De la «ductilidad» del peronismo

En el artículo de Andrés Malamud, «Nuestro bipartidismo asimétrico«, que me impresionó lo bastante para reproducirlo íntegro en el post anterior,  se insiste mucho en «la capacidad camaleónica (del peronismo) de reinventarse todas las décadas«.

Se señala que es «más maleable«, y por eso «se adapta mejor a los cambios de época«. Se insiste, en suma, que es «dúctil«.

Ahora, yo no pienso que ésta es una parte central del argumento de Malamud, aunque quizá él mismo no lo tenga claro. Creo que su artículo analiza las consecuencias que provoca el hecho que el sistema político argentino – por toda su concentración de poder en el Estado nacional – es federal. Es un elemento tan obvio, que nos viene bien – estimo – este artículo para que recordemos un dato muy básico: que sólo un partido con vigencia en toda la Nación puede aspirar a tener poder en el Parlamento.

Pero el tema de las identidades políticas – como titulé ese post – da para mucho más, y pienso seguir desarrollándolo en otros posts. Aquí, quiero contestar un planteo que hizo un comentarista en el post: «¿Esa ductilidad tan elogiada del peronismo no es la que le permitió alinearse también en determinados momentos de la historia con el terrorismo de estado o con el desmantelamiento de los servicios públicos y las políticas neoliberales?»

Hay mala onda en esa pregunta, pero la política no es un juego floral, y corresponde una respuesta, porque más allá de la subjetividad del que la hace, refleja, me parece, una inquietud de muchos politizados: El peronismo no se «alineó» con el terrorismo de estado, como tampoco se «alineó» con la guerrilla urbana. Hubo peronistas que se sumaron a uno y a otra (muchos más a la segunda), y hubo avales políticos tácitos y alguno expreso, en un tiempo en que Argentina había entrado en la lógica de la muerte, y dos bandos se mataban entre sí, gritando ambos «Viva Perón». Después vino el «terrorismo de estado en escala industrial» y las víctimas fueron muchísimas más, y una parte muy considerable provenía de la izquierda peronista.

La otra parte de la pregunta es más válida: Un gobierno de origen peronista, respaldado por la inmensa mayoría de las estructuras del peronismo, aplicó políticas de privatización y desregulación. Es tan cierto, y tan impreciso, como que un gobierno de origen peronista, respaldado por la inmensa mayoría de las estructuras del peronismo, aplica políticas proteccionistas y de estímulo al consumo.

Cabe llamar a eso ductilidad. Pero no es una característica especial o única del peronismo. La considero, más bien, como un atributo necesario para que un partido de masas/movimiento político tenga una vigencia perdurable, más allá de una circunstancia histórica dada. El radicalismo la tuvo – Yrigoyen, Alvear, Sabattini, Lebensohn, Larralde, Balbín, Frondizi, Alfonsín, De la Rúa expresaron políticas muy diferentes, y aún hoy la UCR tiene una amplitud significativa.

Fuera de nuestro país, tanto el partido Demócrata como el Republicano de los EE.UU. son dos ejemplos de partidos que a lo largo de su historia tuvieron contenidos muy distintos según los tiempos. Lo mismo se puede decir del PRI mexicano. Podría citar otros ejemplos, pero no tantos. Porque no hay muchos partidos de masas que mantengan su vigencia, y su masividad, a través de medio siglo o más. (Otro ejemplo podría ser el PC chino, pero, a pesar de sus millones de afiliados, no es un partido de masas; estructuralmente, es leninista).

No me resulta difícil asumir el hecho que para muchos militantes, incluso muchos militantes peronistas, esa historia de «ductilidad» nuestra les resulta incómoda. No se la elogia. Yo tampoco la encuentro admirable en el plano individual, pero necesaria para una fuerza política. Como en la historia del tipo que le preguntaron: «¿Cómo se siente, ahora que cumplió 100 años?» – «Muy bien, considerando la alternativa«.

