«No abandonaremos la Inconvertibilidad»

noviembre 30, 2012

cavallo upside downRepasando el blog, noto que la mayoría de los últimos posteos han sido de coyuntura. Bueno, este noviembre ha sido un mes muy … coyuntural para los argentinos. Quiero volver a asuntos más permanentes. Y la economía política es uno de esos.

Por suerte (los viernes no soy muy productivo), tengo un artículo ya editado que me envió Pablo Tonelli. Tiene más de veinte días, pero no ha perdido un minuto de actualidad. Pablo sigue explorando lo que analizó en su Llegó la Inconvertibilidad; se nota que lo tiene pensativo el sistema que comenzó a entrar en vigencia hace un año.

LA DINAMICA DE LA INCONVERTIBILIDAD DEL PESO

Pablo Tonelli, economista

La inconvertibilidad del peso como forma superior del control de cambios está planteada como un problema de supervivencia de la política económica a secas. Compartiendo amplia y totalmente los objetivos del Gobierno en esta materia, me pregunto si la estrategia adoptada es la única posible. Descarto la macro devaluación, el reinicio de un nuevo ciclo de endeudamiento o un brusco ajuste fiscal (o la combinación de estos instrumentos).  Me planteo si es posible pensar en un Plan B.

Es curiosamente un antropólogo argentino, Alejandro Grimson, el que me ha hecho reflexionar (sin hacerle, en modo alguno, cargo de mis opiniones). Decía Grimson en un artículo publicado en Página 12 ”Hay medidas económicas que tienen consecuencias culturales y políticas que los economistas no saben calcular pero, más grave aún, no saben que deberían ser calculadas. Desdolarizar la economía y el ahorro exige un plan complejo y una ejecución cuidadosa, que incluye la creación de formas más sólidas de ahorro”. Menciona como la cultura del dólar es producto de la experiencia histórica, y que en aquellas oportunidades quienes menos confiaron en el Estado y en el peso salieron ganando. Además sostiene que “es imposible que la Argentina se desarrolle con una fuga de capitales equivalente a la que tuvo en la historia reciente” y que “revertir esa dolarización será un trabajo lento que exige extremo cuidado en las formas de instrumentación”.

En un artículo anterior definí lo que entendía como Inconvertibilidad del peso, la que voy precisar un poco más: El régimen cambiario vigente no es un control de cambios, de los tantos que en diferentes coyunturas y gobiernos se han aplicado en nuestro país. Dichos controles tenían por objeto regular las cantidades de moneda local que podían ser convertidas en divisas, e implicaban un racionamiento de los dólares existentes, nada más. El régimen de inconvertibilidad del peso (sigo con el razonamiento de mi amigo el economista Jaime Saiegh) implica la imposibilidad de adquirir divisas para convertir la deuda pública emitida en pesos a dólares al tipo de cambio oficial, e implica además la de obtener divisas para atesoramiento (de personas o empresas) provenientes de las arcas del BCRA.

Las transacciones de la economía argentina se realizarán en pesos. Los nichos en los cuales el dólar suplía a la moneda local, como el mercado inmobiliario, desaparecen. Sobre este punto el economista argentino Héctor Valle afirmó “Argentina es el único país del mundo donde el cemento se vende en pesos, los ladrillos se venden en pesos, la mano de obra se paga en pesos y los departamentos cotizan en dólares”. Es rigurosamente cierto. Lo que no agota la complejidad del tema, porque seguramente muchos desarrolladores inmobiliarios vendieron los dólares que tenían o habían comprado al BCRA, o mantenían  depositados en el mercado financiero local, para pagar los terrenos, y pensaban en muchos casos en ofrecer unidades que brindaran una renta en dólares pagada por el turismo extranjero. Es ese uso local del dólar el que se extingue. Es lógico entonces que los depósitos en dólares del sistema financiero argentino se hayan reducido a la mitad desde octubre del año pasado.

La inconvertibilidad del peso como forma superior del control de cambios tiene el objeto de lograr que la reserva de valor que expresa el ahorro se haga en pesos y no como tradicionalmente ha sido en la economía local, en dólares.

Hago mías las palabras de Alfredo Zaiat ”La fortaleza o debilidad que tuvo un gobierno para intervenir en el mercado cambiario fue definiendo su destino”. Es por ello que el BCRA no vende más dólares para atesoramiento o pago de deudas, en concreto no financia la fuga de capitales perdiendo reservas. Los agentes privados que deseen dolarizarse deben recurrir al mercado marginal que cotiza un 35 % aproximadamente por encima del oficial, o recurrir a la operatoria conocida como “contado con liquidación” (comprar títulos públicos en pesos en el mercado argentino y venderlos contra dólares en el exterior, una forma de hacerse de divisas a un tipo de cambio incluso superior al dólar marginal, pero legal). Como dato importante consignemos que si un privado vende y otro privado compra los pesos permanecen en el sistema económico, a diferencia de cuando un privado compra y el BCRA vende y absorbe dichos pesos de la circulación monetaria, reduciéndola.

Ramiro Castiñeira sostiene que el sector privado argentino destinó en los últimos veinte años una magnitud equivalente al 2,90 %  del PBI, promedio anual a la compra de dólares, esa cifra llegó al 4,20 % del PBI durante la corrida cambiaria del año 2011. Con la inconvertibilidad del peso dicha fuga de capitales, la continuidad del atesoramiento en dólares, no es  a costilla de que el BCRA venda sus reservas.

¿Qué ocurrirá con ese excedente que tradicionalmente se dolarizaba, unos $ 65.000 millones (el 2,90 % del PBI)? (Castiñeira). Veamos cuál puede ser la dinámica del régimen de inconvertibilidad del peso

El mejor escenario es que el excedente  permanezca en pesos colocado en plazos fijos ¿A que tasa de interés? Como afirmaba en mi artículo anterior: en un contexto de brecha entre el tipo de cambio paralelo y el oficial del orden del 35 %  (un paralelo digamos de $ 6,35 por dólar) y una tasa de interés del 15 % anual, el excedente que permanece líquido, que no se consume ni se reinvierte, se mantendrá en pesos y no demandará dólares billete si el rendimiento de la tasa en pesos es mayor que la devaluación del dólar marginal. (que sería $ 7,30 en un año a esa tasa de interés). La dinámica de esa tasa no se referencia a la evolución del dólar oficial sino al comportamiento del dólar paralelo. La tasa de interés puede ser negativa, es decir menor a la inflación real. Lo importante es que sea positiva en relación al dólar marginal. Se coloca en pesos porque se espera un rendimiento mayor a la marcha del dólar marginal, que sigue siendo la imagen de la reserva. ¿Otras opciones de ahorro en pesos? Exceptuando los títulos públicos nacionales o provinciales la reforma del Mercado de Capitales recién comienza su trámite legislativo.

