Acerca del precio de la carne

mayo 20, 2021

Mis lectores consecuentes, si alguno, habrán notado que no subo al blog muchas frases de Perón. Es que alguien que escribió cartas, proclamas, artículos y libros durante toda su larga vida adulta, que durante los 18 años de su exilio su única y poderosa arma fueron cartas y cintas con su voz… Bueno, ese alguien dejó muchas, muchas frases. Siempre hay alguna con un poquito de esfuerzo se pueden adaptar a lo que otro quiere decir. Digamos que siento un respeto intelectual por un cuerpo de pensamiento coherente. Se lo toma en conjunto o se lo deja.

Pero… A veces hay algo muy preciso y oportuno para una circunstancia determinada. Y uno se tienta con párrafos de una inteligencia práctica y filosa.

Les acerco esto -que ya anda por las redes sociales, cómo no- pero está en la página 81 del Manual de Conducción Política:

Los otros días vino alguien a decirme: “Vea la carne está muy cara”.

Le pregunté: “¿Qué le parece a usted?”.

Y me contestó: “Hay que bajar el precio, ponerle un tope, porque sino la gente no podrá comer más carne”.

Le dije: “¿Qué le parece si subimos los salarios en lugar de bajar la carne?”.

Agregó: “Y…la inflación”.

Entonces le manifesté: “¿No cree usted que hoy nos defendemos con la carne? ¿No se da cuenta que si bajo el precio de la carne aquí, los ingleses nos lo bajan allá? Es decir, hay gente que todavía no sabe que la economía interna es una y la internacional otra, y que la ganancia la tenemos que sacar de la economía internacional para vivir bien. No vamos a cobrar menos a los de afuera por el estúpido prurito de decir que bajamos los precios. Hay que bajarlos, pero inteligentemente, para que no se conviertan en un factor de pobreza en lugar de lo nosotros deseamos, que es una economía de abundancia”.


Portada de un Manual de Comunicación Política

mayo 15, 2021

Daniel Paz la dibujó brillantemente. Y expone la idea central, además. Pero como todo buen manual, debe referirse a casos concretos. Por algún motivo, no puedo evitar centrar mi modesto aporte en el caso argentino.

La última encuesta verdaderamente exhaustiva, la que se hizo el 27/10/2019, indicó que un 48% de los votantes se inclinaban para Este Lado, y un 41%, para el Otro Lado. Esos porcentajes inevitablemente cambiarán en la próxima elección, pero sirven para dejar muy claro que en nuestro país hay al menos 2 públicos -más exactamente, 2 conjuntos de públicos- bien diferenciados entre sí. Esta afirmación está confirmada por el hecho que durante los últimos 75 años, los votos en las elecciones nacionales han tendido a evolucionar hacia esos dos grandes atractores.

Para un político, o política, una de cuyas tareas fundamentales es la comunicación, la existencia de esos dos conjuntos de públicos se la hace difícil (y gobernar… De eso no diré nada ahora). Puede ser posible comunicar para todos -y a veces es necesario- cuando el político está en el poder, pero sólo en circunstancias especiales, y un error común es no darse cuenta de cuando esas circunstancias han pasado. (Otro es no darse cuenta cuando lo hacen necesario).

Aquí voy a concentrarme en el desafío habitual: comunicar para el Lado de Uno, para los no comprometidos emocionalmente con ninguno, y para los que vacilan en el Lado de Enfrente. Hoy, y al menos durante los últimos 13 años, se percibe una asimetría clara.

El Otro Lado cuenta con dos medios masivos de gran llegada para dirigirse al sector central de su público: el principal, el Grupo Clarín y sus repetidoras gráficas y, las más influyentes, televisivas; un claro segundo, pero que mantiene un sector propio de público dentro del gran conjunto hoy opositor es La Nación y sus repetidoras gráficas y televisivas. Por supuesto, hay otros medios masivos ubicables en el Otro Lado; el de más llegada es Infobae. Pero no tienen un mensaje claramente distinto del que emite Clarín y por eso no aportan un público distinto, en términos políticos.

