Despidiendo a un Papa

febrero 28, 2013

Benedict XVIEl día que se produce un hecho nuevo en 600 años, que afecta formalmente a 1.200 millones de católicos bautizados, y emocionalmente a muchos cientos de millones entre ellos, uno siente que no puede pasarlo por alto. Pero, como en otras ocasiones, no creo que pueda escribir algo digno de la ocasión. Cuando anunció su renuncia, hice algunos comentarios superficiales, pero no me satisfacen.

En este blog he hablado de muchos temas, pero sobre todo de política. Es mi vocación, después de todo. Y mi opinión es que Joseph Ratzinger, por todo su nivel intelectual – uno de los teólogos más profundos que han llegado al Papado en varios siglos, y aún si tomamos en cuenta que llegó al Papado – no es un hombre de la política. Le faltó la virtú a que se refería Maquiavelo.

Eso sí, lo poco de política que yo sé me alcanza para tener claro que es muy imbécil menospreciar la religión como motor de la conducta humana. Aún para la conciencia urbana que percibe la realidad a través de los titulares de los diarios o los noticieros, lo que pasa en el Medio Oriente debería darle una idea. Sin ir tan lejos, aquí en Argentina la Virgen de Itatí o, para el caso, el Gauchito Gil, mueven mucha más gente que La Cámpora y los caceroleros del 8N sumados.

Por eso me parece tonto el anticlericalismo comecuras, a la vieja usanza ibérica, que despliegan en estos momentos muchos blogs K y buena parte del mundo tuitero. Está bien, la Iglesia se lo ha buscado cuando ocultó violacioner de niños  y – pecado venal – fraudes financieros. Y, además, da patente de progre. Pero es un error grave menosprecias los sentimientos y los valores de los que se pretende convencer. No importa lo que digan viejas estadísticas, ya no es cierto que la mayoría de los argentinos son católicos, excepto en el sentido de estar bautizados, como yo. Pero la mayoría de los que sí encuentran fortaleza y consuelo en la religión, son los más pobres.

(Hago una excepción en esta observación con Horacio Verbitsky. Como dije en otra oportunidad, ha dedicado tanto esfuerzo y tanto talento intelectual, por tanto tiempo, a denunciar las iniquidades de la Iglesia, que uno no puede menos que esperar un episodio de conversión en cualquier momento. Ha habido muchos casos así. Uno muy famoso, cerca de Damasco).

De todos modos, tampoco me parece adecuada para reproducir aquí la santurronería con que la mayoría de los medios católicos ha despedido a Benedicto. Como dice un amigo, más creyente que yo, con su renuncia ha dicho que a los Papas no los pone – al menos, no solamente – el Espíritu Santo. Los eligen los cardenales – fue muy preciso al señalarlo – y un hombre puede decidir dejar de serlo.

Por eso busqué la despedida – en ocasión de una visita pastoral – que le hizo otro Jefe de Estado, también muy anciano, y que – como él, salvando las distancias – se enfrenta al desafío de apuntalar una estructura más deteriorada que la suya, aferrándose a algunos valores tradicionales. Además nos dice algo de la política internacional, materia que al progresismo le cuesta entender.

Por eso les subo este simpático video – muy breve, menos de 5 minutos – en que Raúl Castro Ruz, Presidente de Cuba, despide a Su Santidad Benedicto XVI. Para los que no les permiten bajar videos en la oficina, les copio el texto abajo. Pax vobiscum.

«La Habana, 28 de marzo del 2012

Santidad:

Desde su arribo a tierra cubana, nuestro pueblo le acogió, y hoy le despide, con sentimientos de respeto y afecto. Su visita ha transcurrido en un ambiente de mutua comprensión. Su encuentro con los cubanos le ha dado la oportunidad de conocernos mejor y constatar la justeza de nuestros propósitos.

Cuba ha tenido como su principal objetivo la dignidad plena del ser humano. Somos conscientes de que ésta no solo se construye sobre bases materiales, sino también sobre valores espirituales, como la generosidad, la solidaridad, el sentimiento de justicia, el altruismo, el respeto mutuo, la honradez y el apego a la verdad.

Hacer el bien común fue un principio que aprendimos del padre Félix Varela. Luego, José Martí escribió que “ser cultos es la única manera de ser libres” y nos convocó a “conquistar toda la justicia”.

Conferimos suprema importancia a la familia, favorecemos todo lo que la enaltece y privilegiamos el papel de los padres en la educación de los hijos. Cuidamos de la niñez como nuestra mayor esperanza y alentamos a la juventud, sin ningún paternalismo, a la participación libre y creadora en las realizaciones de nuestra sociedad.

Reconocemos la contribución patriótica de la emigración cubana, desde el aporte decisivo a nuestra independencia de los tabaqueros de Tampa y Cayo Hueso y todos los que fueron sostén de los anhelos de José Martí, hasta los que se oponen hoy a quienes atacan a Cuba y manipulan el tema migratorio con fines políticos. Hemos realizado prolongados esfuerzos hacia la normalización plena de las relaciones de Cuba con su emigración que siente amor por la Patria y por sus familias y persistiremos en ellos por la voluntad común de nuestra Nación.

Es este un pueblo justo que se enorgullece de las virtudes de sus cinco hijos condenados por luchar contra el flagelo del terrorismo y defender la verdad, que los acompaña en cada minuto de su inmerecido encierro y comparte los sentimientos de sus familias que sufren.

Satisface a nuestro país estar entre los que más han hecho por la vida, la libertad y la dignidad humana.
Compartimos la certeza de que sólo la movilización de la conciencia de los pueblos, el respeto mutuo, el diálogo y la cooperación permitirán al mundo hallar soluciones a los más graves problemas.

SantidadHemos encontrado muchas y profundas coincidencias, aunque, como es natural, no pensemos lo mismo sobre todas las cuestiones.

El pueblo cubano, abnegado e instruido, ha escuchado con profunda atención cada una de las palabras que Su Santidad le ha ofrecido.

Por su decisión de visitarnos, por sus afectuosos sentimientos hacia los cubanos, que siempre recordaremos, le expreso, en nombre de Cuba y en el mío propio, nuestra profunda gratitud y aprecio. Muchas gracias«.


