También pensé en titular el post «Leyenda de la Vaca Muerta», pero el asunto da para mucho más que las expectativas e ilusiones que se han creado en torno a las posibilidades de la Cuenca Neuquina (que abarca una buena parte de la Patagonia).
Tengo que decir que fue gracias a Pablo Lerner, joven y esforzado militante K, que emprendió el trabajo de traducir las partes relevantes (casi todas) del informe sobre la realidad y el futuro del «shale», el petróleo y gas de los esquistos bituminosos, que elaboró Sylvia Pfeifer y el Financial Times publicó hace una semana. Para mí ha sido una semana absorbente, y sábado y domingo sólo tuve tiempo para posts breves. Así que sin el esfuerzo de Pablo, no habría podido volcarles esto en castellano.
Y vale la pena. En el blog ya habíamos hablado de «fracking» desde hace meses. Pero esta investigación del Financial Times – al que, aunque no nos quiera mucho, tenemos que reconocerle su nivel profesional – brinda un resumen desde muchos puntos de vista de un desarrollo que promete cambiar la realidad global. Que ya la está cambiando, en realidad, al modificar la ecuación energética de EE.UU.
El trabajo empieza con un vistazo a la ciudad de Neuquén, en Argentina. Y concluye con una alusión a la renacionalización de YPF y las distintas actitudes de las empresas petroleras frente al hecho. Natural, por las expectativas despertadas en la industria, en el ámbito global, sobre las posibilidades argentinas en materia de «shale». Pero la nota abarca mucho más que eso, las naciones que reevalúan su futuro a partir de las nuevas posibilidades y las condiciones que se requieren para este desarrollo.
El gobierno argentino deberá tomar rápidamente, y con sabiduría, decisiones sobre el asunto. Los ciudadanos… mejor que estemos informados. Al no ser un experto en petróleo, no voy a agregar nada a este trabajo. Sólo, al final, una noticia, acercada al blog por el comentarista CV, que confirma algunas de las aserciones del artículo.
– o –
Puerta de entrada a las ventosas planicies de la Patagonia argentina, la ciudad de Neuquén conoce el poder del dinero del petróleo. La riqueza hidrocarburifera le ha ayudado a volverse la más grande de la región que ha estado produciendo petróleo y gas por casi un siglo, con un centro con mucho movimiento lleno de modernas torres y nuevas camionetas 4 x 4.
Ahora Neuquén está en vísperas de una nueva fiebre del petróleo. Los exploradores están buscando petróleo y gas atrapado en “shale rock” (rocas porosas) miles de pies por debajo de las llanuras aledañas. Se cree que las reservas argentinas son las terceras más importantes del mundo, después de las de Estados Unidos y China.
Así como los científicos nucleares esperaban que la energía nuclear fuera la respuesta a las necesidades energéticas del mundo en los años alrededor de 1950, ahora los productores de petróleo y gas creen que este nuevo recurso podría aportar gran cantidad de energía a bajo costo. “Shale” podría además brindar independencia energética para muchas naciones, liberándolas de su dependencia de las importaciones.
Más de 50 años atrás expertos en energía empezaron a hablar del “pico de producción de petróleo” – la idea que el mundo estaba pasando el punto máximo de producción y que los suministros podrían declinar. Hoy el “shale” cuestiona esta presunción. En los Estados Unidos nuevas técnicas de extracción han transformado la producción de gas, permitiendo acceder a reservas que algunas estimaciones fijan para 100 años. Las rocas porosas ricas en líquido – las que también contienen petróleo – han permitido a los EE.UU. reducir su dependencia en importaciones de crudo.
El “shale” también tiene el potencial de transformar su economía interna. En el discurso del “State of the Union” de este año, Barack Obama anunció que los expertos predicen que se crearían 600,000 empleos. Con perspectivas aún mayores, cuando las industrias que necesitan energía a bajo precio volverían a radicarse en Norteamérica.
