Kirchner, lo nuevo, lo viejo y los jóvenes

Hoy a la tarde, en el Luna Park habrá un acto importante de Juventud con Cristina y Néstor Kirchner. «Importante» – para ser precisos con una palabra imprecisa – para los kirchneristas: Artemio López, jefe espiritual de la bloguería K por prepotencia de visitas, convoca «Jóvenes, hoy todos al Luna … Pónganle corazón. No le den bola a la razón, solo por hoy, guarda!«. Y para los anti K: Clarín, jefe espiritual del antikirchnerismo por idéntica razón, golpea abajo «Con Twitter y cargos, así se forma la “mística” de la juventud kirchnerista«.

Si interesa, debo decir que yo – que hace más de dos años que vengo diciendo que el kirchnerismo no existe pero que sí existen los kirchneristas – también lo considero importante. No por el acto como acto – el Luna y sus adyacencias dan para lo que dan, y, sobre todo, los actos muestran pero no deciden: todos hemos visto muchos, impactantes, en los últimos años – sino porque es un paso en un camino que se plantea para encuadrar políticamente a los jóvenes – muchos – que se acercan al peronismo en esta etapa.

¿Funcionará? Todavía no puede contestarse. Sospecho que las respuestas que se adelanten ahora están teñidas por entusiasmos kirchneristas o – al contrario – por odio a Kirchner y/o a los jóvenes que se politizan ahora. No tengo tiempo para un post largo, y además no me sentiría cómodo pontificando sobre algo que todavía me parece que no está definido, y cuya definición va a afectar, por largos años, la realidad política argentina. Les dejo algunas reflexiones.

Es significativo tanto que el kirchnerismo se proponga convocar juventud como que esté en condiciones de hacerlo (Los cargos, bah, los contratos son una herramienta muy importante, en el sentido práctico de este término. Pero con eso sólo no alcanza). No es la única fuerza política, es cierto. Pero hoy aparece una diferencia de magnitud en sus posibilidades.

La U.C.R. es todavía hegemónica en muchas universidades. Pero sus estructuras tienen demasiado de «aparatos», y muy pocas muestras de movilización. La izquierda marxista: cuenta con sus sectas intensamente motivadas y, en algunos casos, aparatos gremiales o clientelistas. Espontaneidad: cero. Proyecto Sur … todavía le falta bastante. No se lo ve en la calle, y uno se pregunta qué le falta. El peronismo anti K? Con el debido respeto a los amigos que me hacen llegar invitaciones y mensajes por Facebook, tengo que decir que no encuentro una convocatoria masiva. Me parece, además, percibir que los anti K más entusiastas tienden a ser los de más edad. Macri… no, no parece estar avanzando en esa dirección. En realidad, parece no creer en otras convocatorias que las que se hacen a través de las gerencias de personal.

Un sentido de juego limpio me obliga a mencionar a Felipe Solá y a su romance, todavía platónico, con la Dra. Carrió y sus «sub-45». Pero, sinceramente, no lo veo ni ahí.

Ojo: Una aclaración a tener muy en cuenta. Que una fuerza política – en este caso, el oficialismo – convoque jóvenes más que ninguna otra no es lo mismo que convoque a la mayoría de los jóvenes politizados o movilizados. Por ejemplo, hoy mismo jóvenes de edad para ir al secundario salen a la calle en esta ciudad, y no para ir al Luna Park.

En todo el país, cientos de miles de jóvenes se movilizan y comprometen en torno a una gran diversidad de propuestas, desde organizaciones de ayuda católicas a grupos de mejoramiento rural, y casi la única convicción política que comparten es una profunda desconfianza a los políticos (Desconfianza que nos hemos ganado con muchos años de esfuerzo, está claro, no?). La otra convicción que comparten es el patriotismo, gracias a Dios. Da alguna esperanza.

De todas formas, recordemos que la única forma de cambiar la realidad desde el Estado – que seguro no es la única herramienta, pero en el corto y mediano plazo es la más poderosa – es la política. Por eso este esfuerzo kirchnerista por sumar jóvenes no es trivial (y si van a comentarlo, les pido que no se dejen de llevar por las broncas, a favor o en contra. Aviso que borraré a quienes caigan en eso).

Me parece también justo señalar que yo encuentro esta decisión a la vez convencida y superficial. Para que se entienda a qué me refiero, los remito nuevamente a Artemio López, que no es un mal interlocutor para percibir, informalmente, cómo Kirchner piensa en el tema: Este post muy reciente sobre candidatos a vicepresidente, en una fórmula encabezada por N.K.: «A mi los tres vices que me tiró (Kirchner) el jueves en Olivos: 1. Massa, 2. Sabbatella, 3. Marcó del Pont Luego se verá… Ah y escucha ofertas, además«, da una idea.

Lo primero que impacta a un político que escuche ésto es su indiferencia (excepto en el caso de Massa, y hasta ahí) a una categoría que es decisiva en los partidos políticos, y en el peronismo desde 1985: el poder territorial. Evidentemente, Kirchner está consciente – al menos, hasta el nivel de jugar un «trascendido» – del requerimiento del electorado por lo nuevo. Pero una candidatura vicepresidencial me parece una oferta demasiado «cosmética» . Las experiencias muy recientes de Cobos y de Scioli – con signos opuestos – dicen lo mismo: el poder no pasa por ahí.

Creo que la fuerza política que aspire a contar con juventud como factor decisivo va a tener que hacer algo que hasta ahora N. K. ha sido ferozmente renuente: compartir poder.