19 Responses to De la «ductilidad» del peronismo

  1. manolo dice:

    Abel
    Compañero, para no hacerla larga, y que el resto de los comentaristas entiendan.
    http://en.wikipedia.org/wiki/Complex_adaptive_system
    Mas completo que la versión en castellano.
    http://es.wikipedia.org/wiki/Sistema_adaptativo_complejo
    Lo mas interesante del enfoque es que Ayj, Ingeniero; y Parcass, Medico; están acostumbrados a lidiar con los Sistemas Complejos.
    A la inversa de profesionales de las Ciencias Sociales; Filósofos, Abogados, Sociólogos y Politólogos; que tienen como modelo los Sistemas Complicados.
    http://es.wikipedia.org/wiki/Sistema_complejo

    Un abrazo peronista, en este día.

    PD, el General estaría fascinado con el CAS, porque esta en la base del funcionamiento del Swarming; que es la base de la estrategia de 1955/73.
    http://es.wikipedia.org/wiki/Swarming

  2. Capitán Yáñez dice:

    Veamos: «ductilidad». Calidad de dúctil. Pero, me c…
    Sigamos. Dúctil (del lat. ductilis.) Apl. a los metales que mecánicamente se pueden extender en alambres o hilos.
    Esto no sirve.
    A ver: fig. acomodadizo, de blanda condición, condescendiente.
    Al peronismo se lo puede acusar de muchas cosas pero no de «blanda condición» ni de «condescendiente».
    Nos queda «acomodadizo». ¿Es acomodadizo el peronismo? ¿A qué es acomodadizo?
    ¿El radicalismo no lo es? ¿A qué no se acomoda el radicalismo?
    Podría decirse, a lo sumo, que el peronismo se «acomodó» mejor que el radicalismo frente al tsunami neoliberal ´76 – 2001, pero me parece que no es la mejor definición.
    Creo que el tal Malamud le erró con el término. Tal vez porque el objetivo de su análisis es superficial. Hay que bucear más profundo si se quiere encontrar la esencia del peronismo… y también la del radicalismo.
    Y también la de los «terceros», ya que estamos. Que si no sobreviven demasiado… es tal vez porque se pasan de «acomodaticios». O de «dúctiles». Baste verla a la Carrió bufando a favor de Clarín o a Pino Solanas recorriendo Expoagro con una amplia sonrisa.

  3. Voces dice:

    «Se aplica al metal que puede someterse a grandes deformaciones y estirarse en forma de hilos o alambres sin romperse.»

    Creo que por similitud puede aceptarse esta definición.
    El peronismo ha sido sometido a grandes deformaciones y sigue estando presente, recuperando lo mejor de su historia.
    Me parece que la definición quizás quepa aplicarla al pueblo argentino que en el caso del menemato acompañó la deformación del peronismo.
    El peronismo quizá sea la síntesis política de nuestro pueblo.

  4. Charrua dice:

    Abel, creo que ahí estás comparando peras con manzanas.
    NO es lo mismo la evolución de un partido político durante 100 años que durante 20, me parece.
    Claro que un partido con mucha historia tiene muchas vueltas, pero en plazos más breves se suele observar una cierta consistencia; los candidatos del Partido Republicano, sin ir más lejos, tienen una plataforma bastante similar de Reagan (o incluso de Nixon) en adelante.
    Ojo que esto no es necesariamente una crítica; en el viejo Partido Colorado cabían desde socialistas hasta ultraderechistas, y construyeron el Uruguay moderno.
    Pero partidos así no son TAN comunes, me parece.

  5. Abel B. dice:

    Justamente, arriba escribí: «no hay muchos partidos de masas que mantengan su vigencia, y su masividad, a través de medio siglo o más».
    Pero ese no es el punto más importante, Charrúa. Hay que darse cuenta que la transformación menemista, impactante como fue, es sólo una de las que ha tenido el peronismo a lo largo de su historia. El de la Resistencia era muy distinto, necesariamente, del de los gobiernos del ´45 al ´55: el de los ´70, enfrentado entre sí; el que se enfrentó al Proceso, el de la Renovación…

    Lo de Malamud, reitero, es un comentario superficial, que no aporta al tema central de su nota

