¿Se viene el final?

Mi estilo no es el catastrofismo. Me quedó algo que leí hace tiempo, creo que en Chesterton «No me preocupa el Fin del Mundo. Ya sucedió muchas veces«. Y tengo claro como el periodismo necesita de las catástrofes, para vender diarios.

Pero The Economist no parecería estar en ese negocio. Desde 1843, cuando fue fundado para abogar por la derogación de las Corn Laws, ha sido un vocero inteligente y muy escuchado del liberalismo inglés. Así que si él dice que el Titanic está en serio riesgo de chocar, seguro que tiene información precisa sobre los témpanos. Puede ser una evaluación objetiva, o estar influída por los intereses de lo que es, después de todo, una línea naviera rival. Pero yo no sacaría pasajes en ese viaje, por las dudas.

Voy a copiar, sin comentarios, la parte central de su último editorial (leader). Es muy expresivo. Y muy importante para nosotros. La caída del euro – o su situación de riesgo – tiene muchas consecuencias, y muy diversas, que nos pueden alcanzar. Un cliente importante, la Unión Europea, reducirá sus compras, seguro. Algunas políticas, que son las que siempre tratan de imponernos, quedarán (más) desprestigiadas… Lo más importante – tengámoslo claro – serán las imprevisibles consecuencias en el sistema mundial. Estamos viviendo tiempos interesantes, en el sentido chino.

«Aún cuando la eurozona se mueve hacia su destrucción, la mayor parte de la gente está convencida de que, al fin y al cabo, los gobiernos harán lo que sea para salvar a la moneda única. Y esto es así porque las consecuencias que traería la destrucción del euro serían tan catastróficas que nadie responsable podría permanecer mirando como esto ocurre.

El quiebre del euro podría causar un desastre global aún peor que la crisis del 2008-2009. La región del mundo financieramente más integrada se vería destrozada por defaults, quiebras de bancos y la imposición de controles de capital. La zona del euro podría hacerse añicos, o bien reagruparse en un gran bloque al norte y uno fragmentado al sur. Y en medio de recriminaciones y rupturas de acuerdos como consecuencia del fracaso del mayor proyecto económico de la Unión Europea, las variaciones bruscas de los tipos de cambio entre las monedas de los países que estén en el centro y de los que estén en la periferia casi con certeza provocarían que el mercado único se paralice. Y la supervivencia misma de la Unión Europea quedaría en duda.

La amenaza de un desastre no siempre logra impedir que ocurra. Las chances de que la zona del euro estalle y se haga añicos han aumentado en forma alarmante, gracias al pánico financiero, a previsiones económicas que se vuelvan más y más pesimistas y a dirigentes testarudos que juegan al borde del abismo. Las probabilidades de un aterrizaje suave se están reduciendo muy rápidamente.

Los crecientes temores de los inversores de que el euro quiebre han estado alimentando una fuga de los activos de las economías más débiles, una estampida que ni siquiera las acciones de sus gobiernos pueden detener. El último ejemplo de esto es España. A pesar de la aplastante victoria electoral del Partido Popular en las elecciones del 20 de noviembre, los costos del país para solicitar préstamos han seguido aumentando. El gobierno ha debido pagar recién el 5.1% de interés por un préstamo a tres meses, que es más del doble del interés que abonaba hace apenas un mes. Las tasas de interés para los bonos a diez años superan el 6,5%. El nuevo gobierno tecnocrático de Italia comandado por Mario Monti tampoco ha logrado mejora alguna: el costo por los bonos italianos a diez años de vencimiento sigue estando muy por encima del 6%. Los costos para préstamos negociados por Francia y Bélgica están aumentando. Y en esta semana, fracasó la oferta pública realizada por Alemania de Bonos propios.

No es menos alarmante el pánico que ha invadido a los bancos europeos. Se les ha secado el acceso a los mercados “mayoristas” de fondos, y el mercado interbancario está en cuestión, ya que los bancos se niegan a prestarse entre ellos. Las empresas están retirando los depósitos de los bancos en países periféricos. Esta corrida por la puerta trasera está forzando a los bancos a vender sus activos y comprimir los préstamos; el ajuste al crédito podría ser mucho más profundo que el sufrido por Europa cuando se produjo la caída de Lehman Brothers.

