(Me parece que este es un tema, que requiere que uno aclare desde dónde habla. Mi posición, como se sabe, es la de alguien que no es kirchnerista. Podría decirse, con justicia, que soy un peronista crítico. Además, creo que es necesario señalar que en este post no hablo de Kirchner, sino de kirchneristas. No creo que puedan aportar mucho en este tema los anti K rígidos, o los que están a favor de Kirchner porque piensan que es un conservador astuto e inescrupuloso. Hay algunos)
La idea inicial de este post me la dió este otro, de Luciano. Comienza con un fragmento de un reportaje a Graciela Camaño, dejando claro que le gustaría que la inteligencia y la muñeca política de la Negra estuvieran de su lado. Y culmina con un durísimo anàlisis de las posiciones de la militancia K en lo que ellos viven como la madre de todas las batallas, el enfrentamiento con el Grupo Clarín: «No veo nada más allá del horizonte que no sea blandir teorías de los medios con un olor a era mesozoica que mata. Hasta me parece verlos desorientados cuando Clarín no exista más. Habituados a la cultura milenaria de la resistencia, digamos que estudiar y prepararse para la creación organizada nunca fue el fuerte de las representaciones que manifestaron elevarse como traductoras de lo popular».
No es un pensamiento mío, simplemente porque en el área de la comunicación política mi formación es más utilitaria y menos académica que la de Luciano (y además, como peronista tradicional, debo reconocer en el kirchnerismo un manejo un poco menos elemental del que es habitual en los gobiernos de nuestro signo: veánse las provincias). Pero coincido en esa crítica básica a la actitud de esa militancia: lo suyo es la lucha contra los Malos destituyentes, la construcción se la dejan a Cristina y sus funcionarios. No es de extrañar: veo en èl a uno de los analistas políticos más lúcidos de la blogosfera. Pero hay una diferencia: él es kirchnerista; yo, no.
Al no ser tampoco un surfeador de la Red a tiempo completo, no lo vi a tiempo para comentar. Pero Artemio lo subió a su blog, y ardió Troya. Los kirchneristas enragè, que tienen a Ramble como nave insignia aunque se permita heterodoxias como sugerir alianzas con herejes, cuestionar a Heller como candidato o… copiar posts como ese, le dieron para que tenga. Neoduhaldista es lo más suave que le dijeron. Bueno, ya algunos de los comisarios políticos voluntarios del kirchnerismo lo habían castigado en su blog, «Desierto de Ideas«.
Está bien, Luciano, que ha sido lo bastante audaz para afiliar a Nadal al peronismo, hace rato que expresa su fastidio con el «progresismo ravolucionario». Pero han sido unos cuantos los blogueros que han mantenido posiciones en el pasado y en el presente favorables a las políticas del gobierno, los que salieron – hasta con dolor – a criticarlo en las primeras semanas de marzo (no en esta última, que el gobierno repuntó. Es un país ciclotímico).
Nicolás Tereschuk, por ejemplo, críticó el discurso de Cristina del comienzo de las sesiones (con buenos argumentos). Y Mariano, en Cartoneros, escribió «Le estamos regalando a Chiche Duhalde el rol de «sensatez», de la persona que pide «poner paños fríos». Se entiende? En lugar de jugar un rato de víctimas salimos desesperados a evitar que alguien crea que lo somos. No, débiles jamás. Y nos embocan de nuevo… Porque encima uno puede entender el empecinamiento como una virtud de luchador aguerrido y valiente, pero hasta cierto punto. Un poquito de equilibrio racional no viene mal tampoco«. Después moderó, pero porque percibía indicios que Kirchner, en lugar de jugar todo o nada a una reelección, pensaba en un candidato que pudiera sumar. Y también escribió una crítica de 678, el programa insignia del kirchnerismo, màs benévola que la de Luciano pero que igualmente marcaba sus falencias.
Ezequiel Meler, por supuesto, es otro que puede ser llamado un K crítico. Y hasta Lucas Carrasco, azote de los sojeros, pidió aquí por mayor racionalidad.
Por más que yo la valore, hay que tener claro que es la actitud de una minoría. El discurso típico de la militancia K está más cerca de “Recuperamos la alegría porque somos los únicos que le podemos dar un sentido épico a nuestra militancia… No es tiempo para dudar. Cada uno debe saber de qué lado quiere estar» Ojo, esto no lo dice Kunkel, o D´Elía. Es el discurso de Agustín Rossi, uno de los políticos más inteligentes entre las nuevas figuras – y de los que mejor negocia, dicho sea de paso – en un acto en Rosario. Y, pensándolo bien, está claro que no es un discurso para el PJ bonaerense, ni pare el activismo de los movimientos sociales. Sin sarcasmo, voy a decir que es un discurso para militantes pequebú. Y no le pongo sarcasmo, porque son un elemento muy importante en toda construcción política. La Juventud Peronista en su momento de mayor convocatoria a fines de 1972 y principios de 1973 era, en una clara mayoría, pequebú.
Claro, también ese ejemplo histórico me sirve para tener claro que una militancia surgida de los sectores medios con un discurso revolucionario no es la base más sólida para sostener un gobierno. Pero eso Kirchner lo tiene muy claro. Entonces, no creo que tenga sentido criticar demasiado rigurosamente a esa militancia entusiasta, aún si, como yo, se cree que la continuidad de los K no es la mejor opción para el país, ni siquiera para la continuidad de los aspectos positivos de su gestión. Porque la decisión final sobre cómo sigue este no la tendrán los analistas ni los militantes, sino los votantes. Yo tengo mi evaluación, Artemio publica otras, pero la realidad es quien nos lo va a decir.
En cuanto al tema del post, el lugar que puedan tener los kirchneristas críticos, mi opinión la di en un comentario en uno de los posts citados, que incluía una preocupación por el alejamiento de militantes valiosos molestos con el autismo de arriba. Yo decía más o menos así: «Ud., entiendo, tiene un compromiso racional y emotivo con el proceso que comenzó el 25/5/03, sin fanatismo. Y ahora tiene dudas sobre si la estrategia actual no lleva a una derrota, con consecuencias muy negativas. Incluye, también, supongo por esos errores estratégicos que percibe, un juicio muy crítico sobre Kirchner.
Le digo esto para comparar con mi actitud, por si sirve: Mi compromiso histórico, racional y emotivo, es con el peronismo, también sin fanatismo. Desde ahí, Kirchner/Cristina es un episodio, del que siempre fuí crítico, pero al que reconocí y reconozco muchas cosas positivas. Creo, como Ud., que esta estrategia es muy equivocada, pero… los que están al timón son ellos, y su trabajo es decidirla. Las críticas que Ud. o yo podamos hacer sabemos que no serán escuchadas. Pero ese no es, lamentablemente, un defecto exclusivo de los Kirchner. Por lo general el que está arriba no escucha nada que no sea «Sí, Jefe/a». Así estamos.
La tarea imprescindible, la de los peronistas de a pie y sentados en general, es de buscar quiénes pueden aspirar a reemplazarlos en su momento (Dic. ´11), que no empeoren y, a lo mejor, mejoren la perfomance. En eso estamos, me parece (en la forma inorgánica, quilombera y bastante oportunista de siempre).
Sólo algo le puedo asegurar con bastante certeza: Si esos compañeros cuyo posible alejamiento le preocupa son peronistas… duerma sin frazada. No se van a ir por fastidio con Néstor, sino cuando y si vean una apuesta mejor»