las internas del peronismo II – Santa Fe como parábola

No conozco a fondo la provincia del Brigadier López,  grande y diversa como es. Por eso, voy a tocar su situación actual nada más que como un ejemplo práctico de un argumento. Para un análisis político electoral, lo encuentran en Artemio´s, del que tomo dos párrafos muy expresivos: «La perspectiva nacional de cara a 2011 entonces será bien distinta si Reutemann pierde Santa Fé a expensas de Binner o si por el contrario el resultado es el inverso. Igualmente un triunfo del FJPV bonaerense en paralelo a un Reutemann derrotado en Santa Fe, implica cambios dramáticos en la transición al 2011, en particular el volumen político que al interior del justicialismo conservaría la figura de Néstor Kirchner, respecto a la circunstancia imaginable con el resultado inverso» (Sólo le faltó contemplar 2 casos: Qué pasa si ganan ambos / si pierden ambos. Bueno, esto último lo hace Clarín, también hoy)

En Manolo´s encontrarán un relato metapolítico, de la pluma de Manuel Barge y Enrique Medina, que – como corresponde a una ficción – trata de mostrar lo que no reflejan los números. Su título: «Plan B, de Binner. El A, fue de Alianza«.

Como ya les anticipé, no pretendo enmendar la plana a estos dos ilustres comentadores. Pero me parece que lo que pasa en esa provincia echa luz sobre un tema clave que esta detrás de la discusión que se inició en el post anterior. El debate ha sido interesante y jugoso, pero pienso que es necesario analizar más a fondo este asunto de la unidad del peronismo.

Ezequiel, con quien lo he conversado muchas veces, hace lo que me parece el planteo más preciso del problema: «yo sigo sin ver al peronismo como un bloque homogéneo, que “gana” o que “pierde”, sino como un entramado de formaciones político-ideológicas que, de manera simultánea, ganan, pierden, y garantizan el Estado posible, el poder real. Cuando entendamos qué es el peronismo hoy, distrito por distrito, podremos hablar de la medida en que es preferible que gane, y debatir si los enemigos son sólo los de afuera»

Pienso que el análisis de Ezequiel está sesgado porque contempla sólo a la dirigencia y el activismo. Yo insisto que hay que tener presente también al pueblo peronista, o – en un lenguaje menos retro – a los votantes. No mantengo – quiero aclarar – que hay una unidad doctrinaria perfecta entre un colla de Jujuy y un obrero del petróleo de Santa Cruz.  Ni tampoco una identidad peronista única de todos los que ponen alguna de nuestra boletas. Pero está bastaaaante menos dividida que en chiquicientas siglas electorales.

En el fondo, debo reconocer que parte de mi enfoque es pragmático. Veo a la unidad del caleidoscopio peronista como una herramienta valiosa, para el justicialismo en sí, claro. Y también para Argentina. Pero acepto que esto es una opinión que puede ser discutida; que – como siempre – será la realidad la que diga la última palabra.

Y saben qué? Parecería que «la realidad» está hablando en Santa Fe. Al menos, parece una ilustración de otra frase de Ezequiel: «Hay peronistas no K, hay kirchneristas no P. En ciertos espacios, hemos logrado que convivan, que dialoguen. Sin embargo, sus procedencias y sus culturas, sus estilos de intervención, son diferentes«. Allí, las encuestas muestran cifras muy cercanas (el famoso «empate técnico») para Reutemann y para el candidato socialista, Giustiniani, con tendencia a favor de éste último.  Y le dan al candidato kirchnerista, Rossi, un 3er. puesto, proyectando un digno 12 a 15 %.

Ojo: la apariencia es engañosa: La desunión de la dirigencia del peronismo santafesino viene de antes de Reutemann y de Kirchner. Tanto en el 2003 como en 1991, por ejemplo,  el  PJ había necesitado de la ley de lemas, la suma de los votos de listas diferentes, para ganar en la provincia. Y Rossi no puede ser considerado un «kirchnerista no P»; es un dirigente peronista que en algún momento compartió boletas con el mismo Lole. Pero tampoco la pavada: no puedo mostrar a Santa Fe como un ejemplo de la «unidad por abajo». Evidentemente, hay votantes peronistas que prefieren mostrar su apoyo al gobierno nacional – o su hostilidad hacia los ruralistas – que votar al candidato que el sentido común indica que puede derrotar a sus rivales históricos.

Esto indica también que la insistencia de Harry, asiduo visitante a este blog, de dar por terminado el «episodio Kirchner» es prematura. Creo, como muchos peronistas, que la conducción del peronismo ejercida por N. K. tiene fecha de vencimiento cercana. Es más, a los fines prácticos, sólo se está ejerciendo en el PJ bonaerense. Pero los votantes que apoyan las políticas y banderas que levantó y levanta Kirchner… no desaparecerán el 29 de junio. Para los dirigentes… siempre hay reemplazo.

Nuevamente, ojo!: los votantes peronistas que el 28 pondrán la boleta de Reutemann- y que parece que son más – tampoco se desvanecerán, o se convertirán a la izquierda peronista una vez que la nueva Ley de Medios los libere del clientelismo del Grupo Clarín. El mensaje que adelantan las encuestas de la realidad santafesina confirma un pensamiento de sentido común: si la dirigencia peronista, con su histórico pragmatismo, no consigue sumar las diferentes formas en que esa identidad se expresa, el peronismo no triunfa. Queda para otros debates decidir si eso es bueno o es malo.