Peronismo, laborismo, Moyano

febrero 28, 2013

Ezequiel Meler, uno de mis más lúcidos amigos post kirchneristas (mi forma de llamar a quienes han acompañado y militado en la experiencia kirchnerista, pero cuyas críticas actuales son tan serias que ya no se consideran parte de esa identidad) ha publicado una nota en el diario Hoy Día Moyano: El partido laborista que no fue. (También lo subió a Artepolítica). Breve, pero con un análisis bien desarrollado. Quiero compartir con ustedes algunos de sus párrafos, hacerle algunas observaciones (previsible, Ezequiel. Lo siento). Y aprovechar para una reflexión sobre sindicalismo, peronismo e izquierda… «hoy día».

«La iniciativa lanzada por Hugo Moyano, tendiente a dotar a un sector del movimiento obrero organizado de una expresión política propia en las próximas elecciones legislativas, puede ser vista como el intento más serio de revertir la desindicalización del peronismo acaecida en los años ochenta.

Como muestran en diversos trabajos Ricardo Gutiérrez y Steven Levistky, el peronismo que retornó, derrotado, al escenario electoral en 1983 se hallaba en buena medida bajo la órbita de las 62 Organizaciones, y del sindicalismo entonces acaudillado por Lorenzo Miguel. Una década más tarde, sin embargo, los dirigentes gremiales habían perdido todas los espacios ganados en los años de la proscripción, y todas las posiciones que de ellos dependían. Más aún, la tendencia que llevó al sindicalismo peronista a la extinción política se profundizaría durante los años noventa: Como señala una publicación reciente, de 35 diputados de origen sindical en 1983, el número descendió a 23, en 1989; 18, en 1991 y 10, en 1995, … uno.
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¿Había sido el peronismo, alguna vez, un partido definido por su base sindical? En rigor, no. El peronismo nunca se resumió a un proyecto de representación de intereses obreros. Por el contrario, su éxito inicial, aunque dimensionaba tal vez en exceso el lugar de los trabajadores en las históricas jornadas de octubre de 1945, se basó en amplias coaliciones electorales, que no dejaron afuera -porque hubiese sido suicida- a los sectores más conspicuos de la política tradicional. Así, en el fracaso de la dirigencia laborista en disputar con Perón, durante su primera presidencia, la conducción del movimiento político, obraría no tanto un problema de constitución de una identidad obrera, sino más bien la estricta limitación estructural que esa identidad podía desplegar en el marco de un territorio en buena medida rural, que desconocía la realidad de la fábrica como aspecto constitutivo de las relaciones sociales.
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… El peronismo de los últimos treinta años siguió siendo la primera opción de los sectores menos favorecidos por la distribución de los recursos económicos, pero lo fue sobre la base de reconocer, sobre todo a partir de 1989, que dichos sectores ya no constituían sus identidades sobre la base de experiencias fabriles en declive.
Cierto es que en los últimos años ha primado … el intento de recuperar el impulso industrialista del pasado. Y esta política de generación de empleos ha reactivado a los sindicatos como actores decisivos del mercado de trabajo formal, en una dinámica en que no se ven limitados por los efectos disuasivos de un liderazgo carismático indiscutible. En cierto modo, puede decirse que los sindicatos han aprovechado al máximo su libertad institucional, para no someter sus reclamos al escrutinio de nadie, fuera de sus propios afiliados. Pero el problema justamente reside en que esos afiliados, lejos de nuclear al grueso de la población, hoy son un auditorio limitado. Con niveles de desempleo cercanos al 7%, con cifras de trabajo informal superiores al 30%, con niveles de cobertura por convenio que, pese a ser los más altos de América Latina y contarse entre los mejores del mundo, no se comparan con aquellos que la Argentina supo exhibir hasta mediados de los años setenta, la posibilidad de un proyecto de tipo laborista parece restringida.
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Dejemos de lado los problemas derivados de la interna sindical. … El dilema del sindicalismo político en la Argentina reside en el mejor modo de establecer una agenda que, además de representar sus intereses específicos, sume otros sectores, no sindicalizados, a la disputa por el poder político. Y para ello debe todavía lograr algo extra, esto es: superar a las representaciones políticas existentes en el desempeño territorial. No es distinto lo que enseña la experiencia del PT brasileño, tantas veces citada y tan pocas analizada: Con el movimiento obrero solamente no alcanza. Menos, ahora. En tanto no se reconozca esta realidad palmaria, el partido recién fundado, condenado de antemano al frentismo, será apenas una instancia de negociación más en la conformación de las listas del peronismo«. (Completo aquí)
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La primera observación que me brota es con la presentación: «el intento más serio«. No tengo dudas que ha sido y es serio: Se formó con la participación de una parte numerosa del sindicalismo, y si bien hubo atrición, su núcleo es Camioneros, un sindicato poderoso, con considerables recursos económicos, gran capacidad de movilización y que está en una posición clave para la economía argentina. Y, muy notorio, un elemento decisivo en política: un liderazgo fuerte. Pero decir que es el más serio en un período de casi 30 años, que empezaría cuando Lorenzo pone a José María Vernet al frente del PJ, para tratar de contener la Renovación (ese ciertamente no fue el más serio), es, me parece, engañoso.
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(Aquí la primera reflexión general: el liderazgo personalista es un elemento muy básico en la política, en la naturaleza humana. Por algo las primeras civilizaciones, y las primeras naciones, se constituyen en torno a reyes. Pero el verticalismo aparece cuando el poder está construido. Antes… puede ser un obstáculo).
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La otra observación es que la nota pasa muy ligeramente sobre el tiempo que transcurre entre la caída del peronismo fundacional en 1955 y los ´80 (Me doy cuenta que estoy siendo injusto: El artículo original de Meler tiene poco más de 800 palabras!). El peronismo sobrevivió en dos estructuras que se mostraron capaces de remontar la pérdida del aparato del Estado nacional: el sindicalismo – del que, ojo, los obreros peronistas recuperaron su conducción de manos del radicalismo y del comunismo, pero eso es otra historia – y los partidos «neoperonistas» provinciales.
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Reunían entre ellos las bases permanentes del peronismo, de 1946 a hoy: los trabajadores sindicalizados y las provincias pobres. El sindicalismo asumió la conducción – en una relación a veces armoniosa, a veces conflictiva con el liderazgo de Perón – porque tenía más recursos – más «caja» – pero sobre todo porque supo darse una estructura nacional. Creo que ésto también da para reflexionar sobre la actualidad.
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El obstáculo que ya tenían los sindicatos en ese tiempo y que es el mismo que tienen hoy es su dificultad para formar dirigentes que sean capaces de convocar a los sectores de la sociedad no sindicalizados. Más todavía, que consigan, como políticos, los votos de sus compañeros trabajadores. Vandor – tal vez el mejor dirigente político que produjo el sindicalismo peronista – recurría para encabezar las listas del peronismo a Antonio Cafiero, Raúl Matera, Tecera del Franco o Corvalán Nanclares.
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Y he citado muchas veces la frase de Lorenzo «No puedo poner a un sindicalista al frente porque los muchachos no me lo votan«. Ojo, no decía las clases medias, los progres… Eran los votos propios los que no estaban garantizados. Sin demasiadas verbalizaciones, los trabajadores parece que distinguen entre los que mejor defienden sus intereses y los mejores para gobernar. (Esto es algo que los partidos clasistas no pueden entender. Y así son sus resultados electorales).
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¿Hacia adelante? La reflexión que puedo ofrecer es que esta dificultad de los dirigentes sindicales para trascender los aparatos es un resultado de su formación, pero no es una ley de la naturaleza. En momentos muy distintos, un José Ignacio Rucci, un Saúl Ubaldini, trascendieron la representación sectorial. Y la construcción política en el peronismo no tiene secretos. Sí, una gran exigencia de trabajo.
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La dirigencia nacional del sindicalismo, sus cabezas, ha sufrido un proceso de anquilosamiento, debido en gran parte al mismo poder económico que manejan (Para ser justos, es necesario señalar que ha sido menor en el sector «moyanista»). Pero la biología hace inevitable una renovación en un plazo no largo en muchas organizaciones poderosas. Y los niveles medios gremiales pertenecen a una generación más joven y más moderna, que ha crecido en una sociedad más injusta que la de sus mayores, pero más informada y abierta.
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Sobre todo, tienen en estos momentos la competencia de una dirigencia no peronista, en muchos casos con formación troskista, que los obliga a una aguzada sensibilidad para los reclamos de sus compañeros si quieren mantenerse. Es natural, inevitable, por la dinámica interna del peronismo, que empiecen a pelear espacios en la conducción política. Si no, los ocuparán esos mismos dirigentes «no peronistas» que compiten con ellos. Porque el peronismo sigue siendo el Partido de los de Abajo, la opción política más poderosa que tienen los más pobres. Y cualquier peronista veterano les podrá decir de dónde venían muchos de sus viejos dirigentes.

