es que Jorge Taiana sea senador, en lugar de Gladys González. La amenaza que debe aterrorizar a los fieles es la candidatura presidencial de Cristina Kirchner.

No es una estrategia descolgada de la realidad. No lo fue cuando, en una versión menos precisa, fue usada en la campaña reciente (a pesar que en las vísperas de las PASO, los opinadores de los medios expresaban su temor que hubiera servido para agrandar la figura de la ex presidente).

Un dato básico de la política argentina actual, es que hay dos pulsiones muy fuertes en dos distintos conjuntos de votantes, ambos muy numerosos: el rechazo a las políticas del gobierno de Macri. Y el rechazo a Cristina.

Ahora, en mi considerada opinión, que ya esbocé hace un par de posteos, esta estrategia – aún en el caso que fuera exitosa, es decir, que en la polarización la fórmula CFK-Taiana perdiera por algunos puntos en octubre frente a Bullrich-González – no modificaría el cuadro de la pelea por el 2019.

Aclaro, por si hace falta, que no quiero decir que el resultado de octubre no es importante. Lo es, y mucho. Será decisivo para el clima político, para las expectativas sociales, para el margen de acción del Presidente en los dos años finales de su mandato.

Pero el peronismo, sus gobernadores, sus intendentes, sus votantes, necesitan un candidato presidencial para el 2019. Y hay dos hechos, muy pesados, en la realidad política actual que -salvo un desarrollo nuevo e imprevisible, algo similar a la caída de un asteroide- van a condicionar el cuadro de los próximos veinte meses. Momento  en el que seguramente ya van a estar instaladas las candidaturas presidenciales.

De uno ya hice mención repetidas veces, en el peronismo -la fuerza política que aparece como la única con chances para enfrentar a la coalición oficialista en 2019, no está instalada -es decir, reconocida por una mayoría de los argentinos- otra figura opositora en condiciones de postularse a la Presidencia. ¿Puede surgir otra en estos meses? Posible es; ese sería un desarrollo imprevisible como el que mencioné. Es que no están las condiciones que se suponen necesarias. Ninguno de los gobernadores peronistas, por ejemplo, tienen los recursos, ni el éxito electoral previo que lo destacaría en el montón. Tal vez, un éxito rotundo en su provincia en octubre… (La última noticia es que Sergio Massa volvería al peronismo. Por ahora, no parece que sus resultados previsibles para el 22/10 le darían el empujón necesario para soñar en candidaturas ambiciosas. Tampoco a Randazzo…).

Hay otro hecho, más importante que las necesidades electorales del peronismo. Es que en una parte de los argentinos, una gran parte de «los de abajo», Cristina Kirchner se ha convertido en un foco del voto castigo al gobierno y también en una esperanza de reparación. Esto es algo separado, hasta socialmente, de la militancia que la despidió el 9 de noviembre de 2015 y llenó plazas en los meses posteriores. Esto uno lo ha visto en el conurbano bonaerense (lo percibieron los intendentes del PJ, a los que puede acusarse de muchas cosas pero no de distraídos).

Y también puede apreciarse en muchas provincias, muy distintas. En el Gran Rosario, cansado de las mafias y de los socialistas. En la conservadora Mendoza… Inclusive, a veces se expresa a través de dirigentes nuevos, que no vienen del kirchnerismo tradicional o del aparato de La Cámpora.

¿Este voto alcanza para ganar, por sí solo? No. En Mendoza, por ejemplo, no le ganó al radical Cornejo, ni tampoco a una vertiente más tradicional del peronismo. Pero hay dos factores decisivos a tomar en cuenta: Ese es el único sector que suma nuevas caras y nuevas generaciones. El peronismo es un país de inmigrantes: todos lo son, de distintas camadas. Y de las que llegaron en 1945 quedan muy pocos…

Además, y más profundo, ese voto de «los de abajo» es el que define al peronismo.


Argentina Militar IX – Una guerra no tan lejana

agosto 28, 2017

Daniel Arias, como saben, cuestiona el entusiasmo argento por el Super Étendard y los Exocet. Más al punto: cuestiona la costumbre de nuestras Fuerzas Armadas de comprar armamento -muchas veces anticuado u obsoleto, en lugar de desarrollar nuestra propia industria militar. En este capítulo se sirve de las enseñanzas de una guerra larga y muy sangrienta, la última gran guerra del siglo XX.

(Para los interesados en acceder fácilmente a esta serie. En un futuro no muy lejano pensaré un método. Por ahora, si cliquean en la categoría (a la derecha) «ciencia y técnica», los encontrarán en orden inverso. Los más recientes arriba. En el último año, son la mayoría de esa categoría).

