la crisis y los Estados Unidos

enero 23, 2008

Como ya avisé alguna vez en este blog, yo no soy un economista profesional. Más recientemente, dije que en el enero del Hemisferio Sur simplemente me negaba a hacer el trabajo necesario para hablar en serio de la situación actual (Pareto llamaba «ageometroi» a los que trataban de escribir sobre economía sin usar matemáticas). Pero sí puedo tratar de ayudar a otros amigos de a pie a entender un poco mejor lo que está pasando.

El punto que me parece importante tener en cuenta es que en esta crisis se unen dos realidades muy diferentes entre sí, que requieren herramientas distintas para analizarlas, y tiempos políticos muy diferentes para encararlas,

Una es una típica burbuja financiera, muy similar – hasta en su origen: los préstamos a particulares – a otra que vivieron los Estados Unidos en la década pasada, y no demasiado diferente de una media docena que vivió la Rusia postsoviética en ese mismo tiempo. El inevitable desenlace puede convertirse, por debilidades estructurales de la economía norteamericana y de la globalización financiera, en una recesión grave.

Esto, por supuesto, tiene consecuencias muy serias para los que pierden sus ahorros y los trabajadores despedidos. También nos afectará a los argentinos: nuestros mercados comprarán menos (anche los chinos: los yanquis les comprarán menos a ellos), pero, al «no gozar de la confianza de los inversores», no debemos temer que los fondos que no están invertidos en nuestro mercado se retiren bruscamente. Otros países vecinos no tendrán esa suerte.

Pero no es un evento tan terrible (excepto para los directamente perjudicados). Es un hecho lamentable pero frecuente – algunos dicen necesario – en el capitalismo, y sólo los troskistas muy ingenuos creerán que esta vez sí el sistema se derrumba. Los estados modernos cuentan con las herramientas para controlar sus efectos, y – desde la Depresión de 1929 – la voluntad política de usarlas. Como no reciben los consejos que reputados economistas brindan – por ejemplo – a gobiernos latinoamericanos, y si los reciben no les dan bolilla, entre la recesión y la inflación tienen claro cuál elegir. Eso sí, yo no ahorraría en dólares por lo menos por los próximos dos años.

Pero la otra realidad que contribuye a dar forma a esta crisis no es de corto plazo, ni es cíclica (excepto en las elucubraciones de Spengler y Toynbee). Es la decadencia como economía industrial de los Estados Unidos.

A pesar de que quiero ser breve (me voy de vacaciones) siento que debo aclarar cuidadosamente lo que estoy diciendo. No que es un concepto original, pero tengo que cuidarme de lo que dicen los que están furiosamente en desacuerdo y los que están entusiasmadamente de acuerdo. Entre estos últimos, estará un amigo que insiste que el trabajador estadounidense es la primera víctima de la globalización. Es cierto, pero también es cierto que el agricultor inglés fue la primera víctima del libre cambio; eso no quita que haya sido una política deliberada de Inglaterra, que la llevó a la hegemonía mundial.

Los que rechazarían mi expresión insisten que la economía norteamericana ha «madurado» o ha «evolucionado». Si Detroit es ahora parte del «rust belt», cinturón del herrumbre, y los empleos industriales se han ido a China, «es porque U.S.A. está en la economía del conocimiento». Sí, una parte de su fuerza de trabajo son técnicos y científicos de primer nivel mundial. Otra parte, inmensamente mayor numéricamente, sirve hamburguesas en McDonald o tiene trabajos pedorras similares, que forman parte del «tercer sector». Eso sí, son muy mal pagos y cada vez más son ocupados por inmigrantes; detalles que olvidan los tontos que han comprado la idea como proyecto para países como el nuestro.

