Politica Argentina: Lo nuevo, lo viejo, lo vigente

Hugo Haime es uno de los encuestadores serios que trabajan en Argentina. Además entiende los resultados de su trabajo no como “pronósticos” sino como indicaciones de lo que está pasando en nuestra sociedad. Quiero compartir este análisis lúcido que publicó ayer“24 de marzo y después” en Perfil , y agregar alguna de las reflexiones que me provocó:

“El 24 de marzo se convirtió en un día de disputa política entre quienes salen a repudiar a la dictadura y quienes, además de ello, reivindican a Cristina Kirchner y lo convierten en una marcha de repudio a la Justicia.

Además de un conflicto político, hay un problema generacional en todo esto. Para quienes vivieron la década del 70 la dictadura militar y sus consecuencias fue un drama, que al comienzo muchos no quisieron ver. La película Argentina, 1985 más allá de distorsiones históricas refleja en parte esta situación.

La victoria de Alfonsín y la vuelta a la democracia en 1983 resignificó para esa generación el valor de la libertad. Hoy el sentido de libertad es otro.

Para quienes nacieron en la política luego de la crisis del 2001, lo sucedido en los 70 es historia y mito. Generaciones de jóvenes se identificaron con Néstor Kirchner hace 20 años, pero hoy esa identificación se fue perdiendo. Lo mismo pasó con el peronismo  de los 70, con el alfonsinismo.

En una sociedad líquida en donde se cortó la movilidad social ascendente y lo digital toma preeminencia, gran parte de los jóvenes le dan más valor a la libertad individual que al proyecto colectivo de la democracia. Pero también la generación del 70 está desmitificando algunos de los sentidos que se le dieron al peronismo.

El libro de Abal Medina Conocer a Perón, best-seller entre una generación de dirigentes, desmitifica quién era quién en esa época y el porqué de varios acontecimientos que tuvieron a Perón como figura central.

Así como el libro Temporada en el 5 piso, además de que invite a la reflexión sobre los dramas de cómo manejar  la economía en Argentina  pone  en blanco y negro, acontecimientos  que sucedían dentro del gobierno de Alfonsín. Éste es necesariamente un momento de replanteo. El mundo y la Argentina que conocimos no está  más.

Todo está en movimiento y si esto es así no hay porqué asombrarse si aparecen espacios vacíos que son llenados por nombres insospechados. Así como cuando en una encuesta  preguntamos por “el candidato de Milei” y recogemos votos, pero cuando ponemos el nombre de carne y hueso de un candidato posible deja de tenerlo.

Es el caso del Conurbano Bonaerense en donde un teórico candidato a gobernador podría tener 20 puntos, pero cuando le ponemos nombre y apellido esos puntos se reducen casi a nada, y   ese espacio que queda vacío aparece reemplazado por otro emergente como  Fernando Burlando.

No estamos haciendo prognosis electoral, por el contrario, no suponemos posible que si Milei candidato a   Presidente obtiene 20 puntos de voto su candidato a gobernador obtenga 4 puntos, ni podemos suponer que un candidato a gobernador sin candidato a Presidente genere un corte de boleta nunca vista.

Tampoco sabemos si Milei obtendrá 20 puntos. Lo que intentamos mostrar es que mientras una parte de la militancia discute sobre el contenido del 24 de marzo, otra parte de la sociedad lo asocia solo a democracia y Derechos Humanos, hay un tercer sector para el cual esta discusión y esos significados carecen de sentido, sobre todo para muchos jóvenes y sectores empobrecidos.

Allí aparecen los espacios vacíos que se depositan en dirigentes convertidos  en símbolos de rebelión. Si hace 40 años la sociedad se enorgullece de identificarse con grandes corrientes políticas como el peronismo y el radicalismo o vertientes del liberalismo o la izquierda o el centroizquierda, esta identificación se ha reducido fuertemente.

Es un fenómeno que abarca a todo el país. No se salvan de este fenómeno provincias pequeñas o medianas. No es casualidad que en muchas de ellas hay preeminencia de fenómenos locales como en Neuquén, Misiones, y que también en otras gobernadas por los partidos tradicionales el nombre Milei convoque a jóvenes entusiastas. Pero lo que los convoca no es la filosofía liberal o lo libertario sino el llamado a una rebelión al status quo.

No en vano lo que hoy parece en gran parte de la sociedad es incertidumbre sobre el presente y sobre el futuro, al tiempo que la imposibilidad de atarse a viejas recetas. Todos querrían que las cosas cambien muy rápidamente, pero eso no parece posible y entonces la frustración es mayor más allá del 24.

Vamos a tener finalmente una discusión entre quienes creen que en el momento de menor poder adquisitivo  de los salarios no hay margen para pedirle más sacrificios a la sociedad y quienes creen que sin ajuste inmediato, nada es posible. “

        OOOOO

Esto que leí de Hugo Haime me afirma en una percepción que sostengo desde hace meses: hay mucho espacio para la irrupción de figuras y discursos nuevos, apoyadas más en el sector empobrecido de nuestra sociedad, que en el que ya era pobre diez años atrás.

Es cierto que el fenómeno Javier Milei parece llenar algunas condiciones, pero su discurso- liberal de Chicago,carente de cualquier apelación a lo  nacional- tiene poca relación con las opiniones concretas de la mayoría de la sociedad, aún los que dicen que lo votarían ( ver encuestas). Tampoco resuena con los nacionalismos antiglobalistas que hoy se manifiestan en el mundo.

De todos modos, el interés que nos puede despertar la aparición de fenómenos nuevos, no debe hacernos menospreciar  la vigencia y el vigor de las identidades políticas que  hoy existen.


En realidad, uno de los puntos más interesantes de este texto de Haime es que muestra cómo las distintas miradas sobre el Día de la Memoria expresan no solo a distintas generaciones sino también a identidades políticas. 

Este viernes señalé en las redes sociales como la movilización por el 24 de Marzo estuvo protagonizada en gran parte por sectores políticos,gremiales y de movimientos sociales que se identifican con el liderazgo de Cristina Kirchner ( sin negar la presencia de partidos de izquierda y también de los que dan testimonio sin asumir un compromiso político específico).

Esto se hizo evidente este año porque otras expresiones políticas que en el pasado movilizaron – peronismo no K, radicalismo – esta vez no lo hicieron. Probablemente evalúan que sus votantes tienen otras prioridades.

 
Es obvio , entonces,que el kirchnerismo -que surge a partir de 2003 y toma su identidad definitiva en 2008 como una expresión distintiva del peronismo- sigue vigente y con capacidad de movilizar. 


Ese Kirchnerismo es una de las expresiones en la que hoy se manifiesta la identidad peronista. Y esa identidad que no solo  política, sino también social y hasta cultural.Se  puede percibir en la periferia de nuestras  grandes urbes y la Argentina profunda.  

Por supuesto, también está vigente la otra identidad que nace junto con el peronismo en 1945, el antiperonismo, que también se revitalizó a partir de 2008. Hoy es mayoritaria en la Argentina próspera,CABA, gran parte de la pampa húmeda. Su sentido no se basa solo en intereses económicos, es “antipersonalista”.


Lo realmente interesante, por imprevisible, es cómo van a interactuar las realidades políticas nuevas-¿Liderazgos emergentes?- si no es en este turno electoral, seguramente para el próximo, con esas fuerzas y realidades vigentes. ¿Romperán el empate hegemónico de las dos Argentinas?


El que viva lo verá.

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