64. Juicio por las armas: “La Guerra de los Tanqueros”

tanquero en llamas

Estábamos hablando del AM-39 Exocet. Lector@s indisciplinad@s, Uds. me hacen ir de tema. Les pido disciplina.

En la versión argentina, santificada en 2002 por el difunto Bob Kress, un 60% de efectividad acumulada para el misil francés en menos de un mes no está nada mal. Aún si ese número se debe al efecto sorpresa, estamos hablando bien del misil: tiene una firma de radar escueta, vuela muy bajo y es razonablemente rápido. Y aunque con 5 casos no se hace una estadística seria, aquel mayo de 1982 fue excelente para los franceses. Le terminaron vendiendo el AM39 a 11 países, y a casi 3 veces el precio vigente el día anterior al ataque al Sheffield. ¡Qué márketing que les hicimos!

Ahora bien, ¿podemos no ser víctimas del mismo? Estamos hablando de las virtudes no del avión portador en sí, sino de la tríada radar de búsqueda Agave a bordo, de la computadora Etna y del señor misil de marras. Bien habríamos hecho en adquirir ese “combo” y montarlo en (vamos a provocarte, lector) un Hércules, que tiene un alcance de 3800 km, con una versión patrullera marina capaz de más de 11 horas de autonomía.

exocet

Prueba de que hay pirados que llevan un Exocet en aviones enormes y de gran autonomía.

La foto de arriba muestra al misil de nuestros amores disparado por un turbohélice francés, un patrullero marino Bréguet Atlantic francés con una “firma de radar” apenas inferior a la de la cancha de River. La extraña protrusión ventral no es un sanitario de emergencia, sino un radomo de localización y búsqueda de submarinos y barcos.

En nuestro caso, ¿acaso los Hércules de la FAA no se la pasaron la guerra entera volando bajo el radar inglés, rompiendo el bloqueo más de 33 veces para abastecer Puerto Argentino? ¿Acaso la Gloriosa Chancha no fungió incluso de “piquete radar”, para detectar efectivos de la Task Force, lo que implicaba subir brevemente desde 15 a 3000 metros sobre el mar decenas de veces? Y en sólo una ocasión un Hércules argentino fue detectado, saliendo de Puerto Argentino, y derribado por Harriers.

Si lo que la Argentina quisiera hoy es un avión chico y “baja firma de radar” para llevar el Exocet y sus adjuntos electrónicos, no está condenada al SUE, o a su versión SEM. Con algunos de los genios técnicos de la Armada (el capitán Julio Pérez no pudo ser el único o el último) podría llevar ese misil, si tan encaprichada está con él, en varios de sus otros aviones de ataque, patrulla o transporte, a elegir.

No me quiero desviar del tema: desde lo del Sheffield, el amor argentino por el AM39 Exocet es muy parecido al que tenemos por nuestra primera novia: perfecto, inolvidable, pero no resiste la realidad o el tiempo. Y ojo, admito que el misil se ha perfeccionado bastante desde que “lo volvimos marca”. Sigue en producción, cada vez más lleno de yeites, entre ellos un motor principal a turbina, en lugar de un vulgar cohete sólido, lo que le da 182 km. de alcance. Una turbina usa el oxígeno atmosférico, no tiene que cargarlo en forma de oxidante químico: ergo, más kilometraje. Acuérdese cuando remotorice sus misiles.

Pero… “Pa’ conocer un rengo/hay que verlo caminar”, recomendaba el Martín Fierro. ¿Cómo caminó el AM39 Exocet en una guerra en la que un contendiente disparó 400 de estos misiles?

Hay que consultar un experto. No mucho después de mayo de 1982, en la tremebunda y larga guerra de Irak contra Irán, el mayor era don Saddam Hussein. No por democrático (que no lo era en absoluto) ni por laico (que lo era un poco), Saddam fungía entonces de niño mimado de EEUU, la Unión Europea y la URSS, Arabia Saudita y los Emiratos por la sola virtud de su enemistad con Irán y el ayatollah Khomeini. En la limitada visión de Occidente, Saddam era la solución árabe contra el rebrote islámico persa. Creo que lo querían hasta en Andorra, a Saddam.

Qué desquiciado, aquel amor. Mientras guerreaba bravamente contra los iraníes malos, entre 1986 y 1988 Saddam el bueno erradicó 4500 aldeas y ciudades kurdas. Lo hizo entre fusilamientos, bombardeos convencionales y uso masivo del viejo gas mostaza de la Primera Guerra, seguido por cosas más modernas como el tabún, el VX, el Sarín y otros aerosoles órganofosforados percutáneos, de esos que paralizan toda la musculatura estriada, incluida la respiratoria. Y así mató a 180.000 de sus compatriotas.

