El mundo de Kissinger

mayo 27, 2023

Hoy 27 de mayo cumple 100 años el Dr. K, de quien dije hace tiempo que era el estadista más lúcido entre quienes han sido imputados por crímenes de guerra. Es de algún modo inevitable para un argentino tener presente este aspecto de su trayectoria al hablar de él. Recordar su admonición a la Junta Militar en 1976: «Lo que tengan que hacer, háganlo rápido«.

(Supongo que también es inevitable para un vietnamita, aunque es un pueblo que ha demostrado ser más pragmático que nosotros).

Aquí no quiero hacer hincapié en eso. En las guerras se mata gente, es la actividad principal. Y Kissinger, que estaba defendiendo los intereses de su país de adopción, los EE.UU., ha vivido sus 100 años en un mundo en que las naciones o están en guerra o deben prepararse para estarlo alguna vez. Quizás el pragmatismo de los vietnamitas se debe a lo tienen más claro que nosotros.

Mi intención en estas líneas -superficiales y breves, como casi siempre- es plantear que el mundo actual, y el de las próximas décadas, no es exactamente obra del Dr. K -muchos entre los otros miles de millones de seres humanos que compartido el planeta en estos 100 años alguna responsabilidad cabe- pero tiene mucho que ver con la lucidez, y las limitaciones, de su mirada.

Durante su larga vida escribió muchos libros -tengo entendido que ahora está terminando otros dos- todos interesantes y bien escritos. Aunque, hay que decirlo, alguno es bastante convencional en sus apreciaciones, con la evidente intención de no ofender a gobiernos que todavía podrían consultarlo. Algunos, como «Diplomacia», son imprescindibles. Pero el que ha quedado más en mi memoria, después de largas décadas, es el que escribió en 1957, creo, sobre la base de su propia tesis de graduado «Un mundo restaurado».

Trata sobre l a diplomacia de Castlereagh, Metternich y los problemas de la restauración de la paz en Europa despues de las guerras napoleónicas. En nuestro idioma se publicó con un subtítulo bastante acertado «La política del conservadurismo en una época revolucionaria«, que apunta al hecho que describe un período relativamente corto: desde 1814, después de Waterloo, hasta 1848, cuando Metternich debe huir de Viena por las revoluciones de ese año.

La nuestra no parece ser, hasta ahora, revolucionaria, salvo en la tecnología. Pero las ideas de ese fascinante libro reflejan e pensamiento básico del entonces joven Henry Alfred Kissinger: que la búsqueda de la seguridad nacional a través de una hegemonía indiscutida conduce al enfrentamiento con todos los otros actores del sistema internacional y de ahí al desastre. Que sólo buscando el equilibro del poder, siempre cambiante, puede obtenerse una paradógica estabilidad. Y que es necesario un principio legitimador, aceptado por la mayoría de los actores del sistema.

Metternich y los otros estadistas europeos posteriores a Napoleón creyeron encontrarlo -por un tiempo- en la legitimidad monárquica. Kissinger lo vió, a lo largo de toda su carrera y hasta hoy, en los intereses nacionales de las potencias, globales y regionales. Es decir, de todos los países que tienen una base económica significativa y una fuerza militar disusasoria, al menos en conflictos locales. En esa categoría ha incluido a países tan distintos como Brasil e Irán. No parece que haya considerado en esta categoría a la Argentina, y no sé si hoy se lo puedo reprochar intlectualmente.

Tengo que decir que no creo se deba a la indidable inteligencia de Kissinger que este principio guía -los intereses nacionales de los actores que pueden hacerlos respetar- se haya mantenido como criterio básico de las relaciones internacionales por mucho más tiempo que la legitimidad monárquica. Toda su vida adulta -como la todos los seres humanos que hoy viven- ha estado bajo la sombra de las arnas nucleares. Usadas en guerra por 1ra. y única vez en 1945, pero que según el consenso de los estados mayores -gente que está obligada a ser realista- son demasiado destructivas para garantizar que el propio país no sufra daños irreparables.

Entonces, la política del equilibro de poder -que incluye tener presente la capacidad del «Otro Lado» de defender sus intereses irrenunciables- que el Dr. K defendió con insistencia -y que en los años de la guerra de Vietnam le ganó la desconfianza y hasta el odio de los sectores más belicistas de los EE.UU., se mostró como el mejor camino para defender los intereses de su país. Y hasta brindarle una breve década, los ´90- de hegemonía.. global, tras el derrumbe sin guerra de la URSS.

Por eso encabezo este posteo casual con una foto icónica, Henry Kissinger y Zhou Enlai, cuando en 1971 «juntaban las cabezas» de Nixon y Mao para modificar el equilibrio global. Sin necesidad de bombardear.

Claro, hoy las dos Grandes Potencias enfrentadas son China y los EE.UU. Y el crecimiento del poder de una y el temor que provoca en la otra ese crecimiento, como señalaría Tucídides, hace más probable un enfrentamiento militar con consecuencias apocalípticas para el planeta.

