Una buen parte de lo que digo arriba son pavadas. No todo, porque uno es prudente. Pero cometí un error muy elemental: creí que porque todas las encuestas decían cosas parecidas (ver aquí), el promedio era probablemente cierto. No es así: lo que hacían es reproducer el sesgo. Repetiré el sabio consejo del filósofo Tony Montana «No consumas de tu propia mercadería».
Ahora, es interesante analizar ese sesgo, y dónde se produjo. El % de votos para Lula en la elección no difiere mucho del que le daba el promedio de las encuestas: está dentro del error normal. Pero salta a la vista que subestimaron, por mucho, los votantes de Bolsonaro, como ya apuntó el legendario bloguero Mendieta.
No tengo todavía datos precisos, pero mi impresión es que ese sesgo se reprodujo en la estimación de los votantes de los aliados de Bolsonaro sobre los de Lula en las elecciones a gobernador de la mayoría de los estados donde se daba este enfrentamiento.
¿Que nos dice esta elección sobre el futuro de Brasil, de la América del Sur? Bueno, estimados y estimadas, a partir de esta noche se verán abrumados por sesudos análisis. Empiezo yo, con mis impresiones, probablemente equivocadas: será un octubre largo y estresante. Los políticos harán declaraciones y alianzas, y muy pocos votantes, si alguno, las tomará en cuenta. En mi opinión, no importará mucho quien gane el 30. No tendrá mucho poder: Lula deberá hacer aún más concesiones y acuerdos. Pero también Bolsonaro. Si no ahora, después del 30, si gana. El árbitro, el lugar donde deberán negociarse todas las medidas importantes, será el Congreso, el que destituyó a Dilma y recortó los impulsos de Bolsonaro. Con una fuerte presencia del Poder Judicial, el que impulsó el Lava Jato, mandó a la cárcel a Lula y luego lo liberó y lo puso en condiciones de ser candidato.
Esos lugares de poder ya existían. Lo que habrá disminuido es el del que salga presidente. El liderazgo de Lula no garantizó la derrota de Bolsonaro. El del Bolso, no garantizó la derrota de Lula. No garantizarán triunfos electorales.
Eso sí, más allá de los políticos, más allá aún de los liderazgos desgastados, hay una sociedad, la brasileña, amargamente dividida aproximadamente por la mitad. Lo vemos en Argentina, y también en EE.UU. Como es un blog personal, y no un análisis sociológico -ya van a leer muchos- termino con unas líneas de poesía, Yeats, que leí hace mucho tiempo y no sé porqué me vienen a la memoria (recién se las infligí a unos amigos) «what rough beast, its hour come round at last, slouches towards Bethlehem to be born?».