Uno tiene que evitar las simplificaciones si quiere actuar sobre la realidad (mi fastidio particular es con la analogía con el Imperio Romano, que duró 500 años después de las Guerras Sociales entre Mario y Sila, que en USA aún no han empezado). En realidad, la mejor descripción de una analogía razonable con la situación norteamericana, para un lector no técnico, puede encontrarse en el clásico de Paul Kennedy, «Auge y caída de las Grandes Potencias», en la parte en que relata la transformación de la economía inglesa, de industrial a rentista, en el período entre 1870 y 1914. Teniendo claro que China no es la Alemania Imperial; la economía germana no estaba tan imbricada con la inglesa (a pesar de ser un mundo más «globalizado» y librecambista que el actual) como la china con la yanqui.

Recetas? No las tengo; especialmente, no un 23 de enero. Sólo mantengo que países como el nuestro deben tener ambas realidades, especialmente la segunda, en mente, si quieren tener un mínimo de control sobre su destino.

Hasta la vuelta en febrero.


“gestión”, ñoquis y Macri – 3ª y última

enero 22, 2008

El sabio y prudente Manolo publica un blog deshonestidadintelectual, muy valioso, en especial para aquellos peronistas que pretendan una defensa inteligente de sus convicciones sin ruido de bombos (prefiere el rock). De ahí tomo unas líneas suyas, lanzadas hace unos días como respuesta a un comentario, que encontré recién y me parecen imprescindibles en este tema. Por eso, y sin escrúpulos, las copio aquí:

Primero un tema, como bien señalo Megafon, los contratos SON UN ESCÁNDALO.

1/ Es como tener empleados en negro, sin ningún derecho y por lo tanto fácilmente chantajeables.

2/ Es ridículo, que después de 24 años de Democracia no exista una carrera o escalafón de Servidor Publico.

Como en un país serio.

Para terminar con los ñoquis y crear un Servicio de Funcionarios Públicos eficiente, podrían preguntarle a Bloomberg el actual Alcalde de NewYorkCity.

Una ciudad tan complicada políticamente como la CABA y con unos sindicatos manejados por las 5 Familias.

Pero a Macri ni se le ocurre hacerlo, sabe que no pueden cumplir los requisitos.

Artemio me gasta por mi condición de ortodoxo, así que no me caben los análisis ladriprogresistas.

El aumento de ABL está bien, las críticas son pedorras y oportunistas.

Los empleados con antigüedad, que se comportan como ñoquis, se los sanciona con el Código Penal, como corresponde a la legislación laboral y penal.

Pero para demostrar su condición tenes que tener un sistema de gestión y administración que funcione.

Nuevamente vuelvo a NYC, que la traigo como ejemplo de administración liberal, para que vean que no chicaneo eligiendo a Barcelona o Londres.

¿Por que la Obra Social?

Sencillo, es una operación de marketing, los sindicalistas son despreciados por los porteños. Que encima tienen la idea que las OS son esencialmente cajas negras.

Está haciendo la Gran Néstor, busca el apoyo de los vecinos, no del pueblo; para su cruzada Libertadora.

Ahora, hablar de transparencia en las designaciones, ni mamado.


“gestión”, ñoquis y Macri – 2ª parte

enero 20, 2008

Hace pocos días (el 11/1) subí al blog algunas reflexiones sobre este tema. Ahora, entre mucha palabrería previsible en los medios – y sus foros – Silvia Diana Mercado (columnista estrella de LaPolítica Online, el site de Ignacio Fidanza) agrega una opinión interesante: «Los verdaderos ñoquis están en la planta permanente«, en su nota: Macri, el enemigo de las sutilezas. Vale la pena leerla, especialmente por su crítica a la estrategia del Mauricio

No es la primera vez que discuto con Silvia; lo hice hace un año en «El hijo de Reco». Pero hay una observación que siento que debo hacer, dirigida a los argentinos de pie, no a los periodistas (que generalmente ya lo saben) : el ñoqui – en nuestro país – es una herramienta (corrupta) de la política. O se compra con contratos (generalmente de muy bajo nivel: quinientos, hasta mil pesos a lo sumo) la militancia de punteros y sus puntos, o – cuando el sueldo es grande – el titular del contrato retorna una parte importante de lo que cobra para la caja que financia la política. Esto sucede en nuestro país, habitualmente y lamentablemente, desde hace por lo menos 25 años. Pero seguro que el Boss Tweed, un personaje que recordarán los que vieron «Pandillas de Nueva York«, tenía ñoquis en el siglo XIX.