Kissinger nunca creyó ni cree en los principios morales como principio otrientador de la política exterior. En realidad, les desconfía, especialmente en su propio país. Lo llama el «impulso wilsoniano» de imponer los valores democráticos a otros países por la fuerza (No dice que es hipocresía; siempre puede convocarlo un gobierno de los Demócratas). Tampoco deposita fe en los organismos internacionales. Pero -como ha quedado demostrado- la búsqueda del propio interés, aunque se haga con prudencia y astucia, tampoco brinda garantías a largo plazo.

Pero es su cumpleaños, y no quiero terminar en una mala nota. Reproduzco a continuación una exhortación que Kissinger hizo hace 9 años, cuando se encendía la mecha que llevó a la guerra en las llanuras de Ucrania. Una politica egoista es mejor que no sea conducida por idiotas. Feliz cumple, Dr. K.

«La discusión pública sobre Ucrania (dentro de los EE.UU.) gira en torno a la confrontación únicamente. Pero ¿sabemos hacia dónde vamos? En mi vida he visto cuatro guerras, que comenzaron con gran entusiasmo y apoyo público. No sabíamos cómo terminarlas a todas ellas y de tres nos retiramos de forma unilateral. La prueba de la política es ver de qué forma termina una guerra, no cómo comienza.

Con demasiada frecuencia, el tema Ucrania es planteado como un momento decisivo que consiste en ver si Ucrania se suma al Este o al Oeste. Pero si Ucrania desea sobrevivir y prosperar, no debe ser la avanzada de una parte contra la del otro. Debería funcionar como un puente entre ambas.

Rusia debe aceptar que tratar de forzar a Ucrania a un status de satélite, y volver a mover las fronteras de Rusia, condenaría a Moscú a repetir su historia de ciclos autocumplidos de presiones recíprocas con Europa y Estados Unidos.

Occidente debe entender que para Rusia Ucrania nunca puede ser un mero país extranjero. La historia rusa comenzó en lo que se llamaba el Rus de Kiev. La religión rusa se propagó desde allí. Ucrania fue parte de Rusia durante siglos y sus historias estaban ligadas desde antes. Algunas de las batallas más importantes por la libertad rusa, empezando por la de Poltava en 1709, se libraron en suelo ucraniano. La flota rusa del Mar Negro – con la que Rusia proyecta su poderío en el Mediterráneo – tiene su base en Sevastopol, Crimea. Hasta disidentes muy renombrados como Aleksandr Solzhenitsyn y Joseph Brodsky insistían que Ucrania era parte integrante de la historia rusa y de Rusia, de hecho.

La Unión Europea debe reconocer que su demora burocrática y subordinación del elemento estratégico a la política interna al negociar la relación de Ucrania con Europa contribuyó a convertir una negociación en una crisis. La política exterior es el arte de establecer prioridades.

Los ucranianos son el elemento decisivo. Viven en un país con una compleja historia y una composición políglota. La parte occidental fue incorporada a la Unión Soviética en 1939, cuando Stalin y Hitler se dividieron el botín. Crimea, con una población que es rusa en un 60%, se volvió parte de Ucrania en 1954, cuando Nikita Kruschev la entregó como parte del festejo de los 300 años de un acuerdo ruso con los cosacos. La parte occidental es mayormente católica. La parte oriental rusa ortodoxa en su mayoría. El oeste habla ucraniano. El este, ruso mayormente. Cualquier intento de una parte de Ucrania para dominar a la otra – como ha sido la norma – conduciría a la larga a una guerra civil o fragmentación. Tratar a Ucrania como parte de una confrontación Este-Oeste hará desaparecer por décadas toda perspectiva para unir a Rusia y Occidente – Rusia y Europa en especial – en un sistema internacional de cooperación.

Ucrania es independiente desde hace nada más que 23 años. Y desde el siglo XIV ha estado bajo algún tipo de dominio extranjero. No sorprende entonces que sus dirigentes no hayan aprendido el arte del compromiso, y mucho menos de la perspectiva histórica. La política de la Ucrania post independencia demuestra claramente que la raíz del problema radica en los esfuerzos de los políticos ucranianos para imponer su voluntad en partes reacias del país, primero por parte de una facción, después por otra. Esa es la esencia del conflicto entre Viktor Yanukovich y su principal rival política, Julia Timoshenko. Representan a las dos alas de Ucrania y no quisieron compartir el poder. Una política norteamericana inteligente hacia Ucrania buscaría una forma para que los dos sectores del país cooperen entre sí. Debiéramos buscar la reconciliación, no el dominio de una facción.