    Un abrazo

  6. Se me ocurre que el peronismo es el movimiento político que le permite a la Argentina insertarse en la Historia, implementarla, usarla y vivirla. Lo que ahora llamamos «el primer peronismo» fue un tiempo de aplicación de un modelo económico, social y de un discurso político totalmente novedoso en la Historia argentina que Perón y los primeros peronistas creyeron que era el adecuado para un país periférico -pero no atrasado- dentro del escenario posterior a la Segunda Guerra. Y la comprobación de que habían acertado la da el hecho que muchos de sus enemigos de entonces se volvieron peronistas después (Y fijate que lo opuesto no es cierto: ningún peronista del período 46-55 se hizo gorila; «neoperonistas» sí, gorilas jamás). Hasta 1943 Argentina tiene un discurso único: el conservador laico. El radicalismo se quedó en la promesa nunca consolidada de otra cosa, quizás más popular, quizás más abierta -hasta quizás con más mística…- pero vaya uno a saber. Cuando tuvieron el poder (1916-1930) los radicales no cambiaron radicalmente nada, seamos sinceros (sus palabras ningún rayo bifurcaron, hubiera dicho Dylan Thomas). El peronismo lo hizo y por eso formaron en sus primeras huestes tantos radicales desencantados. Pero hizo algo más que, eso sí, fue novedosísimo: proclamó la necesidad del movimiento obrero organizado como eje del proceso, esto es, incorporó un protagonista en el cual ni radicales ni conservadores habían reparado porque lo consideraban apenas como una extraña -y por ahí peligrosa- manía de los socialistas. Y esa incorporación le da al peronismo garantías de durabilidad en la historia: de ahí en más quedaría con el sello indeleble de ser el partido de los trabajadores. Y eso es tan así que aún cuando el menemismo implementa un sistema claramente opuesto al de 1946, pude hacerlo y seguir llamándose «peronista».
    Porque esa es la otra cosa importante: así como nació en el 45 como resultante de especialísimas condiciones nacionales e internacionales, a causa de los cambios en los escenarios el peronismo se debía la etapa menemista (ustedes la llaman neoliberal, acá le decimos «neoconservadora»). Menem no era ni cínico ni hipócrita (o no lo era totalmente) cuando decía: «Yo sigo mejor que nadie las enseñanzas del General y él, en 1954, vislumbró el nuevo camino y dijo que había que privatizar». Y es esa capacidad increíble de adaptación sin dejar de ser nunca un movimiento donde las masas se pueden reconocer, ese dinamismo que le permite ser apoyado por un comunista (Rodolfo Puigross) en 1945 y por un ultra-capitalista (Alvaro Alsogaray) en 1990, lo que hace al peronismo único y durable. Fijate, Abel, parece cosa e’ Mandinga: ¡un partido personalista que sigue llamándose con el nombre de su líder después de casi 40 años de su muerte!
    Que el menemismo fracasó porque pretendió implementar un sistema cuyas bases eran hasta matemáticamente insostenibles es otra historia. Lo pertinente aquí es que fue una etapa ineludible del peronismo y que sólo el peronismo podía cumplir.
    Afortunadamente para almitas «progres» como la mía, de esas que nuestro amigo Artemio se complace en mirar socarronamente, el peronismo de hoy -siempre sabiamente adaptado a los nuevos tiempos- contiene y promueve ese futuro «nacional y popular» con que mi generación despertó a la política en 1956 leyendo a nuestros mayores de la revista Contorno.
    Y hablando de Contorno: uno de los trabajos del legendario número sobre el Peronismo que más me impresionó entonces fue el de Rodolfo Mario Pandolfi (frondizista entonces, después terminó con Rosendo Fraga en ese Centro de la Nueva Mayoría). Y nunca olvidé las palabras finales de ese artículo (no quiere decir que las comparta totalmente):
    «Es cierto; Perón engañó a los obreros haciéndoles creer que eran el Gobierno cuando en realidad no lo eran. Pero la cara positiva de esa mentira es que inculcó en los trabajadores la idea de que ellos podían y debían llegar a serlo. Es por eso que el Peronismo no es el sucedáneo de la revolución social sino su propedéutica».
    Uy, se hizo muy largo. Bueno, como decía Juan Duarte: perdón por la letra, perdón por todo.
    Eddie

  7. Capitán Yáñez dice:

    Esto sí que es bucear más profundo…

  8. Rogelio dice:

    Estimados Abel y Manolo:

    En el ámbito de la psicología cognitiva, existen varias escuelas que definen “aprendizaje” como “adaptación activa” (Lev Vygotzsky, Kurt Lewin y específicamente entre nosotros Enrique Pichon Riviere).
    La idea de aprendizaje está en la base de la noción “evoluciono luego existo” a la que suele referirse Manolo.