La dinámica de la inconvertibilidad del peso muestra una excepcionalidad respecto al comportamiento de los últimos cincuenta años. Una crisis político-económica no se va a expresar como corrida cambiaria, dado que el BCRA es el comprador de los dólares de exportación y restringe la venta a la importación y otros pagos puntuales, no vende dólares destinados al atesoramiento, no pierde divisas hasta el punto límite de forzar una devaluación.

Una crisis tendría lugar si el monto del excedente que no se reinvierte ni consume internamente en lugar de permanecer colocado a plazo fijo demandase dólares marginales. Esa “corrida” no provocaría devaluación del dólar oficial sino un salto de precios en la cotización del paralelo, ampliando su brecha con el tipo de cambio oficial. El tamaño e intensidad de la brecha y sobre todo su rapidez y su dinámica puede incidir sobre los precios, no porque se alteren en forma directa los costos internos en un primer momento (los salarios, los bienes que se importan al oficial, los insumos) sino por el peligro latente en la larga memoria hiperinflacionaria que haga que los precios tiendan parcialmente a redolarizarse (al dólar paralelo) y pasemos de una inflación alta pero estable y de una brecha entre el oficial y el paralelo también estable, a la inestabilidad inflacionaria, una brecha mayor del dólar con altibajos bruscos y seguramente una mayor tasa de interés.

La inconvertibilidad del peso es una solución inédita y audaz. Nunca antes encarada. Una apuesta a la pesificación  cuyo objeto es que el excedente se conserve en la moneda nacional como reserva de valor. Una apuesta que necesita imperiosamente que en el corto plazo la tendencia vigente de incremento de los plazos fijos no se detenga ni se revierta.

Mi formación y sobre todo mi experiencia me llevan a pensar en una estrategia alternativa que parta de la aceptación de la condición bi-monetaria de la economía nacional (algo cuya raigambre cultural excede lo económico, como apunto Grimson), e intentara superar esa restricción ofreciendo alternativas a los dólares del colchón o fugados. Alternativas que sirvieran a los objetivos de la política económica. Por ejemplo, en 2011, antes de la corrida, se podría haber subido la tasa de interés que se pagaba en dólares por los depósitos en esa moneda en la banca oficial e inducir a la banca privada a adoptar el mismo comportamiento, explicando que se buscaba ampliar la pre-financiación de exportaciones y el otorgamiento de líneas de crédito para la adquisición de bienes de capital, cuyo financiamiento externo se halla acotado por el problema no resuelto con los países que integran el denominado Club de París. La novedad: Financiamiento local en dólares para el equipamiento industrial, (lo que de otra forma terminará realizando en 2013 el BCRA con una porción de las reservas).

Manteniendo la política de desendeudamiento, también se podrían haber refinanciado los vencimientos de capital en dólares del 2011 y 2012, pagando solamente los intereses. Esto no sólo no incrementa la Deuda Externa en relación con el PBI, sino que la misma continúa disminuyendo, ya que el PBI crece. Esto aliviaba la necesidad de dólares.

Por último, instalado un dólar marginal como el dólar para la conversión a pesos en la búsqueda de reserva de valor, hubiera, como sostuve en una nota anterior, profundizado la diferenciación en el tipo de cambio, esto es un tipo de cambio como el actual, llamémoslo comercial, que seguirá el ritmo de devaluaciones que marca su dinámica presente, por el que se canalizarían las importaciones industriales (que permitirían su abaratamiento contra el otro tipo de cambio) y las exportaciones primarias, con lo que no se afectaría el salario porque no se elevaría el valor de los alimentos. Y otro tipo de cambio, llamémoslo industrial y financiero, por el que se canalizarían las exportaciones industriales, el turismo, las remesas de utilidades, los movimientos de capitales del sector privado, las importaciones industriales de bienes finales y artículos de consumo y un nivel claramente establecido de atesoramiento en divisas. No sería afectado el salario porque los bienes de la canasta básica no se encarecerían y las tensiones inflacionarias no afectarían como lo hacen hoy a la competitividad de la industria, que tendría a su vez en el tipo de cambio industrial importador un costo límite a la política de sustitución, que evite la tendencia a la autarquía y la falta de escala en la producción. El BCRA interviene en el mercado comercial como hasta el momento y puede o no hacerlo en el financiero, de acuerdo a la evolución de los indicadores económicos.

No todos estos instrumentos son aplicables hoy, el de los depósitos en dólares claramente es impracticable, las otras … son alternativas que no convendría descartar en un eventual escenario de tensiones.

Por último: Sería deseable que funcionara el régimen de inconvertibilidad del peso y que sus muchas tensiones pudieran procesarse favorablemente. Estas son especulaciones sobre un Plan B, que siempre es bueno tener en carpeta y discutirlo, sobre todo cuando su aplicación no está determinada por ninguna urgencia inmediata.


«Hacete amigo del Juez…»

noviembre 29, 2012

«... No le des de qué quejarse«. La recomendación del Viejo Vizcacha, que está en nuestro poema nacional, después de todo, también forma parte de un determinado estilo argentino. Y tiene su cuota de realismo, como no. Pero nadie se anima a plantearla como una norma ética, y la experiencia histórica muestra que no es un camino a seguir por las naciones. En ese plano, los jueces no tienen amigos.

Tengo que decirlo – con alguna renuencia, eso sí – porque en este blog he tenido cuidado de no alentar desafíos irresponsables. Siempre critico el «anti imperialismo verbal» y la escuela de «Animémonos y vayan» sólo me merece desprecio. Y en el episodio reciente del fallo del juez Thomas Griesa, confieso que no tenía una fe ciega en la competencia de nuestros abogados en Nueva York. El nombre del juego no es tener razón, sino conseguir las mejores soluciones posibles para el lado de uno.

Dicho todo eso, les digo el motivo de mis afirmaciones: acabo de recibir el posteo de un blog de análisis político, de línea liberal, de centro derecha, El agente de CIPOL. Éste lo firma uno de sus administradores, Marcos Novaro, de quien he leído cosas inteligentes y también tonterías, que recuerdo, ejemplos de ambas, haber comentado en este blog.

Hoy, 29 de noviembre, (la fecha es importante) escribe – o, por lo menos, sube a su blog:

«¿Caerá Argentina una vez más en default? Los especialistas sostienen que es bastante probable, y lo atribuyen al choque entre dos posturas cada vez más duras e inconciliables: la de rebeldía del gobierno argentino (“no pagaremos a los fondos buitre, aunque el juez falle a su favor“, etc.), y la del juez en defensa de su investidura.  Se estima además que, pese a los malos resultados alcanzados hasta aquí con su estrategia, Cristina Kirchner no desandará el camino del “repudio al fallo”, se negará a hacer el depósito ordenado por Griesa antes deldead line del 15 de diciembre y desoirá las sugerencias de ofrecer pagos parciales que podrían convencer al juez de rever su postura. En suma, seguirá prefiriendo politizar la cuestión a mejorar las chances de una salida negociada por vía judicial. Así, no dejaría más alternativa al juez, a la Cámara de apelaciones y a la propia Corte Suprema norteamericana que disponer un castigo ejemplar, en defensa propia«.

