La dolarización fue el «mito necesario» de Milei ¿Cuál puede ser el de Massa?

septiembre 29, 2023

Sobre el «irresistible ascenso» de Javier Milei se ha escrito mucho. También por este bloguero, eh. Si ponen su apellido en el Buscador, a la derecha, quedarán abrumados por la cantidad de posts que lo mencionan. Algunos, de antes del 13 de agosto.

Pero el tema de este post es sólo un factor del fenómeno. Uno puramente local, y, creo, decisivo para que una cuarta parte de los empadronados para votar y un 30% de los votos válidos se inclinaran por el peluquín.

(No es que no haya «componentes importados» en ese ascenso. En otro momento volveré a escribir sobre una tendencia que se manifiesta en el mundo, o al menos en Occidente -la cultura, no el bloque de poder).

Ese factor local decisivo es la inflación «desbordada» que soportamos. Llamarla hiperinflación o no, es una cuestión de criterios (hoy, en la mayoría de los países, se llama así cuando supera el 100% anual). En nuestra realidad social y económica, el desborde ocurre cuando se escucha decir, en sectores con niveles de ingresos muy distintos, «Ya no se puede saber si algo es caro o barato».

En la economía, significa que los precios en moneda local ya no sirven para evaluar costos ni inversiones. En la sociedad, desordena las vidas y las expectativas de la gente común.

Resulta más tolerable, por cierto, para los que tienen ingresos en monedas «fuertes» -dólares, euros,… También se aguanta mejor si son ingresos mensuales en pesos pero en montos altos (en este septiembre que termina, ¿el piso sería 1 millón y medio?) y un sólido corsé ideológico. Pero el «clima», la sensación de «ya no se puede seguir así«, se extiende por la sociedad, sin que tenga, al comienzo, un contenido político concreto.

Milei, un economista con habilidades de «influencer», encontró la dolarización. Una idea que no tiene nada que ver con las de Murray Rothbard, un autor olvidado que le dio su discurso ideológico, ni con las de la escuela austríaca de economía, de la que aprendió las ecuaciones que repite.

La dolarización era una propuesta que había sido lanzada entre nosotros hace más de 30 años por economistas serios en un momento de desesperación, ante las hiperinflaciones que se sucedieron entre 1989 y 1991.

Una propuesta que sería imposible de ejecutar, salvo, justamente, después de una hiperinflación terminal. Pero -como ya dije en este blog- esa fantasía es un punto fuerte de Milei, especialmente en los sectores más humildes.

Claro que una mayoría muy amplia de argentinos y argentinas prefiere que sus billetes tengan las caras de San Martín o Belgrano, en lugar de algún prócer gringo poco conocido. Pero más quieren que sus billetes no se evaporen en sus bolsillos. La candidata de Juntos por el Cambio se ha dado cuenta de esto, y trata de agitar también esa fantasía con un planteo algo distinto, «la libre competencia de monedas». Bueno, tampoco La Libertad Avanza es muy precisa en los mecanismos de lo que promete.

Sucede que esa competencia de monedas -la coexistencia del peso y el dólar- ya existe en Argentina. El peso lo usamos para pagar sueldos y los gastos de todos los días. Ahorramos en dólares -salvo los bancos y las grandes empresas que pueden tener un gerente de finanzas para cambiar día sus colocaciones- y también se compran y venden los inmuebles en esa moneda. Desde hace bastantes años, además. La causa es, justamente, esa inflación crónica.

Los que hablan de la libre competencia de monedas -en LLA o en JxC- piensan que el dólar terminaría reemplazando al peso. Y sí. El dólar y los patacones, los lecor,… que emitirán los estados provinciales. Y los bonos que emitirá el Estado nacional. Porque la dolarización no resuelve, como nos recuerdan maternalmente desde el FMI, el problema de cualquier estado cuyos gastos son mayores que sus ingresos.

Pero en este post escribio sobre la campaña ¿Qué puede hacer Sergio Massa, que, además de candidato, es el presidente en ejercicio?

