Una historia de Corea

abril 29, 2018

corea

Mi talentoso amigo Julio Fernández Baraibar escribió esto ayer. Y no hace falta que lo reproduzca aquí, en un blog «en pausa», porque él es un activo bloguero y también comunicador. Pero me gustó mucho, y es una buena forma de emplear la mañana de un domingo lluvioso.

Es la historia de la voluntad de un pueblo por ser, y me parece una lección válida para nosotros los argentinos, los latinoamericanos. Ellos, para conservar su identidad y para ser algo más que peones, enfrentaron a imperios también feroces y más perdurables, y divisiones más profundas que nuestras «grietas» locales.

Además, como supondrán, me da pie para agregar una de mis reflexiones geopolíticas al final.

«En el año 1593, casi cien años después de la llegada de Colón a América, un discípulo de Iñaki de Loyola, el jesuita español Gregorio de Céspedes, escribe cuatro cartas a sus superiores informándoles que está en Busan, en el sur de la península de Corea. Ha llegado hasta allí acompañando a un “kirishitan damyō, un señor feudal japonés cristiano a las ordenes de Toyotomi Hideyoshi, el prominente samurai que se ha convertido en el hombre fuerte del Japón. El padre Gregorio había logrado convencer al propio jefe de la expedición y a algunos de sus soldados sobre el misterio de la encarnación del hijo de Dios, por lo menos lo suficiente como para que lo aceptasen en la expedición conquistadora.

Se ignora si logró realizar alguna tarea evangélica entre el pueblo ocupado por las tropas japonesas, pero se supone que no, ya que su paso por la península no dejó ningún otro rastro más que esas cuatro cartas.

No obstante, el padre Gregorio de Céspedes se convirtió en el primer occidental en tomar contacto con el antiguo reino de Goryeo, un monarca del siglo X del que deriva el actual nombre de Corea.  Toyotomi Hideyoshi, el samurai japonés, continuó su conquista, arrasando la península en su camino hacia China. No fue la última vez que los japoneses conquistaron la tierra de Goryeo, convirtiendola en uno de sus “han”, como llamaban a sus colonias.

Porque ese ha sido el sino de ese pequeño apéndice del gigantesco bloque euroasiático, la península de Corea: ser disputado por su gigante vecino del continente o su ambicioso vecino del archipiélago cercano. Resistió secularmente a la colonización japonesa. Su pueblo fue despreciado y considerado esclavo en el código Bushido, practicado por esa casta que eran los samurai, a los que Akiro Kurosawa idealizó en su célebre película. Los coreanos estuvieron condenados por décadas a producir arroz para sus amos japoneses, aún cuando ellos mismo carecían del alimento suficiente para sobrevivir.

Primero el budismo y varios siglos después el confucianismo, esa rígida ética estamental, reglamentarista de administración del estado, conformaron su cultura dominante. Pero, justamente su estructura social resistió con tenacidad. A la invasión manchú (1627 y 1636) desde el norte, sucedió una nueva invasión japonesa que duraría hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial. Corea ni siquiera formaba parte del llamado Manchukuo, el estado títere creado por los japoneses en el noroeste de China. Era una simple posesión colonial japonesa y sus habitantes eran tratados como esclavos.

El siglo XX y el nacionalismo coreano

Es en esas condiciones que resurge un fuerte movimiento nacionalista coreano. El 1° de marzo de 1919, un pequeño grupo se reunió en  el parque Tagpol , en Seúl, y declaró la independencia. El movimiento se extendió velozmente por todo el país y fue brutalmente reprimido por los ocupantes japoneses. Estos respondieron además con un intento de niponizar culturalmente a los coreanos, imponiendo obligatoriamente su idioma, obviamente su escritura y hasta su vestimenta.

Ya sobre el final de la Segunda Guerra Mundial, el ejército soviético, entrando por el norte, desaloja a los japoneses de la península y consigue su control definitivo. Con el Ejército Rojo, entró en Corea Kim Il Sung, un antiguo dirigente guerrillero antijaponés, quien, refugiado en China, se había incorporado a las unidades guerrilleras del Partido Comunista Chino y, posteriormente, había hecho una carrera militar en el Ejército Rojo, donde había ascendido a comandante.

Mientras tanto, en el sur del país el movimiento nacionalista era liderado por Syngman Rhee. Este era un hombre de una generación anterior a Kim il Sung y formado, después de su educación confuciana en Seúl, por los norteamericanos. Syngman había constituído un gobierno coreano en el exilio, ya bajo la influencia de los EE.UU. y logró establecer fluídas relaciones con el presidente Wilson y, luego, con Franklin Delano Roosevelt. Ni bien los japoneses se retiran de la península, Syngman voló a Tokio y de la mano del general Douglas Mac Arthur se instaló en Seúl. Sobre la base de su anticomunismo, se convirtió en el hombre de los norteamericanos en la región.

De hecho, los soviéticos y los norteamericanos establecieron dos claras zonas de influencia separadas por el paralelo 38°, lo que dio nacimiento a los dos estados que hoy conocemos: Corea del Norte y Corea del Sur. La solución, como toda solución establecida por un poder extranjero no satisfizo a ningún coreano, ni a los dirigidos por Kim il Sung y su Partido del Trabajo, convertido en líder de la República Popular de Corea, ni a Syngman Rhee quien en 1948 se convierte en presidente de la República de Corea del Sur.

Las aspiraciones por constituir una sola Corea habían sido abortadas por la injerencia extranjera. Pero esas aspiraciones nacionales se mantenían vivas.

La Guerra de Corea

El 25 de junio de 1950 las tropas de Kim il Sung cruzaron el paralelo 38 e iniciaron una ofensiva que casí llegó hasta la ocupación de la totalidad de la península. Philip Short, el biógrafo inglés de Mao Zedong, cuenta cómo se gestó esa decisión y los dolores de cabeza que le acarreó al Secretario General del Partido Comunista Chino.

“El lider de Corea del Norte, Kim il Sung, había acudido a Pekín para comunicarle que Moscú había aprobado una iniciativa militar para reunificar la península. Stalin, tan astuto como siempre, había impuesto una condición: Kim debía obtener primero el visto bueno de Mao. «Si te pega una patada en el culo», le dijo el dirigente soviético, «no moveré ni un dedo». Ello implicaba que Mao tendría que hacer de valedor de los coreanos. Durante sus encuentros en China, Kim omitió esa parte de la conversación con Stalin”. (Mao, Philip Short, página 587 y ss. Crítica, Barcelona, 1999).