Dado que la guerra con Irán se establecía entre dos monoproductores petroleros sin la menor diversidad económica, cada país buscó eliminar las exportaciones de crudo de su enemigo. Por la ubicación de cada contendiente en el mapa, el de Irak, país con un único puerto (Basrah), fluía en parte hacia Occidente por ductos terrestres. Pero el de Irán debía llegar forzosamente a sus compradores asiáticos casi enteramente por mar, de modo que la navegación era el talón de Aquiles más evidente del régimen chiíta.

Y aquí está el asunto: destruir barcos iraníes en la estrechez del Golfo Pérsico, pensó la Fuerza Aérea Iraquí, debía ser como cazar en el zoológico. Entusiasmada por “las estadísticas argentinas”, que Aérospatiale exhibía a troche y moche, compró Exocets aire-mar a lo pavote y disparó no menos de 400 de estos misiles contra blancos inermes e inmensos: buques tanqueros y plataformas petrolíferas iraníes, la terminal petrolífera de la isla de Kharg y el campo petrolífero Darius, amén de la central nuclear (incompleta, por suerte) de Bushehr, e incluso el destructor de un país aliado de Irak, el USN Stark. Y sin embargo, Irán siguió exportando petróleo. Pese a que sus barcos se ligaron 400 misilazos. Algo no cierra.

Estamos hablando de una de las guerras entre estados nación más largas del siglo XX, estática y de trincheras como la Primera Guerra, con casi un millón de muertos sumados por ambas partes. Las imágenes de los pibitos iraníes de 13 años cargando contra las ametralladoras iraquíes, “en busca del martirio”, todavía no se borran. Una guerra empezada 2 años antes que la nuestra de Malvinas y terminada recién en 1988. Frente a aquella megatragedia, nuestra feroz agarrada con los ingleses casi es una nota a pie de página.

mirage

Los iraquíes no quisieron saber nada del lerdo e inerme SUE, y le exigieron a Francia un mejor avión para el Exocet. Obtuvieron 60 Mirage F-1 con el radar Cyrano. Irán derribó 33 en un año.

Los iraquíes no conocen el concepto de aviación naval: peleaban desde aeródromos terrestres para impedir que los tanqueros de Irán pudieran llegar siquiera al “choke point” natural del Golfo, el estrecho de Ormuz, donde hay sólo 54 km. entre orillas, y la occidental pertenece a emiratos en general muy antichiítas.

Como grandes clientes, habían alquilado 5 SUE a los franceses, pero lo encontraron lento y sin capacidad alguna de autodefensa aérea: los iraníes le tumbaron uno en días. Saddam devolvió a Mitterrand los otros 4, pidió algo más serio y obtuvo el Mirage F1, que además de ser muy supersónico viene con el radar Cyrano, mejor aún que el Agave. Pero el misil, tan prestigiado y puesto en valor por Argentina, tan lleno de “vulevú con soda” por haberse cargado al Sheffield, al Atlantic Conveyor y al Vince en menos de un mes, se lo quedó. “Éste es mío”, habrá dicho, y se habrá imaginado hazañas magníficas y grandiosas.

No sucedieron. Antes de la caída del Shah, Irán tenía una aviación envidiable, con unos 60 cazas de superioridad aérea F-14 Tomcat. Sí señor@s, la última creación del “Kaiser von Kress”, el que certificó que el Vince la ligó. El Irán del Shah era el único país suficientemente rico y/o corrupto para comprarse esas joyas de aviones. Que pese a la falta de repuestos sucedida tras la caída del Shah en 1979, seguían siendo peligrosísimos, en parte porque los volaba gente experta, en parte por no haber operado jamás desde portaviones. Durante la guerra, los Tomcat voltearon 160 jets iraquíes a costa de apenas 12 pérdidas, 6 de las cuales fueron por accidentes y desgaste del material.

La lista de derribos de los F-14 iraníes admitida por los EEUU (supongo que con cierto gozo antieuropeo) comprende 58 MiG-23, 33 Mirage F1, 23 Sukhoi 20/22, 9 MiG-25, 5 Tupolev 22, 2 MiG 27, 1 helicóptero Mil Mi-24, 1 Mirage 5, 1 B-6D, 1 Aérospatiale Super Frélon y dos aviones no identificados.

Mis respetos póstumos a don Bob.