Agreguen a esto la aún mayor austeridad fiscal que se impone en toda Europa, más el colapso del comercio y de la confianza del consumidor, y se verá que hay muy pocas dudas de que la zona del euro atravesará una profunda recesión en 2012. Esto conducirá automáticamente a un círculo vicioso en el cual la recesión ampliará los déficit presupuestarios, inflará las deudas de gobiernos y fomentará la oposición popular a la austeridad y las reformas. El temor a las consecuencias hará que los inversores se alejen mucho más rápidamente hacia las salidas, cualesquiera sean.

Las crisis financieras del pasado muestran que esta espiral descendiente sólo puede ser frenada mediante políticas valientes. Pero los dirigentes políticos de Europa no parecen ser capaces ni tener el coraje suficiente. El tan cacareado apalancamiento del Fondo de Rescate acordado en octubre no está conduciendo a nada. Los líderes de la eurozona se han hecho adeptos a hablar de fastuosos planes a largo plazo – más supervisión fiscal, nuevos tratados para avanzar en integración. Pero no ofrecen ideas para contener el incendio actual.

La cautelosa canciller de Alemania, Angela Merkel puede ser impiadosamente eficaz cuando de política se trata: vean sino la manera que ayudó a moverle el piso a Silvio Berlusconi. Pero un “credit crunch” es mucho más difícil de manejar. Junto a otros países acreedores, se niega a reconocer el grado de pánico en los mercados. El Banco Central Europeo rechaza la idea de actuar como prestamista de última instancia de gobiernos en serias dificultades pero que son solventes. El miedo de crear un “riesgo moral”, que la ayuda alivie la presión sobre el país deudor para que acepte las reformas, aparentemente es suficiente para frenar todo plan de rescate. Esto sólo acrecienta el nerviosismo de los inversores con todos los bonos de la eurozona, incluyendo los de Alemania, y convierte un eventual colapso de la moneda en más plausible.

Esta situación no puede continuar por mucho tiempo más. Si no se produce un cambio realmente dramático de parte del Banco Central Europeo y de los líderes de Europa, la moneda única podría quebrarse en muy pocas semanas más. Numerosos eventos, desde la caída de algún banco grande. el colapso de un gobierno, hasta el fracaso de una subasta de bonos, podrían causarlo. En la última semana de enero, Italia tiene que refinanciar más de 30 mil millones de euros en bonos. Si los mercados se resisten y el Banco Central Europeo sigue inmóvil, el tercer mayor deudor de bonos soberanos del mundo podría ser empujado a declarar su default.

… No es posible que la Sra. Merkel y el BCE sigan amenazando un día a las economías descarriadas con que serán excluidas del euro, y al siguiente tranquilizar a los mercados con la promesa de que salvarán al euro. A menos que ella decida pronto, la canciller alemana se dará cuenta que la elección ya ha sido hecha por ella«

15 Responses to ¿Se viene el final?

  1. Casiopea dice:

    The Economist expresa muy bien la postura inglesa, que está bastante próxima a la de Francia, aunque por intereses distintos. Inglaterra quiere salvar a la City de Londres y el mercado común, y Francia quiere salvar a sus bancos, que están hasta el cuello con deuda de países como España e Italia. Si Sarkozy pudiera ponerse a zapatear en la mesa del directorio del BCE para que compren más bonos, lo haría, porque está desesperado.
    Alemania, por otro lado, se juega mucho en una sola mano y lo sabe. Por eso está jugando al filo de la navaja para sacar concesiones que ya no va a poder conseguir si decide, o cuando decida (según Lemmy), abrir la canilla del BCE. Tienen un modelo económico predicado de la exportación a sus vecinos, y los vecinos no van a comprar mucho si tienen que volver a sus antiguas monedas y devaluarlas. Ayer circulaba el tema de una unión fiscal «con dientes», es decir, con castigos para los países indisciplinados. Más allá de que están en una situación donde sólo queda elegir entre lo horrible y lo espantoso, no le veo un futuro político armónico a una unión fiscal hecha a punta de escopeta y donde una institución controlada por Alemania se mete a olisquear las cuentas del prójimo.
    Obviamente, la hinchada de los bancos quiere que impriman porque son los primeros en cobrar y la socialización de las pérdidas la pagan los pueblos. Es una hinchada fuerte y tiene varios gobiernos de su lado (Inglaterra y Francia) y es lobby poderoso en los que todavía al menos nominalmente resisten el embate. Una persona sensata apostaría a que ganan la pulseada, al menos en el corto plazo.
    Aun así, hay un montón de variables volátiles que pueden hacer estallar todo en cualquier momento y desbaratar todos los planes maquiavélicos de los grandes protagonistas. Bélgica está con problemas serios por el salvataje de Dexia, Francia está temblando por el rating, los bonos de Italia el viernes tocaron el 8%, etc. Acá hay un muy buen resumen de lo que hay que mirar esta semana. Es demasiado largo para traducir, pero sobre Italia dice:

