El peronismo y la sucesión permanente

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Ayer subí un posteo Peronismo, kirchnerismo: el debate innecesario, a propósito de unas reflexiones de Artemio López que Gerardo Fernández publicó. Justamente, Gerardo me decía «Tan innecesario no sería el debate, si vos, Artemio y Manolo Barge postearon sucesivamente sobre el asunto..

Le reconocí que tenía razón. Es decir, que yo me engancho en esa discusión teórica con tanto entusiasmo como cualquiera. Agrego que me parece muy buena la síntesis que hizo en Twitter el bloguero de Ramble: «Votaremos a Scioli y discutiremos a Scioli!«-

Sólo que… la discusión «Scioli» – ahora que ya es candidato pero todavía no es Presidente – es sobre estrategias de campaña. O un ejercicio de nostalgia anticipada de la militancia que tiene un vínculo emocional con Cristina. Para una discusión realista sobre en qué será parecido y en qué sera distinto su gobierno, nos faltan hechos. Con suerte, en muy poco tiempo los tendremos.

Mientras, y con el debido respeto a López y a Barge, los dos blogueros que nos aportan sesudos análilsis politológicos del kirchnerismo y del peronismo, quiero acercar un trabajo académico de Ernesto Calvo, de la Universidad de Maryland: El peronismo y la sucesión permanente: mismos votos, distintas élites. Lo publicó la Sociedad Argentina de Análisis Político, nada menos, y aquí está el enlace para los que curten los papers académicos.

No es mi caso. Yo voy a pegar aquí los párrafos que me parecen ayudan a entender – al mirarlo «desde afuera» – la realidad del peronismo en el sistema político argentino. Porqué esa realidad es así… las explicaciones de Calvo me parecen muy débiles. A lo mejor, el último párrafo, de Juan Carlos Torre, nos aporta algo.

«Hace algunos años, en una entrevista personal, le pregunté a Oscar Lamberto cuál había sido el desafío más importante en sus 25 años como legislador en el Congreso de la Nación: «Sobrevivir diez internas peronistas» respondió casi sin pensar. En aquel momento, Oscar Lamberto y Lorenzo Pepe eran los representantes con mayor cantidad de años en la Cámara baja del Congreso, una institución que tan sólo renueva a un 20 por ciento de sus diputados (Jones et al., 2000).

En una prueba de supervivencia que no es común en el peronismo, Oscar Lamberto se mantuvo como un operador importante en el Congreso a lo largo de tres realineamientos partidarios: la renovación, el menemismo, y el kirchnerismo. Tres generaciones políticas con características organizativas y programáticas distintas, que dan cuenta de dos fenómenos aparentemente contradictorios: el peronismo está organizada mediante una coalición de facciones en las cuales una marcada estabilidad en el voto acompaña una significativa rotación de sus élites partidarias.

En los últimos treinta años, generaciones de nuevos y viejos politólogos han documentado en detalle la estabilidad territorial y social del voto peronista (Mora y Araujo y Llorente, 1980; Lupu y Stokes, 2009; Jorrat, Sautu y Germani, 1992; Calvo y Murillo, 2013) . Sin embargo, si tal y como afirmara Ignacio Llorente, electoralmente, el peronismo se parece siempre, antes que nada, a sí mismo, esta alta estabilidad en el voto del partido no se ha visto reflejada en la preservación de sus élites políticas. En los últimos 30 años, la ciencia política en Argentina ha analizado diversas transformaciones organizativas del partido, tanto a nivel de sus cuadros intermedios, sus liderazgos sectoriales, territoriales y en la «mesa chica» de la dirección del partido (Gutiérrez, 2003; Levitsky, 2003; Gibson, 1997; Murillo, 2005).

… A principio de los años ’80, el peronismo era considerado como un partido electoralmente estable en virtud de las características socio-económicas de sus votantes, genéricamente descriptos a partir de su inserción de clase en sectores obreros y populares así como por sus menores niveles de ingreso (Smith, 1969, 1972). Aun cuando durante la década de los ’90 una literatura emergente disputaría el carácter «homogéneo» de este electorado, encuestas realizadas a lo largo de 50 años han descripto a un mismo votante peronista con características socio-económicamente estables (Lupu y Stokes, 2009; Canton y Jorrat, 1978).