Los pilotos irakíes, comprensiblemente aterrados, preferían disparar sus Exocet desde su máximo alcance y fuera de todo control visual. Así, de puro precavidos nomás, le surtieron dos misilazos al destructor yanqui USN Stark, en 1987. Otra que “friendly fire”. Meses después, con la fragata USN Samuel Roberts reventada también por sus extraños “aliados”, los americanos se pudrieron y empezaron preventivamente a tirarle a todo avión iraquí que se acercara demasiado.

zandi

Jalil Zandi, as de la aviación iraní con 11 derribos en la Guerra del Golfo. Detrás, el avión cumbre de Bob Kress: el F-14, que en este baile destruyó todo lo que Europa y la URSS le pusieron delante.

Fuera del F-14, su ancho de espadas tecnológico, la llamada “Guerra de los Tanqueros” Irán la peleó, por oposición, con armas muy primitivas y casi de contacto, la más eficaz de las cuales fue el uso de lanchas rápidas de la Guardia Revolucionaria, llenas de tipos peludos con cara de loco y armados con lanzacohetes antitanques portátiles RPG. Luego, a sus sorpresivas lanchitas, los iraníes añadieron el minado de las aguas de los emiratos hostiles.

Sólo en el últimísimo año de la guerra Irán tuvo acceso a algo menos “edad de piedra”: el misil antibarco chino llamado Silkworm por la prensa occidental, que no sabe pronunciar “Hai Ying”, su nombre en mandarín, y cuyo significado alude más a águilas que a gusanos. Este pajuerano en el Golfo era un “sea skimmer” (cuete de vuelo rasante) que corría con años luz de retraso respecto del misil francés. Era tosco de aviónica, por no hablar de su propulsión: el combustible líquido lo volvía casi más peligroso en el punto de impacto que en el de lanzamiento.

Con un porte inmanejable (2,3 toneladas), el Hai Ying no viajaba en avión por motivos evidentes. Tenía apenas 85 km. de alcance y un patrón de vuelo parecido al Exocet (primero, inercial, y luego, autoguiado por radar monopulso), pero no a 2 sino a 20 metros de altura. Eso sí, llevaba una carga explosiva moldeada, o “hueca” como también se dice, de 500 kg., tres veces mayor que la de un AM 39 Éxocet, pero con un patrón de explosión muy asimétrico, hecho para romper grandes blindajes. Hasta ahí, todo tecnología de 1944. Pero justamente por eso un brutal Hai Ying hundía tanqueros, un Exocet, no.

Y si podía con tanqueros de doble casco de 100.000 toneladas, el Hai Ying daba también para reventar el casco de un portaviones de batalla yanqui, ¿o no? E incluso, en un día de suerte, el recipiente de presión de algunos de sus 8 reactores nucleares también. El Enterprise, justamente, andaba demasiado en zona. Algún almirante yanqui le habrá tratado de explicar las cosas al presidente Reagan. No habrá sido fácil.

Por supuesto, al ser un armatoste chino copiado de un vetusto misil soviético (el Termit), el Hai Ying era baratísimo, abundante, y el Reino del Medio lo entregaba a Irán sin miedo a que la OCDE lo acusara de dumping. Y los ayatollahs, muy contentos con la generosidad de Beijing, como pasó por aquel entonces a decirse Pekín. Aparentemente, Beijing viene a ser un “upgrade”.

Ambos bandos reventaron un total de 340 barcos. Los iraquíes atacaron 39 tanqueros, siempre desde distancia máxima y sin saber jamás a qué mongo le tiraban. Las víctimas de Exocets y Hai Yings pertenecen por eso a 39 banderas de oportunidad distintas, y como no soy el Lloyd’s, ignoro cuántos estaban charteados para Irán y cuántos para Irak. La lista de marineros muertos en esta rara guerra debe provenir de casi todo país existente en aquellos tiempos. Nadie la redactó, que yo sepa. Simples laburantes.

La futilidad de todo ello se resume en que ningún contrincante logró estrangular la capacidad de exportación del otro, aunque el 35% del crudo embarcado mundial todavía hoy atraviesa esas aguas tan estrechas y vigiladas, y aunque las naves charteadas por Irak iban en convoy y custodiadas por grandes buques de guerra estadounidenses. Custodios que en realidad, ante los ojos de la Guardia Revolucionario, gracias a su nuevo misil “todo por dos pesos”, pasaron de patovicas a blanco principal.

El que quiera buenas estadísticas analíticas de la Guerra de los Tanqueros, puede consultar aquí:

 

El correlato de esta rara guerra marítima en aguas cerradas es similar a la de las operaciones terrestres entre Irán e Irak: los contendientes perdieron hasta la camisa y ninguno conquistó nada, pero los fabricantes de armas de la UE, EEUU y la URSS se forraron. La retirada más bien rápida de la flota de Reagan y el fin de la guerra coinciden con la aparición del Hai Ying y de Beijing, que ya no Pekín, en escena mundial. Fue una situación que muchos no pudimos aquilatar en su verdadero significado, en aquel momento. Mirada desde 2017, fue como si en una mesa de póker muy reñida pero entre gente normal se hubiera sentado, silenciosamente, un luchador de Sumo. Las reglas del póker siguen iguales… pero el juego cambia.

