Soberanía

Un tema importante. En lo que hace a la política, es quizás el tema más importante. En una nación que no es soberana, sus ciudadanos no hacen política. A lo sumo, intrigas. Pero se escribe tanto sobre el asunto, y no me gusta repetir. Lo que voy a hacer es invitarlos a echar algunas miradas en direcciones opuestas: al pasado y al futuro.

Para empezar por el pasado, me resulta más estimulante debatir con alguien que tenga un enfoque adverso al mío. Voy entonces a lo que Luis Alberto Romero publicó en LaNación. Romero, aunque escribe panfletos algo obvios como éste, es un historiador profesional y sabe armar un argumento.

Reconoce méritos que no se pueden dudar. Cita a Tulio Halperin Donghi, que hace 40 años dijo: «Rosas defendió encarnizada y a la larga eficazmente la independencia política de la región, en la época de la «política de las cañoneras», cuando nadie podía asegurar cuáles serían los límites del colonialismo europeo. Rosas puso esos límites«. Magnífica síntesis, por un liberal.

Sacude con habilidad a su competencia: «Los escritores neorrevisionistas baten el parche y despiertan sentimientos e imaginarios de un nacionalismo hondamente arraigado en nuestra sociedad. A la vez, por qué no, realizan un buen negocio editorial. Como de costumbre, anuncian la revelación de un episodio que la «historia oficial» ha mantenido oculto. En realidad, el episodio de la Vuelta de Obligado puede ser leído en casi cualquier libro que se ocupe del período«.

Y luego va a su planteo ideológico central: «¿Fue «nacional» esta acción? … me parece dudoso. Los revisionistas y neorrevisionistas comparten una idea, de origen alemán, acerca de la existencia de una nación eterna, existente desde siempre y animada por el «alma del pueblo», el volkgeist. Una idea importada, pensada para otras realidades, que nuestro nacionalismo aceptó con entusiasmo y aplicó a nuestro caso. Los historiadores profesionales sabemos que las naciones no existen desde siempre, sino que se construyen. Casi siempre son impulsadas por Estados…

En 1845 el Estado nacional argentino todavía estaba en construcción; toda la Cuenca del Plata era un hervidero, y ni siquiera estaba claro qué parte de ella -¿Uruguay, Paraguay?- sería argentina. Muchos conflictos estaban pendientes de resolución y era difícil saber cuál de los intereses en pugna sería el «nacional». Nuestros neorrevisionistas dan por sentado que Rosas defendía el interés nacional. Quizá. Pero en la época había opiniones diferentes sobre cómo organizar el país, especialmente entre correntinos, entrerrianos y santafecinos, por no mencionar a uruguayos y paraguayos, cuya independencia Rosas cuestionaba.

En cambio es seguro que Rosas, bloqueando el Paraná e impidiendo la libre navegación de los ríos, sostuvo los intereses de Buenos Aires… Rosas defendió con energía el monopolio portuario porteño, de cuyas rentas, no compartidas, vivía la provincia. Contra Rosas estaban quienes creían que la libre navegación de los ríos los beneficiaría. El conflicto se dirimió luego de Caseros … el Pacto de San Nicolás en 1852, y la Constitución Nacional en 1853, abrieron el camino a la libre navegación.

Transformar una derrota en victoria. Hacer de una batalla donde primaron los intereses particulares de Buenos Aires un jalón en la construcción de la Nación. Todo eso es algo más que una opinión, poco rigurosa pero aceptable en un terreno por definición opinable, como lo es el pasado. Tal manera de ver las cosas constituye una parte central del «sentido común» nacionalista, muy arraigado en nuestra cultura, a tal punto de haberse convertido en una verdad«.

Hay una falacia muy evidente, y se muestra en lo que es la intención muy clara de este artículo: identificar la idea nacional en política con el concepto de una nación «existente desde siempre».  Las naciones se construyen, es cierto, y sus fronteras tienen que ver con accidentes históricos tanto como geográficos. Pero el elemento fundamental de esa construcción es voluntad y firmeza. Rosas la mostró como encargado de las relaciones exteriores de la Confederación Argentina, según el testimonio del General San Martín, de los gobernantes europeos y americanos, y todo aquel argentino no cegado por el odio.