A regañadientes y previa consulta con Moscú, para corroborar la versión de Kim, los chinos, que estaban preparando su invasión a Taiwan, debieron resignar esta y aceptar la propuesta coreana. El peso de los cien mil compatriotas de Kim il Sung que habían luchado en la liberación del Manchukuo pesaron en la decisión de Mao. Este nunca quedó conforme con el casi fait accompli que le impuso el dirigente coreano. Entre otras cosas, por el alivio que le significó a Chiang Kai-shek. Este ya había sido anoticiado por Truman que EE.UU. no intervendría para proteger a los nacionalistas.

Ese mismo año, George Orwell había hecho conocer su concepto de “Guerra Fría”. En Corea, había comenzado un cruentísimo enfrentamiento bélico en el que las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial, divididas por aparentes motivos ideológicos, se enfrentaban a través de una guerra civil en un país periférico. Para la República Popular de Corea la guerra significó el exterminio del 15 % de su población civil, una total devastación de su territorio a consecuencia de los bombardeos norteamericanos y una casi regresión a las condiciones del reino de Goryeo en el siglo X de nuestra era. La intervención de China Popular impidió que los norteamericanos se hiciesen de la totalidad de la península y las tropas norteamericanas, amparadas equívocamente bajo la bandera de las Naciones Unidas, sufrieron un duro revés.

La situación se prolongó durante más de dos años hasta que finalizaron las hostilidades sin firmarse nunca la paz entre ambos estados coreanos.

A las tropas norteamericanas se sumaron algunas tropas latinoamericanas, principalmente de Colombia y de Puerto Rico. Fue esto último lo que lo llevó al poeta cubano Nicolás Guillén a escribir:

¿Cómo estás Puerto Rico, tú de socio asociado en sociedad

(…) de un empujón te hundieron en Corea, sin que supieras por quién ibas a pelear.

En el Río de la Plata es de destacar la campaña llevada adelante por Luis Alberto de Herrera, el jefe del Partido Nacional uruguayo, el partido Blanco, contra la adhesión de su país a la Guerra de Corea, a la que el oficialismo de Luis Batlle Berres pretendía meterlo. El gobierno de Juan Domingo Perón, en nuestro país, garantizaba la no injerencia argentina en una guerra imperial.

La construcción de una nación

La historia posterior de las dos Coreas constituye un claro ejemplo de una voluntad en construir una nación, incluso bajo las condiciones internacionales más difíciles.

Si Kim il Sung logró mantenerse independiente tanto de los designios de Moscú como de Pekín, pese a la importancia militar y económica que ese respaldo le significaba, no es menos cierto que la conducción de Seúl supo explotar para beneficio de su país la importancia geoestratégica que significaba para los EE.UU. El sucesor de Syngman Rhee, Park Chung-hee logró que esa dependencia política se convirtiera en factor de desarrollo, modernización e industrialización de su país, que, hasta su llegada al poder, sobrevívía de los aportes de las agencias yanquis. Con métodos cercanos a los de una dictadura militar, Park creó la prodigiosa Corea que hoy conocemos, la de Hyundai, LG, Samsung y la del nuevo cine coreano. Bajo su régimen, hubo reiterados intentos de acercamiento con la otra parte de la nación dividida, frustrados en la mayoría de los casos por la injerencia imperialista y las tensiones generadas por la Guerra Fría.

El régimen de Kim il Sung logró estabilizarse y encontró en su hijo, primero, y en su nieto, actualmente, una continuidad de criterios y objetivos. Acuñó su idea de un socialismo independiente tanto de China como de la entonces Unión Soviética, al que llamó “la idea Juche” que se ha traducido como de autoconfianza. Logró atravesar incólume, pero no sin grandes esfuerzos, la caída de la Unión Soviética y la transformación de China Popular en una gran potencia económica, sobre la base de un gran ejército, un estado permanente de amenaza de guerra y una gran unidad política de su pueblo.

Hoy, el nieto del guerrero de la Manchuria, Kim Jong-un y el presidente Moon Jae-in se han convertido en dos estadistas que están construyendo una nueva historia. Con su encuentro en el paralelo 38 han cerrado el siglo XX. Y al hacerlo han dado inicio a la construcción de una poderosa nación asiática, que, por primera vez en su historia, ha alcanzado semejante nivel de desarrollo. La integración definitiva de una Corea industrial, con una gran organización estatal, con un poderoso ejército y con capacidad nuclear modifica el mapa mundial y contribuye decisivamente a ese desplazamiento del centro del mundo que comenzó a manifestarse en el nuevo siglo XXI.

Kim Jong-un y Donald Trump, como dos jugadores fulleros, gesticularon, se insultaron, se hicieron bromas pesadas, se amenazaron recíprocamente con la hecatombe final. Seguramente ambos sabían que el final del juego sería algo parecido a esto.

Lo hemos dicho varias veces en los últimos años. La conducción política de los EE.UU. está decidida a un repliegue de sus fuerzas. Sabe que es un gigante con grandes pies de barro amenazado, ya no por el fantasma del comunismo, sino por el espectro del capital financiero, ante el que están sucumbiendo las principales economías industriales de Occidente. Es casi seguro que esto presente a nuestro continente nuevos problemas, nuevas dificultades y desafíos. Pero el nuevo mundo que se está construyendo ofrece también, si sabemos aprovecharlo creativamente, grandes oportunidades para nuestra integración continental y nuestra impostergable e imprescindible industrialización en las condiciones del gran salto civilizatorio que vive el género humano».

«Gran salto», sí. Lo de «civilizatorio»… tal vez Julio ha estado leyendo mucho a Jorge Castro 🙂 Igual, su mirada me parece más acertada que hablar de un «momento Nixon» para Trump -negociar con el oponente más agresivo… en apariencia- o de un «momento Deng» para Kim -abrirse a emprendimientos capitalistas.

