Venezuela

Subo este video corto – menos de un minuto (Lo filmó anoche en Caracas un periodista hindú, Girish Gupta; gracias, Otto Rock). Me parece que refleja bastante bien lo que está pasando. Si quieren filmaciones más dramáticas, hay muchas en TV, en particular en TN.

Mi reflexión de estos momentos – también breve: Ya había dicho en el blog que el chavismo era el proceso más parecido de los que estaban en marcha en la América del Sur – en un país distinto, en un tiempo muy distinto – al peronismo original. Hoy parece que está en su junio de 1955: una sociedad amargamente dividida, una oposición que cree percibir su oportunidad, intereses externos e internos que anhelan una restauración… Si hasta la fuerza de choque de la oposición en la calle son estudiantes universitarios.

La diferencia, además de la existencia de la UNASUR (aunque Brasil y Argentina enfrentan sus propios problemas que disminuyen su influencia), es que el ejército venezolano no parece tentado a volverse contra el gobierno de Maduro.

Comparto este análisis del politólogo venezolano Víctor M. Mijares, académico visitante en Hamburgo, Alemania, y para nada chavista:

«Aunque se habla de la posibilidad de golpe de Estado … debemos tomar en cuenta cuatro factores que debilitan esa hipótesis: la primera, la capacidad operativa de las fuerzas armadas venezolanas está muy disminuida, y siendo un golpe de Estado una operación militar de cierta complejidad, resulta difícil pensar en uno exitoso en el corto plazo. Segundo, las fuerzas armadas han sido ideologizadas y cooptadas. Eso no es garantía de lealtad, pero debemos entender que funciona con comisarios políticos que limitan la autonomía de los oficiales fuera del ámbito de los distintos grupos de poder que componen al chavismo. Tercero, los militares venezolanos han tratado históricamente de evitar confrontaciones internas, y estando ahora tan involucrados en la conducción del país, y siendo muchos de los altos oficiales miembros informales del partido de gobierno, no pareciera haber estímulos en esa dirección. Y cuarto, Venezuela tiene una alta dependencia del comercio internacional, importando cerca del 80% de sus alimentos, mayormente del MERCOSUR. Un golpe de Estado podría activar el Protocolo de Ushuaia y dejar al sector insurgente en una posición de debilidad internacional e interna, sobre todo cuando el país ya presenta serios problemas de desabastecimiento en rubro básicos … No obstante, en un hipotético escenario golpista, tendría que ser protagonizado por las fuerzas armadas, o una parte de ellas, en una ruptura con el gobierno de Nicolás Maduro. Insisto en que no luce probable, pero de producirse, vendría de la misma cúpula de poder«.

Argentina ya expresó su «firme respaldo al gobierno constitucional» venezolano y alertó sobre «los evidentes intentos de desestabilización que enfrenta el orden institucional en ese país hermano«. También, lamentó «los incidentes que provocaron varios muertos y heridos y espera una investigación que determine las responsabilidades sobre los mismos«.

Mi estimación, por lo que valga. El gobierno legítimo de Nicolás Maduro no será derrocado. Los sectores venezolanos a los que le gustaría, no son lo bastante fuertes para hacerlo ni, especialmente, para construir un poder estable. En ese sentido, la situación no ha variado desde el golpe frustrado de 2002. Los poderes externos – en este caso, el único que cuenta del lado opositor, EE.UU. – no están afectados hoy en un interés vital y no se han mostrado dispuestos a involucrarse en aventuras en América del Sur, aunque las alienten. Pero la situación de Venezuela no ofrece muchas esperanzas de solución. Brasil y Argentina deberían preocuparse en común, junto a los venezolanos.