Pero corresponde darle a Romero la razón donde la tiene. El revisionismo – una corriente que tiene ella misma una historia larga y muy diversa – logró una victoria: la noción que hay intereses nacionales, de todos los argentinos – intereses que en su momento Rosas defendió – y que han sido atacados por Inglaterra a lo largo de dos siglos hoy forma parte del «sentido común» de la mayoría de los argentinos, sean peronistas o no, inclusive de los que no están politizados ni se piensan a sí mismos como parte de un «campo nacional».

Por supuesto, esta construcción de un «sentido común nacionalista» ha sido la reacción a una construcción, comenzada hace más de un siglo, de un «sentido común» de signo inverso, por historiadores y publicistas a cuya escuela Romero pertenece. Su expositor más influyente fue Bartolomé Mitre – aunque el Sarmiento de «Civilización y Barbarie» y el Alberdi de «Las Bases» hicieron aportes decisivos. Puede resumirse diciendo que desde esta visión la historia argentina, que comienza en Mayo 1810, es la lucha de la Civilización (la europea del Siglo XIX) contra la barbarie de los caudillos y la arbitrariedad de tiranos como Rosas. En esta lucha debimos apoyarnos en potencias extranjeras, en particular Inglaterra y Francia (un siglo después, EE.UU.).

El «sentido común» siempre es una simplificación, claro. Pero creo que es fácil evaluar cuál es la más afín a la construcción de una nación. Cuál se acerca más a la que los países que han decidido afirmarse como tales han elegido para formar el «sentido común» de sus pueblos. Pero no quiero – como ya dije – repetir aquí el debate. Muchos lo hacen, y bien.

Me interesa señalar que lo que Romero está haciendo aquí no debe considerarse como la repetición de una vieja batalla. Al contrario, debemos pensar que es parte de una nueva. Lo suyo se inscribe – conscientemente, o no – en un proyecto político que busca desplazar ese «sentido común nacionalista» instalado en la mayoría de nuestro pueblo.  Es significativo que un sector opositor importante se identifique con expresiones como «republicanismo», «concordia» e «institucionalidad», dejando de lado consignas más tradicionales como «intereses nacionales» o «justicia social». Cuando la república y las instituciones están funcionando, en forma no más imperfecta que en cualquier otro momento de la historia. Y la concordia… no es una característica de la vida política argentina, en el oficialismo y en la oposición.

Más evidente la intención, en este artículo. Dice «hay un nacionalismo patológico … una suerte de «enano nacionalista» que combina la soberbia con la paranoia y que es responsable de lo peor de nuestra cultura política. Nos dice que la Argentina está naturalmente destinada a los más altos destinos; si no lo logra, se debe a la permanente conspiración de los enemigos de nuestra Nación, exteriores e interiores. Chile siempre quiso penetrarnos. Gran Bretaña y Brasil siempre conspiraron contra nosotros» También aquí evoca un fantasma – pues ningún sector político importante dice eso – para atribuirlo a quienes elige como adversarios. Su mismo título introduce un concepto Transformar la derrota en victoria, que repite en el texto, al que los argentinos somos vulnerables. No queremos ser losers.

Mi amigo Fernando Del Corro, periodista y profesor de historia, menciona en una nota que me envía: «Habían pasado ocho meses desde la Vuelta de Obligado, el 4 de junio de 1846, cuando el general Lucio Norberto Mansilla, volvió a esperar a los invasores en otro lugar estratégico, pero más al norte: Punta Quebracho (o angostura de Punta Quebracho), hoy Puerto General San Martín, en la Provincia de Santa Fe, a unos 35 kilómetros de la ciudad de Rosario. El resultado esta vez fue completamente distinto; la derrota heroica se convirtió en un triunfo demoledor ya que fueron hundidos dos mercantes, incendiados cuatro mas y sumamente dañadas dos naves de guerra. Esta vez los argentinos registraron un solo muerto y los colonialistas 60«.

Es una buena acotación, pero no es decisiva. Porque como recuerda también Fernando, fue una derrota, la de los espartanos en las Termópilas, que durante 2500 años ha sido un símbolo de gloria. Porque en la historia lo que importa no es el resultado inmediato. Como reconoce con nobleza el liberal Halperín Donghi, se defendió victoriosamente la independencia política de la región, en una época en que podía estar en duda. Lo que los argentinos hicimos luego con esa independencia… es discutible. Pero sin ella, no se podría haber hecho nada.

Se hizo un poco larga la entrada. La seguiré después, pero la seguiré. Porque como dice un proverbio ¡sueco!, que me acercó un corresponsal mendocino «El pasado debe ser un trampolin y no una hamaca”.

