Recomendaciones peronistas:

Repasando los diarios de hoy (está recomendado como «ejercicio militante», pero puede hacerse sólo cuando uno tiene bastante tiempo), veo que el tema central es – claro – la asunción de Cristina Fernández. Ahora, en el relato de los medios opositores aparece fuerte un subtema insistente: la mayor o menor presencia de algunos sectores del peronismo, en el acto, en la movilización, en la etapa de gobierno que se inicia…

Atención: también está presente en el de los medios oficialistas, velado por un aire general de euforia. Y es natural: Frente al – se supone que temporario – desvanecimiento de la oposición política – las tensiones, y las especulaciones periodísticas, se vuelcan al seno del peronismo.

En los medios opositores este subtema se mezcla con una sentida preocupación por la suerte de los sectores postergados, como los gremios, o acosados, como Daniel Scioli, y – en general – por la pureza doctrinaria del peronismo. Aparentemente, y a pesar de ser opositores tradicionales, consideran que pueden determinar cómo es el «verdadero» peronismo, y se angustian por las desviaciones que el tiempo y los Kirchner introducen. Es una inquietud extendida; no vayan a creer. Algonos comentaristas de este blog la comparten.

Igual, no lo tomaría demasiado en serio sino fuese porque en el seno de la militancia peronista – desde dirigentes hasta simples blogueros como uno – está en ciernes una discusión sobre la relación del peronismo, y de sus aliados, con una Conducción activa y que no se priva de intervenir en situaciones locales e impulsar nuevas caras, sin fijarse – al menos, no siempre – en los pergaminos ganados por «progres» o por «ortodoxos».

Para esta discusión me permito aportar, con mi caradurismo habitual, una recomendación que hice en un comentario en un post del doctrinario Manuel Barge:

«De uno que también estaba allí: Cierto: Cristina no es Isabel. La Cámpora no es Guardia de Hierro.

… Cristina tiene la tarea de gobernar. Es muy difícil y exigente. Para eso no necesita librepensadores, swarming, ni tipos con su propio proyecto (Esto último no lo va a poder evitar. Va a tratar de minimizarlo). Lo que necesita es buenos funcionarios.

Si consigue gobernar bien, ya tiene la estatua. Yo aporto. Los realistas no podemos pedirle que, además, organice el peronismo. Si da pasos positivos en esa dirección, maravilloso. Pero no es una exigencia razonable.

La tarea de organizar el peronismo la harán, o no la harán, los peronistas. Como siempre, peleando y compitiendo entre nosotros. Quejarse que Cristina no señale con el de dedo a «los más buenos (o sea, nosotros)» y sí a los que cree le van a ser obedientes… es de pelotudos. O cómodos. Esos no hacen buenos organizadores«.

Esto es teórico, y muy general. Lo admito. Por eso, agrego una recomendación más concreta, de alguien que tiene experiencia como Diputada Nacional, en tiempos de otra conducción del peronismo, con la que tuvo diferencias importantes en algún momento. Debo decir que no le ha ido tan mal siguiendo su propia recomendación, porque la tomé del discurso de la Presidente, Cristina Fernández De Kirchner, en el acto de ayer de asunción ante la Asamblea Legislativa:

«Esta Presidenta, como ya lo ha dicho sentada dos veces en este recinto, una en el ’98, curioso, ahí uno puede ver un poco la política argentina y por qué algunos no entienden y le pasan las cosas que le pasan: en el ’98 estaba sentada de este lado, éramos oficialistas, ma non troppo porque yo tenía mis diferencias en el bloque, pero oficialista y jamás me fui de mi bloque ni formé ningún bloque unipersonal; no creo en las unipersonas, creo en los proyectos y políticas colectivas. Siempre me quedé a pelearla de adentro, siempre la peleamos de adentro...»

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