Una negociación ocultada con Irán

febrero 27, 2013

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Por favor, fíjense que estoy evitando el sensacionalismo. No dije «negociación oculta». No lo es: está publicada por la CNN, con más detalles en el New York Times, y hasta aparece en los medios locales, como por ejemplo en La Nación.

La están llevando adelante esta semana en Almaty, la capital de Kazakstan, el Grupo «5 + 1» (los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, EE.UU., Rusia, China, Gran Bretaña y Francia, más Alemania; bah, los pesados del barrio) con Irán. Es la segunda ronda – la primera fue en junio pasado, en Moscú. Entonces no se llegó a nada, y las potencias occidentales impusieron sanciones. Que están afectando significativamente la economía iraní.

El objetivo de esas potencias es que Irán de garantías que no va a desarrollar armamento nuclear; a cambio, ofrecen levantar, paulatinamente, esas sanciones. Que las negociaciones las lleven adelante los «5 + 1» ofrece una doble señal a Irán: que la no proliferación nuclear está en el interés de todos (en particular todos los que ya tienen arsenales nucleares). Y que no está en marcha un ataque militar (las Potencias que no participarían en uno y sí en la negociación lo tomarían a mal).

Mi estimación, por lo que vale, es que esas conversaciones probablemente no lleguen a nada – como los procedimientos de la «Comisión de la Verdad» del memo que firmó Argentina, me temo – pero seguirán cumpliendo con la tradicional función de la diplomacia: en este caso, evitar que se produzca el bombardeo de las plantas iraníes que los halcones pretenden, que empiece una guerra a la antigua.

El nuevo tipo de guerras que vienen – sobre ellas escribí aquí y aquí – seguirá peleándose, por supuesto. Justamente hoy Reuters informa que un arma de la «ciberguerra», el virus Stuxnet, desarrollado por EE.UU. e Israel, ya fue usado contra las plantas iraníes en 2007.

(Los que quieren tener una idea más visual de como se pelea ahora, pueden ver dos películas de guerra: la mediocre Argo, que recibió un Oscar, y la mucho mejor pero fallida La noche más oscura, que no recibió un Oscar. Como cita Oscar Cuervo, «la hipocresía es el homenaje que el vicio rinde a la virtud»).

Finalizando: Si la llamé «una negociación ocultada» es porque el polvo que levanta el forcejeo y la histeria berreta de nuestras luchas internas la oculta a la atención de la gente, y, más grave, de los políticos.

Sobre la negociación entre Argentina e Irán… ya hablé bastante en el blog. Sigo pensando que hay un exceso de protagonismo nuestro, en la acusación original y en este desarrollo.

El reclamo de justicia por las víctimas corresponde, y no debe ser olvidado. Y a un país mediano, sin fuerza militar, no le conviene que se crea que realizar atentados en su suelo es gratis. Pero debemos tener claro que las naciones, en lo que hace a sus intereses vitales, no se mueven por consideraciones jurídicas. Y que, por ejemplo, ni Irán ni los EE.UU. ni Israel han aceptado, ni aceptarán en el futuro previsible, la jurisdicción de la Corte Penal Internacional.

Tal vez el consejo más práctico es que no emprendamos movidas delicadas en nuestra diplomacia en un año electoral.


¿Populismos son los nuestros?

febrero 26, 2013

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En estos vistazos que estoy dando al panorama internacional, no podìa faltar – en este momento – nuestra otra Madre Patria, Italia. Asumo que conocen quiénes fueron a elecciones y que ya han leìdo en los medios los resultados (si no, es difícil que estén visitando este blog). Sólo repaso entonces los datos básicos:

La alianza de ¿centroizquierda? que encabeza Pier Luigi Bersani obtuvo una victoria por estrecho margen en la Cámara de Diputados con el 29,5 % de los votos, frente al 29,1 % de la coalición de centroderecha liderada por Silvio Berlusconi. El movimiento de protesta radical Cinco Estrellas, del cómico Beppe Grillo, saltó de la nada a un espectacular 25,5 % de los votos.

(Ah, y Argentina tiene un millón y medio de empadronados para esta elección, y aportó más de 200.000 votos a esos resultados. Pero eso merece un posteo aparte ¿Algún voluntario?).

Como el sistema electoral italiano premia con escaños adicionales al vencedor de las elecciones, el centroizquierda cuenta en Diputados con una cómoda mayoría de 340 bancas. Pero nadie consiguió una ventaja decisiva en el Senado, de 315 bancas, donde el centroizquierda consiguió con 129 la mayoría.