39 Responses to Soberanía

  1. elgauchogps dice:

    Espero la segunda parte con más ansiedad que a la segunda de Harry Potter… jejej! No, en serio: que no se te pase, que está estando bueno.

  2. guille dice:

    Abel,le dieron una paliza en el foro al mitrista romero, algunos con precisiones sobre los historiadores británicos por el citados ,mal, y otros con el tema que vos planteas, no hay batallas absolutas cuando se trata de una guerra.
    Saludos.

  3. Rafa dice:

    Abel:
    Tengo una muy pobre opinión sobre Romero, aunque no quiero dedicarme a él en este momento. Creo que él usa una argumentación bastante frecuente: la de describir una visión «extrema», propia de sólo algunos autores del campo «nacional», y criticarla o descalificarla como si con eso pudiera cerrar el debate ignorando posiciones más matizadas o intermedias.

    Lo que Romero parece ignorar o cubrir con un manto de piedad es que hubo «argentinos» que propiciaron la expedición anglofrancesa. Y bueno, si como consecuencia de esta acción se separaba la Mesopotamia de la Confederación como una república independiente, hubiera sido porque todavía «no estaba claro qué parte de la Cuenca del Plata sería argentina». Yo no tengo dudas en calificar esa actitud como un «crimen de lesa Nación», y creo que las palabras que les dedicó San Martín a esos personajes son harto elocuentes:

    «…pero lo que no puedo concebir es el que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar a su Patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempos de la dominación española: una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer…»

    Tampoco estoy de acuerdo con la exaltación exagerada de Rosas por parte del nacionalismo (muchas veces con z), que oculta que las relaciones del Restaurador con los súbditos de Su Majestad Británica fueron bastante cordiales en general, y que la expedición anglofrancesa fue más que nada un paso en falso fomentado por la agitación antirrosista en París que tuvo eco circunstancial en Londres. Eso no quita que la actitud de Rosas en este episodio haya sido ejemplar y merezca el reconocimiento de la posteridad.

    Te dejo este post de hace un año donde rescaté la visión del historiador canadiense H.S.Ferns, que me parece muy interesante.
    http://el-lobo-estepario.blogspot.com/2009/11/sovereignitys-day_21.html

    Un abrazo.

  4. Marcelo dice:

    Romero nunca se relacionó con la historia revisionista como con rivales historiográficos, sino como con rivales ideológicos actuales. Si los revisionistas hacían política actual con la historia, el que más política actual hizo de los historiadores académicos fue Halperín.

    Por otro lado, cronológicamente su análisis es muy malo: en 1845 ya no había ninguna duda de qué era la Argentina. Había sido un concepto dudoso en 1820 o en 1828; mucho menos después de la guerra civil 1828/1831. Desaparecidas las dudas al final de la guerra contra Santa Cruz en 1838, con la derrota de Rivera y sus sueños mesopotámicos en el 43 ya no podía haber duda alguna. Con la consolidación de C.A.López en Paraguay, la resistencia de Rosas a reconocer la independencia de ese país era una quijotada inútil. La Argentina era en 1845 la misma que hoy (excepto los territorios indígenas).

    Me gustó el post, saludos,
    Marcelo

  5. Cine Braille dice:

    La versión sobre el Día de la Soberanía más polémica que encontré es ésta, me parece, y viene de un wing inesperado:
    http://tiempo.elargentino.com/notas/dia-de-soberania-0
    Termina diciendo: «Si el Brasil o los Estados Unidos socialistas vienen aquí a entregar el poder a los trabajadores, no hay ninguna soberanía que defender. Los obreros argentinos recibiremos la invasión del Exército Vermelho o del Red Army con los brazos abiertos y, con gusto, dejaremos de ser “argentinos” para pasar a ser algo mucho más digno».
    Para esta gente, la vocación de minoría no tiene secretos..

  6. parcass dice:

    Estimado Abel:

    Algunas observaciones previas a que termine su escrito:

    1.Don THalperin Donghi: no es liberal,es un socialista discreto(admirador de URSS) y profundamente antiperonista.

    2.Ya lo discutimos, me parece: la vuelta de Obligado,fue una derrota claramente que no nos quita ningun merito.Las potencias llegaron hasta el Paraguay.
    No era la nacion la que peleo sino la Prov de BsAs,a las ordenes de Rosas.La cosa termino como queria Rosas por el simple hecho que aquello que las potencias pensaban que era un gran negocio(venta directa a las provincias riberenas sin pasar por la aduna de BA, resulto un fiasco,no vendieron ni un panuelito ni una gorra.
    No creo que sea un hecho historico.

