El otoño de la tasa de interés

abril 29, 2014

Autumn-days

Acostumbro introducir los artículos sobre economía que me acerca Pablo Tonelli diciendo que son didácticos. Porque ese es el caso en la mayoría de las notas: introduce conceptos y análisis complejos, en su mayoría de economistas argentinos contempóraneos, en un lenguaje accesible. Uno puede estar de acuerdo o no, pero no se le puede acusar de oscuro. Igual, hay lectores que se han quejan porque les cuesta entenderlos. Es cierto, requiere algo de esfuerzo, pero, créanme, cuesta más no entender de economía.

Éste no es el caso. Es un artículo hecho en un lenguaje más técnico que los otros, pero, sobre todo, es polémico, aún para los economistas. O especialmente para ellos. Pablo dice aquí que el aumento de la tasa de interés que aplicó en el primer trimestre el Banco Central no puede ser una medida temporaria. Que los intereses altos deben seguir, bah.

Afirma que toda la literatura económica – la ortodoxa y la heterodoxa – que denuncia los efectos contractivos sobre la actividad económica de las tasas altas, no se aplica a un país como Argentina donde el crédito tiene un rol menor en la inversión que en los desarrollados, y donde, sobre todo, la reserva de la valor, la moneda en la que ahorran los que pueden ahorrar, no es el peso sino el dólar. Tonelli no niega que los intereses elevados tienen efectos negativos, pero que éstos son mucho menores a los que causaría la pérdida de reservas y una nueva macro devaluación.

No voy a discutir aquí este planteo. Economistas tiene la blogosfera que saldrán a rebatirlo, o no. Me interesa, solamente, marcar algo más general: son demasiados los que en el oficialismo quisieron creer que Kirchner había descubierto, en una variante keynesiana de izquierda, el secreto de la prosperidad eterna en el estímulo al consumo. Bueno, no es así. Estamos, como dije muchas veces en el blog, en una economía normal – como la que tenía Argentina en la década del ´80, antes de la convertibilidad y la Gran Devaluación posterior.

Y en la economía no hay recetas milagrosas. Hay herramientas, que por sí mismas no garantizan nada. Como vimos hace poco, en Brasil eligieron un camino diferente, y sus problemas son muy similares a los nuestros. El factor decisivo es la conducción política. Hasta ahora, corresponde decir, es más firme y realista que la que esa década del ´80 brindó Alfonsín.

EL OTOÑO DE LA TASA

Pablo Tonelli, economista

La tasa de interés en pesos ha tenido un rol relevante en que el Gobierno haya logrado sostener un tipo de cambio oficial en torno a los ocho pesos, contener  las expectativas de una mayor devaluación, bajar la brecha con el dólar informal en sus diferentes versiones (contado con liqui, dólar MEP, dólar paralelo) y posibilitar una fluida liquidación de las exportaciones de granos. Ha conseguido que la tasa de interés local esté por encima de la expectativa de devaluación, aunque por debajo de la del aumento de precios.

El BCRA, a su vez, ha fortalecido esta tendencia, sosteniendo una tasa de interés implícita en sus ventas de dólares a futuro que permite al productor adquirir divisas en el ROFEX a un costo menor a la colocación de pesos en el mercado local. Esta estrategia ha permitido que el Banco Central adquiriera alrededor de U$S 2.000 millones en abril  y se incrementaran las reservas por primera vez en mucho tiempo, hasta llegar a aproximadamente alos U$S 28.000 millones.

Esta situación más el cierre de un cúmulo importante de negociaciones paritarias sin conflictos sociales de importancia, los anuncios de reducción de subsidios en gas, agua y electricidad (importantes como tendencia pero no de un impacto decisivo en la masa de subsidios existente) y una inflación alta pero lejos de un espiral de precios y salarios, contribuyó a despejar el escenario del primer semestre y a pensar un tránsito al Mundial de Brasil sin graves sobresaltos.

No obstante ello, por ser la Argentina una economía de larga experiencia en crisis e incertidumbres, en donde las tendencias pueden anticiparse y radicalizarse, la discusión del segundo semestre comienza a adelantarse.

Voy a intentar sintetizar, a grandes rasgos, las posiciones que constituyen el dilema del Gobierno en ese segundo semestre (sigo un esquema que, retocado por mí, debo al economista Jaime Saiegh)

La primera opción es continuar con el ajuste de las variables en curso hasta fin de año, devaluando gradualmente de junio a diciembre, reducir con mayor decisión el déficit del sector público centrado en el desbalance energético y continuar una política de tasas reales positivas en relación con la devaluación esperada. Sobre todas las cosas, la idea central es no bajar la tasa de interés en pesos. En esta opción se asume que no habrá divisas adicionales en 2014 a las que provee el superávit comercial externo, es decir, que continúa la restricción externa.

La segunda opción es anclar el tipo de cambio oficial en ocho pesos, bajar la tasa de interés e intentar recuperar rápidamente la demanda agregada. Si asumimos la restricción externa esta estrategia es inviable, porque nos llevaría al escenario de enero 2014 sin escalas.

En relación con la tasa de interés, que es el título de esta nota, el punto central es que no se puede ignorar el carácter bimonetario de la economía argentina, en donde el dólar constituye la reserva de valor. Como afirma el economista Fabián Amico “esa fragilidad de la moneda doméstica periférica como medio seguro de conservar riqueza resulta confirmada por la experiencia histórica”. O como enfatiza otro economista local, Matías de Lucchi “Durante todos estos años, la tasa básica de interés local (más la prima de riesgo país y la tasa de devaluación esperada-medida a partir de la tasa implícita en el mercado de futuros) ha estado lejos de compensar la tasa de interés internacional. Así en forma perversa, la absorción, esterilización o reflujo monetario ha operado a través de la pérdida de reservas internacionales y no de la emisión de pasivos seguros locales (títulos públicos en pesos)”.

Tenemos dos temas: La tasa de interés y la recuperación de la actividad económica. En relación con esta última: Si la insuficiencia de divisas, por muchas razones, llevó a un proceso de devaluación y aceleración inflacionaria, que provocaron el giro de la política económica, no existen posibilidades de revertir este cuadro con las divisas que se acumulen sólo por efecto del comercio exterior. Otra fuente de divisas podrá provenir eventualmente de diferentes endeudamientos externos, como consecuencia de un Acuerdo con el Club de París, de una operatoria con el Banco de Basilea por parte del BCRA, del sector petrolero internacional, o de créditos directos con garantía, al estilo del propuesto por un sector de la Banca Internacional. Nada de eso constituye un fuerte shock, ni tampoco está clara su disponibilidad temporal, lo que obliga a ser muy prudentes.

El otro tema es el fuerte prejuicio entre los economistas locales, ortodoxos y heterodoxos a sostener una tasa de interés positiva en relación con la tasa de inflación esperada.

Siguiendo nuevamente en este razonamiento a Matías De Lucchi las objeciones a un aumento de la tasa en la Argentina pasan por suponer que un aumento de la misma es siempre contractivo, que incrementa la especulación financiera y cae la inversión productiva. En términos similares, el razonamiento sobre estas objeciones a una suba de la tasa que da Fabián Amico (a quien sigo en esto) provienen de sostener que la tasa monetaria constituye un piso de referencia para la inversión productiva, porque existe un costo financiero que debe ser cubierto por la tasa de ganancia o porque las empresas con saldos líquidos incorporan el costo de oportunidad de colocarse a tasa de interés y no producir.