Rusia y Occidente, y mucho menos las distintas facciones de Ucrania, no actuaron según este principio. Cada uno empeoró la situación. Rusia no estaría en condiciones de imponer una solución militar sin aislarse, en un momento en que muchas de sus fronteras ya son frágiles. Para Occidente, la demonización de Vladimir Putin no es una política. Es una coartada a su ausencia.

Putin debiera darse cuenta de que, al margen de sus reclamos, una política de imposiciones militares generaría otra Guerra Fría. Por su parte, Estados Unidos necesita evitar tratar a Rusia como un pervertido al que se le deben enseñar pacientemente reglas de conducta creadas por Washington. Putin es un estratega serio – según las premisas de la historia rusa. La comprensión de la psicología y valores norteamericanos no es su fuerte. Como tampoco lo fue la comprensión de la psicología e historia rusa para los políticos estadounidenses«.


Rusia afirma que una nube radioactiva avanza hacia Europa. Comento

mayo 21, 2023

El título de este post recoge lo que han publicado ayer algunos medios en Turquia, y que por supuesto está circulando en las redes sociales, en todo el mundo. Habría una comunicación oficial del gobierno ruso al OIEA, pero no se ha hecho pública. Hasta ahora solo conocemos una condena de Rusia del uso de uranio empobrecido en el armamento que proveyó Gran Bretaña a Ucrania, como informo hace 10 días la agencia alemana Deutsche Welle.

No se sorprendan, este blog ha estado tan concentrado como el resto de los medios argentos en nuestras fascinantes internas. Hace mucho que no escribo sobre la guerra en Ucrania. Que también en los medios internacionales tiene menos espacio: es una carnicería de desgaste con algún parecido a las trincheras como la 1ra. Guerra Mundial.

Pero lo que ha sucedido, además de una catástrofe para quienes viven en Ucrania Occidental y en Polonia, puede ser un nuevo escalón en la guerra. Lo que no va a dejar de repercutir aún en los que estamos lejos.

Según Turkiye Newspaper: «Un depósito de municiones de Ucrania con uranio empobrecido fue atacado por Rusia. Tras el ataque, los vapores radiactivos se extendieron a los países europeos por efecto del viento. Se anunció que se registró un aumento de la radiación en Polonia.

Mientras continúa la guerra entre Rusia y Ucrania, el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolai Patrushev, dijo que una nube radiactiva se dirige hacia Europa occidental como resultado de la destrucción de un depósito de municiones de uranio empobrecido suministrado por Occidente en Ucrania.»

Para tener algo más claro, lo que puede estar pasando, le pedí su opinión a Daniel Arias, columnista estrella de AgendAR. Comparto:

«Los metales pesados usados en municiones de todo tipo, el vulgar plomo, el mercurio, el tungsteno y el uranio empobrecido, son químicamente tóxicos y en suficiente cantidad, inutilizan suelos y acuíferos para uso habitacional o agropecuario.

La vieja línea del frente de guerra de trincheras del Somme, del Marne y de Verdún sigue inhabitable y no cultivable desde 1918.

Pero el uranio es un ecotóxico más bravo, porque se fija en los huesos como sustitutivo químico del calcio, y porque aunque el empobrecido es una cola residual de las plantas de enriquecimiento, éstas jamás logran evitar que quede en ese desperdicio una cantidad de U235, el isótopo inestable y físil.

De modo que los blindajes y balas perforantes de uranio empobrecido generan una contaminación doble, química y radiológica, que además de extensa en la geografía e intratable en lo técnico, es interminable en los tiempos humanos.

El uso de blindajes y balas de uranio empobrecido debería estar prohibido por la ONU. Pero antes que eso suceda, se va a congelar el infierno. Es significativo que ni el OIEA ni el UNSCEAR (Comité Científico de las Naciones Unidas para el Estudio de los Efectos de las Radiaciones Atómicas) hayan dicho nada al respecto. Entre tanto, a los ucranianos del Oeste y a los polacos hoy les toca respirar, beber y comer uranio. Supongo que por ahora no se enteran.»


Argentina surfea en la Guerra Fría II.

abril 15, 2023

Estos días las olas vienen altas y seguidas, condiciones que los surfistas experimentados disfrutan.
Por un lado, este viernes llegó Wendy Sherman, la número 2 del Departamento de Estado, también conocida como Silver Fox. El lunes nos visita, por segunda vez en menos de un año, la general (a) Laura Richardson, jefa del Comando Sur. Y esta semana llegó con menos fanfarria – no es una visita oficial, no lo recibió ningún funcionario de primer nivel -Christopher Hanson, el jefe de la Comisión Regulatoria Nuclear, la NRC, que tiene nada menos que la misión de autorizar y controlar todas las plantas nucleares de los Estados Unidos.


Naturalmente, don Hanson visitó el predio de las Atuchas y el CAREM en construcción.
Justamente, Daniel Arias le dedicó uno de sus filosos artículos para AgendAR.