    Cordiales Saludos
    ramon c

  7. ayj dice:

    me extraña AB, ud que es el liberal residente, una guerra es costo beneficio, nada mas, sino vendieron, perdieron, asi de sencillo.

  8. parcass dice:

    Ayj;fue una batalla,no una guerra y digamos que termino en empate con un gol en off-side.A la larga la ganaron ampliamente,ya que en vez de barcos entraron a mandar plata,y eso no se le niega a nadie,no?

    Cordiales Saludos
    ramon c

  9. Rafa dice:

    Cine:
    Justamente estaba por postear sobre eso, al menos en Twitter. Quisiera saber qué fuma ese muchacho…

    Saludos.

  10. Cine Braille dice:

    Si se confirma (el autor suele estar muy bien dateado) es la noticia del fin de semana:
    http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/subnotas/157292-50436-2010-11-21.html

  11. Rafa dice:

    Abel, otra más:
    La conmemoración de Obligado tiene que ver sin duda con una «batalla cultural» en la que un tipo como Romero está claramente de la vereda de enfrente. Recomiendo esta nota que lo atiende como corresponde a Romero citando a Hobsbawm y su clasificación en tres tipos de los nacionalismos.
    http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-157295-2010-11-21.html

    Otro abrazo.

  12. ayj dice:

    si, pero por el milagro de Braganza, no por otra cosa

  13. ana dice:

    Con el derecho que me asiste por ser heredera directa de un señor amigo de doña ESCURRA que fué segundo jefe de la mazorca y padre del caudillo fundador del primer partido nacionalista.
    Con el derecho que me asiste por ser entrerriana e hija de un defensor de los calados de los puertos de ultramar del río Paraná.
    Por ello puedo entender una historia intermedia PERO BIEN ARGENTINA.
    En la actualidad me has desenganchado opinión tras opinión donde pinto perfectamente la infiltración globalizada que nos afecta.
    Los conflictos exteriores que determinaron hasta la caída de PERON.

    Al respecto comento algo que creo es el futuro.
    Veo en la REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY una corriente globalizadora y pro brasileña en la juventud afín a la de ustedes pués representa militancia del Frente que actualmente los gobierna.
    Están negando REVISIONISTAMENTE la figura de ARTIGAS ,considerándola procer argentino y ajeno a su idea de patria-no niego que sea argentino tan es así que los intereses del puerto de Buenos Aires lo hacen morir expatriado-.
    Lo grave es que están ,por imposición de la globalización como suele suceder acà también,tergiversando su propia historia y alejando al país del Rio de la Plata para conformar-ya lo dijo Mujica-un bloque con BRASIL.

  14. Martin SZ dice:

    ¿En que balcón salió el enano nacionalista a dar sus discursos en los últimos 30 años? Es un nacionalista? O un enano simplemente? Ese nacionalismo del que recela el historiador de marras se archivo en junio del 82 cuando se rindió el BIM 5, si no recuerdo mal, y si todavía queda algún retazo- Solanas por ejemplo-, no parece que sea una expresión que pueda pasar más allá de ganar la intendencia de la capital.

    Quizás el problema sea que el remplazo de ese supuesto nacionalismo, del 83 a la fecha tampoco encaro reformas con demasiado acierto, aunque si con mucha vergüenza de lo anterior. Claro que con la vergüenza no llegamos muy lejos. A lo sumo si repetimos que este “es un país de mierda”, o que la única salida es el aeropuerto ministro Pistarini, consigamos ese efecto: que este sea un país de mierda. Enriquepintismo básico, pero nada más.

    De todas formas, para que nadie pueda poner en el futuro al mismo nivel que la justicia social o intereses nacionales, conceptos tan poco arraigados como la «institucionalidad» o el «republicanismo» -por lo menos sin que se le caiga la cara de vergüenza o que den ganas de cachetearlo- habría que definir que significan hoy, por ejemplo, la justicia social: elevación cultural del pueblo? Dignificación del trabajo? Humanización del capital? Y nuestros intereses nacionales cuales son? la Antártida Argentina? la plataforma continental? El Mercosur, a pesar del poco interés, salvo el económico de Brasil? ¿la doble escolaridad? La construcción de un Estado Nacional, subsidiario pero eficiente?

