El Poder Judicial argentino, ¿dijo o no dijo que el culpable del atentado a la AMIA fue Irán? Otro capítulo de una tragicomedia nacional

 Mi largo post de anteayer no habla del atentado, del que no tengo más información que la que cualquiera puede encontrar en lo que se ha publicado.

Es una crónica de cómo la sociedad y la política manejaron el tema, desde que Néstor Kirchner nombró a los fiscales que acusaron a Irán en 2006.

Atentos lectores señalan en los comentarios del post que el título es un error: el fallo no «sentencia» que el culpable fue Irán, porque ese punto no era el tema del juicio. Sería la afirmación de uno de los camaristas, el juez Mahiques.

Amigos en grupos de whatsapp me han dicho lo mismo. E incluyen a otro de los camaristas entre quienes lo afirman en su dictamen.

(En cuanto a lo que dice Milei: sí, es el Presidente, por increíble que parezca, pero en la práctica no importa. Cualquier día puede decir, y dice, cualquier cosa).

Estimados, el punto no es mi lectura del fallo, «probablemente errónea», diría el Turco Asís. Es que esa fue la lectura de la prensa internacional, no sólo la de los medios locales (ex hegemónicos, gracias a las redes). Fue la lectura de CNN, BBC Mundo, France24, SwissInfo… y Russia Today.

 Como no leo farsi, no puedo asegurar que eso es lo que leyó el gobierno iraní. Pero seguramente leen inglés.

(Una sola observación a mis amigos que rechazan con energía la hipótesis de la culpabilidad de Irán en ese atentado. Decir que si afirmamos que es culpable, corremos el riesgo de otro atentado, ¿no es una contradicción?).

En cualquier caso, mi pedido queda sin respuesta: por la desprolijidad del Poder Judicial y la de los gobernantes, seguimos sin «historia oficial».

1 Responses to El Poder Judicial argentino, ¿dijo o no dijo que el culpable del atentado a la AMIA fue Irán? Otro capítulo de una tragicomedia nacional

  1. juliocarreras dice:

    Por la vertiginosidad y ultra colectivización posible hoy, gracias a las tecnologías comunicacionales, creo que, más o menos desde 1997 hemos entrado en una era de ficcionalización, consciente y deliberada de la política. Lo mismo que hizo Mitre en el siglo XIX con las Historias de San Martín y de Belgrano, hoy se hace, cotidianamente, con la información, difundida segundos después de producidos los hechos. O incluso simultáneamente y en vivo. Hechos que, a su vez, cada vez resultan más condicionados, por la pseudo realidad, construida, de consuno, por las corporaciones económicas, políticas y comunicacionales del aparato de poder contemporáneo.

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