«… Fue un grave error de cálculo de la presidente el que alentó a Griesa a adoptar una postura inéditamente favorable a los fondos buitre, desoyendo las preferencias del sistema financiero: y es que el propio gobierno argentino, al dar a entender que no acataría un fallo en su contra, quitó relevancia a los argumentos a su favor que esgrimieron los bancos, los bonistas reestructurados y la propia Reserva Federal, que en un contexto más amigable podrían haber convencido al magistrado de que sus resoluciones siguieran una vía media, dándole un poco de razón a cada parte. Dada esta situación, ya no hay mayores motivos para que el sistema financiero insista con su postura conciliadora: es más probable que intente ahora aislar el caso argentino, para que no siente precedentes negativos que dificulten futuras reestructuraciones y nuestro caso quede como “la excepción que verifica la regla”. (Completo aquí).

Éstas líneas nos parecen absurdas hoy, cuando el fallo de Griesa ha sido suspendido, y sólo puedo explicarlo – porque a Novaro no lo considero un completo imbécil – en que lo escribió hace más de un día, y un colaborador – que sí es un imbécil o no lee los posteos – lo subió.

Pero eso no es lo importante. Porque es perfectamente posible que el juicio tenga, finalmente, un resultado antagónico a nuestros intereses. En todo caso, habrá otros desafíos, y es positivo que el gobierno haya adquirido, aparentemente, una percepción más realista de la situación, y decidido contar con mecanismos para flexibilizar su posición… si tiene que hacerlo.

El problema cultural es otro. Hoy conversábamos con algunos amigos – del «kirchnerismo crítico» – que sostenían que el estilo de confrontación que inauguró Néstor Kirchner (como herramienta política, claro; las confrontaciones vienen de antes) ya se agota como herramiente, justamente, y muchos argentinos prefieren un enfoque menos proclive a la batalla ideológica. Es posible, pero tengamos presente que hay un problema más allá de los estilos.

Una parte, pequeña pero influyente, de nuestra sociedad ha internalizado tanto los criterios externos a nuestros intereses que encuentra lógico y natural darle la razón al adversario, y hasta justificar sus despropósitos con errores o «inconductas» de nosotros. Por algo, a pesar de todo, Arturo Jauretche nunca pasa de moda.


«La justicia ha triunfado»

noviembre 28, 2012

Hay una historia que se cuenta del primer Rockefeller, a fines del siglo XIX. Uno de sus abogados le telegrafió, para avisarle de la sentencia favorable en uno de sus juicios contra las empresas de ferrocarriles, «La justicia ha triunfado«. Él contestó «Apele de inmediato«.

No es más que una anécdota divertida. No tiene una relación directa con el caso argentino. Hoy una Corte de Apelaciones en Nueva York dejó en suspenso el fallo del juez Thomas Griesa que obligaba al país a depositar en una cuenta antes del 15 de diciembre el pago íntegro de sus acreencias a los fondos buitres.

Y fijó un cronograma de presentaciones de tres meses: el 28 de diciembre las partes deberán presentar los papeles de la apelación, el 25 de enero la oposición de la defensa, el 1 de febrero la respuesta, y el 27 de ese mes ambas partes deberán presentar sus argumentos de forma oral. También dispuso que se tome en cuenta la presentación que hicieron los bonistas que sí aceptaron el canje de la deuda.

Argentina ha tenido un éxito importante: se ha evitado tener que decidir, en pocos días, la ruptura con un sistema financiero para el pago de sus bonos. Ese sistema no es favorable a nuestros intereses, para decirlo suavemente. Pero no hay otro. Y era difícil reemplazarlo en 20 días. Corresponde que todos los argentinos nos sintamos satisfechos por esto. Es cierto que hay una minoría cuyo odio al gobierno supera cualquier consideración, pero, francamente, la bronca que sienten también justifica una satisfacción patriótica.

Eso sí, debemos tener claro que este éxito ha sido logrado en el marco de un sistema legal que tampoco es favorable en principio a nuestros intereses. Ni al de los países deudores en general. Su objetivo es – no puede ser otro – que mantener un sistema que ha sido históricamente beneficioso para su nación – la llevó a ser la primera potencia del planeta – y ciertamente para quienes nombran los jueces.

La Corte que suspendió el fallo es la misma que el 26 de octubre pasado decidió, por el voto unánime de un panel de tres jueces, que Argentina no debía discriminar entre sus acreedores, entre los que habían entrado en el canje y los holdouts (o, en el barrio, «buitres»). Y hace pocas horas que el gobierno argentino insinuó su disposición a discutir el asunto.

Y recién el colega bloguero Baleno señalaba el hecho evidente que los holdouts pueden ser también «hold in». Es decir, esos fondos de riesgo tienen en sus patrimonios, muy probablemente, bonos argentinos cuyos cupones nuestro gobierno está pagando rigurosamente. Y quieren seguirlos cobrando, cómo que no.

Es muy importante, además, que evitemos el ombliguismo argento de creernos que todo es una gran trampa para tenernos agarrados. No somos tan importantes. En realidad, – como se ha señalado en muchos blogs, incluso éste – el fallo de Griesa, si queda en pie, crea un antecedente que pone en peligro la misma condición de plaza financiera de Nueva York. Algo que, claro, los EE.UU. no tienen interés que ocurra.

Vivimos, todos, en el marco de una arquitectura jurídica, financiera, política y hasta militar de un sistema global, que – aunque hoy esté deteriorado y asoman fallas estructurales graves, no va a desaparecer de un día para el otro. Mientras exista, estamos en él … hasta que los pueblos y la historia edifiquen otro. Siempre ha sido así.

Cabe decir aquí que, en nuestra región del mundo, existe el proyecto de uno distinto, más humano, el Consenso del Cusco, un conjunto de principios y propuestas que el 23 de marzo de 2008 adquirieron carácter constitucional, al quedar incorporados al Tratado Constitutivo de la UNASUR. Mi amigo Humberto Podetti afirma que es la alternativa al Consenso de Washington y al Consenso de Beijing, y – si nos esforzamos – puede ser que esté en lo cierto.

Mientras, debemos manejarnos lo mejor que podamos en el marco que existe. Y es posible que estemos aprendiendo. Recién la Organización Marítima Internacional, que depende de las Naciones Unidas, declaró que la fragata Libertad es un buque de guerra y no un buque de servicios, por lo tanto tiene inmunidad y no puede ser embargada.


Una jugada de las blancas – Cristina en UNASUR

noviembre 28, 2012

Esta tarde, después de una prolongada discusión entre nosotros, subimos al blog del Foro San Martín un posteo que afirmaba «Se reúnen en Lima el Consejo de Defensa y la Cumbre de Presidentes. En el Foro San Martín creemos que, más allá de la agenda oficial, es una buena oportunidad para que ambas instancias de UNASUR se pronuncien sobre el embargo de la Fragata Libertad y su retención por un país africano miembro del Commonwealth, y sobre el fallo del juez norteamericano Thomas Griesa, que contraría abiertamente el orden jurídico internacional y agravia la soberanía de los estados.