    En fin, perdon por la extension y…¡¡¡Feliz día de la soberanía!!!

  15. parcass dice:

    AYJ; quien es Braganza?

    Saludos
    AB

  16. ayjblog dice:

    http://victorlustig.blogspot.com/2010/10/de-milagros-e-impoderables.html

    disculpe por citarme a mi mismo, es de mal gusto, pero lo mas rapido, nada mas

  17. parcass dice:

    Y bueno…como cuenta Huergo, …»en politica, una traicion no se le niega a nadie».

    AB

  18. Rafa dice:

    Cine:
    No sé si sería tanto una noticia, por lo menos a nivel no local. Algo relacionado con eso leí hace varios meses en el Financial Times. Esperemos a ver qué se anuncia.

    Saludos.

  19. Capitán Yáñez dice:

    Cigarrillos Trotsky, rubios con filtro. Pero además está un poco chapita. Lo de Estados Unidos socialistas es francamente desopilante.
    Pregunta al margen: si es verdad eso de que «Chile siempre quiso penetrarnos» … ¿Porque no les mandamos a la Tinelli´s y que se saquen el gusto?.

  20. ayjblog dice:

    Rafa tiene razon, tight sands es tecnicamente, y, el problema es de costo, nada mas, Neuquen viene dando vueltas con eso hace bastante, pero, el problema es de costo basicamente, algo similar (el problema de costo) a las arenas de Alberta

  21. Capitán Yáñez dice:

    Perdón, se me trabó la «s» del teclado: quise decir «las Tinelli´s»

  22. Rafa dice:

    Ayj, lo que yo leí se refería a «shale gas» que sería algo así como gas retenido en rocas de pizarra o esquistos, supongo. Creo que hay varios tipos de yacimientos que requieren nuevas tecnologías, voy a tratar de ubicar lo del FT.

  23. Desde Mompracem dice:

    Romerito, intelectual orgánico de La Nación, confunde a designio el Estado -que toma forma definitiva con Roca- con la nación. Rosas encuadró a la nación, cuyos vagidos son anteriores a 1810, dentro de una Confederación donde tendrían lugar Tarija, Paraguay (unido por un pacto confederal arrancado a Belgrano en 1811)y la Banda Oriental, como unidades políticas semisoberanas. Otro es el discurir de la historia estatalista argentina: la historia del Estado Nacional concentrado (fíjense en el art. 75, inc. 2º de la CN donde se habla de la distribusión de la torta coparticipable entre «la Nación, las provincias y la ciudad de Buenos Aires; Nación=gobierno central). El revisionismo nacionalista de los ’30 entendía, al modo roquista, Estado=Nación y, por eso, hizo bandera del atributo estatal por excelencia: la soberanía. «Tacuara presente/Soberanía o muerte». Hoy la soberanía se ha ido desplazando a entes globales y trasnacionales. Fueron los liberales clásicos los que hicieron el Estado argentino, centralizado, porque la noción misma de Estado conlleva la de centralización. «Estado Federal» es un oxímoron: estatalismo y federación son opuestos; si cohabitan, es bajo forma de una tensión dialéctica que, en nuestro caso, sea con los liberales, sea con Yrigoyen, Justo o Perón, se resolvió en favor del polo estatal centralizador, favorecido por nuestro sistema de partidos nacionales dirigidos centralmente, de nuestra organización sindical centralizadora, etc. La Confederación se hundió el día en que el general de su mejor caballería, en lugar de desplegarse contra el Imperio brasileño, que veía con preocupación una república confederal encima de sus fronteras y alentando una posible desintegración suleira, nvocada por la idea confederativa, llamó a las puertas del Emperador. Es probable que Urquiza, cuyo derecho a la secesión estaba en el orden confederal, pero obviamnete no la alianza con el enemigo vecino, no comprendiera todo el alcance de su acto, como que creyó, luego, que la Confederación era recomponible, aunque Alberdi, vendiéndole su prospecto de «Bases», ya se había dado cuenta que era imposible, aunque le doró bien la píldora al del palacio San José. De todos modos creo que estas consideraciones, que aparecen disimuladas entrelíneas incluso en Halperín Donghi, están lejos del alcance de Romerito. Romerito, Pigna: hay días en que extraño al Grosso chico

