Una China querendona

Es viernes, y aunque la discusión sobre el trágico choque de ayer del ferrocarril Sarmiento continúa y recibe constantes visitas – corresponde: no hay aún explicaciones satisfactorias sobre lo que pasó; y, en cualquier caso, el tema de los trenes urbanos es importante – uno sabe que el ritmo bloguero va a disminuir hasta el domingo (salvo sorpresas, claro). Entonces, quiero dejarles algo para pensarlo sin apuro.

Hace bastantes posteos que no toco temas globales; la actualidad argentina, siempre tan… actual, fomenta el ombliguismo. Recordé que había leído un reportaje de la progre pero interesante Agencia Latinoamericana de Información, ALAI, a Theotonio dos Santos.

Él es un famoso científico social brasileño, uno de los creadores de la Teoría de la dependencia. Es profesor emérito de la Universidade Federal Fluminense y coordinador de la Cátedra y Red UNESCO-UNU de Economía Global y Desarrollo Sustentable. En el VIII Foro de la Asociación Mundial de Economía Política, que se hizo en Florianópolis, hace 20 días, le dieron el Premio Economista Marxista 2013.

Todas razones para que un peronista de barrio como yo lo escuche con prevención. Especialmente eso de economista. Pero lo que dice es muy interesante, por las posibilidades de desarrollo que, afirma, ofrece esta coyuntura mundial para países como Brasil. Y, agrego yo, Argentina.

Por eso les copio abajo la primera parte de la nota que le hizo ALAI cuando asistió a la conferencia de la UNASUR sobre “Recursos Naturales para un Desarrollo Integral de la Región” (27-30 de mayo 2013) que tuvo lugar en Caracas, Venezuela. Eso sí, después añado algunas observaciones mías.

«- Los últimos días del pasado mes de marzo estuviste en China, atendiendo las invitaciones de la Academia China de Ciencias Sociales y de la de Xangai.  ¿Qué nos puedes decir sobre las expectativas de ese país respecto a América Latina?

 China tiene un interés muy grande por América Latina porque es una fuente de materias primas que para ella es fundamental.  En los ’90 también consideraron establecer acuerdos de cooperación tecnológica, particularmente con Brasil.  Entre el 94 y 95 finalmente se concretó uno en la cuestión espacial, pero Brasil no cumplió gran parte del acuerdo.  Y, bueno, China en este campo ha logrado un desarrollo colosal, mientras que Brasil no ha conseguido enviar ningún cohete al espacio.  Entonces, esta cooperación no avanzó mucho.  Ahora ellos piensan mucho en América Latina para llegar a acuerdos regionales y ya propusieron una reunión regional…

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– ¿Con la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños)?

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No tanto la Celac porque recién se formó, pero seguramente ahora lo van a hacer.  El interés manifiesto es respecto a Mercosur y Unasur, particularmente.  Ellos quieren llegar a acuerdos más amplios porque están trabajando con escalas de producción muy grande, pero nuestras comitivas que van allá llevan a empresarios que no conocen China, que no saben qué es lo que pueden hacer, lo cual es mucha pérdida de tiempo para ellos, siendo que esperan que se pueda hacer acuerdos regionales porque están acostumbrados a operar así.  Entonces, el problema es que nosotros no tenemos una articulación regional para hacer buenas propuestas con ellos, pero creo que Unasur ahora va tratar de crear condiciones para ese tipo de acuerdos, y para los chinos será más fácil negociar con Unasur.

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– De hecho, si se establece una negociación en bloque hay mejores condiciones que si cada país va por su lado…

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Claro que sí.  Podemos decir, por ejemplo, nosotros no queremos más exportar materia prima pura, queremos exportar pero con un valor agregado importante.  En algunos casos se puede llegar incluso a acuerdos con ellos porque si nosotros no tenemos las condiciones técnicas para hacer eso, creo que ellos estarán dispuestos a transferir tecnología para nosotros.  Alguna gente dice que los chinos nos están obligando a vender materia prima, no es así, no nos están obligando a vender materia prima, pues los chinos compran de EEUU básicamente productos industriales, compran de Europa y Japón productos industriales, ya que tienen necesidad de productos industriales.

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Ahora bien, como nosotros no tenemos productos industriales tienen todo el interés en comprar como materia prima, pero no hacen tanta cuestión respecto de agregar valor porque ellos están trabajando mucho en inversiones de alta tecnología, etc.  El tipo de productos que podemos de inmediato ofrecer a ellos son, digamos, en vez de vender hierro, vender acero, tal vez algo de metalurgia, etc.  Brasil podría, por ejemplo, hacerlo sin mucho problema.  Entonces es ese tipo de cosas que tenemos condiciones de vender ahora, pero con el tiempo podemos agregar más valor.

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Con Venezuela hicieron un acuerdo para adquirir petróleo y (como una parte de él), ya entregaron un hospital completo con altísima tecnología.  Este fue un acuerdo de bloque por el cual Venezuela le va a asegurar una cuota de petróleo muy importante, tal vez con una cuota de exportación mayor que la que va para Estados Unidos.  De modo que para China va a ser muy importante tener una fuente definida a largo plazo, en este caso el petróleo, pero si Venezuela tuviera condiciones de exportar petroquímica creo que no sería tan dramático para ellos.

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China está en una etapa de industrialización en la cual competir por estas fases iniciales de industrialización no es tan importante para ellos.  Claro que importa, pero si es condición para que obtenga una serie de productos que la región le puede ofrecer y ella necesita, pues tendrá que aceptar condiciones, no veo como puede dejar de aceptar.  Además nosotros tenemos que hacer eso en general, no solo con China«. (Completo aquí).

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Antes que nada, unas reservas ideológicas: No me parece mal, al contrario, que un pensador marxista rescate el rol de los empresarios – con las correspondientes críticas a cómo lo cumplen, claro – en la etapa actual de la sociedad.

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(El peronismo nunca ha tenido problemas filosóficos con ese tema, y nuestros funcionarios, ni antes ni ahora – un ejemplo arquetípico es Guillermo Moreno – han tenido dificultad en entender que deben negociar con ellos – lo que no significa bajarse los pantalones o pedir sobres. Pero buena parte de la militancia K mantiene un discurso progre/nostálgico. Lo de Theotonio puede verse como un aporte a la actualización. Después de todo, el también es un intelectual).

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Pero me hace un poco de ruido la pintura idílica que hace de las negociaciones con China. Tampoco – la ideología no es lo mío – voy a mencionar el «Consenso de Beijing», que algunos amigos en el Foro San Martín afirman que pretende reemplazar al ya viejo «Consenso de Washington». Simplemente señalo que nuestra experiencia, la de otros países latinoamericanos y la de los países africanos muestra que los chinos son negociadores muy duros.

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Como debe ser, por supuesto. De los mansos de corazón es el reino de los cielos, pero aquí en la tierra las reglas de juego son otras. Y no se mantiene una sociedad unida y una identidad cultural por más de tres mil años siendo distraídos.

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Entonces, quiero plantearles que, como en otros temas, el Estado argentino debe preparar equipos para, al margen de las coyunturas, pensar objetivos y estudiar alternativas para las negociaciones que – al margen del entusiasmo de Theotonio – inevitablemente deberá desarrollar con China, en una interacción, también ineludible, con Brasil y los otros países de la UNASUR.