Visto desde esta segunda perspectiva, la estabilidad del voto del partido está ligada a su capacidad para mantener en el seno del partido, durante seis décadas, a un votante con el mismo perfil socio-económico. Vale la pena destacar que mantener el nivel del voto partidario – primera fuente de estabilidad del voto peronista – es distinto que mantener el perfil del votante -segunda fuente de estabilidad-.

Finalmente, en tercer lugar, estudios más recientes del voto peronista han resaltado continuidades en el peronismo en función de su distribución territorial, tanto a nivel provincial como municipal. Esta tercera fuente de estabilidad electoral no resulta sólo de la capacidad del partido para mantener un piso de votos y un perfil de votantes, sino también por la capacidad de mantener una clara división de tareas entre sus actores territoriales y sectoriales (Macor y Tcach, 2005; Gibson, 1997; Gibson y Calvo, 2000; Calvo y Escolar, 2005) . Una división de tareas en las cuales, como afirma Gibson (1997), el peronismo utiliza el control de sus instituciones provinciales periféricas para estabilizar a la coalición de gobierno mientras que su coalición metropolitana define el contenido ideológico (o de «policy») de las distintas administraciones.

En virtud de estas tres diferentes definiciones de continuidad electoral, el peronismo puede ser considerado como un partido extraordinariamente estable, con un rendimiento electoral comparable a la Social Democracia Alemana, el Laborismo inglés, o el Partido Demócrata norteamericano. En efecto, el voto peronista ha estado caracterizado por más de 60 años de continuidad socio-económica, sectorial y territorial. Esta caracterización es ciertamente válida para los últimos treinta años de democracia, en los que el peronismo ha mantenido el control de una mayoría de las gobernaciones y del Senado, así como un alto número de representantes en la Cámara de Diputados, aun en aquellos períodos en los cuales ha perdido control del poder ejecutivo.

La estabilidad del voto peronista, sin embargo, contrasta con una alta rotación de sus élites políticas. En los últimos 30 años, el peronismo ha pasado por tres realineamientos políticos importantes a nivel de élite y por cambios radicales en sus modos de vinculación/inserción social. Esto ha llevado a que algunos autores hablaran del bajo grado de institucionalización del partido (Levitsky y Murillo, 2005; Levitsky, 2003) , en el cual se combinan rápidos cambios en las reglas internas de promoción y competencia con un mecanismo fluido de circulación de élites entre niveles nacionales, provinciales y municipales.

… El primer proceso de cambio organizativo fue resultado de la derrota electoral en la elección presidencial de 1983, la primera sufrida por el justicialismo en elecciones competitivas. A partir de 1985, la «renovación» peronista emergió como una estrategia de recambio generacional y sectorial, centrada en pasar a retiro a la derecha del partido asociada con el tercer gobierno peronista y, a su vez, marginar a los cuadros sindicales con lazos cercanos a esta vieja guardia (como Lorenzo Miguel, quien activamente apoyó a Luder en lugar de a Cafiero en vísperas de la transición en 1983) …  La renovación creció rápidamente incorporando a figuras políticas como José Manuel De la Sota, Carlos Grosso y Carlos Menem.

El segundo proceso de cambio organizativo, la territorialización de los cuadros partidarios, tuvo lugar a partir de mediados de los años ’90. Esta territorialización de las élites partidarias coinciden con un significativo incremento en la masa de recursos fiscales administrados por gobiernos provinciales y municipales, así como con el debilitamiento de la base electoral del sindicalismo, el cual vio el número de miembros (y sus recursos disponibles) declinar consistentemente a lo largo de crisis económicas y ajustes (Murillo, 2001).

… La transformación organizativa del peronismo, reforzando sus cuadros políticos y sus actores territoriales, estuvo acompañada por cambios ideológicos importantes a nivel de élite. A lo largo de treinta años de democracia hemos visto el ascenso de tres generaciones peronistas con distintas agendas en materia de política pública. Aun cuando la implantación territorial del voto peronista no ha cambiado, estas distintas generaciones dejaron improntas distintas en el Estado y la sociedad argentina, como muestran los distintos artículos de este volumen. El giro conservador del menemismo durante los años ’90, desde las «reformas sin anestesia» hasta las «relaciones carnales», fue remplazado por políticas económicas expansivas y el surgimiento de un nuevo pacto neopopulista (Etchemendy y Collier, 2007; Etchemendy y Garay, 2010).

