Para la ciudad de Buenos Aires, desde mañana

julio 31, 2011

La elección ya terminó, y los resultados no son buenos. (Artemio López hace su apuesta, de «boca de urna» – 65 a 35 para Macri, y agrega un post breve y bardero «Si no creen en las encuestas ¿qué hacen acá?«) No son buenos para el peronismo, claro, ni para el progresismo afín al gobierno nacional. En mi opinión, tampoco son buenos para todas las opciones políticas, en tanto tales, ya que la victoria de Mauricio Macri ha sido construída en base a una estrategia deliberada de evitar aparecer como una opción política definida. Ni siquiera como la expresión del anti kircnerismo, que – a pesar de las limitaciones de todo anti – por lo menos es una definición política.

Uno cita a Toynbee «Los que no se interesan por la política, tendrán un merecido castigo: Serán gobernados por gente que sí se interesa«. Pero debemos ser sinceros: la falla está quienes querían hacerlo y no lograron interesarla. Como decía hace poco un comentarista en este blog, los políticos deben ir hacia la gente; no la gente a los políticos.

El impacto de estos resultados en las elecciones nacionales del 14 de agosto y del 23 de octubre da para un debate interesante, al que trataré de aportar. Pero ahora quiero acercar una propuesta que no tiene que ver con lo inmediato sino con el futuro de esta ciudad. Que es una parte no insignificante, en población, en economía, en vitalidad de Argentina.

Se me ocurre que éste es el momento adecuado para impulsar aquí – como ya lo hizo la provincia de Buenos Aires – una ley de Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, a semejanza – en líneas generales – de la ley nacional que se aplicará por primera vez el 14 de agosto.

Por supuesto, es imposible que esta ley local se apruebe – no hablemos que se aplique – para esa fecha. En uno, dos años, es un objetivo razonable. También está claro que no debemos copiar servilmente los lineamientos nacionales. Por ejemplo, podemos exigir un mínimo de votos inferior al 1,5 % del padrón, y permitirnos el lujo de tener más pequeños partidos, como muestra de nuestra diversidad y gusto por las novedades.

Muchos detalles serán resultado de la inevitable negociación para que una ley como ésta sea aprobada. Estoy pensando en esta Legislatura, de la que bastantes de sus miembros no permanecen después del 10 de diciembre. Algunos de ellos pueden estar interesados en dejar una memoria más… institucional de su trayectoria. «Ir por el bronce», se lo llama. Ciertamente, ofrece una posibilidad de protagonismo a las opciones políticas locales que han sido pulverizadas esta vez por el enfrentamiento entre Macri y el oficialismo.

Igual, tengo claro que es un proyecto utópico si no hay respaldo popular. Y que hoy sólo puede interesar a políticos y politizados. Precisamente por eso, creo que los que hemos conversado de esta idea y la encontramos válida – amigos que apoyaron al proyecto de las 62 Organizaciones en la Capital, compañeros de agrupaciones que apoyaron a Boudou en la interna virtual de esos meses y, cosa extraña, no se desanimaron en el lapso entre la decisión por Filmus y su elección para candidato a Vice, otros – debemos pensar en un recurso previsto en la Constitución de la ciudad autónoma: un referendum.

Creo que los porteños no se han desinteresado totalmente de la política. Sí de estos políticos. Pero pienso que pueden engancharse con la idea de elegir a los que van a competir.

Ese es el valor que esta ley puede tener para el peronismo porteño. Y para las demás opciones políticas que quieran ser algo más que sellos. «El dedo» se ha mostrado definitivamente como un mecanismo inadecuado para transferir intención de voto. Todos los candidatos elegidos a dedo han fracasado (No vale mentar a Macri; allí el dedo apuntó a sí mismo, no había nada que transferir).

Es cierto que para el peronismo tiene un valor especial. Una interna realmente abierta, que alcance a todo el espacio que hoy ocupa el Frente para la Victoria, permitirá definir el equilibrio, siempre cambiante, entre las muy diversas realidades que hoy lo forman. Es la única definición, muy pragmática, que puede funcionar en el peronismo: ser lo que los peronistas deciden que sea… en el tiempo que lo deciden.