Voy a hacer una afirmación fuerte que comparto con De Lucchi: en un país con un muy bajo nivel crediticio en relación con el PBI como es la Argentina “no hay motivos relevantes para creer que el crecimiento sea sensible a la tasa”.

Constituye un grave error de política económica suponer un comportamiento de la economía nacional acorde con los manuales sobre Bancos y Teoría del Dinero, forjados en la experiencia del mundo desarrollado. Tanto los liberales ortodoxos como la síntesis neoclásica–keynesiana suponen un comportamiento de las variables que se sustenta en que el dinero local, el peso, cumple todas las funciones que se le asigna al dinero.

El carácter de economía bimonetaria de la economía argentina, en donde el dólar constituye la reserva de valor, no constituye un concepto lo suficientemente clave en el diseño de la política económica y en el análisis de las variables monetarias claves, base monetaria, tasa de interés, demanda y oferta de dinero.

He utilizado en esta nota libremente conceptos de Fabián Amico y Matías de Lucchi, a quienes no responsabilizo en lo absoluto por las conclusiones a las que llego. No es objeto de este artículo un debate teórico sobre el rol del dinero y sus funciones, en las que expresamos ideas y matices diferentes, sino recalcar un punto importante de coincidencia: la necesidad de tener un enfoque sobre la tasa de interés ajeno al “sentido común” del pensamiento económico actual.

Interesado en el impacto de una tasa de interés positiva en términos de la devaluación esperada sobre el crecimiento y la distribución del ingreso en un escenario de alta inflación intentaré precisar lo siguiente: Hacia 2003 el sistema financiero estaba en un proceso de recomposición del colapso de la devaluación, la pesificación asimétrica y el corralito de los depósitos. La rápida recuperación del crecimiento operada no se financió con los bancos locales, abrumados aún por la crisis. El mecanismo fue, en los sectores pequeños y medianos que tuvieron oportunidades de negocios, el desaterosamiento de los dólares acumulados en años previos y en los grupos multinacionales y grandes conglomerados locales, la reinversión de utilidades.

Es pertinente considerar la objeción que una tasa de interés alta pueda tener en el comportamiento empresario, al inducir a la colocación financiera y no a la ampliación productiva y al estipular un costo financiero adicional al financiamiento que debe ser absorbido por la tasa de ganancia, asumiendo en teoría el carácter contractivo para la actividad económica de dicha medida.

Para decirlo en términos de Amico “El costo eventual en términos distributivos de las subas de la tasa de interés no puede evaluarse de manera realista sin considerar los costos involucrados en las políticas alterativas. Si la política económica persistiera en sostener un diferencial de intereses negativo, entonces la tendencia a la devaluación más rápida de la moneda terminaría afectando tanto la distribución como el crecimiento”.

El BCRA ha sido exitoso en fijar una tasa de interés interna en la coyuntura presente mayor a la tasa de devaluación esperada, ofertando simultáneamente divisas a futuro a una tasa inferior a la tasa de mercado. Esta política no debe abandonarse.

Eso no va en contra de la segmentación de la tasa de interés. Brasil, por caso, sostiene una tasa de referencia (SELIC) para los sectores con liquidez monetaria por encima de su tasa de inflación y devaluación esperada y otorga a través del BNDES (Banco de Desarrollo) créditos subsidiados a la industria y la actividad productiva.

El crecimiento argentino no necesita una BADLAR (tasa de referencia) globalmente negativa respecto a la devaluación esperada del tipo de cambio como mecanismo horizontal de fomento. Insistir en esto llevaría a un crecimiento del dólar marginal en todas sus variantes, haría inviable una política de control de la evolución de los precios internos y terminaría en una puja de salarios y precios incontrolable, nefasto escenario para una macrodevaluación.

La primera prioridad entonces es, a mi juicio, que la tasa de interés influya en el control del tipo de cambio, siendo positiva en términos de su evolución. Ya no existen más reservas para sacrificar.


Para este 1° de Mayo

abril 29, 2014

1 de Mayo

El Primero de Mayo es una fecha del movimiento obrero. Como dice mi amigo Manuel Barge, en los tiempos del primer peronismo, Perón y Evita asistían como invitados de honor, por supuesto, pero como invitados.

En estos tiempos tan posmodernos, este jueves habrá muchos actos y reuniones en esta ciudad, y la gran mayoría serán de agrupaciones peronistas. También de varias corrientes de izquierda. Pero – por lo menos hasta donde me enteré – no habrá ninguna concentración de la CGT. De las diversas CGTs.

No me escandalizo, ni confundo los gestos con la realidad. Pero igual me siento satisfecho de transmitir la invitación de los compañeros de Konfluencia Popular a este acto (cliquear encima de la imagen para agrandarla) que se va a hacer en la sede de la Asociación de Empleados de Farmacia, en Rincón 1044, Capital, donde hablarán dirigentes obreros y militantes populares. Participan en la organización también el Movimiento de Unidad Popular y la Agrupación Jorge Di Pascuale, un nombre con historia y honor en el movimiento obrero.


Encuentro de la militancia con la realpolitik

abril 28, 2014

encuentro

Esto es una reflexión, breve. No voy a hacer la crónica del acto de este domingo 27 que hizo Unidos y Organizados en el Mercado Central. No estuve. Como acto de militantes que fue, corresponde que la haga uno de ellos, como la de Rodrigo Lugones, bien escrita e inspiradora,  en la Paco Urondo. Si quieren, para equilibrar, una mirada opositora, la proporciona, con un análisis amplio, Laura Di Marco en La Nación. Y para una visión detallada, y algo filosa para un medio cripto K, Pablo Ibáñez en Ámbito.

Sí me parece justo que diga que fue un hecho político importante: muestra que el kirchnerismo conserva una capacidad propia de movilizar muchos jóvenes, por separado de los aparatos territoriales de los intendentes y los sindicatos. Los números… hay versiones para todos los gustos, pero aún las más mezquinas deben tomar en cuenta que el acto era un domingo, que los llamados empezaron el martes, y que hubo agrupaciones locales K – me consta – que no fueron porque no hubo un reclamo muy visible y habían tenido actividades viernes y sábado. Sí, el kirchnerismo tiene militantes.

Pero eso ya se sabía. El dato más importante del acto es, se me ocurre, lo que no sucedió. Un par de días antes, conversando con compañeros, manifesté mi preocupación por un riesgo que me parecía evidente: Para los militantes era la ocasión de confirmar una identidad, refirmar el liderazgo de Cristina, y taponar especulaciones sobre candidaturas que sienten apresuradas (lo dije en el posteo que subí ese día). E iban a estar presentes y visibles precandidatos que ya están en campaña. O aprontándonse para hacerla; y que no creen que les sobra un sólo día para instalarse, por Dios!

Pensaba particularmente en Scioli, el más visible, la candidatura más conflictiva para una parte de esa militancia. Una silbatina aislada, hasta una interpelación mal manejada por el gobernador podía ensombrecer el acto y el clima posterior. Además, había otros precandidatos más o menos explícitos presentes, y algunos que faltaron.