Desde aquel 1988, y tras redefinir drásticamente lo que los occidentales llamábamos “capitalismo salvaje”, el Partido Comunista Chino viene comprándose el planeta pelando antes la chequera que el garrote. Con el show de 1988 en el Golfo alcanzó. Ése es el arranque de esta etapa en la que vivimos ahora: la chinificación de la Historia.

En lo que nos interesa a nosotros, en esta guerra el SUE fue rechazado “in limine” y el AM39 Exocet en 1987 y 1988 estuvo muy lejos de repetir su performance malvinera. Probablemente porque en aguas abiertas, un radar de guiado final discierne blancos con más claridad, pero lo cierto es que 400 misiles en manos de Saddam no cambiaron nada. Por el contrario, generaron “fuego amigo” entre cazas y barcos de escolta yanquis. Ninguna guerra carece de estas confusiones, pero cualquier gresca de choborras en un bar parece de una claridad cartesiana en comparación con el caos del Golfo.

Lo interesante es que fue un misil chino (invendible en cualquier feria de armas finolis) lo que hizo que el presidente Ronald Reagan mudara su Enterprise a aguas más amables. Lo que pone la novedad ya no en el producto, sino en el vendedor.

Ahora me dejo de barbudos y vuelvo a nuestro problema de compras. Porque me temo que ha llegado otro de esos momentos de la historia argentina en que la OTAN nos llena de chatarra.


Un mapa (simplificado) de la política argentina

agosto 27, 2017

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En esta semana que empieza, salgo de viaje, y voy a estar lejos de Argentina por dos semanas más. A bastantes husos horarios de distancia, con acceso limitado a Internet, y, pueden suponerlo, poco tiempo para el blog y la política local. La verdad, voy a extrañar los fascinantes análisis que se van a hacer sobre los resultados definitivos en provincia de Buenos Aires. Cada sección, cada municipio, hasta cada escuela… Fíjense todos lo que se hicieron con el escrutinio provisorio.

¿Puedo animarme a hacer un mapa de la política argentina, sin los números precisos de la provincia más poblada? Seguro. En el mundo digital coraje no falta. Además, voy más lejos: Sostengo que ni siquiera los resultados de octubre, importantes como son, van a cambiar los datos fundamentales de esta coyuntura.

Advertencia: es un mapa impreciso, como el de los cartógrafos medievales. Y con animales fabulosos.

Empiezo por el oficialismo. Las PASO recientes mostraron, en las palabras de conocido y criticado politólogo, que su victoria en 2015 no fue «un golpe de suerte». No es necesario agregarle las cualidades de «una derecha nueva y democrática». Ni tampoco valorar mucho la habilidad -o la imprevisión de su oponente- para mostrarse «ganador» en la noche de la elección más mediática. Eso dura una semana.

El punto es que conserva los votos que logró en la 1° vuelta de las elecciones presidenciales del 2015, con un pequeño aumento. Que tiene el respaldo de la mayor parte, por lejos, del poder económico y la adhesión de esa, numerosa, porción de la sociedad que le agradece haberla librado del kirchnerismo. Una porción parecida -no la misma- que le agradecía a Alfonsín en los ´80 haber evitado el regreso del peronismo.

Cuenta además con los recursos del Ejecutivo nacional, que en nuestro país y en nuestra política tienen un peso desequilibrante. Y le suma los del bonaerense y el porteño.

También es cierto que dos tercios de los votantes de todo el país no lo apoyaron. Pero eso no significa demasiado, hasta y si surja -se construya- una alternativa claramente mayoritaria en esos dos tercios.

En la modesta opinión de este bloguero, el punto más débil de Mauricio Macri es la economía. Como lo fue, en circunstancias y con políticas muy distintas, de Alfonsín. Hoy tenemos déficits gemelos, en las cuentas fiscales y en  la balanza de pagos. Y ningún ajuste podrá reducirlos, estimo, porque el Estado es hoy un motor clave de la actividad económica: Si ajusta, disminuye la recaudación. Es obvio, y lo hemos visto una y otra vez en Europa, en Brasil…

En cuanto a la balanza de pagos, los intereses de la deuda ya forman una porción significativa del déficit. Y están aumentando mes a mes. Por otro lado, los intereses que se ve obligado a pagar hacen que cualquier actividad lícita, y algunas ilícitas, rindan menos que prestarle al Estado. No habrá inversiones productivas, entonces, salvo en nichos especiales y favorecidos.