El problema de la planta permanente de la Ciudad es muy real, pero es otro (aunque seguramente sobreviven allí algunos ñoquis de Pancho Rabanal o anteriores; son las capas geológicas de que habla Artemio López, pero confundirlo con un problema extendido es de mala fe). El empleado municipal de planta, en cualquier nivel, por un privilegio que le suman la ley y la costumbre de todos los gobiernos (aquí tiene razón Silvia Mercado) no trabaja si no quiere. O si no pertenece a la minoría – en el gobierno de la ciudad y en todos lados – que tiene vocación y sentido del deber. Lo que no puede decir el gobernante de Buenos Aires, a la luz de la realidad de todos los días, es que sobra personal en salud, en educación, en el control de las leyes.

Es un problema serio, pero no insoluble. El pueblo de Buenos Aires, desde siempre, odia los privilegios… de los otros. Y un gobierno que encarase en serio la reconversión (es decir, obligar a trabajar a todos sus empleados) en lugar de perseguir a los pobres desgraciados que tienen contratos basura y están a tiro de la arbitrariedad, contaría con un apoyo popular importante. El gremio – aunque por su naturaleza debe defender por igual derechos, privilegios y curros – no come vidrio y no va a dar una guerra que no pueda ganar. Pero es una tarea que requiere paciencia, conocimiento de la ciudad, y sobre todo, capacidad de conducir un equipo de funcionarios coherentes y dedicados. Lo que no requiere es golpes de efecto mediáticos.


AR-1, el primer reactor nuclear argentino

enero 18, 2008

Como ya dije otra vez, no soy mucho por las efemérides. Tampoco me divierte (y creo que a ustedes tampoco) repetir en este blog lo que aparece en los medios masivos, salvo que pueda agregar algo de interés. Pero aquí lo que desconcierta (a mí y a otros amigos) es que el 50° aniversario de un paso importante para la Argentina y para Iberoamérica haya pasado desapercibido, en un país, y unos diarios, con fascinación por las fechas redondas.

Ayer se cumplieron 50 años de la puesta en marcha del reactor RA-1, el primer reactor nuclear argentino y primero en operar en Latinoamérica.

El proyecto comenzó en Abril de 1957 con un diseño conceptual tipo Argonauta y construcción enteramente nacional. Estaba emplazado en el Centro Atómico Constituyentes de la Comisión Nacional de Energía Atómica y , con sólo ocho meses de construcción, alcanzó su Primera Criticidad el 17 de Enero de 1958 a las 6.00 hs.

Era otra Argentina. ¿Podrá volver a serlo?


1968

enero 16, 2008

1968 fue – doy testimonio – un año estimulante para ser joven. Y por la superstición digital de que hablaba Borges, este año (que también es estimulante, si uno es joven) del 40° aniversario, va a estar lleno de artículos. Vicente Verdú, de El País, escribió uno bastante bueno, a pesar del título convencional El año en que cambió el mundo. Básicamente, señala el papel fundamental que la liberación sexual y el feminismo tuvieron en los cambios permanentes que ese año produjo. Pero hay unos párrafos que quiero destacar (aunque digan que soy aburrido): «El talante dionisíaco del ’68 se oponía al orden sexual que reinaba en la sociedad burguesa, y ello constituyó el núcleo basal de la revuelta. Una revuelta generada no por fuerzas masónicas ni porque hubiera subido el precio del trigo al modo de la revolución de 1789, sino por la potencia del orgón.