Bueno, mi inquietud resultó infundada. No hubo problemas, o no se notaron, que es lo mismo. Existió la disciplina que no necesita de restricciones formales para que sea aceptada, hubo un buen manejo político. Los que leen mi blog saben que pienso que, para la maduración del peronismo como fuerza política, es necesaria la existencia de corrientes internas sólidas, más allá de quién ejerza el gobierno en algún momento. Y que, por supuesto, el kirchnerismo debe ser una de ellas, no la única. Después del acto, tengo un motivo más para ser optimista.


Francisco, como Director Ejecutivo

abril 27, 2014

Pope Francis

A pesar que la religión hoy no ocupa un lugar central en mi vida, tengo claro que es, para los que tienen fe, algo mucho más importante que la política. Por eso he sido renuente a analizar en el blog uno de los hechos políticos más significativos de la actualidad: el papado de Francisco (No es que no lo haya hecho: fíjense en el Buscador. Pero le dí bastante menos espacio que a otros, más triviales).

Por eso, cuando el amigo y bloguero AyJ me remitió este artículo de The Economist, no lo subí de inmediato. Aprecio el humor inglés, pero tenía dudas si banalizaba el tema. Pero … hoy en Página 12 el anticlerical Horacio Verbitsky hace lo más parecido a un arrepentimiento público (sin abandonar sus dogmas), y el clerical La Nación dice «Juan XXIII y Juan Pablo II serán canonizados hoy en una ceremonia que es vista como una certera jugada política del Papa» (sobre esto quiero extenderme pronto). Como dicen aquí, Dios se mueve por caminos misteriosos. Me decidí a traducirlo y compartirlo con ustedes.

«¿Ud. está a punto de asumir el control de una compañía en crisis, con una fuerza de trabajo desmoralizada? Tome en cuenta este caso de estudio romano.

Las escuelas de negocios enseñan a sus estudiantes sobre los grandes CEOs, los directores ejecutivos que lograron rescatar sus compañías; los que inyectaron vida nueva a empresas en agonía. Algunos ejemplos son Lou Gerstner en IBM, Sergio Marchionne en Fiat y Steve Jobs en Apple. Y en estos días, la escuela de negocios de Harvard debería incorporar otro caso de estudio: Jorge Bergoglio, el hombre que ha renovado ICAR Global en apenas un año.

Cuando el Papa Francisco celebró su primer pascua como Director Ejecutivo – a los pocos días de haber llegado al cargo –, la multinacional más antigua del mundo estaba en situación de crisis. La competencia pentecostal la estaba desplazando en los mercados emergentes, incluyendo a América Latina; donde Francisco manejaba la oficina de Argentina.

El reclutamiento de nuevo personal era complicado, a pesar de la oferta laboral de por vida. Y las finanzas de la firma también eran caóticas. Documentos filtrados revelaron que el Banco Vaticano era un nido de corrupción e incompetencia. El consejo se encontraba dividido y débil. El predecesor de Francisco, Benedicto XVI, fue el primer papa en renunciar en 600 años; y lo hizo en medio de rumores que el fundador y presidente de la compañía – un anciano barbado, raramente visto en público, cuyo retrato adorna la sala del Directorio en la Capilla Sixtina – había intervenido.

En tan solo un año, la empresa ha recuperado buena parte de su autoconfianza. El Director Ejecutivo es popular: el 85% de los católicos norteamericanos – un público difícil de complacer – lo aprueban. La asistencia a los locales minoristas de ICAR Global está aumentando otra vez. La fuerza de ventas ahora habla del “Efecto Francisco”. Y muchos se preguntan: ¿Cómo es que un argentino septuagenario tuvo éxito al revitalizar uno de los proyectos menos atractivos del mundo? Esencialmente, Francisco echó mano de tres principios de administración.

El primero es una lección clásica en «core competency«: Francisco ha reenfocado su organización en una misión tradicional: ayudar a los pobres. Una de sus primeras decisiones fue reemplazar al departamento papal por una modesta residencia en donde comparte habitaciones con otros 50 sacerdotes y distintos visitantes. Francisco tomó el nombre de un santo que es famoso por cuidar a los pobres y a los animales. Él lavó y besó los pies de 12 jóvenes detenidos en un centro de readaptación. Se deshizo de las capas de piel y terciopelo que los Papas utilizan desde el Renacimiento, cambió los zapatos rojos de Benedicto por unos modestamente negros e ignoró un Mercedes todo equipado para usar un magullado Ford.

Este nuevo enfoque le ha permitido a la compañía gastar menos recursos en negocios de importancia menor, como disputas doctrinales o el montaje de ceremonias costosas. La estrategia de “primero los pobres” también está enfocada con precisión a los mercados emergentes, donde el potencial de crecimiento es mayor pero la competencia más agresiva.

Junto con el nuevo enfoque estratégico, el papa ha utilizado dos herramientas de administración con excelentes resultados. Una de ellas es el reposicionamiento de la marca. Francisco claramente mantiene las enseñanzas tradicionales respecto del aborto y el matrimonio homosexual; sin embargo, lo hace de un modo menos censor: “¿Quién soy yo para juzgar?” preguntó acerca de los homosexuales. La otra herramienta es la reestructuración. Él ha nombrado a un grupo de ocho cardenales (el C8) para revisar la organización de la iglesia, y nombró a McKinsey y a KPMG (los “consultores de Dios”) para cuidar la maquinaria administrativa de la iglesia y supervisar al Banco Vaticano.

¿Funcionará? Los detractores de Francisco aseguran que todo se reduce a incienso y espejos. Otros insisten en que el cambio real –como dar mayor importancia a las mujeres – es necesario. Mientras, la posición del Presidente de la compañía es desconocida. Algunos analistas interpretan que la falta de plagas, de agua hirviendo y de ranas es señal de aprobación; otros simplemente dicen que Él se mueve en formas misteriosas«.


Un 27 de abril, hace 35 años

abril 27, 2014

1979-003

Pido disculpas por insistir con otro aniversario, después de decir muchas veces que me aburren las efemérides. Pero hace justo 35 años, en una Argentina muy distinta, un agrupamiento sindical, el Grupo de los 25, convocó a una huelga general, la primera desde la de 1975 (la que volteó a López Rega). Y quiero recordarlo aquí.

Copio algunos párrafos de la nota de Horacio Bustingorry, que reprodujo mi amigo Alejandro Pandra: «El 27 de abril de 1979 se produjo la primera huelga general contra la última dictadura. La organización de la protesta estuvo a cargo del grupo de “los 25″, una de las dos fracciones en que se dividía el sindicalismo argentino. Entre sus principales actores se encontraba el dirigente sindical cervecero, Saúl Ubaldini.

El gobierno de facto impulsó un duro ataque contra el movimiento obrero. La abrupta caída del salario real pudo implementarse gracias a la intervención de la CGT, la disolución de las 62 Organizaciones, el encarcelamiento de los principales dirigentes y la persecución, asesinato y desaparición de miles de delegados y activistas. En ese contexto la resistencia fue inmediata, pero inconexa, y sin una conducción unificada.

Desde 1978 existían dos agrupamientos con enfoques distintos sobre cómo encarar la lucha contra la dictadura. Por un lado estaba la CNT, que manifestaba algunas críticas, pero ante todo buscaba tener un canal de diálogo formal y permanente con el gobierno. Los 25, en cambio, impulsaban un enfrentamiento más frontal.