… Es necesario que tanto el Consejo de Defensa como la Cumbre de Presidentes se pronuncien sobre el embargo decretado por Ghana, un país africano miembro del Commnwealth británico, en aplicación de un fallo injusto e ilegítimo de un juez norteamericano, sobre un buque militar argentino, tripulado por cadetes de países miembros de UNASUR. El embargo viola acuerdos internacionales sobre la inembargabilidad de navíos militares y adicionalmente afecta principios generales del orden jurídico de todas las naciones, inclusive de Ghana, al aplicar el fallo norteamericano. Otra decisión de ese juez, por otra parte, desconoce el derecho de los estados soberanos en situaciones de grave crisis de convocar a sus acreedores y renegociar con ellos razonablemente el pago de sus deudas«.

La discusión surgió porque dudábamos sobre si era apropiado que una asociación civil no partidaria apareciera «empujando el codo» de las cancillerías y los gobiernos de América del Sur. Su «estruendoso silencio» hasta ahora se debía, sin duda, a una decisión consensuada ¿Alguien puede creer que, si no, Chávez o Correa habrían perdido la ocasión de hacerse oír?

Bueno, esta misma tarde, en el marco de la recepción en homenaje a Ollanta Humala, el presidente de Perú, y de cara a la cumbre que tendrá lugar en ese país este viernes 30, la Presidente destacó la necesidad de «fortalecer la integración política y comercial del bloque, y subrayó la importancia de estandarizarnos para que los que vengan a invertir en un país, lo hagan en toda la región«. Afirmó además que planteará el tema de los fondos buitre en el organismo multilateral y advirtió que su accionar le debería interesar a todos los países de la región.

No podemos jactarnos que nuestra exhortación fue tomada en cuenta. Las declaraciones de Cristina son de varias horas antes. A lo sumo, alguna gente mala aprovechará para decir que el ADN de este gobierno es tomar la medida acertada, una vez que se han probado todas las otras.

Pero en este caso, al menos, la ironía no se aplica. La decisión de Cristina – que, si la información que nos ha llegado de nuestros amigos en los países hermanos es correcta, contará con una buena recepción – es estratégicamente la que corresponde. Argentina necesita aliados. Con más precisión, necesita encarar su posicionamiento en el mundo como parte de un bloque sólido. Pero en el plano táctico, en el de las consecuencias inmediatas, será difícil que el apoyo de las naciones de la UNASUR pueda mostrar resultados antes del 15 de diciembre. No existen, no están construídos, los mecanismos político- económicos que puedan funcionar en la coyuntura. Habrá, estimo, solidaridad diplomática, que es más que lo que Alfonsín consiguió en una situación similar. Y que puede pesar en las decisiones que se tomen en el nivel de los gobiernos del Atlántico Norte.

Igual, mi reflexión es que no debemos dejarnos hipnotizar por el corto plazo. Los gobiernos argentinos han cometido un grave error al convenir y aceptar la jurisdicción de cortes extranjeras, que sólo puede excusarse en relaciones de poder muy desiguales. Pero no lo son tanto, como la «histeria colonial» trata de hacernos pensar. Las resoluciones de esas cortes pueden, es absurdo negarlo, perjudicar a la economía argentina. Pero no tienen poder para hacernos pagar lo que no aceptamos pagar. Ni nos «aislarán del mundo». Quienes necesitan nuestros productos los seguirán comprando.

La tarea fundamental es construir esa alianza sólida con los países con los que compartimos historia, cultura, idiomas y el lugar en el mundo. Y construir sus instrumentos eficaces. Entre ellos, uno al que los argentinos en general – me incluyo – le hemos dado poco más que «jarabe de pico»: el Banco del Sur.


¿Se reabre el canje?

noviembre 27, 2012

¿Se acuerdan de la decisión del juez Thomas Griesa, que ordenó a la Argentina depositar 1.330 millones de dólares, para garantizar el pago a los fondos buitre que litigan antes su corte el ciento por ciento de sus bonos y los intereses acumulados? Seguro; si están interesados en política, o en economía ¿como podrían olvidarla?

Sobre ese asunto, hay una novedad importante: Argentina, que presentó ayer a la Cámara de Apelaciones de Nueva York un pedido de mantener la medida cautelar de no innovar – para permitir el normal pago de los próximos vencimientos de deuda, en particular el del 15D, dentro de 18 días – «abre una puerta«según el muy oficialista Página 12 y el criptooficialista Ámbito.

Sugiere el escrito que presentó nuestro gobierno, bah, el estudio Cleary, Gotlieb, Steen and Hamilton en su nombre, que “si Griesa hubiera dispuesto una fórmula de pago pro rata que tratara a los actores y a aquellos que estuvieran en la misma posición en los mismos términos que la Argentina ofreció en 2010, este hubiera sido un remedio consistente con los antecedentes amparados por la ley argentina y podría ser una propuesta que el Congreso argentino podría debatir”.

Carlos Burgueño, en Ámbito, especula «no se descarta una eventual reapertura del canje si la Justicia de Estados Unidos lo pide, pero en términos inferiores al cierre del llamado de 2010«. El colega bloguero Baleno precisa «un pago peor que aquellos que entraron en el canje de 2010. Es decir, se paga, poco, con una quita mayor, a un plazo mas largo. … de producirse, desalienta el buitraje a nivel internacional«. Licenciado ¿Ud. también con la épica? Perdón, se me escapó la ironía, que le cabe a otros blogs más entusiastas. Baleno la llama «una solución salomónica«. La original era, se acuerdan, cortar al bebé en dos, y el principal desalentado era la criatura.

Supongo que, por el otro lado, las múltiples corrientes del troskismo, al igual que los nacionalistas sobrevivientes como mi amigo Giuliano, procederán a denunciar la debilidad, y aún la complicidad del gobierno con los acreedores y/o los buitres. Probablemente lo harán también esos incansables luchadores como Tumini, Donda, Solanas; tal vez Stolbizer y hasta el mismo Binner. Es parte de la política y es legítimo.

Pero vale la pena tener claro que aquí no hay otra cosa que una maniobra procesal previsible, prácticamente obligada, en la que – en términos cuidadosamente compatibles con la legislación argentina y con el proceso de modificación de esas leyes en un país soberano y con el Congreso funcionando – se le dice a la justicia norteamericana que el gobierno argentino está dispuesto a conversar. Nada más y nada menos que eso. Esto va para muy largo, pero a nuestro gobierno le urge que no haya una barrera insalvable para cumplir con los pagos que debe realizar el próximo día 15.

Tiene los fondos. Cristina se ha esforzado en «amarrocar» los dólares, dirían en mi viejo barrio, para eso. Pero el único agente de pago previsto es el Banco de Nueva York, sujeto a la jurisdicción de esa justicia. No hay a la vista alternativas. El Banco del Sur, por ejemplo, está a varios años, unos cuantos tratados internacionales, y una capitalización muy importante antes de ser agente de pago posible… para una nueva generación de bonos, claro.

