Pesos para todos y todas

Billete Argentino 10 pesos

Nuevamente el esforzado Pablo Tonelli nos acerca uno de sus artículos didácticos, en el que nos explica, sin ecuaciones pero con rigor, los distintos enfoques teóricos sobre ese tema tan caro a nuestros corazones, el dinero. Entre ellos, las concepciones que guían a funcionarios con responsabilidades en el asunto como Axel Kicilloff y Mercedes Marcó del Pont. Noto en el texto una simpatía política e intelectual por ese pensamiento, y la natural preocupación con que se ve a un chofer de omnibus que conduce por un camino de cornisa. En ese omnibus vamos todos.

SOBRE LA ACTUALIDAD DE LA POLITICA MONETARIA

Pablo Tonelli, economista

Mi propósito es mostrar la situación  que atraviesan la oferta y demanda de dinero en la Argentina contemporánea y  para ello voy a realizar una breve, muy general y un poco esquemática presentación teórica de estos temas, para luego introducirlos en la dinámica de la realidad nacional.

En ese sentido voy a precisar que en las economías actuales lo que se denomina Oferta de Dinero es producto de la emisión que efectúan en primer lugar los Bancos Centrales y luego  los Bancos Comerciales, en lo que se denomina expansión secundaria.

Siguiendo al economista argentino Guillermo Gigliani “En el estudio de la oferta monetaria aparecen dos tradiciones teóricas cuyo origen nos remite a la escuela clásica. De acuerdo a una de ellas, la oferta de dinero es una variable exógena que puede ser controlada por el gobierno. Esta es la tradición que nace en Hume y David Ricardo, abarcando a los neoclásicos, el monetarismo y la llamada tradición neoclásica-keynesiana” (la que a mi juicio es susceptible de la metáfora del   licuado de banana con leche, mucha leche neoclásica y poca banana keynesiana).

Se dice según este enfoque, que la Oferta Monetaria, es decir el dinero, es exógeno, porque lo que analizan los representantes de este pensamiento son los fenómenos reales de la Economía, el dinero sólo se adiciona externamente, desde fuera, para engrasar, lubricar las transacciones. Es tan fuerte esta definición de lo externo del dinero, es decir de la Oferta Monetaria, que Milton Friedman, economista central del monetarismo, la asemejaba a un helicóptero que arroja el dinero sobre la economía real.

La Oferta Monetaria, acorde con este pensamiento, puede ser controlada por el Banco Central porque esta institución es la que emite primariamente el dinero y puede expandir o contraer la masa circulante, que genéricamente se denomina Base Monetaria. A su vez, posee mecanismos para regular la expansión del crédito de los Bancos Comerciales a través del encaje bancario, que es ese porcentaje de recursos que deben mantener congelados los intermediarios financieros que reciben fondos del público. Ellos pueden mantener estas reservas ya sea en efectivo en sus cajas, o en sus cuentas en el Banco Central.

La segunda tradición teórica se origina en los teóricos de la Banking School inglesa (en los que se inspiró también en parte Karl Marx) para quienes, siguiendo nuevamente a Gigliani “la oferta monetaria se genera fundamentalmente a partir de los requerimientos de crédito por los capitalistas … es una variable endógena vinculada a la necesidad de fondos para producir… la creación de dinero, entonces, está determinada en el mercado de crédito”. La Oferta Monetaria no puede según este enfoque ser “una variable autónoma que el Banco Central pueda controlar a voluntad, sino que está condicionada endógenamente por la demanda de créditos de los capitalistas para producir y por las acciones de los Bancos Comerciales para satisfacer estos requerimientos”.

A su vez el Banco Central puede expandir la base monetaria más allá del circulante necesario para el proceso productivo, que absorben y expanden los Bancos, a través de otros dos mecanismos que son la adquisición de moneda extranjera para incrementar las Reservas y los Adelantos al Sector Gobierno, que a su vez están vinculados muy estrechamente al ciclo económico. Los Estados deben demandar más recursos en épocas en que la actividad económica se contrae y actúan para sostener la demanda y el nivel de actividad.