A fines de ese año, en una cena de dirigentes peronistas, Ubaldini leyó un duro comunicado contra la dictadura. En el documento se reclamaba la libertad de los presos políticos y gremiales y se planteaba que la independencia económica no se consigue bajando los salarios a niveles infrahumanos para lograr que los monopolios se instalen y produzcan a bajas costos para el mercado externo. La intervención de la CGT citó a Saúl Ubaldini para apercibirlo severamente.

El 21 de abril de 1979 los 25 decidieron convocar a una jornada de protesta entre las 0 y las 24 horas del día 27. El gobierno reaccionó rápidamente e intimó a los dirigentes a comparecer a la Dirección Nacional de Relaciones Laborales para responder un cuestionario. Les preguntaban si integraban el grupo de los 25 y si estaban al tanto del paro y de la violación de disposiciones vigentes que esa medida significaba. Se les requirió también la opinión sobre la huelga y qué actitud tomarían frente a la misma. Ninguno respondió.

El gobierno arrestó de inmediato a todos los sindicalistas. Algunos fueron interceptados cuando se retiraban, otros en un bar cercano y los últimos en operativos ulteriores. Se los llevó al Departamento de Policía y posteriormente fueron alojados en la cárcel de Caseros.

El día 24 un comité de huelga clandestino ratificó la huelga. Al reclamo general le sumaron la libertad de los detenidos. Ante los habeas corpus presentados, el gobierno respondió que los sindicalistas habían infringido la ley 21.400 que prohibía las huelgas. Con todo, tres días después la medida fue llevada a cabo.

Se convocaba a los trabajadores a realizar una protesta en todo el territorio nacional en demanda de la restitución del poder adquisitivo del salario, la plena vigencia de la ley 14.250 de Convenciones Colectivas de Trabajo, en oposición a la reforma de la ley de Asociaciones Profesionales y de Obras Sociales y en favor de la normalización sindical. El acatamiento no fue total per tuvo importantes repercusiones. Afectó principalmente al cinturón industrial del Gran Buenos Aires, a las ciudades más importantes del interior del país y a fábricas como Celulosa Argentina, Chrysler, Santa Rosa, Mercedes Benz, Aguila Saint, Peugeot, Citroën, y La Cantábrica. Las líneas Roca, Mitre y Sarmiento quedaron completamente paralizadas«.

No encontré imágenes adecuadas de esta huelga (los medios gráficos, se entiende, no le dieron mucho espacio. Y entonces no había celulares para subirlas a la Red). Me parece apropiado subir una imagen posterior (no mucho) de Ubaldini porque él fue durante esos años el símbolo de la lucha. Pero quiero registrar los nombres, y gremios, de los dirigentes que fueron arrestados entonces.

Además de Saúl Ubaldini (cerveceros) quedaron detenidos Roberto García (taxista), Carlos Cabrera (mineros), Gerónimo Izzeta (municipales), Fernando Donaires (papeleros), Raúl Crespo (SUPE), Roberto Digón (tabaco), Rodolfo Soberano (molineros), Raúl Ravitti (ferroviario), José Rodríguez (Smata), Enrique Micó (vestido), Jorge Luján (vidrio), Demetrio Lorenzo (alimentación), Natividad Serpa (Obras Sanitarias), Delmidio Moret (Luz y Fuerza), Víctor Marchese (calzado), Alberto Campos (UOM) y Benjamín Caetani (aceiteros).

Algunos de ellos son recordados con respeto en su sindicato. No sé si alguno vive todavía, pero quedan sus familias, y sus compañeros. Y, como dice en una milonga Borges, «Hay una cosa de la que no se arrepiente nadie en la tierra … Es haber sido valiente«.


Dilma, Cristina y el futuro

abril 27, 2014

cristina dilma

La lectura de una nota de Juan Arias, de El País, que hoy reproduce La Nación, sobre «las guerras que le estallaron a Rousseff«, me disparó algunas reflexiones. Como ustedes ya saben, pienso que Brasil y su escenario político son temas muy importantes para los argentinos. Pero lo que me interesó de ese texto bastante convencional – crítico, of course – y de un posteo reciente sobre los ataques a Dilma que publicaron los colegas de Artepolítica, jóvenes intelectuales K – a favor, también of course – es que me hizo resonar algunos ecos locales.

Es muy evidente que las realidades política y social de Brasil son muy distintas de las de Argentina. Y que el PT es, en su historia y dinámica, muy distinto del peronismo y de su expresión actual, el kirchnerismo. Pero que hay ecos, hay ecos. Y – uno es argentino, y suramericano – quiero hacer una recomendación, por lo que valga.

Dice Juan Arias: «El gobierno de Dilma Rousseff entró en los cinco meses previos a las elecciones presidenciales en un infierno con varias guerras que le estallaron al mismo tiempo … conflictos difíciles de gestionar que han hecho que una presidenta que tuvo más de un 80% de popularidad resbale hasta un 37%, según Ibope.

Una de estas guerras es la que libra contra una economía que patina y una inflación que en mayo habrá superado por primera vez el límite programado por el gobierno de 6,5 %, algo que sabe a derrota psicológica. También es grave la guerra en curso de Petrobras, una empresa modelo de Brasil, zarandeada por una serie de presuntos escándalos de corrupción, con uno de sus máximos directivos en la cárcel y otro destituido, ambos del partido de Rousseff.

… No menos grave para Dilma es la guerra subterránea entre sus principales aliados en el Congreso. Al olor de la debilidad del gobierno, algunos de los líderes dejan entrever que están preparados para abandonar el barco y subirse al del un nuevo posible ganador.

A todo esto se añade otra guerra: la del descontento ciudadano por las deficiencias en educación, sanidad y orden público, y por la corrupción. La mayoría (el 73%) pide, por primera vez, un cambio de rumbo de la política … La presidenta está aún en ventaja frente a otros candidatos, y cuenta con el apoyo del mayor recaudador de votos del país, Lula. ¿Le bastará eso a Rousseff?»  (completo aquí)

Analiza el politólogo Marcus Ianoni en el diario Jornal do Brasil y traducen en Artepolítica: «… Todo proceso de desarrollo se apoya en coaliciones … En el Brasil de hoy , después de dos décadas perdidas (1980 y 1990), la crisis de las políticas neoliberales – implementadas como alternativa al desarrollismo nacional en bancarrota – y la existencia de PT, de la CUT y de otras organizaciones populares y partidos como MST, UNE, PCdoB, etc, presentes en la escena política desde el retorno a la democracia, ensayaron la victoria de Lula y el cambio en la relación de fuerzas.

Las políticas del gobierno, no sin dificultades y contradicciones, comenzaron a perseguir a la inversión en capital productivo, la generación de empleo e ingresos, y la lucha contra las desigualdades y la exclusión social, este último a través de una amplia gama de políticas, tales como el aumento del salario mínimo, Bolsa Familia, RALLY, PROUNI, Mi Casa Mi vida, Luz para Todos, Territorios de la Ciudadanía, más médicos, Pronatec y así sucesivamente. De hecho, Lula y Dilma implementaron políticas de reforma, con base en una coalición entre el capital productivo y el trabajo asalariado. Pero a la reforma se oponen a las fuerzas de la contra-reforma.