    Es posible que sea a la dimensión ‘adaptativa’ de la definición la que alude el post con el término ‘ductilidad’.
    Pero para que exista aprendizaje genuino (es decir, evolución), ‘la adaptación’ debe ir junto con los factores ‘activos’ que preservan ‘la identidad’: la acción pura y dura que le da al sujeto, individual o político, la conciencia de continuar siendo él mismo y no un mutante.

    Coincido en que la etapa histórica que va desde 1955 a 1973 fue cuando el peronismo demostró mayor ductilidad = mayor capacidad activa para adaptarse a escenarios y desafíos muy diversos.
    Y seguir siendo peronismo: 18 años de ductilidad + resistencia.
    Due el conocido historiador Juan Perón Sosa el primero en establecer la siguiente periodización de esa compleja diversidad de escenarios:
    1. La violencia gorila (1955-1958);
    2. Los intentos de integración frondicista (1958-1962) coronada por el triunfo electoral en 10 provincias, entre ellos el de Andrés Framini en Bs.As. y golpe;
    3. Los intentos de disociación de Illía (1963-1966) coronada con la ventaja de Corvalán Nanclares sobre Serú García en las elecciones provinciales de Mendoza, causa inmediata del golpe preventivo de Onganía;
    4. Los 3 turnos de la revolución argentina con su combinación de los 3 escenarios anteriores (violencia + integración + disociación) desde el ‘desensillar hasta que aclare’ de 1966 hasta el retorno de 1972 y la ruptura final de la cláusula proscriptiva.

    Es posible que la situación estratégica actual nos coloque ante un desafío comparable, porque para afrontar “el invierno que viene” y evolucionar, necesitaremos una “amplia apertura a nuevos aprendizajes”.
    El debate en la blogósfera resulta ser un inmejorable campo de práctica.

    Un abrazo,
    Rogelio

  9. Oscar Cuervo dice:

    No hay mala onda en la pregunta acerca de la ductilidad de Perón para encaramar a Isabel y López Rega en el poder. Creo que mientras se retacee este dato, cualquier discusión sobre la identidad peronista es ñoña. Es un dato muy impresionante y tan evidente que se lo suele escamotear mediante consideraciones politológicas, psicológicas o geriátricas. Si vamos a pensar el peronismo, pensémoslo con cierto espíritu descarnado, sin esquivarle el bulto a los costados más fieros.
    Eso nos permitirá también darle el justo valor a tantos otros aspectos más progresistas del peronismo, que por cierto ha sido el movimiento que modernizó la argentina. Pero cuando se lo piensa como esencia idéntica a sí misma y sustancialmente benévola, se lo falsea.

  10. manolo dice:

    Estimado
    Podríamos preguntarle a Felipe González, porque razón Almiron “entreno” a sus custodias durante la Transición española; y si fue “asesor” de las GAL.
    O a Fidel, cuando recibió en esos años a su amigo Fraga Iribarne, del cual el mismo Almiron era el Jefe de Custodia.
    O a los ex ministros del 83/89, cuando no se dieron por aludidos por su presencia pública del “orgánico” de Gladio.
    Por supuesto, Ud. no tiene porque hacerse cargo de nada, porque no tienen historia de la cual hacerlo; ¿no? ;-P
    En ese sentido son como los “hijos” políticos de Américo Ghioldi; entre 1955/83, solo se dedicaron al corte y confección.

    Para hablar claramente de Realpolik:

