En un regreso rápido a Buenos Aires, con trabajo atrasado, no resisto a mi adicción y repaso algunos blogs. La batalla ideológica sigue. Y con ganas. Uno se pregunta por qué, en un momento que los combatientes hacen una pausa y se rearman. Cristina lanza medidas y – en un acto que muestra el mismo reflejo que mostró cuando anuló la 125 después de la derrota en el Senado y que comenté aquí: la capacidad de cerrar frentes inútiles – recibió a Cobos (al margen: ¿que pasó que no le avisaron a Página 12? Ayer mismo decía que CFK no lo iba a ver !) ; los ruralistas procuran mantenerse unidos; la oposición hace declaraciones; y Duhalde piensa en las elecciones del 2009.
Pero en los blogs se sigue combatiendo la batalla de los cuatro meses pasados. Me interesa, porque pienso que los blogs, además de ser el pasatiempo de tipos y tipas que no tenemos que trabajar más de ocho horas y viajar en el Roca, son una forma de tomar el pulso a lo que vamos a estar peleando en los próximos años. Si es así, me parece que vale la pena definir por qué fue importante esta batalla (Que lo fue, es seguro. Esos cuatro actores, y la realidad política de Argentina no son los mismos que hace cinco meses).
Pero esa es la realidad… de los políticos, que es muy importante, claro – nos afecta a todos – pero es una consecuencia. Algo es importante para los políticos si ha sido importante para mucha gente.
Y repasando los blogs, sin hacer una encuesta rigurosa, uno se puede formar una imagen muy clara. Por los posts y por los comentarios. Para los que apoyaron al Gobierno – a menudo, con críticas y a disgusto – sentían, sienten, que se habían tocado intereses muy fuertes («del poder económico de siempre» es una frase muy usual) y la Derecha real – el enemigo – se había unido. Para los que estaban enfrente, el asunto era todavía más simple: estaban en contra del autoritarismo, de la corrupción que veían, que ven en los Kirchner. Y también estaba presente una de dos broncas: con el peronismo o con el progresismo.
Esa no fue mi evaluación. Como dije desde marzo, esta batalla fue tan importante no por los grandes intereses que afectaba (ni a Grobocopatel ni a Urquía les gustaba; tienen otras formas de defender sus intereses) sino por los pequeños intereses, que son muchos más, y más emocionales. Las decenas de miles de ruralistas que explotan o alquilan sus tierras y los cientos de miles que en todo el interior viven la prosperidad que el agro (sectores de él) derrama desde hace algunos años, son los que se movilizaron cuando se les tocó el bolsillo. Además, sintieron que les tocaban otra cosa. Y derrotaron al gobierno (ayudados por sus errores, claro) y por los generales mediáticos que siempre juegan ese rol. Lo hicieron contra los «buenos» y contra los «malos» en los últimos 40 años: Ilía, Onganía, Lanusse, Isabel, Alfonsín, Menem… todos pueden contar esa historia.
Pero este «relato», como diría Cristina, no es el que se asume entre los que se han politizado a partir de esta batalla. Y yo mismo citaba a Mitre hace poco «Cuando todos se equivocan, todos tienen razón». Los argentinos – por lo menos, los argentinos politizados – vamos a estar divididos por las líneas de este enfrentamiento en los próximos tiempos. Eso ya está pasando en la Izquierda. Pero eso sospecho que lo voy a escribir cuando vuelva de las vacaciones, después del 11 de agosto. Salu2