¿Qué pasa con la industria?

industriaInterrumpo algunas discusiones interesantes, y postergo no pocas respuestas que debo, para volver a un tema que entiendo decisivo: la economía argentina. De lo que pase con ella depende la suerte política del gobierno en lo inmediato y, mucho más importante, el destino de Argentina en el mediano.

Y ahora que el Vasco De Mendiguren, un personaje simpático y consistentemente oficialista de la política empresaria ha pronunciado la fatídica palabra «rodrigazo»… Aún el normalmente imperturbable Artemio le ha dedicado media docena de posteos al hilo. Yo no tomo muy en serio el asunto: no veo a Lopecito y a Lorenzo enfrentándose, con los militares y la guerrilla a la espera.

La situación actual, lo dije, no es setentista sino ochentista. Eso ya es bastante complicado, claro, pero aclara la naturaleza del problema.

Afortunadamente, tengo un par de artículos del siempre didáctico, sí que comprometido, Pablo Tonelli. Éste, entiendo, nos ayuda a ver dónde estamos ahora.

INDUSTRIA NACIONAL

Pablo Tonelli, economista

Este artículo se centra en dos preguntas. La primera es cuál ha sido el desempeño del  industria en las últimas dos décadas, particularmente en la última, bajo los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. El segundo interrogante es cuál debe ser la estrategia industrial que impulse nuestro país. Voy a dividirlo en dos partes, para tratar estos interrogantes por separado.

La comparación del desempeño industrial 2003-2012 con el período de la Convertibilidad (1991-2001) y salida (2002) reconoce dos posiciones definidas. La primera de ellas afirma que la estructura industrial no se modificó en los últimos años. La segunda afirma que en el 2003 se produce un radical cambio de la tendencia imperante en la etapa anterior. Voy a reseñar ambas posiciones en términos un tanto esquemáticos a los efectos de una mayor claridad expositiva.

Los que abonan la tesis de la continuidad se basan en que la participación de la industria en el producto bruto interno (PBI) es similar, en términos  del valor bruto de la producción (VAB), a la vigente en la Convertibilidad.

Para ser claros: el sistema de Cuentas Nacionales que mide estas relaciones, define al VAB como la suma total de los valores de los bienes y servicios producidos en un país (en este caso por la industria argentina) independientemente de que se trate de insumos, es decir, bienes intermedios que se utilizan en el proceso productivo, o de artículos que se destinan al consumidor. Por lo tanto, incluye el valor de todos los productos sin considerar si son de consumo intermedio o de consumo final, es decir si son insumos de otras industrias o bienes que se adquieren en los comercios.

Entonces no nos encontramos, según esta posición, ante un nuevo modelo productivo sino ante la recuperación de la estructura industrial ya existente en un contexto que en su origen respondió a una favorable coyuntura internacional. Con sus múltiples matices está posición es defendida por economistas e investigadores serios como por ejemplo, Eduardo Levy Yeyati desde posiciones más afines a la ortodoxia económica o por Daniel Azpiazu (cuya temprana muerte lamentamos este año) y Martín Schorr desde la heterodoxia.

A los efectos de ilustrar la segunda posición, tomo las palabras de Matias Kulfas, actual Gerente General del BCRA, quien afirma “el desempeño manufacturero argentino no sólo marcó un claro cambio de tendencia respecto de la desindustrialización imperante desde 1976, sino que además mostró resultados superiores a los observados en otras economías de la región”. La etapa analizada “muestra por primera vez en tres décadas alzas significativas de la producción (9.40% anual) en forma concomitante a un crecimiento del empleo (5,90% anual). El cambio de tendencia ha sido contundente y es un hecho insoslayable para cualquier análisis sobre el sector manufacturero argentino. Otro aspecto destacable de este período ha sido el crecimiento concurrente del empleo y la productividad”.

Estos datos que corresponden al 2011 se moderarán (pero no se modificarán sustancialmente) cuando se conozcan los datos del 2012, ya que de acuerdo con datos del Estimador Mensual Industrial (EMI), la producción manufacturera de noviembre de 2012, con relación a igual mes de 2011, muestra bajas del 1,4% en la medición con estacionalidad y del 1,6% en términos desestacionalizados  La variación acumulada en los primeros once meses de 2012 con respecto al mismo período del año anterior presenta una baja del 0,9% tanto en la medición con estacionalidad como en términos desestacionalizados.(los datos de una serie económica se “desestacionalizan” para eliminar las variaciones bruscas en diferentes momentos del año, como invierno y verano, por ejemplo).