    “El presidente cubano, Fidel Castro, califica al ex presidente del Gobierno José María Aznar de «reaccionario» y de estar «muy por debajo» del dictador Francisco Franco como persona y estadista, al tiempo que opina que el también ex presidente del Ejecutivo Felipe González «no tenía nada de socialista» tras censurarle que contribuyese a la desaparición de la Unión Soviética.
    El director del mensual ‘Le Monde Diplomatique’, Ignacio Ramonet, ha publicado el libro «Fidel Castro.
    Biografía a dos voces» fruto de más de cien horas de conversaciones entre ambos en La Habana.
    Uno de los apartados se titula «Cuba y España» y en él Castro analiza las figuras del Rey Juan Carlos, Aznar, González y del senador y ex presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga.
    El mandatario cubano subraya que Aznar «estaba muy por debajo de Franco, como personalidad, como capacidad, como estadista» y asegura que el ex presidente del PP es «la chancleta de Franco como personalidad, como capacidad política».
    …………….
    En lo que respecta al general Franco, Castro valora el hecho de que no se plegase a la petición de Washington de romper relaciones diplomáticas con Cuba en la década de los sesenta.
    «Fue una actitud meritoria, que merece nuestro respeto e incluso merece, en ese punto, nuestro agradecimiento.
    No quiso ceder a la presión norteamericana.
    Actuó con testarudez gallega.
    No rompió relaciones con Cuba.
    Su actitud fue firmísima», dice.
    http://deshonestidadintelectual.blogspot.com/2007/12/fidel-y-paco-un-amor-clandestino.html

    Un abrazo

  11. Oscar Cuervo dice:

    Abel:
    claro que podríamos preguntarnos cualquiera de esas cosas, mientras sea la verdad lo que nos interesa. Pero no hace falta irse a meter en la historia de Cuba o España, cuando tenemos tantos asuntos pendientes acá a mano.
    Por ejemplo loc compañeros muertos por las Tres A y la innegable responsabilidad política del último Perón en abrirles la puerta del poder a estos fachos en 1974. La palabra «peronismo» no se entendería en toda su densidad si obviáramos este detalle.

    Usted dice:
    «Ud. no tiene porque hacerse cargo de nada, porque no tienen historia de la cual hacerlo; ¿no? ;-P
    En ese sentido son como los “hijos” políticos de Américo Ghioldi; entre 1955/83, solo se dedicaron al corte y confección».

    Bueno, Abel, demasiados prejuicios para tan pocos renglones y para una identidad que se jacta por no ser sectaria ni excluyente.
    Para empezar, yo me hago cargo de la totalidad de mi existencia en este planeta y de toda la historia argentina también. Pero hacerse cargo no es ningunear a los compañeros muertos por el terror para-estatal de los años 1974-75. ¿Usted dice que si yo no dejo a esos compañeros en el olvido, si no me olvido de esos asesinatos y de sus responsables, entonces estoy en la tradición gorila de Américo Ghioldi? Usted me quiere cambiar a los muertos de la libertadora con los muertos de las Tres A como si fueran figuritas?

    No entiendo esa noción del «hacerse cargo de la historia» que ustede maneja.

  12. Abel B. dice:

    O.Cuervo: Ud. dice «No hay mala onda en la pregunta acerca de la ductilidad de Perón para encaramar a Isabel y López Rega en el poder». Dice «Usted me quiere cambiar a los muertos de la libertadora con los muertos de las Tres A como si fueran figuritas».

    Miente. La mala onda no la veo en los hechos, ciertos, que menciona. Está en la forma retorcida, mentirosa, de presentarlos. (No es mala onda confundir lo que dice Manolo con lo que digo yo; eso simplemente indica que no lee bien).

    Por mi parte, no tengo inconveniente en asumir la responsabilidad política que como peronista me cabe en el hecho que Perón, respaldado por el Movimiento en su conjunto, nombrara en cargos importantes a quienes usaron violencia extralegal y fueron culpables de la muerte de militantes. Y de que antes, Perón, respaldado por el Movimiento en su conjunto, avalara para cargos importantes a quienes usaron violencia extralegal y fueron culpables de la muerte de militares y de sindicalistas peronistas.

    Ya que estamos recuperando historia, asumo la responsabilidad política que como peronista me cabe en la muerte del Dr. Ingalinella y las torturas del estudiante Bravo.

    Es una carga dolorosa, pero no excepcional. La historia de Argentina y del mundo está llena de episodios similares, en todas las fuerzas políticas que han luchado por el poder y cambiado sus sociedades. El desafío, muy difícil, es evitar definitivamente episodios como ésos, y a la vez tratar de cambiar para mejor las cosas.

    No sé si hay crímenes y/o errores Ud. sienta que debe asumir responsabilidad. No creo que importe mucho.

  13. Rogelio dice:

    Estimado Oscar:

    Si no he leído mal, le hago notar que no es Abel sino Manolo quien responde a su comentario inicial.
    Sin embargo, considero que su confusión en este punto no altera la cuestión central del debate.