Tiene razón J. F. B. en señalar que -si este entendimiento entre ambos estados coreanos se mantiene y profundiza- está surgiendo un nuevo actor poderoso en el escenario internacional: Corea. Afirmando definitivamente una realidad multipolar.

Me interesa destacar que, por ahora, y como me decía mi amigo Luis de Echeandía, este desarrollo tiene un claro ganador en el Juego del Poder global: China. Había un enfrentamiento, que le presenta periódicamente problemas en la región, entre un aliado díscolo, y una potencia industrial que por ese enfrentamiento no tenía otro recurso que ser un protectorado militar de los EE.UU. Esa extensión del poder yanqui en la tierra firme asiática ha quedado, salvo acontecimientos imprevisibles, neutralizada. El Reino del Medio está más seguro y puede seguir avanzando por la Ruta de la Seda.

Mapa-este-de-Asia


«Y ¿qué van a hacer con el dólar?»

abril 26, 2018

dolaresvolando

A pesar del título, este posteo -en un blog «en pausa»- no va a aportar a un posible -necesario para muchos- análisis de la situación económica actual. Aquí ya muchas veces se ha reconocido que Argentina tiene una economía bimonetaria, en la que el dólar cumple la función de reserva de valor, y se recordó que hace largas décadas Marcelo Diamand, entre otros, señaló que nuestra industria necesita para sus importaciones más divisas que las que producen sus exportaciones.

Entonces, ya hemos hablado mucho de «la restricción externa», de la necesidad de un tipo de cambio adecuado para no hacer difícil exportar y, sobre todo, no hacer fácil las importaciones prescindibles y el gasto en el exterior.

De todos modos, ese no es el único problema, ni, me animo a decir, el más urgente que enfrenta la actual (multi) conducción económica. Aparecen síntomas de una… renuencia de los inversores -bah, prestamistas- externos a seguir poniendo las decenas de miles de millones de dólares que por año necesitaría Argentina para equilibrar su balance de pagos -el moderado aumento de la tasa de interés en EE.UU. no ayuda-; la baja previsible en la recaudación fiscal -la sequía, la autorización a demorar indefinidamente la liquidación de divisas, y la visible recesión en algunos sectores ayudan menos-; y, sobre todo, la burbuja que irresponsablemente se creó con las LEBACs y otros valores a cortísimo plazo que exigen tasas muy altas para no pasarse al dólar… Esa burbuja aumenta todas las semanas; todos saben que en algún momento habrá que salir de ella y todos temen que los últimos se quedarán sólo con bonitos papeles.

Igual, como dije arriba éste no es un aporte técnico; para el cual no tengo credenciales académicas. Sobre el tema específico del tipo de cambio, en particular, lo que puede decirse con responsabilidad (aquí va una tosecita modesta) lo dijimos hace 24 horas: «En resumen: no hay una situación previsible inmediata que obligue a una devaluación. Pero toda la experiencia de las pulseadas entre Bancos Centrales y los especuladores, aquí y en el extranjero, hace pensar que el actual no es un equilibrio sustentable«. Es el estilo sobrio que corresponde a un portal de noticias como AgendAR.

Pero este es un blog, y entonces me siento libre para especular. Decir, como es un lugar común entre economistas heterodoxos y también ahora entre los periodistas amigos de Macri, que el valor del dólar es un problema de credibilidad. Pero no, sostengo, la credibilidad de Sturzenegger. No. Es la credibilidad de Casandra.

Paso a explicarme: En la mitología, los dioses dieron a Casandra el rol de la profecía. Pero también una maldición: que nadie la iba a creer. Aquí los griegos acertaron en una verdad profunda: los seres humanos podemos creer -más o menos- en los pronósticos de desastre. Pero la gran mayoría seguimos actuando como si el desastre fuera algo lejano, que le va a pasar a otros.

En este caso, me consta, los economistas del peronismo tuvieron el papel de Casandra. En la Comisión de Economía del PJ, para citar el caso más notorio, los desequilibrios que mencioné arriba están siendo señalados desde hace un año y medio. Sin mucho eco, ni siquiera en la dirigencia peronista. Es comprensible: a nadie le gusta pensar mucho en que el caballo de madera está lleno de los soldados de Agamenón. Sobre todo si ya está dentro de las murallas y no hay forma de sacarlo.

De todos modos, el problema inmediato no es asunto de economistas ni de políticos de la(s) oposicion(es). Es de los argentinos en general. Porque el valor del dólar ha sido, por lo menos desde hace 43 años, el sistema de alerta temprana para todos nosotros. Aún, o especialmente, para los que no entienden nada de economía.

¿Es inevitable una corrida cambiaria? Reitero: no. Salvo que los grandes inversores -fondos de inversión, bancos- decidan irse de las LEBACs. Pero eso se puede conversar con una buena agenda, y Caputo y Dujovne la tienen. El problema es político: es el altísimo porcentaje de compatriotas que ahorra en dólares o se referencia en ellos. Son los que empiezan a preguntarse «¿Dónde está el piloto?«. La preocupación inmediata más válida, en realidad, es que el gobierno se sienta presionado a tomar medidas frente a este reclamo del que participan sus votantes y apoyos. Porque hasta ahora no ha mostrado sensibilidad social pero tampoco mucho acierto en las medidas que toma.

Tiene funcionarios expertos en administrar portafolios y evaluar flujos de fondos. Pero macroeconomía… es decir, la economía de un país, parece que no.


El peronismo que viene, el peronismo que no va

abril 20, 2018

Este ya no es el blog que conocían, por ahora. No ese lugar de discusión insistente que fue por más de diez años. Pero uno sigue teniendo impulsos de pensar en voz alta, y me doy el tiempo. Además, como antiguo afiliado al PJ, algún derecho tengo.

Aunque aviso que, como queda claro desde el título, mi tema central aquí no es el partido. Debemos reconocer que el PJ nacional y sus autoridades no fueron actores centrales en la política argentina en los últimos dos años. Apenas un ámbito institucional donde se podía trabajar en algunas áreas. Esto ha sido así, en realidad, en los últimos 30 años, después de la legendaria interna Menem-Cafiero, en 1988.