… En un trabajo reciente con María Victoria Murillo (Calvo y Murillo, 2013) mostramos que la amenaza de la competencia electoral interna también obliga a los políticos del partido a sobrerreaccionar ante cambios en las preferencias de los votantes no peronistas (ultra-responsiveness), los cuales son usados como pivote para definir la interna. De este modo, cuando los votantes cambian sus preferencias políticas existen siempre facciones del partido compitiendo por anticipar estos cambios para controlar la dirección futura del partido a nivel local, provincial y nacional.

Dado que el partido tiene ventajas significativas sobre los otros partidos (tanto a nivel de redes políticas, percepciones de capacidad y recursos fiscales), el movimiento del partido hacia la centro-derecha (Carlos Menem) fuerza un desplazamiento de la oposición hacia la centro-izquierda (Alianza Frepaso-UCR en los ’90) mientras que el movimiento del partido hacia la centro-izquierda (Kirchner-Fernández) fuerzan un desplazamiento de la oposición hacia la centro-derecha (Massa, De la Sota, De Narváez, PRO). Es decir, las ventajas comparadas del oficialismo le permiten moverse libremente en el espacio ideológico y fuerzan a la oposición a posiciones políticamente marginales.

… En una nota reciente, uno de los grandes cronistas del peronismo de nuestro tiempo, Juan Carlos Torre, decía que el partido tiene un alma permanente y un corazón contingente. Torre argumentaba que esta alma permanente está asociada con principios tales como «el nacionalismo, el estatismo, la justicia social, [y] la protección social». Difícilmente uno pueda acordar cuál es el nudo básico de coincidencias que define a los actores políticos que compiten por el corazón del partido, pero existen pocas dudas de que el peronismo tiene electoramente un alma permanente. La estabilidad del voto peronista en los últimos 30 años de democracia es territorial y sectorialmente notable, sobreviviendo a cambios ideológicos, organizativos y de liderazgo en el seno del partido. A pesar de cambios dramáticos en la política pública ofrecida por distintos ejecutivos peronistas, el mapa territorial del voto peronista ha permanecido inalterado«.

20 Responses to El peronismo y la sucesión permanente

  1. Juan el Bautismo dice:

    adonde está nuestra indignacion con espuma en boca y desequilibrio evidente.
    ¿no podemos organizar ni una marcha y fracacerolazo como la gente pidiendo cabeza y viceras de Niembro, y asi pretendemos gobernar continuamente? Cristina ya se dio cuenta y se las tomó, nieta nueva, relax y ausencias mas a flor de piel, años bien vividos, alguno piensa realmente por mas clamor que está en sus planes volver y hacer un desastre tipo nah del ’74?
    De la opo si no mantenemos lo bueno y cambiamos lo malo vamos mal. No han dejado un set envidiable de comportamiento miserable, si no lo usamos a lo Morihei Ueshiba, pura practica y accion pero con la ventaja de la no-emocion, merecemos el campeonato perdonavida. Despues se filosofea largo y tendido

  2. Julio. dice:

    Néstor Kirchner aportó disciplina partidaria/movimentista a los
    muchachos de los fierros largos con ideas cortas.
    Trasvasó, continuó con la enseñanza doctrinaria.
    Perón siempre llamó (no la creó ni la dogmatizó)
    a todos los estados de conciencia.
    El único hombre que nos interesa es el que trabaja.
    N. Kirchner (+Tomada + De Vido) persuadió a la creación de 200mil pymes, millones de puestos de trabajo…
    también se crearon nuevos gremios, como el de informática…
    Tenemos una de las tasas más altas de agremiación mundial
    -de cada 100 nuevos puestos de trabajo, 30 se agremian;
    algo similar ocurre con el empresariado;
    donde muchos países europeos, ni hablar de Latinoamérica o asia,
    están por debajo del 20%-.
    Así como la UOM fue/es el gremio lúcido
    (sus trabajadores ganan bien, tienen espíritu creativo y tiempo libre), hoy, quizás,
    sean los gremios del transporte y alimentación (necesitando de los tecnológicos) , los que, junto a la UOM, aporten claridad a la columna vertebral del Justicialismo.

