El PJ que viene

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Julio Burdman es uno de los analistas políticos más lúcidos de nuestro país. Porque combina, raro entre los politólogos, la capacidad del desarrollo teórico con la de tomar en cuenta los datos de la realidad.

Esto ya lo dije en el blog, y he subido trabajos suyos, como aquí y aquí, que todavía nos sirven para entender lo que pasa. En este artículo de El Estadista, pone el reflector en lo que está sucediendo en el Partido Justicialista. Algo ya había adelantado aquí en Ramble.

Pero lo que apunta en este trabajo es a un proceso que, estimo, va a ser uno de los factores centrales de la política argentina en estos dos años. Hasta me atrevo a apostar que puede que lo siga siendo, después del 2015. Personalmente, más allá del blog, me interesa trabajar para ese objetivo. Además que ganemos, claro.

«La institucionalización del PJ

Se dice con frecuencia que el peronismo es un partido de “baja institucionalización”. Esto, además de un latiguillo habitual, está en muchos trabajos de la literatura académica. Por ejemplo, hay un artículo de María Matilde Ollier (1) que sostiene que el liderazgo carismático en el justicialismo (fundacional en el caso de Perón, tradicional en los de Menem y Kirchner) puede explicarse como respuesta articuladora a una pobre institucionalidad partidaria. Hubo y sigue habiendo, en esta caracterización del partido político más grande de la Argentina, algo de preconcepto y algo de realidad.

Lo real le cabe por varias y muy concretas facturas, que se profundizaron en los últimos años: intervenciones judiciales, pocos congresos y convenciones, irregularidad de las elecciones de autoridades (al punto de estar en falta con lo que dictamina la ley), irrelevancia (o inexistencia) de los documentos programáticos y los institutos de capacitación. Los órganos del partido, y las reglas que deberían gobernarlo, han sido débiles, y el poder real sobre el sello partidario lo tuvieron la Casa Rosada y los jefes políticos provinciales.

Aunque no todo fue desinstitucionalización: el justicialismo siempre está, y tiene representación social. No es poco. En “La Política Importa”, libro muy utilizado en los cursos de ciencia política, Mark Payne y Flavia Freidenberg dicen que los partidos políticos institucionalizados tienen – entre otras cosas – bloques legislativos estables, bases de apoyo sólidas, legitimidad social y una organización con reglas que se cumplen. De estas propiedades, lo que el justicialismo siempre tuvo es el voto constante entre los trabajadores y los sectores más postergados. Hay estanterías repletas de libros y artículos que lo demuestran e intentan explicarlo. Muy pocos partidos pueden ostentar semejante estabilidad de apoyos, y es así que en sus diferentes versiones, el peronismo apeló a su electorado. El alineamiento partidario de sus legisladores, su identidad programática y su organización interna han estado en cuestión.

Pero con los desafíos del poskirchnerismo como horizonte, podemos ver algunos movimientos hacia una mayor institucionalización del “movimiento” en cada uno de esos aspectos. Hay analistas, por caso, que están sorprendidos por lo disciplinados que están los legisladores del oficialismo aún después de unas elecciones legislativas en las que no le fue bien, y a pesar del surgimiento del massismo. La avalancha de fugas hacia el Frente Renovador que tantos pronosticaron, no se está registrando. Si bien todavía es temprano para analizar datos, la fortaleza de sus bloques en Senado y Diputados es uno de los activos políticos del kirchnerismo en el tramo final de su gestión.

El gobierno del partido también se está acomodando. En la provincia (15 de diciembre) y la ciudad de Buenos Aires (6 de abril) hubo elecciones de autoridades, con listas únicas de consenso y una participación aceptable, y de estos procesos surgieron presidentes que no son funcionarios del Gobierno Nacional o provincial, y que tienen arraigo en sus territorios: el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza en el distrito bonaerense, y el sindicalista Víctor Santa María en el porteño. Un dato interesante de los dos nuevos líderes partidarios es que a pesar de que ambos respaldan abiertamente al Gobierno de Cristina Kirchner, no fueron impuestos desde la Rosada y (es factible que) hubieran ganado las internas igual, si hubiesen tenido competidores.

Lo que se viene ahora es la llamada “normalización” a nivel nacional, apurada por la Justicia. Lo que sucederá es que, en el marco de un Congreso partidario, se van a elegir las autoridades por vía indirecta. Lo que pidió Cristina Kirchner es que la representación contemple a todos los gobernadores, y que uno de ellos sea el nuevo presidente. Lamentablemente, en este caso los afiliados no decidirán la conducción de un partido que, en el orden nacional, aun funciona en forma confederada.

Las PASO, como se ha dicho en columnas anteriores, son una herramienta ideada por el gobierno kirchnerista que institucionaliza «por fuera” el proceso de selección de candidaturas a partir del ya cercano 2015.

Queda por ver si el proceso de reorganización va a tener impacto en la identidad ideológica del peronismo. Aquí también aún hay poca data para analizar, pero sí algunas señales sugestivas. Los primeros documentos que surgieron de los PJs porteño y bonaerense reivindican al kirchnerismo, y hay un clima de ideas flotando sobre la necesidad que el partido se convierta en un espacio de defensa de buena parte de las políticas públicas kirchneristas que el peronismo no quiere abandonar.

¿Acaso el PJ se convertirá en un partido permeado por la impronta K? Si así fuera, y teniendo en cuenta que la consistencia programática en el tiempo es una de las claves de la institucionalización, entonces el kirchnerismo habrá hecho una contribución imprevista al sistema.

