¡Una muy buena propuesta desde la Oposición!

Los lectores frecuentes de mi blog – gente valiosa – saben que no tengo una buena opinión de Luis Alberto Romero. En varios posteos – aquí, aquí y aquí, por ejemplo – cité opiniones suyas que creo antinacionales, antipopulares y tontas (Son adjetivos gastados, pero a veces no tienen reemplazo. Y sólo los dos primeros son ideológicos). Además me parece un caso – común en Argentina, lamentablemente – de prestigio por portación de apellido. No es el historiador que fue su padre. En realidad, no es un historiador que haya hecho investigaciones originales.

Pero – hostis Plato, sed amico veritas – tengo que reconocer que ayer en La Nación publicó una muy buena propuesta. A la que deberían prestar atención todos los opositores, no sólo los que proceden de la cantera del viejo liberalismo gorila. Despertó un comentario muy negativo en un blog K, exacerbada por el sarmientismo del texto (Debería recordar que la Presidente ha rescatado cosas del sanjuanino). Pero yo estoy convencido que los gobiernos, y las ideas, necesitan de una buena oposición para no decaer. Leemos, entonces:

«No todo debe girar alrededor de Cristina. Con una presidenta que domina la agenda, nuestra atención y reflexión están centradas en sus actos y sus dichos. Esto obstaculiza el abordaje concreto de los problemas y la construcción de un proyecto alternativo de país.

Para quienes tenemos una mirada crítica sobre el gobierno de los Kirchner, unos días de relativo silencio presidencial nos han ayudado a percibir hasta qué punto nuestra reflexión está cotidianamente centrada en sus actos y en sus dichos . Amanecemos con la Presidenta, que está en los titulares de los diarios y los programas periodísticos de la radio. De ahí en más, consagramos nuestros esfuerzos a desmentir el «relato» y denunciar el «vamos por todo». Absorbidos por los estallidos luminosos y sonoros de cada día, nos olvidamos de nuestra tarea principal: ofrecer una alternativa«.

Para mí, eso es lo central, y lo que sirve. Pero Romero continúa, y creo que sus afirmaciones no carecen de interés. Lo resumí en beneficio de la lectura, pero he sido escrupulosamente justo en no deformar su pensamiento. Simplemente, pongo en negrita frases que despiertan mi incredulidad.

«Nuestro problema consiste en que, en realidad, no estamos pensando en la alternativa. El kirchnerismo nos mueve a la indignación, la ironía o la sátira. Perezosamente, nos conformamos con habitar un espacio de fácil identificación

Muchos nos hemos dedicado en estos años a polemizar con el kirchnerismo. Sin duda, fue necesario cuestionar un relato vigoroso, que hablaba a las pasiones más escondidas de los argentinos. También fue necesario confrontar con un aparato de difusión poderoso y eficiente. Había que mostrar, caso por caso, la discrepancia entre lo dicho y lo hecho; las intenciones de los dichos y los problemas reales de lo hecho.

Quizá lo más importante ya está logrado. La realidad confronta al relato de modo cada vez más elocuente. La inflación -aceptada hasta en el discurso presidencial-, la tragedia ferroviaria de Once, el déficit energético, todo prueba que, más allá del relato, hubo una gestión gubernamental muy mala y muy corrupta, aunque la Justicia no lo haya probado. Una buena parte de la opinión que acompañó a la Presidenta en 2011 parece dispuesta a probar con otra alternativa. En cuanto al núcleo duro del kirchnerismo, mi impresión es que no hay argumento que conmueva una convicción amasada, en proporciones diversas, con pasión y con interés.

Pero hay algo más. En su apogeo, el kirchnerismo agitó banderas consideradas progresistas que, como trapos rojos, llevaron a la oposición a colocarse inerme ante el estoque del matador. El oficialismo la dividió; cooptó a algunos y hasta logró que el resto los apoyara en medidas que, más allá de su aspecto exterior, claramente ayudaban a la construcción de su poder,

Tenemos que concentrarnos en nuestra agenda. Y para eso tenemos que pensar un poco menos en los dichos y hechos de nuestra presidenta … Tenemos que elegir (el terreno) que nos resulte apropiado para construir nuestra propia propuesta«.

Está claro que la construcción del relato no es una exclusividad K. Pero esa es una observación tan obvia que sólo cabe en un blog dedicado a las chicanas. Me parece más interesante ver cómo muestra que «relato», en realidad, es la selección, consciente o no, de hechos que se ajustan para encajar en un molde previo, el de la ideología – sus aspectos conscientes o inconscientes también – en que está inmerso el narrador.