  3. Mariano T. dice:

    Es cierto lo de la estabilidad del nucleo duro de votantes peronistas. Que pueden votar con el mismo entusiasmo a Menem o a Cristina, o a Scioli. Pero para hacerse del ejecutivo, les hace falta un plus. La composición de ese plus es lo que le da el cambio de Isabel y Lorenzo Miguel a Cafiero, o de Cafiero a Menem, o de Menem a los Kirchner.
    El núcleo duro acompaña siempre.
    Cuántos son? Me da la impresión que si al piso de votantes del FPV de estos años le quitamos los «progres», que no necesariamente van a acompañar a un peronismo de centro derecha, pasamos del 32 al 25%. Por supuesto con un nuevo cambio, si lo hubiera en algún momento, el nuevo lider sabe que cuenta con ese 25%, y puede lanzarse a conquistar otro voto más ideológico o que maneja otros códigos, y si la economía lo acompaña llegar al 51% de Menem.

  4. Daniel E. Arias dice:

    Nada tiene tanto éxito como el éxito, y esa aparente perogrullada es también una explicación de la longevidad del peronismo, así como de su mandato número uno: jamás perder.

    Los politólogos han escrito blbliotecas sobre esto, pero me gustaría alguien que me explique esta hiper-vigencia hiper-versátil en términos de «marca», «producto» y «modelo». Tiene esa vigencia y versatilidad del VW «Escarabajo», que debutó en los ’30 y dejó de fabricarse hace poco, pero en el camino dio origen a dune-buggies, las clásicas chanchitas y una motorización tan revolucionaria que se la usó hasta en aeronáutica liviana. De hecho, el New Beetle es un auto conceptualmente mucho más atrasado que el indestructible original de los años ’30.

    Back in politology, el único fenómeno paralelable que se me ocurre en Latinoamérica es el PRI Mexicano, aunque a éste hay que perdonarle todo lo hecho desde los ’60 en adelante debido a lo que hizo en tiempos fundacionales de Lázaro Cárdenas y los que siguieron. Y no es tan paralelable por los mecanismos sucesorios: en México cumplís tu mandato y pasás de presidente a momia política no reciclable por disposición constitucional, pero si sos PRI, antes elegís a tu delfín.

    Lo otro paralelable entre el peronismo y el PRI es que están tan imbricados en el estado que hasta cierto punto SON el estado, de modo que cuando anda demasiado tiempo apartado del poder real, éste se disipa y el país se pudre.

    Por eso (y perdón por usar silogismos aristotélicos), al destruir el estado, el Innombrable destruyó al peronismo, y para que no se perdieran ambos, estado y peronismo -lo cual habría originado una acefalía más larga, sangrienta y costosa aún que la de la Alianza y los días de los presidentes de puerta giratoria- se necesitó un ejercicio de reconstrucción extrema del peronismo, como lo fue el kirchnerismo. Cuya función mejor fue, justamente, reconstruir el estado.

    De acuerdo a tu interesante definición, Abel, en términos de tenis el peronismo siempre tiene el saque, y la oposición, al jugar de contragolpe, debe alinearse automáticamente a derecha o izquierda del mismo. ¿En qué lugar de su simetría bilateral va a tener la oposición Scioli?

  5. Esther dice:

    Ese artículo de Casullo me parece más interesante de leer que el de Calvo.

    (No recordaba a partir de qué sitio de la blogosfera K había llegado a él, pero ahora es evidente que fue desde el blog de Manolo ☺)

    Abrazo,
    Esther

  6. Esther dice:

    No me convence el artículo.

    Empezando por:

    «Dado que el partido tiene ventajas significativas sobre los otros partidos (tanto a nivel de redes políticas, percepciones de capacidad y recursos fiscales), el movimiento del partido hacia la centro-derecha (Carlos Menem) fuerza un desplazamiento de la oposición hacia la centro-izquierda (Alianza Frepaso-UCR en los ’90) mientras que el movimiento del partido hacia la centro-izquierda (Kirchner-Fernández) fuerzan un desplazamiento de la oposición hacia la centro-derecha (Massa, De la Sota, De Narváez, PRO). Es decir, las ventajas comparadas del oficialismo le permiten moverse libremente en el espacio ideológico y fuerzan a la oposición a posiciones políticamente marginales».
    Mmm… Aquí hay un giro. Se venía hablando del peronismo pero ahora se habla, evidentemente, del partido justicialista “nacional-oficial”. Si de peronismo se tratara, entonces el Frepaso tenía un núcleo peronista, y sin dudas tanto Massa como De la Sota y De Narváez se reivindican como peronistas y son votados, entre otros, por peronistas.