    Esa cuestión, Oscar, es que usted insiste con la misma línea argumental que desde antes del golpe de 1976 se usó para prepararlo y que se sigue usando hasta hoy para justificarlo por aquéllos sectores que entonces fueron socios principales de la Junta Militar durante los durísimos primeros años del Proceso, como el Sr. Fernando Nadra, por ejemplo.

    Intervengo simplemente para recordarle que fuimos nosotros mismos, los peronistas, quienes nos ocupamos de “descolgar” a Lopez Rega del lugar en que estuvo encaramado.

    Y que Isabelita es una figura política de una trayectoria relevante:
    – que inicia en 1965 cuando actuó personalmente, con valentía y decisión, en las operaciones políticas que desbarataron los intentos disociadores de la “democracia proscriptiva” de Illia (que mencioné en un comentario previo);
    – que además soportó con entereza y dignidad los 5 años de su cuativerio;
    – que luego, en abril de 1984, aceptó el pedido de auxilio del ministro del Interior Trócolli para regresar a oxigenar al gobierno de Alfonsín hundido en un pozo depresivo después de fracasar su proyecto de ley antisindical Mucci, que fue lo primero que hizo (recién después comenzó el juicio a las juntas).

    Los peronistas, estimado Oscar, no estamos avergonzados ni renegamos de Isabel Perón.
    Es una de nuestras figuras como también lo es Cristina Fernández.

    La pregunta que parece quedar pendiente es:
    Oscar, ¿ de qué tradición política específica se hace cargo usted para asumir con tanto ahínco el rol de fiscal del peronismo ?

    Cordialmente,
    Rogelio

  14. Oscar Cuervo dice:

    Bueno, amigos, sepan disculparme por mi confusión entre lo que dijo Abel y lo que dijo Manolo, pero espero que esta distracción no invalide la cuestión de fondo que planteo. Decir que no leo bien tan solo porque confundí los nombres me parece un abuso argumentativo.

    Rogelio:
    es realmente una falacia concluir alineándome con los defensores de la dictadura tan solo porque yo señalo un hecho suficientemente establecido: que el terrorismo de estado empezó en 1974. Esto no exime de ninguna responsabilidad a la dictadura ni justifica el golpe de estado a Isabel, pero permite comprender un poco más la época. Entender, por ejemplo, que la dictadura no fue una irrupción repentina proveniente del espacio exterior, sino que había sido convenientemente preparada por importantes sectores sociales. Entre los cuales el gobierno de Isabel tiene un rol principalísimo. Así que no cometa la violencia argumental de atribuirme una defensa de la dictadura por decir que el terrorismo de estado estaba funcionando desde antes del golpe del 24 de marzo. Mi argumento no absuelve para nada a los militares, pero amplía el círculo de las responsabilidades políticas del terror estatal. Sé que para quienes se autodenominan peronistas es doloroso admitir que el líder de ese movimiento sea el responsable de haber dejado el poder en manos de Isabel y López Rega. Pero no me atribuya ese dolor a mí sino al propio Perón.

    Ud. dice «fuimos nosotros mismos, los peronistas, quienes nos ocupamos de “descolgar” a Lopez Rega del lugar en que estuvo encaramado». Me da la impresión que ese «nosotros» usted lo usa con cierta vaguedad. No dice por ejemplo «nosotros pusimos a López Rega en el gobierno», no dice «nosotros derrocamos en febrero de 1974 a Obregón Cano», no dice «nosotros iniciamos el operativo Independencia en Tucumán». Así que me resulta impreciso captar la extensión de ese «nosotros». Si sé que, así como esos sectores del sindicalismo que usted menciona se movilizaron para desplazar a Lopez Rega, también parte del mismo sindicalismo, en esa transición entre Isabel y Videla, colaboró con las fuerzas represivas y marcaban a los sindicalistas combativos que eran secuestrados. Supongo que en ese caso no seguirá usando el «nosotros».
    Lamento que usted no se avergüence de Isabel. Yo, como argentino, me avergüenzo de ella y lamento que no haya podido terminar su mandato o ser sometida a un juicio político, que creo que es lo que merecía.
    Yo no soy fiscal de nada, sólo estoy muy interesado en pensar la historia argentina sin remilgos, sin ahorrarme ninguna dificultad.
    Siempre me sentí cerca de la historia peronista, no porque simpatizara con Perón ni mucho menos con Isabel o Menem (válgame Dios), sino porque desde joven leí a Hernandez Arregui y John W. Cook y eso me ayudó a estimar los aspectos profundamente modernizadores que el peronismo tuvo en el siglo xx argentino. Creo que ahora es la primera vez en mi vida que puedo sentirme conciliado con una identidad política y eso se llama kirchnerismo. Estoy en el llano y participo de la política a mi modo, sin estar encuadrado en ninguna estructura. No creo, por motivos filosóficos, en una identidad férrea y consistente. No creo que la identidad sea el factor decisivo del compromiso político, porque toda identidad es siempre problemática, contradictoria y cuestionada por el devenir de la historia. Supongo que esta posición no me invalida para participar en los debates políticos ni para querer llegar siempre al fondo de la verdad, en lo humanamente posible.
    saludos