(La militancia digital de Este Lado, entre quienes tengo muchos amigos, parece incapaz de asumir que son medios opositores, y se indigna cuando publican fake news o manipulan cualquier noticia verdadera para darle un sesgo contra la gestión del gobierno actual ¿Pretenderán que hagan la campaña también del oficialismo?. Por supuesto, hay mucho lumpen periodismo indignante, pero eso hace al nivel, no al contenido).

Este Lado -y eso apunta a un problema estructural, que por cierto no es responsabilidad de la militancia- no ha sido capaz de construir y sostener, aún cuando cuenta con los recursos del Estado, medios masivos para llegar a sus públicos. En los doce años y medio de su gestión anterior y en la oposición, dio algunos pasos en esa dirección, unos talentosos, otros patéticos y todavía otros, ambas cosas. Pero ninguno alcanzó ni alcanza una «llegada» importante. En la gestión actual, NADA.

Ambos Lados comparten una falencia grave (y significativa de la /in/cultura política argentina): les cuesta comunicar hacia fuera de sus públicos, de los no comprometidos ideológica o emocionalmente con su mensaje. El sesgo tan evidente de Clarín, LNación y los «indignadores» televisivos les asegura públicos numerosos y adictos, pero «inmuniza», hasta cierto punto, a los que no lo son.

En Este Lado, debo decir, la falencia es más grave (además de sugestiva). Veo a tres medios, ninguno verdaderamente masivo pero con un público propio importante, El Destape, Página 12, El Cohete a la Luna, que se dirigen a distintos segmentos del «público» kirchnerista. El sector más dinámico y ciertamente más vocal de los que se inclinan o simpatizan con E. L. Pero, para el resto del peronismo, para el numeroso grupo «Cualquier cosa menos Macri», y para los también muy numerosos indecisos… No voy a decir NADA: hay algunos ensayos interesantes (que son mirados con desconfianza por los comisarios de la pureza ideológica), existe el «maverick» Crónica,… Lo que no hay es una estrategia comunicacional para el conjunto que puede llamarse «propio», ni tampoco, por supuesto, para los no comprometidos, los indiferentes u hostiles ante la política. Que son muchos y crecen, también entre los jóvenes.

¿De las redes sociales, y los fenómenos comunicacionales recientes, de lo que se supone debería conocer más como profesional, no voy a hablar? No. Queda para otro posteo. Estoy cansado, tengo trabajo atrasado, tengo que atender al portal AgendAR, tengo pendientes desde hace tiempo una respuesta a Ezequiel Gaut, una polémica con Teodoro Boot… Alberto, necesito un confinamiento más estricto.


Un toque retro para el Día de los Trabajadores

mayo 1, 2021

Hace tiempo que no volvía a subir al blog esta magnífica versión del Canto al Trabajo, por el gran Hugo del Carril. Hoy me la envió una amiga, y decidí que era apropiada.

A pesar que tengo claro que en estos tiempos woke, cuando cancelan a Woody Allen y a Román Polanski por sus incorrecciones, don Oscar Ivanissevich, su autor, es muy conflictivo (en su entrada en Wikipedia, un alma cuidadosa le dio lugar a su trayectoria de cirujano, y hasta de futbolista, y sólo un par de líneas a sus cargos políticos. Quien escribió esa entrada tiene empleo seguro en Hollywood).

El punto es que la letra de este canto expresa muy bien los valores y sentimientos profundos de la experiencia peronista fundacional. Y también, que choca de frente con una sensibilidad actual. Que no es ni menos ni más respetable que la de 1907, cuando se esculpió el monumento de arriba, o la de 1895, cuando nació Ivanissevich. En cuanto a su larga trayectoria en el peronismo, se la dejamos a la Historia, que tiene tantas causas archivadas…

Tomemos de este canto el trabajo, los deberes de argentinos, los derechos y el amor. Y convengamos que el tiempo es una ilusión, como lo saben los filósofos indios y la Corte Suprema.


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