(Hay una excepción: el 2001, el año que implotó el gobierno de De la Rúa. Entonces, Duhalde, al frente del PJ, y Alfonsín, al frente de la UCR, buscaron una sucesión constitucional y posible. Pero eso fue en un contexto de crisis económica terminal, que hoy no está en el horizonte. No?).

En todo caso, mi posición sobre el tema la expuse ya hace 9 días en El PJ, esa cáscara. Los invito a cliquear y leerla, si les interesa.

El tema es el peronismo, del que el PJ es, tradicionalmente, la herramienta electoral. Y después de la muerte de Perón y cuando, como sucede con alguna frecuencia, el peronismo no ocupa la Presidencia de la nación, es el lugar donde se pueden articular y negociar las distintas realidades que componen ese «hecho maldito». Corresponde decir que ese es el papel que trató de darle en esta etapa su presidente, José Luis Gioja, tomando en cuenta el distinto peso que tienen entre los peronistas los dirigentes que expresan, convocan a esas distintas realidades.

Esa es una parte del problema. Todos esos dirigentes quieren y se esfuerzan en aumentar el peso de su sector y de ellos mismos en la mesa de decisión. Natural; si no fueran así, no llegarían a dirigentes. La unidad del peronismo ha llegado a ser en los últimos meses un lugar común en el discurso de todos los que hablan desde ahí. Eso ha sido el logro de unos pocos que la plantearon desde muchos meses atrás, y, sobre todo, de la realidad. Ha quedado claro que ningún sector peronista, por sí solo, alcanza para derrotar a Cambiemos.

Pero la unidad de la mayor parte de la dirigencia territorial se va a conseguir en torno a la candidatura de quien ofrezca la mejor chance para ganar. Y eso todavía no está definido. Se va a definir, salvo un factor inesperado ajeno a esa dirigencia política, no mucho antes de junio del año que viene.

Hasta entonces, habrá puja interna para sumar voluntades y sentarse a la mesa de las decisiones.

Ahora, es evidente que esta interna tiene algunos jugadores de afuera. Los dos principales, por lejos, son el gobierno de Macri y el partido Clarín. Este, por su propio peso como el aparato mediático más poderoso, y también como una de las expresiones de ese animal fabuloso, la «burguesía nacional» (Con todo el respeto que tengo por la función en la economía de mis amigos de las empresas medianas y pequeñas, no son un factor de poder significativo. No desde la muerte de Gelbard).

Los intereses de estos «jugadores externos» no son exactamente los mismos. El gobierno -una parte de sus operadores- quieren un peronismo moderno, prolijo y anti K, que divida el voto peronista (Una parte de ellos; otros en el gobierno piensan que tener a Cristina enfrente les ayuda a fidelizar su voto).

El partido Clarín no tiene dudas; quiere una alternativa a Macri, para presionarlo, o alejarse de él si se deteriora mucho, y que esa alternativa sea un peronismo con el que pueda negociar en condiciones favorable. El kirchnerismo no lo es, obvio.

Todo esto está muy claro en las mesas de arena de los analistas. Pero en la realidad están los seres humanos individuales, sus ambiciones, temores y delirios. La intervención del PJ nacional y del bonaerense las viene pidiendo el Dr. Duhalde desde hce unos cuantos años. (Hay un eco del Rey Lear, de Shakespeare: Él tuvo un papel decisivo al frente del Poder Ejecutivo nacional en la crisis más grave de Argentina en 138 años, desde la breve guerra civil que condujo a la capitalización de Buenos Aires. Y fue el gran armador de la etapa siguiente: un gobierno peronista que se mantuvo, y mantuvo una razonable prosperidad, por 12 años y medio (Néstor Kirchner fue su candidato, y ministros claves de su gabinete inicial venían de su gobierno.

Pero el «Cabezón» no pudo aceptar su derrota en Buenos Aires, en 2005. Y que ya en su agenda no tiene los nombres de quienes hoy tallan en el peronismo bonaerense).

Y ese pedido de intervención -nuestro sistema judicial es muy… exclusivo- va al juzgado de la Dra. Servini de Cubría, María para sus amigos y la Chuchi para los que no lo son tanto, que tiene 82 años y también una larguísima historia con el peronismo.

El resultado es que el interventor del PJ es Luis Barrionuevo, cuya imagen -ya lo dije en el momento del fallo- da para un peronismo moderno y prolijo como yo para galán joven. El mismo Duhalde ha tomado distancia del asunto, y también Miguel Angel Pichetto, «broker» en el Senado de los gobernadores peronistas y principal armador de ese peronismo «moderno», de centro y anti K.

Lo que decida la Cámara Nacional Electoral, cuando lo haga, es tan imprevisible, o previsible, como nuestro sistema judicial mismo. Y no es lo decisivo.

Esta situación da para un resultado favorable a la institucionalidad del peronismo, que sólo puede afirmarse en lo que una mayoría de los peronistas considere legítimo. Espero y apoyaré en la medida de mis escasas posiblidades, que el Congreso del PJ convocado para el 18 de mayo apruebe que las únicas autoridades legítimas del PJ, hasta que los afiliados elijan otras, son las del Consejo Nacional.

Esto lo fortalecerá en todo lo que puede ser hoy: ese espacio de negociación y articulación para la dirigencia del peronismo. No de toda. Del otro lado quedarán los que prefieren Macri a Cristina, que existen.

Y, sobre todo, seguirá pendiente la articulación con la mayoría de los gobernadores del peronismo, que no se dará -no está en sus intereses que se dé- hasta fines de este año. Tal vez, no hasta poco antes de junio ’19. Las señales más claras las darán -desde el peronismo y desde Cambiemos- los que decidan separar o unificar sus elecciones provinciales con las nacionales. Los intendentes -bastantes de los cuales gobiernan distritos con más votantes que algunas provincias- no tienen esa posibilidad. Por eso se definirán antes.

De todos modos, después de este largo texto que sólo puede interesar a políticos y politizados, insisto en algo que digo desde hace largos años. Desde antes que abrí el blog. La suma de dirigentes no es la unidad del peronismo. Ni de ninguna otra fuerza política. Algunos, y algunas, tienen liderazgo, «carisma», aunque ahora no está de moda mencionarlo. Pero son pocos. En cualquier caso, no es transmisible. Ni es a prueba de desgaste, tampoco. Los militantes son valiosos y necesarios, pero son una minoría. No definen.