Bueno, en primer término, lo que está haciendo. Lanzar medidas que auxilian en algo a (casi) todos los sectores perjudicados por la inflación y los otros problemas estructurales de nuestra economía: los trabajadores en blanco, los informales, los jubilados, los productores regionales, las empresas que necesitan importar para producir,… «El señor de los alivios», lo llama el ingenioso Marcelo Falak.

Por supuesto, Massa sabe -a esta altura, todos lo saben o suponen- que esos alivios alimentarán la inflación. Y, en economía, lo que todos creen es lo que pasa, en el corto plazo. Lo confirma el dólar «blue», ese barómetro de las tormentas argentinas.

Entonces, ¿puede ofrecer, él también, la ilusión, la esperanza de una moneda con la que a fin de mes un argentino/a pueda comprar lo mismo que compraba en los primeros días?

STM tiene una dificultad estructural: es el ministro de Economía, el que toma las decisiones ahora. Bullrich carga con la memoria de un gobierno del que fue ministra, un poco menos de 4 años atrás. Milei es el que puede ofrecer fantasías, sin molestas realidades que lo incomoden.

Hay algo que puede hacerse. La coexistencia de distintas monedas es, como dije, una realidad argentina de larga data. El problema con el dólar es que lo emite otro país (Fíjense que Milei no plantea la emisión privada de monedas, como otros libertarios económicos. Es loco pero no boludo, dirían en mi barrio).

Hace tiempo propuse en mi blog y en algunas conversaciones privadas la introducción de un «peso fuerte» basado en una «canasta» de los precios de los productos que Argentina exporta: soja, cereales, … No es una solución mágica, por supuesto; no existen. Ni siquiera es una solución: sería sólo una forma en que el Estado nacional y los ciudadanos adquirieran la costumbre y la disciplina de algunos compromisos en valores estables, sin mecanismos indexatorios.

Pero volvamos a la campaña: más allá de la discusión técnica de pros y contras, sería complicado introducir «sobre la hora» una nueva moneda. Pero un economista liberal y muy ortodoxo, recordó estos días que Argentina ya tiene otras monedas legales, además del deteriorado peso papel.

Son el Peso Oro y el Peso Plata, que establece la ley 1.130, del  3 de noviembre de 1881 y que no ha sido derogada. Los veteranos recordarán un rastro de esta vieja realidad monetaria en la inscripción que tenían los billetes del peso moneda nacional: «El Banco Central pagará al portador y a la vista..

El oro como patrón de valor para la moneda tiene un inconveniente: es rígido. Atarse al oro le causó graves problemas a la libra esterlina después de la I Guerra Mundial. Y Nixon lo descartó en 1972 para el dólar. A nosotros podría convenirnos, sin embargo, para nuestras exportaciones: tiene, en general, una relación inversa con el valor del dólar: cuando éste sube, el oro baja. Y viceversa.

Pero esto no es una discusión técnica, por Dios! Es la sugerencia de un símbolo. Para la campaña electoral, y -más allá de estas semanas- para el peronismo. Porque en este siglo la mayor parte de su dirigencia y de su funcionariado -tanto los que eran kirchneristas como los que no- se inclinaba a pensar que no era tan grave que aumentaran los precios si al mismo tiempo aumentaban los sueldos. El valor de la moneda nacional… era una preocupación de los «liberales». Ahora, la moneda nacional está en peligro, y la patria también.


Hace 50 años mataron a Rucci

septiembre 25, 2023

«No lo sabrán olvidar, los años, que olvidan todo» Esta línea me cruzaba por la cabeza cuando repasaba todos los posteos del blog en que mencionaba a José Ignacio Rucci.

Su decisivo papel en la estrategia de Perón, antes y después del regreso del General, el debate Rucci-Tosco, la relación incómoda de alguna militancia kirchnerista con la memoria del Petiso, hasta algo vinculado a viejas peleas de Hugo Moyano con una anterior dirigencia de la CGT,… Todos temas que fueron importantes y actuales, y que hoy son piezas históricas.

Hasta los que lo enarbolan en nombre de viejos rencores, hoy son viejos, también. Pero Rucci sigue ahí, unido a la figura de Perón y al Regreso, el mito eterno de todas las culturas, del Retorno del Rey. No quise dejar pasar este aniversario. Publico un fragmento, muy corto, de la «Sinfonía del Sentimiento» de Favio.