Tengo pocos datos para una reflexión a fondo. Simplemente, encuentro aquí un ejemplo muy visible de un problema que tiene la militancia oficialista, donde no es muy criticable, y el funcionariado, donde es un desastre. En realidad, hay que reconocer que es usual en el discurso político argentino. Se reúnen todos los argumentos de su lado – en este caso, sólidos – se los repiten a sí mismos, y se emborrachan con el coro de la hinchada. Por suerte, como también dije otras veces, los Kirchner y en particular la Presidente clavan los frenos en los últimos metros. Saben que las paredes existen, o, como se dijo en el blog, Las negras también juegan.


A pesar de todo, hay motivos para autoestimarnos

noviembre 26, 2012

Por ejemplo, hoy La Nación, nada menos, publica esta noticia: «El nuevo Instituto de Investigación en Biomedicina de Buenos Aires-Instituto Partner de la Sociedad Max Planck es un moderno centro científico europeo, pero en pleno Palermo.

«No tiene nada que envidiarles a los del Primer Mundo – afirma su director, Eduardo Arzt, con inocultable orgullo y entusiasmo. Y ya tenemos nuestro primer resultado. Lo obtuvimos para contestar al pedido de los revisores de una revista científica sobre un trabajo que habíamos mandado para publicar. Analizamos y comparamos estructuralmente las tres proteínas cuya síntesis dirige un gen [llamado Rsume] que está involucrado en procesos de hipoxia [falta de oxígeno] que son claves en algunos tumores, y demostramos que son diferentes.»

Arzt está exultante. En 2006, el espacio donde hoy se levanta el deslumbrante edificio en el que en unos meses funcionarán tres institutos internacionales era un baldío con una construcción derruida, perteneciente a las ex Bodegas Giol. Hubo que gestionar su cesión, licitar y diseñar el proyecto de la obra, construirla y conformar los equipos científicos de un centro de más de 100 investigadores«. (Completo, con un buen desarrollo, acá).

Comenté este proyecto hace dos años y medio, también a partir de una nota de la periodista científica Nora Bär. Y hace trece meses, en La apuesta por Ciencia y Tecnología, hablé de la inauguración del Polo Científico Tecnológico en Palermo.

Entonces, hay varias cosas de las que podemos sentirnos orgullosos: De la capacidad de nuestros científicos y técnicos. De que Alemania – aunque seguramente no tiene mucha fe en las políticas económicas argentinas – sigue evaluando, ese instituto es sólo una muestra más, que le interesa el MERCOSUR y Argentina en particular (convengamos, más allá de lo que nosotros pensemos de sus políticas económicas, los alemanes no se destacan por comprar buzones). Y, especialmente, de que somos capaces de mantener políticas coherentes en áreas vitales, como lo muestra la consistente apuesta del gobierno por la ciencia y la tecnología.

Es cierto que, como ya decía en ese viejo posteo, «Nuestro país tiene asignaturas pendientes muy serias en educación, industria, transporte, y, sobre todo, en el hecho que una parte importante de su gente y de sus niños está atada por las cadenas de la pobreza y la falta de futuro«. Pero la única forma de saldarlas es, precisamente, aplicando políticas coherentes. Este caso me trae recuerdos personales, porque hace varias décadas trabajé profesionalmente con esas Bodegas Giol, que eran en ese tiempo parte del patrimonio en liquidación de un grupo industrial argentino, Cristalerías de Cuyo. Que me perdone Schumpeter, pero de destrucción, creadora y de la otra, acá sabemos un rato largo.


Hillary nos deja ¿Volverá?

noviembre 25, 2012

Tal vez yo sea muy distraído. O una semana ocupada, más este fin de semana largo que me fuí de Buenos Aires a un lugar con pobre conexión a Internet, me han hecho perderme algo en los medios argentinos. O, también puede ser, los distraídos son nuestros periodistas.

Pero no he leído nada local sobre una noticia bastante importante. Obama ha decidido prescindir de los servicios, como Secretaria de Estado, a partir de enero próximo, de Doña Hillary Clinton.

Quiero aclarar porqué pienso que vale la pena mencionarlo en un blog que no es de noticias sino de reflexiones. Ante todo, señalo que, en mi opinión, esto no implica, por sí, cambios importantes en la política de los EE.UU., y menos aún en lo que se refiere a nosotros. Es cierto que una insistente comentarista del blog está convencida que los Clinton encabezan una siniestra conspiración de acreedores de Argentina, y yo mismo, que no creo que el resto del mundo está obsesionado con nosotros, he señalado muchas veces los tradicionales vínculos del Partido Demócrata con Wall Street y las instituciones financieras en general.

Pero Uds. seguramente recordarán que también el Presidente Obama es del Partido Demócrata. Y las decisiones del Ejecutivo norteamericano las toma el Presidente, como en cualquier sistema presidencialista. Los que están por debajo de él – no el Congreso, que tiene más poder que entre nosotros – influyen en ellas a través de sesgar los memos y resúmenes, privilegiar algunos expedientes sobre otros, filtrar noticias a la prensa, y métodos por el estilo que acá conocemos bien.

Lo que sucede es que Argentina y sus problemas de coyuntura ocupan la atención del jefe de Estado de una Gran Potencia por tiempos muy cortos, y en ocasiones espaciadas. Esto puede ser incómodo para nuestro ego, pero es, si lo pensamos bien, inevitable y previsible. Hay por lo menos veinte problemas de política internacional más urgentes que los nuestros desde el punto de vista de ese decisor, y Argentina no es más importante que aproximadamente veinte otros países medianos que no están en guerra (El número es arbitrario. Pensaba en el G20 mientras escribía). Y para todo jefe de Estado, por supuesto, la prioridad absoluta la tienen sus problemas internos, que son los que condicionan su poder.

Esto vale también para el o la Secretario de Estado norteamericano, naturalmente. Pero está en una relación más directa con los funcionarios que preparan esos memos y resúmenes que le llegan al Presidente. Entonces, será útil que la Cancillería y los hombres y mujeres que asesoran a nuestra Presidente empiecen a interiorizarse de los candidatos a reemplazarla. Creo recordar que tenemos algunos temas judiciales allí que posiblemente se prolongarán por algunos meses.

(Para los que se interesan en la interna norteamericana, mis primeras y superficiales impresiones: No creo que haya un profundo amor entre Obama y los Clinton: son animales políticos de la misma especie, y, por lo tanto, ferozmente competitivos. Pero no veo aquí un caso de la tradicional «patada histórica». Mrs. Hillary Clinton estaba exultante en una reciente reunión de la Clinton Global Initiative. La prensa yanqui está convencida que tiene en miras un cargo más alto, para 2016. Ah, para los que se entusiasman en acuerdos Sur-Sur, que, aclaro, yo apoyo entusiastamente, les aviso que se dice que cuenta con buenas relaciones en Beijing y en algunas capitales árabes).