Domingo 31 de julio, en Buenos Aires

julio 31, 2011

He nacido en Buenos Aires
¡qué me importan los desaires
con que me trate la suerte!
Argentino hasta la muerte
he nacido en Buenos Aires.

 Carlos Guido y Spano


Los militantes, el gobierno y la represión

julio 31, 2011

La noche posterior a las muertes en Jujuy subí un post muy breve. Me pareció que no correspondía quedarme callado, pero tampoco tenía para agregar a lo que ya había dicho frente a muertes por represión violenta en Bariloche, en Soldati, en José León Suárez, en Formosa, y quizás en alguna otra oportunidad que ahora no recuerdo.

Fueron otras expresiones de rechazo, y algunas respuestas que provocó mi post, que me impulsan a reflexionar un poco. Porque el rechazo es lo que corresponde, pero también es fácil. Casi automático, en los tradiciones políticas de izquierda y «nacionales y populares».

Con eso no quiero quitarle valor. En particular, me pareció muy digna la actitud de los militantes kirchneristas que salieron. Martín Granovsky llegó a decir “La inacción ante los asesinatos de Formosa permitió los asesinatos de Jujuy. La muerte violenta no puede volver a ser normal … Sin que nadie me pueda tildar de macrista ¿a Fito no le da asco cuando matan gente y gasean bebés en Jujuy?”. El Movimiento Evita y La Cámpora rechazaron la represión en Jujuy y expresaron su solidaridad con los familiares de las víctimas. Milagro Sala, vieja enemiga de la Corriente Clasista Combativa, con la que se enfrentó con violencia en otras oportunidades, se solidarizó con ellos.

Esas tomas de posición tiene más mérito porque muestran que el compromiso por los valores en cuyo nombre se milita puede superar el oportunismo y la inercia. Pero todos las protestas son valiosas: contribuyen en algo a que la muerte no sea normal.

Claro, una cosa es ser militante y otra gobernar. El gobierno nacional, que desde 2003 levantó la consigna de «no criminalizar la protesta social», e hizo una tarea razonablemente eficaz de contenerla y encauzarla, ya no puede ocultarse a sí mismo que es el Estado, y también reprime. Todo Estado, burgués, proletario o pequeño burgués. reprime. Hasta que llegue esa feliz edad en que todos seamos hermanos – hermanos que se llevan bien, por supuesto.

Por eso, escudarse en el hecho cierto que Argentina es un país federal, que los que dan las órdenes son jueces que ha nombrado un gobernador, y quienes reprimen con violencia son, en la mayoría de los casos, policías provinciales, ya no es una respuesta adecuada, politícamente. La presión de las diversas militancias ayudará a eso. Porque además es lo que corresponde. EE.UU. es más federal que nosotros, y la segregación racial en los estados del Sur se valió de eso durante muchas décadas… hasta que la sociedad decidió no tolerarla más.

Por eso dije en ese post que el gobierno nacional debe hacerse responsable tanto de capacitar y supervisar las policías locales como de prevenir los focos de violencia. Un comentarista que firma Hereje (aunque es creyente ortodoxo de algunas escrituras) me dijo «Sí, claro, lo que hace falta es capacitar mejor al aparato represivo…»

Y tengo que contestarle: Exactamente. Los movimientos sociales pueden y deben plantear sus reclamos con las mismas herramientas que se les reconocen a los sindicatos – y a los empresarios rurales, en alguna ocasión. Hay que exigirles menos cuidado por los derechos ajenos que a los otros, por la simple razón que son más débiles y sus necesidades son más apremiantes.

Pero el Estado, por su propia naturaleza, además de proporcionar respuestas, debe poner límites. Y para eso se vale de esos aparatos represivos, los cuerpos policiales. Que son una invención moderna. Hace más de dos siglos, la única herramienta que tenía el poder eran los ejércitos. Y por lo tanto la masacre era la respuesta habitual.

Una policía bien entrenada y con recursos puede manejar las protestas sin muertes. Salvo que los que reclaman sean tantos que superen ampliamente a cualquier número de efectivos que sea razonable desplegar. En este último caso es mejor ceder a la protesta y dejarse de joder.