    «Es imposible saber qué harán si falla alguna de las subastas planeadas, pero se puede apostar a que nadie quiere que Italia se vaya por el sumidero alrededor del cual ahora está dando círculos. El gran problema es por supuesto la reciprocidad entre la crisis de deuda soberana y la crisis de liquidez/insolvencia del sistema bancario. Con casi 2 billones de euros en deuda italiana, de los cuales 1.2 billones están en manos de instituciones financieras europeas, esto se ha vuelto claramente un riesgo de proporciones sistémicas. Entretanto, se espera que Mario Monti dé a conocer su nuevo plan de austeridad el 5 de diciembre, después de las subastas.»

    http://www.acting-man.com/?p=12008

    En respuesta a la pregunta de si llegó el final, la respuesta es SI. El euro tal como lo conocimos fue una mala idea. Si sobrevive, tendrá una naturaleza diferente. La pregunta debería ser cuál es la mejor opción que tienen estos países hoy por hoy. Pero las soluciones buenas (como que Alemania se salga del euro) requieren de políticos valientes.

  2. Rogelio dice:

    Estimado Abel:

    ¿ Final del juego ?
    Como entre pillos anda el juego, tienen previsto suavizar el final.
    ¿ Cómo ?

    Hace ya más de una semana que el experto texano John Mauldin titulaba “Imprimir o perecer” en una nota breve en la que también celebra que Amazon esté ofreciendo su libro “Endgame” en la lista de regalos sugeridos de Navidad 2011.
    Una semana antes se había preguntado ¿ Dónde está la imprenta del Banco Central Europeo ?

    El Banco de Inglaterra está imprimiendo activamente libras.
    Maulding anticipa que cuando llegue el momento el Banco Central Europeo imprimirá trillones de Euros.
    Y la Reserva Federal de USA ha comenzado a hablar sobre la impresión de un nuevo tsunami (QE3) de dólares.

    Riesgos pero también oportunidades
    Para nosotros, argentinos, la situación plantea desafíos.
    Pero no se trata únicamente de riesgos, también nos ofrece interesantes oportunidades.
    Siempre ocurrió cada vez que en el norte tuvieron que concentrarse en sus propios problemas y conflictos.
    Confío en que que sabremos aprovechar las ráfagas del «viento de cola» que sigue soplando.

    Un saludo cordial

  3. Pablo L dice:

    Las chances que el Euro desaparezca son bajas, sobre todo porque los costos directos e indirectos de que esto suceda son altísimos, mayores aún que los de expulsar a los periféricos. Pero concuerdo con Casiopea cuando dice que el Euro tal cual como lo conocemos hoy, está llegando a su fin.
    Me gustaría que se hable de las dos principales alternativas para combatir la crisis; tratar de aumentar el crecimiento o mutualizar deuda. De todos modos, salgan o no del Euro, hagan esfuerzos por impulsar el crecimiento (depreciando fuertemente el euro) o tomen medidas para mutualizar la deuda (creando un Eurobono, transformando al EFSE en un banco que de prestamos, o que el BCE tome una posición mucho más agresiva…) la recesión va a continuar, de eso no hay duda.