Para el reemplazo, se ha mencionado a John Kerry, el candidato demócrata que en 2004 se oponía a la guerra de Iraq y perdió. Pero los columnistas más avezados se inclinan a apostar por Susan Rice, la actual embajadora ante las Naciones Unidas, a pesar de algunas repercusiones negativas cuando la muerte del embajador yanqui en Libia. Atleta, estudiante brillante, con experiencia en la política exterior – sobre todo en África – en los gobiernos de Clinton y de Obama, y, dicen, alguien que pelea duro en las internas. Una Hillary más joven, resumiría yo, sin conocer mucho de ella, aclaro. Les dejo su foto.


Discutiendo con un crítico

noviembre 24, 2012

En la Argentina politizada, esa gran minoría de la que uno forma parte, lo que se escucha más fuerte y claro son los cantos y los gritos de dos hinchadas, los kirchneristas y los antikirchneristas. Las encontramos en todas las provincias, en todos los barrios, en casi todas las familias.

Tengo que decir – aunque mis amigos en la anti K se pongan furiosos – que eso habla bien del kirchnerismo. Porque ha logrado esta polarización – ya que nada que sea solamente trivial y mezquino consigue, aunque tenga la ayuda de Clarín, que tantos lo amen y tantos lo odien.

Igual, por mi parte esas dos hinchadas han llegado a aburrirme un poco. Tienen verdades a decir, las dos, y aunque no sean la mayoría de los votantes, son una parte muy importante de la realidad política argentina. Pero hace tiempo que no les escucho nada nuevo. Francamente, siento que es con los críticos que me resulta interesante discutir (¿Será porque yo soy uno de ellos?).

Dentro de lo que yo llamo los «críticos», en la blogosfera politizada por ejemplo, hay matices, y cambios, como en todo lo humano. Mi amigo Manolo Barge puede ser casi una excepción: él siempre tuvo evidentes reservas con la experiencia kirchnerista, pero sus críticas se expresan en una elaboración de la praxis peronista, la teoría y la práctica de la militancia en el conurbano bonaerense. La única variación es que se vuelve más o menos críptico en sus posteos.

Omar Bojos, del que una vez dije que si Manolo era Hegel, él era Feuerbach, no sé si ya puedo considerarlo estrictamente un «crítico», en mi definición, porque se ha comprometido públicamente en la militancia por Sergio Massa. Sigue siendo agudo, eso sí.

El bloguero de más alto rating, Artemio López, que alguna vez se definió como «kirchnerista por default», hoy se ha convertido en un devoto apóstol de la Inmutabilidad del 54 %, 12 millones de votos distintos y una sola Fe verdadera.

En mi caso, tengo que reconocer que hace unos años se leían en este blog críticas más duras y más constantes al gobierno de las que pueden encontrar ahora (No que hoy no haya ninguna, claro). Supongo que yo he llegado a ser un  «kirchnerista por default», desde que percibí que el peronismo anti K – donde estaban y están muchos de mis amigos – no había sido capaz de producir una propuesta válida para Argentina. Tampoco el no peronismo anti K, dicho sea de paso.

Ahora, lo que encuentro más interesante es otro cambio que estoy notando: aparece en algunos blogueros jóvenes y de mucho talento, que han participado, han militado, en el proyecto kirchneristo y que, paulatinamente y en tiempos diferentes, se han hecho cada vez más críticos de este gobierno y sus políticas. Tienen gran capacidad de análisis y, encima, escriben muy bien (cosa que les envidio con todas mis fuerzas), y la han usado para pegarle muy duro a la versión actual de lo K.

Pienso en el caso de Luciano Chiconi – cuyo alejamiento ya lleva bastante tiempo -, en Ezequiel Meler – más reciente -, y ahora encuentro a Martín Rodríguez. Estrictamente, no puedo decir que Martín sea joven cronológicamente – no lo conozco en persona – pero escribe y piensa como un joven.

Su blog, Revolución tinta limón, es uno de los más originales que leo, porque además de bloguero es un poeta. Eso sí, su último posteo no tiene poesía; es un análisis largo y equilibrado de lo que consiguieron los gobiernos kirchneristas… y de sus problemas. El título, Sciolismo o barbarie, no me parece feliz, sin embargo. Entiendo la alusión irónica, pero da la idea que el autor piensa que estamos condenados a Daniel. Puede ser, pero no estoy seguro. Y no se desprende del posteo.

Como digo al comienzo, me dan ganas de discutir con él. El trabajo tiene varios aspectos, de modo que me tomé la libertad de recortar y editar lo que quería discutirle. Se puede resumir en una frase que Martín pone muy al principio, El 20N completa el 8N. Y a esa tesis le planteo mis observaciones, breves, al final. Pero lean completo el posteo en su blog. Esta discusión recién empieza.

«El gobierno tiene deudas heredadas y deudas producidas. Las heredadas se calculan extendiendo la idea de “herencia” con generosidad para un gobierno que lleva casi diez años de gestión. El kirchnerismo no empezó en cualquier momento de la historia, sino en un momento de inflexión, con una oportunidad que debía ser aprovechada (y que fue aprovechada).

Hay cuestiones producidas por efecto de la apuesta económica: como el caso de la soja y de la minería, vértices de los procesos económicos profundizados en los últimos años, la estructura territorial, social y económica reconstruida. Viento del mundo de un «yuyo» también zamarreado, digamos, para que las oportunidades de la economía debieran ser las oportunidades de tener un Estado fuerte. He ahí el saldo de un ciclo horizontal que hizo ganadores a costa de algunos sacrificios en las ganancias. Gran década para el agro que el estado puso de mal humor. El desarrollo de esas políticas tuvo y tiene costos y también enormes beneficios.

También hay “herencias” que estos años no se tocaron y que forman parte de la estructura misma del Estado: la ausencia de políticas de salud, u otras que saltaron por los aires, como el transporte público, con su berrinche expuesto de subsidios y su costo pagado con vidas. Esas herencias y deudas carecen de representación y afinan la cuerda del Estado: un discurso presidencial que apela a la sensibilidad general y se agarra de los que necesitan al Estado. Porque esa es la ecuación del kirchnerismo versión 2012: se entiende con los que necesitan y con los que tienen intereses, pero no se entiende con la enorme masa producida, ampliada, de la clase media mestiza que creció, ganó, progresó y desea más.

Lo que se fue logrando en esta “vuelta de la política” es un Estado que ya no precisa de nadie que le explique “en el medio” lo que falta, lo que falla, o algún rumbo pendiente o distinto. un gobierno que no piensa más que en términos de estado y de políticas públicas, comunicación directa con el pueblo “humilde».

