
Esta cuidadosa crónica del último rescate de INVAP, y de un cacho del orgullo argentino, la dividí en dos partes para que sea más fácil leerla. Hoy, la historia de los logros que cimentaron el camino, y también de las oportunidades perdidas (arriba, una foto de la planta de Pilcaniyeu, de la que habrán leído bastante en el blog). Mañana, qué es lo que INVAP va a hacer en Holanda: reemplazar un .generador de radioisótopos para 30.000 pacientes/día.
1° parte: CÓMO LA PYME NUCLEAR BARILOCHENSE GANÓ EL MAYOR CONTRATO DE SU HISTORIA
INVAP, la PyME estatal de tecnología nuclear y espacial rionegrina ha estado al borde de la quiebra por tercera vez en 44 años bastante libres de aburrimiento. Tiene rivales afuera y enemigos internos. Y estos pesan más: desde 2015 a la fecha perdió el 94% de su facturación. Pero al parecer no será este gobierno el que la entierre: la firma acaba de comprar varias vidas extra en Holanda.
Allí revolcó por segunda vez a los mismos dos ursos (ARÉVA Tecnicatome de Francia, la KAERI de Corea) y ganó de nuevo la mayor licitación del mundo en reactores nucleares “de investigación”: el remplazo del PALLAS o HFR, aparato yanqui de Allis-Chalmers. Habrá que explicar el “segunda vez” y “de nuevo”. Suenan raro.
La noticia la dio en el foro de Davos el propio presidente Mauricio Macri, flanqueado por su esposa Juliana Awada y la reina de Holanda, Máxima Zorreguieta, e inevitablemente el mandatario (cualquier otro habría hecho lo mismo) se atribuyó la gloria. Holanda habría dado el “sí” a INVAP porque ahora la Argentina “está abierta al mundo”, explicó. Daniel Santoro, espada de Clarín y TN en asuntos nucleares, abundó en que Macri, ingeniero al fin, es “INVAP-friendly”, a diferencia de Carlos Menem, atomicida grave.
Desde la infausta gayola, el ingeniero Julio De Vido retrucó que en realidad INVAP ganó el contrato durante el gobierno kirchnerista y debido a las políticas pro-tecnológicas que lo caracterizaron. Por ahora, lo que indican la razón y la historia es que INVAP, que existe desde 1974, se salvó a sí misma, pero el argumento del otrora poderoso ministro tiene tracción.
INVAP había ganado en 2008 una licitación contra los mismos contendientes, ante el mismo país y por el mismo trabajo, y eso sucedió cuando el ingeniero Macri no gobernaba el país sino apenas la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Holanda en 2009, sin embargo, reculó en chancletas y anuló la licitación, aduciendo cuentas nacionales en rojo, asunto secundario al crack bursátil mundial desatado por la quiebra de Lehman Brothers y el colapso de los créditos “subprime”.
La réplica de De Vido tiene sustentos adicionales. Bajo la administración kirchnerista, sin debatir sus méritos o deméritos, INVAP pasó de facturar U$ 30 a U$ 200 millones/año gracias a su expansión de competencias en las tecnologías duales. La más importante fueron los radares (civiles de aeronavegación, militares de control de espacio aéreo, portátiles de infantería, espaciales de apertura sintética, Doppler meteorológicos), y luego siguieron los satélites geoestacionarios de telecomunicaciones (o GEOs) para ARSAT.
En todo esto hubo pleno éxito tecnológico, y un avance de autonomía nacional en áreas antes vedadas para nuestro país. Créase o no, en 2015 sólo 2 países entre los 35 que pueblan el continente americano podían construir GEOs: los EEUU y la Argentina. Brasil, Canadá y México, por ejemplo, los encuentran demasiado complejos y arriesgados. Los únicos 2 GEOs que llegamos a construir los argies andan joya, facturan U$ 75 millones/año, y podrían dar más. Hay guita en el cielo.
Hubo más asuntos estratégicos que no llegaron a madurar porque empezaron tarde: desde 2014, INVAP trató de resucitar con la línea SARA, un programa de “drones” civiles y militares, la Fábrica Argentina de Aviones, FADEA, vaciada por Lockheed Martin, y desde 2012 desarrolló tecnología petrolera de “fracking” para YPF, vaciada por Repsol. En ambos frentes, tuvo éxitos técnicos inmediatos.