En resumen: este esquema es sostenible sólo con endeudamiento. Hoy hay liquidez en el mundo, y el dólar está relativamente débil. Pero circunstancias externas, o internas, pueden cortar el chorro en cualquier momento. El «consenso de los prósperos» dura mientras dura su prosperidad.

En la oposición -¿o debo decir, en las fuerzas que no forman parte de la coalición oficial?- la situación es… curiosa. Si se suman los votos de todas las fuerzas políticas de origen peronista en todo el país, más los oficialismos provinciales de Santiago del Estero y Misiones, que formaron parte durante los gobiernos kirchneristas de la coalición que los apoyaba, reúnen el 46.9 %. Una hegemonía impresionante… y teórica.

Porque la unidad del peronismo aparece a primera vista como una misión imposible. En los sectores que se referencian con Cristina Kirchner -que es la dirigente con más votos, en Buenos Aires y en el país -negarlo me parece un patético esfuerzo de autoengaño- una parte considerable de su militancia más ferviente rechaza la unidad. No la unidad abstracta, por supuesto -eso no sería políticamente correcto- pero sí con los dirigentes a los que ven como empleados de la Embajada, de Magnetto o de otras fuerzas del Mal.

El problema que los votos de CFK no alcanzarían para ganar… prefieren decirse que eso es culpa, precisamente, del poder maligno de Magnetto y que tarde o temprano todos comprenderán lo maravilloso que es ese liderazgo.

Ahora, sería falso decir que la culpa de la ausencia de unidad recae en los «cristinistas». Una buena parte de la dirigencia territorial del peronismo, una aún mayor de la dirigencia sindical, y, curiosamente, o no, de los políticos que se hicieron conocidos por su participación en el gobierno de Cristina Kirchner, hoy se muestran más enconados con ella que con Macri.

Todo eso no sería tan importante, debo aclarar. Porque aquellos que dedican su vida a la política -y si no, no se llega a dirigente- quieren, sobre todo, ganar. Pueden tragar todos los sapos que sean necesarios.

La dificultad fundamental está en los votantes. Es posible, y será necesario si el peronismo quiere volver al gobierno, reunir los votos de una porción considerable de los argentinos y argentinas que hace una semana votaron a CFK, a Massa, a Schiaretti, a Rossi, a Perotti, a Manzur…

Los resultados de las PASO, y más aún los del 22 de octubre, serán indicaciones muy importantes. Pero no resuelven por sí el problema del peronismo. Tampoco se soluciona amontonando dirigentes y «figuras» (aunque algo de eso siempre es necesario). El problema reside en que sus votantes, como la misma sociedad argentina, son diversos. Mucho más heterogéneos que en 1946, aunque ya entonces el peronismo sumó realidades y demandas distintas.

A los que se preguntan por el discurso ideológico de este blog, pueden encontrarlo ahí. El peronismo ya no es el «hecho maldito del país burgués», como decía el Bebe Cooke, y pregonan todavía en los foros online los odiadores neuróticos. En realidad, en estos 70 años contribuyó bastante a aburguesar la Argentina. Pero es todavía el hecho maldito del país electoral.


Santiago Maldonado y Patricia Bullrich

agosto 27, 2017

foto

Esta foto circula en las redes sociales desde hace por lo menos tres meses. No la habría subido al blog -trato de no usar fuentes anónimas- pero me llegó esta noche, a través de un amigo común, de alguien que estuvo cercano a esa historia.

Igual, la frase que se agregó arriba de la foto me parece una «pos verdad». Mi impresión es que se tomó en 1983 o muy poco después. Entonces, todos los que aparecen ahí serían  «sobrevivientes», o lo eran en ese tiempo.

Me consta que en esos años Patricia Bullrich se movía cerca de Juan Carlos Dante Gullo, un hombre que había sufrido cárcel y torturas como dirigente de la Tendencia Revolucionaria del peronismo. Que trataba de reivindicar en la democracia a los ideales por los que habían luchado, sin dejar de reconocer sus errores. No era una posición muy popular, entonces.

De todos modos, la sombra de la «desaparición» no es lo único que une a Santiago Maldonado y a Patricia Bullrich. Ella es ahora ministro de Seguridad, y por eso es responsable.


Hola, mendocinos. Y adiós

agosto 26, 2017

Seminario 28 de agosto 2

Para los amigos de allá que se interesen, este lunes 28 voy a estar en Mendoza, como pueden ver en la imagen de arriba. Pero será por pocas horas. Porque el miércoles salgo en otro viaje, más largo, por unos 20 días, y estoy muy corto de tiempo.