Los que quieren construir poder político en un país con instituciones democráticas -aún imperfectas, como el nuestro- deben sumar «intención de voto». Comparado a ese factor, todo lo demás es humo.


Una crisis para Macri

abril 17, 2018

crisis

Tengo que excusarme -otra vez- con esos nobles lectores que se mantienen fieles. Éste no es material propio -sigo sin tiempo libre- y en esta oportunidad tengo algunos prejuicios sobre su autor. Walter Graziano es un economista brillante … con debilidad por las explicaciones políticas «conspirativas» (le pasa a algunos economistas. Nunca a los contadores).

Pero este artículo suyo -la descripción económica de una posible crisis durante la gestión Macri- es razonable y hasta prudente. Coincido con su análisis. Por lo menos en la primera etapa. Que de todos modos es la única que puede ser prevista, hasta cierto punto. En un párrafo breve al final, marco mis diferencias con sus conclusiones.

Me parece significativo, tengo que agregar, que la haya publicado el Cronista, el diario que se esfuerza en ser el medio del establishment financiero (y de los timberos con aspiraciones). Un llamado a la prudencia, tal vez? Ah, la imagen que encabeza este posteo también es del Cronista.

Una crisis económica en la era Macri sería muy diferente a la de 2001

A medida que se produce un deterioro en las cifras del plan económico, con la deuda pública subiendo, la inflación resistente a bajar, las ventas de dólares del Banco Central, la aparición de déficit de balanza de pagos y el fuerte crecimiento en el déficit consolidado del Estado (Tesoro + Banco Central), son muchos quienes se preguntan cómo puede terminar este plan económico si las cosas empeoran.

El recuerdo de la crisis económica de 2001 aún está fresco en la memoria de todos aquellos que perdieron sus ahorros por entero y debieron comenzar de cero. El temor de una repetición de tal crisis es muy fuerte y en cierta manera paraliza el accionar de muchos operadores económicos que podrían consumir o invertir con mayor confianza si no hubiera quedado esa marca indeleble en sus mentes.

Por eso, vale la pena preguntarse: ¿puede ocurrir una crisis similar a la de 2001 si las cosas salen mal? ¿Hasta dónde la realidad puede copiarse a sí misma?

Pues bien, veamos. El actual plan económico se diferencia en varios puntos centrales del que se aplicó durante la década de los 90 y explotó en 2001. En primer lugar, aquel era un plan con tipo de cambio mucho más rígido que un tipo de cambio fijo. Se trataba de un tipo de cambio convertible, o sea, se trataba del único tipo de cambio posible -según las autoridades de aquella época-, a punto tal que tuvo que votarse en el Congreso una ley de intangibilidad de los depósitos “para intentar infructuosamente garantizar a la población que sus depósitos estaban seguros en los bancos y no serían confiscados por el agente económico del cual todos desconfiaban: el Estado.

Pero no sólo el tipo de cambio era fijo y convertible sin poder moverse ni un milímetro: había una gran cantidad de depósitos en dólares (superaban en aquella época los u$s 10.000 millones) con un bajo encaje bancario. Los bancos eran incentivados por las autoridades a prestar todos los dólares posibles y si era a plazos muy largos en concepto de préstamos hipotecarios, mucho mejor.

De esta manera, cuando los capitales dejaron de ingresar masivamente a la Argentina -hacia fines de los años 90- la inercia de dólares abundantes vendiéndose en el mercado local a 1 a 1 se mantuvo durante largos meses dado que quienes tomaban dólares prestados de los bancos, o quienes los recibían tras vender un inmueble, debían venderlos en el mercado para hacerse de pesos.

Fue así que un mismo dólar pasó a tener varios dueños: el tenedor físico del billete y el depositante de dólares en los bancos. Todo esto generó una ilusión, un espejismo de abundancia de divisas que en realidad era falsa. Solo se necesitaba -como ocurrió- la presencia de un abultado déficit de cuenta corriente de balanza de pagos para acabar con ilusiones y espejismos.

De esta manera que cuando sobrevinieron los males, sobrevinieron todos juntos, dado que había una escasez de dólares en todos los sectores de la economía: no los tenía el Estado, no los tenía el Banco Central, no los tenían los bancos, no los tenían las empresas y no los tenían los particulares.

Hoy, las cosas son marcadamente diferentes: no hay un dólar convertible. Ni siquiera hay un tipo de cambio fijo. Aunque el Banco Central interviene, hasta el momento no puede decirse que haya impedido que se manifieste una tendencia del mercado. Es cierto que en marzo le ha puesto un “techo” un tanto caprichoso al valor del dólar, pero no hubo aún un plazo duradero de esa política como para asimilar la actual situación a un tipo de cambio fijo o descendente.

La otra gran diferencia es que si bien hay muchos más depósitos en dólares (superan los u$s 30.000 millones), los bancos sólo pueden prestar las divisas a empresas relacionadas con la generación de dólares a través del comercio exterior. El resto debe ser mantenido como encaje en el Banco Central. En forma preocupante, esta muy sana limitación está siendo cambiada en estos días autorizándose a que los bancos presten los dólares que toman del público al Tesoro, el cual puede pagar sus deudas en dólares con estas divisas.

Esto es algo incipiente y habrá que ver a qué niveles llega. Obviamente, de generalizarse este uso para los dólares depositados en los bancos estaremos frente a una muy mala noticia que puede acercar al sistema financiero algo -nunca lo será del todo- a aquel sistema financiero de 2001.

Entonces, hay dos grandes diferencias: el tipo de cambio se mueve y es flotante en forma “sucia” y los dólares depositados están aún mayoritariamente en forma de encajes en el Banco Central o prestados a empresas que generan dólares. Ello implica que hay varios ingredientes de lo que ocurrió en 2001 que no serían necesarios hoy en día si sobreviene una crisis.

En primer lugar no existiría la necesidad de un corralito dado que los dólares podrían devolverse a los depositantes y los pesos podrían devolverse también sin necesidad de mantener un dólar fijo a ultranza.