Sigue siendo – debe serlo – una consigna apropiada la de «No criminalizar la protesta social». Ni tampoco es criminalizable, aunque ocurra, la irresponsabilidad de algunos dirigentes. O el oportunismo siniestro de otros que quieren avanzar su agenda política o convencerse que están haciendo la Revolución provocando enfrentamientos y víctimas. La experiencia argentina muestra, una y otra vez, que la muerte no es una respuesta adecuada.


Big Mac dice que sí/no hay que devaluar… ¿Le creemos?

julio 30, 2011

Aclaración: El Índice Big Mac es una indicación burda pero fácil de apreciar, elaborada por la publicación británica The Economist, para comparar el poder adquisitivo de los países donde se vende la hamburguesa Big Mac de McDonald (casi todos). Toma en cuenta lo que cuesta una hamburguesa Big Mac, que la cadena McDonald prepara fanáticamente igual en todos lados, con los mismos insumos, para estimar los costos en cada país y saber si su moneda está subvaluada o sobrevalorada con respecto al dólar estadounidense. También cabe recordar que “The Economist“ ha sido por algo menos de dos siglos un vocero inteligente y lúcido de la filosofía liberal de los viejos whigs. Como tal, es un firme defensor del capital financiero, y enemigo de toda política proteccionista (todas las posteriores al Acta de Navegación de Cromwell, por supuesto).

Este es un post breve e informativo, de fin de semana. Pero encontré este cuadro en el blog IKN, de Otto Rock, y decidí rastrear el asunto. Porque, a primera vista (cliquear sobre el cuadro para agrandar), parece indicar que Argentina es uno de los países cuya moneda está más sobrevaluada del mundo, sólo detrás de Brasil, y ahora que el gobierno y la UIA vuelven a ser amigos, habría que devaluar rápido o tendremos que subsidiarlos más que a los colectivos.

Pero… uno debe leer el artículo, no solamente mirar las figuras. Pues los círculos con borde azul marcan el índice «crudo», y los de borde rojo el índice ajustado por PBI de cada país. El razonamiento es que un país más pobre «debería» tener precios más bajos, porque los costos laborales «serían» menores.

Entonces, Argentina tiene una sobrevaluación de sólo un 19 %, según el índice crudo, en lugar de 101 % según el ajustado (Y Brasil está sobrevaluado frente al dólar en un 52 %, no un 149 %. Me suena más realista). Aparentemente, lo que el índice ajustado indicaría es que los salarios de Argentina – y, para el caso, Brasil – son mayores de lo que «deberían» ser de acuerdo a su PBI. Fruto de la demagogia desenfrenada de Cristina y Dilma, seguro.

Quizás, los economistas profesionales podrán evaluar mejor estos datos. Mi conclusión es muy simple: Podremos mantener un buen nivel de ingresos para toda la sociedad si, y sólo si, aumentamos la productividad general. Pero eso ya lo sabíamos.


La apuesta de Poliarquía

julio 29, 2011

Poliarquía. la encuestadora que hoy la opinión pública – ese animal fantástico – está dispuesta a considerar como «seria», hace hoy sus pronósticos: Mauricio Macri 63,6 %, Daniel Filmus 36,4. Es lo bastante seria, estoy seguro, para saber que es una apuesta: hay demasiados factores que influyen a último momento en el votante típico, que no es un militante y tiene otras cosas que le importan más que la política. A veces esos factores se compensan entre sí, y el promedio triunfa. Otras, se alinean en una dirección – feedback positiva, le dicen los ingenieros – y los resultados sorprenden.

Personalmente, me gustaría que me sorprendieran. Aunque más no fuera, para no aburrirme. Macri ha hecho pocas cosas en esta ciudad, y promete aún menos – es decir, nada – para los próximos cuatro años. Pero eso lo sabremos el domingo.

Es inevitable reflexionar sobre si Filmus fue el mejor candidato. Me arriesgo a decir que no veo probable que algún otro – del menú de opciones – hubiera asegurado un resultado mejor. Amado Boudou tiene una imagen distinta, menos alejada, uno supone, de lo que los votantes de Macri – la mayoría demostrada – podían aceptar. Y es una figura nueva, una imagen joven, que en política tiene valor.