  24. Excelente comentario sobre un tema apasionante, Abel. Aunque creo estar en desacuerdo contigo sobre algún punto menor. Te confieso me molesta que llames «liberal» a Tulio Halperín Donghi, a menos que lo hagas aproximandote al sentido con que usamos ese término en USA, totalmente diferente al que tiene en Argentina. Acuerdo contigo sobre el errado enfoque de Romero sobre la construcción del sentido de lo nacional en Argentina (quizás Romero se beneficiaría de una re-lectura de la obra de Nicolas Shumway). Y una última cosa: es lamentable el pudor con que los argentinos usamos el término «nacionalismo» que, lamentablemente, hemos permitido que cierta extrema derecha muy extrema se lo haya apropiado, cerrando el camino para un uso más amplio y racional. Cuando viví en México me sorprendió agradablemente ver que los mexicanos no tienen ese problema.
    Eddie

  25. Capitán Yáñez dice:

    Abel: esta vez 100% de acuerdo. No es inocente lo de Romero en cuanto a hacer de esto una cuestión de «victoria o derrota», o «neorrevisionistas vs. adoradores de la Constitución de 1853», además de un vago «nacionalismo patriótico» vs. «nacionalismo enano». El tal Romero es, también, un reverendo… «Paralelamente, los escritores neorrevisionistas baten el parche y despiertan sentimientos e imaginarios de un nacionalismo hondamente arraigado en nuestra sociedad. A la vez, por qué no, realizan un buen negocio editorial», escribe en el encabezado de la nota que mencionás. Lo de «negocio editorial», que dispara de entrada, es una chicana miserable, propia de los republicanos que supimos conseguir. Jamás en mi vida he leído a Pacho O´Donell, ni siquiera sé muy bien quién es, además de tio de María, pero dudo que a esta altura de su vida se ponga en papel de «escriba oficial» para hacer un buen «negocio editorial». Y ahora que me acuerdo… -perdón por la disgresión, les juro que me estoy acordando, en serio, mientras tecleo- ¿no hubo hace tiempo una interna radical en Capital dirimida bajo las consignas «Pacho puede», de un lado, y «Mejor Jesús», del otro ¿o estoy al borde de la senilidad?. Y siguiendo con disgresiones… ¿Nadie ha visto cartelitos, últimamente, pegados a discreción en postes varios que dicen «Mejor Felipe»? ¡Ni en esto es original el agropecuario!.
    Volviendo al tema, y dejando de lado la «interna historiográfica», lo que viene detrás del «objetivo análisis» de Romero -«prestigioso académico», según alguno de los «comentaristas» de la nota en La Nación- es la opción de hierro: ¿Nación o República?. La identificación entre Nación y «enanismo nacionalista» en la que aparecen mezclados Rosas, Pacho y Galtieri (cita a Malvinas) no es para nada inocente. Es curioso que eso aparezca … en «La Nación». O no tanto, si se lo piensa un poco: no fue otro que don Bartolo, el fundador del diario, el que en una arenga a las tropas que partían a la -vergonzosa- Guerra del Paraguay les espetó: «¡No olvideis que el librecambio va en la boca de vuestros fusiles!»
    «Librecambio», «libre navegación»… sé´gual, diría Minguito.
    Voto Nación, desde el trampolín.
    Un abrazo peronista.

  26. Mariano T. dice:

    Son temas muy confusos, y que la visión blanco-negro no hace otra cosa que aumentar la confusión.
    Pongamos por caso la libre navegación de los ríos, y la exclusividad o no de la aduana porteña, negada ferreamente la primera, y defendida a rajatablas la segunda por el el porteñista nro 1 del siglo 19, que fue el estanciero Rosas.
    Para empezar la navegación y la no exclusividad de la aduana porteña era en todo caso un derecho negado a las provincias, no a los extranjeros, que en este caso intervienen en un tema que no les corresponde, merced únicamente a la fuerza.
    Sin duda hay intereses económicos a favor de Buenos Aires en la negativa de Rosas (no cuando se lo plantean los ingleses o franceses, sino cuando se lo plantea Lopez en forma reiterada). Pero tampoc se puede soslayar, y en este caso Romero «opera» a favor de Rosas, que la confederación era algo lábil, y que la libre navegación, con ingleses llegando a Corrientes o Paraguay, podía terminar en independencias o protectorados interiores en la Confederación (que en ese entonces pretendía incluir a paraguay). Era una especie de paternalismo porteño, según Rosas por el propio bien de las provincias, aún no preparadas para ese intercambio, como tampoco para una Constitución escrita.
    O sea que el tema navegación tiene múltiples aristas.
    La actitud de los unitarios refugiados en montevideo es más entendible. Si caía la plaza, los pasaban a degüello, y la plaza se sostenía porque era abastecida por el río. Sin duda no podían ser impermeables a los pedidos de sus abastecedores, por un tema de supervivencia física más que política.
    Para terminar, el período 1852-1880 puede ser visto como una progresión, con avances y retrocesos, en el control del comercio exterior y la obliteración del monopolio porteño, que empieza con la libre navegación decretada por Urquiza(Santa fe y entre rios las más beneficiadas por la medida), y termina con la nacionalización de la ciudad de Buenos Aires y su poderosa aduana, a la fuerza por Roca.