Y unos párrafos que repetí varias veces en el blog, pero que había escrito antes de comenzarlo, hace 17 años. Los años también pasan para uno

«Antes del golpe del ´76, de la represión que la ahogó en sangre, hubo una guerra civil en nuestro país.

Empieza mucho antes, con el odio clasista que provocó la irrupción del peronismo, con las bombas y fusilamientos con que se quiso combatirlo. Pero cuando comienza la década del ´70 ya había mutado en forma sorprendente: un enfrentamiento claro y mortal entre dos sectores que, en su mayoría, levantaban ambos banderas peronistas.

De un lado, la Tendencia Revolucionaria y las organizaciones armadas que la conducían; del otro, la derecha peronista y, aliado a ella por los ataques del común enemigo, el sindicalismo. Rucci fue una de las muchas bajas de esa guerra.

Hoy quiero recordar al Petiso con una foto que todos los que estábamos vivos entonces tenemos grabada: el primer regreso de Perón en el ´72, el Viejo que desciende del avión bajo la lluvia, los dirigentes lo rodean, Rucci sostiene el paraguas. Perón tenía su sonrisa legendaria y los ojos alertas del que prevé las batallas que se avecinan. En los demás rostros hay en algunos preocupación, en otros alegría mezclada con temor: también veían las batallas que iban a seguir.

En Rucci… hay una sonrisa jubilosa que le parte la cara. Él era peronista y estaba contento que Perón había vuelto a la Patria


Un adiós a Mario Wainfeld

septiembre 22, 2023

Ya lo despedí ayer con un tuit. pero no quería dejar de despedirlo en este blog. Periodista y bloguero son dos vocaciones bien distintas, aunque a veces coincidan en la misma persona. Pero tenemos en común que nos gusta mirar la realidad, y tratar de entenderla.

 A Mario de Palermo me gustaba leerlo, coincidiera o no. Creo que ese es el mejor elogio que le puedo hacer.

Comparto aquí la nota que le hizo Martín Granovsky y, arriba, el dibujo de Rep. Corresponde. Mario Wainfleld era de lo mejor de Página 12.


Espías eran los de antes

septiembre 16, 2023

Hugo Alconada Mon es un periodista de investigación -uno de los muy pocos que escriben bien- que durante su carrera investigó para El Día, de La Plata, y desde hace 21 años para La Nación. Esto permite suponer -y la lectura de sus notas y de sus libros lo confirma- que, más allá de si los datos que manejaba eran veraces o no, provenían de fuentes con un fuerte sesgo anitikirchnerista.

Hoy, 16 de septiembre, para sorpresa de sus muchos lectores, «deschava» lo que aparece como una operación de inteligencia con ramificaciones internacionales y un presupuesto mediano. Lo sorpresivo es que esta presunta operación tendría como objetivos «ensuciar» a figuras del actual oficialismo y de la que era la principal oposición, Juntos por el Cambio.

Por mi parte, no tengo experiencia en investigación, salvo en los rubros de auditoría y proyectos de inversión. Copio aquí la larga, y fascinante, nota de Alconada Mon, porque un amigo, que no es suscriptor de La Nación, me sugirió que lo hiciera. Sólo agrego aquí un breve comentario:

Nunca tuve una alta opinión del nivel de nuestra vieja SIDE. Pero parece que los «servicios» extranjeros tampoco son tan profesionales como los mostraba Le Carré. Y las espías son menos sexies que las que aparecen en las películas de James Bond.

Se extraña la época, lejana, en que la CIA era socialdemócrata y hasta un poco intelectual. Encounter, la revista cultural de la izquierda europea anticomunista de la década del ´50, nunca tuvo mejor nivel que cuando la financiaba la CIA.