Sigue con un discurso más programático, inspirándose en ejemplos históricos. Sigo usando aquí el recurso de poner en negrita lo que me parece absurdo que alguien conozca historia afirme, o revelador de una visión. Pero sobre los ejemplos que cita, agrego algo al final.

«Vale la pena recordar la actitud de la Generación del 37 ante el rosismo. Estos jóvenes quisieron diferenciarse de los viejos unitarios y de su monocorde diatriba antirrosista. Se propusieron entender a Rosas y a la vez diseñar el camino de una Argentina diferente y posible.

Como la generación del 37, tenemos que imaginar un país un poco diferente. Los grandes temas son claros y no debería haber disensos mayores. Tenemos que encauzar al Gobierno y a la sociedad en los carriles de la ley, y acabar con la idea generalizada de que la emergencia todo lo justifica. Tenemos que transformar la favorable coyuntura económica externa en desarrollo sustentable del conjunto de la economía. Tenemos que atacar por todos los frentes el problema de la pobreza, que en realidad engloba el conjunto de cuestiones que aquejan hoy a la sociedad, pobre o no. Sobre todo, tenemos que reconstruir el Estado, la herramienta indispensable. Es fácil coincidir en esto. Simplemente son las bases para que podamos empezar a discutir sobre alternativas diferentes para el país.

El problema mayor no está tanto en este diseño general como en la coyuntura del próximo gobierno, que recibirá una multiplicidad de problemas específicos, muy difíciles de manejar. En muchos aspectos, el país sigue tan salido de madre como en 2001, con el agravante de diez años de derroche y holgura, que se convertirán en el parámetro popular para el próximo gobierno. Es claro, por ejemplo, que el sistema de subsidios es insostenible, pero no es sencillo salir de él de manera gradual y equitativa, sin provocar explosiones. ¿Cómo discutir sensatamente una ley de coparticipación fiscal? ¿Qué haremos cuando, reconstruido el Indec, exista una serie histórica de la inflación desde 2007? ¿Cómo se manejará la catarata de legítimos reclamos y juicios? Sería bueno que nos dedicáramos desde ahora a pensar cómo hacerlo. Un programa razonable para la transición hará creíbles las alternativas políticas al kirchnerismo. Quizá más que un programa de largo plazo.

Hay más para pensar. Diez años de kirchnerismo, y los que quedan, no fueron obra de la casualidad. La holgura fiscal y el relato exitoso explican algo, pero no todo. Muchos diagnósticos apuntan más a lo que falta -poca educación, poco afecto por la ley- que a lo que hay. No es de hombres prácticos limitarse a denostar lo que la sociedad argentina ha llegado a ser, y que el kirchnerismo interpeló eficazmente. No es lo que hicieron Alberdi o Sarmiento. Quizás haya que pensar, como en las artes marciales, la forma de capitalizar algunas de esas características que el populismo gubernamental supo satisfacer fácil y productivamente. Ha de haber alguna manera de potenciar el igualitarismo democrático de nuestra sociedad, el anhelo juvenil de protagonizar gestas difíciles y hasta el nacionalismo tan arraigado en nuestra cultura«.

En la mejor tradición de su sector ideológico, L. A. R. se identifica con la oposición al rosismo. Nada sorprendente en eso, y mi evaluación sobre Rosas y su rol decisivo en consolidar la nación Argentina ya la he escrito. Lo que vale señalar aquí – además que la generación a la que alude era joven en 1837, lo que no puede decirse de los referentes opositores actuales – es que esos jóvenes compartían la creencia que la tarea de Rosas había sido exitosa, y lo que querían hacer era heredarla, para darle la forma moderna, esto es, europea o norteamericana, a la que aspiraban. Esto es así, en el testimonio de un historiador nada nac&pop, y mucho más serio que L.A.R., como Halperín Donghi.

Más allá del dato histórico, coincide con mi convicción. Después del kirchnerismo, vendrá inevitablemente otra experiencia, buena o mala. Pero, con lucidez o arrastrada por los hechos, deberá trabajar con la herencia kirchnerista de democratización de las demandas sociales.

12 Responses to ¡Una muy buena propuesta desde la Oposición!

  1. Anahí dice:

    ¿hostis Plato vel amicus Plato?
    No ad narrandum, sed ad probandum.

    Salutatio.

