La escasez de bastones de mariscal

Empiezo como de costumbre con una aclaración. Cuando Napoleón decía «Cada uno de mis soldados lleva el bastón de mariscal en su mochila» comunicaba algo muy concreto, y real. Cualquier soldado de la Grande Armée podía a llegar al rango más altó por méritos. En el mundo militar, expresaba la síntesis napoleónica de los logros de la Revolución Francesa: «la carrera abierta a los talentos». Ya no había privilegios de sangre, y los más altos cargos no estaban reservados a la aristocracia.

(Y sí, Napoleón era meritócrata. La estupidez de algunos comunicadores de Este Lado ha conseguido que, por ejemplo, la bandera del mérito y del esfuerzo la levante desde el Otro Lado un heredero bastante torpe y holgazán de una de las fortunas más grandes del país).

Ahora, una aclaración de la aclaración, creo que necesaria. El rango más alto al que se refería Bonaparte era el de mariscal. El de emperador lo tenía él, y ese puesto no estaba incluido en la convocatoria.

De la misma forma, cuando Perón parafraseaba a Napoleón «si cada peronista lleva el bastón de mariscal en su mochila, está en sus manos y en su capacidad, el hacerse digno de empuñarlo con honor y beneficio», se refería a los cargos más altos en el Estado y en el movimiento peronista. El de conductor, era suyo.

Todo esto me sirve para subrayar que cuando Cristina Fernández de Kirchner cita lo del bastón de mariscal (me permito señalar que muchos jóvenes no adoctrinados no tienen idea de qué hablaba), no se refiere al liderazgo político. No hay ninguna indicación que ella esté dispuesta a abandonarlo.

¿La vicepresidenta hablaba de la capacidad de movilizar a las masas? La que la demostró recientemente, es la Selección Argentina, sin ningún contenido político. Los gremios grandes y los movimientos sociales (los sindicatos de quienes no tienen empleo formal) tienen esa capacidad, generalmente cuando la usan para los intereses de sus miembros.

CFK convocó a una movilización política a 90 días, para el 24/3/23, a 47 años del golpe del ´76. Pero para esa fecha la campaña electoral no estará más intensa que ahora, pero sí más concreta. Los pingos estarán en la cancha.

Me parece evidente que la preocupación de Cristina con los bastones de mariscal pasa por encontrar un candidato presidencial competitivo (que le resulte al menos aceptable) para el peronismo y el frente que este encabezará. En realidad, es la preocupación de todos los peronistas, en particular de aquellos que aspiran a que los voten el año que viene.

Para CFK no es una situación nueva. En 2015 estaba claro que Daniel Scioli no la entusiasmaba, pero -hay registros confiables que lo reconoció ante su círculo más cercano- en el sector más kirchnerista del peronismo no había nadie en condiciones de ganar la elección. No parece haber sido un juicio equivocado: el Frente para la Victoria ganó en 1ra. vuelta, y la diferencia por la que perdió el balotaje fue muy pequeña.

Es concebible que con algunas decisiones distintas -si Florencio Randazzo hubiera aceptado ser el candidato a gobernador en Buenos Aires y evitado una interna cruel, por ejemplo- la historia habría sido distinta.

Y sobre la candidatura de Alberto Fernández en 2019 hay juicios encontrados, pero el hecho indiscutible es que ganó la elección.

Llegamos así al tema del título: la escasez de bastones de mariscal en el peronismo. Dije muchas veces en este blog que -por toda la abundancia de críticos de CFK en la dirigencia peronista- es llamativo que a partir de esa derrota de 2015 no surgieron en siete años nuevos aspirantes a un liderazgo nacional de lo que sigue siendo la fuerza política más importante del país.

Es cierto que el desafío es difícil. Hace 3 años, después de un gobierno fracasado -en sus propios términos- de Mauricio Macri, el Frente de Todos obtuvo el 48+ % de los votos, y la fórmula Macri-Pichetto el 40+ %. Hay una fuerte desconfianza / rechazo al peronismo en gran parte de la sociedad argentina. Y no parece que haya disminuido en estos tres años…

Pero es posible escuchar la voz del Padre de la Patria diciendo a los congresales en Tucumán «¡Ánimo, que para hombres de coraje se han hecho las grandes empresas!» (como era un hombre atento a las luces de su tiempo, hoy habría agregado «y mujeres de coraje»).

Como sea, el Frente de Todos o la coalición que ocupe su espacio -el de la desconfianza / rechazo a la experiencia macrista, que también es muy importante- debe llevar un candidato/a a la presidencia, o se reducirá a una expresión testimonial, de lo que el peronismo tiene poca vocación. La danza de ambiciones y temores en estos meses será… interesante.

Ahora, la experiencia con Alberto Fernández hace dudar de las chances en 2023 de una candidatura que no haya construido un liderazgo político previo. El que viva, lo verá.

Feliz año nuevo, compatriotas.

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