… (¿Cuáles son?) En primer lugar, son los rentistas que invierten en activos financieros, incluyendo (pero no sólo) los bonos del gobierno, que están indexados a la tasa de interés preferencial, la Selic. Si en los años de Cardoso la tasa Selic promedio fue superior al 20% , se redujo al 15 % en los años de Lula y el 10% con Dilma. Es decir, en el balance de situación, la especulación con el Tesoro Nacional perdió terreno, aunque todavía es muy fuerte, ya que, a pesar de la crisis que el neoliberalismo ha provocado en 2008 en la economía internacional, los intereses de la financiarización todavía tienen bases estructurales en el capitalismo nacional y mundial, debido principalmente a la globalización financiera.

Las acciones de Dilma buscando implementar gradualmente una política macroeconómica más favorable al social-desarrollismo, empezando por un mayor alineamiento del Banco Central con los objetivos de generación de empleo y salarios, aunque sin dejar de lado el control de la inflación, movilizan la ira de los rentistas y sus aliados en los medios de comunicación y en los estratos de la clase media ideológicamente aferrados a las ideas neoliberales e individualistas.

Además de los rentistas , los medios y estratos neoliberales de las clases medias, ¿quién más compone la coalición de la Contrarreforma? Los grupos financieros que intermedian la riqueza de los rentistas, es decir, las instituciones financieras que siguen apostando por el camino del dinero fácil, con recursos del erario público, empezando por los grandes bancos. Lula y Dilma no pudieron poner fin a la financiarización, porque es un fenómeno estructural del capitalismo.

… No por razones contra- reformista, sino por las aspiraciones socialistas de corto plazo y no sostenible , los izquierdistas critican Dilma. Ellos quieren más y más (¿y quién no?) y desprecian lo que se ha hecho ...».  (completo aquí)

La coyuntura política en Brasil y Argentina tiene también alguna resonancia curiosa: Allí, este 5 de octubre, un año antes que entre nosotros, se decidirá la continuidad, o no, del proyecto del PT. Lo que puedo estimar ahora es que Dilma, habiendo recuperado en parte su popularidad a partir de un liderazgo firme, obtendrá su reelección sin mucha dificultad. Faltan cinco meses, eso sí.

Pero no voy a hablar sobre la coyuntura brasileña, en la que no soy experto y donde las diferencias con nuestra situación son muy grandes. Como insinué arriba, mi interés es en lo que encuentro parecido, los discursos de ambos oficialismos. Porque Ianoni hace un análisis del proceso que llevaron adelante los gobiernos del PT, en el que aplica algunas conceptos marxistas, pero deja de lado rápido uno, fundamental, que menciona al comienzo: «Todo proceso de desarrollo se apoya en coaliciones«. Hubo, hay una coalición que apoya a las gestiones de Lula y de Dilma, tanto como hay una coalición que procura su fracaso. Gana, siempre es así, la coalición más fuerte y que está mejor conducida.

Mi punto es que, en el caso argentino, entre otras cosas nos falta definir la coalición que necesitamos construir o reconstruir para apoyar las etapas pendientes de un proceso de desarrollo.

En ese texto de Ianoni, encuentro además lo que a menudo cuestiono en el discurso kirchnerista: hay una lista de todas las cosas Buenas que se hicieron, y una denuncia encendida y detallada de los Malos que se oponen. Ningún problema con eso: es parte de cualquier discurso eficaz. Pero el énfasis debería estar, y no está, en lo que falta por hacer.

Porque el pueblo – todos los segmentados sectores que lo forman – ya sabe cómo estaba hace algunos años y, sobre todo, cómo está ahora. Puede fastidiarle que le insistan en lo agradecido que debe estar a quiénes gobiernan. Porque no nota que los gobernantes y funcionarios la estén pasando mal, en conjunto. Las mayorías, y algunas minorías también, están más interesadas en que les digan cómo van a estar en adelante, y qué piensan hacer para resolverles los problemas que tienen.

Se me ocurrió este posteo, además de mi interés en el tema Brasil, claro, porque hoy habrá una reunión de la militancia kirchnerista en el Mercado Central. Da la impresión que además de la intención, legitima, de marcar una fecha identitaria, se quiere recordar las conquistas logradas, refirmar un liderazgo, y taponar especulaciones que se sienten apresuradas. También es legítimo, cómo no, pero sería un grave error olvidar la dimensión del futuro. Esa es la decisiva.


Música para el fin de semana – Ramón Ayala

abril 26, 2014

Tengo ganas de compartir algo de nuestra música litoraleña. Es un ritmo, y una forma de cantar también, muy distintivo; ha incorporado sonidos e instrumentos de la diversa inmigración que llegó a esa tierra, pero conserva una identidad que, supongo, viene de la cultura guaraní. Si les gusta, al final de El cosechero pueden seguir con otros temas suyos, El mensú, Posadeña linda, Bailando el gualambao


«Como EEUU empeoró su problema Putin»

abril 25, 2014

Obama-Putin

Para los fines de semana acostumbro subir música y posteos sobre política internacional. Porque se me ocurre que hay más tiempo para encarar temas fuera de lo cotidiano de nuestra realidad inmediata. Este finde empiezo a analizar la tensión entre EE.UU. y Rusia  subiendo una nota que encontré en Reuters, de dos de sus profesionales prestigiosos, David Rohde y Arshad Mohammed.

Me pareció interesante porque es una autocrítica realista, desde el mismo corazón de «Occidente», de imprudencias que habría cometido el gobierno de Washington en su política hacia Rusia. Les envidio esta capacidad para el examen desapasionado, pero creo que no nos debe interesar tanto saber si están en lo cierto, o no (desde el Río de la Plata no tenemos más datos para evaluarlo), como tener claro desde dónde lo hacen y cuáles son los supuestos que asumen.

Son patriotas «occidentales», y reflejan, entiendo, el pensamiento de un sector de la Administración Obama y del establishment norteamericano que asume un criterio neokissingeriano, inclinado al equilibrio entre las Grandes Potencias y el respeto a sus esferas de influencia (El trabajoso acuerdo con Irán, la lenta retirada de Afganistán, serían indicios). Supongo que es preferible, en principio, que prevalezcan mentes prudentes. Pero los suramericanos debemos preguntarnos ¿En cuál «esfera de influencia» se supone que debemos estar?

«En septiembre de 2001, cuando EE.UU. estaba bajo el impacto de los ataques terroristas contra el World Trade Center y el Pentágono, Vladimir Putin apoyó la invasión inminente a Afganistán en formas que habrían sido inconcebibles durante la Guerra Fría: Estuvo de acuerdo en que aviones con ayuda humanitaria de los Estados Unidos podían volar a través del espacio aéreo ruso. Dijo que los militares de EE.UU podrían utilizar bases aéreas en las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central. Y ordenó a sus generales informar a sus colegas estadounidenses sobre la desafortunada ocupación rusa de Afganistán en los ´80.

Durante la visita del líder ruso al rancho de Texas del presidente George W. Bush dos meses más tarde, el presidente de los EE.UU. dijo que Putin era «un nuevo estilo de líder, un reformador … un hombre que va a hacer una gran diferencia, para que el mundo sea más pacífico, trabajando en estrecha colaboración con los Estados Unidos.»