Julio Algañaraz, que conoce Italia y que como buen hombre de Clarín tiene una mirada de centroizquierda (en política internacional, claro), dice en esta columna que Italia está «a las puertas de un gran descalabro institucional«. Puede ser, aunque ese hermoso país ha tenido crisis parecidas desde el fin de la 2º Guerra Mundial a razón de una cada 8 meses, en promedio. Hay que tener en cuenta que las dos grandes burocracias que lo mantuvieron encarrilado políticamente por la mayor parte de ese tiempo, la Iglesia Católica y el Partido Comunista, están algo deterioradas (el PC ahora es de centroizquierda, por Dios!).

Los mercados de valores de la Unión Europea tuvieron fuertes pérdidas, y los gobiernos y las instituciones europeas les piden a los partidos políticos italianos que dialoguen y que pongan remedio a la inestabilidad. Uno lo entiende: la Unión Europea sin Italia… no sería la Unión Europea, sino otra cosa.

El asunto està abierto, y yo no me atrevería a predecir lo que pueden hacer los italianos, en especial los políticos italianos, en las próximas semanas. Mi intención es reflexionar sobre la irrupción de los «indignados» italianos, los outsiders enojados con la «clase política», que han encontrado espacio ¡y escaños! en el movimiento que lidera Beppe Grillo.

Mi amigo Artemio López, kirchnerista de paladar negro, está entusiasmadísimo. Ve un irreversible declive de la socialdemocracia europea – así como en la Ciudad de Buenos Aires, of course – y el avance de los populismos. Si hasta afirma que Beppe es bloguero y peronista (bueno, el general decía «peronistas son todos…». Y seguro que él hubiera tenido un blog, si existiera Internet cuando vivía).

No es el único fan, por cierto. Hasta el mismo Página 12, con un inerradicable sesgo socialdemócrata en muchos de sus textos, y ciertamente de izquierda, dice del grillismo «Cinco Estrellas no es ni de izquierda ni de derecha; es populista y ciudadano, con matices nacionalistas, articulado y construido en torno de la idea de Internet«.

Tengo que confesar algo: A mì también me cae muy bien, en principio. Creo que la izquierda y la derecha son fenómenos culturales – de una cultura, la occidental, determinada – que ya tienen poco que ver con opciones polìticas reales.

Y – aunque no hay ninguna garantía que los nuevos que se incorporan a la política acierten (pienso en mi generación, por ejemplo) – es seguro que los que permanecen por mucho tiempo sin desafíos, se anquilosan.

Pero… en la escena política italiana hoy juegan dos populismos; uno de ellos sí claramente de derecha. Porque ahí está, y sorprendentemente vigorosa, la coalición que arma el Berlusca, con los instrumentos populistas que él maneja con maestría. Y, dicho sea de paso, es il Cavaliere el que ha quedado como fiel de balanza: puede arreglar un gobierno de coalición con Bersani, o negarse y  jugar a suerte y verdad frente a Grillo en las así inevitables elecciones.

Sucede que el populismo es, entre otras cosas más teóricas, una forma de hacer política. Eficaz, seguro. Históricamente necesaria, en muchas ocasiones. Pero no asegura políticas «buenas» o «malas», de «izquierda» o «derecha».

Italia hoy me hace pensar en Argentina 2003. Ojo: la sociedad y los personajes son muy distintos, claro. El único parecido – además de un aire irresponsable en buena parte de la «clase política» – es que allí tienen dos opciones populistas y aquí los argentinos – más creativos – nos dimos tres: Menem, el Adolfo y Kirchner. (Tres y medio, en realidad, porque la Carrió en ese tiempo tenía una fuerte impronta populista. Bastantes kirchneristas actuales la votaron).

La diferencia estructural en la situación es, por supuesto, el peronismo. El «peronismo realmente existente», como lo llamé un montón de veces. Una coalición, a menudo amorfa, de aparatos provinciales y sindicales, unida por una cultura común y viejas lealtades. Que, a pesar de todo, aseguraba, asegura, apoyo y capacidad de gobernar, para bien o para mal, a la particular opción populista que surge de su seno y que el pueblo elije. Resulta responsable de las macanas que cometa, también, pero, en conjunto, creo que es un activo. Es preferible que gobiernen hombres y mujeres, falibles, y no los inflaibles mercados, como ahora están comprobando en Europa.


Un detalle curioso, en el paisaje internacional

febrero 26, 2013

John Kerry visits UK

Todos los diarios argentinos – desde La Nación a Página 12 – mencionan hoy, por supuesto, que el nuevo Secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, confirmó hoy en Londres que su Gobierno «no se posicionará» sobre la soberanía de las Islas Malvinas, que su país «apoya la colaboración práctica» entre el Reino Unido y Argentina, y urgió «una solución pacífica» al contencioso. Eso a pesar de la intención del gobierno británico de conseguir el apoyo de Washington para el referéndum kelper.

No es una actitud nueva, sino una posición tradicional de la diplomacia norteamericana. Hace menos de un año la anterior Secretaria, Hillary Clinton, la había refirmado. A lo sumo es una indicación que – pese a la preocupada alarma de algunos medios y dirigentes opositores – no «nos hemos caído del mundo» (traducción: enfrentado en temas decisivos con la potencia hegemónica, los EE.UU.).

Sólo – llevado por la misma inquietud que hizo pensar a Sherlock Holmes que el «incidente curioso» era que el perro no había ladrado – se me ocurrió acercarles este breve comentario que aparece en el Huffington Post, del que les traduzco los dos primeros párrafos;

«El recién nombrado Secretario de Estado de los Estados Unidos voló 3.678 millas este lunes a una reunión con David Cameron, el primer ministro de Gran Bretaña – y omitió hablar de dos de los mayores problemas internacionales del Reino Unido.

Discutieron sobre las perspectivas de un acuerdo de libre comercio entre los EE.UU. y la Unión Europea, así como las tensiones actuales en torno a Irán y Siria, pero los dos estadistas no lograron abordar el conflicto sobre las Malvinas o la posible salida de Gran Bretaña de la Unión Europea.» (Completo aquí)

Daría la impresión que el peso de Inglaterra en los asuntos internacionales ha disminuído aún más significativamente que el de Europa, no? Igual, no nos entusiasmemos. Todavía es mucho mayor que el de Argentina.