Veamos ahora la Demanda de dinero. La misma reconoce, en la tradición ortodoxa, dos motivos sustanciales: la demanda para transacciones y la demanda llamada precautoria (tener efectivo para contingencias o imprevistos) y muy tímidamente un esbozo de demanda por motivos especulativos. Keynes es quién desarrolla los motivos que llevan a demandar dinero y allí identifica claramente el motivo de especulación y agrega un nuevo motivo, la demanda por financiamiento. Un punto central opone la visión económica ortodoxa a las visiones keynesianas y marxistas: en la tradición ortodoxa el dinero se demanda básicamente para las transacciones de la economía como medio de pago

En el segundo enfoque, Keynes considera al dinero como un activo, susceptible de ser demandado como tal, como forma de riqueza que no produce rendimiento pero conserva el valor, sobre todo en situaciones de crisis económicas e incertidumbres. Llama a esto “preferencia por la liquidez”. En Marx la función central del dinero es ser  una mercancía que encarna el valor.

Ambas posiciones se contraponen: El enfoque ortodoxo, desde Hume y Ricardo al monetarismo, sostiene la Teoría Cuantitativa del Dinero, que afirma centralmente, más allá de matices en sus formulaciones, que la masa monetaria, que es exógena o sea inyectada por el Banco Central en el circuito productivo, determinaba el nivel de precios, bajo el supuesto que (en el corto plazo), el volumen de las transacciones económicas  y la velocidad de circulación del dinero permanecen constantes (La velocidad de circulación del dinero es el número de veces que una unidad monetaria (un peso) cambia de manos durante una año).

Así las cosas, si el Gobierno inyecta más recursos monetarios que los correspondientes al volumen de las transacciones, los precios aumentan en esa misma proporción. En la versión más sofisticada de Wicksell, la que juega es la tasa de interés, ante una mayor oferta de dinero, la tasa de interés baja y los precios suben.

En el enfoque opuesto, como afirma Gigliani…”Marx estableció diferencias importantes con esta visión. Primero, debido al carácter cíclico de la economía, sostuvo que no hay una relación constante entre la producción nominal (el volumen de las transacciones a sus precios corrientes) y la cantidad de dinero, por lo tanto su velocidad de circulación no es estable. Segundo, señaló que el orden de causalidad es inverso, puesto que es el valor nominal de la producción lo que determina la cantidad de medios de pago necesarios de la economía” (y no a la inversa). Una opinión similar respecto a la velocidad de circulación del dinero sustenta Keynes. En palabras de Axel Kicillof ”la velocidad de circulación del dinero que era considerada una constante, en rigor depende de diversos factores. Dos de ellos son la voluntad del público de mantener efectivo y el encaje bancario” (ambas variables pueden modificarse). El economista marxista argentino Rolando Astarita hace una observación importante, sobre la que volveremos, al afirmar que en Marx “el dinero es tanto endógeno como exógeno, ya que no puede existir dinero completamente endógeno – como creación bancaria – porque siempre debe existir una referencia última al billete, encarnación y símbolo del valor”. (Algo central, de paso, en economías fuertemente dolarizadas).

En consonancia con el enfoque de la creación endógena, en la tradición postkeynesiana, el BCRA afirma en el punto 16 de la Programación Monetaria 2013 ”En su diagnóstico el BCRA parte de una concepción teórica en la cual el dinero es endógeno. Así, la expansión de la cantidad de dinero adecuada y compatible con la estabilidad monetaria es aquella que resulta coherente con la política cambiaria de flotación administrada, con el aumento del crédito al sector privado – en especial aquel destinado al financiamiento de la actividad productiva – y también con la posibilidad establecida por ley que tiene el BCRA para financiar al Tesoro”.

De acuerdo a lo analizado el BCRA va a expandir la Oferta Monetaria atendiendo ya sea la compra de divisas para acrecentar las reservas, la demanda de crédito centralmente para inversión productiva y también consumo del sector privado y las necesidades de financiamiento del Tesoro Nacional.

Siguiendo en este punto a Rolando Astarita podemos afirmar que, en esta concepción, la idea misma de una Oferta de Dinero por encima de su Demanda, tan cara a los monetaristas y neoliberales en general, pierde sentido, porque la oferta monetaria depende de la demanda de dinero y entonces surge una importante consecuencia, que el mismo Astarita define “si la cantidad de dinero se expande de manera que satisface siempre la demanda, la tasa de interés no puede estar determinada por la oferta y demanda de encajes monetarios. Por lo tanto el enfoque endógeno debe concluir que el Banco Central fija de manera exógena la tasa de interés: se trata de un precio administrado”.