En segundo lugar, no sería necesaria la pesificación. En 2001 fue necesario convertir las deudas en dólares a deudas en pesos para que las mismas pudieran pagarse y además porque no estaban los dólares que no podían devolverse. Hoy una pesificación no sería necesaria ni siquiera en una profunda crisis: no hay créditos en dólares que devolver.
En tercer lugar, un default de la deuda pública no sería un hecho seguro si sobreviene una crisis. Ello sólo sería inevitable si se cortan todos los lazos financieros con prestamistas externos e internos y, sobre todo, si se avanza en la peligrosa tendencia a que se usen los depósitos en dólares que están en los bancos para pagar deudas del Tesoro.

En síntesis, una crisis económica en la era Macri, aún una crisis profunda, probablemente constaría de una fuerte devaluación del peso y un incierto grado de disponibilidad de divisas, que, según la situación puede ser más o menos amplio. Pero hay que olvidarse del corralito, de la pesificación y hasta cierto punto, de un default”.

Este análisis de Graziano es -en líneas generales, las únicas posibles en una situación cambiante- correcto. Sólo me siento obligado a observar lo que dice en el último párrafo «Hay que olvidarse de…». Todo lo que puede afirmarse es que esas medidas no serían, al presentarse la posible crisis, necesarias.

Pero siempre tengo presente una frase atribuida a Einstein «Sólo conozco de dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy tan seguro».


La oligarquía y el lenguaje

abril 15, 2018

Muchos místicos -desde viejos rabinos que estudiaban la Torá, hasta modernos semiólogos que escriben en francés (y que están de moda en Puán)- insisten que la capacidad de nombrar una cosa nos da poder sobre ella. En realidad, nos hace dueños de ella. Borges, siempre talentoso para jugar con ideas, decía «el nombre es arquetipo de la cosa, en las letras de rosa está la rosa y todo el Nilo en la palabra Nilo«.

Ustedes se preguntarán porqué -después de abandonar el blog- vuelvo para jugar con palabras ¿No son más importantes los resultados de Villa Regina, por ejemplo? ¿No era que yo no tenía tiempo? Cierto. Pero hoy leí el editorial de La Nación, y no puedo resistirme.

Dice la tribuna que fundó Mitre ¿Gobierno de ricos y para ricos? «Se alega que la supresión o reducción de los derechos de exportación de productos agropecuarios favoreció a un sector privilegiado de ricos, supuestamente la «oligarquía vacuna». La realidad es muy diferente. En verdad, esa medida dio impulso al interior del país…» Podría señalar que desde el «interior» (¿Buenos es el «exterior» del país?) llegan noticias distintas. O que las «políticas sociales» son una recomendación de organismos como el F.M.I. y una práctica de los viejos conservadores.

Pero no. Lo que a mí me llamó la atención es lo de «oligarquía». Para los pensadores griegos, que lo acuñaron era una deformación de la idea de «aristocracia» -gobierno de los mejores. Lo usaban para denominar al gobierno de pocos en beneficio de ellos mismos.

Pero ese término en Argentina tiene un uso más reciente. «Oligarquía» y «oligarquía vacuna» son términos tradicionales del peronismo fundacional. Se usaron mucho entre 1945 y 1955, y después en la Resistencia. Pero ya habían quedado en desuso en los ’70.

«Imperialismo», y, más recientemente, «neoliberal» eran los términos más usados por los dirigentes y militantes peronistas para definir al Otro. Hace sólo un año, el único al que escuchaba hablar de Oligarquía era a Guillermo Moreno, peronista tradicional si los hay. Ahora, ese término está volviendo al lenguaje peronista. Y ahora La Nación lo toma!

Es una victoria sutil pero muy importante cuando uno de los bandos enfrentados se encuentra usando el lenguaje del otro. Eso le había pasado al peronismo. Y ahora le sucede a su adversario histórico.


Siria, otra vez

abril 14, 2018
SYRIA-CONFLICT-UNREST

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Dejé a un costado el blog porque no tengo tiempo para dedicarle. Menos aún a moderar comentarios, que son lo distintivo de esta forma de «pensar en voz alta». Pero hay temas que golpean, por más que sean una repetición monótona y trágica.

Hace dos meses había subido esto Siria, Israel, Irán… la guerra que puede crecer, en ocasión de la última vez que los medios y las redes sociales estallaron con un incidente militar ahí. No parece que tenga que cambiar mucho lo que dije.

Pero para los que se interesan en reflexiones largas, les copio abajo lo que escribí hace justamente un año y una semana, en ocasión del primer bombardeo en Siria que autorizó Trump. Tampoco cambió mucho -eso es lo más trágico del asunto- pero doy un encuadre geopolítico al tema.

Al final, agrego unas reflexiones para nosotros.

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Sobre Siria y su tragedia actual vengo escribiendo en el blog desde hace más de 5 años (encuentran los posteos en el Buscador, a la derecha, si les interesa). Es inevitable, si a uno le interesa la política internacional (Tal vez recordarán lo que decía Toynbee “Los que no se interesan en política tendrán su merecido castigo. Los gobernarán gente que sí se interesa“.

Como sea. El Presidente Trump produjo ayer un hecho nuevo (o, mejor, un nuevo presidente produjo un hecho viejo): Lanzó aproximadamente medio centenar de misiles sobre una base militar siria.

La justificación que dio a conocer, en Twitter, como es su hábito, fue emotiva :

  • “Usando gas sarín, Assad arrebató la vida de hombres, mujeres y niños indefensos. Para muchos fue una muerte lenta y brutal. Incluso tiernos bebés fueron asesinados cruelmente con este ataque bárbaro. Ningún hijo del Señor debería jamás sufrir ese espanto”.
  • “Esta noche ordené lanzar un bombardeo contra la base aérea desde la cual partió ese ataque. Esto responde a los intereses vitales de la seguridad nacional de Estados Unidos, que debe prevenir y detener el uso de armas químicas letales”.

Una pregunta, contrafáctica, es cómo lo habría anunciado Hillary. Pero eso ya no tiene importancia.