Por un momento, pareció que la desconfianza y la hostilidad de la Guerra Fría se estaban desvaneciendo. Luego, unas semanas más tarde, Bush anunció que Estados Unidos se retiraba del Tratado de Misiles Anti-Balísticos, para construir un sistema en Europa del Este con el objetivo de proteger a las bases de la OTAN y a los aliados de Estados Unidos de los ataques de misiles iraníes.

En un discurso televisado a toda su nación, Putin advirtió que la medida podría socavar el control de armamentos y los esfuerzos de no proliferación nuclear. «Este paso no ha sido una sorpresa para nosotros. Pero creemos que esta decisión es un error«, dijo.

Esta secuencia de acontecimientos al principio de la relación de Washington con Putin refleja una dinámica que ha persistido a través de los 14 años siguientes y la crisis actual en Ucrania: las acciones de los Estados Unidos, algunas intencionalmente y otras no, desatan una sobrerreacción de un Putin agraviado.

Mientras Rusia despliega decenas de miles de soldados a lo largo de la frontera con Ucrania, Putin afirma que está frustrando un complot norteamericano para rodear a Rusia con vecinos hostiles. Los expertos (norteamericanos) dicen por su parte que él está promoviendo «Putinismo», una forma conservadora, ultra-nacionalista de capitalismo de estado, como una alternativa global a la democracia occidental.

Es también una dinámica que algunos funcionarios actuales y anteriores de los EE.UU. señalan que refleja un fracaso estadounidense en reconocer que, si bien la Unión Soviética ya no es un enemigo ideológico, Rusia sigue siendo una gran potencia que exige el mismo nivel de atención que China y otras grandes naciones – una relación que no sólo debe ser un medio para otros fines, sino un fin en sí mismo.

«Yo simplemente creo que realmente no estábamos prestando atención«, dijo James F. Collins, quien se desempeñó como embajador estadounidense en Moscú a fines de los ´90. La relación bilateral «era vista como que no era muy importante«.

Putin nunca iba a ser un socio fácil. Él es un nacionalista ruso con tendencias autoritarias que, como sus predecesores durante siglos, alberga una profunda desconfianza hacia Occidente, según afirman altos funcionarios estadounidenses. Gran parte de su cosmovisión se formó como un oficial de la KGB en los últimos años de la Guerra Fría y como funcionario del gobierno en la caótica Rusia post-soviética de la década de 1990, la que Putin y muchos otros rusos ven como un período en el que Estados Unidos tomó en varias ocasiones ventajas de la debilidad rusa.

Desde que asumió la presidencia de Rusia en 2000, Putin ha hecho su objetivo central restaurar la fuerza ​​de Rusia y su esfera tradicional de influencia. También ha cimentado su posición en el poder, anuló sistemáticamente las disidencias, y utilizó el suministro de energía como un garrote económico contra sus vecinos. Ayudado por los altos precios del petróleo y el veto de Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU, Putin ha perfeccionado el arte de presionar a los presidentes de Estados Unidos y, a veces, obstruir sus políticas.

Los funcionarios de las administraciones de los presidentes Bush y Obama dicen que inicialmente sobreestimaron las posibles áreas de cooperación con Putin. Luego, a través de una combinación de exceso de confianza, falta de atención, y torpezas ocasionales, Washington contribuyó a crear una espiral que empeora las relaciones con Moscú».


El tango de Brasil y Argentina

abril 25, 2014

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Ya escribí muchas veces en el blog sobre Brasil, y sobre su relación con nosotros. Y calculo que seguiré haciéndolo. Desde que empezó a forjarse nuestra identidad y la de ellos, unos cuantos siglos atrás, estamos ligados – muchas veces enfrentados, eso sí. Ahora, es necesario que seamos socios, parceiros. Desde la realidad geopolítica, el asunto es obvio. Una razonable armonía entre Argentina y Brasil es tan necesaria para conservar la paz en la América del Sur y darle la posibilidad a la región de defender sus intereses en el escenario internacional, como entre Francia y Alemania para Europa.

Y en un plano más inmediato, el de nuestras dos economías nacionales, también es imprescindible. Desde nosotros, resulta evidente. Estamos al lado de una potencia emergente – que tiene problemas ¿y cuál no? – con un mercado de 200 millones de habitantes (y su producto per cápita es casi el doble del de China, sabían?). Desde ellos… bueno, sus principales clientes son cuatro: EE.UU., China, la Unión Europea y Argentina; y entre ellos, nosotros somos los únicos que la mayor parte de lo que les compramos son productos manufacturados.

Por supuesto, esta situación es una receta para duras pulseadas. Por suerte, desde hace más de 30 años los gobiernos de los dos países han tenido clara la prioridad de mantener una buena relación. Igual, la tarea no es sencilla, y hay dos noticias muy recientes que ayudan a que tengamos una foto del momento actual. Dos pasos de tango, digamos.

Para los que no se interesan en la industria automotriz, aviso que voy a dar una breve opinión al final. Pero sugiero que hagan un esfuerzo y las lean. Es una parte fundamental de cualquier proyecto industrialista en los últimos 100 años. Una apareció el martes en Ámbito, y en otros medios, claro, pero esta me parece la versión más completa:

«Argentina aceptará créditos de Brasil sólo si se equilibra balanza automotriz

Casi una hora duró la reunión que mantuvieron, por Brasil, los ministros de Industria y Comercio Mauro BorgesPaulo Rogerio Caffarelli, vicepresidente del Banco Do Brasil y secretario de Hacienda, el Asesor Presidencial, Marco Aurelio García. Por Argentina el ministro de Economía, Axel Kicillof, Débora Giorgi, de Industria, Juan Carlos Fábrega, titular del Banco Central, entre otros funcionarios de ambos países. 

El motivo del encuentro fue el avanzar en un nuevo régimen automotor que revitalice el intercambio entre ambas naciones como asimismo mejorar la balanza comercial sectorial deficitaria para Argentina. Kicillof abrió el encuentro planteando justamente este último punto y manifestando su preocupación por el déficit que Argentina mantiene con su vecino. «Brasil ha comprado un 17% menos de vehículos a nuestro país y, por el contrario aumentó las adquisiciones a la extrazona», se quejó, aunque, según comentaron varios de los asistentes, todo el dialogo se caracterizó por el tono amable. 

El ministro de Brasil, Borges no negó estos datos y se ocupó de aclarar que las mayores compras de vehículos a la extrazona no respondían a que los automóviles fabricados en Argentina no sean competitivos. «Es una estrategia de las automotrices», se excusó. Kicillof continúo exhibiendo datos concretos del intercambio desfavorable para la Argentina. «Ustedes disminuyeron las compras a nuestro país en un 18% y nosotros solo un 4%». «En el primer trimestre del año pasado nuestro déficit con ustedes representó unos u$s 250 millones y este año ya llega u$s 700 millones».

Los funcionarios brasileños no replicaron estas cifras y reiteraron la oferta de financiar las exportaciones argentinas a través de la banca comercial. Al tiempo que Kicillof agradecía la propuesta le replicaba a su par que «de nada nos sirve que nos financien si no equilibramos primero la balanza comercial»,aclaró

Cabe recordar que Argentina tuvo un déficit con Brasil de u$s 3.100 millones el año pasado y las ventas a Brasil casi no crecieron y sumaron u$s 16.463 millones, mientras que las importaciones se elevaron 9% interanual, alcanzando a 19.616 millones. 

