En la primera parte de este post, mencioné a algunos círculos argentinos, que quisieran «llegar a un acuerdo con los ingleses para una explotación conjunta de posibles hallazgos petroleros en el Atlántico Sur». Hoy, en Clarín, Andrés Cisneros desarrolla los argumentos para este pensamiento: «Hay dos posiciones sobre Malvinas. La primera, llamémosla tradicional o solamente juridicista, reclama discutir soberanía, ya, ahora, desde el principio mismo de cualquier negociación. La segunda, realista o pragmática, advierte que Gran Bretaña se niega a siquiera hablar de soberanía y propone que, dejando debidamente salvaguardados nuestros derechos, al menos no perdamos, también, algún acceso a los recursos que contienen los territorios bajo disputa … la filosofía del todo o nada siempre termina en nada para el más débil de los dos «.
La Historia nos repite, una y otra vez, que si el más débil trata de negociar con «realismo y pragmatismo» – sin una estrategia también realista para equilibrar las relaciones de poder (desarrollo, alianzas, capacidad de disuasión, o mejor, una combinación de ellas) – termina en la olla. La historia reciente de Malvinas puede ser un caso de manual: desde los intentos de Alfonsín de «negociar y presionar» a la «política de seducción» de Menem a el «endurecimiento» de los Kirchner, todos tropiezan con el mismo escollo: Quien avanza con los hechos consumados es Gran Bretaña.
(Alguno preguntará cuál fue la «presión» que intentó Alfonsín: No muchos recuerdan que Caputo amenazó con otorgar permisos a las entonces activas flotas pesqueras de los países satélites de la Unión Soviética. Los ingleses empezaron entonces a otorgar licencias de pesca … desde las Malvinas. La prosperidad de los kelpers, y, más importante, el hecho que las islas ya no fueran un gasto excesivo para la Defensa británica, data de ese entonces).
Un camino obvio para la búsqueda de alianzas, para la construcción de un sistema de intereses que empiece a equilibrar al inglés – es decir, obvio excepto para aquellos argentinos que parecen pensar que nuestra ubicación en América del Sur es un lamentable error geográfico, y nuestro lugar natural sería el uno de los estados norteamericanos, eso sí, sin negros – es con los países vecinos, con los que ya hemos avanzado, imperfectamente, con el Mercosur. Concretamente, los otros dos que tienen costas y puertos en el Atlántico Sur, Brasil y Uruguay.
Ahora ¿qué estamos dispuestos a aportar los argentinos a esa eventual alianza? Si es declaraciones, eso es lo que conseguiremos. Los uruguayos, en particular, que no tienen petróleo pero cuya posición estratégica es un factor en la ecuación, saben que al gobierno argentino no le importaron los intereses uruguayos cuando un paquete de votos estuvo en juego en una provincia (remember Botnia!). Los brasileños… Itamaraty no aprueba de gestos románticos, y lo bien que hace.
No hay una respuesta simple, que reemplace al trabajo paciente de años. Pero hay una herramienta posible. Una herramienta que, justamente, el gobierno al que pertenecía el embajador Cisneros malvendió. Y el actual gobierno no ha hecho nada, hasta ahora, por recuperar: Una empresa petrolera estatal.
¿Cómo se usa? Lean esta noticia de Reuters «Caracas, 10 de febrero. Venezuela adjudicó la inversión más grande de petróleo en los 11 años del gobierno de Hugo Chávez – a un consorcio conformado por la española Repsol, entre otras, y a otro que incluye a la estadunidense Chevron – la participación en el desarrollo de los bloques Carabobo 1 y 3, respectivamente, de la faja petrolífera del Orinoco.
El ministro de Energía y Petróleo, Rafael Ramírez, nombró a las compañías ganadoras de la licitación convocada por el gobierno venezolano durante un acto celebrado en el palacio presidencial de Miraflores, transmitido en cadena por radio y televisión, y al que asistió el presidente Hugo Chávez. Repsol participará en el bloque Carabobo 1 junto con la malaya Petronas y las indias Indian Oil, ONGC, y Oil India.
En cada uno de los proyectos, los consorcios crearán una empresa mixta con PDVSA, que mantendrá 60 por ciento de participación, debido al proceso de nacionalización en el sector petrolero iniciado en 2007
Los resultados muestran victorias para ambos lados. Las compañías petroleras se ajustaron a las duras condiciones establecidas por Caracas, mientras queVenezuela suavizó los términos fiscales, en otra señal que el «nacionalismo de recursos» se ha visto debilitada por la caída de los precios en todo el mundo»
¿De qué nos sirve esto a nosotros, aparte de mostrarnos que el capital viaja a donde encuentre los mejores réditos, sin preocuparse por los discursos? Argentina no tiene una Faja del Orinoco, con una expectativa de 235.000 millones de barriles. Que yo sepa, tampoco la tiene España, que sin embargo construyó una petrolera nacional; y un paso importante en esa construcción lo dió más de 10 años atrás, cuando compró la argentina YPF. La que desde hace tiempo – vean ésto que subí en julio del año pasado – despierta el interés de China.
Mi amigo Harry afirma que Petrobras y PDVSA tienen acciones de Desire Petroleum, una de las empresas que explorará en Malvinas por cuenta de Inglaterra. Si es así, no debe sorprendernos, ni escandalizarnos. El negocio petrolero, desde los tiempos del viejo Rockefeller y de Armand Hammer, es lo más parecido al mundo de los piratas desde que Henry Morgan llegó a gobernador de Jamaica. Las empresas petroleras nacionales son como corsarios, que roban y saquean para sus naciones… además de ellas mismas, claro.
Quizás el gobierno de Cristina Kirchner de un paso en pro de la recuperación de YPF. Ojalá, pero será un paso. La reconstrucción de una petrolera nacional, como la de cualquier empresa del Estado en serio, es algo que los argentinos no hacemos bien desde hace décadas. Desde que nos hemos dedicado a convertirlas en fuentes de negocios privados, malvenderlas, y concesionarlas.
Pero es un objetivo razonable, si tenemos la constancia y la voluntad suficiente durante varios gobiernos, que Argentina cuente con una petrolera que – idealmente en sociedad con Petrobras y PDVSA, con una participación para ANCAP ? – pueda explorar y perforar en la cuenca malvinera y en el sector antártico.
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