Tomada es más aceptable para el peronismo tradicional – una minoría en la Capital, pero propia -, y no lleva la carga de previas derrotas. Pero ninguno de ellos garantiza el voto progresista. Otro animal fantástico, diría mi amigo Artemio. Pero aún si se acepta que la experiencia progresista en la Ciudad está concluída – yo me inclino a hacerlo – eso no quiere decir que todos sus votantes, los que le dieron el triunfo, Dios los perdone,  en otros momentos a Chacho Álvarez y a Lilita Carrió, se hayan muerto o mudado al country.

Aclaración: Si me parece probable que la «experiencia progresista», para llamarla de algún modo, el ciclo que simbolizan las gestiones de Aníbal Ibarra, con De la Rúa y con Kirchner, ya no es un proyecto político viable, no es por un razonamiento teórico. Es que ni en esta campaña de Filmus, ni en la de Heller – un candidato aún más representativo de ese espacio – hace dos años, se movilizaron en forma masiva agrupaciones y sectores de la izquierda moderada.

Es cierto que no hubo movilizaciones masivas, de ningún lado. Y que la campaña del FpV fue una de las más pobres y desorganizadas que se tenga memoria en esta ciudad. Quiero rescatar aquí dos ejemplos de la imaginación y la pasión de dos mujeres de la blogosfera: éste, elegante y cool, de La Farolera, peronista y éste, brutal y concreto, de Eva Row, progre (No digo que los estilos están cambiando?).

Porque si la campaña no fue mejor, si no se supo incorporar talento y despertar energía, la falla no fue de los publicistas, sino de los políticos, que no supieron convocarla. Por la pequeñísima parte que me toca, tengo que decir «no supimos». Pero eso es para discutirlo luego.

Por ahora, el asunto queda en manos de los tipos y tipas que van a votar el domingo. Cualquiera que sea el resultado, hay un hecho que me parece evidente: No desprecio a los votantes de Macri – como decían de los condenados a la horca «Allí, pero por la gracia de Dios, voy yo» – y el 13 % que reunió Proyecto Sur es un espacio importante para la política porteña. Pero lo que se construya para el futuro como proyecto político, para darle un nombre ya gastado, «nacional y popular», será a partir de los que voten a Filmus-Tomada.


Las muertes en Jujuy

julio 29, 2011

No tengo cosas para decir que no las haya dicho sobre lo que pasó en Bariloche, en Soldati, en José León Suárez, en Formosa… Por datos puntuales, Mendieta los agrega aquí, y hago míos sus reclamos.

Sólo me parece necesario repetir algo: No basta con la decisión de «no reprimir la protesta social». El gobierno nacional – incluyendo específicamente el Congreso, porque deberán dictarse nuevas leyes – debe hacerse responsable tanto de capacitar y supervisar las policías locales – incluso la Metropolitana, claro – como de prevenir los focos de violencia que el deterioro social provoca.


Seguimos siendo aliados de USA ¿Nos alegramos o no?

julio 28, 2011

(AVISO: Este post no trata sobre las elecciones en Santa Fe. Ni dice nada sobre Alberto Fernández. Como en ese magistral cuento fantástico, puedo decir «Cuando me desperté, el mundo seguía allí«).

Ayer miércoles 27 el prestigioso diario LaNación provocó alarma en algunos corazones sensibles:

«Washington ya no incluye a la Argentina como aliado extra OTAN. Un informe del Departamento de Estado parece reflejar el enfriamiento de la relación con la Argentina … no figura más con su condición especial de «aliado estratégico» fuera de la Alianza del Atlántico Norte (OTAN), vínculo deferencial que ganó hace más de diez años, durante la gestión del ex presidente Carlos Menem. El informe también omite toda referencia a los encuentros anuales que, como consecuencia de ese vínculo especial, se fijaron entre los ministerios de Defensa de ambos países«.

Por suerte, el amigo William Ostick, vocero del Departamento de Estado norteamericano, salió en seguida con una declaración terminante: «Argentina es un aliado importante extra OTAN como siempre y que quede claro que no ha cambiado su status«. Es una coincidencia interesante que en el mismo día aparecieran en el diario Clarín – el otro «ojo del mundo» – dos artículos, un poquito negativos, sobre la Hiperpotencia. Lamentable para aficionados a las conspiraciones, pero es una coincidencia. Eso sí, da un buen pretexto para sacar la cabeza de nuestras internas y echar un vistazo a lo que pasa en el mundo. Vamos a seguir viviendo allí.

