Actualizando Massa

Aviso de entrada: no tengo ninguna información reservada. Ni me han mostrado ninguna encuesta confidencial. Mi amigo Juan Amondarain no me reveló ningún secreto.

Sucede que me copa el fascinante espectáculo de las especulaciones mediáticas en torno a la jugada que hará Sergio Massa en estos días. Del que participa también la blogosfera, cómo no, (con la sugestiva excepción del encuestador de la corona, Artemio López, hasta ahora), aunque los colegas lo hagan en forma más seria y contenida que los medios gráficos. Y me siento tentado a meter mi cuchara. Como decía Oscar Wilde, puedo resistirlo todo, menos la tentación.

Sobre la figura del tigrense ya escribí hace menos de un mes, en este posteo. Y luego especulé, aquí y aquí, sobre si su irrupción podía, o no, representar un fenómeno parecido al de la Renovación de los ´80, en el peronismo bonaerense. Recuerdo que marqué una distinción entre lo que eso significa en el ámbito de los dirigentes y de la militancia, y – muy diferente – entre los votantes. Los hombres y mujeres de a pie.

Pero también di rienda suelta ahí a mis impulsos de veterano de muchas internas, e hice, hace nueve días, el siguiente cuadro de posibilidades, para la decisión que el tipo tiene que hacer pública ahora:

«Massa ha logrado convertirse en el jugador estrella del escenario decisivo, la provincia de Buenos Aires. Objetivamente, es un logro muy importante.

Pero… el problema es el remate de la jugada. En mi opinión, no tiene buenas opciones.

Si arregla con Cristina (pongamos que él quiera y ella acepte), pierde el apoyo de los medios y de algunos sponsors muy fuertes ¿A cambio de qué? ¿Que lo acompañen algunos diputados en una Cámara de 250? ¿De una promesa para el 2015? En nuestro país, nadie te descuenta un pagaré a dos años.

Si sale por la suya, tiene que competir por el voto no K con De Narváez, el radicalismo aliado al socialismo, lo de Rodríguez Saá, los sueltos varios… ¿Para llegar a ser un diputado más, como FDN?

Si arregla con FDN y éste va a su zaga: se define abiertamente como opositor, pasa a competir por esa candidatura con De la Sota y se le prenden todos los muertos vivos. No lo veo como un buen lugar para aspirar al premio mayor ni a la gobernación. Puede, sí hace una muy buena elección, debilitar seriamente a Cristina, pero le deja el rol de posible candidato componedor, justamente, a Scioli.

Si no juega: creo que sería la peor opción. Es el precio de despertar expectativas. Lo putean todos, especialmente la fauna que espera ir detrás de su figura. Sobre todo, no puede dejar en la estacada a los intendentes que lo han apoyado, si quiere seguir haciendo política en la provincia de Buenos Aires.

¿Largar listas locales, y hacer campaña por ellas? Es la jugada más razonable. Y me inclino a pensar que es la que tomará. Lo de De la Torre y Katopodis es muy fuerte. El costo es que abandona el escenario nacional, donde ha logrado instalarse.

(Sigo pensando que lo mejor para él, para Cristina y para el peronismo habría sido un acuerdo discreto para competir con lista propia en la primaria del FPV. Pero no lo veo posible, por cómo es la lógica de la lucha interna peronista en esta etapa)“.

¿Qué debería actualizar en ese cuadro, en poco más de una semana?: Se confirma que no habrá acuerdo entre la Presidente y Sergio Massa, ni para competir – y darle más color – en la interna del FPV. Pero no se necesitaba mucha sagacidad para predecir eso.

El elemento importante que anula uno de esos escenarios, es la aparentemente definitiva ruptura entre Macri y De Narváez. No es que le doy mucha importancia a las peleas – o a los acuerdos – de los dirigentes. En una elección masiva, con millones de votantes, los «aparatos» son mucho menos importantes.

Pero Macri, limitado como es, y desgastado en la Capital, todavía es la figura más reconocida de ese espacio que puede llamarse la derecha apolítica, y que el adalid massista Omar Bojos bautizó «el Partito della Libertá«. Ojo: ese partido, para ganar, necesita dos cosas: un Berlusconi – que Macri no alcanza a ser, y De Narváez todavía menos – y que el peronismo no exista. Pero son bastantes votos potenciales – ¿un 20, un 25 %? – y probablemente estarían disponibles para Massa, si se larga.

Ahora, yo creo – y sospecho que Massa también lo cree – que esos votantes no alcanzan para ser Presidente, ni siquiera gobernador de la provincia, en 2015… salvo catástrofe económica. Es decir, lo encerrarían en la misma trampa que está la oposición, que se ve forzada a esperar una débacle del kirchnerismo para tener alguna chance.

Mi estimación, entonces, y aquí me estoy jugando a pocas horas de la inevitable definición, es que Sergio Massa no va a enfrentar al candidato/a de la Presidente. Por otro camino, llego a la misma conclusión que La Nación atribuye a su asesor peruano, Sergio Bendixen, que «lee la próxima elección como una disputa entre el kirchnerismo y el antikirchnerismo, y sostiene que el perfil de Massa no encaja en ninguna de las dos construcciones«.

El que viva, lo verá. No hay que esperar mucho tiempo.