    Estoy más de acuerdo con Casullo (en el artículo cuyo link puso Manolo), que considera que, más allá de las múltiples etiquetas puestas a la democracia argentina, esta es, básicamente, una “democracia peronista”:
    «Con esta perspectiva, la respuesta a la pre¬gunta “¿qué tipo de democracia tiene la Argentina?” es simple: si miramos los números electorales agregados en el nivel nacional, la democracia ar¬gentina es, ante todo, una democra¬cia peronista».
    No sé, me parece que ella aporta una base de análisis más sólida.

    Por otro lado:

    «… A principio de los años ’80, el peronismo era considerado como un partido electoralmente estable en virtud de las características socio-económicas de sus votantes, genéricamente descriptos a partir de su inserción de clase en sectores obreros y populares así como por sus menores niveles de ingreso (Smith, 1969, 1972). Aun cuando durante la década de los ’90 una literatura emergente disputaría el carácter “homogéneo” de este electorado, encuestas realizadas a lo largo de 50 años han descripto a un mismo votante peronista con características socio-económicamente estables (Lupu y Stokes, 2009; Canton y Jorrat, 1978)».
    Está obviando no sólo las elecciones del 73 sino también la conformación de la militancia peronista de esa época. No discuto la vital importancia de los sectores obreros y populares, pero sí acoto que en ese momento hubo una presencia significativa de sectores más… ¿más clase media? (Ya no sé cómo se define la clase media). Así que no termino de comprender cómo a principios de los 80 podía considerarse un partido electoralmente estable. ¿Qué se me está escapando del análisis?

    «En los últimos 30 años, el peronismo ha pasado por tres realineamientos políticos importantes a nivel de élite y por cambios radicales en sus modos de vinculación/inserción social. Esto ha llevado a que algunos autores hablaran del bajo grado de institucionalización del partido (Levitsky y Murillo, 2005; Levitsky, 2003) , en el cual se combinan rápidos cambios en las reglas internas de promoción y competencia con un mecanismo fluido de circulación de élites entre niveles nacionales, provinciales y municipales.»
    No sé qué significa, en ciencias políticas, un “bajo grado de institucionalización del partido”. Ahora bien, visto lo que ha sucedido con el radicalismo y otros partidos no peronistas, que directamente saltan de coalición en coalición sin que se termine de saber dónde están, y, además, se desgranan sin cesar, me pregunto con más énfasis ¿qué quiere decir “bajo grado de institucionalización del partido” en la realidad argentina específica?

    En síntesis, me parece que Calvo simplifica el análisis al no tener en cuenta más que al peronismo (o al PJ, que no es lo mismo, pero no se entiende bien a cuál analiza), aislado del entorno en tiempo y espacio. Quizás sea mi gran ignorancia en estas cosas, pero me cuesta, por ejemplo, entender cómo se puede analizar las elecciones del 83 y a los votantes de ese momento sin analizar el impacto de la dictadura en la sociedad del 83. También me cuesta entender cómo se puede analizar las características propias de la estabilidad del voto peronista sin analizar las del voto radical. Quiero decir: el peronismo forma parte de una sociedad y esa sociedad no está constituida por espacios estancos, aislados uno de los otros. Pero, claro, bien puedo estar pidiendo algo que no está dentro de los límites de los objetivos del autor, y si es así debería callarme la boca, jaja.

    (Continúo)

  7. Un acierto el título: guerra de sucesión, puesto que de eso se trata, y Scioli no deja de ser un sucesor putativo, no porque lo vienen insultando desde el 2003, sino en el sentido que se le da a ese término:
    adj. Que se tiene por padre,hermano o cualquier otro familiar,sin serlo.

  8. manolo dice:

    El Imperativo de la Empiria, el mayor “secreto” del éxito peronista.

    “En el arte de la conducción hay sólo una cosa cierta.

    Las empresas se juzgan por los éxitos, por sus resultados.