Con el objeto de analizar ambas posiciones, voy a precisar que la afirmación acerca que  la participación de la industria en el PBI no se ha modificado de una década a otra  es correcta, como también lo es la ausencia de una estrategia de desarrollo productivo en buena parte del período actual,  hasta la formulación del Plan Estratégico Industrial Argentina 2020.  Además la implementación de este Plan se vio seriamente afectada por las restricciones a las importaciones, particularmente en el sector Bienes de capital e insumos, lo que lo transforma en asignatura pendiente.

No obstante ello, considero oportuno realizar dos observaciones: En primer lugar coincido con Martín Burgos, economista argentino, al señalar que el crecimiento de los últimos años se produjo en todos los rubros, lo que  brinda una  primera explicación de porqué el crecimiento relativo de la industria en relación a los otros sectores de la economía, se mantuvo constante en su participación en el PBI. Todos los sectores crecieron, la industria también.

En segundo lugar, como el mismo Burgos señala, una limitante de gran peso para el desarrollo industrial es la falta de encadenamientos productivos, por el cual el crecimiento de las grandes empresas no puede ser aprovechado plenamente por las de menor tamaño. Al respecto el economista argentino Fabián Amico afirma: “Desde los años 90, gracias a la apertura de la economía, cambió el patrón importador de la industria. Antes, cuando la inversión en la industria crecía, eso hacía crecer en buena medida la producción nacional de bienes de capital e insumos; hoy, tras la apertura importadora de los 90, cuando la inversión crece, aumentan más que proporcionablemente las importaciones de bienes de capital e insumos importados” La ausencia de proveedores de insumos y bienes de capital nacionales es un aspecto de lo que me refiero con la falta de encadenamientos productivos en una aparato industrial que fue desarticulado.

En mi opinión el análisis de la industria bajo la administración actual como una continuidad del período de la convertibilidad no toma en cuenta el progresivo deterioro y caída de la industria a partir de la recesión del año 1999 y la depresión económica posterior en que el PBI industrial acumuló una caída del 16 % entre ese año y el 2002. Es cierto que el VAB generado por la industria alcanzó los niveles previos a la crisis de la convertibilidad pero su composición es radicalmente diferente y creo que este es el punto a destacar.

Como afirma Martín Wydler, economista de FLACSO “en conjunto los sectores intensivos en ingeniería y en mano de obra explican el 46 % del aumento del valor agregado total de la industria en la posconvertibilidad, mientras que alimentos y bebidas y los intensivos en recursos naturales pasan de explicar casi la mitad del crecimiento durante los 90 a solo un 30% en 2002-2007. Desde esa óptica, si bien no se modificó la estructura industrial local, se verificó un giro en el patrón de crecimiento de la industria y hubo un freno al proceso de reprimarización de los noventa”. Cambiaron los sectores que traccionan el crecimiento industrial.

Además debo agregar que durante la última década se produjo un continuo crecimiento del empleo, el salario y la productividad; a diferencia de la convertibilidad en que la mayor productividad se producía por reducción del número de asalariados.  La productividad laboral es una medida  de la cantidad de trabajo necesaria  para poder producir una unidad de un determinado producto. Es decir que constituye una cuantificación del rendimiento de la mano de obra en término de productos terminados. Esto puedo lograrse con inversiones en equipo que hagan más alto el rendimiento laboral o aumentando la intensidad del trabajo, las horas del mismo o directamente con reducción del empleo. Actualmente asistimos a un incremento de la producción y también de la productividad del trabajo. En cambio, como dice Kulfas “el sector industrial estaba acostumbrado a que el incremento de la productividad se daba por la desaparición de los establecimientos menos productivos, en una suerte de eutanasia manufacturera”.

Creo haber analizado la primera pregunta formulada al inicio respecto de los cambios en la industria entre los noventa y la actualidad. Mi respuesta es que aun conservando la misma estructura ha cambiado el motor del crecimiento industrial y su dinámica. La estrategia industrial será motivo de mi próxima nota sobre el tema.