Insisto: el kirchnerismo gestiona necesidades, el kirchnerismo negocia intereses (tomas y dacas, como la ley de ART) con empresarios, pero ha hecho crecer a causa del derrame a ese magma de clase media urbana (8N) y clase media conurbana (20N), que vive en su paritaria de deseos: gente que puede mostrar un buen recibo de sueldo como mínimo, y que no mira al Estado desde “abajo” como se mira al Estado Benefactor. En ese sentido, el 20N completa al 8N, hay un circuito de correspondencias subterráneas entre quienes –se dice- deberían tener pudor por lo que tienen. El gobierno antepone las deudas más urgentes en su discurso, y coloca en un lugar de culpa social a la clase media o a la “aristocracia obrera”. Exige mirar la “totalidad”, como si cada actor, gremio, central, sujeto, cacerolero o lo que sea tuviese en sus espaldas responsabilidades de Estado. Y agota sus recursos políticos: ni Sabatella, ni Abal Medina, ni Moreno, ni Aníbal Fernández, como versiones del progresismo y del peronismo clásico son capaces de establecer puentes. Por el contrario, parecen obligados a su peor rostro. 

Muchas de las deudas históricas acumuladas carecen de fuerza social que las exprese o represente. No hay colectivos de la salud o de la vivienda, por ejemplo, que encarnen la hoja de ruta de una reparación estructural. En tal caso podemos ver que la vuelta de la política – en el sentido de un país donde se discute “de todo”-, aunque suene contradictorio, tuvo un efecto monotemático. Quiero decir: se debate todo en una dimensión “cultural” que tiene su dicotomía de fondo (Clarín o Gobierno) pero que subordina cualquier tema de agenda a esa lógica nuclear

Hay algo de subestimación cultural en esa excesiva apuesta a poner tan en primer plano a Clarín, grupo que sería dueño de un hechizo social que pronto se revelará. El 7D parece el día en que se descubrirá para todos los creyentes la fórmula de la Coca-Cola democrática.

Lo que discute la CGT de Moyano no es sólo la distribución de la riqueza, no es sólo la adecuación de instrumentos tributarios o de justicia social, sino la distribución del poder político. Cualquier actor de la política quiere tener su paritaria con Zanini. Algo que el propio Moyano vino haciendo desde el principio (¿se recuerda su discurso de fin de año de 2007, con Cristina ya electa?). A media distancia este paro debería ser visto como normal, como parte del crecimiento con inclusión, que es, en el fondo, una promesa guapa de quilombo. Pero la presencia omnímoda de Clarín en la agenda unifica todo, ajusta todo a los hilos invisibles del “lado Magnetto de la vida”. Para los que no creemos que hacer medio sobre medios sea el motor de la historia, podemos percibir que hay algo de la “vuelta de la política” que incluye una política que te tapa el bosque.

El 20N completa el 8N. Mientras se disipa el humo de la semana analicemos cuidadosamente el glosario de reclamos gremiales y veremos que de esa lectura también se desprende un vocabulario de progresos sociales. O sea: todo lo que está en la agenda social, sostenido por movimientos y sindicatos, es un salto de calidad comparado a los reclamos de hace diez años. Los formales tienen representación, una parte de la clase media se representa a sí misma. Y el Estado se conforma con la representación de los invisibles. Mmm.

El 8N y el 20N representan ese magma intermedio de beneficiarios. Son el dato de una incorporación al mercado laboral que habla bien del gobierno aun cuando expresan su malestar y cuando las organizaciones gremiales se hacen eco de ese runrún (presión fiscal mas inflación). Así, en esa perspectiva, en lo profundo que se mueve hoy, la fecha del 7D carece de determinismos directos sobre la población. En este país hicimos más importantes a los de la batalla cultural que a un Randazzo, el ministro que en quince días te entrega un DNI aunque vivas en Villa Palito.

Porque si ante cada protesta las mediciones oficiales posteriores se reducen a calcular cuánto afecta al bloque del 54% (y la respuesta es: “Nada. Nos volverían a votar”) eso vuelve increíble la muletilla de la presidenta cuando dice que gobierna para los 40 millones de argentinos. El kirchnerismo es desafiante y polarizador pero tuvo un acompañamiento ciclotímico en las urnas, y ese nubarrón asoma por encima del humo de los vende-humos. Y ese dato es el que más erosiona el anhelo chavista que tanto entusiasma a muchos ideólogos infantiles. Es el gobierno del 23, del 49, del 30, del 54%. El gobierno que tiembla por “unos puntitos” Tener clase media es ese quilombo. ¡Viva el quilombo!«.

Mis observaciones: Hay algo que dice Martín que, estrictamente, es cierto, pero está comparando dos fotos, no la película: «todo lo que está en la agenda social, sostenido por movimientos y sindicatos, es un salto de calidad comparado a los reclamos de hace diez años«. Es así, pero porque se los compara con la Crisis terminal del 2001/2002. No lo es, si vamos más atrás, a los primeros años de Menem. Ni hablar de la Argentina industrial de los ´60.

Esto que superficialmente puede parecer otro cuestionamiento a la experiencia kirchnerista – y es planteado así por opositores, que hablan de la «demonización» para fines políticos de los ´90 – tiene otro significado cuando lo pensamos en términos de procesos, y de consecuencias. La prosperidad de la primera parte de los ´90, que dió su apoyo popular a la Convertibilidad – lo tenía, aunque ahora se ha borrado de la memoria publicada – se basaba en el aumento del consumo provocado por la caída de la inflación y el retorno del crédito. La variable del ajuste ya empezaba a ser el desempleo, primero en el sector público – pero estaba enmascarado por los «retiros voluntarios» ¿recuerdan? jugosas indemnizaciones, en muchos casos, que también aumentaban ese consumo popular.

No es necesario recordar como terminó ese proceso. Tal vez valga la pena señalar que era tan inevitable, como la explosión de la similar burbuja en la Europa del sur. No existe certeza – bah, hay dudas – de la sustentabilidad del bienestar kirchnerista que ha producido ese crecimiento de la clase media que Martín y el Banco Mundial señalan; pero los hechos indican que ha durado más que el menemista, y no acumula una burbuja de deuda impagable.

El otro punto en que discrepo es una evaluación política: me parece evidente, diga lo que diga Artemio, que ha disminuído la popularidad de Cristina en el seno de esa inmensa clase media argentina. Que no es la que vive en la Capital Federal, entre la Av. Córdoba y la Av. Libertador, ojo. Pero, en mi estimación, que puede estar equivocada, no se ha decidido por otro candidato. Todavía ve a Cristina Fernández como alguien que está en condiciones de gobernar, y no ve a nadie más en el horizonte. El 8N fue la manifestación del hartazgo con un relato, pero su núcleo duro ya era opositor feroz mucho antes. Y el 20N fue la demostración de la fuerza y la vigencia de los aparatos, cuando expresan el fastidio de los que, por ejemplo, ya no les conviene hacer horas extras, porque el impuesto les saca la mayor parte de sus ganancias. Pero los sindicatos nunca han decidido el voto de sus afiliados en las urnas electorales. O pregúntenle a Vandor.

