García Lupo, el periodismo y la Revolución

garcía lupo

Hace poco hice mención a mi costumbre de pontificar sobre política los domingos, bien temprano. Hábito que uno tomó de los colegas de Pajarito, el argentino que se fue ayer.

Hoy voy a hacer una excepción, otra vez. Porque la vida de Rogelio García Lupo me parece que nos dice mucho de lo que pasó en Argentina y en América Latina en la segunda mitad del siglo XX. Ese romance con el mito heroico de la Revolución marcó las vidas y las muertes de tantos… Y su nostalgia todavía pesa en el discurso político de hoy.

Una de las cosas por las que lo respeto profundamente es que no quedó encerrado en la nostalgia. Cuando ya no pudo ser un militante, siguió siendo un periodista. El mejor periodista argentino, para mí. No tenía el talento literario de Roberto Arlt o de Rodolfo Walsh, cumbres difíciles de alcanzar, pero durante toda su larga vida no dejó de rastrear la verdad y publicarla, sin preocuparse por la corrección política o por las verdades inconvenientes para «su lado». Que lo tenía: era un patriota. Consigan su «Contra la ocupación extranjera«. Un libro suyo que reúne artículos escritos medio siglo atrás, y que nos muestra como las empresas nacionales fueron reemplazadas entonces por extranjeras, a través de la acción de un gobierno que se llamaba «Revolución Argentina».

Este texto fue publicada hace año y medio por «La Bohemia». Sirve como resumen de su biografía, aunque esté desordenada y en partes confusa, como fueron esos tiempos.

Rogelio «Pajarito» García Lupo (n. el 16 de noviembre de 1931 en Buenos Aires) es un periodista de investigación e historiador argentino. Se ha desempeñado como periodista en medios de Argentina y América Latina. Fue cofundador de la agencia de noticias cubana Prensa Latina; del Semanario de la CGT y autor de numerosos artículos y libros. Comenzó a trabajar como periodista en 1952. Trasladado a Cuba luego de la Revolución Cubana de 1959 fue cofundador de la Agencia de Noticias Prensa Latina, junto con Gabriel García Márquez, Rodolfo Walsh y Jorge Masetti. Entre 1959-1973 fue corresponsal en Buenos Aires del semanario uruguayo Marcha, y editor y asesor de la editorial Jorge Álvarez.

Con Rodolfo Walsh integró la comisión del Congreso de la Nación investigadora del Caso Satanowsky que se formó en 1958 en la Cámara de Diputados bajo la presidencia del radical Agustín Rodríguez Araya. Satanowsky era un abogado de origen judío pero perteneciente a la elite argentina, dueño de un estudio jurídico, donde fue asesinado al no entregar los papeles que acreditaban la propiedad del vespertino La Razón que la Secretaria de Inteligencia quería controlar para ponerla al servicio de la Revolución Libertadora. Walsh escribirá como parte de esas indagaciones El Caso Satanowsky.

Ese vínculo entre García Lupo y Walsh se inició cuando eran jóvenes y militaban en la Alianza Libertadora Nacionalista, de prosapia falangista, pero donde se dio el fenómeno que algunos con el tiempo viraran a posiciones de izquierda. Esa amistad lo unió en numerosos proyectos y años mas tarde, fueron convocados al bar La Paz por Jorge Masseti que había estado en Sierra Maestra con Fidel Castro como periodista y después adhirió a la Revolución Cubana. Le encomendaron crear una agencia de noticias que contrabalanceara a las grandes redes informativas de EE.UU. y Europa. Así nació Prensa Latina (Prela). En esa mesa del café porteño, Rogelio, Walsh, Roberto Giachetti, Carlos Aguirre, Muñoz Unsain, entre otros, aceptaron el convite. Más tarde cuando ambos se desvincularon de ese proyecto, fundaron aquí la revista Usted, antecedente inmediato de Primera Plana, que otro amigo de ambos, Jacobo Timerman, puso en movimiento. En Primera Plana también trabajo Rogelio, pero durante el régimen de Onganía su nombre era mal visto por el poder: debió firmar como Benjamín Venegas.

Rogelio cuenta que pretendió ser abogado, pero el periodismo fue más fuerte y entonces desde que ingresó a la revista Continente a mediados de los 50, no dejó de escribir. Estuvo en esa década en Noticias Gráficas, en publicaciones de la CGE que creó su amigo José Ber Gelbard y en “Qué sucedió en 7 días” bajo la dirección de Rogelio Frigerio.