Lula, Dilma y algún eco del Río de la Plata

febrero 25, 2013

lula 10 años

Este tipo de material lo reúno para el blog y la página de Facebook del Foro San Martín, con la idea de ayudar a crear un espacio de discusión de la política en la América del Sur. No sé si lo consigo. Pero encuentro cosas interesantes, cómo no!

Esta nota que apareció en O Globo, que es a los medios y a la política brasileña lo que el Grupo Clarín acá, me recordó mucho algunas cosas nuestras. Sin ser lo mismo, claro. Se los vuelco en el original, porque no hace falta traducirlo. Verán que si la alegría es brasilera, hay un poquito de crispación también.

«Em discurso na festa de comemoração dos dez anos do PT no governo, o ex-presidente Luiz Inácio Lula da Silva afirmou nesta quarta-feira (20 de fevereiro) que a resposta aos ataques do PSDB é a reeleição da presidente Dilma Rousseff em 2014.

Com a presença de três condenados no processo do mensalão, José Dirceu, ex-ministro chefe da Casa Civil  o ex-presidente do PT José Genoino, e o deputado federal João Paulo Cunha, Lula também disse não temer o debate sobre corrupção… » (Completo aquí).


La economía K: la batalla decisiva

febrero 24, 2013

Es el congelamiento de los precios en los supermercados que rige desde el 1 de febrero hasta el 1 de abril. Ojo: dije la batalla. No define la guerra, seguro que no. Para eso se necesitan cambios profundos, políticas estratégicas, que se mantengan por largo tiempo; esas que llaman «políticas de Estado». Pero es decisiva, porque si se pierde, queda anulada un arma importante, quizás la única que en el corto plazo puede contener, moderar la inflación sin recurrir a una recesión. Y eso, en un año electoral, tiene consecuencias … irreversibles.

Si recién estoy escribiendo ahora sobre este asunto, es porque carezco de la fe que distingue, por ejemplo, a mi amigo y colega bloguero Artemio López. Quería ver si nuestros supermercadistas mantenían los precios y el abastecimiento. Y, por lo que me dice mi mujer, lo están haciendo, hasta ahora. Además, buena razón para un perezoso como yo, hoy Alfredo Zaiat publicó un artículo sobre el tema.

Zaiat es uno de los divulgadores más claros y elocuentes de temas económicos. Si tengo mis reservas con él, es que muchas veces se concentra en señalar los errores y limitaciones de la ortodoxia económica – que los tiene a paladas – y dedica mucho menos esfuerzo y rigor a analizar las medidas del oficialismo. Está bien, es un militante, pero los funcionarios necesitan que les marquen errores los que están «de su lado». A los otros es tan fácil no escucharlos…

Pero en este caso ha hecho una descripción excelente de lo que es y de lo que no es una medida de congelamiento de precios. Me tomé la libertad de hacer este resumen. Y sugiero que los que quieran discutirlo se atañen a esto y no a las banalidades periodísticas de «lo que todos saben».

No existen recetas mágicas ni medidas salvadoras en economía. Los acuerdos-congelamientos de precios son una herramienta más de la política económica. Es una iniciativa que necesariamente debe ser complementada con otras, al tiempo de ir ajustándola según los obstáculos que se vayan presentando. Luego agrego otros aspectos de la cosa.

El objetivo del congelamiento es evitar la receta recesiva de la ortodoxia para atacar los aumentos de precios, que consiste en limitar la demanda.

Para ello tiene que haber una intensa y efectiva intervención del Estado en diferentes frentes tras el objetivo de lograr la desaceleración de los aumentos de precios de alimentos y bebidas. Este es el rubro principal para atender el problema de la inflación, porque esos bienes integran la canasta básica que los hogares de ingresos medios y bajos destinan gran parte de su presupuesto para adquirirla.

El impacto inicial de un control de precios es indudablemente una mejora del poder adquisitivo de la población con ingresos fijos. Así lo demuestran las experiencias de congelamientos en Argentina como también muchas otras en la historia económica mundial, entre las que se destaca la de Estados Unidos, liderada por John Kenneth Galbraith, uno de los más grandes economistas del siglo pasado, encargado del control de precios en Estados Unidos durante los años cuarenta del siglo pasado.

Son muchos (más) los antecedentes de programas de control de precios. Algunos fueron exitosos (por ejemplo, el israelí en la década del ’80) y otras comenzaron con resultado favorable para culminar con saldo negativo (el Plan Austral de Alfonsín). Controles aplicados por gobiernos peronistas tuvieron un inicio positivo y luego por factores políticos tuvieron un recorrido sinuoso …, como explica el sociólogo Artemio López, detallando las experiencias de 1952, 1973 y 2006.

Después de tantos ensayos estudiados de congelamiento de precios, aquí y en otros países, la conclusión es que resulta una ilusión suponer que pueda extenderse indefinidamente. O que sea una medida mágica. Factores internos y externos impactan en forma permanente en la economía, lo que demanda flexibilidad en la utilización de las herramientas que brinda la política económica.

Por eso mismo el congelamiento es necesario en una primera etapa para detener la inercia inflacionaria, para luego pasar a una estrategia sofisticada de administración de precios y de coordinación de la política monetaria y fiscal. El actual cuadro de la situación económica, con una deuda pública manejable y contratos que no están indexados formalmente, está más despejado que en períodos pasados, cuando la inflación era más alta y el grado de inercia más alto. Se despliegan de ese modo condiciones para que el congelamiento y la posterior administración de precios no sea sólo una medida de voluntarismo político para consolidarse como una efectiva herramienta de la política de ingresos.

Atención: para los visitantes que un discurso demasiado K les provoca dolor de estómago, el blog de Abel les ofrece la oportunidad de leer este posteo reciente de Carlos Leyba. Él dice también que «Los controles, aptos y necesarios, para situaciones complejas, no son mágicos. Exigen rigor teórico y práctico. Sobran ejemplos de éxito de los controles en la historia económica mundial, a pesar de la facilidad frívola con que, en estos días, se señalan los fracasos, que también los hay«, eso sí, en un texto mucho más pesimista sobre la situación económica actual y las posibilidades del gobierno.

Zaiat, debo reconocerlo, no es en esta oportunidad demasiado complaciente con el oficialismo. Advierte en el mismo artículo que resumí:

«Organizaciones sociales y políticas vinculadas con sectores vulnerables tampoco han mostrado mucho activismo en apoyar una medida que han reclamado en más de una oportunidad. Este vacío político a una herramienta de mejora de los ingresos por parte de quienes son los principales beneficiarios es un misterio del actual escenario político-mediático.