Cuando se avanzó en los aspectos más técnicos la ministra de Industria hizo hincapié en la necesidad de lograr un acuerdo más compensado en el sector automotriz. «Es cierto que el año pasado tuvimos un superávit comercial por la venta de autos terminados de 389 millones de dólares pero no logramos compensar el déficit de u$s 2.767 millones que tuvo el comercio de autopartes».

Argentina insistió en extender por un año más el acuerdo automotor vigente, que vence el 30 de junio, pero con una mayor integración de piezas locales.

Esto fue lo que determino que la próxima reunión, a llevarse a cabo, el martes o miércoles de la semana que viene en Brasil, van a sumar a las dos entidades que nuclean a las empresas de automóviles Asociación de Fabricantes de Automotores (ADEFA) y la Asociación de Fabricantes de Vehículos de Brasil (Anfavea)«.

Esta es la versión argentina de lo conversado ¿se nota, no? Pero lo que se dice es cierto. El problema no es nuevo, además. Hace un poco más de dos años, subí en el blog un posteo muy similar.

Ahora, mi amigo Fernando Del Corro me hizo llegar una nota publicada por Valor, un diario económico brasileño, que también se refiere a la misma situación, desde el enfoque brasileño, claro. Decidí dejarla en portugués, porque es fácil de entender, y nos conviene practicarlo, cómo no.

«Fundo garantirá exportação à Argentina

O governo prepara mudanças no Fundo de Garantia à Exportação (FGE) como parte da delicada engenharia financeira de «salvamento» do comércio entre Brasil e Argentina. Esse fundo deverá servir como uma espécie de «garantidor de última instância» aos bancos comerciais responsáveis por financiar os exportadores brasileiros. A ideia do governo, já levada a Buenos Aires e que deve ser fechada na próxima semana, é destinar cerca de R$ 1 bilhão do FGE à cobertura dos riscos de calote pela Argentina.

A proposta tenta desatar o principal nó que ainda impede um acordo detalhado em torno do financiamento ao comércio bilateral: as garantias financeiras. Dessa forma, caberá ao fundo – que é vinculado ao Ministério da Fazenda – o papel de blindagem dos bancos contra a possibilidade de inadimplência do país vizinho, tirando qualquer risco do Banco Central. Com isso, a expectativa do governo é destravar o financiamento dos bancos e devolver a normalidade ao intercâmbio comercial, que foi duramente atingido pela crise cambial argentina. No primeiro trimestre, as exportações de produtos manufaturados «made in Brazil» ao principal parceiro do Mercosul tiveram recuo de 26%.

As empresas instaladas no Brasil, principalmente montadoras, relataram ao governo que vêm tendo dificuldades muito grandes em fechar operações bancárias – como adiantamentos de contrato de câmbio – porque as taxas subiram demais quando envolvem a Argentina. Para mitigar esse risco e dar tranquilidade às instituições financeiras, as autoridades devem recorrer ao FGE.

Hoje, o fundo atua como um «seguro» às exportações de longo prazo, com financiamento superior a dois anos: basicamente vendas de aeronaves da Embraer e serviços de engenharia (contratos das empreiteiras brasileiras no exterior). Para permitir que esse seguro seja estendido a operações de curto prazo, como é o perfil dos embarques à Argentina, uma resolução da Câmara de Comércio Exterior (Camex) deverá ser aprovada para concretizar formalmente tal mudança.

Toda essa engenharia financeira, apesar de ter sido aparentemente de agrado da Casa Rosada, ainda não foi fechada por causa da resistência do país vizinho em fechar um acordo que só resolva a vida dos exportadores brasileiros. O ministro da Economia, Axel Kicillof, e a ministra da Indústria, Débora Giorgi, deixaram claro o interesse em buscar maior equilíbrio do comércio bilateral e não apenas eliminar obstáculos à importação de produtos do Brasil. Para fechar um acordo, na semana que vem, Kicillof e Giorgi querem um compromisso explícito das montadoras com o uso de mais autopeças fabricadas na Argentina. Justamente por isso, as montadoras foram chamadas a participar de uma nova reunião entre os dois governos, a ser realizada no escritório do BNDES em São Paulo, terça ou quarta-feira.

Um levantamento da Confederação Nacional da Indústria (CNI) aponta que automóveis, autopeças e motores representam 60% da queda nas vendas de manufaturados à Argentina entre janeiro e março. «Temos relatos de empresas da indústria automobilística que não conseguiram exportar um veículo sequer neste ano», diz o diretor de desenvolvimento industrial da CNI, Carlos Abijaodi.

Para o empresário, que elogia o «espírito de colaboração» do Brasil com a Argentina, é fundamental atrelar essa solução nas questões de financiamento a um compromisso de remoção das barreiras protecionistas aos produtores brasileiros na fronteira argentina. O memorando de entendimentos assinado entre os dois países no fim de março, na Costa do Sauípe, fala em garantir «agilidade aos trâmites administrativos e aduaneiros» no comércio bilateral. É uma referência às DJAIs, declarações juramentadas de importação que são liberadas pelas autoridades em Buenos Aires sem regras nem prazos claros, servindo de obstáculo aos fluxos comerciais. Elas são a grande preocupação do governo e da indústria«.

Mi opinión: Argentina y Brasil están sufriendo el mismo problema, uno que estudió aquí Marcelo Diamand y se ha comentado mucho en el blog: sus industrias, en conjunto, no son competitivas en el ámbito internacional. Ambos países han sufrido una «reprimarización» de sus exportaciones (ellos en un grado mayor que nosotros).

Como ninguno de los dos está dispuesto a prescindir de las fuentes de trabajo y de desarrollo que la industria, en particular la automotriz, representa, es inevitable que practiquen diversas formas de proteccionismo (con otro nombre, porque no está de moda en el ámbito internacional). Al mismo tiempo, es evidente que sería absurdo, para ellos y más aún para nosotros, desarrollarla sobre una base exclusivamente nacional. Volveríamos a tener el equivalente de los Falcon, detenidos en una tecnología 20 años obsoleta.

Por eso, este «tango» se seguirá bailando. Ni ellos ni nosotros vamos a cerrar el comercio mutuo – sería un desastre – pero tampoco lo dejaremos libre; llegaremos a acuerdos parciales y temporarios, en «la igualdad de insatisfacción» que decía Talleyrand. Mientras, ambos tenemos la tarea pendiente de modernizar nuestras industrias.

La parte asimétrica del asunto, como queda muy claro de estas noticias, es que Brasil usa sin vacilaciones herramientas financieras para apoyar a sus exportaciones. Me resulta difícil entender porqué nosotros no somos capaces de hacerlo.


No eran pocos, y llegó Randazzo. La carrera K

abril 24, 2014

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Confieso de entrada que el título es marketinero. Florencio Randazzo no «llegó», sino que está desde hace rato en la carrera de las candidaturas presidenciales. Pero su anuncio de hoy «Voy a participar en las primarias para presidente» ubica el tema en el marco que me parece evidente – el de las PASO – y además me sirve para reemplazar «El kirchnerismo de los senderos que se bifurcan«, más literario pero muy gastado.