    Podríamos decir nosotros:¡qué maravillosa conducción!, pero si fracasó, ¿de qué sirve?

    La conducción es un arte de ejecución simple: acierta el que gana y desacierta el que pierde.

    Y no hay otra cosa que hacer.

    Lo suprema elocuencia de la conducción está en que si es buena, resulta y si es mala, no resulta.

    Y es mala porque no resulta y es buena porque resulta.

    Juzgamos todo empíricamente por sus resultados.

    Todas las demás consideraciones son inútiles”.
    ………….

    “Hay un caso famoso de la conducción, que se le presentó al general Verdy du Vernois, citado por grandes autores, en la batalla de Nachau.

    El había sido, durante veinte años:, profesor de conducción en la Escuela Superior de Guerra de Francia.

    Llegó al campo de la batalla y dijo:

    «¿Qué principio aplico aquí?

    ¿La economía de las fuerzas?», y el enemigo se venía encima.

    «¿Qué principio de la conducción aplico aquí?», y el enemigo seguía avanzando y habían ya tomado contacto las vanguardias.

    «¿Qué ejemplo de la historia me puede inspirar para la batalla?», y el adversario seguía avanzando, y ya se producía la «mélange», como dicen los franceses.

    Hasta que él se dio cuenta y dijo: «Al diablo los principios y al diablo los ejemplos; veamos de qué se trata, veamos el caso concreto,’.

    Vio el caso concreto como era, resolvió de acuerdo con su criterio y ganó la batalla”.

    http://www.elhistoriador.com.ar/documentos/peronismo/conduccion_politica.php

    PD Verdy du Vernois es un “bug” del Viejo, que cualquier estudioso de estrategia debería conocer.

    A pesar del apellido no era francés sino prusiano, miembro de los Inmortales de Moltke el Viejo y Bismarck.

    Específicamente, fue el introductor de la psicología en los juegos de guerra del Estado Mayor prusiano.

    Lo que conocemos como “Juegos de Rol” en la vida civil, lo reconocen como “fundador” de ese tipo de estimulación intelectual.

    El “golpe estratégico” más brillante de su influencia lo sufrieron los propios alemanes con Patton en el Desembarco de Normandía.

    Les resultaba inimaginable, profesionalmente, que el Grupo de Ejércitos que comandaba frente a Calais fuera un “ejecito de machimbre y goma inflable”

    Eisenhower, como Conductor, comprendió que la clave era la “logística” más que la “capacidad táctica y estratégica”.

    Ergo, Bradley era el adecuado, ya que era muy parecido a Paz, mientras que Patton era como Lavalle; una espada sin cabeza-

  9. Esther dice:

    (Continuación)

    Esta cuestión:

    «… En un trabajo reciente con María Victoria Murillo (Calvo y Murillo, 2013) mostramos que la amenaza de la competencia electoral interna también obliga a los políticos del partido a sobrerreaccionar ante cambios en las preferencias de los votantes no peronistas (ultra-responsiveness), los cuales son usados como pivote para definir la interna. De este modo, cuando los votantes cambian sus preferencias políticas existen siempre facciones del partido compitiendo por anticipar estos cambios para controlar la dirección futura del partido a nivel local, provincial y nacional».
    Me parece interesante, haciendo un símil con la biología (un símil, nada más, no pretendo biologizar ni este ni ningún otro aspecto de las sociedades humanas, cosa peligrosa, peligrosísima). La capacidad de supervivencia de una especie requiere de variabilidad genética. Permítaseme un ejemplo sencillo: una cepa bacteriana sensible al antibiótico A. Supongamos cien mil bacterias, de las cuales cinco, por mutaciones u otros mecanismos, adquirieron resistencia al antibiótico A. Esas 5 constituyen una fracción despreciable en el total. Para subsistir y reproducirse deberán competir en condiciones de igualdad con las otras 100 000 – 5. Pero si cambian las condiciones del entorno porque aparece el antibiótico A, entonces todas morirán salvo esas 5. Ahora esa fracción minúscula de bacterias tendrá una ventaja enorme sobre el resto, ya que podrá resistir un factor letal para las otras. Dispondrán de los nutrientes sin competir con las otras 100 000 – 5. Luego de un cierto tiempo la población bacteriana alcanzará el nivel inicial… Aunque, por supuesto, habrá otras mutaciones que modificarán las características de grupos reducidos.
    En biología, la heterogenidad es clave para la supervivencia: una población heterogénea tiene más posibilidades de “aguantar” un cambio en el entorno que una que es homogénea, porque dispone de individuos con potencial para subsistir en otras condiciones que las existentes en un cierto momento.
    Repito, es un símil y nada más que eso, empezando porque las bacterias no tienen voluntad de anticiparse a nada ni de elegir ser iguales o diferentes al resto de sus congéneres y siguiendo porque las mutaciones y otros mecanismos de variabilidad genética son al azar (tanto para bien como para mal).