5 Responses to ¿Qué pasa con la industria?

  1. Abel B. dice:

    Estimados:

    Encuentro q esta nota de Tonelli sólo ha recibido hasta ahora comentarios opositores (a pesar de no ajustarse estrictamente al relato K). Los oficialistas ¿estarán todos en las playas, obedeciendo a nuestro amado vicepresidente en ejercicio?

    Pero no puedo autorizarlos, y no por razones ideológicas. Mariano T: espero más de Ud.
    De Alcides A no espero nada. Como de costumbre, sólo repite la única estadística sobre consumo de energía que encontró que acuerda con sus prejuicios, y que ha citado una docena de veces en este blog (sin contar sus coments que no autoricé). Ya ha sido contestada. Y parece convencido que la industria norteamericana ya producía computadoras y transistoras en la década de 1920.

    Saludos

  2. Uno dice:

    Hay otro tema del que suelen hablar los economistas opositores y es cómo se acentuó la extranjerización de las grandes empresas durante los 2000. No se a nivel industrial, pero es un tema interesante para analizar también.

    Con respecto a la nota en sí, me parece un buen aporte analizar más cualitativamente el aspecto. Porque mantener la misma participación de exportaciones manufactureras de la industria en un contexto de alto precio de commodities es un mérito. Y ni hablar si efectivamente es cierto que se modificó el traccionador del crecimiento.

    Por otro lado, acerca del problema de la falta de encadenamiento, me da la impresión de que el gobierno se avivó de esto hace poco y más por necesidad que por vocación, cuando empezó a divisarse la restricción externa. Ahí se empezaron a hacer planes de sustitución de importaciones para proveer a grandes industrias, en las automotrices por ejemplo, ahora se habla también de reactivar de ese modo la industria ferroviaria. En la industria electrónica parece más complicado porque los chinos te venden todo el kit, y no dejan mucho lugar para el desarrollo propio. Ojalá pase de las intenciones.

  3. Uno dice:

    Les dejo algunas notas vinculadas con esto:

    http://www.diariobae.com/diario/2012/12/17/21585-reflujos-noventistas.html

    Cito un párrafo de ahí:

    «Otro absurdo es señalar la inocuidad cambiaria en tanto la composición de nuestras exportaciones “sigue igual”. Porque lo que importan, se arguye, son las cosechas y los precios. Claro, el precio de la soja, por ejemplo, “explotó”, sobre todo, a partir de 2007, y el factor pesa en valor. Sin embargo, cuando se va a las cantidades, se percibe que las exportaciones MOI, en ritmo, casi duplicaron las primarias y las de otros rubros industriales (aparte de la diversificación de operadores, destinos y productos). En la “contrafáctica”: ¿que hubiera sido sin el tipo de cambio alto? Por supuesto, queda abierta la cuestión del mayor déficit de divisas industrial de los últimos años, lo que también responde en la base a un motivo cambiario.»

    Y en el mismo sentido del blog datos duros:

    http://datosduros.blogspot.com.ar/2012/12/viento-de-cola-y-performance.html

  4. Alcides Acevedo dice:

    Ah bueno…
    Me río mucho: los que repiten siempre lo mismo son ustedes (en particular Tonelli) no sacan el dedo del rengón… no se les cae una idea, analicen el discurso económico Nac&Pop… si no es Diamand o David Ricardo… es alguna frase de Jauretche… o la necesidad de volver a los planes quinquenales de Perón… o las referencias a la «Guerra Civíl» norteamericana, etc, etc…

    El desarrrollo industrial argentino de los últimos 10 años es una MENTIRA, no existió.

    Yo pregunto: ¿a dónde vamos a ir si el sector estrella de la «industrai argentina», que es el sector atumotriz, tiene salarios de nivel europeo pero la productividad es inferior a la de casi cualquir otro país (salvo Rusia o Irán, claro que en esos países los salarios son más bajos)?

    La Sra Presidente está de gira actualmente por Indonesia o Vietnam…. al parecer potenciales socios comerciales de la Argentina ¿qué les vamos a vender? ¿qué nos van a comprar?

    Respondidas esas preguntas quedará al desnudo la verdadera naturaleza del modelo K.

  5. […] Tonelli completa, y desarrolla, la nota sobre industria que había comenzado aquí. Encuentro que éste es uno de sus artículos más interesantes. No porque todos estarán de […]

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