(1) Ollier, María Matilde (2010).“ El liderazgo político en democracias de baja institucionalización: el caso del peronismo en la Argentina”. Revista de Sociología N°24, pp. 127 – 150.»

Una observación: Sobre este tema tengo demasiadas opiniones, y prejuicios, propios para agregarlos a la nota de Burdman. Quedan para futuros posteos. Pero ya que estamos en académicos, me interesa hacer notar que esa imagen de “baja institucionalización” tiene que ver, en parte, conque las formas que se daban en el peronismo, especialmente después de 1955, no fueron las habituales en Europa, por ejemplo.

¿O acaso las 62 Organizaciones Gremiales Peronistas no eran, y se planteaban, como una institución política del sindicalismo peronista? Y en el trabajo de un académico gringo, Steven Levitsky, que a instancias de Manolo Barge subí en 2008 a El hijo de Reco, se muestra que en los ´80 y ´90 la estructura organizativa no estaba en el Partido sino en sus agrupaciones internas.

Pero todo eso son cosas que pasaron en circunstancias distintas, en una Argentina distinta. Ahora viene una historia nueva. El que viva lo verá.

12 Responses to El PJ que viene

  1. Ezequiel Gaut dice:

    No sé por qué tanta gente sale corriendo detrás de esa ilusión de quietismo y formalidad: la «institucionalización», que, junto con el «programa» son las dos cosas en que los peronistas de cuello blanco siempre insisten. Habría que ver qué significa esa famosa institucionalización para quienes las esgrimen. Más que discutir la institucionalización haría falta una investigación antropológica para ver qué significa como significante vacío y a qué demanda obedece, diría el buen Laclau.
    Por mi parte, la única cosa que me interesaría que se institucionalice es la idea de que el otro existe, es un ser humano y hay que tratar de cuidarlo. Un partido que promueva la justicia social y la felicidad del puebo; eso es lo que tiene que estar fijo como institución (moral) inamovible en el peronismo, y no cláusulas en papel que, de todas maneras, serán luego infringidas.
    saludos,
    e

  2. lA INSTITUCIONAIZACION Y POR LO QUE VEO YO APAREZCO COMO PERONISTA DE CUELLO BLANCO,ANTES SE DECIA SOMBRERISTAS Y SIN SOMBRERISTAS ,LLEGA JUSTAMENTEPOR LA MARGINACION PRAGMATICA DE LA IDEOLOGIA .GRIEGOS Y ROMANOS E INGLESES FUNDARON SU PODER EN UNA ESCASA VISION RELIGIOSA Y UNA CONCRETA ACCION DEL PODER.TAMBIEN LOS TURCOS.ESPAÑA A CONTRARIO SENSU SE LANZO A UNA CRUZADA MUY PARECIDA A LA DEL MARXISMO LENINISMO,EL CATOLICISMO MILITANTE,ELPODER MILITAR Y LA CERRAZON COMERCIAL.COINCIDO CON VOS EN LA INSTITUCIONALIZACION Y EL SABER HACER ,ES DECIR LA EFICACIA LLEGA ,EL RESTO NO INTERESA A LA GENTE SALVO A LAS MINORIAS TROSKYSTAS QUE NUNCA FALTAN. Y SON LAS VIUDAS DE COYOACAN.
    ABRAZO Y BUENAS PASCUAS.

  3. Si le creemos a don Ernesto, eso de la institucionalización, asusta un poco:
    “En 1976, Perón envió una carta a una organización de izquierda a la cual yo pertenecía, en la que afirmaba que toda revolución atraviesa tres etapas; la primera, la preparación ideológica -es decir Lenin-; la segunda, la toma del poder -es decir, Trotsky-; y la tercera, la institucionalización de la revolución -es decir, Stalin. A lo cual añadía que la revolución peronista debía pasar de la segunda etapa a la tercera.” Ernesto Laclau. La razón populista. FCE. Bs. As. 2005. pág.267.
    ¿Estaremos entrando en la tercera etapa, la etapa de la revolución peronista que el golpe del 55 interrumpió, y que los kirchner vinieron a concretar.?

  4. Silenoz dice:

    Si, estamos en la tercera etapa, es más ya tenemos cerca la cuarta

  5. Y estaría bueno. La cuarta etapa es el reconocimiento de las tropelías de la famosa «revolución mundial» y la nomenKlatura (muy bien puesta esa K), o sea Gorvachov, aunque algunas dudas quedan, puesto que a veces parece ser que estamos entrando más bien a la quinta, o sea Putin. Mientras tanto Cristina se rajó a El calafate con toda la Korte.

  6. CineBraille dice:

    Usted tiene tantas ganas de que así sea que es irrelevante contestarle, amigo Daio.

  7. Peron tenia la costumbre de escribir lo que el interlocutor necesitaba exactamente leer………………….

  8. Pero, amigo CineBraille, si me acaba de contestar.
    No se olvide que el diablo, sabe más por viejo, que por diablo.

  9. Mariano T. dice:

    La institucionalización de la revolución peronista sería la confirmación de que el peronismo tiene todos los climas, y puede gobernar la Argentina desde el centroizquierda, centro, centroderecha, etc.

  10. shogun dice:

    si , mas aun en 1976

  11. Unos años antes, cuando comienza a preparar su regreso al país.

  12. Ah, y agradezco a Diego que me hizo notar que los números estaban invertidos: 1967, no 1976.

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