El primero que quiero recordarles es del Dr. Kissinger, sin duda el analista más sabio y prudente entre quienes están imputados por crímenes de guerra. Y, tengo que decirles, ahí el Dr. K, normalmente tan prudente en sus artículos como un bloguero con compromiso político, describe la situación con inusual dureza: «EE.UU. inicia una retirada que es inexorable El rol estadounidense en Afganistán se acerca a un cierre que … reproduce el esquema de otras tres guerras (Corea, Vietnam, Irak) sin resultados concluyentes desde la Segunda Guerra Mundial: un amplio consenso (interno) a la hora de intervenir, y una desilusión creciente a medida que la guerra se alarga y va fundiéndose en una búsqueda nacional intensa por una estrategia de salida con el acento puesto más en la salida que en la estrategia.

Continúa Don Henry «Entramos en Afganistán para castigar a los talibanes por dar refugio a al-Qaeda … Después de una victoria rápida, las fuerzas estadounidenses permanecieron para ayudar en la construcción de un Estado post-talibán. Pero la construcción de nación tropezó con la ironía de que el país afgano nace principalmente en oposición a las fuerzas ocupantes«. Luego el artículo se extiende en observaciones constructivas – después de todo, sigue siendo una especie de consultor emérito del establishment yanqui – pero, como estudioso de la Historia y de la realidad que es, sabe que en esa frase definió el problema central de la política de Occidente – ¿o deberíamos decir del Atlántico Norte? – hacia el resto del mundo. En particular, hacia el Islam.

La otra nota, muy breve, es del historiador Garton Ash, de la Universidad de Oxford, nada menos. El título es tremendista La decadencia de EE.UU. y Europa. El comienzo es un poco superficial «Llámenme Oswald Spengler si quieren, pero es difícil evitar la conclusión de que EE.UU. y la Unión Europea compiten hoy por ser los primeros en alcanzar la decadencia. Las dos principales entidades políticas de Occidente parecen incapaces de resolver los problemas de deuda y déficit … Sus políticos parecen borrachos bailando al borde del abismo«.

Describe bien, sin embargo, las diferencias «El peso de la deuda de Estados Unidos aumentó gracias a los recortes fiscales aprobados en tiempos de George W. Bush y los gastos de las guerras en el extranjero, además del incremento del gasto de sanidad y prestaciones sociales y, más tarde, los rescates y el enorme gasto deficitario de tipo keynesiano aprobado por Obama tras la crisis financiera. Los europeos, en general, no hicieron grandes recortes fiscales, ni mucho menos guerras. Con escasas excepciones, como Reino Unido y Francia, su gasto de defensa ha pasado de pequeño a diminuto»

Pero la percepción más lúcida está en una breve frase «En realidad, ésta es una crisis estructural del capitalismo liberal democrático desarrollado en el corazón de Occidente durante los últimos decenios«. Si a liberal y democrático agrega «financiero», firmo abajo.

Ahora, la pregunta fundamental que se debe tener siempre presente en estos temas es «¿Qué hacemos nosotros?» (La versión del profesor Lenin «¿Qué hacer?» era incompleta. Asumía que el proletariado internacional, como tal, iba a hacer algo, y que le harían caso a él. Dos errores).

Ante todo, reitero mi convicción que el antiimperialismo verbal debemos dejárselo a caribeños con mucho petróleo, troskistas con pocos votos, e, inevitable, algunos delirantes nac&pop. La condición de aliado extra OTAN no le sirvió a Menem, al que otro gobierno «aliado», el De la Rúa, lo mandó a la cárcel. No le sirvió a De la Rúa, ni a Argentina, cuando tuvimos nuestra crisis de la deuda.

Pero si nos sirvió para entrar en el G20, y eso nos sirve, un poquito, para defender el precio de nuestras exportaciones. No es despreciable. Más o menos ¿el importe de la Asignación Universal por Hijo?