El Gobierno tiene su cuota de responsabilidad porque no ha convocado a agentes sociales y sindicales como socios en esta puja, que es política y también de poder con los formadores de precios. De ese modo corre riesgos, porque se trata de una medida que no puede ser reiterada inmediatamente si no tiene efecto positivo. Tampoco ha diseñado ni publicitado listas de precios orientativos, y no ha formalizado el congelamiento ni definido políticas coordinadas con otras áreas de la gestión económica para articular una estrategia de intervención sobre las expectativas sociales, ámbito donde se desarrolla con intensidad la actual disputa política-mediática. Varios son los determinantes de los precios de la economía como para pensar que la inflación puede ser atendida por una sola persona o enfrentada exclusivamente con un esquema de congelamiento de precios«.

«Convocado a agentes sociales y sindicales como socios…» Suena bien, pero … la experiencia dice que si se quiere conseguir algo más que declaraciones, es necesario articular burocracias y mecanismos de control. Es una tarea de años, que no figura en el estilo K. Le cae mejor un llamado militante como el que hace aquí Lucas Carrasco. Pero tampoco La Cámpora tiene la estructura para hacer algo más que hechos políticos. Que no están mal, claro, pero a los supermercadistas chinos, que no entienden las consignas, no los van a impresionar. La suerte de este batalla en las próximas semanas depende del señor que aparece aquí abajo. Le deseo suerte, pero me pregunto quiénes estarán diseñando la «estrategia sofisticada de administración de precios y de coordinación de la política monetaria y fiscal«, que según reconoce Zaiat debe seguir al congelamiento.

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La Scalabrini invita

febrero 24, 2013

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Por una vieja tradición de la fauna politizada porteña, el año empieza en marzo, como en los tiempos de la República (Romana). Pero hay sangre nueva en la militancia – no sólo pendej@s, sino padres de pibes que empiezan o deberían empezar sus clases el lunes – así que ya se han puesto en movimiento, y emprenden proyectos ambiciosos.

Por ejemplo, La Scalabrini, que ya apareció algunas veces en el blog, como aquí y aquí, ha armado esto:

«El segundo mandato de Cristina dio comienzo a una nueva etapa dentro del proceso político kirchnerista. Signado por la necesidad de institucionalizar las conquistas sociales alcanzadas continuando con la vía de crecimiento, inclusión y equidad, esta nueva etapa se la conoce como de “profundización del modelo”.

“Los desafíos estructurales para alcanzar la justicia social en Argentina” es un seminario que se propone analizar procesos políticos anteriores de nuestro país, caracterizar al panorama económico-social actual, determinar los desafíos futuros que deberán afrontarse, al igual que aportar sugerencias y soluciones ante la problemática de la inclusión y el desarrollo.

Constará de 3 encuentros, a cargo del Ingeniero Enrique Martínez, cuya agenda temática se distribuirá del siguiente modo:

Primera reunión – 05/03 : Cómo se genera y distribuye la riqueza en la Argentina de hoy. Agricultura, minería, industria de bienes durables, regiones pobres

Segunda reunión – 19/03: Intentos históricos de limitar las inequidades del capitalismo dependiente en Argentina. Peronismo, frondizismo, radicalismo, kirchnerismo

Tercera reunión – 04/04: Caracterización precisa de los dilemas económico-productivos actuales. Opciones de solución y debate 

El seminario está orientado a todo ciudadano interesado en profundizar sus conocimientos al mismo tiempo que debatir sobre los alcances, logros y desafíos del kirchnerismo dentro de esta nueva etapa iniciada.

La inscripción es gratuita y deberá realizarse vía mail: gruposcalabriniortiz@gmail.com Hay que acreditar nombre y apellido y señalarse las reuniones a las cuales se asistirá. Estará abierta hasta el viernes 1° de marzo.

Cada encuentro se realizará en Forest 469 a las 19 horas. Las primeras dos horas serán de exposición, para luego dar lugar al debate libre entre los asistentes.Enrique Mario Martínez es ingeniero químico, egresado de la Universidad de Buenos Aires en 1966. Ha sido decano de la Facultad de Ingeniería de la UBA; responsable del área de política pyme nacional en dos oportunidades (1986-1988 y 2000-2001), y presidente del INTI en dos oportunidades (1986-1988 y desde 2002 hasta el 2011)

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Agrego sólo una observación: Enrique M. Martínez, al que conozco personalmente muy por encima, de un reportaje que nos hizo el mismo día Gerardo Yomal, siempre me llamó la atención por una cualidad. Es uno de los muy pocos que han sido funcionarios públicos por más de 30 años y todavía dice algo más que banalidades. Sigue militando, como aquí y aquí, sin dejar de criticar duro, como aquí y aquí.

Lavagna, el macrismo y Pirandello – 2da. parte

febrero 23, 2013

enriqueIVLas diversas militancias políticas de la C.A.B.A. ya se están moviendo, por supuesto. Sin ir más lejos, ayer viernes, después que subí la primera parte de este posteo, esforzados impulsores – Gerardo Codina, Echeandía, el tano Caporale – de la Mesa Político Sindical a la que adhiero me recordaban que el martes 5 expone Alfredo Zaiat. Y la Scalabrini Ortiz me invitaba al 1° encuentro del seminario de Enrique Martínez, para el mismo día a la misma hora. Muchachos ¿tienen claro que todavía los porteños de a pie no están pensando en las elecciones? Bah, supongo que sí, y por eso se mueven.

Es cierto que – como dije en esa 1ra. parte, tanto el kirchnerismo como sus opositores han buscado la polarización, que el «tema» fundamental será el apoyo o la bronca con el gobierno nacional. Me pregunto si esa es la estrategia más sabia, para todos los que están en ambos lados de esa línea divisoria. Pero no importa: ya está instalada. Y con el clima «crispado» que vivimos, sería muy difícil, casi imposible, revertirla. Otro «tema», menos decisivo pero importante, será la evaluación del gobierno de la Ciudad. Y ahí también las actitudes son binarias: a favor o en contra. Tolerancia o bronca (adhesión entusiasta no encuentro en nadie por debajo de la categoría de Director; y no mucha allí).

Pero de todas maneras – siempre insisto – las voluntades y las pasiones políticas sólo pueden expresarse en un sistema electoral a través de personas reales, los candidatos. Y ni Cristina Fernández ni Mauricio Macri estarán en las boletas. La lista de candidatos «expectables» expuesta que dí en el posteo es recibida – quizás injustamente en algunos casos – con falta de entusiasmo por la militancia y con indiferencia, mezclada con hastío, por los posibles votantes.

