Son sólo palabras. Pero vale la pena decirlas

Y también repetirlas, como lo hizo recién mi amigo Musgrave (el de Finanzas Públicas). Y las acercó en un comentario mi amigo Rafa (el del Lobo Estepario) a mi posteo de recién. Ahí mencionaba, superficialmente, una de las reuniones «Argentinos con el Papa argentino». Y Rafa me recordó que, además de recibir compatriotas y al César de Bizancio, Pancho en estos días también estuvo haciendo su trabajo de Papa: bajar línea.

Entonces, siento que no puedo hacer menos que Musgrave, y subir estos párrafos que copio abajo. Son bien representativos de la exhortación EVANGELII GAUDIUM.

Tengo que decir que es un poco incómodo para mí, devoto de Nicolás de Florencia, que nos dijo que nuestra responsabilidad principal está en este mundo, y hacia nuestras patrias, y que para cumplir con ella es necesario tratar de construir poder – para uno o para otros, es lo mismo -, y embarrarse.

Además, siento que va a ser un golpe para Mariano Montenegro, justo ahora que me empezó a seguir en Twitter! Va a sentir rechazo, como muchos amigos a quienes la idea de un Papa bajando línea ofende sus almas revolucionarias o progres. Les caen mal los contratos, las comisiones y hasta las fotocopiadoras, no van a aceptar una burocracia eclesiástica, organizada más o menos como un partido leninista.

Pero… el poder, para que tenga sentido y no se pudra, también tiene que servir para algo. Estos son buenos objetivos, en el tiempo que nos toca vivir.

«No a una economía de la exclusión
53. Así como el mandamiento de «no matar» pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir «no a una economía de la exclusión y la inequidad». Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad. Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida. Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del «descarte» que, además, se promueve. Ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y de la opresión, sino de algo nuevo: con la exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la periferia, o sin poder, sino que se está fuera. Los excluidos no son «explotados» sino desechos, «sobrantes».
 
54. En este contexto, algunos todavía defienden las teorías del «derrame», que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante. Mientras tanto, los excluidos siguen esperando. Para poder sostener un estilo de vida que excluye a otros, o para poder entusiasmarse con ese ideal egoísta, se ha desarrollado una globalización de la indiferencia. Casi sin advertirlo, nos volvemos incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros, ya no lloramos ante el drama de los demás ni nos interesa cuidarlos, como si todo fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe. La cultura del bienestar nos anestesia y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que todavía no hemos comprado, mientras todas esas vidas truncadas por falta de posibilidades nos parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera.
 
No a la nueva idolatría del dinero
55. Una de las causas de esta situación se encuentra en la relación que hemos establecido con el dinero, ya que aceptamos pacíficamente su predominio sobre nosotros y nuestras sociedades. La crisis financiera que atravesamos nos hace olvidar que en su origen hay una profunda crisis antropológica: ¡la negación de la primacía del ser humano! Hemos creado nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro (cf. Ex 32,1-35) ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano. La crisis mundial que afecta a las finanzas y a la economía pone de manifiesto sus desequilibrios y, sobre todo, la grave carencia de su orientación antropológica que reduce al ser humano a una sola de sus necesidades: el consumo.
 
56. Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común. Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas. Además, la deuda y sus intereses alejan a los países de las posibilidades viables de su economía y a los ciudadanos de su poder adquisitivo real. A todo ello se añade una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta, que han asumido dimensiones mundiales. El afán de poder y de tener no conoce límites. En este sistema, que tiende a fagocitarlo todo en orden a acrecentar beneficios, cualquier cosa que sea frágil, como el medio ambiente, queda indefensa ante los intereses del mercado divinizado, convertidos en regla absoluta.
 
No a un dinero que gobierna en lugar de servir
57. Tras esta actitud se esconde el rechazo de la ética y el rechazo de Dios. La ética suele ser mirada con cierto desprecio burlón. Se considera contraproducente, demasiado humana, porque relativiza el dinero y el poder. Se la siente como una amenaza, pues condena la manipulación y la degradación de la persona. En definitiva, la ética lleva a un Dios que espera una respuesta comprometida que está fuera de las categorías del mercado. Para éstas, si son absolutizadas, Dios es incontrolable, inmanejable, incluso peligroso, por llamar al ser humano a su plena realización y a la independencia de cualquier tipo de esclavitud. La ética –una ética no ideologizada– permite crear un equilibrio y un orden social más humano. En este sentido, animo a los expertos financieros y a los gobernantes de los países a considerar las palabras de un sabio de la antigüedad: «No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos».[55]
 
58. Una reforma financiera que no ignore la ética requeriría un cambio de actitud enérgico por parte de los dirigentes políticos, a quienes exhorto a afrontar este reto con determinación y visión de futuro, sin ignorar, por supuesto, la especificidad de cada contexto. ¡El dinero debe servir y no gobernar! El Papa ama a todos, ricos y pobres, pero tiene la obligación, en nombre de Cristo, de recordar que los ricos deben ayudar a los pobres, respetarlos, promocionarlos. Os exhorto a la solidaridad desinteresada y a una vuelta de la economía y las finanzas a una ética en favor del ser humano.
 