Del otro lado del enfrentamiento, también ésta semana nos visitó una delegación de las industrias de defensa de la República Popular China, que se reunió con el ministro Taiana para favorecer la coordinación en el plano militar y de industrias de China y la Argentina.


Esta atención que nos dispensan los grandes protagonistas de la GF2 no es mérito de nuestra Cancillería, aunque debemos reconocer que tiene la discreción de no repetir las consignas que corean las hinchadas locales de los dos adversarios, y que repiten en los medios y en las redes sociales.


El hecho es que todos los países del mundo están, en alguna manera, afectados por las acciones de las únicas dos Potencias en condiciones de proyectar su influencia global.
El caso argentino es particularmente sensible porque China es el segundo destino de nuestras exportaciones – y el más importante del primero , Brasil . Importamos de ella muchos artículos manufacturados ( como todos los países) y es un gran inversor.

Por otro lado los Estados Unidos es la potencia hegemónica en lo militar, por lejos, y es el decisor principal en los mercados financieros y en los organismos multilaterales que son nuestros acreedores.


Como dije en otra parte en este blog, es difícil ser objeto de las presiones de dos Grandes Potencias, pero hay algo peor, ser objeto de las presiones de una.


Esta situación me impulsa a ofrecer algunas reflexiones, por lo que valgan :


Ante todo, es necesario tener claro que este enfrentamiento es muy distinto al de la Guerra Fría I, que tenía un inescapable componente ideológico . Por supuesto que los intereses estratégicos de Estados Unidos y de la Unión Soviética eran el factor primordial de sus políticas, pero, como en la Grecia clásica ambos lados sumaban e instrumentaron facciones en los otros actores más débiles.( Esparta era el protector de los “ oligarcas” y  Atenas de los “demócratas” en las distintas ciudades helénicas). 

En la segunda mitad del siglo pasado, los intereses establecidos en cada país tendían a buscar la protección de los Estados Unidos. Y los que los combatían trataban de conseguir, y a veces lograban el apoyo de la URSS.

Ahora no es así. A las dos grandes potencias no les importa la forma de gobierno y la estructura social de sus aliados o clientes. (a  EE UU le gusta verse como defensor de la democracia en el mundo pero no permite que eso influya en sus alianzas estratégicas ).

En el caso particular de la Argentina hay un hecho dominante. Ningún gobierno argentino dejará de comerciar con China, un cliente clave de nuestra producción agropecuaria. Y EE UU lo sabe. ( en 1980 cuando decidió sancionar a la URSS, la dictadura militar, anticomunista si las hubo, ignoró las sanciones y le vendió trigo).

Entonces las presiones estadounidenses se dirigirán a tratar de dejar fuera a China de áreas sensibles : Nuclear, Comunicaciones, Defensa,… El problema es que son áreas sensibles para China y más importante, y para nuestro desarrollo actual y futuro. Si quiere avanzar en esta dirección Estados Unidos debería ofrecer alternativas aunque eso no está en su tradición.

¿ Una carta a nuestro favor? Brasil está en este aspecto en nuestra misma situación.

Entre los dos socios más grandes del Mercosur debe existir no solo una relación comercial sino una alianza estratégica.


Un comentario muy breve sobre la reunion Biden-Fernández

marzo 29, 2023

Hoy, a las 15:45 de Buenos Aires, Alberto Fernández, Santiago Cafiero, Sergio Massa, Aníbal Fernández y Jorge Argüello -el gobierno más vapuleado de los últimos 20 años- serán recibidos en la Casa Blanca por Joe Biden. Está previsto que participen el secretario de Estado, Antony Blinken; su par del Tesoro, Janet Yellen; el director de Asuntos del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional, Juan Sebastián González; el director de Cono Sur de ese organismo, Lorenzo Harris; el asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan; el subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental, Brian Nichols; y el embajador en nuestro país, Marc Stanley.

Esto indicaría que la Argentina no es insignificante para los intereses estratégicos de los Estados Unidos. El motivo es claro, la otra super potencia en ascenso, China, es un cliente, proveedor e inversor clave de la Argentina. En ese aspecto -por suerte solo en ese hasta ahora- estamos en medio de la Guerra Fría II.

Por suerte no estamos solos. Brasil está  exactamente en la misma situación y es más grande. También podemos consolarnos en que hay algo peor que estar sometido a las presiones de dos superpotencias: estar sometidos a la presiones de una.


Argentina, las guerras ajenas y la guerra de Malvinas

marzo 3, 2023

Es necesario precisar dos afirmaciones del posteo anterior:

El esbozo de un mundo bipolar es una simplificación, hay dos grandes Potencias que por encima de cualquier otra están en condiciones de proyectar su poder económico y militar en cualquier punto del globo (con el proviso importante que China no es la URSS: no tiene una ideología que quiera o le interese extender por el mundo).