Pero también es evidente que la relación aceptable que mantenemos, y que debemos seguir manteniendo, con los EE.UU. no está exenta de riesgos y de costos. Por razones de la historia reciente: esa misma condición formal de aliado estratégico, los dos grandes atentados terroristas en Buenos Aires aún no resueltos, …

Por eso me permito sugerir la conveniencia de encarar esta «relación especial», en particular, la colaboración que nos obliga a prestar en la lucha contra el terrorismo, en conjunto con nuestro otro aliado estratègico – èste ùltimo obligado por la geografía y la economía – el Brasil.

Ojo: Tengamos claro que ellos tienen su propia agenda internacional – de la que un puesto permanente en el Consejo de Seguridad es sólo un punto – y nosotros también debemos tener nuestra agenda.

Pero hay motivos estructurales para el enfoque que planteo: A EE.UU., más que el hipotético contrapeso que podríamos representar a la política de Brasilia, les interesa la «zona de paz» que nuestros dos países pueden garantizar en la América del Sur.

Y hay un motivo que le subrayo a aquellos compatriotas que, con cierta razón, están preocupados porque Brasil ha crecido demasiado en relación a nosotros para una alianza equilibrada: Frente a los EE.UU. – y, en un plano algo menor – frente a China, tanto Brasil como Argentina son, objetivamente, jugadores muy pequeños.


Una tapa de Clarín que funcionó

julio 27, 2011

La AFA cambió sus torneos por decisión del Gobierno

Lo admitieron Cherquis Bialo, portavoz de la entidad, y varios dirigentes. A Julio Grondona le pidieron que River jugara en Primera porque necesitan el rating para el programa Fútbol para Todos.

Propuesta del campeonato de Primera división a partir de 2012/2013

¿Ven, los que no creen en la fuerza de los «relatos»? Incluyendo las imágenes, claro, porque aunque esa foto es de cuando se mostraba la camiseta de la Selección, sirve para pegarle a un enemigo habitual y al socio que los abandonó.

Se puede decir que todo lo que sirvió es para evitar que el gobierno cometiera una gran estupidez (otra). Pero no estoy seguro que la frenada disipó el fastidio. Que tiene una ocasión cercana, y hasta sin graves consecuencias, para manifestarse. El 14 de agosto.


¿Qué dijo a los políticos, pero mal, Santa Fe?

julio 27, 2011

Ha sido el tema en la blogosfera politizada en estos días (no hablemos de los diarios). Probablemente lo seguirá siendo: preocupó a los oficialistas, dió aire a los opositores, hizo pensar a los críticos. Yo aporté mis granos de arena (4, con éste), y también lo hicieron mis comentaristas. Ahora – y sin dar por terminada ninguna discusión – quiero rescatar dos de esos comentarios que, entiendo, apuntan a mensajes para la dirigencia política más allá de esa provincia y aún de la campaña electoral de este año.

Hace falta que escuchen. Porque, si vamos a los resultados en legisladores e intendencias, el peronismo hizo una muy buena elección territorial. Y también el socialismo y la U.C.R. «aguantaron los trapos». Miguel Del Sel fué, en la elección de gobernador, el garrote que usaron los santafesinos para golpear a Rossi, al gobierno nacional, al candidato de Binner… a los políticos. Ojo, que para la próxima vez al Midachi le irá bien o mal, pero ya será un político. Y le caben esos mensajes.

Uno lo plantea aquí mi amigo y argentino expatriado Eddie «En el debate entre los tres candidatos a gobernador, mientras el socialista y el peronista hablaban de los “serios problemas que enfrenta Santa Fe”, Del Sel decía algo así como “yo entro a un pueblo, veo las calles descuidadas, deterioradas, el edificio de la comisaría que se cae en pedazos y digo: no, esto no puede ser, esto lo voy a arreglar”. A la luz de los resultados me atrevo a preguntar: ¿Se están olvidando los políticos de como comunicarse con la gente?«.

Casiopea dijo «La respuesta corta es Sí”. Manolo Barge desarrolla el asunto, barroco como siempre, aquí. Mejor que lo lean.

