Flores robadas en los jardines de Artemio

Artemio-Lopez

No es que mi trabajo de editar AgendAR me lleve todo el tiempo. Hago otras cosas, además. Pero, aparentemente, canaliza mis impulsos por pontificar (aunque allí lo contengo…). Por eso tengo abandonado este blog, a pesar de todas las oportunidades de criticar con aire de superioridad que nos brindan Argentina y el mundo.

Pero recién leo, en el tranquilo sopor del domingo después del almuerzo, el último posteo de mi amigo Artemio López. Y quiero robarle un concepto que me parece lúcido, y necesario para entender el desafío electoral del inminente 2019.

Una aclaración previa, como es mi costumbre: Hace tiempo -más de dos años- que Artemio insiste con llamar a un «nuevo tipo de unidad histórica», y que yo no tomo en serio su planteo. Su entusiasmo juvenil, y sus lecturas de autores franceses modernos, daban la impresión, por lo menos a mí, que proponía un frente conducido por la militancia K no P («kirchnerista no peronista», para los que no conocen la jerga) y la pequeña burguesía intelectual progresista. Mi reflexión: con la unión de lacanianos y cookistas no alcanza. Y les cuesta sumar a otros.

Ahora el director de Consultora Equis -sin duda estimulado por recientes definiciones de Cristina Kirchner- precisa más el concepto. En forma polémica y provocativa, como es su costumbre. Pero ahí siento que está hablado, y diciendo algo importante, de la política realmente existente. O sea, de los votantes.

Copio esos párrafos donde Artemio rechaza el concepto convencional de «unidad» como aparece en los discursos y en los medios, y precisa el que propone:

«(Ese planteo de “unidad”) surge de suponer que, por citar el caso más reciente de provincia de Buenos Aires, los votos que deben “recuperarse” son los que obtuvieron en el año 2017 el frente 1 País y el sello PJ. Nada más lejos de la realidad electoral. Todos los estudios cualitativos y las leyes de formación y funcionamiento cuantitativas del FpV nacional señalan que la mayoría de esos electores “peronistas no K o francamente anti K ” son refractarios a dar el voto a opciones organizadas en torno al liderazgo de CFK.

Contrario sensu, el análisis de la mayoría electoral nacional constituida por el kirchnerismo en el lapso 2003-2011 muestra que este tuvo un fuerte componente de voto cruzado con opciones distritales vinculadas al PRO –formación eje de la coalición Cambiemos–, voto cruzado PRO-FpV observado en Buenos Aires, Córdoba, CABA, Santa Fe, y que en el año 2015 y persistentemente aún en el año 2017, por motivos diversos estos electores optaron nacionalmente por el actual oficialismo. En esta perspectiva de análisis, la verdadera unidad a construir es con los ciudadanos que por motivos genuinos no acompañaron la oferta electoral del FpV en el año 2015 y de UC en 2017 votando mayoritariamente a Cambiemos ...».

Este es el concepto que me parece lúcido, y lúcidamente expresado. Y lo extiendo: me parece obvio que cualquier candidatura presidencial, de cualquier frente u opción política, debe sumar en octubre ´19, para alcanzar el triunfo, una parte significativa de los votos que acompañaron a Cambiemos en 2015 y en 2017 (Como Cambiemos necesitó para triunfar -vean los números- de una parte significativa de los votos que acompañaron al FpV en 2011).

Pero ésta no es toda la historia, Artemio, amigos. La candidatura presidencial de CFK, necesita, para tener chances de triunfo, de una parte, muy mayoritaria, de las estructuras territoriales -y sindicales, por recursos y fiscales- del peronismo (como la coalición Cambiemos necesitó, necesita, de las estructuras territoriales del radicalismo). Además de conservar a Unidad Ciudadana, que es, después de todo, su «fuerza propia» y articularla con el resto del peronismo.

Y los desafíos siguen: entre los «motivos genuinos» de los ciudadanos que no acompañaron al FpV en 2015 y 2017 y votaron a Cambiemos, está, sin duda, que son refractarios al liderazgo de CFK, tal como se presentaba en esas instancias. Lo mismo que los que votaron a opciones «peronistas no K». La estrategia de la campaña debe tomar esto en cuenta y superar el obstáculo (Mi impresión es que Cristina Kirchner es quien tiene más claro esto).

Pero no hay que desanimarse. Para poner las cosas en proporción, pensemos en el desafío que enfrenta el distinguido colega Durán Barba y el aún joven Marcos Peña, para que la candidatura a la reelección de Mauricio Macri tenga chances, después de estos tres años de gobierno. Y de los meses que siguen.

El caso es que, a 202 días del límite (22/6/19) para su presentación legal, esas son las únicas dos candidaturas presidenciales instaladas.

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