Pero en el plano económico, entre otros, el mundo es multipolar y se puede decir post-occidental, en nuestro caso por ejemplo el cliente mas importante es Brasil seguido por China en ocasiones el primero. También Egipto, Vietnam, son mercados importantes para nosotros, e India, la tercera futura gran potencia, si las tendencias de crecimiento económico y demográfico se mantienen, podemos depositar grandes expectativas para nuestras exportaciones.

La otra afirmación a precisar es que Argentina no tiene una tradición de protagonismo, en los temas globales. Porque fuimos protagonistas,aunque sin haberlo previsto,de una de las guerras del último cuarto del siglo XX, donde se dieron las últimas batallas aereo navales. Aún hoy somos el único país que le hundió barcos a la OTAN y eso no ha sido olvidado por estados mayores y cancillerías. Algo dije sobre esto en el mini editorial con el que comenté una nota en AgendAR.

El punto en el que quiero insistir es que esa simplificación inicial es válida en un aspecto muy importante, estamos todo el planeta en medio de la Guerra Fria II. Muy distinta de la I, pero que como ella,influye decisivamente en todos los aspectos de la política internacional.

Por suerte no es necesario tomar partido (aunque como decía en ese posteo anterior nuestras pujas internas hacen que ambos bandos tengas sus respectivas hinchadas aquí). Pero nos obliga a manejarnos con mucho cuidado.

China es un cliente e inversor importantísimo. Estados Unidos no es cliente…. pero además de gran inversor, es un actor decisivo en el sistema financiero internacional.

Lo que me interesa destacar aquí – lo venimos haciendo desde hace casi 5 años en AgendAR– es que Argentina tiene capacidades que le permiten tener alguna voz en su propio destino, y no ser un simple peón de los grandes jugadores. No sólo sus recursos naturales, soja, Vaca Muerta, litio…. Toda América del Sur viene exportando sus recursos desde hace 500 años y eso no la ha convertido en Potencia. En tecnología nuclear y satelital, en biotecnología…..,en las fronteras del futuro Argentina tiene capacidades considerables. (A pesar de que sigue exportando sus técnicos jovenes). Tengamos conciencia de ello y como se dice ahora “pongámoslos en valor”.


La Argentina y las guerras ajenas

febrero 26, 2023

Una de las frases más conocidas de Perón es “la verdadera política es la internacional”, como muchas, se presta a distintas interpretaciones.

Algunos, la llevan al extremo y ven en cada pelea por un lugar en las listas vínculos con los intereses geopolíticos de EE.UU, China, la City de Londres o la Conferencia de Davos.

Prefiero una interpretación más sobria: Peron advierte que es el espacio donde las decisiones equivocadas tienen consecuencias más graves para los pueblos. Porque es cierto que una mala política económica, por ejemplo, disminuye la relevancia, el peso internacional de un país (ha sido nuestro caso), pero los errores en política internacional pueden comprometer la misma existencia de una nación.

Por eso es una pena que la mayoría de nuestros compatriotas no se interesen en las noticias internacionales. Probablemente se debe a que Argentina no tiene una tradición de protagonismo. En los temas globales.

Así cuando un tema como, la guerra de Ucrania irrumpe en la atención pública es incorporado y utilizado en nuestras peleas internas. Ahora el bando  que se considera a sí mismo “republicano”, la ubica en términos de una pelea entre autócratas malos y demócratas buenos, mientras los nac&pop hablan de una guerra entre globalistas malos y multipolares buenos.

En ambos relatos hay algo de verdad. Del primero, lo que puede decirse, es que la definición que hacen de democracia, y la de bondad, es muy sesgada.

El segundo…. rescata un hecho fundamental: a partir de mediados de los 70 comienza en el mundo una etapa marcada por el predominio del capitalismo financiero. La movilidad del capital, la deslocalización de las industrias, fueron consecuencias muy notorias.

Pero este análisis ignora un hecho evidente, el resultado geopolítico más importante de la globalización financiera fue el desarrollo y afirmación de la segunda gran potencia global.

China, se convirtió en el taller global cuando grandes industrias en su mayoría estadounidenses se trasladaron ahí para aprovechar su mano de obra y su benevolencia en cuestiones ambientales. Un Estado centralizado y muy presente, se ocupó de canalizar el proceso para sus intereses nacionales.

Lo que no quita que sea junto con Brasil nuestro principal cliente y un factor de equilibrio en nuestro posicionamiento internacional frente a las atenciones absorbentes de la primera potencia global. Un mundo multipolar es una aspiración pero es mejor que haya dos polos y no solamente uno.

De todos modos ninguna de esas dos grandes potencias resolverá nuestros problemas, Argentina debe encontrar la forma de salir del camino de crecimiento lento y empobrecimiento en el que está justamente desde mediados de los 70.

En el escenario internacional no encontramos recetas pero sí algunas sugerencias útiles.