Ya hace una semana el informado Pablo Ibáñez había publicado en Ámbito una nota donde describía la situación en la «galaxia K». Como de costumbre, tiene buenos datos sobre lo que está pasando en la interna del FpV porque habla con todos los grupos (otros periodistas parece que se limitan a leer sus propias columnas, o de los que piensan igual), pero en este caso pasa por alto algo tan básico como las relaciones de poder en el kirchnerismo. Pero mi opinión la agrego después. Lean:

«Que florezcan mil flores pero que después queden dos o tres nomás»… El planteo refiere a la proliferación de candidatos presidenciales, dato que a priori supone dinámica política – y democrática interna – pero comienza a percibirse como un problema a futuro que sólo podría ordenarse de un modo: si Cristina de Kirchner posa su dedo mágico sobre un postulante.

Esperar el dedazo presidencial, a pesar de que muchos dirigentes entienden que eso finalmente no ocurrirá, se convirtió en el comodín del kirchnerismo para no expresar preferencia sobre los cuatro aspirantes declarados – Daniel Scioli, Sergio Urribarri, Juan Manuel Urtubey y Florencio Randazzo – y los varios en gateras – Jorge Capitanich, Agustín Rossi, Julián Domínguez, Aníbal Fernández, Jorge Taiana.

Acordar con alguno de los precandidatos o aguardar hasta que la Presidente bendiga a un dirigente son los extremos de la táctica de Unidos y Organizados (UyO), la megaagrupación que comanda La Cámpora, y reune a más de 20 clanes ultra K; del MILES, de Luis D’Elía al Movimiento Evita de Emilio Pérsico; el Frente Grande, los sabbattelistas de Nuevo Encuentro o, entre muchos otros, el Frente Transversal de Edgardo Depetri.

De ese puñado de grupos, unos pocos mostraron las cartas y se lanzaron a apoyar a algún candidato. La Corriente Peronista Descamisados, que conduce Marcelo Koenig, avanzó en un gesto de apoyo a Urribarri, mientras que, con menos visibilidad, la Martín Fierro de Jorge «Quito» Aragón se movió en la misma dirección aunque, puertas adentro de UyO, avisaron que si la Presidente señala a otro, acompañarán a quien elija Cristina de Kirchner.

Otros espacios, en particular el Evita, puso en la cancha a sus propios postulantes: el evitismo K empuja a Taiana para la pulseada presidencial y a Fernando «Chino» Navarro para gobernador bonaerense aunque mantiene vías de diálogo con otros postulantes.

La Corriente de la Militancia, que nuclea a varias grupos, expone una oferta propia: Agustín Rossi, el ministro de Defensa, anda de ronda para aparecer en el radar 2015.

«La Cámpora no puede decir que prefiere a un candidato u otro porque son la agrupación de Cristina y si lo hacen significa que Cristina apoya a ése…», explicó un referente de UyO. Sobre esa base, la mayoría de los sectores opta por aguardar una señal o que el tiempo y el viento ordenen las piezas. Con distinto margen de acción, Nuevo Encuentro, el Frente Grande, el Frente Transversal y Kolina, el partido de Alicia Kirchner, engordan ese pelotón. El sabbattelismo interpreta que «no es momento de optar» por alguno de los candidatos sino de «ordenar al kirchenrismo para garantizar el triunfo de 2015». Lo mismo, casi calcado, sostienen en el Frente Transversal, pero agregan un enfoque: «El candidato debe estar en sintonía con lo que expresa el proyecto nacional y no al revés». Kolina, que puso a Carlos Castagnetto para circular por la provincia de Buenos Aires, adhiere a la regla de «hacer lo que pida Cristina» a la vez que por tener base en varias provincias puede explorar acuerdos locales.

No hay, al menos hasta ahora, sectores que apoyen explícitamente a Scioli. Es más: genéricamente, en reserva, todos coinciden en que el bonaerense figura entre sus opciones menos deseadas aunque, a diferencia de otros tiempos, dejan de considerarlo un intruso. «Mientras haya muchos postulantes pero ninguno ser el kirchnerista, es mejor para Scioli», interpretó un referente. Otro exploró los riesgos de la diversidad: «Que haya seis candidatos es muy democrático, pero al final es negativo porque ninguno logra el poder suficiente».

El timing de la Presidente para ordenar el caos también está en discusión. La decisión de esperar entiende que habrá una intervención directa de la Primera Mandataria que se espera para fin de año. El antecedente es la disputa por la candidatura a jefe de Gobierno porteño en 2011 que enfrente a Daniel Filmus, Amado Boudou y Carlos Tomada, a los que Cristina de Kirchner dejó andar hasta que, al final, intervino en beneficio de uno: eligió a Filmus y meses después entronizó a Boudou como su vice. Algunos creen que no habrá dedazo porque sería demasiado riesgoso elegir un candidato que podría quedar fuera de carrera en las PASO. «A lo Perón, va a bendecir a los dos o tres que queden».

Mi opinión: Con «relaciones de poder en el kirchnerismo» me refiero a que el rol de Cristina no es, como el de Perón durante su exilio, el del conductor que equilibra distintos sectores de poder y realidades diferentes en la fuerza que lidera. No sólo ella no es Perón; el kirchnerismo, como identidad política, tiene una estructura mucho más débil que la del peronismo en su conjunto. CFK, como todo dirigente, debe tener muy en cuenta los intereses y prejuicios de sus seguidores, pero las agrupaciones que los reúnen no están en condiciones de condicionar una estrategia, excepto para su propio posicionamiento interno (lo que ya están haciendo).

La estrategia del conjunto K se decide – es inevitable – a partir de la lectura de la realidad que haga la Presidente. Y me resulta obvio que ella ya la decidió y puso en práctica.

No es solamente el hecho que las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias ya se cumplieron en 2011 y en 2013. Que los distritos más importantes tienen leyes similares para decidir las candidaturas locales. Que en la Provincia de Buenos Aires deben hacerse al mismo tiempo las primarias locales que las nacionales. Que todas las fuerzas políticas, mayores y menores – algunas a disgusto – ya la incluyen en su estrategia. Teóricamente, el Congreso podría suspender la aplicación de la ley para el año que viene, aunque el costo político para el oficialismo si lo propusiese sería muy alto, y no es seguro que conseguiría los votos.

El dato clave es que los ministros del Poder Ejecutivo nacional – porque Randazzo no es el único – no pueden encarar el gigantesco esfuerzo que requiere una campaña nacional de Primarias (olvídense de la publicidad: piensen en que hay que poner fiscales propios en cada mesa de todo el país) sin el aval explícito de Presidencia. Scioli, otros gobernadores, podrían hacerlo; un ministro, no.

La campaña presidencia de Daniel Scioli ya está en marcha, en todos los niveles, y a nadie se le ocurre que se detendrá, con o sin dedo de la Presidente (algunos dicen que le sería funcional que el «dedazo» apuntara a otro. Es una hipótesis que asume un deterioro futuro mayor del oficialismo).

En breves semanas – ¿después del Mundial? – estarán en marcha las campañas de todos los aspirantes serios a competir en las primarias del Frente para la Victoria. Las siguientes movidas de CFK, y de todos ellos, estarán determinadas por la realidad que van a empezar a revelar las encuestas, y las redes sociales, sobre las chances de cada uno, y del oficialismo como tal. Adaptando una consigna de la competencia, va a estar bueno el escenario político.