Por eso no creo que pueda traer esa discusión al blog, no por algunas semanas al menos. Y es importante, eh: la reforma laboral en Brasil y el MERCOSUR. Bueno, con el título de mi «ponencia» ya saben lo que pienso.

Eso sí, como el problema no es sólo suramericano -por supuesto- les invito a leer (en nuestro idioma) esta nota del respetado New York Times, donde ese venerable medio se preocupa por la actitud imperialista que implica exigir a un país que aumente los salarios. Y señala que, en cualquier caso, obligar a pagar mejores sueldos no beneficia a los trabajadores ¿Dónde escuché esos argumentos antes?


Música para este fin de semana: Hugo del Carril, Mi Buenos Aires querido

agosto 26, 2017

En vísperas de un viaje -no, no la visita de este lunes a Mendoza, que les contaré mañana. Uno más largo que empieza a mediados de semana, quiero subir algo retro pero muy nuestro. Este video del gran Hugo del Carril, cantando Mi Buenos Aires querido, de Gardel y Le Pera.


La grieta del peronismo

agosto 25, 2017

juanito laguna

Esta nota de ayer me llamó la atención. (Y también a un comentarista habitual del blog). Sólo en parte porque el autor es un sacerdote jesuita, Rodrigo Zarazaga, que dirige el CIAS (Centro de Investigación y Acción Social). Ese centro tuvo un papel muy importante en la politización de la juventud argentina en los ´60 y ´70. Y en la politización de los jesuitas, también.

Pero eso es historia; no es el dato clave. Tampoco lo es que se muestra bastante crítico de la experiencia kirchnerista, y de la política del peronismo en general en el conurbano. Otros estudiosos del tema también lo son, como Jorge Ossona (El amigo Pablo Torres, Laprida, es una excepción). Pienso que, como muchos estudiosos, son críticos de la política real, salvo cuando se zambullen en ella.

No. El punto importante es que apunta a un problema real. Que he tratado de señalar una y otra vez en el blog. Y nunca está demás enfrentar sin sentimentalismo ni consignas los problemas. Es la única forma de solucionarlos. O, al menos, de manejarlos. Leemos:

«La inexistente interna kirchnerista podría haber reunido algo más del 40%. «Todos unidos triunfaremos», dice la ya algo en desuso marcha peronista, implicando que en la división está la derrota. Podría entonces atribuirse la debacle partidaria a la falta de capacidad de sus líderes para concertar alianzas y dirimir candidaturas internamente. No faltan ahora los peronistas notables que recorren los programas de televisión atribuyendo el fracaso al narcisismo y a la falta de humildad de sus candidatos. No es fácil impugnar la descripción, pero las causas podrían tener raíces más profundas que ciertas características humanas que, en todo caso, no son patrimonio exclusivo de los peronistas. Existe una grieta ideológica sobre la que se monta una pirotecnia verbal, pero bajo esa grieta subyace una fractura social que afecta especialmente al peronismo.

El conurbano, escenario de la contienda más importante de estas elecciones, presenta la peor tasa de desocupación (12%) entre los 31 centros urbanos del país que mide la Encuesta Permanente de Hogares (EPH). Concentra 5.500.000 ocupados, pero casi el 45% de éstos son informales. Estructuralmente, un abismo separa a los trabajadores formales de los informales y desocupados. Los que pierden un trabajo formal no sólo pierden los beneficios de la formalidad laboral -como obra social o jubilación-, sino también autoestima y horizonte de realización. Para muchos, perder el trabajo es caer en un precipicio; no es «tan fácil como comer y descomer». El problema del peronismo no se reduce a que el partido esté dividido: sus bases tradicionales lo están y forman dos mundos aparte. El taxista que despotrica contra el piquete que le impide circular y el desempleado en el piquete no son fácilmente asimilables en la misma expresión política, aunque ambos se digan peronistas. El obrero que viaja dos horas en tren desde el conurbano profundo para llegar a su trabajo mira con recelo a su vecino que pertenece a una cuadrilla liderada por un puntero, por más que tenga una foto de Perón en la pared.

El peronismo sufre su grieta propia. Los trabajadores formales reclaman la infraestructura que no llegó. El trabajador informal que sobrevive gracias a los subsidios de los años kirchneristas tiene otras urgencias. Tal vez ya no exista una representación política única de todos los sectores que antes se referenciaban en el peronismo, no por un problema de sus líderes, sino por la imposibilidad de liderarlos al unísono. Algunos trabajadores de la clase social que fue el núcleo del peronismo hoy son receptivos al discurso meritocrático y luminoso de Pro y cometen el «sacrilegio» de votar a Cambiemos. A Unidad Ciudadana le quedó el sector social que lucha por la supervivencia, al que los reclamos por la infraestructura todavía le quedan lejos. Prueba de esta nueva configuración social es el magro rol electoral del sindicalismo.