Lo que sí es relevante, porque Siria, para su desdicha, se ha convertido en el ring donde se pelea por el destino del Medio Oriente, es la reacción del presidente de China, Xi Jinping, que está reunido con Trump desde antes del ataque, y del presidente de Rusia, Vladimir Putin, que no participa de la reunión (que debe tenerlo más pensativo que el problema sirio). También son importantes las actitudes de Irán, Turquía, las monarquías sunnitas de la península arábiga. Las de Gran Bretaña y la Unión Europea… hoy pesan bastante menos. Ni hablar de lo que podamos decir los que comentamos en el mundo digital desde esta parte del planeta. Nuestro interés y nuestra obligación es tratar de entender lo que pasa y prever posibles consecuencias para nosotros.

Pero por ahora, no tengo datos bastantes. Si encuentro algo que piense significativo, y que ya no esté en los medios, no voy a resistir la tentación de bloguear. Por ahora, sólo aporto una reflexión, que probablemente ya se le ha ocurrido a otros.

La Constitución, y el sistema político de los EE.UU., otorgan al Presidente menos poder, frente al Congreso en particular, y también a las estructuras civiles, del que le de nuestra Constitución, por ejemplo. Pero, salvo la potestad de declarar la guerra -trámite que ha caído en desuso, de todos modos- le da mucho más poder, sin controles, sin “checks & balances”, fronteras afuera. El Presidente estadounidense, puede, por ejemplo, ordenar ataques aéreos y asesinatos de individuos por una orden ejecutiva. En los últimos años Obama lo hizo repetidas veces.

Es natural que un presidente cuyo poder está cuestionado, que está bajo ataque en el interior, quiera afirmar su autoridad que una acción enérgica en el exterior.

AGREGADO: A continuación, un resumen que subí hace unos cuatro años, sobre mi visión de lo que ocurre en Siria:

Siria tiene una historia muy antigua. En realidad, es muy posible que hayan surgido allí, en el arco occidental de la Media Luna fértil, hace más de diez mil años, las primeras comunidades humanas estables. Esa es la provincia de los arqueólogos. Lo que los historiadores saben es que hace cinco mil años ya se mezclaban allí las influencias de las dos primeras civilizaciones conocidas, Sumeria y Egipto. Y surgian nuevas ideas y nuevos dioses. Desde entonces nunca dejaron de pasar cosas importantes, con frecuencia sangrientas. Toynbee nos recuerda que allí se inventaron las dos creaciones humanas más extendidas: el alfabeto y el monoteísmo. Pero eso es, como dije, historia antigua.

En los tiempos recientes, unos 90 años, Siria ha sido uno de los países de lengua árabe que se forman después de la caída del Imperio Otomano. Y, como todos ellos, ha tenido una historia “latinoamericana”, de revueltas populares y golpes militares. Aún más inestable que nuestros países, porque la sociedad otomana no estaba organizada por nacionalidades, y pueblos distintos convivían en el mismo espacio geográfico. Y en la cultura tradicional del Medio Oriente, la identidad es la religión: alguien es, primero que nada, cristiano maronita, o nestoriano, o judío, o musulmán sunnita o shíita, o druso, o…

Siria, es cierto, no es un mosaico como el Líbano, o la ex Yugoeslavia. De sus 19 millones de habitantes, la mayoría habla árabe y profesa el islam, y la mayor parte de ellos son sunnitas. Pero hay musulmanes drusos, alawitas y chiitas. Y también existen minorías de las etnias asiria, armenia, turca y kurda, junto a miles de refugiados palestinos.

Fue un difícil esfuerzo el que se planteó el Partido del Renacimiento Árabe Socialista, el Baath: crear en Siria y en Irak estados nacionales modernos y laicos. Cualquier avance iba a ser muy limitado e inestable, como lo fue el sueño de unidad con Egipto de Nasser y El-Kuatli, la República Árabe Unida. Pienso que era casi inevitable que terminara en alguna dictadura más o menos tolerada, como la que impuso Hafez Al-Assad a partir de 1970 y continúa su hijo. Si tenemos presente que Siria tiene fronteras con Irak, Israel, Líbano, Jordania y Turquía, y que es por ello un pivote clave en el Medio Oriente, campo de batalla y de influencias de todos los imperios en esos últimos 90 años, no veo otro destino más probable.

La clave del régimen de la familia Assad, la que hizo posible su poder y que hoy es el disparador interno de la guerra civil, es que pertenecen a una de esas minorías musulmanas no sunnitas, la alawita. Como tal, resultaba una garantía para las demás y para los sectores que anhelaban un estado laico, porque no estaba en condiciones de imponer su propia versión del Islam al resto de la sociedad siria. Y les brindaba a los Assad una fuente de cuadros leales, sus correligionarios, por obvios motivos de protección mutua, para los cargos claves de la burocracia, la policía y el ejército. Pero seguían siendo una minoría, impopular con la mayoría Sunni, cada vez más consciente de su identidad frente al renacimiento religioso en el mundo árabe.

Argentinos de origen sirio, con un compromiso emocional con ese pueblo, y los antiimperialistas profesionales simplifican el asunto: los rebeldes son “mercenarios”. Falta que digan que son “subversivos apátridas”. La realidad es mucho peor, desde el punto de vista de la cohesión nacional: además de la disidencia interna, hay voluntarios árabes pertenecientes a las versiones más extremas del sunnismo, “yihadistas”. De la misma forma que combaten contra los rebeldes los milicianos chiítas del Hézbolah.

Siria no es Libia. El ejército y el aparato de seguridad se han mostrado mucho más cohesionados y efectivos – a pesar de las defecciones y de atentados terroristas – que en el país norafricano, y resueltos a emplear todos los medios, incluyendo masacres y bombardeos de ciudades. Sus aliados más importantes, Irán y Rusia, aunque tomaron distancia en declaraciones de la represión que lanzó al-Assad, siguen teniendo un fuerte interés en que no se establezca en Siria un poder hostil. Continuarán proporcionándole apoyo militar y económico“.

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Para nosotros: Los argentinos nos involucramos profundamente en esta tragedia. Y florecen las versiones apocalípticas. Alimentadas por el periodismo, que -es natural- quiere vender espacio.

Hasta ahora, antes y después de Trump, el escenario del juego de poder global es el mismo: Gran Bretaña y Francia acompañan a los EE.UU., mientras que en Alemania se escuchan algunas voces -en una discreta segunda línea- que lo lamentan y tratan de preservar un canal de negocios con Rusia.