  4. Capitán Yáñez dice:

    Tranquilos, muchachos/as: la Raza Superior (Alemania – Austria – Holanda), ampliada esta vez muy democráticamente con franceses, está reformulando los tratados de la UE sin la contraproducente e inconducente presencia de los feos, sucios y malos del sur, deleznables sujetos para nada industriosos y propensos siempre a vivir a costillas de los austeros y ejemplares prójimos del norte. De modo tal que todo lo que de allí salga será venturoso.
    Y el nabo de De la Rajoy todavía le pide «media hora» a «los mercados»… «Media hora de dunga-dunga» le respondió Joe Market (De la Rajoy niega semejante respuesta y dice que el diálogo fue «cordial y constructivo»).
    Según mi amigo el viejo Semilla de Maldad (quien afirma que, muy al contrario de lo que sostiene el implicado, De la Rajoy se limitó a encongerse resignadamente de hombros antes de la humillante bajada de lienzos), dos cosas tienen frenado un poco el lanzamiento de la nueva UE. La primera es el nombre de la nueva moneda. Parece que será «euronor», nomás, aunque Frau Merdel dice que eso suena desagradablemente a compañía eléctrica sudaca. La segunda es que los arios mentores de la nueva UE no saben muy bien qué hacer con las miles de toneladas de desechos que generarán las purgas que obligan a tomar a los indisciplinados y manirrotos sudistas. Alguien propuso arrojarlas sin más al Mediterráneo, y, parece, la idea está en estudio de un grupo de tecnócratas nombrado al efecto.
    Tiempos interesantes, verdaderamente.

  5. oti dice:

    Abel, la catástrofe ya ocurrió. Y está ocurriendo todos los días. Y, ahora, acompañada de un deterioro creciente de la geopolítica en torno a la cuestión Siria (y rusa), con un potencial escenario de guerra fuera de control.

    Que esto se «normalice» durante la vida cotidiana de la gente, no significa que no sea catastrófico.

    A fin de cuentas, en 1939, mi abuelo leyó por el diario, una mañana, que había empezado la II Guerra mundial. La vida de mi abuelo siguió y la de mi futuro padre también (no se puede decir lo mismo de muchos abuelos y futuros padres de europa, rusia, japón, etc.). Incluso, nuestro país, poco después, consiguió niveles de bienestar interno inéditos en su historia.

    Mi interrogante es si a causa de la interrelación que alcanzó la globalización oligárquica, la crisis de desintegración financiera y económica y la probable guerra mundial que la acompañe tendrá margenes la Argentina para implementar profundas reformas que posibiliten el bienestar de su pueblo.

  6. Gerardo González dice:

    ¡Ay, mamita querida!
    Soy miedoso y no me avergüenza decirlo.
    El PBI de la UE es un poco mayor que el de la Unión.
    Un temblor fuerte (de qué grado Richter?) allí, produciría una recesión global y Alemania vendería menos Mercedes, Porsche y Volkswagen.
    Los muy bien fundados comentarios anteriores oscilan entre lo sombrío y la guerra nuclear, o poco menos.
    No está muy claro si los argentinos entramos en el mundo global o estamos de viaje en medio de la Mar Océano.
    Hay muchos aquí que creen que nos podemos arreglar con lo nuestro. De ser así, nada muy malo nos podría pasar. No sería como en la década de Justo (1930), que vendíamos la mitad y nos pagaban la mitad. ¿Seguro, no?

  7. Norberto dice:

    Aunque fuese como en los ’30, que vendíamos la mitad y nos pagaban la mitad, las circunstancias financieras argentinas son extremadamente bajas comparadas con los paises que tienen dificultades hoy, aun cuando las compares con el PBI correspondiente, dado que gran parte de la deuda ademas es intraestado. Lo malo es que este problema mundial va a pasar de financiero a comercial, por lo que se va a requerir firmeza e inteligencia en las negociaciones bilaterales, porque no creo que haya comercio libre mundial, sino acuerdos restringidos y cooperativos entre paises o grupos de paises, tipo asociaciones tales como el Mercosur, con otros que puedan brindar ventajas de algún tipo, que a veces no necesariamente serán comerciales, por ejemplo en esa categoría yo pondría el comercio futuro con Rusia y China, dado los intercambios de tecnologías que serían beneficiosos para ambas partes.
    Yo creo que los casos serán muy variados, y deberán ser considerados uno por uno, buscando dar prioridad a los complementarios que permitan llegar al fin de la crisis con pleno desarrollo industrial y de la infrastuctura necesaria para ello.
    Nunca menos y abrazos