Claro, la palabra clave en ese párrafo es el adverbio Todavía. Como siempre, y sin tomar en cuenta el palabrerío de los ideólogos, el triunfo electoral en Argentina será de quien conquiste la adhesión o por lo menos la resignación de esa inmensa clase media, que incluye desde todos los que tienen un sueldo en blanco y obra social a los villeros que quieren salir de la villa (la mayoría). Y la clave de eso es… sí, tenía razón Clinton; «La economía, estúpidos«.


Homenaje al Tuli Ferraris

noviembre 23, 2012

Tuli Ferraris

25 de noviembre

1987-2012

A los 25 años de su muerte realizaremos un acto en su memoria.

El 25 de noviembre de 2012 a las 19 hs.

En la Rotonda “Tuli Ferraris” de Ciudad Evita

 

Nuestra inteligencia es la verdad, nuestra arma invencible la moral, el camino la revolución, y nuestro fin… la liberación. Este camino debe estar irrigado de voluntad.

Tuli Ferraris

Militó en el peronismo en las malas y en las malísimas, desde los tiempos de la Resistencia. A Julio Ferraris, el Tuli, siempre lo han recordado sus amigos y en Ciudad Evita, donde hay una plazoleta que lleva su nombre. Esta vez el homenaje es por los 25 años de su muerte, y también se recordará a sus compañeros de militancia, Bubi Coronel y Carlitos Melli.

Lo conocí en los ´80 y charlamos mucho. Lo que me quedó de él es que – veterano de mil luchas – lo que le interesaba y apasionada era el desafío pendiente. Su apuesta fue siempre al futuro. Un buen ejemplo.


Las negras también juegan

noviembre 22, 2012

Un juez federal de los Estados Unidos, Thomas Griesa, falló ayer en contra de la República Argentina y a favor de la demanda de Elliot Management Corp’s NML Capital Ltd, uno de los «fondos buitres». Sobre el asunto ya escribí en el blog aquí, aquí y aquí, y hoy el Escriba hace un resumen brillante y breve – como de costumbre – del significado estratégico de lo que está pasando. Tomando su ejemplo, podría terminar el posteo con la frase que pongo en el título, la observación que se puede hacer a uno que acaba de contar una estrategia brillante e infalible para ganar al ajedrez.

Pero mi estilo es más larguero. Además, la historia no termina aquí (Nunca termina). Argentina probablemente apelará, eventualmente ante la Corte Suprema de los Estados Unidos, y quizás reconsidere la estrategia jurídica que ha seguido hasta ahora, recomendada por sus presentes abogados. Yo no lo soy – ciertamente no soy experto en derecho internacional – así que no voy a meterme en el asunto. Sólo… quiero hacer algunas observaciones sobre estrategias políticas.

En mis posteos, en los argumentos de quienes defendían la postura del gobierno argentino, y también en los de analistas norteamericanos y europeos – nada amigos de nuestro gobierno ni de Argentina – que el Escriba y yo citamos, se hizo referencia al problema que representaba hacer cumplir la sentencia de la Corte de Apelaciones que «ponía dientes» en los fallos de Griesa: el procedimiento para obligar a Argentina a pagar a los holdouts podía perjudicar, en la práctica, los intereses de los bonistas que entraron en el canje. Y dañar las posibilidades de cualquier país, de reestructurar su deuda. Hasta, finalmente, poner en cuestión las ventajas de Nueva York como plaza financiera global. Ese problema no ha sido resuelto.

Esta resolución de Griesa, hasta donde he podido apreciar, simplemente lo ignora. Lo que hace es ordenar a nuestro país que le pague a los acreedores con los que está contendiendo desde hace unos diez años en ese juicio, 1.330 millones de dólares. O, para ser precisos, porque todavía está pendiente una resolución aclaratoria de la Corte de Apelaciones, que los deposite a la orden de la Corte.

Y la justificación del fallo es que funcionarios argentinos, incluyendo la Presidente, han dicho que no se les pagará nada a los acreedores que permanecieron fuera de los canjes. «Es la posición de esta Corte de Distrito que esas amenazas de desafío a su autoridad no pueden ser ignoradas, y que es necesario actuar«, escribe Griesa, y ordena que el pago se haga lo antes posible. «Cómo, es tu problema, macho«, podría haber agregado. Lo que está claro es que no aceptó la seguridad que le acercó Francisco Eggers, el Director de Crédito Público de Argentina, que nuestro país iba a cumplir con las directivas de la Corte.

Mucho más allá de la cuestión jurídica, pero comprendiéndola, este es un problema político. Y, como tal, es una cuestión de poder. No me refiero al ámbito nacional: allí el gobierno puede optar por convertirla públicamente en un desafío nacional – lo que ya es, en la práctica. No es un recurso al que Cristina acude con frecuencia, pero es factible. Hay sectores – por supuesto – a los que su hostilidad al gobierno y/o la naturaleza globalizada de sus intereses los dejan del otro lado; pero la mayoría de la población – aún de la oposición política – apoyará al gobierno en la disputa, si se plantea con inteligencia.

Pero éste no es el desafío más serio que afronta nuestro país. Sobre eso, sólo puedo reiterar cosas que ya dije en esos posteos anteriores: «Simpatizando con los ideales de quienes plantean la esencial ilegitimidad de la mayor parte de la deuda pública externa asumida por el Estado argentino – entiendo que se trata de una cuestión de poder. Argentina ha estado en la última década relativamente libre de las presiones de los acreedores externos porque nadie le prestaba. Ahora, que necesita recursos gigantescos para recuperar el autoabastecimiento petrolero y explotar sus reservas no convencionales, está obligada a replantear cuidadosamente sus estrategias».

«… Argentina necesita aliados. Y el diálogo encaminado a buscarlos, y encontrar conveniencias comunes, no debe ser el antiimperialismo verbal – que puede encontrar simpatías en UNASUR, pero aún allí sólo servirá para alejarlos en la práctica (ya le pasó a Alfonsín en los ´80) – sino en los intereses de los Estados de no estar totalmente condicionados por los factores impersonales del sistema internacional.

Para esto también debe hacer lo que al kirchnerismo en particular y a los argentinos en general les resulta difícil: elaborar un discurso que tome en cuenta las opiniones del resto del mundo, y sus intereses tal como ellos mismos los ven, y no como nosotros se los explicamos«.

Antes que saltara esto, mi idea era subir al blog un posteo convencional, invitándolos a la cena del Foro San Martín. Alguno de nosotros en el Foro hemos cuestionado la reluctancia de Argentina en buscar el apoyo público de sus socios en UNASUR en el tema de la fragata Libertad, y reflexionábamos en comenzar – no en la cena, claro – una campaña en favor de esa toma de posición en común. Pero aún los más entusiastas de nosotros por la unión suramericana saben que en el tema de las deudas públicas armonizar posiciones será mucho más difícil. Pero, bueno, como dijo el que da su nombre al foro «Ánimo, que para los hombres de coraje se han hecho las grandes empresas!«.