Ojo. No estoy diciendo que creo que esto era una opereta lanzada desde Langley. Más bien parece originada en una «outlet», vinculada a las redes tan activas de la Alt Right, la «Derecha Alternaitiva», que impulsaría el ex estratega trumpista Steve Bannon. Pero nunca se sabe.

ooooo

«Durante el último año, una operación política sucia de alcances imprevisibles se desarrolló en la Argentina. ¿Su objetivo? Obligar a actores políticos a tomar decisiones contra su voluntad e, incluso, imponerles que declinen sus candidaturas electorales. Así ocurrió, al menos, con dos postulantes, según reconstruyó LA NACION en base a testimonios recabados en el país y España, mensajes de WhatsApp, correos electrónicos, “brochures” y otros rastros que sus protagonistas dejaron a su paso por la ciudad de Buenos Aires y el Conurbano.

Las operaciones políticas se concentraron en los equipos de campaña de candidatos oficialistas y opositores, incluido Axel Kicillof, en momentos en que el gobernador de la provincia de Buenos Aires sonaba como posible candidato presidencial. También apuntaron contra políticos del Conurbano y, en particular, del partido de Tigre. Pero las ramificaciones llegan hasta España, donde intervino una consultora israelí y un convicto.

Los primeros pasos de la operación se registraron hace un año, cuando una mujer que se identificó como “Marcia” irrumpió en Buenos Aires. Dijo que era cordobesa, que residía en Londres y que representaba a una familia inversora de Bruselas que quería invertir US$ 50 millones en un proyecto inmobiliario. Detalló que lo ideal sería un terreno de 20 a 30 hectáreas y que estuviera ubicado en alguna zona atractiva del Conurbano. Tigre o San Isidro, en lo posible. Contrató una consultora de recursos humanos, que la ayudó a seleccionar personal. Presentó un “brochure” y pidió reuniones con referentes políticos de esos municipios. Pero en esas reuniones se presentó como “Nina” y dijo representar a otro fondo de inversión, de origen árabe. Y entregó otro “brochure”. Pero eso no fue todo: en otro viaje apareció con alguien que dijo ser un asesor senior de origen qatarí, y se reunieron con políticos en hoteles como el Alvear y el Hyatt. Ofrecieron solventar viajes a Londres y Nueva York. Uno se concretó, a Manhattan, a mediados de noviembre, con hospedaje pago en el Hilton a un referente municipal e invitación al restaurante de “The Modern”, con vista al MOMA. Allí, “Nina” cruzó la línea: dijo que sabían cómo eran las cosas y que estaban dispuestos a aportar a las campañas. Preguntó cuánto le cobrarían por ayudarla. Se habló de “fees”. Luego se esfumó.

La segunda fase comenzó en febrero de este año, en un juego de espejos con la fase anterior. Una mujer que se identificó como “Juliana” apareció en Buenos Aires. Dijo que era cordobesa que había residido en Londres pero que ahora residía en Miami porque su esposo era un ejecutivo bancario al que trasladaban con frecuencia. Dijo representar a un fondo extranjero con casa matriz en España que quería invertir US$ 100 millones en un proyecto para la construcción de viviendas sociales con impresoras 3D. Y dijo que lo ideal sería en la provincia de Buenos Aires, en momentos en que Kicillof sonaba como posible candidato a Presidente. Contrató a una consultora de comunicación, ofreciéndole un contrato a tres años, el primero a prueba. Ese consultor no llegó a firmar, pero la ayudó e incluso le planteó presentar la posible inversión al ministro de Economía, Sergio Massa. Ella no lo descartó, pero pidió reunirse antes con los equipos de campaña y asesores de los candidatos. En otro viaje apareció con alguien que dijo ser un asesor senior libanés. Y en otro viaje más con un español que dijo ser el inversor principal del grupo. Se reunieron con miembros de los equipos principales de la oposición y del kirchnerismo en hoteles exclusivos como el Alvear y el Hyatt. Entregaron otros dos “brochures”. Ofrecieron viajes al exterior, a Londres y México. Dijeron que sabían cómo se manejaban las cosas en la Argentina y que estaban dispuestos a hacer contribuciones a las campañas. Pero no hablaron de “fees”, aunque sí plantearon que esperaban que los candidatos, de ganar, los ayudaran a destrabar los obstáculos para invertir. La respuesta que cosecharon de los equipos de campaña, en al menos tres reuniones, fue que debían evaluar si era técnica y legamente factible. Tras eso, los emisarios desaparecieron.