  8. Casiopea dice:

    Capitán, en el WSJ de hoy se habla directamente de que están negociando un nuevo tratado para desplazar al anterior. Todos sabemos que uno de los problemas para implementar medidas son las restricciones del tratado en vigencia, así que por qué no apurarse con uno nuevo para poder borrar con el codo lo que se escribió con la mano y de paso cañazo cimentar algo que de hecho sería una unión fiscal y mutualización de deudas condicionada a que los manirrotos hagan los deberes según el entender de los más «serios». Pero parece que mientras escribo ya se desmintió el asunto, por lo que valgan las desmentidas de esta gente. Sin embargo, el sólo rumor calmó un poco la situación y todos los involucrados se compraron un día más de vida con la esperanza de que Angela tire la toalla. La presión se le está volviendo insoportable…

    http://globaleconomicanalysis.blogspot.com/2011/11/armageddon-delayed-all-quiet-on.html

    Pablo tiene razón, sea cual sea el desenlace, se viene de recesión y credit crunch.

  9. Casiopea dice:

    Claro, Norberto, el gran peligro para la Argentina es la interrupción del comercio. Eso fue lo que agravó enormemente la crisis en el 30 (para todos). Mejor no pensar en cómo terminó aquella crisis, porque si vamos a juzgar por la capacidad de aprender lecciones de la historia de los protagonistas de esta versión aggiornada de la gran depresión, habría que empezar a comprar armas…

  10. Capitán Yáñez dice:

    Tal y cual.

  11. Por ahora ya no veo ningún sentido en la política alemana.
    Tenemos a 2 Gobiernos en Italia y España que están dispuestos a acceptar ahorrar durante una recesión. A Alemania probablemente ni siquiera le costara caro un Euro aflojado por un tiempo.
    La tasa de desempleo ya está bajando en Alemania. Los intermediarios para mi actividad autoempleado en software me imploren que aparezca en la cita con el cliente, como «No me deberían contar, pero los últimos 3 gallos han cancelado a último minuto». Alemania va a tener exportaciones record este año, más que en el 2008, la primera vez más de 1 billón de Euro. Hans Dietrich Genscher, Ministro de Exterior entre mediados de las 70 hasta principios de las 90 y lider histórico de los liberales implora un «grán salto hacia adelante». Hasta los polacos nos piden liderazgo.
    Dificil para creermelo, pero tal vez pueda ser que este es un Gobierno demasiado sobrio y con mentalidad provinciana. Realmente creen que podemos dejar hundir a España, Italia, Grecia y Portugal en un cataclismo y seguir con un Euro Norte de santos inocentes?

  12. Capitán Yáñez dice:

    De ninguna manera, amigo: de toda crisis sale un pequeño grupo de «ganadores»… y una plétora de «perdedores». Alemania está -y estará- entre los «ganadores», no tenga dudas. Ironías aparte… nadie puede culparla.

  13. Capitán amigo: Alemania perdería 2 mercados importantes y tendría inhabitantes hostiles en 4 de los 7 destinos más populares para hacer vacaciones. Es completamente inpensable que los dejemos chocar contra un pared. Ellos mismos no lo creen. Con el antecedente de corralito/corralón en la Argentina, habrá una fuga de capital, que simplemente ya no se da. Bueno, si la esperamos muchos días más, pero yo no creo en eso.
    Otra pregunta es que pasará con la conjuntura acá, si casi todos los países cercenen sus gastos al mismo tiempo.

    Cosa que no ve mencionado mucho es que los países mediteraneos tienen un competitor que ha ganado muchisimo terreno en los últimos 10 años. No solamente en turismo sino también en sus industrias: Turquía.

  14. Los «más serios» mismos tienen una deúda de 80 por cientos PIB.

  15. […] confirmando algunas observaciones que manifesté en  comentarios previos, me parece que quizás sea bueno un post didáctico sobre flexibilización […]

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