En los 60 siendo corresponsal del mítico semanario Marcha de Montevideo decide compilar sus artículos sobre la siempre tensa situación militar, libro que tituló La Rebelión de los Generales . La edición fue decomisada (pronto se reeditará con introducción de Fabián Bosoer). Le siguieron muchos otros textos, algunos clásicos, como Historia de unas malas relaciones; Argentina en la selva mundial; Mercenarios y Monopolios en la Argentina; Diplomacia secreta y rendición incondicional; El Paraguay de Stroessner; Ultimas Noticias de Perón y su tiempo; Ultimas noticias de Fidel Castro y el Che; …

Amén de ser periodista, fue editor y un temprano Mad Man porteño en la agencia Publiart. “Mis tres oficios”, comenta. El oficio de editor en Ediciones B lo mantiene aún hoy; antes estuvo en Legasa y con Jorge Alvarez pero sobre todo como gerente en Eudeba, a donde llegó del brazo de Arturo Jauretche. Logró quitarle a la empresa que fundó con éxito Boris Spivacow, el tufillo clerical y medievalista que obtuvo bajo el onganiato. Ya se sabe qué pasó: luego de la primavera camporista: recibió amenazas, por lo que salió por algún tiempo del país, y con la dictadura se vio obligado a ganarse el sustento en una empresa constructora.

Periodista profesional, lo fue también militante ad honorem. A la caída de Arturo Illia, sus amigos Raúl Alfonsín y Mario Monteverde lo convocaron para escribir en el quincenario Inédito acompañado por Gregorio Selser. De la misma manera fue su participación en el memorable semanario CGT de los Argentinos. La redacción básica estaba conformada por García Lupo, Walsh, Horacio Verbitsky, Piri Lugones y otros. Todos actuando con un sentido militante aunque Rogelio no era peronista sino, siempre, un nacionalista influenciado en su hogar y en la Alianza Libertadora pero que se deslizó al progresismo y la izquierda antiimperialista.

Ente 1968 y 1969 fue uno de los trípodes básicos, junto a Rodolfo Walsh y Horacio Verbitsky para armar el Semanario CGT de los Argentinos. En 1970 publicó varios artículos en la revista Primera Plana con el seudónimo «Benjamín Venegas», pues sus artículos se hallaban censurados por el gobierno militar de la Revolución Argentina. Durante el gobierno democrático de Héctor Cámpora, en 1973, fue designado Director Ejecutivo de la Editorial Universitaria de Buenos Aires (Eudeba).

Ha sido corresponsal de diversos diarios como El Nacional de Caracas y Tiempo de Madrid. Tuvo la primicia del desembarco militar en Malvinas (1982) y en el periódico Clarín publicó investigaciones muy valiosas: una de ellas sobre lavado de dinero que llevaba al BCCI del saudita Gaith Pharaon. Derivó en un juicio reclamado por el banquero. García Lupo demostró en los estrados judiciales la veracidad de sus investigaciones y Pharaon, abrumado, reaccionó: “Todos los bancos lavan dinero”.

9 Responses to García Lupo, el periodismo y la Revolución

  1. Gran tipo, el Pajarito.

    Recuerdo cómo nos defendió a los laburantes del primer Diario Perfil (1997) cuando su dueño, Fontevecchia, lo cerró a los dos meses de salido el número cero y dejó a más de 240 ñatos -todos venidos desde otros diarios- colgados de la palmera.

    Cada vez que le daban micrófono en alguno de nuestros habitualmente enquilombados programas políticos televisivos, reducía a los demás a silencio con sus verdades de cajón, su estilo sobrio y su cortesía letal. Era un poco como Borges, de esos que te asesinan cuando te tratan de «doctor».

    Ignoraba que hubiera surgido de la ALN. Esa pera sí que cayó lejos del árbol. Por suerte.

    Nadie es irremplazable, decimos, hasta que se nos va uno que lo es.

    Chau, Pajarito.

  2. Capitán Yáñez dice:

    ¿Así que todos los bancos lavan dinero? Vaya… vaya… ¡que no se diga, don Gaith!.
    Eso si, mi siempre muy estimado blogger no más en jefe: dadas las connotaciones actuales, digamos que el tocayo de nuestro común amigo y compañero… le erró fiero con el apellido que eligió como seudónimo. ¿Una prueba más de que la Historia no siempre es «materialista» sino que suele ser caprichosa?. Vaya a saberse.

  3. Capitán Yáñez dice:

    Mi estimado… el peronismo es una fuente inagotable de sorpresas. García Lupo no fue la única pera que cayó lejos del árbol. La vida de Joe Baxter es aún más extrema. Y son sólo dos ejemplos entre miles. Y creo que me quedo corto…

  4. David (idu) dice:

    Siempre leí con avidez a García Lupo.

    Una lástima que me volví gorila…

    ¡Hasta siempre maestro!

  5. Capitán Yáñez dice:

    Y… ¿porqué se volvió gorila Viejo Torrontés?
    Tengo para mí que usted es uno de los nuestros…
    Con todo el respeto de siempre.

  6. David (idu) dice:

    En realidad quienes dicen que me volví gorila son mis amigos peronistas y/o kirchneristas y/o de este bello blog nac & pop.

    Y no tengo elementos para contradecir a tantas personas simultáneamente.

    «Millones de …no pueden estar equivocadas»

    Gracias, cumpa!

  7. Politico Aficionado dice:

    «Aunque la mona se vista de seda, mona queda.»

    Cuenta la leyenda que alguno de los militares golpistas del ´55 había honrado con la Medalla de la Lealtad Justicialista.

    Nada mas terrible que la furia de los conversos.

  8. David (idu) dice:

    En realidad los conversos son (somos) los peores…

    Danger!!!!!

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