Contacto en Madrid

La tercera fase de la operación comenzó a principios de julio de este año. Una supuesta consultora israelí de inteligencia apareció en Madrid. Dijo representar a un cliente que no identificó. Contactó a por lo menos un medio de comunicación de primera línea de España. Le ofreció acceder a videos filmados con cámaras ocultas a políticos argentinos hablando sobre aportes a las campañas electorales. La consultora se negó a dar mayores precisiones, el medio rechazó el ofrecimiento y la consultora desapareció. Pero casi en simultáneo, comenzaron las llamadas intimidatorias a políticos que se reunieron con “Marcia” o “Nina”. Incluso, según reconstruyó LA NACION, desde un teléfono celular que la Justicia española adjudica a un hombre condenado a prisión por amenazar a familiares de víctimas de los atentados de Madrid y a políticos españoles de izquierda.

La trama fue confirmada a LA NACION por cinco personas, dentro y fuera de la Argentina, al tanto de lo ocurrido durante estos meses. Cuatro ofrecieron descripciones coincidentes de “Marcia”, “Nina” y “Juliana”. La describieron como una mujer obesa, casi mórbida, de brazos gruesos, mediana altura, de entre 45 y 50 años, que usaba anteojos de corrección de marco dorado. Dos de ellas confirmaron que “Marcia”/“Nina” era la misma persona cuando LA NACION les mostró una foto. Pero las otras dos dudaron si “Marcia”/ “Nina” era también “Juliana”. A “Marcia”/“Nina” la describieron con el cabello oscuro, largo hasta los hombros; a “Juliana”, con el cabello más rubio y labios algo distintos. Con un dato adicional, sólo un consultor tiene una foto de “Juliana”. La tomó de su LinkedIn para identificarla cuando tuvo a su primer encuentro. Pero LA NACION no accedió a esa imagen.

La ausencia casi total de imágenes no es un dato menor. En el perfil de su cuenta de WhatsApp, “Nina” había colocado el dibujo infantil de la que aparentaba ser su familia; y “Juliana”, el de una tortuga. Hoy, “Juliana” tiene en su perfil de Linkedin la imagen de una mujer de espaldas que no es ella, sino otra mujer mucho más delgada.

La trama expone otro dato llamativo. Todos los teléfonos móviles y fijos, los correos electrónicos y websites que utilizaron quienes irrumpieron en Buenos Aires fueron desactivados o nadie responde los llamados y mensajes, según verificó LA NACION durante días. Y en Madrid, el supuesto holding controlante de la constructora que planeaba invertir US$ 100 millones negó toda relación con lo ocurrido. Un alto ejecutivo de ese holding aclaró que ninguna cordobesa, qatarí o español con esos nombres trabaja o trabajó para ellos, y no tienen plan alguno de invertir en la Argentina.

Mensajes intimidatorios

LA NACION, cabe aclarar, se reserva las identidades de ciertas personas y empresas para no afectar a terceros ajenos a la operación bajo sospecha, cuyo impulsor continúa en las sombras. ¿Quién podría estar interesado en orquestar una campaña sucia contra los principales candidatos de la oposición y del oficialismo, como Kicillof, cuando sonaba como candidato a la Casa Rosada? ¿Quién podría estar interesado, al mismo tiempo, en orquestar otra campaña sucia contra los referentes políticos de Tigre –cuyo intendente es Julio Zamora, enfrentado a Sergio Massa- o San Isidro –bajo el control de Gustavo Posse, precandidato a vicegobernador en la fórmula con Diego Santilli-? Y si lo ocurrido fue obra de un servicio privado de inteligencia, ¿qué grupo empresario estaría en condiciones de financiar una operación de este porte y con aristas internacionales?

Uno de los protagonistas involuntarios de lo ocurrido fue un exalto funcionario del Municipio de Tigre. “Un día, a mediados del año pasado, me contactó una consultora de recursos humanos”, contó a LA NACION, que preserva su identidad. “Me terminé reuniendo cinco veces con una mujer que dijo llamarse ‘Nina’ en el Hyatt, en el Alvear, en restaurantes de Puerto Madero o Casa Cavia, y en Le Bleu. Me dijo que estaban analizando el país, que querían invertir en un negocio inmobiliario, comprar un predio y construir veinte casas de 1000 metros cuadrados y otras cuarenta de 500 metros cuadrados, más un lago y amenities”.

