Aclarando sobre militancia y liderazgos

La columna de comentarios del post anterior se puso muy interesante. Cuando lo subí, fue porque vi en los resultados de las primarias de Mar del Plata y de Vicente López un posible indicio de un proceso de renovación de liderazgos dentro y fuera del peronismo (¿necesito aclarar que no pienso que siempre lo nuevo es mejor?).

En la discusión se mezclaron los planteos teóricos y los muy prácticos «del territorio»; eso la complicó… y la enriqueció. Hubo una sugerencia de como el avance del Conurbano sobre la Zona Sur de la Capital se equilibra con la política porteña extendiéndose a la Zona Norte del Gran Buenos Aires; se hizo una disección a fondo de la historia y realidad de Mar del Plata; y volvieron mis viejos intercambios con Manolo Barge sobre el rol de los militantes y de los candidatos.

No quiero interrumpirla, por Dios. Hasta ahora nadie comentó sobre Vicente López, por ejemplo. Pero siento que cabe precisar mejor lo que planteo: Estoy profundamente de acuerdo con la necesidad de crear, de sostener estructuras. Soy peronista y lector de Max Weber. El Estado Nacional, el sindicalismo, los partidos políticos, sus aparatos territoriales… estoy a favor de todos ellos – cada cual en su nivel.

Tienen defectos y falencias, como todo lo humano. Pero son muy preferibles a lo que ocupa sus lugares si no existen: las corporaciones financieras, las dictaduras militares, los multimedios, las mafias…

Eso sí. Si esas estructuras no se legitiman por el consenso de los que gobiernan o conducen… se transforman en cáscaras vacías, utilizadas por esos poderes impersonales. Seguro, todos podemos acordar en eso; el problema es tenerlo presente en la práctica. Y la práctica política, mis amigos, no es otra cosa que la construcción – o destrucción – de liderazgos.

Porque la critica a la «politica mediática», a reemplazar la militancia y la suma de voluntades organizadas (eso es una «estructura»), por la aparición en la TV, es otro punto que comparto con Manolo… y con el gremialismo, por ejemplo. Pero aquí es donde siempre insisto con algo: las estructuras deben encarar la construcción o el reconocimiento de liderazgos aceptables para la mayoría de la sociedad – o, en nuestro caso particular, para la mayoría de los peronistas. No solamente para los militantes, para los que integran las estructuras.

El problema a que me refiero lo sintetizaba muy bien Lorenzo Miguel un cuarto de siglo atrás «No puedo poner a un sindicalista a la cabeza de la lista porque la gente no me lo vota«. El sindicalismo lo tiene muy claro, aún hoy. Porque no le resulta fácil conciliar la dinámica de los aparatos gremiales, los muy grandes, sobre todo, con la formación de liderazgos políticos hacia afuera. Pregúntenle al Hugo.

No quiero extenderme demasiado. Tómenlo como una respuesta a Manolo, Guido y Wal: Sé que tanto los que ganaron como los que perdieron en la interna del FpV en Mar del Plata no salieron de un repollo. Todos tienen suelas gastadas en la militancia.

Pero, ojo, tampoco a Grosso o al Chacho Álvarez – o, para el caso, al Coti Nosiglia – los inventaron en un laboratorio. Tenían una historia larga como militantes cuando se pusieron a crear liderazgos «hacia afuera». Que sus historias políticas hayan terminado mal – hasta ahora – no significa que esa decisión no era necesaria.

Porque, como peronista heterodoxo que soy, tengo que decirles algo que no mencionamos a menudo: Los liderazgos no son buenos en sí, ni necesariamente aciertan (Pregúntenle a los que siguieron a Carrió). Simplemente, son necesarios. Sin ellos, no hay política; solamente rosca, o salidas laborales.

Me parecía importante reiterárselo en este tiempo a nuestra militancia peronista, de «cerviz orgulloso».

1 Responses to Aclarando sobre militancia y liderazgos

  1. pepe dice:

    Muy interesante el post y la discusion de abajo.

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