El otro mensaje lo marca, con crudeza, en esa misma columna, el habitual visitante Horca: «Me preocupa la interna peronista. Se suponía que la dirigencia santafesina había cumplido con las exigencias históricas: 1°, la voluntad de no perder el espacio del PJ; 2°, tragarse diferencias inmensas (Reutemann, Perotti, Rossi, Bielsa); 3°, ir a una interna donde se diriman las diferencias, de acuerdo a la tradición provincial. Todo eso se cumplió, pero es evidente que un porcentaje monstruoso de votantes de la interna peronista eligieron cualquier otra cosa cuando se enfrentaron a la… “obligación” de acompañar al candidato elevado por los comicios internos. El problema es simple: acá no hubo dedismo, autoritarismo cristinista, acá hubo interna. Y los electores no colaboraron para nada con la unidad del PJ provincial. Ahora bien, los peronistas nos estamos encontrando frente a un fenómeno bastante repugnante: nos estamos cagando en nuestras propias internas«.

Cierto. Pero, amigo Horca, no caigamos en la de Fito Páez y Horacio González, o, para el caso, la de la Dra. Carrió o Pino Solanas, cuando hablan de votos de distintas categorías. No es el trabajo de los votantes colaborar con los políticos. Al revés: los políticos, como conjunto, cobran bien por interpretar a los votantes.

Así que esos santafesinos que pusieron las boletas de legisladores e intendentes peronistas pero no la de gobernador – unos doscientos mil – están diciendo que la disciplina partidaria, o lo que antes decían «el escudito y la marcha», ya no funciona. Mal, muy mal, seguro, para la «gobernanza», como le dicen ahora, o gobernabilidad. Y?

Creo que es un mensaje útil especialmente para el PJ más poderoso que queda en Argentina, el peronismo bonaerense. Pero le cabe a todas las fuerzas: no basta con criticar a los políticos que inventa la TV; habrá que relegitimar al partido político ¿No les parece?


Del Sel y De Narváez ¿un solo corazón?

julio 26, 2011

En Página 12 – que ha conservado del pensamiento de izquierda la pasión por analizar derrotas – se pueden leer hoy buenas notas sobre la elección que hizo Miguel Del Sel en Santa Fe el domingo pasado. En particular, estoy pensando en este artículo, donde tres notorios sociólogos aportan sus ideas:

Ricardo Rouvier dice “es un fenómeno que me remite a los ’90: candidatos externos a la política y los partidos, outsiders, que ya tienen ganada la popularidad como artistas o deportistas. Tienen ideologías débiles o directamente ortodoxas, un mensaje antipolítico y eso los pone en forma objetiva en la nueva derecha … Ojo que no se trata de un fenómeno sólo argentino. En Brasil ocurrió con Fernando Collor de Mello, que era un empresario de los medios, pero hay decenas de ejemplos internacionales«.

Efectivamente, uno puede pensar que la aparición de Del Sel se parece a la de Reutemann, Scioli o Palito Ortega en los ’90 – discute Luis Alberto Quevedo–. Pero no es del todo así. Aquellos se integraron a los partidos, a la política, dialogaban con los otros dirigentes políticos. Del Sel, en cambio, viene del espectáculo y se queda en el espectáculo, hace chistes acerca de cómo ‘un vago como yo puede gobernar una provincia’. Tiene más que ver con Macri, que en Capital hizo una campaña sin programa, sin propuestas, sin actos, sin discursos, sólo hablando de la vecindad. Deslegitiman la política, las ideologías y hasta dicen que no quieren ser políticos. Ahora bien, en 2001-2002, cuando el país vivió la crisis, los ciudadanos pensaron que sólo dirigentes políticos, con experiencia, podían salvar la situación. Eduardo Duhalde fue un ejemplo de aquella búsqueda. Ahora llevamos diez años de un clima muy diferente, de crecimiento, de mejora. Y entonces hay un sector de la población, desinteresado de la política, que dice que quiere alguien que no moleste mucho y hasta se da el lujo de que sea alguien pintoresco, como Del Sel«.