  2. Marcos dice:

    Aquella nota, la de Romero, es solo un «globo» (además de un cúmulo de visiones sesgadas, por no decir «mentiras»), dado que si «La Nacion» (sin acento, tal cómo en su tapa) comenzara a explicar cual es la visión de país y de medidas de gobierno a las que aspiran (o añoran) gran parte del «46%» huiría despavorido. Lo único que pudieron hallar cómo aglutinante (cual moco) fue su grito de guerra: «Andate Yegua».

  3. Carlos dice:

    «. En muchos aspectos, el país sigue tan salido de madre como en 2001, con el agravante de diez años de derroche y holgura, que se convertirán en el parámetro popular para el próximo gobierno»

    Éste párrafo es suficiente para cuestionar el título del post «Una muy buena propuesta desde la opo». Supongo que-relajado ya desde hace unos cuántos días-asados y playa, aire de mar y descanso, le pueden hacer suponer que ésta es una propuesta-aunque fuera-razonable. Son sus deseos Abel, no los confunda con la realidad, menos con lo que éste señor propone desde la Tribuna de Doctrina, que mal que andan, ni siquiera es para responderles, sigan así que se viene la re-re.
    Saludos.

  4. guillermo dice:

    La opinión de San Martín respecto entre otros a la «generación del 37»:

    «Esta conducta (la de Francia) puede atribuirse a un orgullo nacional cuando puede ejercerse contra un estado débil… pero lo que no puedo concebir es que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar a su patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempos de la dominación española. Una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer.»

    Carta de San Martín a Rosas, 10 de julio de 1839.

  5. Andres dice:

    Buenas Abel,

    Romero se basa en una falacia: «Los grandes temas son claros y no debería haber disensos mayores.» Los disensos siempre fueron mayores en la oposición porque su único tema de consenso es el fin del gobierno K. No más ver el fracaso del Grupo A.

    Decir «ha de haber alguna manera de potenciar…» es un buen comienzo; el tema es que la sociedad argentina quiere ver esa «manera» antes de darle otra oportunidad a ciertos sectores de la oposición.

    Por ejemplo, las preguntas «¿Qué haremos cuando, reconstruido el Indec, exista una serie histórica de la inflación desde 2007? ¿Cómo se manejará la catarata de legítimos reclamos y juicios?»

    tienen la respuesta

    «Dejemos que pase el tiempo, que la situación financiera de Argentina se consolide más, así cuando haya resto para negociar con eventuales litigantes el estado pueda darles alternativas de inversión (por ejemplo, lo que se hace hoy con YPF o lo que resulte del nuevo ordenamiento de la inversión bursátil) o amenazarlos con cerrarles las puertas de inversiones rentables si muestran los dientes. Recien entonces sincerar lo del INDEC, ya que el potencial daño de sincerar sea acotado o controlable».

    Claro que para eso hay que apoyar estas políticas, y el cuestionamiento al INDEC pasa, en gran parte, como excusa para rechazar estas políticas.

    A ver cómo la oposición discute de manera pública y transparente sobre estos temas…

    Saludos,

    Andrés

  6. casiopea dice:

    Firmo al pie.

  7. Alfre dice:

    «Y no debería haber disensos mayores»

    Pero los hay. Acá y acuyá. Pero como «no debería» haberlos…

    Se les escapa. Toda esta retórica de «descrispación», de «superación», incluso a veces de «inclusión» y «comprensión» de muchos aspectos del kirchnerismo, queda en eso, retórica pura.

    Porque llegado el caso, como «no debería» haber disensos… ¿y qué cuando -indefectiblemente- los haya?

    Se les escapa por los poros que su relación con todo aquello que no sea ellos mismos, es siempre de demonización (cuando ya no pueden ningunearlo). El kirchnerismo es su excusa de hoy, nada más.

    Se les escapa cuando le buscan «las causas» al kirchnerismo. Se las buscan como un médico busca las causas de una enfermedad. Sin tantas vueltas, podrían arrancar diciendo: «¿Qué de asquerosamente malo hay en nuestra sociedad que estas lacras son gobierno?»

    Bah, si hasta no puede ni evitar decirlo: «todo prueba que hubo una gestión gubernamental muy mala y muy corrupta». Ajá, me maravilla el modo que tienen de entender la pluralidad y diversidad de la realidad, complejizándola: «Todo prueba».

    Parece que como «avisoran» el supuesto pronto «fin del kirchnerismo», ya se ponen en «descontracturados». Pero el problema del odio de ellos no es el kirchenrismo (se termine o no): es cualquier cosa que no sea ellos mismos.

    «No debería haber disensos mayores». Cuando la realidad inevitablemente los desengaña tarde o temprano, se olvidan rapidito del tonito superador de las diferencias.

