La carrera al 2015: El terreno

Mi amigo Manuel Barge ha sido injustamente acusado de críptico. Es falso. Cualquier aficionado al animé japonés, que tenga una memoria enciclopédica de las películas de Hollywood del último medio siglo y además conozca a fondo la historia de la II Internacional puede entender perfectamente sus posteos. Es cierto que hay algunos – como yo – que no reúnen todas esas condiciones. Pero de vez en cuando Manolo, con la ayuda de las estadísticas electorales de Andy Tow, brinda cuadros de situación muy, muy claros y lúcidos, que hasta cualquier precandidato, de cualquier partido, puede y debe entender.

Ayer fue uno de esos casos. No puedo resistirme y le copio la primera parte de este posteo. Después, claro, agrego algunas observaciones mías.

(Este cuadro, muy simple, refleja la distribución geográfica del electorado argentino, en totales y porcentajes. Ojo: en él, la provincia de Buenos Aires aparece dividida en sus ocho secciones, en rojo).

(La regionalización del voto), vista en las PASO y y en las elecciones generales de la PBA en 2013, se ha extendido al resto del país.

Nadie discute que Macri hegemoniza la CABA, mientras que en la PBA lucha por romper el techo de los dos dígitos, o sea lograr una intención de voto mayor a 9.99 %. Mientras que Massa, arrollador en la PBA, prácticamente no existe en la CABA y el Gran Norte.

Scioli va bien en el Gran Norte, es satisfactorio en la Región Centro y Cuyo, considerando los resultados de los últimos 13 años. Pero da lástima en la CABA y la PBA.

Ahora bien, la regionalización tiene de por sí asimetrías electorales evidentes.

El NEA: Chaco, Corrientes, Formosa y Misiones, tiene el mismo volumen electoral que la CABA. O que Córdoba, o Santa Fe, y un 1,75% más que Cuyo: Mendoza, San Juan y San Luis. A la Patagonia: La Pampa, Rio Negro, Neuquén, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, las supera por un 2.53 %, casi casi lo que significa Entre Ríos con el 3.21%.

Mientras tanto, el NOA: Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja y Santiago del Estero, con el 11.84% es comparable con la Tercera Sección de la PBA (12.98%) y con la Primera (12.96%).

Pero las Secciones del PBA no votan homogéneamente, y ya no se trata de la 1ª y la 3ª contra el Interior de la PBA; sino entre las mismas Secciones que engloban el GBA.

Para el fenómeno ver San Andy Tow, Patrono de los punteros con tablet, aquí, aquí y aquí.

La Regionalización o Territorialización no es un fenómeno argentino, ya que es habitual en las democracias del Atlántico Norte, de USA a Italia, pasando por España, Gran Bretaña, Francia o Alemania. Donde hay zonas más inclinadas a votar un partido en detrimento de los restantes. Lo que sería novedoso, es darle preeminencia a las llamadas PASO de Candidatos, según asevera el massismo digital.

En cuanto a los cortes de boletas, siempre pongo como ejemplo las elecciones en Malvinas Argentinas de 2011, donde hubo resultados muy distintos, antagónicos, para Presidente y para Intendente.

Pero también podrían ser aplicado a las elecciones no simultaneas de 2011 de la CABA, Córdoba y Santa Fe. Donde los candidatos de Balcarce 50 fueron arrollados, o directamente no se presentaron, por los candidatos locales. Mientras que en las PASO y las generales ocurrió lo contrario.

Por Orden Cronológico los cortes de boleta.

CABA

Macri – Vidal  47,07 % (balotaje 64.27 %), Filmus – Tomada  27,87 % (balotaje 35.73 %), diferencia + 19.20 %  y + 28.54 %.

Macri no se presentó en la presidencial. CFK 35.11 % (diferencia con Filmus + 7.24% y en el balotaje – 0.62%). Diputados Nacionales FpV 29.16 %, PRO 19.87 % (diferencia + 9.29 %)

Diferencia de Macri JGCABA con sus diputados + 27.20 % y + 44.40%.

Diferencia de CFK con sus diputados + 5.95 %.

Córdoba

En la elección a gobernador, Balcarce 50 no presento candidatos. De La Sota – Pregno 42.60 %

En la nacional, De La Sota no se presentó. CFK 37.29 %; diferencia con DLS – 5.31 %.

Diputados Nacionales; De La Sota no presento candidatos. FpV 34.97 %; diferencia con CFK + 2.37 %, diferencia con DLS – 7.63 %.

Santa Fe

Bonfatti – Henn 39,68 %, Rossi – Hoffmann 22,76 %, diferencia entre el 1º y el 3º + 16.97 %.

CFK 41,96 %, Binner – Morandini 39,10 %, diferencia presidencial + 4.86 %.

Diputados Nacionales FpV 41.41 %, FAP 35.59 %; diferencia entre sí + 5.82 %.

Diferencias de Binner con Bonfatti, – 0.58 %, con Diputados FAP – 3.51 %.

Diferencia de CFK con Rossi + 19.20 %, con Diputados + 0.52 %.»

En el resto de su posteo Manolo insiste con dos planteos que son su mensaje fundamental: Que la lógica del «sistema peronista» ya es hegemónica en el sistema político argentino, y que casi se confunde con él. Que en el «sistema peronista», a su vez, la cultura política desarrollada en el conurbano bonaerense es hegemónica.

Ambas cosas son (bastante) ciertas. Además, es necesario decirlas, porque una parte de los argentinos que pontifican sobre política han desarrollado una relación histérica con el asunto. Existe, pero les parece espantoso y anormal; como los aristócratas exiliados que volvían a Francia después de Napoleón «no han aprendido nada y no han olvidado nada«.

Pero… también hace falta decir que son incompletas. Por ejemplo: Las legendarias Primera y Tercera secciones electorales de la PBA suman, entre las dos, el 25,94 % del electorado. Son la primera minoría del electorado, bah. No se puede ganar una elección presidencial sin ellas; no se puede ganar solamente con ellas. Y como el mismo Manolo señala, lo que «funciona» electoralmente en el Gran Buenos Aires no lo hace necesariamente en el resto.

En cuanto al primer planteo, hay que marcar que es muy exagerado. Hay un voto, y una cultura en Argentina que no sólo puede definirse como no peronista sino también hostil a la «cultura peronista» (a los más peludos los llamamos «gorilas»). La apertura kirchnerista a la progresía le ha quitado una parte de su base social, pero le queda mucho, cómo no (incluso el otro sector de las clases medias, el que se encontraba cómodo con el menemismo). El deterioro de la U.C.R. – que no es accidental, por supuesto, pero es para otro posteo – le quitó su expresión política tradicional, pero sigue ahí.

Más importante: Cuando todo es peronismo… ser peronista es menos definitorio. En la medida que el «espacio peronista» se amplía, se trasladan ahí los conflictos sociales, económicos y hasta culturales de la sociedad. La idea que la «estructura nómade», como la llama Manolo, del peronismo y el interés paternal de Francisco pueden contenerlos es… optimista.

No siempre tienen razón los pesimistas, eh. Es posible que los peronistas podamos enfrentar exitosamente el próximo año. Es necesario, eso sí, tener claro el desafío. La irrupción de Massa el año pasado mostró que había un voto peronista descontento con la oferta electoral oficialista, por ejemplo. Hoy el tigrense está dedicado a sumar votos opositores, pero el oficialismo todavía no ha definido su oferta. Sobre esto, por ahora sólo digo: Continuará. Vaya si continuará.