Lecciones (electorales) de Colombia

La política era más simple en los tiempos que el compañero Disraeli afirmaba que había dos Naciones: los Ricos y los Pobres. Gracias al avance de las técnicas productivas, y también de la sociología, ahora tenemos tres: Los de Arriba, Los de Abajo y Los del Medio. Este es un tema que merece reflexiones profundas, pero como mañana hay elecciones presidenciales en Colombia, quiero comentarles sólo las lecciones que nos dan.

Atención: Colombia es importante en sí misma: ya tiene más población que Argentina (alrededor de 47 millones de habitantes); su economía se acerca a la nuestra (puesto n° 28 entre los países, nosotros somos 21°, por lo que signifique) y crece vigorosamente (aunque todavía depende de sus exportaciones primarias, como nosotros). Y estas elecciones hacen a la dirección que tomará la América del Sur.

Pero ahora les propongo enfocarnos en sólo un aspecto: cómo es la opción electoral que enfrentan los colombianos. Porque creo que ofrece una lección relevante a todas las sociedades modernas. Muy oportuna para nosotros los argentinos, además.

De las elecciones ya escribí aquí (se nota que simpatizo con el Presidente Santos, por razones geopolíticas). Y hay que decir que, además de las FARC, y el gobierno de Maduro en Venezuela, que teme por el apoyo que daría un gobierno de Zuluaga (Uribe) a sus enemigos, el secretario de Estado de los EE.UU., John Kerry, también ha dado una señal clara de apoyo a Santos, así que esas razones abarcan un espacio bastante amplio.

Las encuestas, esos oráculos modernos, dicen que las dos fuerzas principales, de lejos, son la que encabeza Santos y la de Óscar Zuluaga, respaldado por el ex presidente Álvaro Uribe. Que están «cabeza a cabeza», aún para una segunda vuelta. Zuluaga está acusado por un episodio de espionaje y «campaña sucia», pero eso no parece haber afectado sus chances (¿les suena?).

Para una información más detallada, Mariano Fraschini, en Artepolítica, que también tomó Ramble. Por mi parte, mi olfato me inclina a pensar en una victoria clara de Santos, pero puedo estar muy equivocado.

El punto importante, me parece, y que pretendo resaltar es que el Presidente Santos, un hombre del viejo Partido Liberal, cuya familia era dueña del diario El Tiempo, desciendente de un panteón de próceres de la independencia colombiana, con muy buenas relaciones con los EE.UU., y también con Brasil y Argentina, cómo no, puede describirse con toda justicia como un político de una derecha moderna e inteligente.

Su opositor, en cambio, no podría ser calificado como de izquierda, inteligente o no. «Su campaña está centrada en criticar el proceso de paz con la guerrilla«, y propone retomar las políticas de seguridad contra las FARC que aplicó Uribe (un presidente del mismo origen político que Santos, aunque no del mismo origen social): una persecución sin tregua que le permitió diezmar a la guerrilla y recuperar territorios.

Ahora, no cabe duda que las FARC han conseguido en todas esas décadas de su actuación generar odios; al igual que las fuerzas de la represión: la lucha fue mucho más feroz aún que en Argentina, porque involucró ocupación territorial, mucho más tiempo y más víctimas. Pero suena extraño que el proceso de paz – ahora que la actividad guerrillera está limitada al control de las regiones que todavía domina – sea el tema central de esta elección.

Por eso, mi opinión es que «los de Abajo» no están representados en este episodio electoral, o sólo a través del respaldo que presten al oficialismo nacional o a oficialismos locales, en el sensato pragmatismo de quienes lo único que tienen para presionar es su voto. «Los de Arriba»… por lo general se adaptan, con más o menos éxito, a cada nueva situación, en su país y en el mundo.

Esta década de buenos precios para sus exportaciones, y algunas políticas inclusivas después del fracaso de los experimentos neoliberales, han aumentado el número y el peso de «los del Medio» en toda la América del Sur. Y estamos viendo, me parece, no ciertamente que alcanzan «el poder» (sea eso lo que sea), pero sí que son un factor decisivo en los enfrentamientos. Creo que lo estamos viendo en Colombia, en Brasil… Es posible que también en Argentina.