Una posición laica contra el matrimonio homo

Columnistas: Fernando Del Corro y el príncipe Ipu

A propósito de mi post sobre el tema mencionado en el título, un amigo mío me hizo la siguiente observación: «Abel, lo que decís es muy interesante y está bien escrito, pero no me queda claro si estás en contra o a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo«.

Un cuestionamiento válido. Lo único que puedo contestar es que instintivamente rechazo el asunto, pero racionalmente me doy cuenta que es parte de un desarrollo en la cultura en que estamos inmersos, que trasciende  las batallas legales y aún las políticas. También percibo que hay aquí un fuerte elemento generacional. Salvo minorías ideologizadas, se puede decir que a la mayoría de los mayores de 50 años no nos gusta la idea del matrimonio homosexual, mientras que la gran mayoría de los menores de 30 no tienen problemas con el asunto.

De todas formas, y como la corrección política gay-friendly que comparten el kirchnerismo y el Grupo Clarín ha limitado el debate, quiero copiar la apasionada opinión que me envió un amigo, Fernando Del Corro, periodista, profesor de Historia y marxista de los de antes, y – de paso – la de un comentarista anterior.

«Estoy completamente en contra del matrimonio gay, y no me importa la opinión de Bergoglio y del conjunto de los religiosos. De paso, tampoco creo en el fin del marxismo, en todo caso se derrumbó una forma de aplicación. Pero la cuestión central es que el matrimonio forma parte de la estructura social indispensable.

La idea de que todo vale esta ligada a una sociedad consumista e individualista que va camino del caos con una estructura monoparental apoyada en la mujer. La violencia social está muy ligada a esta ruptura de la organización social. No existió sociedad alguna que funcionara en medio del caos parental. No es cierto que el matrimonio lo hayan inventado los romanos ni los católicos. Las registraciones en las arcillas sumerias de matrimonios son cuantiosas, los iroqueses tenian legislación familiar, al igual que los incas, aunque diferentes. Los egipcios también. Los romanos le pusieron el nombre que significa calidad (monium) de mujer (mater). Los viejos judíos ni que hablar. Además si los putos son una minoria con derechos ¿por qué no habilitamos a las minorías de poligamos o poliandras?

Todas las viejas culturas se derrumbaron por su inviabilidad económica, producto de la concentración de la riqueza, y de los gastos extraordinariamente elevados del aparato militar, pero también del descalabro social. Siempre recomiendo leer las lamentaciones de Ipuwer, el noble egipcio que hace mas de 4.000 años nos contó la degradación y caida del imperio antiguo»

El Papiro de Ipuur (Ipuwer papyrus en inglés) es un poema del Antiguo Egipto preservado en 17 fragmentos de papiro. También es denominado Lamentos de IpuurLamentos de IpuwerAdmoniciones de Ipuwer, etc.

Aunque la época de la composición del poema se desconoce, algunos eruditos han sugerido que se escribió durante el Primer periodo intermedio de Egipto, o entre el final de la Dinastía XII y el Segundo periodo intermedio de Egipto, de ca. 1850 a 1600 a. C.

Ipuur (Ipu ur), «el príncipe Ipu», partidario del viejo orden, describe un Egipto «en un estado de caos, un mundo revuelto donde el pobre se hace rico, y el rico pobre. Ciertamente, las mujeres están estériles, no se concibe … y la guerra, el hambre y la muerte están por todas partes«.

6 Responses to Una posición laica contra el matrimonio homo

  1. Martín dice:

    Lo que el mail ese no explica es cómo exactamente el matrimonio igualitario vendría a generar ese «caos parental» que destruiría nuestra sociedad. ¿La ley acaso disuelve los matrimonios heterosexuales? ¿Obliga a todos los varones a tener marido y a todas las mujeres a tener esposa? Por favor, el argumento podrá ser laico pero no por eso es menos imbécil que los de la ICAR.

  2. ¿Le tengo que tirar con Perón, Abel: «La única verdad es la realidad»? Ya existen familias encabezadas por una pareja del mismo sexo; la prohibición de darles un marco legal completo que contemplara cuestiones como herencia y adopción sólo convertía a los hijos de esas parejas en «hijos de segunda». El tema central era ese y no otro, y no entenderlo fue el error garrafal de Negre de Alonso y otros y lo que los llevó a perder. Saludos.