El capitalismo, sin embargo, se mantuvo airosamente en pie. Más aún: el odiado capitalismo mutó su antigua piel por un satén de irisados colores, y con ello obtuvo capacidad para respirar mejor y desarrollarse como una verbena de consumo agregada a la fiesta del orgasmo, el antiautoritarismo, la aventura y el amor a la revolución.

Daniel Bell presagiaba en Las contradicciones culturales del capitalismo el conflicto que podría crearse cuando la ética del trabajo, derivada del ascetismo protestante, fuera asaltada por un modo de vida basado en el goce inmediato y el placer consumista. Pero el conflicto no creó jamás parálisis, sino, por el contrario, un efecto acelerador. Así, el libro más citado y célebre de Bell ha ido convirtiéndose en su obra más acertada si se lee, aproximadamente, en sentido inverso. Contradicciones en el sistema, sí; pero en lugar de romper el mecanismo, como creían Bell y los del ’68, se registró un superaccidente de cuya energía el capitalismo salió rejuvenecido…

Los años sesenta constituyen la década crucial en que el conspicuo capitalismo de producción, oscuro, austero y represor, empezó a girar hacia el cromatismo musical del capitalismo de consumo»

Un punto interesante, y cierto. Sin embargo, me pregunto – como lo han hecho otros, entre ellos, Schumpeter – si una moral hedonista es, a largo plazo, un basamento sólido para esta sociedad poscristiana. Y, pensándolo bien, también es lícito preguntarse, si la moral neoconfuciana del gran rival de Occidente, China, podrá adaptarse con el mismo éxito que lo ha hecho en el plano económico.

 


«gestión», ñoquis y Macri

enero 11, 2008

Un viejo amigo, Ricardo Alvarez, me reenvió este mail. Su contenido no es diferente de lo que muchos otros han dicho en estos días, pero Pareto (evidentemente, no el economista) lo dice breve y bien. Me dió pie para responder a mi amigo con una reflexión que me pareció necesaria; lo comparto con ustedes:

gestión.
1. f. Acción y efecto de gestionar.
2. Acción y efecto de administrar.
gestionar.
1. tr. Hacer diligencias conducentes al logro de un negocio o de un deseo cualquiera.

GESTIÓN…
…la palabreja que ha sido instalada como la panacea del arte de gobernar… al menos para la opaca mediocridad de los que están siempre dispuestos a comprar espejitos de colores.
En rigor, y atento al significado y alcance que le da el “mataburro” a la palabreja en cuestión, se puede llevar a cabo una “eficaz-eficiente gestión”… tanto al servicio del bien como del mal.
La gestión no es más que un cómo, para ejecutar un determinado qué y –aún más importante– un predeterminado para qué. O sea: el proyecto, los objetivos, que le dicen…
Veamos (p/ej.) el caso de los más de 2000 cesanteados por la nueva gestión del GCBA (lo que se pretende exhibir como un acto de gestión en beneficio de la “ciudadanía” porteña).
No haremos politiquería barata y podemos admitir que haya entre dichos cesanteados unos cuantos “ñoquis” (que –por supuesto– hay que limpiar…); pero, en su gran mayoría, son trabajadores que con mayor o menor antigüedad vienen cumpliendo funciones que –en todo caso– podrían y deberían ser optimizadas… si el qué y el para qué son en beneficio real de la “ciudadanía” porteña.
Datos objetivos: la incidencia de tal cesantía en el total del presupuesto del GCBA es aproximadamente del 0,29% (alrededor de unos 28 millones de pesos); pero hay más: simultáneamente con las cesantías se han destinado a los nuevos funcionarios 9 millones e pesos para la contratación de “asesores”… con lo cual la incidencia final desciende a un 0,19% de “ahorro”… a costa de unos cuantos miserables contratitos que llevaban algún oxígeno a muchos hogares.
Claro ejemplo de una más que miserable demagógica gestión pautada para los comilones de caramelitos que integran buena parte de la “ciudadanía” porteña…
R.F.Pareto

Contesté así a mi amigo:

Te agradezco el envío. Pareto hace un planteo válido. Y aunque esta crítica aparece en muchos de los cuestionamientos a Macri que hizo el progresismo local, tanto antes como después de las elecciones que le dieron el triunfo, esto no disminuye en nada la verdad que encierra: al hablar de buena o mala «gestión» se refiere a la tarea de obtener determinados objetivos. Trazar los objetivos que se quiere conseguir, se hace primero desde el pensamiento – individual o colectivo – (ideología) y luego desde el poder (política).