    Volviendo al fragmento citado, lo que no sé es si existen facciones ocupadas en preveer cuáles son los cambios en el electorado no-peronista, o simplemente existen distintas facciones y según cuáles sean los cambios se hacen más poderosas o más débiles. Tampoco tengo claro si todo esto pasa nada más que por captar votos no peronistas (factor importante, sin dudas) o pasa también por las propias internas. Digo, tal cual está expresado en el párrafo, parecería que el peronismo es una máquina de responder a los votos no peronistas y que no posee una estructura propia identitaria. Justamente, esto es lo que discute la cita de Torre: sí existe una estructura propia identitaria.

    Acuerdo con el análisis acerca del cambio sindicalismo-territorialidad. Creo que ahora el peronismo-kirchnerismo ha producido otro cambio, aunque sin llegar a negar o superar la territorialidad: la re-incorporación de la militancia como factor de peso, militancia que se había desvaído en los 90.

    Como reflexión final: tengo la sospecha de que el futuro del peronismo-kirchnerismo (no me atrevo a entrar en la disputa sobre el significado de cada uno o si son distintos o iguales) dependerá en gran medida de que sea capaz de seguir utilizando eficazmente su propia heterogenidad, sin caer en intentos de homogenización que lo debiliten. Por cierto, eso siempre y cuando no se abandonen las banderas de la justicia social, la soberanía política y la independencia económica. Si hay otro menemato… que Dios nos pille confesados, como diría un español.

    Abrazo,
    Esther

  10. manolo dice:

    Esther, lo que Calvo da por “conocido” es lo que explico en “Desorganización Organizada” Levitsky.

    http://www.reconstruccion2005.com.ar/0809/desorganizacion.htm

    http://www.reconstruccion2005.com.ar/0809/desorganizacion2.htm

    Y Pierre Ostiguy en Artepolítica.

    http://artepolitica.com/documentos/ostiguy-artepolitica.pdf

    Durante 30 años, de 1955 a 1973 y de 1976 a 1989; el peronismo no solo estuvo “fuera” del Estado, como Opositor sin “Caja”; sino que lucho frontalmente “contra” el Estado; ilegalizado, proscripto e “interdicto”, en el uso y usufructo de sus propios bienes, sean “sociales” o “personales”.

    El único “lugar” donde la larga mano de la Republica no solía llegar eran las “Organizaciones Libres del Pueblo”; o sea las actividades “sociales” de lo que los Liberales denominan “Sociedad Civil”.

    Sociedades de Fomento, Cooperativas de escuelas y salas de primeros auxilios, Clubes sociales y deportivos, comunidades parroquiales, centros culturales barriales, agrupaciones culturales de provincianos migrantes o extranjeros, asociaciones de mujeres o madres, etc.

    Durante 20 meses cumplen con su función original, y los otros 4 meses se convierten en Unidades básicas para “competir” electoralmente.

    LOS PJ locales, más que el PJRA, son absolutamente autónomos; donde ni Menem, ni los Kirchner, pueden “disciplinar o intervenir” al estilo de la UCR o los Socialistas.

    Los Rodríguez Saa, de la Sota, los Duhalde, Menem, los intendentes renovadores de la PBA, y del Interior como Salta y Tucumán Capitales; no fueron, ni pueden ser, expulsados como sucedió en su momento con Cobos y los Radicales y Socialistas Kash.

    En un sistema democrático no se puede “expulsar” por diferencias políticas e ideologicas; porque estaríamos frente a una típica “proscripción”.

    Ahora bien, ¿para qué les sirven los PJ a los peronistas?