  3. Abel B. dice:

    Colegas blogueros:
    Martín: Existe algo como los climas sociales, y no es un problema de leyes. Eso sí, si agregué como columnista a ese viejo egipcio, es para mostrar, como Fernando debería saber, que hace muchos siglos que se está anunciando que todo se va al diablo…

    Comandante: lo invito a releer el post sin verlo como un argumento en contra (ni a favor). Aclaré allí que lo veía al matrimonio homosexual como un desarrollo cultural de esta etapa de Occidente. No me gusta, como tampoco me gustan otros, pero no voy a tomar las armas a menos que lo hagan obligatorio.

    Abrazos

  4. Abel:
    Quiero que sepas que yo también, como integrante del ejército de los de más de 50 (vos sabés, tengo 71) siento un rechazo visceral hacia este asunto. Pero intelectualmente tengo que aceptarlo, aprobarlo y elogiarlo, aunque sienta que me están haciendo masticar vidrio. El problema, en todo caso, no es el matrimonio gay sino la educación que mamé.
    En cuanto a la desesperación del egipcio ese, permitime recordarte la famosa frase de Werner Sombart: «Cuando el burgués dice que se acaba el mundo, lo que quiere decir es que se acaba SU mundo».
    (Si, ya se, Sombart terminó haciéndose nazi pero esa es otra historia).

  5. Gerardo González dice:

    Debatir sobre un tema como la homosexualidad, que es viejo como el mundo, es interminable.
    Me permito discrepar con Fernando Del Corro, porque proliferación de la homo y decadencia de la civilización no son ni fueron sinónimos, ni el matrimonio es algo universal, como él dice. Hubo sociedades matriarcales y patriarcales y dentro de muchas se dieron ambas formas. Poligamia.
    Clanes donde los niños eran criados en común y donde se ignoraba quién era el padre. El islam es poligámico.
    Es obvio que la homo es algo tan natural como la hetero, pero los porcentajes permanecen casi constantes en el 95 y 5.
    Algún calificado bloguero me recordó que Freud y otros dijeron que esto del sexo es una cosa cultural. Chocolate por la noticia!!!
    Pero el cuerpo humano no lo es y el sexo es corporal. La «cultura humana» es muy reciente en la historia del filum. Cómo sería en época de Pedro Picapiedras? Diría que 95 y 5, pero no hay datos.
    Un tema interesante es el del sexo y el marxismo. Spengler anota que toda la moral marxista es burguesa. Yo agrego que incluso calvinista. Incluso en el trópico cubano se persiguió la homo hasta hace poco y hoy está muy mal vista. Los rusos, después de unos años de libertad teórica, volvieron con Stalin a las viejas costumbres sexuales. Pero Rusia no es Occidente, como es sabido.
    De cualquier manera y para terminar por hoy, sostengo que si una sociedad quiere reproducirse, necesita que los niños crezcan criados por una pareja estable y que las adopciones de cualquier clase son excepcionales. Unirse, fornicar, parir, criar: natural y cultural.
    Chau.

  6. Charrua dice:

    En principio, el matrimonio legal es un contrato que simplifica ciertos trámites, permitiendo a dos personas concederse una a la otra ciertas obligaciones y derechos entre ellas y ante las autoridades. Ni más ni menos. No aspira a que las familias vivan de cierta forma o de otra, simplemente reglamenta lo que existe. De ese modo, las reglas que lo gobiernan están en permanente cambio; lo que llamamos «familia tradicional» es un invento moderno. La idea de una familia en la cual los integrantes vivían juntos sólo porque se querían fue revolucionaria, porque implicaba que la familia dejaba de estar fundada en algo sólido como el dinero, la propiedad (o el garrote) para estar fundada en algo mucho más débil y cambiante como los sentimientos. No existe una forma de familia eterna, sino múltiples formas que evolucionaron de acuerdo con las necesidades sociales; desde el igualitarismo de los cazadores/recolectores a la sumisión femenina cuando se pasa a la agricultura, desde la poligamia hasta la (más o menos) monogamia, desde el matrimonio arreglado por dinero hasta el exclusivamente voluntario, etc.
    Visto de ese modo, no veo porqué tratar como de segunda categoría a familias que YA existen.

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