Pero hay una reflexión que siento que es necesario hacer: debemos evitar la típica soberbia «progre» que – asumiendo que con su inteligencia superior la tiene mucho más clara que los «comilones de caramelitos» que votaron a Macri – le regala al Mauricio todos los que piensan que el Estado debe brindar agua, luz, escuelas, atención médica (objetivos que parecen «obvios», aunque no lo sean) y le piden que lo haga con eficiencia (otra palabra con diversos significados). Los que piensan así – son muchos; en realidad, somos todos, en algún momento que no somos ciudadanos politizados – tienen derecho a pedirlo y no sirve que se les conteste con palabras – aunque sean ciertas – si no están acompañadas por hechos.

En un resumen filosófico que solía hacer un dirigente del siglo pasado: «Es peor un bruto que un malo». En el Estado, esto quiere decir – y lo confirmo desde una larga experiencia – es peor un incapaz que un corrupto. Esta reflexión no defiende la gestión Macri: hasta donde puede evaluarse en estas semanas, apunta como una ejecución pobre de objetivos malos. Pero podemos cometer el error de regalarle la política, si nos limitamos a denunciar que no es un ejecutivo sino un político. Por supuesto que lo es, y ha demostrado que la sabe hacer bastante bien. ¿Y nosotros?

Abel


algo sobre las primarias en U.S.A. (y un toque local)

enero 3, 2008

Como ya avisé en el post anterior, las fiestas, las vacaciones y el CALOOOR de estos días, hacen que yo tenga tan pocas ganas de escribir largas notas sobre política internacional como ustedes, sospecho, de leerlas. (Sin embargo, creo que me debo – y les debo – una reflexión sobre la «circunstancia» americana – las dos palabras están cuidadosamente ele gidas – en que hoy está inserta la Argentina, y que las divertidas anécdotas sobre valijas en Aeroparque y safaris en la selva colombiana pueden iluminar u oscurecer. Cuando me escape unos días de Baires, trataré de armarla).

Pero mientras hay bloggueros que siguen esforzándose. Honor a ellos! En este caso, al Criador de gorilas, un blog ubicado del centro a la izquierda pero libre del sentimentalismo progre y al que le gustan los números, hace una apuesta razonada por John Edwards en la carrera por la candidatura demócrata que hoy se larga en Iowa. Acierte o no, el post y sus comentarios dan un enfoque interesante de la política yanqui, desde el que la estudia como es y no desde el discurso ideológico.

Eso sí, cuando razona que un candidato más a la izquierda (yanqui) que Hillary y Obama puede ganar porque su acento y su origen sureños le acerca votos que nunca irían a un «liberal» (yanqui), usa una comparación con el peronismo visto por Pierre Ostiguy «el corazón del peronismo es su atracción cultural de clase: la cultura peronista es, al nivel estético y de gustos, clase popular. Es decir, el peronismo está más cerca de Boca que de Marx, lo que le garantiza su vinculación con la clase trabajadora» Estimado Criador, aunque haya escuchado a muchos perucas repetir que «el peronismo es un sentimiento» y exista una realidad cultural muy profunda detrás de ese lugar común, su vinculación con la clase trabajadora, (its working-class composition), depende de otros factores. Algo relacionado con este tema se empieza a discutir ahora en la Ciudad de Buenos Aires, en la pulseada entre Macri y el sindicato municipal, y calor o no calor, algo pienso escribir sobre eso.


A %d blogueros les gusta esto: