Murio Jorge Rulli, un personaje legendario en un movimiento rico en leyendas. Fue uno de los primeros dirigentes ,sino el primero, de la juventud peronista, cuando la juventud no era una categoría política. Comenzó su historia en 1955 a los diciseis años juntando con otros, latitas de betún, llenarlas con azufre y potasio y ponerlas en fila en el riel del tranvía, en la Resistencia Peronista. Después, nunca dejo de luchar por lo que creía, hasta su muerte. Más tarde llevó junto a Pancho Gaitán una carta de Perón a Mao, sin embargo fue uno de lo pocos que criticaba abiertamente la deshumanización comunista.
Su historia la contaran otros que la compartieron o la estudiaron a fondo, aquí solo voy a repetir lo que dije esta mañana cuando me entere de la muerte de Américo Rial: Se está yendo una generación que representa un eslabón decisivo en la historia que llega a nosotros y que formó la identidad de esta Argentina.
Quiero agregar una polémica que tuve en estas paginas con Rulli en Enero de 2011. Es injusto porque la mayor parte del texto es mío pero creo que a Rulli no le importaría, le gustaba una buena pelea y que le discutieran de frente. Y para equilibrar agrego un link a la página que recoge sus ideas y su lucha.
«Jorge Rulli se ha ganado hace tiempo mi respeto, como el de muchos otros, por su trayectoria y su honestidad. No tengo motivos para cambiar de opinión. Tampoco estoy de acuerdo – es necesario decirlo – con su pensamiento, y la forma en que lo desarrolla. Pero lo respeto, y por eso me sorprendió cuando el martes pasado comentó en un post mío de hace casi dos años que lo mencionaba:
«Abel, creo que tienes todo el derecho del mundo a no compartir lo que pienso y propongo. Lo que no tienes es derecho a distorsionarlo. Sé perfectamente que desde pensamientos urbano modernizantes las propuestas alternativas, cuanto más en la medida que pretenden visiones rururbanas, pueden ser fácilmente ridiculizadas. Por ello y porque hemos hecho un gran esfuerzo por acompañar las denuncias con propuestas sensatas y graduales, y porque consideramos falto de sentido el continuar cun un crecimiento y una falta de planificación demográfica que lleva a inevitables colapsos, me preocupa que mi pensamiento sea al menos comprendido» (A continuación da su editorial del domingo 2, que los invito a leer).
Jorge, es muy cierto que mi pensamiento puede ser descrito, simplificando un poco, como «urbano modernizante». Y que no he dado demasiado espacio en lo que escribo en mi blog a los argumentos en defensa de tu posición en defensa de la ecología y de una agricultura familiar. Pero no creo haber distorsionado lo que pensás. Te mencioné bastantes veces en mi blog, la primera en el mismo mes que lo empecé, y luego aquí, aquí, aquí, y aquí (vos también podés rastrearlo, poniendo «Rulli» en el buscador que está a la derecha), porque aunque tu peso en el mundo de los «aparatos» políticos que conozco es muy menor, el del pensamiento ecologista que vos compartís y divulgás con pasión, es muy importante en la cultura actual.
Te agrego algo, estuve buscando, para subirla al blog, una propuesta tuya, un texto breve, que leí en algún medio que me pareció un buen ejemplo de lo que planteás – y de lo que los ecologistas como sector deberían plantear: una política de cambios moderados en las medidas económicas que actualmente estimulan la sojización, una política encaminada a obtener el apoyo de los sojeros que cultivan pequeñas extensiones. Y en esa propuesta estaban ausentes las denuncias al «progresismo desarrollista».
Pero no pude rastrearla en Google y los otros buscadores. Y espero que no lo tomes como una agresión si te digo que textos breves tuyos, sin denuncias ideológicas, son bastante difíciles de encontrar en la página del Grupo de Reflexión Rural o en tu blog. Bueno, yo tampoco soy demasiado conciso cuando me pongo a escribir.
Para los que no forman parte de esta discusión – esperé a subirla al domingo, donde se supone que hay más tiempo para leer, debo aclarar mi referencia a «denuncias ideológicas». Copio la primera parte de ese texto de Rulli, que no se diferencia de la mayoría de los otros que ha escrito:
«En el contexto del nuevo modelo colonial corporativo que configura una Argentina agro exportadora, una Argentina que apuesta por la biotecnología, la producción de biocombustibles y por la minería con cianuro en los mercados globales, ha sido necesario para el sistema improvisar una dirigencia desde la izquierda quebrada y a veces no tan quebrada, ya que muchos de los supuestos del marxismo han devenido útiles al desarrollismo más duro, tal como es el caso de Lula y de Dilma. En la Argentina, ese neodesarrollismo poscolonial amigable con las corporaciones, en este caso a cargo de buena parte de la izquierda travestida, ha abusado de los DDHH como ideología, para justificar sus atrocidades del presente. Pero recordemos y tengamos presente una vez más, que no estamos hablando de la derecha, una derecha que es torpe e inoperante como Macri, estamos hablando de gente como Kunkel, como Duhalde el bueno, como la Garré, Hebe, y como los cientos de intelectuales de Carta Abierta y de la Cámpora, que llenan los cuadros de Radio Nacional, del Canal 7, del Canal Encuentro, de Radio Cooperativa, de Radio del Plata, de la radio de los porteros como Aliverti, de Página 12 y de Tiempo Argentino, de Revista 23 y de todos los que vienen del PC codovillista como Heller, Sabatella y Filmus, así como del PRT ERP como Maria Seoane, Anguita y tantos otros. Este sistema de dobles discursos se apoya de modo decisivo en el Asistencialismo que se posibilita con los recursos de las agro exportaciones. Para la izquierda en el Gobierno, sin embargo, es importante ocultar que están alimentando los cerdos de China y los motores de Europa con el hambre de nuestros niños y la muerte por desnutrición de pueblos originarios, ancianos y muchísimas criaturas. De allí los escenarios constantes de simulación, de allí los discursos tramposos, de allí la enorme inversión en publicidad«.
Puedo entender, y hasta compartir, parte de la crítica a esa «izquierda travestida«. Mi historia no es tan larga como la de Rulli, pero es bastante larga. Pero no creo que las mejores propuestas para una nación, o para un planeta, se hagan desde la pureza ideológica (En realidad, ese es justamente el error de la izquierda). Ni que la honestidad y la sinceridad personales garanticen que las propuestas funcionen.
De todos modos, no menosprecio a la ideología del Grupo de Reflexión Rural. Forma parte, como dije antes, de una corriente poderosa en la cultura actual. Que si no tiene expresiones políticas significativas en nuestro país, influye en todas, en todo el mundo occidental (Recuerdan el Mensaje ambiental a los pueblos y gobiernos del mundo, de Perón en 1972?). Y considero que aportan un elemento valioso, para contener el desarrollismo y el consumismo inconscientes.
Por mi parte, yo estoy con la Argentina que apuesta por la biotecnología, la producción de biocombustibles, y por la incorporación de tecnología propia a los procesos productivos. Creo además que sería muy útil para nuestra patria que, además de las batallas políticas que damos, hubiese centros formadores de opinión en esa dirección, con la convicción que el Grupo de Reflexión Rural pone para impulsar sus ideas. Después de todo, estoy convencido que la agricultura familiar y la protección del medio ambiente son metas razonables para países prósperos y razonablemente justos, como nosotros podemos serlo, creo, si ganamos esa apuesta.»