Este conurbano fragmentado, que sufre deficiencias pavorosas de infraestructura e ingresos en descenso, no atribuye de manera monocorde sus desgracias al gobierno actual. El kirchnerismo asumió que los pobres que votaron a Macri en 2015, en vista de su menesteroso presente, llegarían a la conclusión de que su fiebre amarilla fue un error y volverían al redil. Si algunos bonaerenses recordaron los años felices de consumo, a no pocos de ellos les pareció plausible que en los largos períodos de conducción peronista (del país y de la provincia) pudiera también estar la causa de las falencias estructurales que sufren. En la poderosa tercera sección electoral, que concentra más de 4.200.000 votantes en 19 municipios del sur del conurbano pobre, Cristina Kirchner obtuvo su mejor resultado: casi 1.300.000 votos. Sin embargo, la cosecha de votos de Cambiemos en esa misma sección no fue escasa: casi 900.000. En 2007, la brecha en la tercera sección entre Cristina Kirchner y su oponente más cercano había sido de 30 puntos porcentuales y en 2011, de 50. Ahora, sólo de 13.

En este escenario de fragmentación social que el peronismo encuentra difícil articular políticamente, cobra importancia la coalición de los poderes territoriales. Pero ahí hoy el peronismo no logra coordinar a sus intendentes y Cambiemos consigue hacer pie. En 2011 Cambiemos apenas tenía un intendente de los 33 que gobiernan en el conurbano. Actualmente tiene 12. En los 19 municipios liderados por peronistas, Cristina Kirchner obtuvo 1.600.000 votos, contra 1.000.000 de Esteban Bullrich. Importante diferencia. Pero en los 12 municipios con intendentes de Cambiemos Bullrich aventajó a Cristina Kirchner por 200.000 votos.

Además de los más prósperos municipios del Norte, otros que supieron de hegemonías de barones peronistas, como Lanús, Tres de Febrero, San Miguel, La Plata y Morón, aportaron victorias o, al menos, empates al oficialismo. En el conurbano los intendentes mueven votos y fiscales. En estos municipios sus intendentes comprendieron la importancia de los referentes y asumieron, incluso, a aquellos que venían del peronismo. Un puntero de la zona oeste, histórico peronista, festejaba el triunfo de Cambiemos repartiendo choripanes mientras explicaba: «Vidal es de las nuestras, es de Desarrollo Social…es peronista». La estructura territorial ya no es patrimonio exclusivo del peronismo, algunos otros han aprendido.

Cambiemos, como partido nacional con posibilidades de gobernar por ocho años, es el hecho más relevante de estas elecciones, pero debemos ser cuidadosos en su lectura. Cambiemos es un partido nacional en cuanto ostenta el Estado, tanto como lo fue el FPV mientras lo tuvo. En la fragmentación social actual, los partidos parecieran impotentes para articular propuestas nacionales; sólo el Estado lo logra y, por propiedad transitiva, el partido que lo administra. Si los pobres que hoy apoyan a Cambiemos no ven mejoras en el tiempo, pivotearán de nuevo hacia al arco peronista, y una derrota electoral podría devolver al PRO a la ciudad de Buenos Aires. De todos modos, el riesgo hoy está más en que, a la cabeza del Estado, Cambiemos se vaya transformando en el sistema, como ocurrió con el peronismo, sin que haya verdadero balance partidario. Claro, la responsabilidad de construir una oposición seria no le cabe al Presidente. En todo caso, debería aprender de la historia y ser cuidadoso antes de desafiar a que armen un partido y ganen las elecciones«.

Como no soy politólogo como el padre Rodrigo, sino político (R.E.) me siento inclinado a señalar, respetuosamente, que esa grieta no es tan profunda. Existe, sí, hay diferencias sociales y también de bolsillo. Pero el peronismo ha podido articularlas en la práctica. Por ejemplo, en la reciente experiencia kirchnerista, al menos desde el 2005 al 2011, como se vio en los resultados electorales.

Eso sí, requiere sabiduría política. Y saber dirigirse a los que se quiere convencer. La consigna «La Patria es el Otro«, aunque noble e inspiradora -hasta cristiana, diría- no es la más adecuada para interpelar los problemas reales del conurbano. Camina muy bien en Palermo, C.A.B.A., sin embargo.


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