No a la inequidad que genera violencia
59. Hoy en muchas partes se reclama mayor seguridad. Pero hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible erradicar la violencia. Se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión. Cuando la sociedad –local, nacional o mundial– abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad. Esto no sucede solamente porque la inequidad provoca la reacción violenta de los excluidos del sistema, sino porque el sistema social y económico es injusto en su raíz. Así como el bien tiende a comunicarse, el mal consentido, que es la injusticia, tiende a expandir su potencia dañina y a socavar silenciosamente las bases de cualquier sistema político y social por más sólido que parezca. Si cada acción tiene consecuencias, un mal enquistado en las estructuras de una sociedad tiene siempre un potencial de disolución y de muerte. Es el mal cristalizado en estructuras sociales injustas, a partir del cual no puede esperarse un futuro mejor. Estamos lejos del llamado «fin de la historia», ya que las condiciones de un desarrollo sostenible y en paz todavía no están adecuadamente planteadas y realizadas.
 
60. Los mecanismos de la economía actual promueven una exacerbación del consumo, pero resulta que el consumismo desenfrenado unido a la inequidad es doblemente dañino del tejido social. Así la inequidad genera tarde o temprano una violencia que las carreras armamentistas no resuelven ni resolverán jamás. Sólo sirven para pretender engañar a los que reclaman mayor seguridad, como si hoy no supiéramos que las armas y la represión violenta, más que aportar soluciones, crean nuevos y peores conflictos. Algunos simplemente se regodean culpando a los pobres y a los países pobres de sus propios males, con indebidas generalizaciones, y pretenden encontrar la solución en una «educación» que los tranquilice y los convierta en seres domesticados e inofensivos. Esto se vuelve todavía más irritante si los excluidos ven crecer ese cáncer social que es la corrupción profundamente arraigada en muchos países –en sus gobiernos, empresarios e instituciones– cualquiera que sea la ideología política de los gobernantes«.

8 Responses to Son sólo palabras. Pero vale la pena decirlas

  1. Abel,el Papa es un viejo admirador de Holdderlin.Esta metafisica explica porque su pensamiento sea descalificado por los lefebristas y los que imaginan un papa neocomunista-Solo la incapacidad de la secretaria de Culto pudo haber llevado a este modelo ,en el cual no confio en lo absoluto,a enfrentarlo cuando era Bergoglio. Es correcto lo que planteas cuando el pensamiento de Holderlin enfrento a Maquiavelo…Y ese estudio de Holderlin lo acerca mucho mas a Ratizinger de lo que la politica real le permite sugerir.
    Saludos.
    Edgardo
    .

  2. manolo dice:

    Pope Francis & Organized Disorganization, peronist house for export.

    No se trata de una insolencia contra JMB, sino mas bien una chicana contra las notas de Forbes.

    Is Jorge Bergoglio, The New Pope Francis, A Capitalist?
    http://www.forbes.com/sites/jerrybowyer/2013/03/13/is-jorge-bergoglio-the-new-pope-francis-a-capitalist/

    Pope Francis’s Economics: Yes, He Has A Leftist View Of Free Markets
    http://www.forbes.com/sites/jerrybowyer/2013/05/23/pope-franciss-economics-yes-he-has-a-leftist-view-of-free-markets/

    Para entender el “proyecto Francisco”, que es mucho mas que los desvaríos individuales de un poeta compañero de estudios de Hegel, solo hay que tener la paciencia de escuchar sus “exhortaciones” a los miembros del CELAM, o la entrevista que le dio a al Clarín/TN de Brasil.

    Son videos extensos, 45 minutos y 27 minutos, pero mucho mas llevaderos que leer 142 paginas EG.

    Un abrazo

    PD Abel, en el contenido de los videos están las razones de la “irritabilidad” de Omix; que solo sabe responder calificándome de “librepensador” ;-P

  3. Ahora que te sigo en tuiter!!
    jajajaja.
    Para nada, se acepta y se celebra el debate. Prometo posteo para mañana.
    Un abrazo.

  4. Politico Aficionado dice:

    Se ve que algo aprendió con el gallego.

  5. son solo palabras…pero de quien del papa franciso poniendo de manifiesto, nuevamente y por si quedaban dudas de los planteos de la rerun novarum y de la enciclica de los 100 años….que francisco esta dsipusto a a imponer desde su pulpito, la opcion por los pobres, el cese del capitalismo fianciero, la necesidad de terminar con el dinero como objetivo de via, de terminar con el consumismo0….todos debemos coincidir en qu es tan o mas peligroso para la sociadad humana el materilsimo consumista de los neoliberales, que el materialismo marxista de los comunistas o de lo socialdemocratas……..

  6. Norberto dice:

    Doctrina Social de la Iglesia pura y dura, como la Constitución del ’49.
    Nunca menos y abrazos

  7. Gerardo josé González dice:

    Esto es mucho mas que la Doctrina Social tradicional, es una condena clarísima y durísima al capitalismo liberal extremo. Si el Papa habla así, los ricos y los estadistas no pueden hacerse los sordos.
    Gracias, Manolo, por lo del Celam. Recordemos que Bergoglio fue el organizador del documento de Aparecida, que es mucho mas tibio que este.

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