No es que no surjan liderazgos políticos con atractivo electoral para los porteños. En los últimos 30 años el peronismo lo tuvo en Carlos Grosso, el radicalismo en Fernando De la Rúa, el progresismo en Aníbal Ibarra (Ninguno terminó bien, ahora que lo pienso ¿habrá una maldición local, más fatídica que la que afirma que un gobernador de Buenos Aires no puede ser elegido Presidente?).

El hecho relevante es que ahora – nos guste o no nos guste (a mí no me gusta) – ese rol lo ocupa Mauricio Macri. Si recordamos que en 2003 ganó en la 1° vuelta con el 37,6 % de los votos y en la 2° obtuvo 46,5 %; que en 2007 ganó en ambas con el 45,8 y el 60,9 respectivamente; y que en 2011 repitió con el 46,1 y el 64,2 … es difícil discutirlo. (Cifras cortesía de Andy Tow).

Vale la pena recordar la naturaleza del espacio político que hoy encarna Macri: una derecha light, que trata de parecer moderna – no tiene el estilo envarado y catolicón de la vieja derecha argentina – y que rehuye la discusión ideológica, rechazando, eso sí, lo que la abuela Mirta Legrand llama el «zurdaje»; su bandera es la eficiencia, y su ícono es el éxito personal. Al mismo tiempo, no es incompatible con el populismo; tuvo muchos votos, sobre todo en 2003 y 2007, en el Sur de la ciudad, y aún conserva parte del viejo aparato peronista que cooptó entonces, administrado por Cristián Ritondo y Diego Santilli.

Es cierto que suma votos antikirchneristas que no son propios, y no sólo en los balotajes. Pero ese es un fenómeno habitual en nuestra política; también sucedía con el radicalismo, cuando era el Otro del peronismo. Todos los analistas que he leído o escuchado están de acuerdo, en líneas generales, que ese borrador que acabo de escribir es una descripción del macrismo.

Y como los porteños no somos extraterrestres, es obvio que esos votantes existen también en toda la Argentina urbana, en porcentajes distintos que aquí, claro. El hecho que el macrismo siga siendo un partido vecinal – del municipio que es la segunda provincia, eso sí – y que tenga que cooptar figuras o parientes… muestra que la construcción de una fuerza política en serio es un trabajo constante, que requiere años de esfuerzos, y que parece estar más allá de las capacidades de Macri.

La otra deficiencia interesante, porque la comparte con la experiencia kirchnerista, y porque es la clave de la situación actual, es que no ha sido capaz – o no ha estado interesado – en construir liderazgos aparte de quien lo encabeza. De ahí el problema que enfrenta en estas elecciones – igual al de las legislativas del 2009, cuando su porcentaje bajó al 31,2 – al que se añade el desgaste de la gestión. De ahí también las conversaciones con Lavagna.

Roberto Lavagna es una de esas figuras en la política argentina cuya imagen, real o supuesta, entre los votantes los convierte en candidatos aptos para diversas fuerzas, con cuya construcción no han tenido nada que ver. La expresión popular es «frutillas». No es nuevo; las viejas 62 Organizaciones de Lorenzo Miguel recurrían a Raúl Matera, por ejemplo, pero eso era dentro del peronismo. El ex ministro de Economía de Duhalde y de Kirchner, que se define como peronista, fue el candidato presidencial del radicalismo en 2007, y no hizo una mala elección (obtuvo el 16,9 %).

Su candidatura a senador por la capital fue una propuesta de sectores peronistas no kirchneristas. No el peronismo anti K residual, derrotado en 2005 con Duhalde, sino dirigentes sindicales y algunos dirigentes políticos que prefieren … limar la hegemonía de Cristina Fernández, con vistas a una redistribución de poder en el peronismo. Aún lo es; en ella militan peronistas tradicionales como Alberto Iribarne y Carlos Campolongo.

Ahora, la alta opinión que tiene de sí mismo Don Roberto hace difícil que pueda ser un dócil instrumento. Él ya ha anunciado su intención de contribuir a la formación de una Gran Alianza de todas las fuerzas democráticas que se oponen a una eventual reelección de Cristina, de la que, modestamente, se considera el candidato natural. En ese proyecto, aparentemente, coinciden las necesidades tácticas de Mauricio Macri.

Este acercamiento, todavía en pañales, ha alejado de Lavagna a algunos peronistas que se habían acercado por reservas con el verticalismo cristinista; pero seguramente acercará a muchos de diversas orientaciones, atraídos por una posibilidad real de triunfo, y, quizás, de cargos en el gobierno de la Ciudad.

De todos modos, la formación de esta alianza no depende de cuántos dirigentes, partidos y sellos se sumen, sino si un sector considerable de los porteños llega a ver en la candidatura de Lavagna la opción adecuada para castigar al gobierno nacional. Si eso no sucede, el asunto quedará en notas periodísticas. O posteos en blogs.

¿Es posible? Hasta hoy, es una cuestión abierta. El ex ministro ha cometido algunos errores graves, como la tontería de lanzar acusaciones vagas de fraude. Pero acierta al procurar identificarse con la lucha contra la inflación, que empieza a ser, finalmente, una de las preocupaciones de los argentinos.

Veo un lado positivo en esto: hay una buena posibilidad que el oficialismo nacional se vea forzado a buscar soluciones más originales, y más participativas, para encontrar su oferta política para Buenos Aires. Pero también tiene su lado negativo.

Si el asunto me preocupa, no es por los resultados de la Capital (importantes como son, por el peso de sus números en el resultado nacional). Sino porque – por más que no vea ni en Lavagna ni en Macri la madera de los grandes constructores políticos – percibo al macrismo – entendido como una realidad sociopolítica, no como el aparato local que es – una tentación para una parte del peronismo. Las ficciones – nos dice Pirandello en Enrique IV, se hacen reales si se sostienen por mucho tiempo. Una opción peronista domesticada – aburguesada, se decía antes – no alcanzaría, por cierto, para expresar y contener todo lo que hoy expresa y contiene esa difuso y diverso conjunto que es el peronismo. Pero lo debilitaría al dividirlo.