Las rocas porosas llamadas “shales” son las más abundantes entre las sedimentarias en la Tierra, y son también la fuente de los hidrocarburos que migran a las llamadas reservas convencionales… Además de Argentina, significantes reservas han sido identificadas en Australia, Sudáfrica, el norte de África y el este de Europa, como así también en el Reino Unido y Francia. Después de evaluar el potencial en 32 países, la Energy Information Administration, una agencia del gobierno de los EE.UU., ha estimado que el “shale” podría incrementar los recursos de gas técnicamente recuperable del mundo en más de un 40%.
El “shale” está transformando la geopolítica e influyendo las decisiones de inversión de las compañías. Empresas petroleras nacionales y grupos internacionales han gastado decenas de miles de millones de dólares para adquirir recursos de “shale gas” en América del Norte.
En el este de Europa, la posibilidad de ganar independencia energética ha impulsado a Polonia y Ucrania a investigar sus recursos. Washington está mirando de cerca estos procesos. “La seguridad energética en Europa es importante para Estados Unidos así como la seguridad energética de los Estados Unidos sería importante para Europa. Tenemos los lazos más fuertes del mundo en cuanto a relaciones de intercambio e inversión”, afirma Richard Morningstar, el enviado especial para asuntos energéticos en Eurasia de Hillary Clinton, la secretaria de estado de los EE.UU.
En el largo plazo, el predominio de Rusia sobre el mercado de gas de Europa está siendo cuestionado si países como Polonia desarrollan recursos de “shale” que puedan ser comercializados. Este mes Vladimir Putin, el Presidente de Rusia, en un discurso para el parlamento llamó a los productores de energía locales a “enfrentar el desafío” planteado por el “shale”, afirmando que podría restructurar “seriamente” los suministros y la demanda global de hidrocarburos.
La gran incógnita es China, el mayor consumidor de energía del mundo. Sus vastos territorios podrían poseer reservas ricas en “shale” – el gobierno dijo que una extenuante evaluación descubrió recursos potencialmente recuperables de 25 trillones de metros cúbicos, lo suficiente para abastecer al consumo corriente del país por cerca de 200 años. Si China terminara su dependencia tradicional del carbón y cambiase a gas, que es menos contaminante, podría tener efectos significativos sobre las emisiones de carbono y sobre el pronóstico del calentamiento global.
Así como el poder nuclear tiene sus desventajas, también hay incertidumbres sobre el “shale”. La principal es el posible impacto ambiental. La industria está perseguida por acusaciones que afirman que la técnica usada para extraer gas de las rocas – fracturas hidráulicas, o “fracking” – contaminará las aguas subterráneas, saqueará las reservas de agua y desencadenará terremotos. También se hacen preguntas sobre la emisión de metano.
Hasta ahora hay poca evidencia sobre si el fracking puede causar este daño – pero más que suficiente para sugerir que pozos mal construidos son una amenaza y que existe la necesidad de seguir investigando los impactos de este método de forma más precisa. Como un informe del M. I. T. afirmó el año pasado: “Con más de 20,000 pozos perforados en los últimos 10 años, el registro ambiental de shale gas ha sido bueno en la gran mayoría de los casos. Pero es importante reconocer el riesgo inherente y el daño que puede ser causado por solo una operación.”… En medio de todo esto, la ansiedad del público está creciendo. Francia y Bulgaria prohibieron el “fracking”.
El boom del gas en Estados Unidos es atribuible en gran parte a George Mitchell, un empresario independiente hijo de un inmigrante griego que persistió en su empeño a pesar del escepticismo generalizado… Pero esto fue en parte porque los Estados Unidos se han beneficiado de una felíz combinación de circunstancias. Primero, el material – roca que contenía gas y petróleo. Pero también de una desarrollada industria de servicios con bajos costos para perforar los pozos y proveer el necesario equipamiento. Adicionalmente, una red de tuberías permitió la conexión con los nuevos campos, mientras que una laxa regulación permite ofrecerles a los propietarios una compensación lucrativa por el uso de sus parcelas.
Uno de los grandes desafíos que el negocio del “shale” enfrenta es la escasez de información confiable. Mientras los Estados Unidos han recolectado datos durante décadas de exploraciones de fuentes convencionales de hidrocarburos, el conocimiento es bajo en otros lugares. El camino de exploración a producción va a ser largo.