Toda esta diversificación le permitió a INVAP atravesar libre de daños su “invierno nuclear”, entre 2000 y 2018, período sin grandes exportaciones de reactores completos. Brasil, que en 2010 había firmado a través del “pacto CFK-Dilma Rousseff” un compromiso para la ingeniería de un reactor de radioisótopos de gran potencia en Sao Paulo, similar al RA-10, “pisó” la operación 8 años. Sólo ahora le dio curso, otra noticia que terminaron comunicando el presidente Macri y su contraparte brasileña, Michel Temer. Pero lo que compra la CNEN (la comisión nuclear brasuca) es la ingeniería básica, un paquete de “know-how” de U$ 57 millones, no un reactor completo “llave en mano” que costaría al menos U$ 350 millones.
2009 fue un año terrible para INVAP: Holanda, atacada por un cocodrilo de los de bolsillo, la dejó colgada de la palmera. La rampante KAERI le sacó el reactor JRTR en Jordania, un contrato de US 180 millones. Lo peor llegó después: en 2016, Bolivia, que durante 10 años había formado a su personal nuclear en el Centro Atómico Bariloche de la CNEA y estaba a punto de caramelo para encargar su primer reactor a INVAP, terminó pidiéndoselo a ROSATOM de Rusia, que surgió de la nada y lo regaló por U$ 300 millones con 100% de financiación y años de gracia “a piacere” del presidente Evo Morales. Así logró la Santa Madre Rusia hacer pie en una Suramérica donde la dupla INVAP-CNEA estaba creciendo demasiado: recuerde el lector que se anotó 2 reactores más en Perú, el RP-0 y el RP-10, de los ’80.
De Vido entonces, no tiene un 100% de razón pero sí al menos un 80%. INVAP no habría soportado tantos reveses apegada únicamente a su nicho de mercado original, los reactores. Haberse diversificado razonablemente y con éxito entre 2003 y 2015, y volverse una casi firma aeroespacial y de defensa, la mantuvo viva.
Todo esto se le quitó a INVAP el PRO entre 2015 y 2016, lo que explica que su facturación anual bajara un 94% y la PyME rionegrina estuviera de nuevo al borde de la quiebra. El daño económico más grave fue la suspensión “sine die” del ARSAT-3, o “cómo los CEOs nos dejaron sin GEOs”. Lo cierto es que si INVAP pudo volver a presentarse en Holanda es porque no se había muerto, destino común de las empresas de tecnología desprotegidas por sus estados. Punto para De Vido.
En rigor, no es la primera vez que INVAP pasa por tales trances: en 1991 estuvo a punto de desaparecer por decisiones similares a las del presidente Macri, pero tomadas por el doctor Carlos Menem, su antecesor casi inmediato en el modo de gobernar. Tuvo que echar a 700 de sus 1000 expertos y al resto pagarle con bonos, y a veces. Pero entonces la salvó a último momento su triunfo en una licitación grande: la del reactor ETRR de Inshas, Egipto, 22 MW, aproximadamente U$ 250 millones “de los de entonces”. Eso le dio 6 años de sobrevida.
En 2000, épocas del doctor Fernando De la Rúa, INVAP estaba nuevamente por lanzar “el último cuac” tras otra “temporada en el infierno” (perdón, Arthur Rimbaud), cuando ganó la licitación por el reactor OPAL de Sydney, Australia, 20 MW, U$ 300 millones, que hoy serían casi U$ 400. Hay entonces razones para creer que se equivocan quienes dicen que el nuevo PALLAS argento, que tendrá 55 MW, costará U$ 400 millones. Además de la ecuación precio/potencia, el operador holandés NRG habla elusivamente “de muchos cientos de millones de euros”.
Como el estado en Argentina suele estar más tiempo administrado por neoconservadores que por keynesianos pro industria, podría decirse que al menos desde 1983 INVAP le debe la vida no sólo a sí misma sino al Estado: al estado egipcio, el australiano y el argentino, en ese orden cronológico. Hasta 2015.
Ahora tal vez le deba la vida al holandés también. Al menos, de 6 a 10 años más. Eso si al presidente e ingeniero no le da de nuevo por el atomicidio al más puro estilo Menem. Da la impresión de que el gobierno no se decide a matar o dejar vivir a INVAP, una fábrica de imagen positiva para cualquier primer mandatario. Lo que es claro es que del negocio nuclear no entiende ni jota. ¿Acaso no se acaba de quedar sin fondos el reactor RA-10, construido al 50% por la CNEA y aún mejor que el OPAL? ¿Acaso no se está parando la obra de la central CAREM?
(Continuará)
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