  27. ana dice:

    No es lo mismo señor ,pués la BANDA ORIENTAL a la larga se la librò a su suerte PORQUE MONTEVIDEO ERA PUERTO NATURAL Y BUENOS AIRES NO.

  28. ayj dice:

    mariano, al pasar, los pedidos eran de los franceses/ingleses a los refugiados o viceversa?
    Ferns dice que al reves por ejemplo, y Lavalle les pedia a ellos por lo que se.

    No es todo blanco y negro, pero, tengamos en claro, creo, que los refugiados no eran pobres tipos que no les quedaba mas remedio que doblegarse

  29. Abel B. dice:

    Estimados:
    El conflicto cultural, o la Kulturkampf, como diría el compañero Bismarck, continúa.
    Precisamente subí este post porque me parecía que la vieja pelea del revisionismo había concluído. Rosas era un símbolo, pero una vez que Menem repatrió sus restos, ya eran muy pocos los que lo recordaban.

    Y sentí que lo de Romero, en realidad, la línea editorial de LaNación expresaba una nueva ofensiva para que no estábamos preparados.
    Los comentarios, y los links que han acercado. muestran que el nacionalismo argentino no ha quedado envuelto en naftalina ideológica. Bien.

    En cuanto a lo de Harari que linkea CineBraille a las 9:27, no me preocuparía. Es cierto, como dice, que hay burgueses (patriotas y de los otros), trabajadores (generalmente patriotas), y pequeñoburgueses (generalmente delirantes).

    Abrazos

  30. Mariano T. dice:

    Más que doblegarse, tenían con su país la misma relación que los judios con Alemania en 1942. No eran oposición en sus casas, eran refugiados en una ciudad sitiada.
    La emigración a países vecinos fue una constante en esa época (el mismo Chacho fue a chile). Pero la situación en Uruguay se complicó cuando Oribe domina la campaña y pone sitio a Montevideo.
    Para mi no hay buenos y malos en esta historia, sino papeles que el destino coloca a cada actor en esos tiempos turbulentos.
    El exterminio era el destino natural de los vencidos, de cualquiera sea el bando.
    Lo que rompió el dilema fue que, cuando el bando unitario queda vencido y reducido a su mínima expresión, los que derrocan a Rosas son del partido federal, y tratan de instituir un régimen federal. En fin, es una historia muy complicada, la noción de nación como un ente superior a la sumatoria de provincias, que en cierto modo subvierte el ánimo de la constitución urquicista, vino en la década siguiente, y a cargo de los porteños. Es un concepto bueno y malo a la vez, aunque ahora domine nuestras mentes. El sistema impositivo donde la nación se lleva la mayoría de los recursos, es bien mitrista, y reivindicado por la izquierda. La generación del 48 era partidiaria de transformaciones (progresista diríamos ahora), y formada por intelectuales de ciudad. Rosas era el «restaurador de las leyes», «religión o muerte», pero era el que terminó de cuajo con la anarquía, misión muy necesaria en ese momento, y no era más cruel que sus enemigos. Siendo federal representaba la preeminencia de los intereses de la producción primaria de la provincia, mientras los unitarios eran de la clase mercantil y urbana.
    Todo muy mezclado.