Dato adicional: aunque “Marcia” dijo alojarse en el Palacio Duhau Park Hyatt de la ciudad de Buenos Aires, en ese hotel no consta ninguna mujer que se haya hospedado con ese nombre durante los últimos años. Tampoco ninguna “Nina” o “Juliana”, como tampoco ninguno de sus adláteres, según confiaron fuentes seguras a LA NACION. Pero eso se sabe ahora.

El exalto funcionario conoce los circuitos municipales desde 1991 y jura que ignoraba que interactuaba con una fachada. Por eso le abrió las puertas a lo que parecía una inversión extranjera prometedora. “Tengo contactos y teléfonos, y sé lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer”, explicó. Apoyado en esa agenda, concertó reuniones con políticos locales, buscó terrenos y cobró honorarios, a 1000 dólares las tres horas. “Hice un trabajo para ella, formé un equipo y rastreé seis lotes posibles, que se presentaba como una ejecutiva cordobesa que vivía en Londres. Todo parecía avanzar perfecto, pero dejé de verla en noviembre. Sólo me volvió a escribir una vez en marzo”.

Uno de esos referentes locales que accedió a reunirse con “Nina” fue el presidente del Concejo Deliberante de uno de los distritos más ricos del Conurbano bonaerense. Consultado por LA NACION, confirmó que se reunió con esa mujer en el restaurante Unido del barrio Nordelta, pero declinó hacer más comentarios “hasta no tener más claro qué ocurre”.

Por su parte, el intendente de Tigre, Julio Zamora, no se reunió con ella. Pero lo contactó el exfuncionario que había sido contratado por “Nina”. Y versiones de todo tipo llegaron a sus oídos, al punto que preguntó entre sus colaboradores e incluso a un hermano si se habían reunido con un supuesto grupo inversor árabe que andaba buscando un predio de 24 hectáreas en el partido. Según afirma, la respuesta fue negativa.

Los tentáculos nacionales

Una operatoria similar se desplegó a nivel nacional. Aunque no habrían cruzado ninguna línea ética, ni legal, en las reuniones con “Juliana”, el qatarí y el español, entre los equipos de campaña también comenzaron a encenderse las alarmas hace semanas, que se agudizaron cuando Joaquín Morales Solá publicara dos columnas en LA NACION, los domingos 9 y de 16 de julio. En ellas reveló la aparición en Buenos Aires de supuestos enviados de servicios de inteligencia que prometían a algunos candidatos opositores invertir en el país y contribuir en efectivo a las campañas. Pero las alarmas alcanzaron su punto máximo cuando comenzó lo que aparenta ser, hasta ahora, la última fase de la operación ilegal.

Esa última fase comenzó días después de que una consultora israelí ofreciera en España las cámaras ocultas. Al menos tres políticos del Conurbano recibieron mensajes. Y un hombre que se identificó como “Fernando Pérez” y dijo ser director de “Correo Español” -un medio digital inexistente- le envió un mensaje a uno de ellos para amedrentarlo por WhatsApp por “información un tanto delicada” sobre él y sus vínculos con Zamora, el intendente tigrense. Pero ese teléfono, según reconstruyó LA NACION, corresponde a Tomás Santos Martin, quien fue condenado por el Tribunal Supremo español a un año y medio de prisión por humillar en las redes a familiares de víctimas de los atentados de Madrid, además de amenazar a políticos españoles de izquierda.

LA NACION llamó al teléfono de “Pérez”, pero atendió Santos Martín, quien arguyó que se trataba de un teléfono de una supuesta “redacción”, que se negó a identificar, y que usaban otros “colegas”, que también se negó a identificar, pero prometió que devolvería el llamado en 24 horas, lo que no ocurrió. ¿Cómo accedió ese convicto al teléfono de un político municipal en la Argentina? ¿Alguien que continúa en las sombras le aportó el número?

