¿Qué vamos a hacer el 15 de noviembre?

La columna de comentarios de la entrada anterior, Una discusión sobre Obama, con Anahí, Luciano, Manolo y Harry se hizo muy larga, para el estilo de este blog. Ojo, yo disfruto de las numerosas intervenciones en Ramble, por ejemplo, pero no me parece que permitan ordenar los pensamientos. Ya que mi falta de tiempo la semana pasada hizo que no respondiera con nuevos posts, voy a tratar de encontrar un hilo de lo que se dijo (que queda abierto a nuevos cuestionamientos, claro).

Creo que el punto clave – desde nosotros – está en la pregunta de Anahí, justo al comienzo: «¿Pero y qué pasa con la negociación desde un bloque sudamericano, qué pasa con el Banco del Sur, con la propuesta de Ecuador en la cumbre iberamericana, porqué no se plantean estas cuestiones y pareciera que no se toman en serio y se lo deja solo?» Anahí lo reitera con su última duda: «me pueden decir, en términos políticos ¿porqué Lula y CFK van (el 15 de noviembre) a la reunión del G 20, y sin embargo aún no se ha reunido ni el Unasur, ni el Mercosur por el tema de la crisis… ?»

La respuesta está en el comentario de Harry, donde dice: «la Argentina es un país irrelevante«.  Harry: estás equivocado. Porque «irrelevante» es una condición subjetiva: depende de quién releva. ¿»Irrelevante» para los periódicos de Europa y Estados Unidos? Y sí, es un criterio; pero no le daría excesiva bolilla. Para el Sr. Obama – un criterio más objetivo, pero siempre parcial – «relevantes» son, entre otros países, China, Israel y Afganistán; podemos ver que no tienen muchas más cosas en común que esa relevancia. En realidad, todo país es relevante para sus ciudadanos, aunque algunos de ellos no se den cuenta.

Pero… ese enfoque de Harry – una visión superficial, cortoplacista (lo siento, viejo amigo) de las relaciones de poder globales – es el que comparten nuestros gobiernos (no digo Lula, Cristina, Tabaré. Dije «gobiernos»). Para ellos, el Mercosur, y mucho más la Unasur, no son relevantes para los aspectos dinámicos de la política internacional. Para que se entienda lo que digo: Brasil, su gobierno, su Cancillería – la legendaria Itamaraty – dan mucha importancia, en serio, al Mercosur. Sólo en pequeña parte por consideraciones económicas: las ventajas, para ellos, están equilibradas por las limitaciones que les impone. Pero el Mercosur, es decir, la alianza institucional con Argentina, «cubre sus espaldas» en las tradicionales consideraciones geopolíticas, y permite ofrecer al mundo un ejemplo de una política consistente de paz y colaboración, una potencia emergente – lo que quiere ser Brasil – que no provoca conflictos, al contrario, en su vecindad ¿Se recuerda que los primeros pasos de lo que iba a ser el Mercosur incluyeron acuerdos para el uso no bélico de las capacidades nucleares de Brasil y Argentina?

Unasur es un objetivo reconocido de la cancillería brasileña. Sus demoras son registradas como derrotas en sus análisis internos. Pero entendida como foro y ámbito para la influencia de Brasil. No se plantea – hoy no aceptaría – una institucionalización que limitara la autonomía de los estados miembros. Porque Brasil considera que sus objetivos extracontinentales – un asiento en el Consejo de Seguridad de la O.N.U., por ejemplo – son propios, y puede conseguirlos por sí mismo. A ésto, y en particular a lo que sigue, me refiero con los aspectos dinámicos de la política: los juegos de poder.

El 15 de noviembre, en menos de una semana, se reúnen los países del G20 en Washington para analizar respuestas a la Crisis. La iniciativa original es de Sarkozy, y detrás está la Unión Europea. Aún Gordon Brown está de acuerdo en poner límites a la globalización financiera (el fantasma del Sr. Baring mira preocupado). Pero hay una diferencia muy visible: los países «emergentes» (viene a ser clase media y media baja) quieren un nuevo ordenamiento internacional. Los dueños de la pelota dicen No, gracias. Y hay dos diferencias cuidadosamente disimuladas: Brasil no pondría inconvenientes en que se redujera «por razones de eficiencia» el número de los 20. Sabe quién no puede faltar por Sudamérica. Lo que impulsa a Argentina a roscar con Australia e Indonesia, otros dos candidatos a quedar afuera. ¿Mercosur, Unasur? ¿Qué es eso? La opinión de Chávez no interesa mucho más que la de los hermanos Castro.

La otra diferencia disimulada muestra las limitaciones de estos juegos de poder. USA no tiene problemas en utilizar a Brasil para desviar la presión de la Unión Europea. Hasta podría aceptar la vieja noción kissingeriana que lo veía como «país llave» en América del Sur. Pero un Brasil con juego propio global? Otra vez, no, gracias. Por eso Van der Kooy se equivoca cuando dice, en su editorial de hoy, que es Estados Unidos el que pretende limitar el número de los asistentes. Al contrario. Su forma de minimizar el impacto de la reunión es restar un solo asistente, el clave: el Sr. Barack Obama. Que anunció que no va a estar presente el 15 de noviembre.

