Algunas noticias en los diarios de hoy me dejaron pensando. Una de ellas me arrancó uno de mis infrecuentes tweets: «Atención a la mala onda de Roubini. Los economistas q aspiran a ser estrella, se convierten en dateros. Apuesta a que nos irá mal«.
A la presidente del Banco Central, Mercedes Marco del Pont, persona con más responsabilidades, le arrancó un comunicado: «Los errores de Roubini«. Y siento que vale la pena analizar el asunto un poco más de lo que permiten 140 caracteres.
Nouriel Roubini es un economista formado en la Universidad de Bocconi y en Harvard, que enseña en la Universidad de Nueva York, con experiencia en el F.M.I., el Banco Mundial y en el gobierno norteamericano. Un buen curriculum, un tipo respetado en su profesión, pero no diferente de otros miles de economistas… hasta que en 2006 tuvo la lucidez de pronosticar en un artículo el final de la burbuja inmobiliaria en EE.UU., un final que arrastraría al conjunto de la economía. Y la suerte que los medios, siempre a la busca de Nostradamus, lo convirtieran en «el gurú que predijo la Crisis».
A partir de eso, el monto de sus honorarios se multiplicó por 50, su foto y la de sus parejas aparecieron en las revistas de papel satinado, y todos los que arman seminarios para ejecutivos, desde Buenos Aires a Nueva Delhi, quisieron tenerlo como conferencista… con un jugoso estipendio, claro.
Nada de esto es inmoral. Es la economía del espectáculo, no la del conocimiento. Pero es parte de la naturaleza humana, también. Uno se pregunta como reaccionarían Musgrave, Elemaco, Sirinivasa, Ana C., alguno de nuestra blogosfera económica se sacase esa lotería.
Pero hay un elemento a tomar en cuenta. Alguien que ha conseguido fama y fortuna por una predicción acertada, va a tratar de seguir acertando. Y Roubini – que hace cuatro días avisó que la «tozudez» del Banco Central Europeo acabará con «cualquier posibilidad de recuperación» para los países del Sur de Europa (anche Italia y España) – ahora nos tiró pálidas a nosotros.
«El crecimiento hoy en la Argentina es artificial, desde el punto de vista de que hay un exceso de estímulo a la demanda, debido a que se aplica una politica monetaria y fiscal expansivas, y esto está provocando inflación, que podría rondar 30% en el 2011. La inflación excesiva atenta contra el tipo de cambio real. Es así que el peso (en términos reales) se terminará apreciando y por lo tanto se limará la competitividad. En consecuencia, habrá «nubarrones» en el crecimiento, que se desacelerará, ayudado por el contexto externo en el que se prevé una pérdida de velocidad de la recuperación mundial»
Suena como el menos imaginativo de los columnistas de LaNación, no es cierto? Y para un buen kirchnerista, no debería haber dudas: Roubini dice eso porque es parte de la Gran Conspiración Magnettista, que odia a este gobierno porque está llevando adelante con éxito un modelo de desarrollo con inclusión social.
Mercedes Marcó del Pont, que es kirchnerista ex oficio pero además es una economista de muy buen nivel y no come vidrio, sabe que Roubini expresa, y probablemente se basa en, el consenso profesional de muchos economistas del mundo desarrollado, que no tienen una buena opinión del manejo técnico de la economía argentina. Tomó lo bastante en serio el diagnóstico para elaborar una respuesta:
«Algunas ideas que expuso demuestran cierto desconocimiento del comportamiento de las variables de la economía argentina. La evaluación debe realizarse en el marco de lo que se ha observado en la región durante la crisis de los últimos dos años, seguida por el fuerte ingreso de capitales en las economías emergentes y el aumento notable del precio de los commodities. En este escenario, la Argentina logró sostener la paridad nominal de su moneda mientras que en la mayor parte de la región hubo fuerte apreciación.
En relación a las reservas, es un error sostener que cayeron. No sólo no han caído sino que, por el contrario, luego de haber cancelado deuda por US$ 6155 millones, aumentaron US$ 4.100 millones, pasando de US$ 47.700 millones a principios de año a casi US$ 51.900 millones en la actualidad. Y se nutren del saldo comercial, no de recursos financieros de corto plazo, y menos aún de deuda tomada por el sector público«.
Bien razonado. Puedo agregarle a Mercedes – porque me cae simpática, qué le voy a hacer – algunos datos sobre economistas y pronósticos que refuerzan su posición. Walter Molano, otro prestigioso datero, emm, analista bursátil, socio y jefe de investigaciones de BCP Securities, especialista en Latinoamérica – y cuyos informes aparecen regularmente en la página de Roubini, justamente – publicó en agosto del 2008 «La Argentina: ¿caen los Kirchner?«, un explosivo artículo donde anunciaba: «ya no es una cuestión de «si» los Kirchner serán derrocados, sino de «cuándo» lo serán«.
Recuerdo que provocó un sarcástico post de Artemio. Pero Molano era sólo uno entre los varios que en Wall Street avisaban en ese momento que era muy alto el riesgo de un nuevo default argentino, entre ellos… Lehman Brothers. Por supuesto, después supimos quién defaulteó.
Bueno, ese mismo Walter Molano ¡hoy dice que nos ve fenómeno! En un reportaje (de buen nivel, además) en el Cronista, dice:
«– ¿Cómo ve posicionada a la Argentina respecto de la región?
– Su economía real está muy bien: tiene tipo de cambio competitivo, buena infraestructura, y cuentas públicas en buenas condiciones. Es cierto que no tiene buena imagen, pero la ha estado mejorando mucho en estos últimos meses, gracias al canje de deuda. El canje fue un gran éxito y cambió la imagen del país. Hace seis meses, Venezuela y Argentina eran considerados los países más peligrosos y tóxicos de los emergentes. Hoy en día Venezuela está sola con esa reputación, y Argentina se ha recuperado mucho.
– ¿Podrá volver a emitir deuda a tasa de un dígito?
– Sí. Y al ritmo que va, quizá pueda lograrlo antes de fin de año. Yo paso mucho tiempo visitando clientes en Europa y Asia, y la gente está teniendo una imagen muy positiva sobre la Argentina. Creo que si sigue a este ritmo, antes de fin de año puede colocar montos importantes: u$s 1.000, u$s 1.500 y hasta u$s 2.000 millones, fácil»
UELQC (Usted elige lo que cree). Bueno, siempre es así. ¿Por qué entonces me he quedado pensativo? Por una palabra con ecos inquietantes en Argentina: inflación. Y, especialmente, por los motivos que da Marcó del Pont en ese comunicado para tranquilizarnos:
«Cuando se habla de la inflación – agregó la presidenta del Banco Central – parece haber cierto desconocimiento sobre la evolución de dos causas claves en la explicación de la historia de las aceleraciones inflacionarias en la Argentina, que son los desequilibrios fiscales y las crisis cambiarias». En este sentido, Marcó del Pont defendió la existencia de un superávit primario del 2% del PBI. «Hoy existen pocos países del mundo con esta solidez fiscal»
¿Qué es lo que me preocupa de ese argumento, que, con ligeras variantes, es el que ha usado el Gobierno desde, al menos, 2006? Que es una falacia. Afirma que, dado que las causas de la inflación han sido en Argentina factores que hoy no existirían, esto que está ocurriendo no es «inflación». El aumento de precios debe deberse a otro fenómeno, por ejemplo, los formadores de precios que – al contrario de políticos y periodistas progres – son gente muy codiciosa. Entonces, no es «inflación»; en todo caso, será otra cosa, «sarasación», tal vez. Eso sí, a la gente de a pie le provoca el mismo fastidio.
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