Pandemia, educación y economía. Un posteo superficial

Aclaro que todos mis 5.296 posteos son superficiales, salvo rarísimas excepciones. Pero este surge de la necesidad de explicar un tweet mío, así que es superficial al cuadrado.

Dije hace un rato: «Una reflexión desubicada y soberbia. O sea, para twitter. Esta pandemia es 1 ocasión extraordinaria p rediseñar 2 cosas fundamentales y muy atrasadas: el sector público de la economía y la educación«. Y agregué «La pena es q coincide con -salvo 1/2 docena de excepciones- en el país y en el mundo c el liderazgo político y el análisis intelectual más mediocre de los últimos 200 años».

Lo del sector público de la economía no debería ser necesario aclararlo: su crecimiento -en muchos casos, desordenado- es un dato de la realidad, que se puede apreciar en todos los países. Además, estamos asistiendo a un fenómeno sorprendente, que se podría llamar «la privatización parcial de lo público». Ese sector incluye ahora a las ONGs, de las cuales unas cuantas son más poderosas que los Estados de muchos países pobres.

Eso sí, hay un fenómeno socio-económico-tecnológico que hace que este crecimiento aparezca incontenible: en las sociedades que estudiaron los economistas clásicos (incluyo a Marx en esa tribu) la clave era organizar el trabajo de las mayorías para acumular riqueza (como inversión o consumo suntuario). En la actual… el trabajo es, cada vez más, algo que hacen las minorías. Le cae al sector público ver qué se hace con las mayorías…

Lo que esta pandemia obliga, y obligará cada vez con más fuerza, al sector público -sobre todo a los Estados nacionales, que son los que tienen los fierros- a recolectar información, a financiar investigaciones sin uso militar (las que tienen uso militar las financian desde los tiempos de faraones y reyes sacerdotes) y a imponer restricciones. Muchas son boludas, pero todas tienen consecuencias, que obligan a tomar otras medidas…

De la educación no voy a escribir aquí. Hay miríadas de bibliotecas ya escritas, casi todas en un pedagogués insoportable. Sólo voy a señalar que actualmente los párvulos pueden acceder y acceden al 98% de la información que necesitan o se les ocurre a través un aparatito que la mayoría tiene en su bolsillo: el celular. Lo mismo que los adultos. Entonces las escuelas cumplen la función de guardería y socialización, pero tienen lo organización y currícula de los tiempos de Sarmiento. Con menos disciplina y salarios docentes más bajos, eso sí.

Lo que dije de los liderazgos… es también un dato de la realidad. Sólo agrego que yo no soy un líder; comparto la mediocridad de los liderados.

Pero puedo encontrar una excusa para los líderes que tenemos: en la última generación se han dejado caer algunas ideas básicas sobre el poder político y el Estado que en Occidente empezaron a desarrollarse con Maquiavelo (en China la escuela legalista las discutía 2 mil años antes; tal vez por eso ahí compran menos buzones).

No estoy diciendo que ahí está incluida toda la Realidad humana. Por cierto, no lo está. Pero son conceptos que los gobernantes (y toda persona culta; leer la correspondencia de San Martín) tenían en su cabeza. Hoy, el discurso político varía entre un democratismo santurrón que le habría provocado risa a Lincoln, o un marxismo diluido y sentimental que le habría provocado vómitos a Marx.

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