Rusia condena el ataque «con la mayor seriedad», y alista y protege su base de Taurus, en Siria. China insta a las partes a volver al marco de la ley internacional y resolver la cuestión de Siria mediante el diálogo y la negociación.

El único elemento nuevo, más bien menor, es que Donald Trump -que se debe reír bastante con las teorías sobre el «supra poder en las sombras» que lo obligaría a lanzar estos ataques- podrá decir en la campaña -ahí hay elecciones en noviembre, recuerdan?- que el avanzó donde Obama dio marcha atrás. No es el primer presidente estadounidense que cree que una demostración de fuerza en el extranjero lo ayudará con los votantes, por cierto. Y puede tener razón.

Por su lado, Putin se sentirá más justificado en su política de uso calculado de la fuerza militar, en el Medio Oriente y en Ucrania. El norcoreano Kim estará un poco más tranquilo. No demasiado, claro.

Los argentinos… necesitamos una política exterior coherente y sostenida. Y reconstruir unas Fuerzas Armadas que puedan desalentar agresiones, en un mundo donde nunca dejaron de ser posibles, y se naturalizan cada vez más.

Reconozco que será difícil encarar seriamente esos dos temas antes de octubre del año próximo.


El PJ, esa cáscara

abril 11, 2018

gioja

«El PJ es una cáscara vacía«. Esta expresión la acuño hace unos 15 años (o la rescató, porque sospecho que es más antigua) un veterano militante de los ´70, nostálgico y resentido con el PJ. Como muchos otros.

Y es posible que tenga algo de verdad. Después de todo, su fundador lo consideraba «la herramienta electoral». Una herramienta que servía a los fines del Movimiento. Con el tiempo -como pasa siempre- la herramienta cayó en otras manos, y la cáscara tuvo contenidos muy diversos.

Pero hay algo que destacar: resultó resistente y duradera. Mucho más que otros contenedores más… bonitos. El Partido Intransigente, el Frepaso, el ARI,…

Y ahora un destino insistente le da otra oportunidad de llenarse de contenido. No que estaba vacía: hay quienes se esfuerzan en que sea la casa común de los peronistas. Pero seamos realistas: el PJ nacional no convocaba. Hasta ayer, que una anciana jueza decidió que la cáscara debía ser intervenida, y en un gesto cargado de simbolismo, nombró interventor a Luis Barrionuevo.

Luisito es un símbolo, como digo, pero tiene tantas posibilidades de pasar por una cara de ese peronismo moderno y prolijo que el gobierno y los medios tratan de inventar para el papel de oposición formal, como yo de pasar por galán joven. Creo que el Dr. Duhalde y el Tano Angelici están un poco despistados. El actual presidente de Boca no conoce al peronismo, y la agenda del Cabezón está… envejecida.

Como sea, todo eso pertenece a la rosca política. El papel del PJ como símbolo de una organicidad necesaria, está en manos de los dirigentes que pueden darle contenido. Arriba está la declaración de Gioja. Cito también las palabras de anoche, desde Matheu, del Presidente del PJ bonaerense, Gustavo Menéndez. Como hombre moderno, las subió a las redes sociales, pero no han tenido tanta difusión:

Frente a las imágenes que están reflejando todos los medios nacionales decidí informarlos yo mismo por este medio, Estoy junto a algunos compañeros resistiendo en la sede del PJ Nacional, nos encontramos bien y tranquilos sabiendo que hacemos lo correcto, afuera del edificio coparon la puerta con guardia de infantería y a la vuelta están preparando un grupo de gendarmería…

Estoy acompañando en este momento al presidente del PJ nacional hasta las últimas consecuencias…

No sé que puede pasar cuando la jueza otorgue el desalojo que parece inminente y lo hagan con la fuerza pública…

Si nos llevan detenidos les pido que no bajen los brazos…

Que se manifiesten pero que tengan el cuidado de no darles excusas para que nos acusen de ser violentos…

Es obvio que detrás de esta maniobra está el Gobierno Nacional y sus socios pseudoperonistas.

Esta decisión de intervenir el partido más importante de la oposición en el peor momento del presidente Macri con la ciudadanía y en medio de permanentes fracasos en su gestión hablan a las claras de que están dispuestos a cualquier cosa con tal de conservar su hegemonía…

Estemos atentos queridos compañeros y en estado de alerta y movilización…

Seguimos en contacto...»

Hoy, entre las 15 y las 16 hs., debe comenzar la reunión del Consejo Nacional del PJ citada por su presidente José Luis Gioja. En Matheu 130.


Intervenciones judiciales

abril 10, 2018

Noticia del día: Intervenido el PJ por resolución de Servini de Cubría. Desplaza a Gioja. Nombra interventor a Luis Barrionuevo.

Algo de razón tenía Vico. La historia se mueve en ciclos. Eso sí, puede rodar para arriba o para abajo.


El PJ banca a Lula

abril 6, 2018

 

PJ

Esta declaración no va a influir en lo que está pasando en San Pablo en estos momentos. En todo caso, mira hacia el futuro, que no tiene porqué ser el inmediato.

Pero sentí el impulso de subirla. Recién leía el, buen, análisis de Papini sobre la actuación del peronismo en el Congreso. Y tiene razón en que los legisladores del peronismo «blanco» no muestran más voluntad que la que necesitan para negociar por sus distritos con el gobierno actual. Y agrego que los del peronismo «duro» no muestran otra estrategia que la denuncia dramática… e ineficaz. Entre otras cosas, porque les falta el número.

La unidad resulta necesaria. Un PJ legitimado por gestos como éste puede ayudar como espacio común.


Brasil: «não será pacífica»

abril 5, 2018

La despedida que me hicieron, en los comentarios del blog y en Twitter, ha sido emocionante. Y no corresponde que los defraude con un regreso intempestivo. Tampoco tengo tiempo para análisis que no tengan que ver con mi trabajo.

Pero quiso acercarles esta deposición del general de la reserva Luiz Gonzaga Schroeder Lessa. Un testimonio que da una idea de las divisiones y los odios en la sociedad brasileña, no muy distintos de los nuestros. Y nos invita a preguntarnos si los argentinos podemos mantener nuestro «consenso civil»,  algo hipócrita y no libre de sangre y corrupción, pero menos autodestructivo, que ya tiene 35 años.