El costo también es un problema. Las estimaciones de la industria sugieren que la perforación de un pozo de “shale” gas en Polonia, por ejemplo, es tres veces más cara que en Estados Unidos, debido a la inexistencia de una industria de servicios competitiva. De todos modos, Menno Koch de Lambert Energy, una consultora con base en Londres, es uno de los que piensa que el “shale” devendrá competitivo en relación a las importaciones de gas. Su mejor estimación en cuanto a la producción europea de “shale” en el año 2020 es 25 billones de m3. – más del 5 por ciento de la demanda de gas de la Unión Europea hoy en día.
El panorama político es diferente en China, donde Beijing ha presupuestado los recursos no convencionales de gas como la base de su política energética futura. Plantea un objetivo de 6.5 trillones de m3. de producción anual para el 2015, equivalente a 2-3 por ciento de la producción proyectada para ese año. “Los recursos no convencionales de petróleo y gas son los recursos hidrocarburiferos claves para el desarrollo de China”, afirmó Fu Chengyu, jefe ejecutivo de Sinopec, el grupo petrolero más importante de esa nación.
La política china puede ser la adecuada, pero hay dificultades físicas. Varios proyectos exploratorios están ubicados en la región de Sichuan, con alto riesgo de terremotos. El país también carece de una infraestructura extensa de tuberías, imprescindible para que el gas pueda ser comerciable. Otra preocupación es la disponibilidad de agua, pues China está sufriendo la escasez de este recurso.
Un recordatorio que la industria energética es estratégicamente sensible, y tiene riesgos políticos llegó hace pocos días, con la renacionalización de YPF, su empresa petrolera más importante, por parte de Argentina. El hecho sacudió a los directorios de las compañías alrededor del mundo. Dada la naturaleza y la escala de los recursos, las expectativas que Argentina sería el próximo país en experimentar la revolución del “shale” eran altas.
Pero hay signos que al menos parte de la industria sigue inmutable. “El desarrollo de los recursos de “shale” ha atraído grandes inversiones de capital en los últimos 12 a 18 meses”, dice Michael Bose, el manager en Argentina de Apache, una empresa norteamericana que planea un agresivo programa de perforaciones dirigidos al “shale oil”. “Mientras el gobierno imponga una política energética que sostenga una justa retribución económica, estos proyectos van a ser desarrollados.”
De cualquier modo, aunque los desarrollos dentro de Estados Unidos hayan demostrado el potencial del “shale”, todavía hay incertidumbre sobre que tan rápido esta exitosa historia se difundirá alrededor del mundo. La mayoría de los analistas no esperan que la producción pueda ser comercializable antes de mediados del 2015. Llevará más tiempo para que el “shale” devenga un contribuyente significante para las necesidades energéticas.
Los partidarios del “shale” todavía deben demostrar de forma concluyente que los beneficios son superiores al costo medioambiental, y si puede enfrentar a los activistas del cambio climático que se oponen a un mayor uso de hidrocarburos. Sin embargo, la tentadora promesa de independencia energética, creación de empleos y energía más barata motivará a muchos gobiernos a desarrollar la industria del “shale”.
– o –
Les acerco, entonces, al final, esta noticia de anteayer que CV encontró en China Daily:
«Sinopec completa la adquisición de intereses en shale gas en Estados Unidos. BEIJING, 28 abr (Xinhua) – China Petrochemical Corporation (Sinopec), el segundo mayor productor de petróleo del país, dijo el sábado que ha completado la adquisición de un tercio del interés de Devon Energy Corp en cinco campos de shale gas en Estados Unidos.
El costo ha sido de casi 2440 millones de dólares estadounidenses. Los cinco bloques de gas de esquisto de propiedad de Devon son Niobrara, Mississippi, Ohio Utica Shale, la Cuenca de Michigan y Tuscaloosa Marine Shale, dijo Sinopec en un comunicado en su página web. La adquisición es el primer intento de Sinopec para entrar en la exploración de petróleo y gas y de desarrollo de negocios en los EE.UU.
La medida permitirá a Sinopec capitalizar en la experiencia de Devon en la producción de petróleo y gas de esquisto y otras fuentes no convencionales, como parte de la campaña de China para desarrollar energía limpia.»