Si usé a Brasil como ejemplo es por que tiene una cancillería lúcida y consistente, que debate sus estrategias en el mundo académico. ¿Argentina? Si permite que sus relaciones con el país más cercano y socio en el Mercosur sean dominadas por los intereses y humores de una ciudad de provincia…

Mi punto es que la política y la diplomacia, ambas, son instrumentos necesarios, pero nada más que eso. La verborragia de Chávez y la cautela de Lula tienen su rol, pero no alcanzan por sí solas. No reemplazan la construcción de un poder nacional. También creo – y que me disculpen los muchos discípulos directos e indirectos de Abelardo Ramos – que tampoco lo reemplaza la integración latinoamericana, la integración de los enanos, como diría Methol Ferré. Pienso que el desarrollo de una sólida Unión de Naciones en América del Sur – que ya ha comenzado, con todos los límites que mencioné – requiere de estrategias exitosas de construcción nacional.

4 Responses to ¿Qué vamos a hacer el 15 de noviembre?

  1. Anahi dice:

    Abel B.
    Considero que tirás varias puntas para pensar (lo que aumenta aún más mis dudas, pero es otra cuestión).
    – Para empezar, estoy de acuerdo en cuanto a tu conclusión de necesidad de construir estrategias nacionales (universal situado, que no se puede ni debe soslayar). La pregunta sería si una cosa no va con la otra, sobretodo en esta coyuntura, y qué cuernos «estamos» haciendo nosotros al respecto (llamalo los Kirchner, llamalo el PJ, llamalo el gobierno, llamalo la clase dirigente y política en gral., etc…)
    – Digo, Brasil las tiene (las estrategias), que pueden ser cuestionables o no por egoístas o con pretensiones hegemónicas, etc, pero las tiene para sí mismo; Venezuela las tiene; Bolivia, Ecuador, las tienen… ¿Nosotrso las tenemos, o vamos tras las de Brasil (ya sea para apoyarlas o para criticarlas) ?
    – Dadas las condiciones mundiales y las posibilidades que se abren en contra, pero también a favor (p ej. la multilateralidad), ¿no es acaso estratégico el UNASUR? ¿De qué nos sirve ir a «negociar» al G 20? O supongamos que nos sirve de algo que no me termina de quedar claro para qué (soy medio burra en estas cuestiones, sólo tengo preguntas), ¿no sería importante hacer «una doble pinza», por decirlo así, y convocar al UNASUR?
    – Como decís el gran ausente de la cumbre es Obama (casi nada) hay información de que por ej. los equipos de Chávez y Obama están en contacto e incluso que ambos personajes ¡ya! están en comunicación, ¿la tenemos nosotros, o sólo hay una carta de buenos deseos de última hora?
    No sé, me parece que hay una mirada tan cortoplacista que da miedo.
    Abrazo.
    PD: Supongo que la ciudad de provincia es Gualeguaychú… ?

  2. Anahi dice:

    Agrego o corrijo a lo anterior de «doble pinza» (y que suena horrible): lo que se podría pensar mejor en éstos términos: llevar al Norte un mandato del Sur o algo que se le asemeje.

  3. harry dice:

    Si Abel ,en el largo plazo la Argentina,su territorio y probablemente Sudamerica seran relevantes en torno al 2040.Tal vez lo que quise decir exactamente es que el gobierno argentino,este o algun otro ,son igualmente irrelevantes.
    Una vez Kissinger dijo que si los territorios al sur de Mexico se hundian en el agua la humanidad no perderia gran cosa.
    Gromyko pensaba de otra manera y eso llevo al viejo K a rever sus posiciones.Al Pentagono tambien …
    Este pais vive pensando imbecilidades, el eje del problema consiste en que los argentinos creen que los pàises son personas.Pues no ,no hay un Sr Estados Unidos,un señor Francia o un señór Venezuela.Son una suma de intereses contrapuestos.Institucionalmente estamos en algun punto discutible entre Africa,los ex sovietizados y algo del Asia emergente.
    Y todo esto es culpa nuestra,dejemonos de buscar conspiraciones donde no las hay.
    y EL KIRCHNERISMO MILITANTE DESCUBRIRA SU PROPIA IRRELEVANCIA en diez meses mas o menos.
    Y curiosamente-ya te lo vaticino-sere uno de los pocos tipos que explicara racionalmente y hasta con benevolencia los aspectos inevitables del modelo kirchnerista.
    Cuando no haya un solo pensador K en el horizonte.
    Abrazo.
    Harry.

  4. Abel B. dice:

    Volviste, papá!, como dicen en mi barrio. Creo que la discrepancia nuestra surge que vos asumís que hay un criterio objetivo de relevancia. Fijate, puedo aceptar que lo haya, pero no sería el criterio de los Sres. Gromyko y Kissinger, destacados estadistas del siglo pasado.
    Eso sí, me gusta mucho tu frase. Justamente, yo trato de explicar, ahora, racionalmente y hasta con benevolencia los aspectos inevitables del modelo kirchnerista. También aquí me parece que la diferencia es de enfoque: Yo veo a los K como parte de la dirigencia argentina actual: los gobiernos del último cuarto de siglo, las «cabezas» de la oposición y considero que no son lo peor que nos habría podido corresponder ahora. Es más, en algunos aspectos están en el primer nivel (de ese pelotón): Néstor en «decisionismo» (ahí empata con Menem, pero lo supera en cautela), Cristina en formación intelectual (sólo superada por Lilita, Dios nos libre).
    Anahí:
    Mi respuesta a tus últimos planteos se ha demorado porque no la tengo. La contestación a Harry implica mi convicción sobre las limitaciones de este gobierno – y de la oposición realmente existente – para hacer lo que vos decís. Y nosotros, los «lúcidos» outsiders, ¿somos capaces de hacer algo al respecto?
    Un abrazo.

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