  31. Rafa dice:

    Abel:
    Una pequeña acotación al comentario de Mariano T.: es verdad que la noción de Nación como algo superior a las provincias estaba algo postergada en la década de 1840, quizá por la dureza de los conflictos internos. Vale la pena al respecto esta nota:
    http://tiempo.elargentino.com/notas/combate-de-vuelta-de-obligado

    Pero no es verdad que el sentimiento de «argentinidad» estuviera ausente, como lo muestran las palabras de San Martín que cité más arriba (a las que pueden agregarse «Ahora los europeos sabrán que los argentinos no son como empanadas que se comen con tan solo abrir la boca»), o estas otras de Juan Bautista Alberdi desde su exilio en Chile, al enterarse del desagravio de Francia e Inglaterra a la bandera nacional al retirarse la flota:

    “En el suelo extranjero en que resido, en el lindo país que me hospeda sin hacer agravio a su bandera, beso con amor los colores argentinos y me siento vano al verlos más ufanos y dignos que nunca. Guarden sus lágrimas los generosos llorones de nuestras desgracias. Aunque opuesto a Rosas como hombre de partido, he dicho que escribo con colores argentinos: Rosas no es un simple tirano a mis ojos; si en su mano hay una vara sangrienta de hierro, también veo en su cabeza la escarapela de Belgrano. No me ciega tanto el amor de partido para no conocer lo que es Rosas bajo ciertos aspectos. Sé, por ejemplo, que Simón Bolívar no ocupó tanto el mundo con su nombre como el actual gobernador de Buenos Aires; sé que el nombre de Washington es adorado en el mundo pero no más conocido que el de Rosas; sería necesario no ser argentino para desconocer la verdad de estos hechos y no envanecerse de ellos”.

    La verdad, me resulta muy simpático ver cómo JBA, que «lo hizo picadillo» tantas veces a Bartolo en vida, sigue vigente para taparle la boca a sus herederos.

    Por otro lado, el «enano nacionalista» tuvo sus últimos estertores allá por 1984, cuando algunos muchachones interrumpieron la representación de una obra de Griselda Gambaro crítica de Rosas al grito de «Se va a acabar la sinagoga radical». Por suerte, esos tipos ya pasaron a cuarteles de invierno.

    Otro abrazo.

  32. parcass dice:

    Rafa,viejo(?) enemigo(!)

    Por su inteligencia parece ser judio,no asi por su poco humor.A veces se toma las cosas a la tremenda.
    Esta bien.

    Veo con mucha alegria que esta laburando mas en los blog,siento que su voz, aun partisana,. es siempre leal.

    Ahora bien, porque razon en vez de leer a Alberdi por ratazos no lo lee de un saque en sus obras completas?.Es muy facil de leer.Le dije esto hace mucho,no?

    Estoy en un completo fracaso,no derrota, con Mises y su «La accion humana».Ya recomence como cuatro veces.Veremos.Alberdi es muy facil.

    Saludos
    ramon c

  33. parcass dice:

    Rafa: cosas de viejo: me olvide; lo de «viejo» va porque nuestra remota relacion se remonta solo a los blog,y lo de «enemigo» porque como buen cualquiersosista me opongo a usar «adversario» al estilo radical.
    Abrazo
    ramon c

  34. […] y, tiempo después, rindiendo homenaje al pabellón argentino con 21 cañonazos (Rafa nos cuenta aquí lo que sintió J. B. Alberdi). Algo parecido a lo que se siente, o no, ante la pintura de Beresford […]

  35. ANA dice:

    Lo de la BANDA ORIENTAL es tan trágico que en realidad es jurídicamente parte de nuestro territorio.
    La BANDA ORIENTAL del URUGUAY tiene declarada su INDEPENDENCIA DE ESPAÑA por el CONGRESO PARALELO AL DE TUCUMAN que se celebra en ARROYO DE LA CHINA(actual ciudad entrerriana de CONCEPCIÓN DEL URUGUAY)y a su vez INDEPENDENCIA DE LA CORONA BRASILEÑA.
    Nosotros directamente la entregamos por pacto de pacificación por propuesta inglesa,dicen las malas lenguas que porque MONTEVIDEO era puerto natural y BUENOS AIRES no.

  36. Rafa dice:

    Don Ramón/Parcass/AB:
    Antes que «enemigo» o «adversario» prefiero «antagonista ideológico». Pero pierda cuidado, no soy de los que ponen la ideología antes que la realidad de los hechos.

    Un saludo cordial.

  37. […] a veces echan luz sobre lo que sino sería más difícil de ver. Cuando empecé esta serie de posts, dije que me interesaba cuestionar el planteo de Luis Alberto Romero porque […]

  38. […] – saben que no tengo una buena opinión de Luis Alberto Romero. En varios posteos – aquí, aquí y aquí, por ejemplo – cité opiniones suyas que creo antinacionales, antipopulares y […]

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