Mientras tanto, a otro político argentino lo llamaron para decirle “boludeces”, según su escueta versión, que prefirió no explayar. Y a un tercero le exigieron que se bajara de la campaña electoral –a nivel municipal- bajo la extorsión de filtrar un video de su encuentro con “Nina”. La respuesta, según ese político, fue desafiar a que lo difundieran. Al cortar, el amenazado acudió a un escribano para dejarlo asentado.»


Keynes lo vio venir a Milei. No a los keynesianos, lamentablemente

septiembre 10, 2023

Hoy publicamos en AgendAR el texto original de la (larga) entrevista que le hizo The Economist a Javier Milei. Nos pareció de interés, porque las versiones locales que vimos estaban muy recortadas. A mí, por caso, me sirvió para enterarme que sus ideas las tomó de Murray Rothbard, un economista yanqui de mediados del siglo pasado.

Filosóficamente, yo lo asociaba, y lo asocio, con Ayn Rand y su ética del egoísmo. Pero el punto de este post es que me hizo pensar en la mejor cita de John Maynard Keynes (o por lo menos, la más citada). La comparto:

“…las ideas de los economistas y filósofos políticos, tanto cuando son correctas como erróneas, tienen más poder de lo que comúnmente se entiende. De hecho, el mundo está dominado por ellas.

Los hombres prácticos, que se creen exentos de cualquier influencia intelectual, son usualmente esclavos de algún economista difunto. Locos con autoridad, que escuchan voces en el aire, destilan su histeria de algún escritorzuelo académico de unos años antes…»

(La encuentran completa en esta página, sobre El papel de las ideas para algunos famosos economistas. Para tranquilizar a los lectores mileístas, si alguno, confirmo que también tiene citas de von Mises y Friedman).

En cualquier caso, me parece innegable que don Keynes lo tenía calado a Milei. Tal vez por suerte para él, no previó a los keynesianos -que no han leído su Teoría General- pero plantean que siempre se puede estimular más la economía imprimiendo dinero.


Unidad nacional contra los Otros

septiembre 3, 2023

Tengo varios posteos en mente. Títulos tentativos: uno «Miraba desde el 5to. piso y vi llegar a Milei», otro «Detrás de la dolarización«,… En otra cuerda, «La guerra que Ucrania y Rusia están perdiendo«.

Pero gente inteligente observa que en un mes y medio hay aquí una elección bastante importante, y reflexiones como esas pueden ser buenas para después del escrutinio, o hasta para 2027. Pero no es lo que se necesita ahora.

Así, convocado a ofrecer mi humilde aporte, me meto en las discusiones políticas del momento. Y el tema principal, por muy lejos, desde el 13 de agosto es Milei (la candidatura de Melconian que lanzó Bullrich es un distante segundo).

Precisamente, un debate clave en los equipos de campaña de Unión por la Patria y entre quienes combaten en x-twitter es si se debe hablar, o no, de las propuestas del peluquín.

Mi opinión es que ambas líneas estratégicas son válidas… para públicos diferentes.

Dije en algunas reuniones que el principal activo de la campaña de Massa, también por lejos, son quienes están enfrente. Pero, por supuesto, no alcanza con decir «Los otros son peores«.

Massa, como todo candidato, debe ofrecer un futuro. En su caso, reconocer -ya lo está haciendo- que está tratando de tapar con sus dedos todos los agujeros del dique (son más de diez), pero al mismo tiempo prometer que, exportando petróleo, gas, litio, soja,…, nos sacaremos de encima al insensible FMI, y llegaremos, después del 10 de diciembre, pero no mucho después, a ese futuro con más trabajo, más consumo, un bienestar mejor repartido, y además con logros argentinos en ciencia y tecnología.

En general, la historia de los gobiernos peronistas -no toda, claro- le da credibilidad a esa promesa… para quienes están inclinados a votar al peronismo. Que no son sólo los que pusieron su boleta el 13A, sino una parte considerable de los que no fueron a votar o lo hicieron en blanco.

En esa tarea lo va a ayudar el hecho que las propuestas de las otras dos candidaturas principales, el futuro que ofrecen, son bien distintas.