Artemio López apunta más a los resultados electorales. “Del Sel gana en el interior provincial, centro de la disputa con el campo y sede del reutemismo histórico. Pero eso podía estar en los papeles. Lo que produjo el impacto fuerte fue la gran votación de Del Sel en los sectores populares, en especial en el Gran Rosario. Los socialistas ganan la elección por Rosario, pero por el centro de la ciudad. Entre los sectores de menores ingresos, Del Sel les disputa palmo a palmo. Respecto del Frente para la Victoria, que se llamó Frente Santa Fe para Todos en esa provincia, da la impresión de que la candidatura de Agustín Rossi impactaba mejor en el progresismo de clase media que en las franjas populares más peronistas. Creo que Del Sel tuvo un idioma muy popular, una cultura muy próxima a esos sectores. Pero hay que mirar los datos: en Rafaela, el candidato del FpV sacó el 66 por ciento y Rossi el 22; en Venado Tuerto la diferencia fue de 20 puntos y en Santa Fe Capital 17. No todo se explica por la 125. En sectores urbanos y populares también hay que buscar la explicación«.

Francamente, me parece más útil bucear en lo que plantea Artemio. Las otras dos opiniones, inteligentes y articuladas como son, también conservan una vieja pátina del pensamiento de izquierda «Nuestras banderas son tan nobles y generosas que, claro, esos burgueses insensibles nunca van a votarlas«. Pero… quiero agregar algo más.

Esto – la «sorpresa» en Santa Fe – ya pasó antes, en una versión menos exagerada, digamos. Seis meses antes de las elecciones legislativas nacionales de junio de 2009, Francisco De Narváez era conocido como político solamente por aquellos que estamos en ella, o al menos seguimos la información política en los medios. En esas elecciones, su lista reúne 2.600.000 votos y derrota en la Provincia de Buenos Aires a la encabezada por Néstor Kirchner y Daniel Scioli. También las características de esa victoria tienen algunas similitudes.

Así como «Unión Pro Federal», la agrupación de Del Sel no gana ningún municipio, y tendrá muy poca presencia en los órganos legislativos de Santa Fe, puede decirse algo parecido, en forma menos terminante, de «Unión Pro», la agrupación de De Narváez: su peso en Buenos Aires no es el que corresponde a un «partido victorioso». Y las encuestas, esos oráculos modernos, no le asignan hoy ni remotamente la intención de voto que mostró hace dos años.

Creo que la conclusión es inescapable (También, tengo que reconocerlo, un poco obvia. Pero es fácil olvidar las obviedades cuando se hacen análisis políticos): hay un voto anti kirchnerista significativo, que elige los instrumentos para expresarse en cada oportunidad. Este voto «anti K» había entrado en una «espiral de silencio» – justamente un concepto de moda entre algunos sociólogos – después de la muerte de Néstor Kirchner. Pero no dejó de existir. O es revitalizado por una excesiva presencia en los medios del gobierno nacional.

Después de todo, aún Artemio López, adalid cristinista si los hay, marca en la nota de P12 que menciono «Me parece que las críticas de la Presidenta a Hermes Binner tampoco ayudaron. Fue muy agresivo«.

Conclusiones: Nada definitivo, como pasa en la realidad. El voto anti kircnerista se ubica, en general, en el espacio de «centro derecha». Pero no sirve – no sirvió – para construir un proyecto político sólido. Las experiencias de estos dos años terminaron de demostrarlo, y los políticos inteligentes procuran no quedar encasillados ahí (La Dra. Carrió o, desde lo gremial empresario, Biolcatti son ejemplos por la negativa: su espacio en las encuestas se encoge a medida que abren la boca).

Es un fenómeno cultural, que no debe confundirse con los intereses económicos que entran en conflicto con las políticas del gobierno nacional. En realidad, solamente en los pequeños y medianos empresarios rurales ambas cosas se mezclan, y la Presidente está buscando desde hace casi dos años formas de aminorar el conflicto de intereses, en algún grado inevitable. Pero eso es otra historia. Como todo fenómeno cultural, puede ser agravado o aliviado por una política comunicacional. Está claro que esto no hay que explicarselo a Daniel Scioli, que, para ser un «outsider», muestra mejores reflejos políticos que la mayoría del oficialismo ¿Cabe que yo agregue que la campaña «Cristina ya ganó» es contraproducente?