(continuará)


Lula vuelve, a otro Brasil. Comentarios argentinos

enero 2, 2023

Este va a ser un post muy limitado en su tema. Porque Lula ha sido y vuelve a ser uno de los mandatarios importantes de este siglo que ya lleva dos décadas y pico. Y Brasil… es la mitad de la América del Sur. Aquí voy a hablar solamente de algunas realidades políticas brasileñas que hacen que este su 3er. mandato sea bien distinto a los anteriores, de cómo se parecen a algunas realidades políticas argentinas. Y de cómo tienen que ver con tendencias globales, porque ninguno de nuestros países está en una burbuja.

Brasil ha sido desde que existe un país muy desigual, con grandes porciones de su población sumergida en la pobreza y la indigencia. Los dos mandatos anteriores de Lula (la historia económica y social brasileña no empezó en 2003, pero les dije que esto iba a ser muy acotado) aminoraron un poco esa situación, y permitieron que una parte de los pobres ingresara a la clase media. Ayudado por el boom de las commodities de principios de siglo, que favoreció las exportaciones de toda Sudamérica.

Fue reelegido, pero a fines de su 2do mandato (2007/10) ya se percibía un desgaste. Había movilzaciones masivas de protesta, con participación de las clases medias, la vieja y la nueva. La inevitable oposición política -los que están afuera del gobierno siempre quieren entrar- y muy poderosos intereses en el establishment brasileño empezaron a atacarlo, a él y a la dirigencia de la fuerza política que encabezaba, el PT, con la manchpa de la corrupción.

(Contexto necesario: la gran mayoría de la clase política del Brasil, especialmente en sus segundas líneas, es vista en su país y en el mundo como «cuentapropistas» que negocian por dinero o prebendas sus votos en el Congreso. Su imagen está más manchada que la de, por ejemplo, sus colegas italianos, a los que no se ve como carmelitas descalzas.

Uno de los escándalos más importantes -sólo detrás de las gigantescas «coimas» que repartían grandes empresas para asegurarse contratos- fue justamente el Mensalão, un dinero «en negro» que se repartía todos los meses entre diputados del bloque oficialista para asegurarse que se mantuvieran oficialistas.)

Como sea, su sucesora, Dilma Rousseff, también del PT, desgastada por estas instancias de corrupción (aunque ella no estuvo nunca sospechada, y varios de sus acusadores sí) pero sobre todo por los ajustes que provocó una recesión, cuando el boom de las commodities ya había quedado muy atrás, fue depuesta por un juicio político en el Congreso.

Supongo que esta historia despierta algunos ecos en mis lectores locales. Pero, atención, es historia. Esto que sucedió hace algunos años, junto a otras cosas que han pasado en Brasil y en el mundo, han contribuido a crear una realidad política distinta, que es la que ahora enfrenta Lula. Pero se me ha hecho tarde y tengo que trabajar. Se la sigo mañana.

(Continuará)


Una reflexión muy local sobre la amenaza de otra guerra en Europa

diciembre 27, 2022

(Comentarios superficiales que subí hace unos minutos en twitter. Los subo aquí, para corregir los horrores de ortografía, y porque tiene una audiencia un poco mayor. Antes que esta noche ambos lados de la grieta estén ocupados interpretando el discurso de Cristina).

La próxima guerra ¿otra vez en los Balcanes? Serbia puso a su ejército en «máxima alerta» por la situación en Kosovo. Hay toda una tradición ahí de como sigue…

Espero, contra toda experiencia, que en este tema no se formen aquí las brigadas voluntarias digitales que pelearán la guerra en twitter. Los bandos pro y contra OTAN. Bien irrelevantes ambos, claro.

Lo que nos debe importar es que ya hay una guerra, importante, en Europa, y el riesgo de otra. El hecho cruel pero indiscutible es que esto abre una ventana de oportunidad para Argentina y para Latinoamérica, si no tropezamos con nuestros propios pies.

Porque dos regiones del mundo perdieron peso geopolítico e importancia económica despés de los ´90, con la victoria de EEUU en la Guerra Fría, y luego el ascenso de Asia: Europa y Latinoamérica.

Nosotros estábamos bien atrás de Europa en esos dos planos, y ahora, después de 30 años, todavía más. Pero Europa tiene más tendencias suicidas que nosotros, parece.

Las guerras europeas históricamente valorizan nuestros recursos naturales, claro, y algunas exportaciones con valor agregado. Y algo más importante, nuestra condición de zona de paz, sin conflictos geopolíticos que se disputan con cañones y drones. La Corte Internacional de La Haya, y el Vaticano, podrían mudarse acá…

(Hay una idea que conversé hace poco con dos miembros del albertismo crítico en el Estado. Hay un programa del Ministerio del Interior -«Provincia 25»- dirigido a los argentinos en el exterior. Debería lanzar un ¿portal, newsletter? como medio de información y comunicación para los que residen en esa península occidental de Eurasia. Podría ser útil…)


Elecciones en EE.UU. «una Casa dividida»

noviembre 8, 2022

¿Se justifica postear sobre esto, cuando en unas 12 horas la realidad habrá agregado datos duros? Creo que sí, porque la grieta en esa sociedad no depende de los resultados. Además, ya lo tengo escrito: es lo que editorialicé esta mañana en AgendAR. Agrego algo al final para uds., mis fieles (?) seguidores.