Ahora, el punto de este post -porque todo lo que dije hasta aquí es obvio, y es lo que están tratando de hacer STM y sus equipos- es señalar que sus propuestas -ese futuro que ofrece- no son creíbles, o directamente no son relevantes, para una gran parte de nuestros compatriotas. ¿O por qué creen que cerca de un 60% votó el mes pasado a las candidaturas de JxC y de LLA? «Voto castigo», seguro. Pero para castigar al gobierno eligieron esas boletas, y sus propuestas ya eran muy claras.

Entonces, entiendo que es un error, en el que cae sobre todo el ala progre de UxP, repetir horrorizada las propuestas de Milei. Es que no pueden concebir que alguien piense esas cosas feas. Bueno, muchos las piensan, y muchos otros no se horrorizan, porque para ellos las de UxP corresponden a un mundo ajeno, que no se toca con su vida cotidiana.

El otro público -los otros votantes- a los que el discurso actual de UxP no estaría llegando, no llegó antes de las PASO, es el votante joven. No es un problema de lenguaje. En su campaña se usan los videos breves, las redes, los memes,… Es que los jóvenes viven hoy en un mundo distinto, y son otros jóvenes. Los que se entusiasmaron con el kirchnerismo en 2008 y su enfrentamiento con las patronales agrarias (que también movilizó mucho del otro lado, recordemos) hoy tienen 15 años más.

La muchachada que escuchó a Néstor decir «Defiendan a Cristina» está cerca o pasando los 40. No hablemos de los jóvenes que se movilizaron por Pino Solanas, o con Chacho Álvarez. En cuanto a los militantes de los ´70, casi todos ya no están obligados a votar.

Este es un post político y superficial, no un análisis sociológico. Pero hay algo que estoy impulsado a marcar: de todas las generaciones que están vivas hoy, ninguna vive un mundo tan distinto del pasado cercano como los que tienen entre 15 y 30 años. Los cambios han sido iguales para todos, claro, pero nadie los usa o los afecta tanto como ellos.

Ante este cuadro ¿qué hacer? (esta pregunta me suena). Bueno, las campañas para las PASO se dirigieron al votante «propio», y los 3 principales actores hablaban para ellos. Ahora, se están corriendo para el centro, como apunta el astuto Carlos Fara en su columna de ayer en Perfil.

Melconian es el más flexible, y el mejor polemista, entre los economistas de la escudería «business friendly,», y es por eso que Patricia lo manda al frente; mientras ella se aleja de Macri, pero no lo enfrenta. Milei sarasea, se mueve con la farándula, y deja que se acerquen los dadores voluntarios de gobernabilidad. Transmite la sensación que en realidad no cree en todo lo que dice, y si llega al gobierno hará lo que convenga (a él).

Para cada uno, «correrse hacia el centro» (donde están los votos que fes faltan para ganar) representa algo distinto. ¿Qué significa para Massa, cuando UxP ya ocupa lo que en la política anterior al fenómeno Milei sería el centro, un poco del centro derecha, y toda la izquierda hasta la frontera troskista?

El centro que debe tratar de ocupar Massa, en busca de los votos que necesita, es -en mi opinión- la «unidad nacional». Él ya lo sabe, y por eso hace guiños hasta a los ariscos cordobeses.

Pero -siempre según mi opinión- debe evitar caer en el error de Larreta (que puede estar cometiendo Milei). El acuerdo al que debe apuntar no es con los dirigentes, que hoy son arrastrados, al menos en sus discursos, por el humor de sus militantes más termocéfalos. Y, de todos modos, no han mostrado gran capacidad de influir sobre los votantes cuando no están en las boletas.

Así, Massa, sin abandonar el discurso tradicional peronista -tiene que fidelizar sus votos, y rescatar a los que se desilusionaron- debe también dirigirse a los votantes que no son peronistas y que le desconfían -a él y al peronismo. Pero que están hartos de la «grieta» y le temen a los saltos al vacío. A la «mayoría silenciosa», diría Nixon. Como el autor de «Qué hacer», los dos no eran simpáticos. Pero de política sabían.

NOTA: las dos imágenes que elegí para este post son, me parece, dos caras de la sociedad argentina hoy: la bienvenida gigantesca y jubilosa a la Selección campeona del mundo, y el filoso dibujo de Paz-Rudy