Algunos amigos que, sin ser admiradores de Lavagna miran con benevolencia la propuesta, me dicen que no me preocupa. Que la experiencia kirchnerista, a la que no ahorran críticas, ha producido al mismo tiempo avances irreversibles en la sociedad argentina. De la Asignación Universal por Hijo a una mayor ingerencia del Estado en la actividad económica. Es posible que así sea. Pero, francamente, considero que esos avances todavía son muy limitados, y no han alcanzado a cambiar la sociedad y la economía. No creo que los argentinos debamos contentarnos con los logros que se hayan obtenido, y para lo que falta, se necesitarán fuerzas políticas con sabiduría y garra. El peronismo como lo conocemos podrá carecer de lo primero en muchas ocasiones, pero le sobra lo segundo.


Lavagna, el macrismo y Pirandello

febrero 22, 2013

enriqueIV

Esto no es un posteo del tipo habitual en el blog de Abel. Pero, igual que muchos, surgió de un impulso, cuando leí una nota periodística «Lavagna quiere ser senador y pone condiciones para acordar con Macri. El ex ministro de Economía ya se decidió a presentarse en las elecciones de este año por la Capital encabezando un frente de núcleo peronista con la premisa de impedir la reforma constitucional que busca el kirchnerismo. Pero no quiere ser la pata peronista del PRO: aceptaría formar un frente con el macrismo sólo si va primero en la lista y no detrás de (Gaby) Michetti«.

Lo leí en La Política Online, la publicación digital de Nacho Fidanza (para los de mi generación, el hijo de Amílcar). No es una fuente «prestigiosa» – sea eso lo que sea – pero toda la fauna política la lee, para enterarse de los últimos chismes.

Como dije, no hago habitualmente la crónica de las internas. En la blogosfera politizada, hay quienes se especializan: en la provincia de Buenos Aires están, por ejemplo, el muy informado Néstor Sbariggi, y, desde el compromiso massista, Omar Bojos; para Santa Fe, Nestornautas y Catanpeist; para Córdoba la Runfla de Rufianes… (menciono sólo los que más o menos sigo; hay muchísimos más).

Los motivos para que, esta vez, me tiente yo son tres: 1) que tengo razones para pensar que lo que se dice en esa nota es cierto; 2) que se juega el padrón electoral de la Capital, casi 2 millones de votantes, 9 % del total del país, el segundo mayor de la Argentina, todavía por delante de Santa Fe y de Córdoba (hay que ver como juega el voto optativo a los 16 años, eso sí); y, 3) que me permite algunas especulaciones. de las que me gusta hacer.

Para dar una idea de lo que puede cambiar – y de lo que no cambia – esta jugada recurro a una encuesta reciente del electorado porteño. Como mi amigo Artemio no larga cifras de la Capital, y se limita a infundir fe a los fieles; como las de Hugo Haime están bajo un compromiso de silencio; y a Management & Fit no puedo creerle, tomo éstas del no oficialista Carlos Fara. Sus estimaciones me parecen creíbles, y uno hace largo tiempo que vive aquí.

(Está en el blog de Pico Estrada; un estilo visual más florido que el de Fidanza, pero menos visitado). Dice Fara:

«* Los dos dirigentes locales que tienen mayor potencial de voto siguen siendo Gabriela Michetti y Pino Solanas. Esa tendencia se mantiene desde mayo del año pasado.

* Un segundo lote lo integran Prat Gay, Filmus, Carrió y Rodriguez Larreta (superado por su rival en la interna del PRO en imagen y en intención de voto, pero las diferencias no son abismales).

* El radical mejor ubicado es Terragno, pero su imagen es oscilante y ha venido bajando desde julio cuando se lo empezó a medir.

* Graciela Ocaña, otrora estrella cívica y kirchnerista, posee una imagen positiva pero discreta, y su potencial electoral es relativo.

* María Eugenio Estensoro, obtiene más popularidad que Ocaña, pero su performance en votos está en el mismo nivel.

* Otras figuras que se mencionan mucho tampoco son interesantes en este sentido: Alberto Fernández, Rodríguez Saá, Kicillof y Despouy, entre otros.

* Tampoco tiene mucho para brindar Jorge Altamira, pese al “milagro” que logró en 2011.

* En un escenario abstracto de tres candidatos a senador nacional – Michetti, Filmus y Solanas – la candidata del PRO estaría haciendo una elección semejante a la de 2009 (32%), habiendo una empate técnico entre el representante del gobierno y el de Proyecto Sur.

* Como se puede apreciar, hay muchas cosas dando vuelta, pero pocas que realmente llaman la atención de la opinión pública. Son demasiados los que están tratando de pescar en el mismo mar, y eso solo puede llevar a una alta fragmentación que haga ganar al PRO, pero beneficie al kirchnerismo: éste mantiene un núcleo duro de votos que – si va Filmus – no bajará fácilmente de los 20 puntos. Esa cifra hoy en la Capital Federal es un capital descomunal.

* Lo más probable es que haya por lo menos cuatro alternativas opositoras al gobierno nacional: PRO, Solanas, ¿Carrió? y Rodríguez Saá. Seguramente habrá un frente de izquierda, lo cual hará 5. Cuanta más fragmentación, menos incentivo habrá para figuras de prestigio que no quieren embarrarse, igualando para abajo.

* Sólo dos espacios tienen un posicionamiento claro: el macrismo y el kirchnerismo. El resto son “anti-anti”: contrarios a esas dos fuerzas. Dado que el porteño es el electorado más sofisticado (Nota del adm.: en mi barrio, “gata flora”), la tendencia a la dispersión es muy probable, sobre todo porque la cuestión no pasa por ganarle “a Cristina”, sino como espacio para meter diputados y mirar a 2015.

* El punto es si los votantes tomarán o no como un ítem central desplazar al kirchnerismo al tercer lugar, para dejarlo sin senadores de la ciudad. Si esto prende, la puja puede ser mucho más interesante«.

Puede haber diferencias en algunos nombres, pero el cuadro general es plausible, y yo creo que es cierto. Ahora, un encuestador, o un analista, no es necesariamente un político. El punto débil de su análisis, para mí, es cuando especula si la polarización – que, dicho sea de paso, tanto el kirchnerismo como sus opositores fomentan – cambiará esta imagen del electorado porteño dividido entre macrismo, kirchnerismo y «los demás». Para eso, como para cualquier cosa en la política democrática, se necesita una candidatura que junte votos.

Las preguntas son, de entrada, si Lavagna es la figura que puede variar este panorama. Y, mucho más interesante, qué puede significar variarlo. Ahora me voy a dormir, pero les prometo que mañana se las sigo. Sólo dejo, para que vayan pensando, una reflexión chiquita y obvia: el 10 % de dos millones de votantes son 200 mil. Diez veces más que toda la militancia política junta.

(Continuará)


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