El round, desde la platea

No sé si ustedes piensan que este blog ha quedado muy enganchado con el tema de estas primarias. Yo sí. No es un lugar de militancia, sino de reflexión. Y si fue uno de los primeros lugares en la blogosfera en que empezamos a discutir – distinto de reaccionar – sobre el asunto, ahora ya el debate está instalado en todos lados y es riquísimo, con una buena mezcla de lucidez, pasión, delirio y tontería. Como debe ser. Y quiero cerrar aquí esta serie, después de marcar dos puntos. Y seguramente lo voy a retomar pronto, claro.

Para no sobreestimar el asunto, recuerdo que yo le contestaba a mi amigo Manolo Barge en la anterior columna de comentarios «Cuando llegan las elecciones, están los candidatos y los votantes. El resto somos comentaristas, con más o menos nivel«.

Pero, bueno, nosotros también somos un conjunto de votantes, con sesgo charlatán. Y, de todos modos, puesto que las elecciones definitivas son en dos meses, está garantizado que el debate va a seguir … en la blogosfera, en la sociedad, en las fuerzas políticas y en el gobierno. Digamos que ya queda atrás la imagen del boxeo que estuve usando: el verdadero combate es en la platea.

Ahora, no veo nada que pueda hacerse para modificar profundamente, para bien del gobierno, los resultados de las primarias. Pero me parece valioso, para el largo plazo, y quiero marcarlo aquí, que la militancia K, dejando de lado a los que se aferran a la negación o a soluciones mágicas, está haciendo ya balances duros de lo que es necesario corregir.

Sólo como ejemplo, hay muchos: además de alegatos sobre comunicar y escuchar, como este de Gerardo Fernández, o el de Oscar Cuervo, en el blog de Juan Salinas, trinchera K, se publica una nota de Teodoro Boot, afilada, donde dice cosas sobre la inflación que le voy a copiar pronto. Y el licenciado Baleno hace una lista de todo lo que habría podido irritar a los tipos de a pie. Que es bastante.

(La verdad, si el compañero Ishii ha entrado en la autocrítica, ya es como too much, diría Cristina).

El problema es que nada de todo eso puede cambiarse de forma que se note en dos meses. Seguro, este es un gobierno «decisionista» si los hay, y las decisiones están verticalizadas en la Presidente. Pero eso no modifica la realidad: el Estado moderno, y la sociedad moderna, son monstruos gigantescos, que incorporan los hábitos y la inercia de millones de personas.

Puede haber, aunque no me imagino cuáles, medidas espectaculares, como la estatización del paquete accionario de YPF. Pero tendría el mismo impacto en un tramo electoral, iniciado con una derrota? Y la sociedad ya ha aprendido, hemos aprendido, que esas medidas no producen cambios visibles en el corto plazo. Me parece inevitable, ya lo dije, que ahora estemos discutiendo la sucesión. Y eso se hará explícito después del 27/10.

De todos modos, reconozco que en mi caso el mérito fundamental que les reconozco, y valoro profundamente, a los gobiernos Kirchner es uno negativo: No han chocado el barco. Durante diez años, y en condiciones muy cambiantes, se ha mantenido un (modesto) aumento del bienestar de la mayoría de la población, no ha habido una recesión importante, y la inflación – aunque alta – no se ha desbocado. Ese es un mérito excepcional, en el registro de los gobiernos argentinos de los últimos 60 años.

No es lo que los votantes están midiendo ahora, porque precisamente estos diez años han hecho que eso se vea como una condición mínima. Que lo es. Pero, por eso mismo, compañeros gobernas, Massa, Dr. Binner, tengan en cuenta que es lo que la sociedad les va a exigir. Rigurosamente.

(Me queda una sugerencia para hacer a la Dra. Cristina Fernández, en relación al futuro del kirchnerismo. Pero queda para un próximo posteo).