  15. Oscar Cuervo dice:

    Abel:
    no sé a qué se refiere con mi «forma retorcida y mentirosa de presentar» los hechos. ¿Cuál es la mentira? Si me la hace ver, no tendré ningún inconveniente en admitir que mentí. Pero si solo se trata de valoraciones, con la carga de subjetividad que esto conlleva, no debería llamar no retorcida ni mentirosa mi forma de argumentar.
    Yo básicamente sostengo que Perón, uno de los más brillantes líderes políticos de la historia argentina, es el principal responsable de la llegada al poder de Isabel y López Rega. No tengo elementos suficientes para sostener que el propio Perón estuviera al tanto de los actos terroristas que se cometían desde el Ministerio de Bienestar Social estado él aún vivo. Pero sí creo que es absolutamente el responsable político de que Argentina quedara en manos de Isabel y López Rega a su muerte. Justamente su estatura como lider político no atenúna sino agrava semejante atrocidad.
    Al señalar esto, no tengo ninguna intecnión de justificar la violencia de las formaciones especiales que el propio Perón alentó desde el exilio. Creo que hay una abismal diferencia entre la resistencia peronista, a la que valoro como un acto de insurrección civil contra la dictadura totalmente justificado, y los Montoneros, cuya historia está más llena de oscuros que de claros, empezando por el asesinato de Aramburu, que nunca me pareció una gesta popular. Creo que los Montoneros tienen una historia sumamente cuestionable, desde Aramburu hasta su negociación con Menem por los indultos. Respecto de la muerte del Dr. Ingalinella y las torturas del estudiante Bravo, desconozco estos episodios, por simple ignorancia, pero no creo que vaya a encontrar en mí un reivindicador de semejantes crímenes.
    Estoy totalmente de acuerdo en que el desafío es evitar episodios como los aludidos.
    Yo seguramente cometo muchos errores cada día, pero no siento tener que hacerme cargo de ningún crimen. Espero que eso no me descalifique como interlocutor.

    Saludos y gracias por el espacio de debate

  16. Oscar Cuervo dice:

    Como siempre aprieto enter sin releer, esta vez se me escaparon algunos dislates, el más grave es haber llamado Cook a J. W Cooke, cosa que advierto al releerme.

  17. fedeberg80 dice:

    define:dúctil (de google define)
    Me parece que la definición que mejor se aplica a dúctil no es la que refiere a los metales (mal que les pese a los vandores, migueles y demases), sino la más general sobre la plasticidad y maleabilidad. El peronismo es dúctil porque es maleable y plástico, que puede «ser deformado plásticamente sin presentar fractura». De ahí que la forma original del material en cuestión es única e irreproducible.
    Es como cuando mi hija abre las bolsitas de plastilina. Una vez que la amasó, es imposible volver a la forma original. Es plástica, no elástica. Se puede, revirtiendo la amasada, lograr algo parecido, pero nunca idéntico.

  18. fedeberg80 dice:

    Debería pagarse un canon por usar la palabra «realpolitik». Se va a gastar.

  19. […] sobre la política argentina ya las cité en el blog, aquí y aquí (en este último, le retruqué aquí). Ahora, voy a copiar sus frases y, como en aquel primer post, intercalaré mis […]

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