«Hoy, elecciones legislativas en EE.UU. Decisivas para Biden y para Trump, y para su sistema de gobierno

Se combinan varios factores que hacen que el resultado de estas elecciones de «medio término» marque, en un sentido o en otro, una etapa clave en la transformación del sistema de gobierno, y de poder, en los Estados Unidos. Y no podemos dejar de dedicarle espacio en AgendAR, porque influirán, mucho, en nuestra realidad local.

El bipartidismo clásico de EE.UU. -que expresaba diferencias, algunas importantes, entre Demócratas y Republicanos pero sobre todo un acuerdo básico en la estabilidad de sus instituciones, y en las reglas de juego de la competencia política, empezó a cambiar cuando en julio de 2016 Donald Trump consiguió la candidatura presidencial del Partido Republicano.

El paso siguiente, más importante, fue cuando derrotó a Hillary Clinton, la candidata de los Demócratas, y del «establishment» de la Costa Este, en noviembre de ese año.

Trump había construido una «nueva mayoría» con parecidos y diferencias con el electorado republicano tradicional, que sumaba a parte de los votantes de los demócratas. Trabajadores afectados por la globalización, petroleros y mineros afectados por las políticas ambientalistas, estadounidenses blancos hostiles a la inmigración, cristianos evangélicos y no pocos católicos que rechazan las «políticas de genero», y sobre todo, gente común con bronca con una elite política que perciben «progresista» y poco patriótica.

Trump consiguió amalgamar estos sectores, y transformarlos en el factor de poder absolutamente decisivo en el Partido Republicano, a pesar de haber sido derrotado en las elecciones noviembre 2020. Ningún candidato de ese partido se atreve a disputar la afirmación del ex presidente de que «le robaron la elección». Los que lo hicieron, perdieron en las primarias.

En Europa se ha visto crecer fuerzas políticas con una «agenda de rechazo» similar en casi todos los países, y hasta ganar elecciones. En América del Sur surgió una copia exitosa en Brasil. Que perdió, por muy poco, las últimas elecciones, pero sigue siendo una realidad poderosa en nuestro vecino del norte.

El hecho inquietante -al que los argentinos, y el resto de los habitantes del planeta debemos prestar atención- es que la «grieta» entre los votantes de uno y otro partido es profunda. La sociedad estadounidense está polarizada -hoy, aún más que la nuestra. Y por primera vez en un siglo y medio, el fantasma de una guerra civil empieza a ser mencionado por analistas serios (no los conspiranoicos de internet). Muy, muy improbable, pero no ya inconcebible.

Hay un elemento personal que agrava la situación para los Demócratas. El presidente Biden, un astuto político del aparato Demócrata, muestra síntomas inocultables del deterioro de la edad. Y su carisma personal no es notorio. El que llama a candidatos y gobernadores de su partido es el presidente, pero el que entusiasma a las multitudes en la campaña es un ex-, Barack Obama, que no puede volver a serlo.

Es necesario tener en cuenta, también, que un factor de política internacional supera la grieta. Demócratas y republicanos coinciden por completo en que el rival de los Estados Unidos es China. Pero no parece ser suficiente para ponerlos de acuerdo; las diferencias políticas y culturales son demasiado profundas.»

Añado la respuesta a una pregunta que me hacía anoche Fidanza en Redacción IP «¿Cómo pensás que el resultado de estas elecciones puede influir en nuestra política local?

Más allá que la polarización furiosa se ha transformado en un rasgo común en muuuchos países, apareció entre nosotros una corriente numerosa, y ruidosa, que imita a Trump y a Bolsonaro. Una victoria clara de los republicanos les dará aire e impulso a ellos, y a, más importante, el sector Macri-Bullrich de la coalición opositora. ¿Recuerdan que hace unos pocos meses Mauricio se sacó una foto con el Donald?

Atención: hay un elemento clave que, como dije en el post anterior, ya apuntó Julio Burdman hablando de Bolsonaro: él, como Trump y los seguidores de ambos, son nacionalistas. Se autoperciben patriotas, los únicos patriotas. Los seguidores de sus imitadores locales no lo son. Su capital espiritual es Miami…


El resultado de la elección en Brasil ¿le dirá algo a la política argentina? No. Eso sí, la campaña… sugiere un camino

octubre 29, 2022

Brasil es el socio inevitable de Argentina. No sólo en lo comercial; también en destino, en mi falible opinión. En el mundo que ya se empezó a configurar, no sólo necesitamos sumar a los dos países, y todo lo que se pueda de Latinoamérica, para contar para algo. Más inmediato: cualquier diferencia abierta entre los más grandes de América del sur es una ventana de oportunidad para potencias externas. Dos hermanos enfrentados cinco siglos atrás, Atahualpa y Huáscar, podrían dar testimonio.