No voy a discutir aquí como se forma y que representa la tasa de interés para las diferentes escuelas económicas, pues excede ampliamente el objeto de esta nota. Lo relevante es considerarla, en nuestra actual coyuntura, un precio administrado por el BCRA que satisface siempre los requerimientos de la demanda y los Bancos Comerciales fijan la tasa de los créditos a la actividad productiva, tomando como indicador un plus sobre la tasa de referencia del BCRA (BADLAR, por caso, aunque existan otros mecanismos). Este esquema tiene un supuesto implícito, no pueden demandarse fondos que no se deseen.

Aquí está el Talón de Aquiles de la política monetaria. La dolarización de los activos, la denominada fuga de capitales a cuentas del exterior, cajas de seguridad o al colchón, en una magnitud que el economista Ramiro Castiñerira calculó en un 2,90 % del PBI promedio anual de los últimos veinte años implicaba una contracción de la demanda de pesos, ya que el BCRA vendía dólares a los particulares y estos le daban pesos como contrapartida, disminuyendo la cantidad de circulante. Actualmente el sector privado no puede reducir su tenencia de pesos. El BCRA no vende dólares para atesoramiento (una decisión que comparto) por ende, los privados que demanden dólares se los compran a otros privados, los pesos no deseados, siguen circulando en la Economía.

¿Por qué hablo de pesos no deseados? Porque la emisión que se efectúa para atender al Tesoro Nacional se hace en condiciones de déficit fiscal de éste. Entonces son pesos desvalorizados. Existen más signos monetarios en relación con la moneda que tradicionalmente funciona como reserva de valor, el dólar. Como su venta oficial para atesoramiento está prohibida, se incrementa el valor del dólar informal. La pesificación busca el loable propósito de otorgarle al peso ese carácter de reserva de valor, encarnación y símbolo del valor. El camino es posible, pero a condición de volver al equilibrio fiscal. Esto tornaría más sencilla la instalación de opciones de ahorro en pesos. No eliminaría la fuga de capitales abruptamente pero robustecería a la moneda nacional, que de eso se trata.

5 Responses to Pesos para todos y todas

  1. Julia dice:

    cómo se conjuga en estos análisis el dinero de transacciones ilegales de armas o narcóticos, o el de los casinos, bingos y demás, sitios de apuestas on line, descuentos truchos (2×1)?

  2. rib dice:

    «La pesificación busca el loable propósito de otorgarle al peso ese carácter de reserva de valor, encarnación y símbolo del valor.»

    Marco del Pont … todavía sigue pensando ???

  3. victorlustig dice:

    beggars cant be choosers y who has the money syngs the tune (o algo asi)

    Por mas alquimia financiera, sigue vigente, y, si una cosa sabia NK era eso.

    despues hacemos alquimia, pero, sino hay plata, no hay nada, y, lamentablemente, el uso de teorias all uso nostro es lamentable.

    ya se que parezco Alcides, pero, si usamos a Astarita como referencia, mejor, bajemos la persiana

  4. Lucas dice:

    «cómo se conjuga en estos análisis el dinero de transacciones ilegales de armas o narcóticos, o el de los casinos, bingos y demás, sitios de apuestas on line, descuentos truchos (2×1)?»
    De la misma manera:
    «the demand for “Benjamins” is mostly attributed to tax evaders, drug dealers and foreigners. Let’s call these people “TDFs.” (…) In normal times the demand for Benjamins by TDFs tends to trend upward at around 5% per year, or even more. If the Fed refuses to meet that demand, you’ll get a recession, regardless of what they do or don’t do to interest rates, reserve requirements, IOR and all their other policy instruments. It’s all about the Benjamins.» [1]

    «Actualmente el sector privado no puede reducir su tenencia de pesos.»
    El mercado encuentra y encontrará soluciones para deshacerse de la masa monetaria no deseada. Siempre se puede huir de una moneda mala. E.g. subfacturación de exportaciones y sobrefacturación de importaciones, ampliamente documentado [2]

    1- http://www.themoneyillusion.com/?p=18300
    2- http://www.jorgeavilaopina.com/?p=404

  5. casiopea dice:

    Firmo

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