    Es un “ámbito cerrado” donde podemos sacarnos los ojos, nuestro deporte preferido, sin afectar al resto de la sociedad y al Sistema Político en general.

    Allí esta la razón por la cual las “Conducciones eventuales” suelen “frisar” a la Herramienta electoral.

    No corre la “disciplina laboral” del Clientelismo de despachos administrativos, “obedece o te despido”.

    Sino la mas lábil “disciplina política”, “persuadime o te voto en contra”; “que quede en claro que me opongo, pero como democráticamente se decidió lo contrario, apoyo y defiendo hasta la próxima votación; que espero ganarte”.

    El “verticalismo” en última instancia, lo dejo en claro Perón el 12 de Junio de 1974, no es de “arriba hacia abajo y del centro a la periferia” como los No peronistas creen.

    Si no absolutamente a la inversa, que es lo que plantea Calvo; si no se cumplen las exceptivas de ese tiempo y lugar especifico; se liquida en masa a las Dirigencias reemplazándolas por las que están en las gateras ansiosas por asumir.

    Aunque, como en el caso de Alperovich, sea un radical judío que quiere jurar por la Tanaj.

    Esther, ¿te imaginas esa situación en la cosmopolita y desprejuiciada CABA?

    Que es todo lo contrario al NOA y NEA conservadores y clericales.

    Resumiendo, el peronismo actúa como un “Sistema Adaptativo Complejo”, tal cual lo define el Santa Fe Institute; que es un centro que estudia la complejidad y la adaptabilidad de los Sistemas.

    Un abrazo y espero no molestarte por los links

  11. Daniel E. Arias dice:

    No entendí nada. ¿En castellano?

  12. ricardo j.m. dice:

    ustedes no pueden el peronismo/kirchnerismo si puede pero para que jaajajaja

  13. ricardo j.m. dice:

    el tema es que el genesis o la genesis de esta discusion no nace en el peronismo sino en la incapacidad opo imbecil y su nececidad patetica de no saber resolver como dejar de necesitar algo que odia para ganar elecciones legalmente o el poder legalmente mejor dicho.

    desde ahi un par de paletos hicieron eco refrendando la relacion de los noventa y se quisieron reapropiar del peronismo para volver a regalarselo a los gorilas en bandeja.

    como toda accion estupida basada en propias incapacidades proyectadas en el otro a traves de la pavada moralina termino en angustia y desesperanza como no podia ser de otra manera.

    nunca fue real la discusion, en el seno del pueblo peronista nunca hubo dudas sobre la pertenencia , todo lo contrario. todos los peronistas sabemos que el peronismo no goberno en la decada del 90 y que esa pelicula se cuenta como nos conviene para tener como vemos hoy al gorilaje hablando boludeces y esperando que venga a salvarlos…

    un peronista

  14. ¡Espectacular la nota de M. E. Casullo! Y los posteos de Manolo.

  15. Manolo;
    Me parece que dejas a un lado el papel del gremialismo en esos años de proscripción, existiendo, especialmente a partir de la ley de Onganía, una caja muy importante y numerosos sitios de poder en donde los muchachos peronistas se hicieron sentir con fuerza.

  16. Mariano T. dice:

    No gobernaron en los 90?
    Pero si pusieron al presidente, al vice, los gobernadores, los intendentes, los senadores, los diputados, y sobre todo LOS VOTOS

  17. Juan el Bautismo dice:

    el tema es que el genesis o la genesis de esta discusion no nace en el peronismo sino en la incapacidad opo imbecil…
    nunca fue real la discusion…

    … va saliendo el tema. Como se decia la introspeccion, si bien nunca esta de mas, no tiene demasiado sentido sin despejar el perdonavidismo propio sobre lo que hay enfrente

  18. Esther dice:

    Gracias, Manolo, por la respuesta y los links (no, no me molesta, para nada), ahora me queda leer… Regresaré luego de desasnarme un poco más, jeje.

    Un abrazo,
    Esther

  19. Silenoz dice:

    Con respecto a la institucionalización del partido, a mi entender, se refiere a su comparación contra los partidos, basicamente, europeos, los cuales presenten normas y procedimientos de ascenso y discusión de políticas, alaiznas, etc.

    Lo cual el PJ NO tiene, es más muchas de esas actitudes tácitas que indica Manolo abajo, tampoco se respetan

    Saludos

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