Eso sí, cualquiera sabe que los socios suelen tener conflictos de intereses. Hasta, a veces, no se quieren, como nosotros y los brasucas nos queremos, sobre todo en futbol. Es humano. Pero hay que tolerarse, gente.

Quería decir esto, y ahora voy al punto: el resultado de mañana domingo, cualquiera sea, no anticipa nada sobre nuestras pujas locales. Las sociedades, y los estilos políticos, son muy distintos en nuestros dos países, como se da cuenta cualquiera que los conozca un poco.

Pero sí pienso que la campaña, el desarrollo de las estrategias electorales de los dos candidatos que se enfrentan mañana en las urnas, nos dice mucho, y relevante.

Ante todo, me interesa señalar un logro de ambos. Impresionante, si se toma en cuenta que Brasil no tiene la tradición argentina de grandes fuerzas políticas nacionales que perduran en el tiempo, como el radicalismo y el peronismo (aunque cambien sus programas y alianzas).

El PT, Partido dos Trabalhadores, fundado en 1980 como un movimiento de base sindical apoyado por la iglesia católica, nunca logró tener una estructura política propia con mayoría en el congreso, ni una fuerza considerable de gobernadores e intendentes.

Aún así, Lula ha logrado convertirse en el líder indiscutico -indiscutible- de la ¿mitad más uno? de brasileños y brasileñas, y el referente con el que tienen que dialogar los poderes fácticos dentro y fuera del Brasil.

Y lo de Jair Bolsonaro es aún más espectacular. Un diputado entre cientos, un político más, aunque popular en las redes sociales, cuando el Ejército brasileño decidió financiar su campaña presidencial, frente al visible deterioro del gobierno de Michel Temer.

Cuatro años después, el Trump Tropical ha reconfigurado la tradicional y poderosa Derecha brasileña. (Tal como el Donald transformó, y hegemoniza el Partido Republicano, el «Grand Old Party»). La carrera política del Bolso puede terminar mañana, o no, pero la coalición que armó y conduce, «Biblia, buey y bala*», seguirá existiendo como un bloque influyente que ni Lula ni ningún gobierno brasileño podrá ignorar.*

*(Para los que no siguen la política de nuestro vecino al norte: «biblia» son los evangélicos, «buey» los ganaderos y sojeros, que se preocupan menos que los europeos por la deforestación de la Amazonia, y «bala», las fuerzas de seguridad, que Jair ha cortejado tanto o más que aquí Patricia Bullrich.)

¿Cómo se formaron estas dos grandes coaliciones, que han absorbido todas las expresiones de la política en el Brasil, un país donde sus políticos tienen la tradición de saltar de partido y negociar sus votos uno a uno, sin que nadie se escandalice? La palabra clave es «polarización», gente.Trazar una clara línea divisoria entre «Ellos» y «Nosotros», y decir en las redes sociales que «Ellos» son corruptos que odian al pueblo y a la patria y practican pedofilia en ritos satánicos.

¿Que sólo una minoría, termocéfala o no muy estable psicológicamente se creerá todo? Y sí, pero no importa. El objetivo es crear una identidad de conjunto, un «Nosotros», claramente distinto y opuesto a «Ellos». Y no se molesten en buscar la receta en Laclau o en Gramsci: eso ya lo hacían en Bizancio, con los «Azules» y los «Verdes». Y se cargaban algunos emperadores, nomás.

Atención: importante como es esto, es sólo la mitad de la estrategia necesaria para ganar y gobernar. La otra mitad, imprescindible, requiere ocupar ese espacio del centro que queda vacío de expresiones políticas.

Así, Bolsonaro aumenta las asignaciones sociales, y no sólo en los últimos meses: fue una de las primeras medidas que tomó al asumir la presidencia. Y Lula lleva como vicepresidente a alguien que tiene mejores credenciales que el Bolso para representar al poder económico brasileño.

Nada sorprendente: los más pobres, el electorado principal por lejos al que Lula convoca, van a preferir reales a discursos. Si los reales se los da Bolso… Y Lula, que ya fue presidente dos veces de Brasil, sabe que sólo con discursos no se gobierna.

Por supuesto, este resumen que he hecho es una grosera simplificación. Pero en este post estoy hablando de política, no de sociología (como en la mayor parte de lo que subo al blog). Y no afirmo que necesariamente la próxima (bah, ya en curso) campaña electoral argentina ncesariamente -será así. Como puse en el título, la brasileña sugiere un camino.

No hablo, como nuestro poeta ciego, de un «destino suramericano».


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