    Además, siguen en la misma: ¿en relación a QUÉ, no debería haber disensos mayores? ¿En relación al aborto? ¿En relación a la integración regional? ¿En relación a la separación de iglesia del estado? ¿En relación al tipo de desarrollo económico que se pretende? ¿En relación a cómo reducir la inflación? ¿A cómo se aborda el problema de la delincuencia?

    ¿Cuáles son los «acuerdos mayores», que nunca mencionan, tal vez porque todos estamos ya de acuerdo y ni nos damos cuenta -menos ellos, unos preclaros seguramente?

    Disiento, no veo nada nuevo bajo el sol en este caso. O sí, a lo sumo que recurren a otros recursos retóricos, bajo una expectativa de «fin de ciclo». Si es a «esto» a lo que se tienen que sumar los opositores, tarde o temprano caemos en la misma lógica binaria de nuevo. Mejor dicho: no salimos, apenas si se disimula.

  8. Alejandro_Gustavo dice:

    Cuando observo el comportamiento de los dirigentes de la oposición, tanto de izquierda como de derecha, me da la sensación que no quieren construir una alternativa al kirchnerismo. La pregunta sería por que. A lo mejor no pueden pero me cuesta creer eso porque muchos son dirigentes políticos con trayectoria. Tal vez sea necesaria una extinción de los dirigentes opositores actuales, como le pasó a los dinosaurios. De esa forma puede surgir una nueva camada de dirigentes opositores mas iluminados.
    Pero para que ocurra eso debe pasar mucho tiempo, mas allá del 2015..

  9. Abel B. dice:

    Estimados comentaristas, carus commentator (o commentatrix, en neolatín);:

    Ante todo, disculpas por la demora en autorizar sus comentarios. Tenía que hacerlo con mi celular, y el servicio de Movistar nos lleva a añorar a Entel.

    Ahora, quiero aclarar a Carlos y a Alfre algo que me parece obvio: No me convocan las consignas de L.A.R. Ni me sorprenden. Sus planteos son los de un sector de la sociedad argentina, minoritario pero no insignificante. Y, como apunta Guillermo, tienen mucha continuidad en nuestra historia.

    Existen, y van a seguir existiendo – no cometamos el error que ellos cometen. Es preferible que se enfrenten al desafío de imaginar programas – que les resultará muy difícil, como dicen Marcos y Alfre – y no que se limiten a acumular odio contra el «monstruo K», cuya desaparición resolvería todos los problemas. Esa actitud es peligrosa, además de estúpida.

    Por eso digo que el 1° párrafo es la «muy buena propuesta». Y no sólo para ellos.

    Andrés, como otras veces, le agradezco su enfoque lúcido.

    Abrazos

  10. Alfre dice:

    Correcto, «dejemos de girar alrededor de Cristina y ofrezcamos una alternativa», es una buena propuesta.

    Es algo que podría decir absoultamente cualquiera. Es más, tendría mucho mas sentido, contenido, peso, si lo dijera más que un opositor, un kirchnerista.

    Lo que quería resaltar -pero como me suele pasar el teclado se me va solo-, es que desde el lugar desde el que habla Romero, convierte por lo menos a la mitad de esa propuesta, en falaz: cualquier proyecto hecho desde donde habla él, es un proyecto que proyecta un culpable al que intenta borrar -hoy, la Cristina alrededor de la que ¿quiere? dejar de girar; mañana, cualquier otro.

    Ofrezca el proyecto alternativo que ofrezca, estará signado por eso; no dejará de girar alrededor de un alter ego a eliminar. La mitad de su propuesta («dejemos de girar alrededor de…»), es de por sí falsa. ¡Si es lo que no puede dejar de hacer en todo lo que escribe justo en el mismo artículo!

    Ahora, si, claro, si es por decirla, que digan cual es la propuesta alternativa, somos todo oídos, por favor, faltaría más.

  11. Con la nota de L.A.Romero y las respuestas de los oficialistas, cerramos un círculo dentro del cual quedan sin solución todos nuestros problemas. A ese círculo se le denomina actualmente «burbuja» y todo sabemos que les pasa a las burbujas. No todo es cuestión de dejar que pase el tiempo.

  12. Luis Enrique Barriga Blanco dice:

     VEO PAEA EL 2014 UN FIN DE LOS «K»CON UNA SALIDA TIPO DE LA RUA, NO GOBERNANDO PERO TAMPOCO DEJANDO GOBERNAR

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